Capitulo 14
La Venida de Cristo en Gloria
En los capítulos anteriores se han considerado tres apariciones del Salvador—su venida al templo en la Nueva Jerusalén, su venida al concilio en Adán-ondi-Ahmán, y su aparición sobre el Monte de Olivos. Después de estos acontecimientos, y después del intervalo en que Palestina será reedificada y los rectos se habrán congregado allí, Él se presentará en su más gloriosa aparición—su advenimiento en gloria.1 Según las profecías, la tierra habrá pasado por muchos cambios en preparación para esta ocurrencia. Grandes terremotos habrán cambiado la faz de la tierra; la guerra habrá enfurecido por todo el mundo y habrá traído gran desorientación política; el hambre y la pestilencia se habrán derramado por los continentes, dejando desoladas muchas ciudades; la población mundial habrá disminuido drásticamente, en las palabras de Isaías, hasta que “disminuyeron los hombres” de la tierra; los rectos habrán sido recogidos a las áreas que rodean la nueva y la antigua Jerusalén; y los inicuos que permanecen habrán sido ceñidos en pecado y estarán en condiciones de ser barridos de la faz de la tierra. Carlos W. Penrose dio este dramático bosquejo de la venida final del Señor:
Se traba la lengua del hombre, y la pluma cae de la mano del escritor, mientras la mente está arrebatada en contemplar la sublime y terrible majestad de su venida para vengarse de los inicuos y reinar como Rey del mundo entero.
¡Viene! se estremece la tierra, y las altas montañas tiemblan; el gran abismo se retira al norte como si fuera espantado, y los cielos desgarrados resplandecen como bronce en la caliente caldera. ¡Viene! Los santos muertos surgen de sus sepulcros, y “nosotros que vivimos, que habremos quedado” seremos “arrebatados” con ellos para encontrarle. Los impíos se apresurarán a esconderse de su presencia y llamarán a las tambaleando piedras para que les cubran. ¡Viene! con todas las huestes de los rectos glorificados. El soplido de sus labios mata a los inicuos. Su gloria es como un fuego consumidor. Los soberbios y los rebeldes serán como paja; son abrasados y “no les dejará ni raíz ni rama.” Barre la tierra “con escobas de destrucción.” Inunde la tierra con los diluvios ardientes de su furia, y la suciedad y las abominaciones del mundo son consumidas. Satanás y sus huestes ocultas son aprehendidos y atados—y el príncipe del poder del aire ha perdido su dominio, porque Él cuyo derecho es reinar ha venido, y “los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo.”2
Las Trompetas Anuncian la Venida de Cristo
Las escrituras describen detalladamente la venida del Salvador y el dramático prodigio que acompañará Su advenimiento. La sección ochenta y ocho de la Doctrina y Convenios predice estos acontecimientos:
Y habrá silencio en el cielo por espacio de media hora; e inmediatamente después se desplegará el velo del cielo, como un rollo que se desenvuelve después de haber sido arrollado, y la faz del Señor será descubierta.
Y los santos que se hallen sobre la tierra, que estén vivos, serán vivificados y arrebatados para recibirlo.
Y los que hayan dormido en sus sepulcros saldrán, porque serán abiertos sus sepulcros; y también ellos serán arrebatados para recibirlo en medio del pilar del cielo.
Ellos son de Cristo, las primicias, los que descenderán con él primero, y los que se encuentran en la tierra y en sus sepulcros, que son los primeros en ser arrebatados para recibirlo; y todo esto por la voz del son de la trompeta del ángel de Dios.
Y después de esto, otro ángel tocará, y será la segunda trompeta; y entonces viene la redención de los que son de Cristo a su venida, los que han recibido su parte en aquella prisión preparada para ellos, a fin de que recibiesen el evangelio y fuesen juzgados según los hombres en la carne.
Y además, sonará otra trompeta, que es la tercera trompeta; y entonces vienen los espíritus de los hombres que han de ser juzgados, y que se hallan bajo condenación.
Y éstos son el resto de los muertos; y no vuelven a vivir sino hasta que pasen los mil años, ni volverán a vivir hasta el fin de la tierra.
Y sonará otra trompeta, que es la cuarta trompeta, diciendo: Se encuentran entre los que han de quedar hasta ese grande y postrer día, sí, el fin, quienes permanecerán sucios aún.
Y otra trompeta sonará, la cual es la quinta trompeta, y es el quinto ángel que vuela por en medio del cielo y entrega el evangelio eterno a todas las naciones, tribus, lenguas y pueblos;
y éste será el sonido de su trompeta, diciendo a todo pueblo, tanto en el cielo como en la tierra y debajo de la tierra; porque todo oído lo oirá, y toda rodilla se doblará, y toda lengua confesará, al escuchar el sonido de la trompeta, que dice: Temed a Dios y dad gloria al que se sienta sobre el trono, para siempre jamás; porque la hora de su juicio ha llegado.
Y además, otro ángel, que es el sexto ángel, tocará su trompeta, diciendo: \Ha caído la que hizo que todas las naciones bebieran del vino de la ira de su fornicación; ha caído, ha caído!
Y otro ángel más, que es el séptimo ángel, tocará su trompeta, diciendo: \Consumado es; consumado es! El Cordero de Dios ha vencido y pisado él solo el lagar, sí, el lagar del furor de la ira del Dios Omnipotente.
