La Profecía – Llave al Futuro

Capítulo 3

Dios Dispensará Sus Juicios


Grandes Calamidades Llegarán Después Que el Evangelio Sea Quitado de los Gentiles

En la noche del 21 de septiembre de 1823, el profeta José Smith fue visitado por Moroni, un ser angélico. Moroni relató a José muchas verdades importantes durante sus tres visitas esa noche. Entre sus declaraciones más significativas se encuentra la siguiente advertencia registrada por el profeta:

“Me informó de grandes juicios que vendrían sobre la tierra, con gran desolación causada por el hambre, la espada y las pestilencias; y que esos penosos juicios vendrían sobre la tierra en esta generación.”¹

Advertencias similares han sido dadas repetidamente por el Señor. Cuando aún estaba sobre la tierra, predijo a sus apóstoles los acontecimientos que ocurrirían en los últimos días:

“He aquí, hablo por el bien de mis escogidos; porque nación se levantará contra nación, y reino contra reino; habrá hambres, pestes y terremotos en diversos lugares.”²

Las revelaciones de los días modernos nos han indicado el tiempo cuando los juicios causados por los elementos naturales empezarán a dejar su marca. Aunque a través de los años la frecuencia de terremotos, aguaceros violentos, grandes tormentas y otras calamidades haya aumentado, la época en que estas catástrofes arremeterán con total fuerza será el período posterior al cumplimiento de los tiempos de los gentiles. El Señor lo clarificó en la sección 88 de Doctrina y Convenios cuando dijo cómo los santos deben ir entre los gentiles por última vez, cuantos la boca del Señor llame, para ligar la ley y sellar el testimonio, y preparar a los santos para la hora del juicio que ha de venir.³

Entonces proclamó: “Después de vuestro testimonio vienen la ira y la indignación sobre el pueblo.”⁴ ¿Qué calamidades dijo el Señor que vendrían sobre la tierra en ese tiempo?

“Después de vuestro testimonio vienen la ira y la indignación sobre el pueblo. Porque después de vuestro testimonio viene el testimonio de terremotos que causarán gemidos en el centro de la tierra, y los hombres caerán al suelo y no podrán permanecer en pie.

Y también viene el testimonio de la voz de truenos, y la voz de relámpagos, y la voz de tempestades, y la voz de las olas del mar que se precipitan allende sus límites.”⁵

Nefi, el gran profeta del Libro de Mormón, vio en visión la iniquidad característica de los gentiles después de que se cumplieran sus tiempos. Dijo que su profecía se aplica a aquellos gentiles, “tanto los que vengan a esta tierra [América] como los que se hallen sobre otras tierras,”⁶ y que se cumpliría cuando “estarán ebrios de iniquidad y de toda clase de abominaciones.”⁷ Entonces predijo los juicios de Dios que vendrían sobre ellos:

“Y cuando venga ese día, los visitará el Señor de los Ejércitos con truenos y con terremotos, y con un gran estruendo, y con borrasca, y con tempestad, y con la llama de fuego devorador.”⁸

Jacob, el hermano de Nefi, también previó este período de destrucción, y dijo que “el Mesías se dispondrá por segunda vez a restaurar”⁹ a su pueblo, Israel, que todavía espera la venida del Mesías. Como se vio en el capítulo anterior, la mayor congregación de Israel se llevará a cabo después de que se hayan cumplido los tiempos de los gentiles, es decir, en el tiempo del que Nefi habló anteriormente. La profecía de Jacob era similar a la de su hermano:

“Y los que no crean en él serán destruidos tanto por fuego como por tempestades, y por temblores de tierra, por la efusión de sangre y por pestilencia y por hambre.”¹⁰

Una parte del mensaje de la Profecía sobre la Guerra es que, empezando con el período después de que los esclavos se hayan sublevado en contra de sus amos a través del mundo,

“…con la espada y por el derramamiento de sangre se han de lamentar los habitantes de la tierra; y con hambre, plagas, terremotos, truenos del cielo, y también con violentos e intensos relámpagos, se hará sentir a los habitantes de la tierra la ira, la indignación y la mano castigadora de un Dios Omnipotente, hasta que la consumación decretada haya destruido por completo a todas las naciones.”¹¹

