El Plan de Salvación

Capítulo 12

El establecimiento de Sion
en la ultima dispensación


En el capítulo anterior, vimos que Dios organiza a los que tienen fe en él. Los organiza de acuerdo con el evangelio, bajo un profeta. Les da un nom­bre como Hijos de Dios, Pueblo de Dios, o Pueblo de Israel que los distin­gue de los que no creen. Los aisla, los separa del mundo para que sean su pueblo, un pueblo propio, un pueblo de su exclusiva posesión, un tesoro especial, un pueblo único de entre todos los pueblos que están sobre la tierra.

Pero cuando su pueblo se olvida de él, nuestro Padre Celestial los disper­sa para darles una nueva oportunidad, y para distribuir bendiciones por todo el mundo. Ahora en ésta, la última dispensación, nuestro Señor nos ha asignado la responsabilidad de recoger a las varias ramas de este pueblo esparcido, empezando con nosotros mismos: Eftaín y Manasés.

También hemos visto que, como pueblo de Dios en esta dispensación, nos ha sido dado el mandamiento de construir a Sión en los últimos días: un lugar donde los justos pueden juntarse para sobrevivir la desolación de abominación, así como un lugar donde Cristo y sus huestes del cielo y de la tierra puedan congregarse a su segunda venida.

Ahora, al tratar de entender lo que Dios desea que hagamos para estable­cer a Sión, encontraremos, por medio de las escrituras, que profetas en cada dispensación trataron de establecer a Sión. También en nuestra dispensa­ción, Dios quiere que formemos un pueblo, un pueblo “singular,” un pue­blo especial, un pueblo distinto de todos los otros pueblos del mundo para poder demostrar que los caminos de Dios son infinitamente mejores que los caminos del mundo o los caminos de Satanás. Y en el proceso de establecer a Sión, aprenderemos a vivir la ley celestial y ganaremos salvación y exaltación.

En este capítulo, primero, buscaremos las características de lo que nues­tro Padre Celestial llama un pueblo singular, un pueblo especial, su pueblo. Segundo, estudiaremos las Siones del pasado, sus características y sus logros, así como las profecías acerca de nuestra Sión. Tercero, trataremos de entender la ley de consagración la ley más alta que nos ha sido dada por nuestro Señor.  Y finalmente, veremos cómo el tratar de vivir la ley de Sión nos prepara para la vida eterna.

UN PUEBLO “SINGULAR,” UN PUEBLO ESPECIAL

En las escrituras encontramos que nuestro Padre Celestial tiene un cariño especial por su pueblo. Y a través de sus profetas, él define lo que nos pue­de hacer un pueblo único y un tesoro especial para él.

UN PUEBLO ESPECIAL ES UN PUEBLO QUE OBEDECE Y ES LEAL A DIOS:

 

Seremos su pueblo, su exclusiva posesión, si guardamos todos sus mandamientos, si cumplimos sus estatutos y decretos, aplicándolos con todo corazón y alma; si declaramos solemnemente que Jehová es nuestro Dios, que andaremos en sus caminos, que escucharemos su voz.

DT26: 16-19

Seremos el tesoro especial de Dios sobre todos los pueblos si damos oído a su voz y guardamos su pacto; si somos puros y lo servimos en justicia; si somos un real sacerdocio, una nación santa, un pueblo adquirido por Dios; si hacemos buenas obras.

Ex 19:5

DyC 100:16

1P2:9 Tit2:14

UN PUEBLO QUE SE AISLA DEL MUNDO:

 

Jehová nos aparta de otros pueblos para que seamos de él, un pueblo único de entre todos los pueblos que están sobre la tierra.

Lv 20:26

Dt14:2

UNA LUZ AL MUNDO:

 

Debemos obedecer a Dios en todo, para que nos pueda exaltar sobre todas las naciones que hizo para loor, fama y gloria.