Y entonces serán coronados los ángeles con la gloria de la potencia de él, y los santos serán llenos de la gloria de él, y recibirán su herencia y serán hechos iguales con él.
Y entonces el primer ángel hará sonar de nuevo su trompeta en los oídos de todos los vivientes, y revelará los hechos secretos de los hombres y las prodigiosas obras de Dios durante el primer milenio.
Y entonces el segundo ángel tocará su trompeta y revelará las obras secretas de los hombres, y los pensamientos e intenciones de su corazón, y las prodigiosas obras de Dios durante el segundo milenio.
Y así, hasta que el séptimo ángel toque su trompeta; y estará de pie sobre la tierra y sobre el mar, y jurará en el nombre del que se sienta sobre el trono, que el tiempo dejará de ser; y Satanás será atado, aquella serpiente antigua que es llamada el diablo, y no será desatado por espacio de mil años.3
A razón de la importancia y lo profundo de esta escritura, se repite aquí en forma de bosquejo con comentarios por las Autoridades Generales de los Santos de los Últimos Días que pueden clarificar algunas de sus enseñanzas.
1. Habrá silencio en el cielo por espacio de media hora. Orson Pratt hizo este comentario en cuanto a este período de silencio: Inmediatamente después del sonar de esta trompeta, “habrá silencio en el cielo por espacio de media hora.” Si la media hora del cual aquí se habla es según nuestros cálculos—treinta minutos, o si es según los cálculos del Señor no sabemos. Sabemos que la palabra hora se usa en algunas de las Escrituras para indicar un tiempo comparativamente largo. Por ejemplo, nosotros, los Santos de los Últimos Días, estamos viviendo en la undécima hora, es decir, el undécimo período de tiempo; y por todo lo que sabemos, la media hora durante la cual silencio prevalecerá en el cielo puede ser un tiempo extensivo.
Durante el período de silencio todas las cosas mantendrán perfecto silencio; ningún ángel volando durante esa media hora; ningún sonar de trompetas; ningún ruido en los cielos arriba; pero inmediatamente después de este gran silencio se desplegará el velo del cielo como un pregamino que se desenvuelve.4
2. El velo del templo se desplegará como se desenvuelve un rollo, y la faz del Señor será revelada. Debe notarse que el cielo ya habrá desvanecido “como un pergamino que se enrolla” durante un terremoto que ocurrirá durante el sexto mil años.5 Por razón de que la venida del Señor sucederá más tarde, durante el séptimo mil años, ésto indicaría que (1) hay dos ocasiones cuando se desplegarán los cielos, o (2) el texto de Apocalipsis se ha corrompido, o (3) esta interpretación de la. Doctrina y Convenios es errónea. Nótese también que este pasaje habla de los cielos desplegándose, mientras Isaías en su descripción de la venida del Señor con venganza, refiere a que “se enrollarán los cielos como un libro”6
3. Los Santos que están vivos serán arrebatados a encontrarle. Orson Pratt enseñó que estos santos se convertirán en seres trasladados: serán preparadas, y los Santos de los Últimos Días y de los Días Anteriores estarán juntos para participar en la santa cena, tal como estamos haciendo esta tarde, sino que será preparada más perfectamente.7
4. La primera de una serie de trompetas sonará, y los que han sido resucitados serán arrebatados al cielo. Orson Pratt mantuvo que éstas serán señales de verídicas trompetas y comentó sobre el alcance del sonido de tales instrumentos:
También creemos, como también los del mundo Cristiano en general, que habrá el sonido audible de una trompeta—-la trompeta del arcángel—en los cielos al tiempo de este gran escenario que se desplegará a la humanidad; que al son de esta trompeta los muertos en Cristo saldrán de sus polvorosas y silenciosas tumbas; que al son de esta trompeta los Santos que están vivos serán arrebatados instantáneamente para encontrar al Señor en el aire. Los Cristianos en general que aun no pueden espiritualizar completamente ni el sentido ni el significado de las Escrituras también creen esta doctrina.8
Aparentemente se habló de esta misma trompeta en otra revelación en que el Señor dice,
Escuchad, pues he aquí, el gran día del Señor está cerca.
Porque viene el día en que el Señor hará resonar su voz desde el cielo; los cielos se estremecerán y la tierra temblará, y la trompeta de Dios sonará larga y fuertemente, y dirá a las naciones dormidas: ¡Levantaos, santos, y vivid; quedaos, pecadores, y dormid hasta que llame otra vez!9
Las otras seis trompetas suenan en sus turnos, declarando lo que será el orden de la resurrección. Nótese que todos los acontecimientos de que hablan los ángeles aparentemente no ocurren a la hora de la venida de Cristo, sino que los ángeles están prediciendo y anunciando lo que ocurrirá hasta el fin del mundo.10 Élder José Fielding Smith da este bosquejo del orden de las resurrecciones:
En la revelación moderna dada a la Iglesia, el Señor ha revelado más en cuanto a este suceso glorioso. Habrá por lo menos dos clases que tendrán el privilegio de resucitarse en este momento: Primero aquellos que “morarán en la presencia de Dios y de su Cristo para siempre jamás”; y segundo, los hombres honorables, que pertenecen al reino terrestre tanto como aquellos del reino celestial.