Así que el período de los grandes y naturales desastres y calamidades se identifica como posterior al cumplimiento de los tiempos de los gentiles y durante el período de las guerras de destrucción total. El presidente Brigham Young amonestó sobre las calamidades que la naturaleza tendría en reserva para el mundo en este período:

“Cuando los élderes cesen de dar su testimonio, y el Señor les diga: ‘Volved a casa; ahora predicaré mis propios sermones a las naciones de la tierra’, todo lo que ahora sabéis casi ni puede ser llamado un preludio al sermón que será predicado con fuego y con la espada, tempestades, terremotos, granizos, lluvias, estruendos y relámpagos, y la espantosa destrucción. ¿Qué importancia tiene la destrucción de algunos coches del ferrocarril? Oiréis de grandes ciudades, ahora idolatradas por el pueblo, hundiéndose en la tierra, sepultando a sus habitantes. El mar se arrojará más allá de sus bordes, hundiendo enormes ciudades. El hambre se extenderá sobre las naciones, y nación se levantará contra nación, reino contra reino, y estado contra estado, en nuestro propio país y en tierras extranjeras; y se destruirán los unos a los otros, mostrando solo desdén por la sangre y por las vidas de sus vecinos, de sus propias familias o por sus propias vidas.”¹²

La Plaga Asoladora del Señor

Se observa con especial atención una serie de profecías que tratan sobre una terrible enfermedad que Dios derramará sobre la tierra durante este período. Después de relatar los tiempos de los gentiles y declarar que apartarán sus corazones de Él a causa de los preceptos de los hombres, el Señor dijo:

“…en esa generación serán cumplidos los tiempos de los gentiles. Y vivirán hombres en esa generación que no morirán hasta que vean una plaga arrasadora, porque una enfermedad desoladora cubrirá la tierra.

Pero mis discípulos estarán en lugares santos y no serán movidos; pero entre los inicuos, los hombres alzarán sus voces y maldecirán a Dios, y morirán.

Y también habrá terremotos en diversos lugares, y muchas devastaciones; sin embargo, los hombres endurecerán su corazón contra mí y levantarán la espada el uno contra el otro, y unos a otros se matarán.”¹³

Aún antes de que organizara la Iglesia, el Señor proclamó que el testimonio de los tres testigos sería publicado y serviría para condenar a esta generación si lo rechazaban. Entonces dijo qué incluiría esa condenación:

“Porque se desatará una plaga asoladora entre los habitantes de la tierra, y seguirá derramándose de cuando en cuando, si no se arrepienten, hasta que quede vacía la tierra, y sus habitantes sean consumidos y enteramente destruidos por el resplandor de mi venida.”¹⁴

En 1832, el Señor amonestó:

“Yo, el Omnipotente, he puesto mis manos sobre las naciones para azotarlas por sus iniquidades. Y se derramarán plagas, y no serán quitadas de la tierra hasta que haya cumplido mi obra, la cual se ha de acortar en justicia.”¹⁵

Una profecía en Isaías ha sido interpretada por varias autoridades de la Iglesia SUD como una referencia a una futura calamidad en las Américas. Compara a la población con una vid y predice que Dios:

“…podará con podaderas las ramitas, y cortará y quitará las ramas.

Y serán dejados todos para las aves de los montes y para las bestias de la tierra; sobre ellos tendrán el verano las aves, e invernarán todas las bestias de la tierra.”¹⁶

El período de este acontecimiento se identifica como el tiempo que seguirá al cumplimiento de los tiempos de los gentiles, porque ocurrirá cuando Israel esté siendo recogido (y posiblemente esta referencia se dirija al retorno de las diez tribus):

“En aquel tiempo será traída ofrenda a Jehová de los Ejércitos, del pueblo de elevada estatura y tez brillante, del pueblo temible desde su principio y después, gente fuerte y conquistadora, cuya tierra es surcada por ríos, al lugar del nombre de Jehová de los Ejércitos, al monte de Sión.”¹⁷

Orson Pratt comentó sobre esta profecía y la interpretó claramente como referida a una futura destrucción en América. Dijo que Dios visitará a los continentes americanos:

“…con juicios que son terriblemente severos en tanto que les causarán
a yacer por los cientos y por los miles de un extremo de la tierra al otro sin ser sepultados, y que serán carne para las aves del aire y las bestias del campo. ¿Por qué? Porque los juicios de Dios serán tan rápidos que no habrá tiempo para sepultarlos.

