
La Gran Apostasía
por James E. Talmage
Capítulo 8
Las Causas Internas – Continuación
- Como una de las causas efectivas encauzada hacia la apostaría de la Iglesia Primitiva, hemos especificado: ADITAMENTOS DESAUTORIZADOS A LOS RITOS PRESCRITOS DE LA IGLESIA Y LA INTRODUCCION DE GRAVES ALTERACIONES EN LAS ORDENANZAS ESENCIALES. (Véase Jesús el Cristo, pág. 784 – 785)
- La ridiculización arrojada contra la iglesia primitiva por los paga¬nos a causa de la simplicidad de la adoración Cristiana, ya recibió mención. Esta causa de reproche era ni menos enfatizada por los críticos Judíos prescritos, figuraban como los esenciales de la religión. temprano en su historia, la iglesia manifestaba una tendencia a suplantar la simplicidad prístina de su adoración por las ceremonias elaboradas, estructuras según el ritual Judío y las paganas.
- Tocante a tales innovaciones, Mosheim escribe lo siguiente, con referencia a las condiciones existentes en la segunda centuria: “’No hay institución tan pura y excelente la cual la corrupción y la necedad del hombre no alterarán en el tiempo para lo peor, y la encargarán con adiciones ajenas a su naturaleza y diseño original. Tal en una manera particular fue el hado de la Cristiandad. En este siglo, muchos ritos y ceremonias innecesarios fueron añadidos a la adoración Cristiana, cuya introducción era ofensiva en extremo a los hombres sabios y buenos. Esos cambios, a la vez que destruían la bella simplicidad del evangelio, eran naturalmente agradables a la tosca multitud quien se deleita más con la pompa y esplendor de las instituciones externas que con las gentilezas naturales de la piedad racional y sólida y quienes, generalmente, prestan poca atención a cualquier objeto, además de los que estimulan sus sentidos externos.» (MOSHEIM, siglo II, parte II cap.4) El autor recién citado explica que los obispos de ese día aumentaron las ceremonias y buscaron darles esplendor «por vía de acomodación a las enfermedades y prejuicios tanto de judíos como de paganos». (Nota 1 al fin cap.)
- Para reconciliar más eficazmente los requerimientos del evangelio con el prejuicio Su dio, que todavía se afirmaba en la ley mosaica, los oficia les de la iglesia en el primer y segundo siglo tomaron para sí los títulos antiguos; así que los obispos se estilaron sacerdotes principales y diáconos, Levitas. “En igual manera, dice Mosheim, la comparación entre la OBLACION Cristiana y la VICTIMA y el SACRIFICIO Judíos, produjo una multitud de ritos ‘Innecesarios y era la ocasión de introducir aquella noción errónea de la EUCARISTIA, que la representa como un sacrificio real, y no meramente como una conmemoración de esa gran ofrenda que una vez fue hecha sobre la cruz por los pecados de los mortales” (MOSHEIM siglo II, parte I, obra citada., cap. 4:4)
- En el siglo cuarto hallamos a la iglesia aún más desesperadamente sometida al formulismo: y a la superstición. El respeto decente con el cual los restos de los primeros mártires hablan sido honrados, degeneró o creció en una reverencia supersticiosa resultando en adoración. Esta práctica le permitió en deferencia n1 multo pagano rendido a los héroes deificados. Las peregrinaciones a las tumbas de los mártires llegaron s ser comunes como una forma externa de devoción religiosa; y las cenizas de los mártires al igual que el polvo y la tierra traídos de lugares dicho de haber sido declarados santos, por algunas ocurrencias no comunes se vendieron como remedios soberanos contra la enfermedad y como los medios de protección contra los asaltos de los espíritus malignos.
- La forma de la adoración pública fue cambiada tanto durante la segunda y tercera centurias, que tenia poca semejanza a la simplicidad y seriedad de la de las primeras congregaciones. Los discursos filosóficos tornaron el lugar del comportamiento ferviente de testimonios y las artes del debatidos retórico y controversia suplantaron la verdadera elocuencia de la convicción religiosa.. El aplauso fue permitido y esperado como evidencia de la popularidad del predicador. El quemar incienso, al principio aborrecido por las asambleas Cristianas a causa de su origen pagana y significado idólatra, había llegado a ser común en la iglesia antes de terminar el tercer siglo.