Dt 26:18-19

para ser una luz a los gentiles, un estandarte a las naciones, para anunciar las virtudes de aquel que nos llama de las tinieblas a su luz admirable.

DyC86:11  DyC115:5

1P 2:9

Así nuestro Padre Celestial quiere que nosotros su pueblo seamos total­mente obedientes y totalmente leales a él y a sus leyes, así como caritativos unos hacia otros. Y quiere que nos apartemos, nos aislemos del mundo con el propósito de ser distintos. Y así adquiriremos una visibilidad para con el mundo, que les hará darse cuenta de que las sendas de Dios son muy supe­riores a las sendas del mundo. Y tendrán que alabar a Dios.

En el proceso de establecernos como su pueblo especial, nuestro Señor nos purifica y nos promete seleccionar nuestra descendencia para que la tradición de Dios siga por generaciones.

COMO PUEBLO ESPECIAL, SEREMOS PURIFICADOS:

 

Cristo se dió a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí, un pueblo propio, celoso de buenas obras.

Tit 2:14

Y NUESTRA DESCENDENCIA SERA SELECCIONADA POR DIOS:

 

Jehova ha escogido a Jacob y amando a nuestros padres, escoge su descendencia después de ellos.

Así somos linaje escogido, para serle un pueblo especial, más que todos los pueblos que están sobre la tierra.

Sal 135:4

Is 41:8

Dt 10:15

1P 2:9   Dt7:6

SI GUARDAMOS SUS MANDAMIENTOS PROSPERAREMOS SI NO SEREMOS DESTRUIDOS.

Si guardamos los mandamientos de Dios prosperaremos en la tierra, pero si endurecemos nuestros corazones, seremos castigados, talados y destruidos para siempre.

2Ne 1:1 7-20

De nuevo vemos que el pertenecer al pueblo de Dios es una tremenda oportunidad, pero también una tremenda responsabilidad. Porque al ser parte del pueblo de Dios, somos instrumentos para bien o para mal en las manos de Dios: para bien si él puede usarnos como un buen ejemplo de los cambios que el evangelio puede traer a nuestras almas; para mal si demostra­mos desprecio para con los mandamientos de Dios al no usar el evangelio para perfeccionarnos.

EL ESTABLECIMIENTO DE SION

En cada dispensación, el sueño dorado de los profetas de Dios ha sido el poder establecer a Sión. Esto es porque para lograr a Sión, un profeta tiene que convertir a su pueblo a vivir la ley celestial aquí en la tierra. Al hacer esto, los ha preparado para la vida eterna. Y ahora, Cristo puede venir y morar con ellos, pueden ser llevados al cielo como el pueblo de Enoc, y recibir la exaltación.

A. SION EN TIEMPOS PASADOS

Las escrituras mencionan que Sión ha sido establecida varias veces aquí en la tierra. Tentativamente seis Siones pueden ser identificadas. De estas, solamente dos fueron llevadas al cielo (la Sión de Enoc y la Sión de Mel-quisedec, el rey de Salem). Las otras duraron algún tiempo, pero no com­pletaron su obra y no salieron de esta tierra.

SION:

 

Entre el pueblo de Enoc

Moisés 7:12-23

Entre el pueblo de Melquisedec, el rey de Salem).

Gn 14:33-34 (traducción inspirada, por José Smith)

Entre el pueblo de Alma, hijo de Alma

Al. 1:26-31

Entre los santos del meridiano de los tiempos de Jerusalén

Hch 4:32-37; Hch 2:44-47

Entre el pueblo de Nefi hijo de Nefi

3Ne 26:19; 4Ne 1:14-17

Entre los primeros miembros ennuestra dispensación

DyC 78:5-8

En cada dispensación, los profetas mencionan a Sión. Nos dan definicio­nes de Sión. Nos hablan de las Siones que han existido en el pasado, las que tuvieron éxito y fueron llevadas al cielo, así como las que perdieron su gloria y al final, se desintegraron. Y nos dan instrucciones para establecer a Sión en los últimos días.