Uno se pregunta: ‘¿Realmente crees que tales juicios vendrán sobre nuestra nación?’ No solamente lo creo, sino que lo sé.”¹⁸

Se anticipó que este azote vendría en parte sobre los santos, tanto como sobre los gentiles, si los santos no fueran rectos. Una revelación dada en 1832 dice que:

“Esta incredulidad y vanidad han traído la condenación sobre toda la Iglesia,” y que “permanecerán bajo esta condenación hasta que se arrepientan… de lo contrario, queda por derramarse un azote y juicio sobre los hijos de Sión.”¹⁹

En una revelación dada el siguiente año, fue explicado que:

“El azote del Señor pasará de noche y de día, y su rumor afligirá a todo pueblo; sí, y no cesará hasta que venga el Señor; porque se ha encendido la indignación del Señor en contra de sus abominaciones y todas sus obras inicuas.

Sin embargo, Sión escapará si procura hacer todo lo que le he mandado. Mas si no procura hacer lo que le he mandado, la visitaré según todas sus obras, con penosa aflicción, con pestilencia, con plagas, con la espada, con venganza y fuego devorador.”²⁰

El profeta José enseñó que muchos de los santos, aunque sean rectos, podrán caer presa de las enfermedades y pestilencias que están por venir:

“Expliqué algo en cuanto a la venida del Hijo del Hombre; también que es una idea falsa que los santos escaparán todos los juicios mientras los inicuos sufren; porque toda carne tiene que sufrir, y ‘los justos casi no escaparán’; sin embargo, muchos de los santos sí escaparán, porque los justos vivirán por medio de la fe; sin embargo, muchos de los rectos caerán presa de enfermedades, de pestilencias, etcétera, a causa de la debilidad de la carne, y sin embargo serán salvos en el Reino de Dios.

Así que es un principio profano decir que tal o cual persona ha transgredido porque ha caído presa de una enfermedad o de la muerte, porque toda carne tiene que morir; y el Señor ha dicho: ‘No juzguéis, para que no seáis juzgados’.”²¹

La Plaga Asoladora del Señor

Se observa con especial atención una serie de profecías que tratan sobre una terrible enfermedad que Dios derramará sobre la tierra durante este período. Después de relatar los tiempos de los gentiles y declarar que apartarán sus corazones de Él a causa de los preceptos de los hombres, el Señor dijo:

“…en esa generación serán cumplidos los tiempos de los gentiles. Y vivirán hombres en esa generación que no morirán hasta que vean una plaga arrasadora, porque una enfermedad desoladora cubrirá la tierra.

Pero mis discípulos estarán en lugares santos y no serán movidos; pero entre los inicuos, los hombres alzarán sus voces y maldecirán a Dios, y morirán.

Y también habrá terremotos en diversos lugares, y muchas devastaciones; sin embargo, los hombres endurecerán su corazón contra mí y levantarán la espada el uno contra el otro, y unos a otros se matarán.”¹³

Aún antes de que organizara la Iglesia, el Señor proclamó que el testimonio de los tres testigos sería publicado y serviría para condenar a esta generación si lo rechazaban. Entonces dijo qué incluiría esa condenación:

“Porque se desatará una plaga asoladora entre los habitantes de la tierra, y seguirá derramándose de cuando en cuando, si no se arrepienten, hasta que quede vacía la tierra, y sus habitantes sean consumidos y enteramente destruidos por el resplandor de mi venida.”¹⁴

En 1832, el Señor amonestó:

“Yo, el Omnipotente, he puesto mis manos sobre las naciones para azotarlas por sus iniquidades. Y se derramarán plagas, y no serán quitadas de la tierra hasta que haya cumplido mi obra, la cual se ha de acortar en justicia.”¹⁵

Una profecía en Isaías ha sido interpretada por varias autoridades de la Iglesia SUD como una referencia a una futura calamidad en las Américas. Compara a la población con una vid y predice que Dios:

“…podará con podaderas las ramitas, y cortará y quitará las ramas.

