Capítulo 10
El obtener la vida eterna
como individuos en nuestra dispensación
Hasta ahora en este libro, hemos visto cómo por medio de la caída, todos nosotros hemos venido a este mundo habiendo perdido la gloria que teníamos al vivir con nuestro Padre Celestial, en la vida pre-mortal. Y hemos visto como, a través de sus profetas, Dios ha enseñado a sus hijos e hijas el plan de redención por el cual, gracias a la redención de Jesucristo, todos podemos sobreponernos a la muerte temporal así como a la muerte espiritual.
Más específicamente, hemos visto que por nosotros mismos, no podemos redimirnos de estas dos muertes. Pero Cristo murió por nosotros. A causa de este sacrificio supremo, al demostrar la fe y el arrepentimiento que salva, al bautizarnos por el agua, al hacer todo lo posible para obtener la purificación de nuestros cuerpos y espíritus, al ganar una porción de lo celestial en nuestra vida, seremos bautizados por el fuego del Espíritu Santo. Así naceremos de nuevo, obtendremos un cambio de corazón que elimina el «hombre natural,» y el Espíritu Santo será nuestro compañero constante. Entonces podremos entrar en la gloria celestial, limpios de todo pecado. Y si perseveramos hasta el fin, haremos firme nuestra vocación y elección, ganaremos la vida eterna, y podremos ser dioses y tener simiente eterna.
Así las escrituras nos han proveído con el mapa del camino a la salvación. Pero ahora necesitamos comprender lo que cada uno de nosotros debemos hacer para alcanzar el nivel de virtud necesario para ganar la exaltación, como individuos y como pueblo de Dios. En este capítulo, buscaremos entender, por medio de las escrituras, lo que debemos hacer para obtener nuestra salvación y exaltación individual.
Estudiaremos las escrituras para entender los requerimientos de salvación y exaltación, comparando la ley de Moisés con la ley de Cristo, ya que esta ley establece las condiciones para ganar la santificación. Así podremos saber más específicamente lo que debemos hacer, como miembros de la iglesia de Cristo en esta dispensación, para estar listos cuando Jesús venga por segunda vez, en toda su gloria.
CONDICIONES PARA RECIBIR SALVACIÓN Y EXALTACIÓN INDIVIDUAL
Las escrituras claramente enseñan que por nosotros mismos, no podemos volver a Dios. Pero también enseñan que la fe sin obras no salva y que debemos ganar e! derecho de recibir la gracia por medio del esfuerzo personal en e! proceso de volvernos perfectos como Dios y su hijo Jesucristo.
Por eso nuestro Padre Celestial nos ha proveído con dos tipos de leyes que pueden guiar nuestras vidas y ayudarnos a alcanzar dos niveles de perfección y dos niveles de gloria. La primera ley es la ley de Moisés, la ley preparatoria, la ley dada a Israel en el monte Sinaí. La segunda es la ley de Cristo, la ley de amor, la ley de salva.
A. LA LEY DE MOISÉS
En los capítulos 20 a 23 del libro de Éxodo, Jehová presenta el evangelio preparatorio, el evangelio que corresponde al sacerdocio de Aarón, y que establece la primera ley del cielo, la ley de obediencia. Y lo hace por medio de los diez mandamientos y de una lista de estatutos legales que enseñan no solamente sobre los pecados que debemos abandonar para dejar el mundo telestial, sino básicos principios de interacción que facilitan el establecer un nivel de vida más terrestre.
El campo de Israel se junta al sonido fuerte de una trompeta y Jehová visita a los Israelitas con el sonido de una bocina muy fuerte, desde una nube espesa en la cima de una montaña que humea en medio de truenos y relámpagos. (Ex 19:16-20) El pueblo de Moisés se asusta. No estando santificados, no pueden estar donde esta Dios. De hecho, la mayoría de ellos ni siquiera quieren ver al Señor. No quieren hablarle. Quieren que Moisés actué como mediador. (Ex 20:18-21)
Así, incapaces de comunicarse más directamente con Jehová, e incapaces de recibir una ley más alta, obtienen a través de Moisés el Decálogo, los diez mandamientos básicos del evangelio. Cuatro de estos mandamientos proveen lo menos que debemos hacer para guardar una relación aceptable con Dios. Y seis de ellos nos ayudan a evitar conflictos telestiales en nuestras relaciones humanas.