La definición de Sión nos ha sido dada formalmente por nuestro Señor Jesucristo, en términos de tres características que Sión posee:

LA DEFINICIÓN DE SION POR NUESTRO SEÑOR:

Los habitantes son uno en corazón y voluntad, viven en justicia, y no hay pobres entre ellos.

Moisés 7:18

Los profetas confirman esta lista. Un pueblo establece Sión si todos son uno entre ellos, si no hay injusticias entre ellos, si tienen todas las cosas en común, porque así son puros de corazón.

SION ES DONDE TODOS SON UNO:    

Son uno en corazón y voluntad, uno en corazón y alma. 

Moisés 7:18 Hch 4:32                                

Y con corazones y mentes unánimes, son uno entre ellos: no hay lamanitas ni ninguna especie de itas. Son todos hijos de Cristo y herederos del reino de Dios.

DyC 45:65

4Ne 1:17

Se enseñan y ministran el uno al otro. 

3Ne 26:1 9

No hay contenciones ni envidias, contiendas, o tumultos.

Al 1:28, 33; 4Ne 1:16

EN SION NO HAY INJUSTICIAS:

Todos obran en justicia uno con el otro.

3Ne 26:1 9; Moisés 7:1 8

No practican fornicaciones, mentiras, asesinatos, o lascivias de ninguna especie. Y no hay ladrones.

4Ne 1:16-17

EN SION TODAS LAS COSAS SE TIENEN EN COMÚN:

Venden sus bienes y los reparten a todos según la necesidad de cada uno, para que haya igualdad, para ser iguales en cosas terrenales así como en cosas celestiales, para la gloria de Dios.     

Hch 2:44-45

2Co8:14; DyC 78:5, 8

Tienen todas las cosas en común. El amor de Dios mora en el corazón del pueblo, y son bendecidos con dicha y prosperidad.

Al 1:27-31; 3Ne26:19

4Ne1:15-17

Porque Sión es donde están los puros de corazón.

DyC 97:21

Así Sión nos prepara a obedecer a nuestro Padre Celestial y a amar a nuestros semejantes. En el proceso llegamos a ser uno con los justos. Y vivi­mos la ley celestial.

SION SOLAMENTE PUEDE SER EDIFICADA SOBRE LOS PRINCIPIOS DE LA LEY DEL REINO CELESTIAL:

No podemos establecer a Sión antes de aprender a ser o bedientes, antes de dejar nuestra Iniquidad;

DyC 105:32

dar nuestros bienes a los pobres y afligidos, y ser unidos conforme a la unión requerida por la ley del reino celestial. 

DyC 105:3-5

Y CUANDO TODOS SON PERFECTOS, SION ES LLEVADA AL CIELO:

Cuando todos son perfectos, andan con Dios, porque el mora en medio de Sión.

Finalmente, Dios se la lleva a su propio seno y el dicho se extiende: SION HA HUIDO.

DyC 38:4; He 11:5

Moisés 7:68-69

Pero a la segunda venida, la tierra de Jerusalén (Salem) y la tierra de Sión volverán a su propio lugar.

DyC 133:24 

Así las escrituras registran seis intentos para establecer a Sión. Y sola­mente dos de estos intentos alcanzan completo éxito y son llevados al cielo.

Es que no es fácil vivir la ley de Sión,porque esta es la ley del reino celestial. De hecho, le toma a Enoc 365 años para perfeccionar a su pueblo. (Moisés 7:68)

Pero según las escrituras que nos proveen con instrucciones para estable­cer a Sión en nuestra dispensación, esta última vez no nos será dado tanto tiempo.

B. EL ESTABLECER A SION EN NUESTRA DISPENSACIÓN

Nuestro Señor quiere que establezcamos a Sión, y nos da instrucciones precisas sobre donde, como (pero no cuando) debemos organizaría. Nos dice quien debe construirla. Y con algunos detalles explica como debemos prepararnos.

