El Plan de Salvación

EL PLAN

I

Inteligencias sin fin,
Y sin principio,
Como entidades eternas,
Individuales,
Eramos antes.

Empero progreso eterno,
Requirió cambio. Entonces,
Engendrados fuimos y así,
Como cuerpo-espíritus,
De Dios nacimos.

Como espíritus cubiertos
De gloria y en cuerpo-forma
Seguimos la eterna norma
De obtener conocimiento
Bajo dirección del cielo.

Por siglos así seguimos
Guardando el Primer Estado,
Gozando en conocimiento
Y aprendiendo lo deseado.

Mas la aspiración no cesa
Cuando lo eterno trasluce,
Porque el saber,
Apetito viene a ser,
Al espíritu que crece.

Cuando se tiene modelo
Nada menos que El Eterno,
La imitación es anhelo
Que jamás conoce invierno.

II

Padre, sería posible tener
Cuerpo tangible, y como Tú ser?
«Sí» El con amor contestó,
Pero requiere otro ambiente,
Otro estado, otra pendiente.

Sea tu gloria más alta
Si eso posible lo fuera,
Pero danos la experiencia
Si en tu voluntad cupiera.

Mi gloria y honra es traeros
Inmortalidad y Vida Eterna.
Yo quiero que mis hijos logren
Lo que yo ya he logrado.

Pero logro es imposible
Si no existe libertad.
El alcance del esfuerzo
Es muy corto; no culmina
Sin voluntaria unidad.

Libre albedrío será
La regla que siempre guíe,
Aunque el escoger a veces
Cause angustia y desvaríe.

III

Oh, Padre, queremos ir
A explorar lo inexplorado.
Dadnos pues el proceder
Y también cómo volver.

UN PLAN. Un plan bien concebido
Que asegure el albedrío.
Diseñado a instruir
En ausencia temporal
De mi presencia y contacto
Y sin poder celestial.

¿Y cómo es posible ser
Contrarío a lo que ya somos?
¿Cómo perder santidad
Heredada de tus lomos?
¿Cómo irnos de tu Gloria
A riesgo de vanagloria?

UNA CAÍDA. Alguien con grande valor
Que arriesgue mortalidad
En cuerpo que organicemos
De elementos del lugar,
Pero con velo de ausencia
Y sin memoria de Acá.

Y eso do sucederá;
¿En qué lares estaremos
Y cómo allá existiremos
Y qué pensar nos dará?

Del universo elementos
Tomaremos a formar
Una tierra como hogar.
La tierra misma del cuerpo
Los elementos dará
Que en probadora experiencia
A espíritu cubrirá.

Un tiempo el hombre tendrá
Para aprender obediencia
Y entender la consecuencia
De usar mal su voluntad.

La distancia temporal
Como velo cubrirá
La memoria del Acá.
La prueba experimentada
La voluntad templará

¿Velo de ausencia?
¿Sin los poderes del cielo?
¿Sujetos a circunstancias
Que controlar no podemos?
¿Y qué tal si equivocamos
Y volver ya no podemos?

UN REDENTOR. Lo central del plan será
Que con amor infinito
Bajará de lo Celeste
Y viviendo en lo Teleste
Obtendrá mortalidad
junto a su Inmortalidad.

¿Cómo? dos naturalezas
De ese redentor divino?
¿Cómo es posible tener
El poder de gran sufrir
Y el Poder de no morir?

De madre mortal será
Pero de Padre inmortal
Será el evento del siglo
Recordado por edades.
Esperanza en El habrá
Pues la tumba abrirá.

IV

En concilio, en grande coro
Todo el plan consideramos.
Unos, valientes, ansiaban,
Otros, con miedo, buscaban
Más control, menos esfuerzo.
¿Por qué no nacer, vivir,
Sin oposición, sin riesgo?

Porque el conocimiento, el logro,
La virtud, en fin, lo bueno,
No se aprende ni se entiende
Ni se aprecia en un vacio,
Sin oposición, sin temple.

No. Con límites alcanzados
El espíritu ya estaba,
Y lograr más no podía
Sin el cuerpo que en la tierra
Desafío presentara.

El alma necesitaba
El tremendo desafío
De enfrentarse a condiciones
Para templarse en el choque
Del uso del albedrío.

Cual ave que sin esfuerzo
Contra el viento se mantiene,
Así la vida sería
Sin sabor, al no tener
El derecho de escoger
Y templar la potestad
Usando la voluntad.