7. En el cuarto siglo la adoración de imágenes, pinturas y efigies, había recibido un lugar en la así llamada adoración Cristiana; y la práctica se hizo general en el siglo siguiente. Un esfuerzo por chequear los abusos surgiendo de esta práctica idólatra en la octava centuria, en realidad resultó en guerra civil. (MOSHEIM, siglo VIII, parte II cap. 3:9–10) - Al considerar tales evidencias del ceremonial pagano y los ritos supersticiosos tomando el lugar del simple procedimiento incidente a la adoración genuina, característica de la iglesia en los días de su integridad ¿quién puede cuestionar el solemne y horrible hecho de verdadera apostasía?[35] Pero más importante aún, más significante todavía fue las meras adiciones al ceremonial ritualístico, son las perversiones y cambios introducidos en las ordenanzas más sagradas y esenciales de la iglesia de Cristo. Como es común en las autoridades eclesiásticas el considerar las ordenanzas más esenciales del evangelio, originalmente establecidas por Cristo y mantenidas por sus apóstoles, en comprender el bautismo y el sacramento de la cena del Señor, examinaremos en éstos sólo como ejemplos de las alteraciones desautorizadas ahora bajo nuestra consideración. En esta restricción de nuestros ejemplos ilustrativos no admitimos que el Bautismo y la Santa Cena nombrados eran las únicas ordenanzas caracterizando a la iglesia; en verdad hay prueba abundante al contrario. Así que, la imposición autoritaria de manos para el otorgamiento del Espíritu Santo en el caso de creyentes bauti¬zados, era igualmente esencial con el bautismo mismo (Hechos 8:5-8; 12 – 14 – 17; l9: 1 7; 2: – 38; date o 3: 11; Marcos 1 . – 8) y se le estimaba ciertamente como una ordenanza vital desde el principio (Mateo 3:11) además, la ordenación al sacerdocio, por la cual los hombres fueron comisionados por la autoridad divina, era indispensable a la mantención de una iglesia organizada. Los ejemplos seleccionados, sin embargo, serán suficientes para nuestros propósitos de examen actual.
LA ORDENANZA DEL BAUTISMO ES CAMBIADA
- Primero, entonces, tocante al bautismo. ¿De qué consistía originalmente la ordenanza, en cuanto al propósito y modo de administración y qué cambios experimentó en el transcurso de la progresiva apostasía, a través de la cual la iglesia pasó? Que el bautismo es esencial para la salvación no demanda ninguna demostración aquí esto se ha mantenido generalmente por la iglesia Cristiana tanto en los tiempos antiguos como en los modernos. (Para un tratamiento conciso de este tema véase «Art. de Fe» art. 4 cap. 6 pág. 142-149) El propósito del bautismo era y es la obtención de la remisión de pecados; el cumplir con el requerimiento ha sido desde el principio el único medio de asegurar admisión a la iglesia de Cristo. (Marcos 1:4; Lucas 3:3; Hechos 2:38; 1Pedro 3:21; Hechos 22:16; 2Nefi 31:1)
- En la Iglesia Primitiva, el bautismo se administraba en la condición de la profesión de fe y la evidencia de arrepentimiento y se efectuaba por inmersión [36] bajo las manos de un investido con la autoridad indispensable del sacerdocio. No habla demora en administrar la ordenanza después de haberse mostrado la elegibilidad del candidato. Como ejemplos podemos citar la prontitud con la cual el bautismo fue administrado a los creyentes en ese día memorable de Pentecostés, [rrrrrr]el bautismo administrado por inmersión al converso Etiópico, siguiendo inmediatamente a la debida profesión de fe, [ssssss] el bautismo sin retardo del devoto Cornelio y de su familia [tttttt] y el bautismo rápido del carcelero convertido por Pablo en prisión. [uuuuuu]
- En el segundo siglo, sin embargo, un mandato sacerdotal había restringido la ordenanza bautismal a los tiempos de los dos festivos de la iglesia, la Pascua (Easter) y el Pentecostés (Whitsuntide); el primero siendo el aniversario de la resurrección de Cristo y el segundo, siendo al tiempo de la celebración Pentecostal. Un largo y pesado curso de preparación se requería del candidato antes de ser aceptada su elegibilidad; durante este tiempo él era conocido como un CATECUMENO, o un novicio en entrenamiento. Según algunas autoridades, un curso de tres años de preparación fue requerido en todo caso, menos los excepcionales.