EN RELACIÓN CON DIOS, según la ley de Moisés, debemos al menos:
- No adorar a dioses ajenos.
- No hacer imágenes para adorar.
- No tomar el nombre de Jehová en vano.
- Guardar un día de reposo para adorar a Dios.
EN RELACIÓN CON NUESTROS PROJIMOS, la ley de Moisés al menos requiere:
- No matar.
- No cometer adulterio.
- No robar o hurtar.
- No dar falso testimonio.
- No codiciar.
- Honrar a nuestros padres.
Además Jehová provee a los Israelitas con reglas de conducta y estatutos legales que (propiamente usados) establecen entre ellos un medio ambiente más pacífico, más justo, más humano, y con menos pobreza que otros pueblos de la tierra. A su vez, estos estatutos y reglas tienen sus raíces en la LEY DE RESTITUCIÓN que declara:
.. .vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie, quemadura por quemadura, herida por herida, golpe por golpe. (Ex 21:24-25)
Esa ley que, a primera vista, puede parecer dura y burda, de hecho demuestra gran sensibilidad. Ciertamente es sensitiva a las víctimas que son indemnizadas por el daño incurrido. También es sensitiva a los acusados cuyo intento es tomado en cuenta. Además, nos sensibiliza a la necesidad de adquirir respeto hacia Dios, sólidos principios de justicia y equidad, y un sentido de responsabilidad por la propiedad, la seguridad y la vida de nuestros semejantes.
Según la ley de Moisés, crímenes de violencia, crímenes en contra de personas, y crímenes en contra de Dios deben ser penalizados muy severamente.
PENA DE MUERTE (VIDA POR VIDA) SE DA:
| Al que ofrece sacrificios a otros dioses. | Ex 22:20 |
| Al que hiere a alguno haciéndole así morir; al que mata con alevosía. | Ex 21:12 Ex 21:14 |
| Al que roba una persona para venderla como esclavo. | Ex 21:16 |
| Al dueño que permite que su buey, conocido como corneador, mate a una persona. | Ex 21:29 |
| A la hechicera, y al que manifiesta severos problemas sexuales. | Ex 22:18 |
| Al que hiere a su padre o a su madre, | Ex21:15 |
| o al que maldijere a su padre o madre. | Ex21:17 |
El robar se castiga por medio de aumentar muchas veces el precio de la restitución.
EL HURTO DEMANDA RESTITUCIÓN MÚLTIPLE:
| Si una persona se roba un buey o una oveja para vender o degollar, debe pagar cinco bueyes o cuatro ovejas. | Ex 22:1 |
| Si plata o alhajas son robadas, el ladrón pagará doble. | Ex 22:7 |
Típicamente, si el daño fue ocasionado por accidente, no hay castigo, pero la propiedad debe ser restituida.
EN CASO DE ACCIDENTE, LA PERDIDA SIMPLEMENTE SE RESTITUYE:
| Si al reñir, un individuo hiere a otro, el culpable debe pagar por la pérdida de trabajo y para la curación. | Ex 21:18-19 |
| Si accidentalmente alguien quema un campo ajeno, el culpable paga lo quemado. | Ex22:6 |
| Si un buey se cae en un pozo abierto, el dueño del pozo paga por el animal y se queda con el cuerpo. | Ex 21:33-34 |
Si hay desacuerdo, el caso se presenta públicamente, y los jueces deciden. Y si hay fraude, el culpable tiene que pagar doble.
EN CASO DE DESACUERDO, LOS JUECES HACEN UNA DECISIÓN:
| Si un animal confiado a otro se lastima o muere sin que nadie se de cuenta, el dueño tendrá que aceptar ese hecho y el otro no tendrá que pagar. | Ex 22:10-11 |
| Si el animal fue matado por fiera, testimonio será mostrado, y no pago es necesario. | Ex22:13 |
| Pero si el animal fue hurtado, el que debía guardar el animal tendrá que indemnizar al dueño. | Ex 22:12 |
| Y si hubo fraude, el dueño será pagado doble. | Ex 22:9 |
Por medio de esas y muchas otras reglas muy específicas (Ex 22-23), Jehová enseña a Israel la necesidad de ser honestos para con otros.