EL ESTABLECER A SION ES UN MANDAMIENTO:

En nuestra dispensación, el Señor nos manda que procuremos sacar a luz y establecer la causa de Sión.

DyC 6:6; 11:6

De hecho es el Señor mismo el que establecerá a Sión otra vez cuando Israel sea recogido.

2Ne24:32; 3Ne 21:1

Nos promete que consolará a Sión de sus soledades, que tornará su desierto en Edén, y su soledad en un huerto del Señor. Y habrá alegría y gozo, alabanza y voz de melodía.

2Ne 8:3

Y nos promete que en aquel día, tendremos el don y poder del Espíritu Santo.

Y si perseveramos hasta el fin, seremos exaltados en el reino eterno.

1Ne 13:37

De esta manera las escrituras nos dicen que el establecer a Sión es un mandamiento para nuestra dispensación, y que si cumplimos con este man­damiento recibiremos bendiciones temporales de bienestar, y bendiciones espirituales de gozo eterno.

INSTRUCCIONES PARA LA CONSTRUCCIÓN DE SION:

Sión sera construída en el lugar llamado Independence, en la tierra de Misuri, en los Estados Unidos. Porque esa es la tierra de nuestra herencia.

DyC 57:3

DyC 52:42-43

Para adquirir ese lugar como herencia eterna y para evitar derramamiento de sangre, debemos comprar las propiedades.

DyC 58:51-53

DyC 57:4-5

LOS QUE CONSTRUIRÁN A SION SERÁN:

seleccionados por la presciencia de Dios: uno de cada ciudad, y dos de cada familia.

Jer 3:14

No serán solamente Efraín y Manases, sino toda la casa de Jacob. 

Et13:8; 3Ne21:22 Jer31:6-8

Y todo será hecho por medio del poder del sacerdocio.

DyC 113:8

Estas instrucciones son muy precisas, y sabemos que nuestra iglesia ya se está preparando. Pero el Señor está más interesado por la preparación espiri­tual de todos nosotros que por cualquier otra cosa.

PORQUE NO SERA FÁCIL ESTABLECER A SION, EL SEÑOR PREPARA A SU PUEBLO:

En estos últimos días, justicia y verdad inundan la tierra como un diluvio, no solamente para recoger a los escogidos de las cuatro partes de la tierra a una Ciudad Santa, sino también para que su pueblo ciña sus lomos y espere el tiempo de su venida.

Is 1:25-27

Moisés 7:62

Y NOS ACONSEJA:

Como casa de Israel, debemos venir a Cristo, perfeccionarnos en él, abstenernos de toda impiedad y amar a Dios con todo poder, alma y fuerza.

Moro 10:31-22

Debemos guardar sus mandamientos y procurar establecer a Sión. Y debemos desarrollar amor y caridad.

DyC6:6

2Ne26:30

NOS ADVIERTE EN CONTRA DEL AMOR AL DINERO:

El Señor nos advierte que el obrero en Sión que trabaja por dinero, perecerá. Por eso nos aconseja que no busquemos riquezas sino sabiduría. Entonces los misterios de Dios nos serán revelados, seremos ricos espiritualmente y tendremos vida eterna.

2Ne26:30-31

DyC6:7

NOS ADVIERTE CONTRA EL ORGULLO:

Mormón explica que después de vivir la ley de Sión por dos generaciones, entre los Nefitas, algunos empezaron a ensalzarse en su orgullo, vistiéndose de ropas costosas. Ya no quisieron vivir la ley de consagración y se dividieron en clases y linajes.

4Ne 1:22-39

PORQUE ES DIFÍCIL VIVIR LA LEY DE SION, TENDREMOS QUE SER CASTIGADOS HASTA QUE NOS ARREPINTAMOS

El Señor nos avisa que contenderá con Sión y litigará con sus fuertes, castigándola hasta que triunfe y se purifique ante mí, porque no será quitada de su lugar. 