A la hora de la venida de Cristo “los que hayan dormido en sus sepulcros saldrán, porque serán abiertos sus sepulcros; y también ellos serán arrebatados para recibirlo en medio del pilar del cielo—Ellos son de Cristo, las primicias, los que descenderán con él primero, y los que se encuentran en la tierra y en sus sepulcros, que son los primeros en ser arrebatados para recibirlo; y todo esto por la voz del son de la trompeta del ángel de Dios.” Estos son los justos, “cuyos nombres están escritos en el cielo, donde Dios y Cristo son los jueces de todo. Son hombres justos hechos perfectos mediante Jesús, el mediador del nuevo convenio, que obró esta perfecta expiación derramando su propia sangre.”
Siguiendo este gran acontecimiento, y después que el Señor y los rectos que son arrebatados a encontrarle habrán descendido a la tierra, sucederá otra resurrección. Esta puede considerarse como parte de la primera, aunque sucede más tarde. En esta resurrección vendrán los del orden terrestre, que no eran dignos de ser arrebatados para encontrarle, pero que son dignos de salir y gozar el reino milenial.
Está escrito que el segundo ángel sonará, cual es la segunda trompeta, “y entonces viene la redención de los que son de Cristo a su venida, los que han recibido su parte en aquella prisión preparada para ellos, a fin de que recibiesen el evangelio y fuesen juzgados según los hombres en la carne.”
Esta otra clase, que también tendrá el derecho de la primera resurrección, son aquellos que no son miembros de la Iglesia del Primogénito, pero aún han vivido vidas honorables, aunque rehusaron aceptar la plenitud del evangelio.
También como parte de esta clase son aquellos que murieron sin la ley y por tanto no están bajo condenación por violar los mandamientos del Señor. La promesa de redención de la muerte les es dada en las siguientes palabras: “Y entonces serán redimidas las naciones paganas, y los que no conocieron ninguna ley tendrán parte en la primera resurrección; y les será tolerable.” Estos, también, participarán en las misericordias del Señor y recibirán la unión inseparable del espíritu y cuerpo, así llegando a ser inmortales, pero no con la plenitud de la gloria de Dios.
Todos los mentirosos, y hechiceros, y adúlteros y quienquiera que ama y obra mentira, no resucitarán en este tiempo, sino serán despachados al infierno por mil años donde sufrirán la ira de Dios hasta pagar el precio de sus pecados, si es posible, por lo que sufrirán.
Estos son los “espíritus de los hombres que han de ser juzgados, y que se hallan bajo condenación. Y éstos son el resto de los muertos; y no vuelven a vivir sino hasta que pasen los mil años, ni volverán a vivir hasta el fin de la tierra.”
Éstos son las huestes del mundo telestial que son condenados a padecer “la ira de Dios en la tierra”; y que “son arrojados al infierno, y padecen la ira de Dios Todopoderoso hasta el cumplimiento de los tiempos, cuando Cristo haya subyugado a todo enemigo debajo de sus pies y haya perfeccionado su obra.”11
Estos siete ángeles también anuncian que todos sobre la tierra darán reverencia al Salvador, que la grande y abominable iglesia ha caído, y que el Cordero ha pisado solo el lagar del vino.
5. Entonces los ángeles serán coronados y los Santos serán llenos de su gloria y serán hechos iguales a El.
6. Los siete ángeles de nuevo sonarán sus trompetas cada uno en su turno. Cada uno revelará los hechos secretos de los hombres durante un período de mil años que ha pasado durante la existencia de la tierra. Ésto parece ser el acontecimiento del cual habla la primera sección de la Doctrina y Convenios:
Porque, en verdad, la voz del Señor se dirige a todo hombre, y no hay quien escape; ni habrá ojo que no vea, ni oído que no oiga, ni corazón que no sea penetrado.
Y los rebeldes serán traspasados de mucho pesar; porque se pregonarán sus iniquidades desde los techos de las casas, y sus hechos secretos serán revelados.12
Miguel (Adán), el séptimo ángel, proclamará que el tiempo dejará de ser, y que Satanás será atado.
Los Santos También Descenderán
La Doctrina y Convenios sección veintinueve presenta la próxima fase del relato y narra la actual venida del Señor:
Porque la hora está cerca, y próximo está el día cuando la tierra estará madura; y todos los soberbios y los que hacen maldad serán como rastrojo, y yo los abrasaré, dice el Señor de los Ejércitos, a fin de que no exista maldad en la tierra; porque la hora está cerca, y lo que hablaron mis apóstoles se ha de cumplir; porque acontecerá tal como dijeron; porque con poder y gran gloria me revelaré desde los cielos, con todas sus huestes, y moraré en rectitud con los hombres sobre la tierra mil años, y los malvados no permanecerán.
Y además, de cierto, de cierto os digo, y ha salido como un firme decreto por la voluntad del Padre, que mis apóstoles, los Doce que estuvieron conmigo durante mi ministerio en Jerusalén, estarán a mi diestra, el día de mi venida en una columna de fuego, ataviados con vestidos de rectitud, y con coronas sobre sus cabezas, en gloria igual que yo, para juzgar a toda la casa de Israel, sí, a cuantos me hayan amado y guardado mis mandamientos, y a ningún otro.