ADEMAS, EL SEÑOR DESEA QUE SEAMOS HONESTOS, JUSTOS, EQUITATIVOS E IMPARCIALES EN TODO LO QUE HAGAMOS:
| Debemos retornar el animal extraviado de nuestro enemigo y debemos ayudar al animal caído debajo de su carga, aún si pertenece a alguien que nos aborrece. | Ex 23:4-5 |
| Cuando prestamos dinero a un pobre, no debemos imponer usura. | Ex 22:25 |
| Si tomamos en prenda el vestido de otro, a la puesta del sol debemos devolverla. | Ex22:26 |
| Debemos alejarnos de la palabra de mentira. | Ex 23:7 |
| No debemos aceptar rumores falsos y no debemos testificar falsamente. | Ex 23:1 |
| No debemos injuriar a los jueces, ni maldecir al príncipe de nuestro pueblo. | Ex 22:28 |
| Y no debemos recibir presentes porque el presente ciega a los que ven, y pervierte las palabras de los justos. | Ex 23:8 |
Y finalmente, Jehová establece el comienzo de un plan de bienestar muy efectivo que, entre muchas otras cosas, incluye el dejar la tierra descansar el séptimo año, para que coman los pobres. Ex23:10-11
Aún así, esa ley de los mandamientos carnales que nos ayuda a dejar al mundo telestial, no tiene el poder de llevarnos al reino celestial. Según Pablo, el problema es que, por sí misma, la ley del mandamiento NO perfecciona, y por eso es débil e ineficaz para salvar. (He 7:16-19) Y su mayor función es el prepararnos para la ley más alta de Cristo. (DyC84:25-28; Ga3:24)
Esto es claramente confirmado por el hecho que las promesas por obedecer la ley de Moisés no son promesas de gloria eterna. Solamente son promesas de bendiciones temporales.
SI SERVIMOS A JEHOVA Y NO NOS REBELAMOS EN CONTRA DEL ÁNGEL QUE EL NOS ENVÍA:
| Jehová bendecirá nuestro pan y nuestras aguas, y quitará toda enfermedad de entre nosotros. | Ex 23:25 |
| Las mujeres no abortarán y no serán estériles, y nuestras vidas no serán acortadas. | Ex23:26 |
| Jehová será el enemigo de nuestros enemigos, y afligirá a los que nos afligen. | Ex 23:20-22 |
| Y las tierras serán liberadas para Israel. | Ex 23:27-33 |
La ley de Moisés es una ley muy superior a las leyes establecidas por los hombres. Nos enseña que si queremos paz, salud y satisfacción, dentro de una sociedad de orden y prosperidad, debemos al menos, (1) respetar el poder de Jehová quien ha creado este mundo; (2) evitar ciertos actos telestiales; y (3) ser honestes, justos, equitativos, e imparciales en nuestras transacciones con nuestros semejantes.
Esta ley tal vez nos prepare para la gloria terrestre, pero por si sola, NO salva. NO promete que nos puede santificar y purificar. NO promete que nos puede ayudar a llegar a ser como Dios y como Jesucristo. NO promete que nos puede preparar para vivir con Dios en su gloria celestial. En cambio, la ley de Cristo nos instruye, paso a paso, en todo lo que debemos hacer para volver a Dios.
B. LA LEY DE CRISTO
En el capítulo anterior, hemos visto como muchas escrituras se refieren a! proceso de nacer de nuevo, de ser bautizado por el fuego y el Espíritu Santo, de ganar santificación, purificación, conversión, un cambio de corazón y la vida eterna. Vimos que el obtener estas cosas son mandamientos de Dios. Y vimos que podemos obtener el don del Espíritu Santo si tenemos fe, si nos arrepentimos, si tratamos de purificarnos, y si tenemos esperanza de ganar salvación por medio de! sacrificio de Cristo. Cuando ganamos esta santificación, recibimos la plenitud del don de caridad y un gozo divino. Y si perseveramos hasta el fin, podemos hacer firme nuestra vocación y elección y alcanzar deidad.