DyC90:36-37

DyC100:13

Porque el Señor dice: Los de mi pueblo deben ser probados en todas las cosas, a fín de que estén preparados para recibir la gloria que tengo para ellos, la gloria de Sión; y el que no aguanta el castigo, no es digno de mi reino.

DyC 136:31

Por medio de estas escrituras, el Señor nos esta preparando para el mo­mento cuando debemos ir a la tierra de nuestra herencia y empezar a cons­truir y organizar a Sión. Nos avisa que no será fácil. Nos recuerda que debemos obedecer todos sus mandamientos y desarrollar amor y caridad hacia nuestros semejantes.

Además, como Sión será organizada sobre la ley de consagración, debe­mos abandonar el orgullo y nuestro amor por el dinero. Debemos aceptar el hecho de que en Sión, uno debe trabajar sin esperar grandes riquezas, ya que, más bien que dinero, lo que ganaremos serán muchas experiencias espirituales.

El Señor sabe que la ley celestial es difícil de vivir. Por eso nos avisa que tal vez muchos de nosotros necesitaremos el castigo de Dios para arrepentimos y cambiar nuestro comportamiento, nuestros pensamientos, nuestro corazón.

C. LA GRANDEZA DE SION EN LOS ÚLTIMOS DÍAS

Dios, por medio de sus profetas, nos advierte que el establecer a Sión no será fácil. Pero cualquier esfuerzo y dolor vale la pena cuando se nos pre­sentan las maravillosas bendiciones temporales y espirituales que esperan a los que perseveran hasta el fin.

EN LOS ÚLTIMOS DÍAS, SION PROVEERA PROTECCIÓN:

El recogimiento en la tierra de Sión y sus estacas será para defensa y para refugio contra la tempestad y la ira que será derramada sobre toda la tierra.

DyC115:6

SION ATRAERÁ LA ATENCIÓN DE TODO EL MUNDO:

El Señor dice: “Levantaos y brillad, para que vuestra luz sea un estandarte a las naciones,”

DyC115:5

dejando que todas las cosas sean hechas para la gloria de Dios.

DyC78:8

Se edificará una casa al Señor y una nube descansará sobre ella, que es la gloria de Dios llenando la casa.

DyC84:5

Sion florecerá y la gloria del Señor descansará  sobre ella. Y a ella vendrán de toda nación debajo de los cielos.

DyC 64:41-42

Y llegará el día en que las naciones de la tierra temblarán a causa de ella y temerán por motivo de sus poderosos.

DyC 64:43

SION SERA HECHA FUERTE POR EL PODER DE DIOS:

Cualquier persona que pugne contra Sión perecerá porque, dice el Señor: “Si no son conmigo, son contra mí.” 

2Ne10:16 

Toda nación que luche contra la casa de Israel se volverá la una contra la otra. Todos los que combatan contra Sión serán destruidos, al caer en la fosa que cavaron para entrampar al pueblo del Señor.

1Ne 22:14

Así todas las naciones que pelearán contra el monte de Sión serán como uno que suena, que come y bebe y su alma se despierta con hambre y sed.

2Ne27:3 Is 29:8

Y EVENTOS MARAVILLOSOS TENDRÁN LUGAR EN SION:

Ahí las diez tribus vendrán a Efraín, en medio de magníficos milagros y con ricos tesoros, para recibir coronas de gloria.

DyC 133:32

Enoc y toda su ciudad serán recibidos en el seno de Sión y nos besaremos todos unos a otros.

DyC 7:63

Muchos vendrán y dirán: Venid y subamos al monte de Jehová, a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará sus caminos y caminaremos por sus sendas. Porque de Sión saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová.

Is 2:3 Mi 4:2 2Ne12:3

Ahí esperaremos la segunda venida de Cristo. 

Moisés 7:62

Y al final, los que vienen al monte de Sión, a la ciudad del Dios viviente serán parte de la gloria celestial.

