Exhortación a la Manufactura en el Hogar

Exhortación a la
Manufactura en el Hogar

por el Élder Ezra T. Benson, el 9 de octubre de 1865
Volumen 11, discurso 29, páginas 191-192


Me siento agradecido por esta oportunidad de decir unas pocas palabras en esta Conferencia, y por las bendiciones que nos han sido conferidas durante su desarrollo.

Hemos tenido una Conferencia muy interesante, y se ha dicho mucho que es de vital importancia para el reino de Dios. Hemos venido aquí para recibir instrucción que nos ayude en nuestro progreso futuro en la prosecución de los propósitos de Dios, así como para nuestro beneficio individual y mutuo en el presente. ¿Podremos llevar con nosotros el espíritu de estas enseñanzas a nuestros hogares y difundirlo en nuestras familias, en nuestros barrios y en los diferentes asentamientos donde, como delegados de esta Conferencia, residimos? Si logramos hacerlo, entonces los Santos en los distintos asentamientos que no han podido asistir a esta Conferencia serán igualmente beneficiados con nosotros.

¿Podremos no solo atesorar, sino también llevar a la práctica lo que hemos escuchado esta tarde, y fabricar en nuestros hogares todo lo que nos sea posible? Sí, podemos hacerlo; y todos sentimos que podemos hacerlo; y ahora sentimos en nuestros corazones la determinación de comenzar a hacerlo cuando regresemos a nuestros hogares después de esta Conferencia, para que podamos ser beneficiados y disfrutar de las bendiciones que es nuestro privilegio recibir. ¿Quién nos ha hecho esta petición? El Presidente y Profeta de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, a quien hemos levantado nuestras manos al cielo para sostener. No hay un solo Élder en esta vasta congregación que se negaría a ir a Europa o a las islas del mar si fuera llamado a hacerlo por esta Conferencia. Rechazar tal llamamiento sería una deshonra para él y una señal segura de que es débil en la fe, y si tuviera alguna influencia entre los Santos, la perdería. Ahora bien, es el mismo Sacerdocio, el mismo poder y autoridad, el que nos ha llamado a nosotros, como pueblo, como padres, como hijos, como familias y asentamientos, como Santos del Altísimo, a producir y fabricar entre nosotros mismos lo que consumimos, y a poner en práctica, en la medida de nuestras capacidades, en todos nuestros asentamientos, este excelente consejo.

Es a través de una atención fiel a tales instrucciones que aseguraremos nuestra salvación aquí y nuestra salvación en el reino celestial de Dios en el más allá; porque es por medio del Santo Sacerdocio, y de las llaves y el poder de este, que seremos guiados de regreso a Su presencia.

El gran objetivo y propósito de la religión de Jesucristo es llevar de regreso a la presencia de su Padre y Dios a todos los fieles; porque todos aquellos que vivan de acuerdo con una ley celestial recibirán una gloria celestial, y una gloria celestial es la más alta gloria de la que tenemos conocimiento: es donde mora nuestro Padre Celestial; y ningún Santo fiel podrá jamás sentirse satisfecho sin alcanzar Su presencia y contemplar Su rostro. Hemos sido desterrados de nuestro Padre Celestial a este mundo bajo y pecaminoso; pero no estamos completamente perdidos, pues Él nos está buscando, y si escuchamos y obedecemos los consejos de Sus siervos, seremos salvos.

Los hermanos nos han hablado con gran poder durante esta Conferencia; nunca en toda mi vida he visto más poder reposando sobre los Élderes. Siento dar mi testimonio de la verdad del “Mormonismo”, como el mundo lo llama, de las verdades que el Profeta José Smith ha revelado, y de la verdad que el Presidente Brigham Young revela a este pueblo; estas son las verdades del cielo, y guiarán a todos los que las obedezcan a la posesión de la vida eterna. Prestemos diligente atención a estas cosas. Hay mucho que hacer si somos diligentes en las cosas del reino de Dios. ¡Qué simples y claras son las verdades de la salvación! Nos conciernen como mortales y a este mundo mortal, y nos muestran que nuestro cielo está aquí y será obra nuestra, porque somos de la tierra, terrenales; venimos de la tierra, y los mansos la heredarán.

Debemos aprender a cuidarnos a nosotros mismos y a organizar los elementos que nos rodean para nuestro propio bienestar, y dejar de ir a Nueva York, Boston y otros lugares en busca de suministros. Que nuestras jóvenes se enorgullezcan de usar sombreros hechos con paja cultivada en el país y trenzados con sus propias manos. Al hacer esto, tienen la satisfacción de seguir el consejo de los siervos de Dios y de contribuir un poco a lograr nuestra independencia de los mercados extranjeros. La clase de acciones que se nos ha aconsejado seguir en esta Conferencia con respecto a la manufactura en el hogar nos beneficiará más en el futuro que en el presente; pero solemos pensar en el presente y dejar que el futuro se cuide solo. ¿Cuándo seremos completamente liberados de las corrupciones del mundo y de la influencia de las falsas tradiciones que nuestros padres nos han enseñado? Cuanto antes podamos superar estas cosas y seguir fielmente y al pie de la letra las instrucciones del Espíritu Santo, mejor será para nosotros como individuos y como pueblo.

Que Dios los bendiga, es mi oración, en el nombre de Jesucristo. Amén.

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