- Durante la segunda centuria el simbolismo bautismal de un nuevo nacimiento se enfatizaba por muchas adiciones a la ordenanza; así que se les trataba a los nuevos bautizados como infantes y se les daba de comer leche y miel en señal de su inmadurez. A medida que el bautismo fue interpretado como una ceremonia de liberación de la esclavitud de Satanás, ciertas fórmulas usadas en liberar a esclavos fueron agregadas.. El ungir con aceite también fue hecho parte de la ceremonia. En el tercer siglo la sencilla ordenanza del bautismo fue estorbada y pervertida más aún por las ministración de un exorcista. Este oficial se convertía en gritos, amenazaste y temibles y en la declaración por medio de la cual los demonios o espíritus malos que supuestamente afligían al candidato serian disipados… El disipar a este demonio ahora, fue considerado una preparación esencial para bautismo, después de la administración del cual los candidatos volvieron a casa, adornados con coronas y teniendo puestos vestidos blancos como emblemas sagrados, aquel de su victoria sobre el pecado y el mundo, éste de su pureza e inocencia internas. (Mosheim, obra citada, siglo III, parte III, cap. 4:4) No es difícil ver en esta ceremonia supersticiosa la evidencia de adulteración pagana de la religión Cristiana. En el cuarto siglo llegó a ser la práctica de poner sal en la boca del miembro recién bautizado, coma símbolo de purificación y el bautismo mismo fue precedido como seguido por una unción con aceite.
- La forma o el modo del bautismo también sufrió un cambio radical durante la primera mitad del tercer siglo, un cambie por medio del cual su simbolismo fue destruido. La inmersión [37] simbolizando la muerte seguida por la resurrección, no más fue juzgada un rasgo social, y el rociar con agua se permitió en lugar de ella. No menos que una autoridad como Cipriano, el obispo letrado de Cartago, abogó la propiedad de rociar en lugar de la inmersión en los casos de debilidad física, y la práctica así iniciada, luego se hizo general. La primera instancia de registro es la de Novato, un hereje quién pidió el bautismo cuando él pensaba que la muerte estaba cerca. (En cuanto a la doctrina bíblica del bautismo, el modo de su administración y el simbolismo de ello, véase Art. de fe art. 4, cap.7, pág.152/158)
- No solamente se cambió de modo radical la forma del rito bautismal, pero la aplicación de la ordenanza fue pervertida. La práctica de administrar el bautismo a los infantes se reconocía como ortodoxa en la tercera centuria e indudablemente era de origen anterior. En la prolongada disputa tocante a si era seguro el posponer el bautismo de infantes hasta el octavo día después del nacimiento en deferencia a la costumbre Judía de efectuar la circuncisión en ese día, se decidió generalmente que tal demora sería peligrosa al arriesgar el futuro bienestar del niño si muriese se antes de lograr la edad de ocho días, y que el bautismo debía ser administrado tan pronto como fuera posible después del nacimiento. (Véase Milner «Church History” siglo III, cap. 13) Una doctrina aún más infamosa que la de la condenación de los infantes no bautizados, con dificultad se puede imaginar y una prueba más fuerte de las herejías que hablan invadido y corrompido a la iglesia Primitiva, no se necesita buscar. Tal doctrina es ajena al evangelio y a la Iglesia de Cristo y su adopción como un credo esencial es una prueba de apostasía. (Para una discusión del bautismo de los niños, véase Art. de fe”, art. 4 cap. 6, pág. 159 – 142) [38]
LOS CAMBIOS EN LA ORDENANZA DEL SACRAMENTO DE LA CENA DEL SEÑOR
- El sacramento de la cena del Señor ha sido estimado como una ordenanza esencial desde el tiempo de su establecimiento en la iglesia de Jesucristo. Más a pesar de santidad, ha sufrido una alteración radical tanto en cuanto a su simbolismo como a su propósito aceptado. El sacramento (La Santa Cena) como se instituyó por el Salvador y. como se administró durante los días del ministerio apostólico; era tan simple como sagrado y solemne. Acompañado por el verdadero espíritu del evangelio su simplicidad era santificante; como se interpretó por el espíritu de apostasía, su simplicidad llegó a ser un reproche. Por tanto encontramos que en el tercer siglo, largas oraciones sacramentales se prescribieron y mucha pompa fue introducida. Pasos de oro y plata se usaban por muchas congregaciones, las que tenían capacidad de comprarlos y esto con derroche ostentoso. No miembros y miembros que estaban en estado potencial y fueron excluidos del servicio sacramental, en imitación de la exclusiva que acompañaba los misterios, paganos. La disputa y la disensión surgieron en cuanto al tiempo apropiado para administrar la Santa Cena, la mañana, al mediodía o la tarde; y en cuanto a la frecuencia con la cual la ordenanza debía ser celebrada.[39]
- En una fecha posterior la doctrina de la TRANSUBSTANCIACION fue establecida como un dogma esencial de la iglesia Romana. Esta brevemente suma da, es al efecto de que las especies, el pan y el vino usados en la Santa Cena, pierden su carácter como mero pan y vino y se hacen en verdad la carne y la sangre del Cristo crucificado. Se asume que la transmutación sucede en una manera tan mística como para engañar el sentido; y entonces aunque carne real y sangre real, los elementos todavía parecen ser, pan y vino. Esta opinión, tan fuertemente defendida y seriamente reverenciada por los miembros ortodoxos de la iglesia Romana, se denuncia vehemente por otros: como un dogma absurdo y una doctrina monstruosa y antinatural.