Y serán dejados todos para las aves de los montes y para las bestias de la tierra; sobre ellos tendrán el verano las aves, e invernarán todas las bestias de la tierra.”¹⁶

El período de este acontecimiento se identifica como el tiempo que seguirá al cumplimiento de los tiempos de los gentiles, porque ocurrirá cuando Israel esté siendo recogido (y posiblemente esta referencia se dirija al retorno de las diez tribus):

“En aquel tiempo será traída ofrenda a Jehová de los Ejércitos, del pueblo de elevada estatura y tez brillante, del pueblo temible desde su principio y después, gente fuerte y conquistadora, cuya tierra es surcada por ríos, al lugar del nombre de Jehová de los Ejércitos, al monte de Sión.”¹⁷

Orson Pratt comentó sobre esta profecía y la interpretó claramente como referida a una futura destrucción en América. Dijo que Dios visitará a los continentes americanos:

“…con juicios que son terriblemente severos en tanto que les causarán
a yacer por los cientos y por los miles de un extremo de la tierra al otro sin ser sepultados, y que serán carne para las aves del aire y las bestias del campo. ¿Por qué? Porque los juicios de Dios serán tan rápidos que no habrá tiempo para sepultarlos.

Uno se pregunta: ‘¿Realmente crees que tales juicios vendrán sobre nuestra nación?’ No solamente lo creo, sino que lo sé.”¹⁸

Se anticipó que este azote vendría en parte sobre los santos, tanto como sobre los gentiles, si los santos no fueran rectos. Una revelación dada en 1832 dice que:

“Esta incredulidad y vanidad han traído la condenación sobre toda la Iglesia,” y que “permanecerán bajo esta condenación hasta que se arrepientan… de lo contrario, queda por derramarse un azote y juicio sobre los hijos de Sión.”¹⁹

En una revelación dada el siguiente año, fue explicado que:

“El azote del Señor pasará de noche y de día, y su rumor afligirá a todo pueblo; sí, y no cesará hasta que venga el Señor; porque se ha encendido la indignación del Señor en contra de sus abominaciones y todas sus obras inicuas.

Sin embargo, Sión escapará si procura hacer todo lo que le he mandado. Mas si no procura hacer lo que le he mandado, la visitaré según todas sus obras, con penosa aflicción, con pestilencia, con plagas, con la espada, con venganza y fuego devorador.”²⁰

El profeta José enseñó que muchos de los santos, aunque sean rectos, podrán caer presa de las enfermedades y pestilencias que están por venir:

“Expliqué algo en cuanto a la venida del Hijo del Hombre; también que es una idea falsa que los santos escaparán todos los juicios mientras los inicuos sufren; porque toda carne tiene que sufrir, y ‘los justos casi no escaparán’; sin embargo, muchos de los santos sí escaparán, porque los justos vivirán por medio de la fe; sin embargo, muchos de los rectos caerán presa de enfermedades, de pestilencias, etcétera, a causa de la debilidad de la carne, y sin embargo serán salvos en el Reino de Dios.