V

El concilio continuó.
El plan se valorizaba,
Y a la luz de la alborada
La voz del Padre se oyó.

¿A quién enviaré?
Para enseñar a la gente,
Para indicar el camino,
Para obedecer, para redimir,
Para de Verdad ser Fuente?

Envíame a mí!
Una voz dijo muy firme.
Yo salvaré
A los que quieran seguirme.
Y como serán todos libres
Aprenderán obediencia
O sufrirán consecuencia.

El Primogénito hablaba
Con toda serenidad.
Yo tu voluntad haré
Y sea para Tí gloria
De lo que yo lograré.

Envíame a mí!
Segunda voz se escuchó.
Ya que escoger no daré
Mi plan está más seguro,
Ciega obediencia obtendré
Y no perderé a ninguno.

El hombre será obediente
Porque lo tiene que ser.
La virtud será sin mancha
Porque otra no podrá ser.

Pero tal cosa suprema
Como la que lograré,
Requiere gran recompensa
Y del más alto poder.
Entonces dame tu gloria
Que merece tal hacer.

Enviaré al primero,
El Padre con amor dijo,
Pero muy dentro de su alma
La tristeza se notó,
Al ver que el otro, su hijo,
Contra él se rebeló.

Y más tristeza al concilio
a todos los grandes dió,
Porque de huestes del cielo
Tercera parte siguió
Al Lucifer, imprudente
Que Satanás se volvió.

VI

El Plan, en fín, continuó
La Tierra, mundo, un hogar
Organizada quedó.
A Adán, de los grandes uno
Ser primero le tocó.

En inocencia perfecta,
En el jardín él vivió.
Todavía sin perder
Del Padre la convivencia
Porque su cuerpo, sin sangre,
La inmortalidad guardó.

Y Eva, su compañera
Al igual así existió
Sin hijos, ya que sus cuerpos
Ni sentían, ni tenían
Poder de procreación.

¿Y cómo entonces cumplir
El mandamiento en tal trance?
¿Y cómo multiplicarse
Y adquirir su gran alcance?
VIl

Como siempre, con malicia
Con deseo de turbar,
Satanás, el Plan Eterno
Se propuso ofuscar,
Y para hacerlo indirecto
A la sierpe hizo pecar.

Del árbol cual no debían
Participar, la serpiente invitó.
Moriremos si lo hacemos
La mujer le contestó.

No moriréis, sugirió
la serpiente mentirosa.
Mas seréis como tos Dioses
Que entienden el Bien y el Mal,
Y luz de razonamiento
A vuestra mente vendrá.

Después de participar
La consecuencia no es simple.
Al comprender, al saber,
Otro cambio se les une
Al entrar mortalidad
En su cuerpo otrora impune.

VIII

El «fruto» produjo sangre.
Sangre es vida y sangre es muerte,
Y con ella, ahora se entiende,
Descendencia fue inminente.

La entereza en la mujer
Se revela cuando Eva
Considera el sufrimiento
Necesario, justo precio,
Del nuevo poder habido.
Poder que lleva a escoger
Mal o Bien ya concebido.

Anticipado el exilio
Y presintiendo ya un Plan,
Con sagacidad innata
Eva habla con Adán:
Separado en el jardín
Solo, no podrás cumplir
El otro gran mandamiento
De hacerte multiplicar.

Adán, aunque no engañado,
Pero ya con voluntad
Decidió participar
Al vislumbrar muy adentro
Que el dilema presentado
Era parte de algún plan.

La expulsión que terminó
La experiencia del Edén
Trajo dolor y también
Trajo gozo y el poder
De ejercer el alma en toda
Su potestad de escoger.

IX

Y Dios a Adán no olvidó
Y mensajero le envió
Quien con amor enseñó
Que la transgresión obró
El plan que se formuló.

Adán pronto realizó
Que su caída no era
Ni oculta ni permanente.
Que la oposición certera
Fortalecía su mente
Y al tiempo del mediodía
El gran Redentor vendría.

Y qué se logra al venir
Al mundo y aquí morir?
Se logra obtener un cuerpo
Que con la resurrección
Podrá exaltarse por siempre
Sin ninguna interrupción.

Adán quebró lo inmortal
Para darnos el nacer
Y probarnos y crecer
Segundo Estado vencer
Y eterno gozo obtener.