- Ha habido mucha discusión tocante al origen de esta doctrina,[40] los Católicos Romanos reclamándole una gran antigüedad, mientras sus adversarios insisten en que fue una innovación del octavo y noveno siglo. Según Milner, fue abiertamente enseñada en el noveno siglo (Milner, obra citada, siglo IX, cap. I) y fue formalmente establecida como un dogma de la iglesia por el Concilio de Placentia en, el año 1095 D.C. y fue hecha un artículo esencial de credo, la creencia en la cual se requirió de todos, por acción de la corte eclesiástica Romana alrededor del año 1160 D.C. (1810, siglo XIII, cap. I) Un edicto oficial del Papa Inocente III, confirmó el dogma como un credo y requerimiento obligatorio de la iglesia en el año 1215 (Mosheim, obra citada, siglo XIII, parte II, cap. 3:2) y permanece prácticamente en vigencia en la iglesia Católica Romana hoy en día. La doctrina fue adoptada por la iglesia Griega en el decimoséptimo siglo.
- Los emblemas consagrados, o la hostia, se han estimado como la carne y sangre reales de Cristo y fueron adorados como divinos de sí mismos. Por tanto, una práctica muy perniciosa de idolatría fue relacionada con la recepción de esta doctrina. Hombres se postraban delante de la hostia consagrada y la adoraban como Dios, y la novedad, la absurdidad, la impiedad de está abominación extravió la mente de todos los hombres que no estaban muertos. a un sentido de la verdadera religión. (Milner, obra citada, siglo XIII, cap. I) La elevación de la hostia, la presentación de los emblemas consagrados delante de la congregación para adoración, es una característica del ritual de adoración del día actual en la Iglesia Católica Romana.. La celebración de la misa enseña ser una sacrificio verdadero aunque místico, en la cual el Hijo de Dios es ofrecido diariamente de nuevo como una expiación constante y recurrente por los pecados actuales de los adoradores congregados. Una perversión, además de la Santa Cena, ocurrió con la administración del pan solo, en vez de tanto pan como vino, como fue requerido originalmente.
- Así fue escondido el propósito evidente y la eficacia asegurada de la Santa Cena, bajo una nube de misterio y despliegue ceremonial. Contrasta como tal con la solemne simplicidad de la ordenanza como fue instituida por nuestro Señor. El tomó el pan y el vino, los bendijo y dio a sus discípulos y dijo: «Haced esto en memoria de mí»‘. Del pan El dijo: “Esto es mi cuerpo»; y del vino «Esto es mi sangre “, mas en ese momento Su cuerpo no había sido agujereado, Su sangre no se habla derramado. Los discípulo comieron pan, no la carea de un hombre vivo, y tomaron vine, no sangre y esto se les mandó hacer en memoria de Cristo. (Para un, tratamiento general del Sacramento de la Cena del Señor, véase Art. de Fe del autor, art. 4 – pág. 190-197) La perversión de la Santa Cena es evidencia de la desviación del espíritu del evangelio de Cristo y cuando fue hecho un dogma esencial de una iglesia, es prueba de la condición apóstata de esa iglesia.