Porque sonará una trompeta larga y fuertemente, así como en el monte de Sinaí,13 y toda la tierra temblará, y saldrán, sí, los que murieron en mí, para recibir una corona de rectitud y ser revestidos así como yo, para estar conmigo, a fin de que seamos uno.14
Orson Pratt dio esta impresionante lista de aquellos que acompañarán al Salvador en Su venida:
¿Quién estará con Jesús cuando aparece? El decreto se ha publicado, diciendo, mis apóstoles que estuvieron conmigo en Jerusalén serán ataviados con vestidos de rectitud y estarán conmigo. El resplandor de sus rostros brillará con todo el fulgor y plenitud esplendoroso que rodeará al Hijo del Hombre cuando aparece. Estarán todos esos personajes a quienes Él refiere. Estarán todos los Santos de los días anteriores, Enoc y su ciudad, con toda la grandeza y resplandor que les rodea: estarán Abraham, Isaac, y Jacob, sentados sobre sus tronos, juntos con todas las personas que han sido redimidas y atraídas cerca a la presencia de Dios. Todo será desenvuelto y desplegado, y todo esto para que lo vean los inicuos tanto como los rectos; porque los inicuos aun no habrán sido destruidos. Cuando ésto ocurre, habrá Santos de los Últimos Días viviendo en la tierra, y ascenderán y asociarán con esa vasta multitud; porque serán llenos de anhelo de ir adonde están los Santos de la Iglesia del Primogénito, y la Iglesia del Primogénito se anhelará en venir y saludar a los Santos sobre la tierra, y ésto atraerá a la asamblea general de los redimidos a ser uno; y así se cumplirá la declaración de Pablo, “de reunir todas las cosas en Cristo, en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, así las que están en los cielos, como las que están en la tierra.”15
Su comentario es en cierto modo una interpretación de la Doctrina y Convenios 27:5-14:
He aquí, así me parece sabio; por tanto, no os maravilléis, porque la hora viene cuando beberé del fruto de la vid con vosotros en la tierra; y con Moroni, a quien he enviado para revelaros el Libro de Mormón, que contiene la plenitud de mi evangelio eterno, y a quien he encomendado las llaves de los anales del palo de Efraín; y también con Elias, a quien he encomendado las llaves de llevar a cabo la restauración de todas las cosas concernientes a los últimos días, que se han declarado por boca de todos los santos profetas desde el principio del mundo;
y también con Juan, hijo de Zacarías, a quien él (Elias) visitó y prometió que tendría un hijo cuyo nombre sería Juan, y que éste sería lleno del espíritu de Elias;
y os he enviado a este Juan a vosotros, mis siervos José Smith, hijo, y Oliver Cowdery, para ordenaros al primer sacerdocio que habéis recibido, a fin de que fueseis llamados y ordenados como Aarón;
y también con Elias el profeta, al que he encomendado las llaves del poder de volver el corazón de los padres a los hijos, y el corazón de los hijos a los padres, para que toda la tierra no sea herida con una maldición; y también con José, y con Jacob, Isaac y Abraham, vuestros padres, por quienes permanecen las promesas; y también con Miguel, o sea, Adán, el padre de todos, el príncipe de todos, el anciano de días; y también con Pedro, Santiago y Juan, a quienes os he enviado a vosotros, por medio de los cuales os he ordenado y confirmado para ser apóstoles y testigos especiales de mi nombre, y para poseer las llaves de vuestro ministerio y de las mismas cosas que les revelé a ellos;
a quienes he encomendado las llaves de mi reino y una dispensación del evangelio para los últimos tiempos; y para el cumplimiento de los tiempos, en la cual juntaré en una todas las cosas, tanto las que están en el cielo, como las que están en la tierra, y también con todos aquellos que mi Padre me ha dado de entre el mundo.
Descripción del Señor a Su Venida
La presentación física del Señor a Su venida está descrita en la Doctrina y Convenios 133:46-52: Y se dirá: ¿Quién es éste que desciende de Dios en el cielo con ropas teñidas; sí, de regiones desconocidas, vestido con su atavío glorioso, que viene en la grandeza de su potencia?
Y él dirá: Soy aquel que hablé en justicia, poderoso para salvar. Y los vestidos del Señor serán rojos; y su ropa como del que ha pisado el lagar.
Y tan grande será la gloria de su presencia, que el sol esconderá su faz avergonzado, y la luna retendrá su luz, y las estrellas serán arrojadas de sus lugares.
Y se oirá su voz: He pisado yo solo el lagar y he traído juicio sobre todo pueblo; y nadie estuvo conmigo;
y los he hollado con mi furor y los pisé con mi ira, y con su sangre he salpicado mis vestidos y manchado toda mi ropa; porque éste fue el día de venganza que estaba en mi corazón.
Y ahora el año de mis redimidos ha llegado; y harán memoria de la amorosa bondad de su Señor, y de todo lo que sobre ellos ha conferido de acuerdo con su bondad, y de acuerdo con su amorosa misericordia, para siempre jamás.16
El Profeta Isaías dio una descripción similar de la venida del Señor:
¿Quién es éste que viene de Edom, de Bosra, con vestidos rojos! ¿éste hermoso en su vestido, que marcha en la grandeza de su poder? Yo, el que hablo en justicia, grande para salvar.