Porque espíritu sin cuerpo
Completo gozo no logra,
Porque la fuerza del alma
Solo en unión de ellos se obra.

X

Tiene la resurrección sentido.
En ella el Redentor logra
Establecer el balance
Del universo perdido:
Que el cuerpo de Adán caído,
Su gloria más alta alcance.

Porque el Mesías cumplió
Toda su obra, y logró
Morir voluntariamente.
Gran deuda de Adán pagar
Y la humanidad ganar.

La redención alcanzada
Sublime obra será
Ley quebrada pagará
Eternidad rescatada.

XI

El hombre que ignora el plan
Se condena al sufrimiento
De vivir en la tiniebla
Sin esperanza ni aliento.

Y Satanás, en disfraz
De intelectual, le susurra:
No hay Dios. Cristo no viene.
El hombre es nada.
El universo: juego perene.

Lo carnal: criterio solo
De felicidad humana.
Ríe, come, bebe. . .
Usa tu cuerpo con gana
Que mañana no es seguro
La vida no vale nada.

Y así, el hombre cegado
Por el existencialismo,
Se rebela, se destruye,
Ignorando el idealismo
Que entendió en el Gran Ayer.

Tiempo fue en ese ayer
Cuando contempló venir
Aceptó El Plan con placer
Y aceptó también sufrir.

Pero la misericordia
Que es parte del Plan Eterno
siempre cubre al que fe escpge
Y puerta de conciencia toque.

Esa conciencia susurra
Al templado corazón
Y con especial dulzura
Le recuerda en el presente
Que el Gran Plan sigue adelante.

XII

Persona tal vez pregunta
¿Quién tiene el Plan?
¿Dónde lo buscó?
¿Cómo lo encuentro?
Lo dicho aquí es intrigante

Pero dime: hay algo más?
Siete veces a este mundo
El Gran Plan fue dispensado,
Y seis obscuras etapas

Son historias del pasado.
Los profetas fueron muertos
Mensajeros rechazados.
Y en su lugar, nube ciega

Cubrió lo ya revelado.
El primer rechazo fue
la Dispensación de Adán.
La segunda de Enoc fue,
La tercera de Noé.

Abraham la cuarta introdujo
la quinta fue Moisés.
Cada vez el Plan se dió
en cada tiempo logró
Iluminar al que propia

Su voluntad bien usó.

XIII

Pero el hombre en su osadía
Escogiendo la experiencia
Rechazando la obediencia
Cambió plan, marcó su día.

La sexta vez, que alegría!
El Plan al mundo volvió
En boca del Redentor,
Que su Misión ya cumplía.
Que sublime la enseñanza,
Y que grata la añoranza.
Que poderoso el ejemplo

Qué maravilloso Templo.
Mas de acuerdo con el Plan
El Varón sufrió en silencio.
Tomó culpa. Redimió mundo.
Amor de lo más profundo.

Anunciado desde Adán
Cada profeta lo supo.
Cada Dispensación lo predijo:
Mi reino no es este mundo.
Nací para morir por todos.
Tengo vida. En mí no hay muerte,
Doy mi vida para que
La tumba no tenga suerte.

Y con todo ya cumplido
El Plan por él dirigido,
Sexta vez la luz brindada
seis veces olvidada.

XIV

Séptima vez, Oh gran gozo
Es el tiempo en que vivimos.
Ya regresaron los Dones
Ya iluminó luz del cielo.

Lo perdido: revelado.
Lo prometido: cumplido.
Angeles vienen del cielo
Como antaño, para ver
Que el mundo va a responder
Del uso del albedrío.

XV

El libro que en planchas de oro
El Plan guardó por un tiempo,
Anuncia al mundo sufrido
Que el Plan de Dios ha venido
A confirmar que en el Cristo
Hay esperanza, y hay vida,
Hay redención. Todo visto.
Y que la gran anunciada
De su segunda venida
Se cumplirá ya muy pronto
En estos Últimos días.

El milenio se aproxima
Mil años con él reinar.
Anunciado en Isaías
Pronto veremos llegar.

El cordero vivirá
Con el león ya sin acecho
Y recompensa tendrá
En el Plan todo buen hecho.

La eternidad adelante
La muerte está ya vencida
Ya no hay lloro,
Ya no hay llanto,
La esperanza de lo eterno
Es para todos cumplida.