- Fue aquí «traspasaron las leyes, falsearon el derecho (la ordenanza) quebrantaron el pacto sempiterno». (Isaías. 24:4–6)
NOTAS
[35] LAS CEREMONIAS SE AÑADEN COMO UN ARREGLO. «Tanto los Judíos como los paganos estaban acostumbrados a una gran variedad de pompas y ceremonias magníficas. en su servicio religioso. Y en tanto que consideraban estos ritos una parte esencial de la religión, no fue sino natural que contemplaran con indiferencia, y aún con desdén, la simplicidad de la adoración Cristiana, la cual estaba destituida de esas ceremonias fútiles que delataban. su servicio tan artificioso y chocante . Para remover, entonces, en cierta medida este prejuicio contra la Cristiandad, los obispos consideraron necesario aumentar el número de ritos y ceremonias, y así rendir el culto público más llamativo a los sentidos externos. Esta adición de ritos también fue ideada para remover las calumnias oprobiosas que los sacerdotes Judíos y paganos habían echado a los Cristianos a causa de la simplicidad de su adoración, estimándolos un poco mejor que los ateos, porque ellos no tenían templos, altares, víctimas, sacerdotes, ni nada de esa pompa externa en la cual lo vulgar está tan inclinado a ponerse en lugar de la esencia de la religión. Los gobernantes de la iglesia adoptaron, por lo tanto, ciertas ceremonias externas para que pudieran cautivar los sentidos de los vulgares y poder así refutar los reproches de sus adversarios (Mosheim, op. citada, siglo II, parte II, cap. 4:2-3)
Una nota agregada al extracto precedente por el traductor, el Dr. Archibald Maclaire, se lee de la siguiente manera:
“Un pasaje notable en la vida de Gregorio, apellidado Taumaturgo, el obrero de prodigios, ilustrará este punto en la manera más clara. El pasaje es el siguientes ‘Cuando Gregorio percibió que la multitud ignorante persistía en la idolatría, a causa de los placeres y las gratificaciones sensuales de las cuales ellos disfrutaban, durante los festivos paganos., y les concedió un permiso para entregarse a tales placeres, en celebrar la memoria de sus santos mártires en la esperanza de que ene el proceso del tiempo, ellos volverían de su propia cuenta a un estilo de vida más virtuoso y regular. No hay duda alguna, excepto, de que por este permiso, Gregorio permitió a los Cristianos bailar, divertirse y festejar cerca de las tumbas, de los mártires en sus respectivos festivos, y a hacer todo lo que los paganos estaban acostumbrados a realizaran sus templos durante las fiestas celebradas en honor a sus dioses”.
El referido Gregorio. en la nota citada al último floreció a media dos del tercer siglo. El adquirió el titulo Taumaturgo de su fama como obrero de milagros, la autenticidad de los cuales logros se disputa por muchas autoridades. El era el obispo de Mueva Cesares y un hombre de` gran influencia en la iglesia. Su sanción de ceremonias, patronadas según los ritos paganos, indudablemente fue de efecto en gran proporción.
[36] El CEREMONIAL DE LA IGLESIA EN El QUINTO SIGLO. «La teología sublime y simple de los Cristianos primitivos gradualmente se corrompió y la Monarquía de los cielos, ya nublada por sutilezas metafísicas, fue de graduada por la introducción de una mitología popular que tendía a restaurar el reinado del politeísmo. A medida de que los objetos de la religión gradualmente fueron reducidos a la norma de la imaginación, los ritos y las ceremonias que fueron introducidos, eran los que parecían afectar más a los sentidos de los vulgares. Si en el principio de la quinta centuria, Tertuliano Lactancio, hubiese sido resucitado de la muerte para asistir al festival de algún santo o mártir popular, ellos habrían mirado con asombro e indignación el espectáculo profana, lo – cual había sucedido a la adoración pura y espiritual de una congregación Cristiana. Tan luego como las puertas de la iglesia se habían abierto, ellos debieran haber sido ofendidos por el humo del incienso, el perfume de las flores y el brillo de las lámparas y cirios que vertían al mediodía, una luz chillona, superflua y en su opinión, sacrílega. Si ellos se acercaban a la balaustrada del altar, harían su camino por la multitud postrada, consistente en su mayor parte de extranjeros y peregrinos, quienes