Así que es un principio profano decir que tal o cual persona ha transgredido porque ha caído presa de una enfermedad o de la muerte, porque toda carne tiene que morir; y el Señor ha dicho: ‘No juzguéis, para que no seáis juzgados’.”²¹

Un Terremoto en los Estados Unidos

Las profecías ya citadas en este capítulo han hecho frecuente referencia a varios terremotos y tormentas. Los capítulos siguientes tratarán tres terremotos específicos de gran importancia que han sido profetizados,³⁶ pero los profetas de los Santos de los Últimos Días también han dado indicaciones sobre al menos un terremoto que tendrá consecuencias muy extensas para el pueblo de los Estados Unidos. Una profecía de importancia fue dada por Wilford Woodruff en un sermón pronunciado en Logan, Utah, el 22 de agosto de 1863, en el que profetizó la forma en que las ciudades de Nueva York, Boston y Albany serían destruidas:

“Llegaréis a ser hombres y mujeres, padres y madres; sí, y los días vendrán, después que vuestros padres y estos profetas y apóstoles hayan fallecido, que tendréis el privilegio de entrar en las torres de un glorioso templo edificado al nombre del Altísimo (señalando en dirección de la ladera), hacia el este, sobre la ladera de Logan; y mientras os paréis en las torres del templo y vuestros ojos recorran este glorioso valle lleno de ciudades y pueblos, habitado por miles de Santos de los Últimos Días, entonces recordaréis esta visita del presidente Young y sus acompañantes.

Diréis: ‘Esto fue en los días en que presidieron los presidentes Benson y Maughan; fue antes de que Nueva York fuera destruida por un terremoto; fue antes de que Boston se hundiera en el mar a causa del mar que se arrojó más allá de sus bordes; fue antes de que Albany fuera destruida por el fuego; sí, en aquel tiempo recordaréis las escenas de este día.’ Atesoradlas y no las olvidéis.”

El presidente Young le siguió y dijo: “Lo que ha dicho el hermano Woodruff es revelación y será cumplido.”³⁷

En dos ocasiones, Orson Pratt también aludió a la destrucción de Nueva York. Al hablar de los habitantes de América, dijo:

“Tendrán que perecer, si no se arrepienten. Se desgastarán, y la plenitud de la ira de Dios Todopoderoso será derramada sobre ellos, si no se arrepienten. Sus ciudades quedarán desoladas. Vendrá el tiempo cuando la gran y bien poblada ciudad de Nueva York—la ciudad más grande de la República Americana—quedará sin habitantes. Las casas permanecerán en pie, algunas, pero no todas. Quedarán vacías, sin personas para habitarlas. Será lo mismo con muchas otras ciudades.”³⁸

Varios años antes, el élder Pratt había hecho una profecía similar:

“La grande, poderosa y bien poblada ciudad de Nueva York, que puede considerarse como una de las más grandes del mundo, en unos pocos años será un montón de ruinas. La gente se preguntará, al mirar esas ruinas que costaron cientos de millones en edificar: ‘¿Qué ha pasado con sus habitantes?’

Sus casas quedarán, pero quedarán desoladas. Así dice el Señor. Esto será solo un ejemplo de numerosos otros pueblos y ciudades sobre la faz de este continente.”³⁹

Parece que el Señor está preparando al mundo para enviar grandes terremotos sobre él. La frecuencia y severidad de los sismos en todo el mundo están aumentando. El terremoto más fuerte jamás registrado ocurrió en Chile, el 21 de mayo de 1960. Se ha estimado que requeriría la fuerza combinada de 25.000 bombas atómicas del tipo lanzado en Hiroshima para comenzar a liberar la energía equivalente a solo uno de los principales choques de ese desastre.


El Condado de Jackson Expurgado

Parece que durante este período tumultuoso, el condado de Jackson, Missouri, será expurgado en preparación para los santos. La profecía no ha señalado cómo ocurrirá esto, pero ha dejado en claro que toda la región donde se edificará la Nueva Jerusalén será completamente limpiada de inmundicia. El presidente Brigham Young habló del tiempo en que el Señor “purificará la tierra… desarraigará al malhechor, preparará el camino para el retorno de mi [Su] pueblo a su herencia,” y añadió que:

“Si nuestros enemigos no cesan su opresión contra este pueblo, tan cierto como vive el Señor, no pasarán muchos días hasta que ocupemos esa tierra [de Sion] y allí edifiquemos un templo al Señor.”⁴⁰

Quizás Heber C. Kimball se refirió a esto cuando dijo que los bordes occidentales del estado de Missouri “serán barridos tan limpiamente de sus habitantes que, como dijo el presidente Young, ‘no habrá ni un perro descarriado para mover su cola’.”⁴¹ Orson Pratt también dijo que, antes de que los santos vuelvan al condado de Jackson, Dios visitará esa región “en juicio, y no quedarán dueños para ocupar la región.”⁴²


¿Escaparán los Santos el Juicio?