DyC 76:66

En los últimos días, las bendiciones de Sión serán tan grandes, tan mara­villosas, que todo el mundo se dará cuenta del poder de Dios y de su justi­cia. Los justos encontrarán protección en Sión, y podrán ser testigos de los grandes eventos por venir antes y después de la segunda venida de Cristo en nuestra tierra.

Para concluir esta sección, vimos que las escrituras mencionan seis profe­tas que trataron de establecer Sión en sus dispensaciones. En nuestra propia dispensación, hemos recibido el mandamiento de construir y organizar a Sión, así como instrucciones relativamente ciaras sobre dónde y quien de­berá construir la ciudad de Dios.

En este momento, no sabemos cuando la construcción debe empezar. Pero el Señor nos aconseja prepararnos, viniendo a Cristo, perfeccionándo­nos en él, amando a Dios con todo nuestro poder, alma y fuerza, guardando sus mandamientos y desarrollando amor y caridad. Pero la ley de Sión, la ley de consagración, es una ley celestial. Y por eso es muy difícil de vivir. Así nuestro Señor nos amonesta para que nos preparemos, amonestándonos para que abandonemos el orgullo y el amor al dinero.

Sión, en los días inmediatamente antes e inmediatamente después de la segunda venida de Cristo, será un lugar lleno de maravillosos eventos sagra­dos y espirituales. Nos proveerá con gran protección mientras todo el mun­do está en un estado de caos, plagas y violencia. Por su belleza y gloria, atraerá la atención de todo el mundo, y su fuerza en contra del mal atraerá a muchos. En los últimos días, vendrán a ella las Diez Tribus así como la Sión de Enoc que volverá en su gloria. Ahí esperaremos la segunda venida de Cristo con todas las huestes del cielo. Y cuando nuestro Señor establezca su reino aquí en la tierra por un milenio, de Sión saldrá la ley de Jehová

Ahora revisaremos brevemente la ley de consagración.

LA LEY DE CONSAGRACIÓN

Nuestro Padre Celestial siempre se ha preocupado por los pobres, las viudas y los huérfanos. A Moisés, Jehová dio un plan de bienestar bastante complejo que incluye el dejar que los pobres cosechen las esquinas de los terrenos, un año sabático que perdona las deudas, y un año de jubileo que devuelve todas las tierras al dueño original. En nuestra dispensación, nos ha sido dada la ley de diezmos, así como la ofrenda y el ayuno, la preparación personal y familiar, los proyectos de ramas y estacas, etc.

Pero la ley de consagración es una ley mucho más alta y mucho más difícil de vivir. De hecho nuestro Señor nos advierte que no nos será fácil acostumbrarnos a ella porque requiere que abandonemos nuestro orgullo y nuestro amor al dinero. Ahora, usando las escrituras, trataremos de entender un poco más sobre la ley de consagración.                                       

AL COMÍENZO, CUANDO LA LEY DE CONSAGRACIÓN SE ESTABLECE:

Damos nuestros bienes al obispo y sus consejeros, en concilio con dos de los élderes o de los sumos sacerdotes.

DyC 72:15

Entonces, estos bienes son dados de vuelta al dueño original, a otro, o a más de uno, como MAYORDOMIA, según cuan extensivos son, según la necesidad del caso, y según la decisión de este concilio.

DyC 42:32; 104:11

Después los mayordomos, en toda honestidad, usan lo que ganan para tomar cuidado de sus necesidades y de las necesidades de sus familias. 

DyC 104:20, 27-30

Lo que les sobra va al almacén del obispo y puede ser usado para los pobres, para proyectos en la comunidad o para engrandecer a Sión.

DyC42:34;51:8;83:6

DyC 72:20; 42:35

ASI TODOS TENEMOS TODO EN COMÚN:

Tenemos en común todas las cosas.

Hch 2:44; 3Ne 26:19

Por eso no podemos decir que algo es nuestro. 