Para ayudarnos a entender todo lo que nos es requerido, por medio de sus profetas, el Señor nos da instrucciones aún más específicas. Para ganar el don del Espíritu Santo, la santificación y el cambio de corazón, debemos hacer mucho más que simplemente obedecer la ley de Moisés. Debemos hacer mucho más que respetar a Dios y a los derechos de nuestros semejantes.
De hecho, las escrituras nos dicen que para ganar salvación, debemos, PRIMERO: acercarnos a Dios, amarlo tanto que abandonamos nuestros pecados y al mundo, obedecemos todos sus mandamientos y hacemos toda su voluntad, aceptando tribulaciones sin rebelarnos en contra de él. SEGUNDO, debemos desarrollar el don de caridad, el amor de Cristo hacia nuestros semejantes. Y cuando hemos alcanzado este grado de perfección, hemos pasado la prueba de Dios, la prueba para la cual todos venimos a este mundo: «para ver si harán todas las cosas que el Señor su Dios les mandare.» (Abraham 3:25)
PRIMER REQUISITO: ESTABLECER UNA RELACIÓN PERSONAL CON DIOS EL PADRE, Y CON NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO.
NOS SANTIFICAMOS, NACIMOS DE NUEVO, RECIBIMOS EL DON DEL ESPÍRITU SANTO Y SOMOS SALVOS SI CREEMOS Y PONEMOS NUESTRA FE EN DIOS Y EN CRISTO:
| Si ejercitamos nuestra fe, | Jar 1 :4; Hch 15:9 |
| fe en el Señor, y fe en las palabras de los que son purificados en el Señor. | 3Ne 19:28 |
| Si creemos que Dios existe, que creó todas las cosas, que tiene toda sabiduría y poder. | Mos 4:9 |
| Si buscamos a Dios diligentemente; | 1Ne 10:17 |
| si lo amamos con todo nuestro poder, alma y fuerza; | DyC 76:116 Moro 10:32-33 |
| si clamamos fervientemente al Padre en el nombre de Cristo. | Morm9:6 |
| Si creemos en el Señor, y en sus palabras; | Jn 1 7:1 7-20; 7:38-39 DyC5:16 |
| Si ejercitamos nuestra fe, | Jar 1:4 |
| fe en Cristo y en el Padre, | 3Ne 11:35 |
| fe en Cristo que vino al mundo, | Mos 4:3 |
| fe que Jesús es el Cristo, nacido de Dios, | 1 Jn 5:1 |
| el Mesías, el Hijo de Dios. | 1Ne 10:17 |
| Si desarrollamos el grado de fe ejercitado por el hermano de Jared, el que vio el dedo del Señor; | Et 4:7 Et 3:6 |
| de quien el Señor dijo: «jamás ha venido a mí un hombre con tan grande fe como la que tu tienes;» | Et 3:9 |
| a quien el Señor reveló su futura venida al mundo como Jesucristo; | Et3:14 |
| a quien fue dado, en ese momento, la promesa de redención y exaltación. | Et 3:13 |
SI VENIMOS A DIOS Y CRISTO CON COMPLETA HUMILDAD:
| Si somos humildes, | 1P5:5-6; Stg4:10 |
| suficientemente humildes, | Al5:27 |
| sin engaño ante Dios. | DyC 124:97;67: 10-11 |
| Si ganamos humildad, ayunando y orando; | Al5:54; Hel3:35 |
| Si somos humildes de corazón, llenos de mansedumbre, | Mos4:2; Moro8:26 |
| entregando nuestro corazón a Dios. | Hel3:35 |
| Si admitimos nuestra debilidad, | Et12:37 |
| y reconocemos ser pobres en espíritu. | Mt 5:3 |
| Si reconocemos la bondad, el poder, la sabiduría, paciencia y longanimidad de Dios, así como la expiación preparada desde la fundación del mundo para nuestra salvación. | Mos 4:6 |
| Si reconocemos la grandeza de Dios y nuestra nulidad, humillándonos en las profundidades de la humildad. | Mos 4:11 |