acudieron a la ciudad en la vigilia de la fiesta y que ya sintieron la fuerte embriaguez, del fanatismo. y, tal vez, del vino. Sus besos devotos se imprimieron en los muros y pavimentos del sagrado edificio y sus fervientes oraciones fueron dirigidas, cuales quiera fuera el idioma de su iglesia, a los huesos, a la sangre o a la ceniza de los santos, que usualmente estaban escondidos por un velo de linaje de seda, de los ojos de los vulgares. Los Cristianos frecuentaban los sepulcros de los mártires, en la esperanza de obtener de su poderosa intercesión, toda clase de bendiciones espirituales, pero, más especialmente, las bendiciones temporales. …El mismo espíritu uniforme me de superstición tal vez sugiera, en las edades y países más lejanos, los mismos métodos de engañar a la credulidad y de afectar, a los servicios del género humano, pero se tiene que confesar que los ministros de la Iglesia Católica imitaban el modelo profano el cual ellos estaban impacientes por destruir. Los obispos más respetables se habían persuadido de que los rústicos ignorantes renunciarían más, alegremente a las supersticiones del Paganismo, si hallaren aguas semejanza, alguna compensación en el sena de la Cristiandad. La religión de Constantino logró, en menos de un siglo, la conquista final del Imperio Romana; pero los vencedores mismos, fueron insensiblemente subyugados por las artes de sus rivales, conquistados (Gibbon, obra citada, cap. XXVIII)
[37] LA FORMA PRIMITIVA DEL BAUTISMO CRISTIANO. La historia ofrece abundante evidencia de que en el primer siglo: después de la muerte de Cristo, se administraba el bautismo únicamente por inmersión. Tertuliano se refiere de la siguiente manera a las ceremonia por inmersión, tan común en su tiempo: «No importa que sea uno lavado en el mar ó en. un estanque, en un río ó en una fuente, en un lago ó en un canal, ni hay diferencia entre aquellos a quienes Juan Zambulló en el Jordán y aquellos a quienes Pedro zambulló en el Tiberias.
«… somos sumergidos en el agua…
Justino Mártir, detalla la ceremonia cual él mismo la administraba. Luego que describe el examen preparatoria del candidato, sigue diciendo:
“Después de esto, los llevamos a un sitio donde hay agua y nacen de nueva, en ese nuevo nacimiento mediante el cual nosotros mismos renacimos. Porque en el nombre de Dios, el Padre y Señor, de todo, y de Jesucristo nuestro Salvador y del Espíritu Santo, se efectúa la inmersión en el agua, porque también el Cristo ha dicho: El que no naciere otra vez, no puede entrar en el reina de los cielos».
El obispo Bennet dice de las prácticas de los primeros Cristianos: “Los llevaban al agua y los sepultaban en ella como el que es sepultado y entonces repetían estas palabras: ‘Te bautizo (o te lavo); en el nombre del Padre, Hijo y Espirito Santo’, después de lo cual los volvían a levantar y les eran puestas ropas limpias. De ahí las frase: ‘Ser bautizados en la muerte de Cristo’; ser sepultados juntamente con El a muerte por el bautismo; habernos levantado con Cristo; revestidos del Señor Jesucristo; despojarnos del hombre viejo y vestirnos del nuevo»
«No hay duda de que los apóstoles bautizaban: por inmersión «y los innumerables. testimonios de los padres presentan clara evidencia de que la iglesia antigua siguió su ejemplo», Vosio. Paolo averigua en inglés.
“Incuestionablemente el modo que prevalecía en la antigüedad era sepultar, por decirlo así, en el agua a la persona que era bautizada, y luego volverla a levantare”. Arzobispo Secker.
“La manera usual de administrar el bautismo: en la iglesia primitiva era por inmersión, …indudablemente era la inmersión un modo común de administrar el bautismo y no cesó cuando prevaleció el bautismo de los niños pequeños… Gradualmente el bautismo, por aspersión fue reemplazado por el de inmersión, sin que éste fuera rechazado formalmente“, Farrar.
[38] NOTAS HISTORICAS SOBRE El BAUTISMO DE LOS NIÑOS. El bautismo de niños pequeños era cosa completamente desconocida en los primeros dos siglos después de Cristo …La costumbre de bautizar niños pequeños empezó antes del tercer siglo del nacimiento de Cristo. No existen señas de el en épocas anteriores y se introdujo sin el mandamiento de Cristo», Curcellarus.