¿Por qué es rojo tu vestido, y tus ropas como del que ha pisado en lagar!
He pisado yo solo el lagar, y de los pueblos nadie había conmigo; los pisé con mi ira, y los hollé con mi furor; y su sangre salpicó mis vestidos, y manché todas mis ropas.
Porque el día de la venganza está en mi corazón, y el año de mis redimidos ha llegado.
Miré, y no había quien ayudara, y me maravillé que no hubiera quien sustentase, y me salvó mi brazo y me sostuvo mi ira.
Miré, y no había quien ayudara, y me maravillé que no hubiera quien sustentase, y me salvó mi brazo y me sostuvo mi ira. Y con mi ira hollé los pueblos, y los embriagué en mi furor, y derramé en tierra su sangre.17
Cada Ojo Atestiguará Su Venida
Cuando viene el Señor, todas las personas le verán, porque registrada en una revelación es Su mandamiento de preparar para el tiempo “cuando el velo que cubre mi templo, en mi tabernáculo, el cual esconde la tierra, será quitado, y toda carne me verá juntamente.”18 Orson Pratt comentó que aun los muertos le verían:
Parece, pues, que el segundo advenimiento del Hijo de Dios será de una naturaleza totalmente diferente a cualquier cosa que jamás ha ocurrido sobre la faz de la tierra, acompañado con gran poder y gloria, algo que no sucederá en una pequeña parte de la tierra como en Palestina, percibido solo por unas pocas personas, sino que será un advenimiento visto por todos—toda carne verá la gloria del Señor; cuando se revelará por segunda vez, cada ojo, no solo los viviendo en ese momento en la carne, en mortalidad sobre la tierra, sino también los mismísimos muertos, también aquellos que le traspasaron, aquellos que vivieron hace mil ochocientos años, quienes se ocuparon en la cruel faena de traspasar sus manos y sus pies y su costado, también le verán en ese momento.19
Ésto también fue el mensaje de Juan el Revelador, que enseñó que “viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él.”20
Isaías también testificó que “se manifestará la gloria de Jehová, y toda carne juntamente la verá”.21
Moroni habló de un tiempo de juicio a la venida de Cristo, en cual momento se decidirá quienes vivirán con él sobre la tierra:
He aquí, ¿creeréis en el día de vuestra visitación —he aquí, cuando venga el Señor, sí, ese gran día cuando la tierra se plegará como un pergamino, y los elementos se derretirán con ardiente calor, sí, ese gran día en que seréis llevados para comparecer ante el Cordero de Dios—diréis entonces que no hay Dios?
¿Seguiréis entonces negando al Cristo, o podréis mirar al Cordero de Dios? ¿Suponéis que moraréis con él, estando conscientes de vuestra culpa? ¿Suponéis que podríais ser felices morando con ese santo Ser, mientras
He aquí, os digo que seríais más desdichados, morando en la presencia de un Dios santo y justo, con la conciencia de vuestra impureza ante él, que si vivierais con las almas condenadas en el infierno.
Porque he aquí, cuando se os haga ver vuestra desnudez delante de Dios, y también la gloria de Dios y la santidad de Jesucristo, ello encenderá una llama de fuego inextinguible en vosotros.22
El Señor mismo habla de este juicio y dice que “en mi propio y debido tiempo vendré sobre la tierra en juicio, y mi pueblo será redimido y reinará conmigo sobre la tierra.”23
Los Cambios en la Configuración de la Tierra
Es indicado que al tiempo de la venida de Cristo la tierra temblará y se tambaleará:
Será quebrantada del todo la tierra, enteramente desmenuzada será la tierra, en gran manera será la tierra conmovida.
Temblará la tierra como un ebrio, y será removida como una choza; y se agravará sobre ella su pecado, y caerá, y nunca más se levantará.24
Isaías explicó los grandes cambios que sufrirá la configuración de la tierra cuando profetizó de, la
Voz que clama en el desierto: Preparad camino a Jehová; enderezad calzada en la soledad a nuestro Dios. Todo valle sea alzado, y bájese todo monte y collado; y lo torcido se enderece, y lo áspero se allane.25
Aparentemente será a la venida de Cristo en gloria que la localidad de los mares y los continentes será cambiada en gran manera, como se describe en la Doctrina y Convenios:
Y alzará su voz desde Sión, y hablará desde Jerusalén, y se oirá su voz entre todo pueblo. Y será una voz como el estruendo de muchas aguas, y como la voz de grandes truenos que derribarán los montes; y no se hallarán los valles. Mandará al mar profundo, y será arrojado hacia los países del norte, y las islas serán una sola tierra; y la tierra de Jerusalén y la de Sión volverán a su propio lugar, y la tierra será como en los días antes de ser dividida. Y el Señor, sí, el Salvador, estará en medio de su pueblo y reinará sobre toda carne.26
Este cataclismo, que combinará en uno todos los océanos, servirá para volver la tierra a su configuración original, antes de ser dividida,27 según la explicación dada por José Fielding Smith:
Tenemos toda confianza en el hecho que Adán moraba en este continente Americano. Pero cuando Adán vivía acá no fue el continente Americano, ni fue el hemisferio Oeste, porque toda la tierra estaba en un solo lugar, y todo el agua estaba en un solo lugar. No había ningún Océano Atlántico separando los hemisferios. “Dijo también Dios: Júntense las aguas que están debajo de los cielos en un lugar, y descúbrase lo seco. Y fue así. Y llamó Dios a lo seco Tierra, y a la reunión de las aguas llamó Mares. Y vio Dios que era bueno.”