| Si tenemos el corazón quebrantado y el espíritu contrito. | 3Ne9:20;12:19-20 2Ne2:7; Sal34:18 Is 57:15; DyC56:18 3Ne11: 35-37 |
SI DEJAMOS ATRÁS NUESTROS PECADOS, NOS ARREPENTIMOS, NOS BAUTIZAMOS Y NOS PURIFICAMOS ANTE DIOS:
| Si creemos en Cristo, nos arrepentimos de nuestras transgresiones y nos bautizamos. | 3Ne 11:35-37, 27-20 Hch 2:38; Moisés 6:52 |
| Si confesamos nuestros pecados. | 1Jn1:9 |
| Si abandonamos nuestros pecados y nos humillamos ante Dios pidiendo con sinceridad de corazón que él nos perdone. | Mos4:10 |
| Si nos arrepentimos y nos volvemos como un niño pequeñito, | 3Ne11:35-38 |
| si recibimos la plenitud del evangelio, | DyC39:18 |
| si obramos rectamente ante Dios, | Al3:10 |
| si hacemos las cosas que lo hemos visto hacer, | 2Ne31:18 |
| si nos purificamos ante nuestro Señor. | DyC 76:116 |
SI ABANDONAMOS AL MUNDO Y NOS DEDICAMOS COMPLETAMENTE A DIOS:
| Si no elevamos nuestras almas a cosas vanas | Sal 24:4 |
| Si vencemos al mundo. | 1Jn 5:1-5 |
| Si ofrecemos a Dios nuestras almas enteras como ofrenda, continuando ayunando y orando, | Om 1:26 |
| llevando el yugo del Señor, | Mt 11:29 |
| dando nuestra propia vida. | Le 17:33; DyC 98:13 |
SI OBEDECEMOS TODOS LOS MANDAMIENTOS DE DIOS:
| Si quitamos la iniquidad de nuestras obras y dejamos de hacer lo malo, | Is 1:16-18 |
| si nos abstenemos de toda impiedad. | Moro 10:32 |
| Si magnificamos los dos sacerdocios. | DyC 84:33 |
| Si purificamos nuestra mente y conciencia; | Tit 1:15 |
| si nos limpiamos de toda iniquidad, | Jer4:14 |
| de carne y espíritu, perfeccionando nuestra santidad. | 2Co 7:1 |
| Si cuidamos de nuestros pensamientos, palabras y obras, observando los mandamientos de Dios. | Mos 4:30 |
| Si obedecemos al Señor, | Hch 5:32 |
| y aprendemos a hacer el bien; | Is 1:16-18 |
| si somos dignos, | DyC 105:35-36 |
| justos, | 1 Jn 2:29 |
| oyendo y guardando la palabra de Jehová. | DyC 29:1 7; 136:37 Sal 119:9 |
| Si hacemos sacrificios al obedecer. | DyC 132:49-50 |
| Si nos perfeccionamos en Cristo, | Moro 10:32-33 |
| hasta ser perfectos como nuestro Padre en los cielos. | Mt5:47;3Ne 12:48 |
SI ACEPTAMOS LAS TRIBULACIONES DE DIOS SIN REBELARNOS:
| El Señor nos informa que a veces es necesario que su pueblo sea castigado hasta que aprenda la obediencia por medio de las cosas que padece, | DyC 105:6 |
| para no perecer en la maldad. | DyC 61:8 |
| Porque su pueblo debe ser probado en todas las cosas, a fin de estar preparados para recibir la gloria de Sión. Y el que no aguanta el castigo, no es digno de su reino. | DyC 136:31 |
| De hecho, a veces, el Señor nos castiga hasta que triunfemos y nos purifiquemos, | DyC90:36 |
| porque a los que ama también castiga para que les sean perdonados sus pecados. | DyC95:1 |
| Los que lloran (en justicia) serán santificados. | Moisés 7:45 |
| Y recibirán una gloriosa resurrección: los que han emblanquecido sus ropas en la sangre del Cordero en el proceso de pasar por la gran tribulación, | Ap7:13-14 |
| así como los que padecieron tribulaciones en el nombre de su Redentor, ofreciendo un sacrificio similar al gran sacrificio del Hijo de Dios. | DyC138:12-13 |
| Por eso no debemos obstinarnos ni negar, ni endurecernos en contra del Señor. Al contrario, | DyC112:13 |