“Es seguro que Cristo no ordenó el bautismo de los niños pequeños…No podemos comprobar que lo s: apóstoles instituyeron el bautismo de los niños y pequeños. No podemos llegar a. tal conclusión por los pasajes que mencionan el bautismo de toda la familia (como en Hechos 16:32; 1Cor. 1:16) porque falta todavía investigar si había niños de edad suficiente en esas familias para poder recibir inteligentemente el Cristianismo; porque éste es el único punto sobre el que se funda el asunto… En vista de que el bautismo se relacionaba íntimamente con la entrada en la cofradía Cristiana, la fe y el bautismo siempre estaban unidos el uno con el otro, de manera que existe la mayor probabilidad de que el bautismo se efectuaba solamente cuando existían ambas cosas y que la práctica de bautizar a los niños pequeños no se conocía en este período (el apostólico) …El hecho de que en una época posterior aparecen señales del bautismo de los niños pequeños, y de que por primera vez, fue conocido como tradición apostólica en el curso del tercer siglo, constituye evidencia más bien desfavorable que a favor de su origen apostólico M.. (Juan Neander, teólogo alemán que vivió a principios del siglo XIX)
“Que vengan, por tanto, cuando hayan crecido; cuando puedan entender; cuando se les haya enseñado dónde han de venir. Que se hagan cristianos cuando puedan conocer a Cristo (Tertuliano, , uno de los «Padres Cristianos»‘ latinos; vivió de 150 a 220 años. D.C) Neander cita la casi violenta oposición de Tertuliana a la práctica del bautismo de los niños pequeños «como evidencia de que en aquellos días no era considerada, generalmente como una ordenanza apostólica; pues de lo contrario, difícilmente habría osado hablar tan vehementemente contra ella”.
Martín Lutero declaró por escrito a principios del siglo XVI: «No se puede probar por medio de las escrituras que Cristo instituyó el bautismo de los niños pequeños, ni que lo iniciaron los primeros cristianos después de los apóstoles.
“EL apóstol entiende por TEKNA no niños pequeños, sino posteridad; con este significado la palabra se encuentra en varios lugares del Nuevo Testamento (entre otros Juan 8: 39); por lo que parece que el argumento que comúnmente se deduce de este pasaje a favor del bautismo de los niños pequeños, carece de fuerza y de nada sirve de Holanda y teólogo distinguido. Vivió de 1633 a 1712)
[39] Véase “ERRORES RESPECTO DEL SACRAMENTO”, Artículos de Fe, nota 4 pág – 539 – 540)
[40] CONCERNIENTE A LA ANTIGÜEDAD DE LA DOCTRINA DE LA TRANSUBSTANCIACION:
Como se dijo en el texto, la fecha del origen de la doctrina Católica, de la transubstanciación, ha sido debatida mucho.. El siguiente sumario es instructivo: “Los protestantes combatiendo la idea Católica de la presencia real de la carne y sangre en la Eucarística la transubstanciación se han esforzado por probar que esta doctrina no es de un origen más primitivo que el octavo siglo. En esto, no obstante, la evidencia está en contra de ellos: Ignacio, el obispo de Antioquía, escribiendo temprano en la segunda centuria, dice de ciertos supuestos herejes: «Ellos no admiten las eucaristía y las oblaciones, porque ellos no creen que la eucaristía sea la carne de nuestro Salvador Jesucristo, quién sufrió por nuestros pecados” (La Epístola de Ignacio a los Smireanos). Así también Justino Mártir, escribiendo en la primera mitad del segundo siglo: “Nosotros no les recibimos (el pan y el vino) como alimento común o como bebida corriente, sino como por la palabra de Dios. Jesucristo nuestro Salvador fue hecho carne y tomó para si tanto carne como sangre para nuestra salvación, así también los alimentos que fueron bendecidos por la oración de la palabra que procedió de El y del cual nuestra carne y sangre, mediante la transubstanciación, reciben alimentación; senos enseña, tanto la carne como la sangre de ese Jesús quien fue hecho carne (La Apología de Justino al Emperador Antonio). Después de la época de Justino, el testimonio de los padres es abundante. No puede haber duda en cuanto a la antigüedad de la idea de la presencia real del cuerpo y sangre de Jesús en la eucaristía, pero eso comprueba tal como dijimos del bautismo de los niños pequeños no que la doctrina sea falsa, sino que poco después de la partida de los apóstoles, la sencillez del evangelio fue corrompida o se le fue apartado de él. (B.H. Roberts. OUTLINES OF ECCLESIASTICAL HISTORY pág.133)
