Si todo el agua estaba en un solo lugar, pues, naturalmente toda la tierra estaría en un solo lugar; por tanto, la forma de la tierra, en cuanto al agua y la superficie de la tierra, no era como lo encontramas hoy día. Luego leemos en Génesis que llegó el tiempo en que la tierra fue dividida. Hay algunos que creen que ésto significa sencillamente que la superficie de la tierra fue dividida entre las varias tribus, pero ésto no es el significado; fue una verdadera división de la superficie de la tierra, y fue quebrantada como la encontramos en la actualidad.
El Señor reveló al Profeta José Smith que cuando Él viene, como parte de la gran restauración, esta superficie de la tierra será vuelta a su forma original. Cuando llegue ese tiempo, la tierra de Sión (el hemisferio del Oeste) y la tierra de Jerusalén “volverán a su propio lugar, y la tierra será como en los días antes de ser dividida.” Juan vio este día cuando “toda isla huyó, y los montes no fueron hallados.”28
La Tierra Será Purificada por Fuego
A la venida de Cristo, cada cosa corruptible de la tierra será consumida por fuego y ferviente calor:
Y toda cosa corruptible, bien sea del hombre o de las bestias del campo, las aves del cielo o los peces del mar, que more sobre la faz de la tierra, será consumida.
y también lo que fuere de elemento se derritieran con calor abrasador; y todas las cosas serán hechas nuevas, a fin de que mi conocimiento y gloria moren sobre toda la tierra.29
El Libro de Mormón indica que “los elementos se derretirán con calor abrasador, y la tierra se plegara como un pergamino, y pasaran los cielos y la tierra,”30 y también que al mandato de Dios “la tierra se plegará como un rollo.”31
Muchos se han preguntado que será el origen del fuego al tiempo de la venida de Cristo en gloria. El ángel Moroni explicó este asunto al Profeta José, diciendo que serían las huestes celestiales (y por lo tanto no las bombas atómicas o hidrogenas) que quemarán a los inicuos:
Porque, he aquí, viene el día que arderá como un horno, y todos los soberbios, si, todos los que obran inicuamente, arderán como rastrojo; porque los que vienen los quemarán, dice el Señor de los Ejércitos, de modo que no les dejará ni raíz ni rama.32
De nuevo, el Señor dijo que Él mismo quemaría la tierra en este tiempo:
Porque la hora está cerca, y próximo está el día cuando la tierra estará madura; y todos los soberbios y los que hacen maldad serán como rastrojo, y yo los abrasaré, dice el Señor de los Ejércitos, a fin de que no exista maldad en la tierra;33
Este abrasar aparentemente vendrá de la gloria que brillará de su persona, porque la revelación registra que “la presencia del Señor será como el fuego de fundición que abrasa, y como fuego que hace hervir las aguas.”34
Aparentemente ésto fue a lo que Moisés se refirió cuando dijo que si hubiera visto a Dios con sus ojos naturales me “habría desfallecido y me habría muerto en su presencia.”35
Isaías evidentemente aludió a la venida del Señor en gloria cuando dijo que por razón de la plena iniquidad, “Por esta causa la maldición consumió la tierra, y sus moradores fueron asolados; por esta causa fueron consumidos los habitantes de la tierra, y disminuyeron los hombres.”36 Tal limpieza por fuego se entiende como el bautismo de la tierra por fuego y por el Espíritu Santo. Dijo Orson F. Whitney:
La tierra experimentó un bautismo por ser sumergido en agua, para la remisión de sus pecados, el limpiar de sus iniquidades. “Como fue en los días de Noé, así también será en la venida del Hijo del Hombre.” ¿Será inundada el mundo en agua otra vez? No; porque Dios prometió a Noé y estableció su arco en las nubes como seña que el mundo nunca jamás sería inundado en agua; pero en el día de la venida del Hijo del Hombre recibirá el bautismo de fuego y del Espíritu Santo. Juan el Bautista dijo: “Viene tras mí el que es más poderoso que yo, a quien no soy digno de desatar encorvado la correa de su calzado. Yo a la verdad os he bautizado con agua; pero él os bautizará con Espíritu Santo.” No solo el hombre, sino la tierra misma, que es una criatura viva, tiene que pasar por esta ordenanza—este doble bautismo.37
Orson Pratt añadió:
La segunda ordenanza establecida para la santificación de la tierra es aquella de fuego y del Espíritu Santo. El día vendrá que abrasará como un horno, y todos los soberbios y los que hacen maldad serán como rastrojo; después de lo cual la gloria de Dios cubrirá la tierra como las aguas cubren el abismo. He aquí, el bautismo de fuego primero, y luego del Espíritu Santo. Tal como el hombre recibe el bautismo de fuego y del Espíritu Santo por la imposición de manos de parte de un administrador legal, así también recibe la tierra lo mismo, no por su propia voluntad, sino por la voluntad ordenada de Dios. Tal como el hombre se convierte en una nueva criatura por nacer de nuevo, primero por agua, y luego del espíritu, así también la tierra en la misma manera llega a ser una nueva tierra por nacer de nuevo de estos elementos limpiadores y purificadores. Tal como el hombre llega a ser recto por medio del nuevo nacimiento, así la tierra llega a ser una tierra recta por el mismo proceso.38
Aquellos que serán consumidos por fuego serán los más inicuos— aquellos que han vivido solamente por la ley telestial, según José Fielding Smith:
Cuando viene el reinado de Jesucristo durante el milenio, solamente aquellos que han vivido la ley telestial serán desplazados. La tierra será limpiada de toda su corrupción e iniquidad. Aquellos que han vivido vidas virtuosas, que han sido honestos en sus tratados con los demás y que se han esforzado a hacer lo bien a lo mejor de sus entendimientos, permanecerán. . . .