| debemos poner nuestra confianza en él aun cuando nuestra paciencia y fe están probadas. | DyC101:5 Mos23:21-22 |
SEGUNDO REQUISITO: DESARROLLAR EL AMOR PERFECTO DE CRISTO HACIA NUESTROS PROJIMOS,
SI AMAMOS Y PROTEGEMOS A NUESTRAS FAMILIAS:
| Si cuidamos de nuestros hijos, protegiéndolos del hambre y del frío, impidiéndoles que quebranten las leyes de Dios, que riñan entre ellos, o que sirvan al diablo. | Mos 4:14 |
| Si enseñamos a nuestros hijos que anden por vías de verdad y cordura, que se amen y sirvan uno al otro. | Mos14:1 5 |
SI SOMOS JUSTOS CON NUESTROS PRÓJIMOS:
| Si devolvemos lo prestado a nuestros vecinos. | Mos4:28 |
| Si restituimos al agraviado, amparamos a la viuda, y somos justos con el huérfano. | Is1:17 |
| Si no juramos con engaño. | Sal24:4 |
| Si nos despojamos de todo celo y temor. | DyC 67:10 |
| Si vivimos pacíficamente, sin injuriarnos el uno al otro, dando a cada uno según le corresponda. | Mos 4:1 3 |
SI AYUDAMOS A NUESTROS PRÓJIMOS:
| Si pagamos nuestros diezmos, | DyC 64:23 |
| y si proporcionamos a nuestro profeta todo lo que necesite para cumplir la obra de Dios. | DyC 43:13-14 |
| Si somos celosos de buenas obras, | Tit 2:14 |
| si socorremos a los que necesitan, impartiendo de nuestros bienes al necesitado, respondiendo al mendigo sin echarlo para que perezca. | Mos 4:1 6 |
| Si damos de nuestros bienes al pobre, según lo que tenemos, | Mt 19:21 |
| si vestimos al desnudo, si visitamos al enfermo, ministrando espiritual y temporalmente, según sus necesidades, con prudencia y orden. | Mos 4:26-27 |
SI DEMOSTRAMOS EL AMOR DE CRISTO HACIA NUESTROS PRÓJIMOS:
| Si nos instruimos y edificamos unos a otros sobre la ley de la iglesia. | DyC43:8-10 |
| Si nos amamos unos a otros, porque el amor es de Dios. | 1Jn4:7 |
| Si tenemos amor fraternal no fingido y nos amamos unos a otros entrañablemente, de corazón puro. | 1 P 1:22-23 |
| Pidiendo a nuestro Padre con toda la energía de nuestros corazones, que seamos llenos del amor que fue otorgado a los discípulos verdaderos de Cristo. | Moro 7:48 |
| Si dejamos que la virtud engalane nuestros pensamientos y que nuestras entrañas se llenen de caridad hacia la familia de fe y para todos. | DyC 121:45-46 |
En resumen, podemos ser santificados y ganar entrada en la gloria celestial si:
- ESTABLECEMOS UNA RELACIÓN MUY CERCANA Y MUY PERSONAL CON DIOS Y CON SU HIJO JESUCRISTO:
por medio de tener fe y demostrar completa humildad (incluyendo un corazón quebrantado y un espíritu contrito), de ser totalmente fieles y dedicados a Dios y de abandonar al mundo y al pecado, y de obedecer los mandamientos de Dios, aun en medio de grandes tribulaciones.
- DESARROLLAMOS AMOR Y SERVICIO PARA CON NUESTROS SEMEJANTES:
por medio de ser justos y generosos para con nuestros familiares y nuestro prójimo, al punto de voluntariamente sacrificarnos como Cristo lo hizo para que todos ellos tengan una oportunidad más grande de ganar la vida eterna. Generalizando, podemos concluir que el alcanzar la santificación demanda que vivamos de acuerdo con los dos mayores mandamientos que Jesús nos dio:
- amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento.