La profecía presenta tanto un cuadro pesimista como esperanzador respecto a si los santos podrán escapar de los juicios anunciados para esta tierra. Una profecía dada a José Smith advierte que estos juicios vendrán primero sobre los inicuos e infieles miembros de la Iglesia, antes de ser derramados sobre otros pueblos:

“He aquí, la venganza viene presto sobre los habitantes de la tierra, un día de ira, de fuego, de desolación, de llanto, de lamento y de lamentación; y como un torbellino vendrá sobre toda la faz de la tierra, dice el Señor.

Y empezará sobre mi casa, y de mi casa se extenderá, dice el Señor; primero entre aquellos de vosotros que habéis profesado conocer mi nombre, dice el Señor, y no me habéis conocido, y habéis blasfemado contra mí en medio de mi casa, dice el Señor.”⁴³

Aunque esta profecía ha sido interpretada en distintos tiempos como habiendo sido cumplida en parte, cuando los santos sufrieron diversas tribulaciones, parece, a la luz de la evidencia contenida en este capítulo, que su cumplimiento pleno aún pertenece al futuro.

Wilford Woodruff proclamó que los juicios de Dios “vendrían sobre judíos y gentiles, Sion y Babilonia.”⁴⁴ Otra revelación dada a José Smith declara:

He jurado en mi ira y he decretado guerras sobre la faz de la tierra, y los inicuos matarán a los inicuos, y el temor se apoderará de todo hombre;

y también los santos apenas escaparán; sin embargo, yo, el Señor, estoy con ellos, y descenderé del cielo, de la presencia de mi Padre, y a los malvados los consumiré con fuego inextinguible.”⁴⁵

Se verá en el próximo capítulo que el inicio de estos juicios será acompañado por una guerra interna en los Estados Unidos. Heber C. Kimball predijo que este período de conflicto civil será precedido por un tiempo de grandes persecuciones, cuando:

“Todos los verídicos Santos de los Últimos Días serán probados al límite. Muchos apostatarán, y otros quedarán inmovilizados, sin saber qué hacer.”

Entonces habló de los juicios que barrerán limpiamente el oeste de Missouri y dijo:

“Antes que llegue ese día, sin embargo, los santos serán sometidos a una tentación que pondrá a prueba la integridad de los mejores de ellos. La tensión llegará a ser tan fuerte que los más rectos entre ellos clamarán al Señor día y noche hasta que sean librados.”⁴⁶

Pero los profetas han declarado con claridad que el criterio que permitirá a los santos escapar lo peor de los juicios es una vida recta. Según Wilford Woodruff, los únicos que tienen derecho a ser protegidos de los juicios son los dignos poseedores del sacerdocio:

“¿Me podéis decir dónde están las personas que serán guardadas y protegidas de las grandes calamidades y los juicios que ya están a nuestras puertas?

Os lo diré. Los sacerdotes de Dios que honran su sacerdocio y que son dignos de sus bendiciones son los únicos que tienen derecho a ser protegidos de estos juicios. Son los únicos seres mortales. Ningún otro pueblo tiene ese derecho.

Están a nuestras mismas puertas; ni aun este pueblo los escapará totalmente. Descenderán como los juicios sobre Sodoma y Gomorra. Y solo el sacerdocio será protegido de su furia.”⁴⁷

Finalmente, fue enseñado por Brigham Young que, mientras la mayoría de los santos guarden los mandamientos de Dios, las maldiciones y juicios del Todopoderoso no les sobrevendrán, aunque pasarán por pruebas de muchas clases:

“Hay un principio que quiero que los Santos de los Últimos Días entiendan perfectamente bien: ese es el principio de las bendiciones y las maldiciones.