Hch 4:32

Y así no hay ricos ni pobres, esclavos ni libres, sino que todos son hechos libres y participantes del don celestial.

4Ne 1:3

TODOS SON IGUALES:

Cuando un hombre posee más que otro, el mundo yace en el pecado.

DyC 49:20

Por eso cada hombre debe recibir lo equitativo según su familia, sus circunstancias, carencias, y necesidades.

DyC 51:3

Con igualdad, la abundancia nuestra suple la escasez de otros, para que también la abundancia de otros supla la necesidad nuestra, para que haya igualdad.

2Co8:14 

NO HAY POBRES Y NO HAY ABUSOS POR ESO TODOS PUEDEN RECIBIR COSAS CELESTIALES:

En Sión, no existen pobres entre ellos. 

Moisés 7:18

Si no Dios, no la puede recibir.

DyC 105:5

Pero al mismo tiempo, el ocioso no comerá el pan ni vestirá la ropa del trabajador.

DyC 42:42

 

Así todas las cosas serán iguales en los vínculos de cosas celestiales, así como de cosas terrenales, para poder obtener más cosas celestiales. 

DyC 78:5

Asi la ley de consagración, tan distinta de cualquier sistema económico conoci­do en este mundo, nos permite administrar nuestro propio negocio, o más bien el negocio que nos ha sido dado en mayordomía, dejándonos completa libertad de acción. Pero no nos da la oportunidad de volvernos voraces, codiciosos, e injus­tos, porque todo lo que nos sobra es administrado por un concilio inspirado y justo.

Además, la ley de consagración nos hace a todos materialmente iguales, impi­diendo que clases o minorías pobres surjan. Así en Sión no hay pobres. Todos somos justos. Dios está satisfecho y nos bendice material y espiritualmente para todas las eternidades.

RESUMEN

En este capítulo, hemos ecudriñado las escrituras para entender la asignación que hemos recibido como pueblo de Dios en esta dispensación: el establecimien­to de Sión. Y en el proceso, hemos llegado a las siguientes conclusiones:

1. Nuestro Padre Celestial, a través de los siglos, y de acuerdo al plan de salva­ción, ha establecido un pueblo singular, un pueblo especial, que le obedece. Dios aisla y perfecciona a este pueblo para que sirva como una luz al mundo y para que muchos reconozcan su poder y sabiduría, acepten su evangelio y ganen salva­ción y exaltación.

2. En esta dispensación, en el proceso de recoger a todas las ramas dispersas del pueblo de Israel, el Señor nos ha asignado la tarea de establecer a Sión.

En el pasado, seis distintos profetas han tratado de establecer Sión. De estos seis, solamente dos, (Enoc y Melquisedec, el rey de Salem) alcanzaron su meta y sus ciudades fueron llevadas al cielo.

En nuestra dispensación, el establecer a Sión es un mandamiento. Y hemos recibido instrucciones precisas sobre el lugar donde debe ser establecido en los últimos días (Misurí, el lugar donde el jardín de Edén fue creado), y quién debe construir la ciudad (Efraín, Manasés y el resto de la casa de Jacob).

También se nos advierte que debemos prepararnos para poder vivir la ley de consagración y las otras leyes celestiales sobre las cuales Sión debe ser estable­cida. Por eso se nos recuerda que debemos perfeccionarnos en obediencia, y en amor y candad. Y también se nos pide que abandonemos nuestro orgullo y nues­tro amor al dinero.

3. Al desarrollar y ejercer nuestra obediencia, nuestro amor y nuestra habilidad de vivir la ley celestial y en el proceso de participar en todas estas difíciles pero maravillosas experiencias, de seguro ganaremos la santificación y haremos firme nuestra vocación y elección. Y así podremos, junto al pueblo que establece a Sión, gozar de las grandes y maravillosas experiencias espirituales de ser parte de la visita de las Diez Tribus, de la venida de la ciudad de Enóc, y finalmente, de la segunda venida de Cristo en toda su gloria.