- el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que estos. (Mr 12:30-31)
Porque si amamos a Dios, obedeceremos sus mandamientos. (Jn 14:15)
Así la ley de Cristo, la ley que salva, ciertamente incluye los diez mandamientos, pero requiere mucho más. Requiere una dedicación total a Dios y a su reino, una OBEDiENCÍA total no solamente a la letra de la ley, sino al espíritu de la ley así como a la voluntad de Dios. Y requiere el AMOR de Cristo (el amor que sacrifica, el amor que salva), el amor que se necesita para ayudar a todos los hijos de nuestro Padre Celestial para que todos ganemos la exaltación.
EL SERMÓN DEL MONTE
De esta misma manera Jesús, en el Sermón del Monte, expresa que (1) su ley es una extensión gloriosa de la ley de Moisés; que (2) los santos deben demostrar una constante dedicación y obediencia hacia Dios; que esa dedicación y obediencia debe llevarnos a (3) demostrar un amor constante hacia nuestros semejantes; y que (4) cuando problemas o persecusiones vienen, Dios nos guiará y, si perseveramos, nos glorificará.
EN EL SERMÓN DEL MONTE, CRISTO EDIFICA SOBRE LA LEY DE MOISÉS:
| No debemos matar. . . además, ni siquiera debemos guardar enojo en contra de otros. | Mt 5:21-26 |
| No debemos cometer adulterio. .. además, no debemos ni codiciar. | Mt 5:27-30 |
| Podemos obtener un divorcio, pero la única válida razón por la cual podemos divorcionarnos es fornicación o adulterio. | Mt5:31-32 |
| Por supuesto, debemos cumplir con nuestros juramentos; pero aun mejor es no jurar y simplemente, cumplir con todas nuestras palabras. | Mt 5:33-37 |
| Debemos ir más allá de la ley de retribución: no debemos resistir lo malo o entrar en pleitos judiciales. Debemos amar a nuestros enemigos, | Mt 5:38-48 |
| y debemos perdonar a todos por sus ofensas. | Mt 6:14-15 |
DEBEMOS SER TOTALMENTE DEDICADOS A SERVIR A DIOS:
| Debemos orar y ayunar en secreto, para complacer a nuestro Padre Celestial, no al público. | Mt 6:1-13, 1 6-18 |
| Debemos despreciar las riquezas y acumular tesoros en el cielo. | Mt 6:19-21, 24 |
| No debemos juzgar a los demás porque debemos perfeccionarnos primero, pero tampoco debemos dar lo santo a los que no lo aprecian. | Mt 7:1-6 |
DEBEMOS AMAR A NUESTROS SEMEJANTES PORQUE AMAMOS A DIOS:
| Cristo establece la regla de oro que enseña que debemos hacer a otros lo que nos gustaría que otros nos hagan. | Mt7:12 |
| Debemos ayudar a nuestro prójimo en secreto, primeramente porque queremos complacera Dios. | Mt 6:1-4 |
| Aun así, el mundo notará buenas obras y glorificará a Dios, y los santos serán la sal de la tierra, y la luz del mundo. | Mt 5:13-16 |
A VECES LA VIDA ES DIFÍCIL:
| Por ejemplo, es más fácil seguir el camino que lleva a la perdición que encontrar la puerta estrecha y el camino angosto que lleva a la vida. | Mt 7:13-14 |
PERO A LOS QUE LE SIRVEN, DIOS CUIDA:
| Si pedimos, Dios nos dará, | Mt 7:7-11 |
| y particularmente los que son envueltos en la obra misionera pueden depender enteramente de nuestro Padre Celestial, y él los cuidará. | Mt 6:25-34 |
| Jesús nos da la llave por la cual podemos reconocer falsos profetas: examinen sus frutos. | Mt 7:15-23 |
| Y nos promete que si construimos nuestras vidas sobre los cimientos del evangelio de Cristo, no caeremos. | Mt 7:24-29 |
Y DIOS SALVARA Y EXALTARA:
a los que tienen hambre y sed de justicia,
a los limpios de corazón,
a los mansos,
a los pacificadores,
a los misericordiosos,
a los que lloran,
a los que padecen persecución por causa de la justicia. Mt 5:1-12
Así, vemos que no podemos individualmente entrar en el reino celestial sin haber cambiado nuestra naturaleza humana. (Enseñanzas, p. 51) Todos tenemos que cambiar nuestra manera de vivir para que nuestras debilidades sean cambiadas en fortaleza al humillarnos ante Dios. (Et 12:27) Y debemos tratar cada día de ser más perfectos y más parecidos a Dios y a su hijo Jesucristo. Porque Dios, en su benevolencia, sabe que debemos adquirir !a obediencia y el amor de Cristo para morar felices y en paz entre los que hicieron grandes sacrificios personales al obedecer la voluntad de Dios.