Así aprendemos que todas las cosas corruptibles, o sea los hombres o las bestias o los elementos, se consumirán; pero todos que no padecen este horrible decreto permanecerán. Así que los honestos y rectos de todas las naciones, parentelas y creencias, que han guardado la ley terrestre o celestial, permanecerán: Bajo estas condiciones, las personas entrarán al gran reinado de Jesucristo, llevando consigo sus creencias y doctrinas religiosas. No se les quitará su agencia.39
Este fuego no solamente limpiará la tierra, sino también la renovará, y la tierra será restituida a su gloria paradisíaca. Por ejemplo Isaías habló de “nuevos cielos y nueva tierra; y de lo primero no habrá memoria, ni más vendrá al pensamiento.”40 Tocando este asunto Eider José Fielding Smith comentó:
Los Santos de los Últimos Días creen que el día está cercano, aun a las puertas, cuando Cristo aparecerá como el legítimo gobernador de la tierra. Cuando llegue este tiempo, la tierra entera y todas las cosas que permanecerán sobre su superficie serán cambiadas, y “la tierra será renovada y recibirá su gloria paradisíaca.” Ésto significa que la tierra volverá a una condición similar a la que prevalecía cuando reinaba la paz y la rectitud y antes que entró la muerte con su horrible infamia de maldad y destrucción.
Cuando llegue ese día la iniquidad tendrá que cesar y toda criatura inmunda será barrida de la tierra porque no podrán aguantar las cambiadas condiciones.
Todo “elemento se derretirá con calor abrasador, y todas las cosas serán hechas nuevas, a fin de que mi conocimiento y gloria moren sobre toda la tierra. Y en ese día la enemistad del hombre y la enemistad de las bestias, sí, la enemistad de toda carne, cesará ante mi faz.41
La Boda del Cordero
Juan Taylor, hablando de un pasaje de la Perla de Gran Precio, enseñó que la ciudad de Sión de los últimos días en su totalidad será arrebatada al cielo, y que allá será reunida con la ciudad de Enoc, y descenderán juntos:
Más luego cuando llegó el tiempo para el cumplimiento de los propósitos de Dios, y antes de la destrucción de los inicuos, Enoc fue arrebatado al cielo y su Sión consigo. Y nos dicen en las revelaciones de los últimos días en cuanto a estos asuntos que se edificará una Sión en nuestro día; que grandes molestias sobrevendrán los habitantes de la tierra; y que cuando llegue el tiempo, esa Sión que fue arrebatada descenderá, y la Sión que se organizará aquí ascenderá, las dos poseídas por el mismo espíritu, sus pueblos habiendo sido preservados por el poder de Dios según sus propósitos, y como hijos de Él, participarán en los acontecimientos de los últimos días. Se nos dice que cuando estas dos Siones se encuentran, caerán sobre los cuellos los unos de los otros, y se abrazarán y besarán.42
En esta manera los Santos anteriores se unirán con los Santos de los Últimos Días. Cristo, el Cordero, vendrá y será unido con la Iglesia, Su esposa, y su unión es nombrada como “las bodas del Cordero:”
Y oí como la voz de una gran multitud, como el estruendo de muchas aguas, y como la voz de grandes truenos, que decía: ¡Aleluya, porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina!
Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado. Ya ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de los santos.
Y el ángel me dijo: Escribe: Bienaventurados los que son llamados a la cena de las bodas del Cordero. Y me dijo: Estas son palabras verdaderas de Dios.43
En su interpretación de este pasaje Élder José Fielding Smith dijo:
Esta profecía de la boda del Cordero es un modo de hablar, refiriéndose a la segunda venida de nuestro Salvador y a la fiesta, o cena, que los rectos recibirán a su venida. Al enseñar a los judíos, y más especialmente a sus discípulos, el Salvador habló del Esposo cuando hizo referencia a si mismo.44
Sumario
- La venida de Cristo en gloria será precedida por una serie de sones de trompeta por los ángeles. Cada ángel predirá un importante acontecimiento que ocurrirá entre la venida de Cristo en gloria y el n de la tierra. También cada ángel revelará los hechos secretos de los hombres durante uno de los siete mil años de la existencia de la tierra.