Por otra parte, nuestro Padre Celestial quiere que nos salvemos, y nos da muchas oportunidades para hacerlo. Básicamente, él quiere que tomemos a Cristo como nuestro modelo en nuestras vidas. Quiere que demostremos una actitud constante de respeto, dependencia y humildad hacia él. Quiere que nos demos cuenta de nuestras debilidades humanas. Quiere que aprendamos a hacer lo bueno hacia nuestro prójimo por razones buenas. Quiere que notemos que todas las cosas malas que hacemos todos los días (los enojos, la dureza, la deshonestidad, tendrán que ser pagadas por el sufrimiento de Cristo. . . SI nos arrepentimos. Por eso quiere que tomemos seriamente la necesidad de arrepentimos y cambiar de comportamiento hasta que nuestro corazón sea cambiado. Entonces Dios quiere que mantengamos una actitud constante de arrepentimiento sincero y de humildad (como Nefi demuestra en su Salmo, 2Ne 4:13-35), porque nuestra naturaleza humana tan a menudo nos hace olvidar que aún la menor deshonestidad, el menor de los enojos nos aleja de Dios. Y si podemos ganar, con su ayuda, una porción de la gloria celestial, él entonces, nos dará la plenitud. DyC 88:2
RESUMEN
En este capítulo, hemos examinado las condiciones para recibir nuestra salvación individual, comparando las demandas de la ley de Moisés con las demandas de la ley de Cristo. Y en el proceso, hemos encontrado interesantes diferencias.
1. LA LEY DE MOISÉS está basada sobre la ley de restitución, una ley muy adelantada en comparación con las leyes humanas de esa época. Esa ley toma en cuenta tanto las víctimas como los que cometen el crimen. Y crea en los que la aceptan, un sentido de justicia, de equidad, así como un sentido de responsabilidad por nuestros semejantes.
Por otra parte, esa ley no trae la promesa de redención espiritual. Ciertamente la ley de Moisés nos saca del mundo telestial y nos pone en contacto con Dios. Pero las promesas que acompañan los mandamientos del evangelio preparatorio, son promesas de bendiciones temporales, tal como salud, buenas cosechas, protección de nuestros enemigos, bienestar, etc.
2. LA LEY DE CRISTO demanda mucho más, pero puede darnos la gloria de Dios. Fundamentalmente, la ley de Cristo requiere que (1) esta blezcamos una relación personal con Dios el Padre y con nuestro Señor Jesucristo, obedeciendo todos sus mandamientos; y que (2) desarrollemos el amor perfecto de Cristo hacia nuestros prójimos.
Así vemos que, al examinar el Sermón del monte, no solamente debemos obedecer la ley de Moisés, sino también debemos aceptar los valores más exigentes contenidos en la ley de Cristo. Debemos ser totalmente dedicados a servir a Dios. Debemos amar a nuestro prójimo, no para ganar la gloria del mundo, sino porque queremos agradar a Dios, estar más cerca de él, ser más como él. Y debemos perseverar en estas cosas a pesar de las pruebas que pueden venir.
Y si reconocemos nuestra dependencia en Dios, el nos ayudará en cada paso cuando empecemos el proceso de cambiar de lo terrenal a lo celestial. Porque si ganamos una porción de lo celestial, él nos dará la plenitud de esa misma gloria.
