- Cuando Cristo viene será acompañado por las huestes del cielo—los Santos de tiempos anteriores. Será vestido en ropa roja.
- Los rectos muertos resucitarán antes de o al mismo tiempo de su venida45 y serán arrebatados para encontrarle en el aire. Los Santos vivos que son dignos también serán arrebatados y descenderán con el Salvador y sus ángeles. Otros serán resucitados cuando Cristo se arrima a la tierra.
- Cada ojo atestiguará su venida. Aun los muertos le verán.
- A su venida se sacudirá la tierra por poderosos terremotos. Los mares serán empujados al norte. Las montañas se consumirán con ferviente calor. La con guración entera de la tierra será cambiada.
- La tierra será limpiada por fuego. Aquellos que no han vivido por la ley terrestre o celestial serán arrebatados de la tierra. Los objetos animados tanto como los inanimados serán destruidos.
- La limpieza de la tierra por fuego se interpreta como un bautismo por fuego siguiendo el bautismo por agua que la tierra recibió en el tiempo de Noé.
- La venida de Cristo a su Iglesia se conoce como “la boda del Cordero.”
NOTAS, CAPITULO CATORCE
- Se anticipa otras apariciones del Salvador además de estas tres, e.g., “Porque he aquí, se pondrá de pie sobre el monte de los Olivos y sobre el potente océano, sí, el gran abismo, y sobre las islas del mar y sobre la tierra de Sión.” Doctrina y Convenios 133:20.
- Estrella Milenaria, tomo 21, p. 583, 10 de septiembre de 1859.
- Doctrina y Convenios 88:95-110.
- Diario de Discursos, 16:328.
- Apocalipsis 6:14. Véase Doctrina y Convenios 77:6-7.
- Isaías 34:4.
- Diario de Discursos, 8:52.
- Diario de Discursos, 18:57-58.
- Doctrina y Convenios 43:17-18.
- Después que cada uno de los ángeles ha sonido su trompeta dos veces, entonces y no antes será el tiempo para que se ate a Satanás por mil años hasta el fin del milenio. Doctrina y Convenios 88:110. Véase Apocalipsis 20:1-3.
- José Fielding Smith, Doctrinas de Salvación [Doctrines of Salvation], 2, pp. 296-98.
- Doctrina y Convenios 1:2-3.
- Véase Éxodo 19:13-19.
- Doctrina y Convenios 29:9-13.
- Diario de Discursos, 8:51.
- Es difícil determinar si este pasaje se refiere a la venida final de Cristo en su gloria o a su aparición sobre el Monte de Olivos. En el capítulo anterior Apocalipsis 19:11-16 se interpretó como refiriéndose al primer acontecimiento. Este pasaje parece tratar la segunda ocasión porque:
- Isaías 63:1-6. Este pasaje es más difícil que el anterior para asignar a una venida particular. Aquí el Salvador dice que ha pisado el lagar solo y que el día de sus redimidos ha venido, sin embargo dice que los pisará como si fuera aun en el futuro. No se puede dar a este pasaje ninguna asignación definitiva.
- Doctrina y Convenios 101:23.
- Diario de Discursos, 18:170.
- Apocalipsis 1:7.
- Isaías 40:5.
- Mormón 9:2-5.
- Doctrina y Convenios 43:29.
- Isaías 24:19-20.
- Isaías 40:3-4.
- Doctrina y Convenios 133:21-25.
- Véase Génesis 10:25, Moisés 2:9-10, y Abraham 4:9-10.
- José Fielding Smith, Doctrinas de Salvación [Doctrines of Salvation], 3, pp. 74-75.
- Doctrina y Convenios 101:24-25.
- 3 Nefi 26:3.
- Mormón 5:23.
- José Smith—Historia 1:37.
- Doctrina y Convenios 29:9.
- Doctrina y Convenios 133:41.
- Moisés 1:11.
- Isaías 24:5-6.
- Diario de Discursos, 26:266.
- Diario de Discursos, 1:331.
- José Fielding Smith, Doctrinas de Salvación [Doctrines of Salvation], 3, pp. 62-63.
- Isaías 65:17.
- José Fielding Smith, Doctrinas de Salvación [Doctrines of Salvation], 3, pp. 56-57.
- Diario de Discursos, 25:305.
- Apocalipsis 19:6-9.
- José Fielding Smith, Doctrinas de Salvación [Doctrines of Salvation], 3, p. 61.
- Véase las declaraciones en Capítulo seis bajo la sección titulada “Será Escogido Un Líder Como Moisés,” que expresa las opiniones de los primeros hermanos que muchos serían resucitados antes de la venida final de Cristo en gloria. Se puede afirmar la opinión de ellos. Nótese que la Doctrina y Convenios 45:45-52 indica que una resurrección precederá la venida del Salvador sobre el Monte de Olivos. La Proclamación publicada por los Doce dice que el Salvador tendrá consigo seres resucitados cuando aparece en el templo de la Nueva Jerusalén. Se ha levantado anteriormente la pregunta que si algunos de los 144.000 serán seres resucitados. Se cree que muchos de aquellos que participan en el concilio en Adán-ondi-Ahmán habrán salido de la tumba.
