Por ejemplo, leemos que guerras, pestilencias, plagas, hambres, etc., afligirán a los habitantes de la tierra; pero si vienen angustias por medio de los juicios de Dios sobre este pueblo, será porque la mayoría se ha apartado del Señor.

Si la mayoría del pueblo se aparta de los santos mandamientos que el Señor nos ha dado, y deja de mantener el balance de poder en la Iglesia, podemos anticipar que vendrán sobre nosotros los juicios de Dios.

Pero si seis décimos o tres cuartos de este pueblo guardan los mandamientos de Dios, la maldición y los juicios del Todopoderoso nunca les alcanzarán, aunque tendremos pruebas de diversas clases y tendremos que contender con los elementos—elementos naturales y espirituales.

A medida que este pueblo se esfuerce por servir a Dios de acuerdo con lo mejor de sus capacidades, tendrá mayor éxito, más alimento y vestido, mejores casas donde vivir, mejores compañeros, y más gozo que el que los inicuos tienen o tendrán jamás.”⁴⁸

Sumario

Se ha predicho que grandes calamidades y desastres vendrán sobre la tierra en el período cuando los misioneros serán instruidos a volver a sus hogares y los tiempos de los Gentiles serán cumplidos. Aparentemente estos desastres ya han empezado, pero serán mandados por Dios con muy aumentada intensidad en ese tiempo. Estos juicios pueden clasificarse bajo tres encabezamientos generales:

  1. Pestilencias.
    A. Una enfermedad desoladora se esparcirá sobre los Estados Unidos.
    B. Vendrá rápidamente y causará las personas a yacer por los cientos y los miles sin ser sepultadas.
    C. La enfermedad vendrá en mayor parte sobre los inicuos, pero algunos de los Santos rectos también sufrirán y morirán.
    D. La pestilencia continuará a derramarse de cuando en cuando “hasta que quede vacía la tierra.”
  2. Hambres.
    A. El Señor ha dicho que un fuerte granizo destruirá las cosechas de la tierra. Hambres también pueden ser causadas por el cambio de las estaciones (lo cual influenciará los períodos de sembrar y cosechar) y por la escasez de agua.
    B. Una seria falta de agua ya existe en los Estados Unidos. Especialistas en el gobierno han predicho que por 1970 la escasez de agua sería de proporciones desastrosas en muchos lugares.
    C. La polución del agua también es un problema serio y está aumentándose en intensidad. Los procesos de purificación que se usan hoy día no quitan de los suministros de agua todos los elementos peligrosos y se ha encontrado que algunas enferme­dades han sido transportadas por los suministros del agua culinario.
  3. Terremotos, Diluvios, Aguaceros violentos, Tormentas, Etcétera.
    A. Las profecías dicen que Nueva York será destruida por un terremoto, Aíbany por fuego, Boston por un aguacero violento, y que muchas otras ciudades sobre el continente Americano se destruirán o quedarán desoladas.
    B. Los terremotos están aumentándose en número e intensidad. En los Estados Unidos están ocurriendo frecuentemente. Son mucho más destructivos que las bombas atómicas.
    C. Aunque no se ha revelado la manera de su destrucción, el condado de Jackson, Missouri, (el sitio de la Nueva Jerusa­lén), será limpiado por completo de sus habitantes.
    Los Santos sufrirán en cierto grado por estas calamidades, pero, en general, escaparán lo peor de estos desastres según el nivel de su rectitud.

NOTAS CAPITULO TRES

  1. José Smith—Historia 1:45.
  2. José Smith—Mateo 1:29.
  3. Doctrina y Convenios 88:84.
  4. Doctrina y Convenios 88:88.
  5. Doctrina y Convenios 88:89-91.
  6. 2 Nefi 27:1.
  7. 2 Nefi 27:1.
  8. 2 Nefi 27:2.
  9. 2 Nefi 6:14.
  10. 2 Nefi 6:15.
  11. Doctrina y Convenios 87:6.
  12. Diario de Discursos, 8:123.
  13. Doctrina y Convenios 45:30-33.
  14. Doctrina y Convenios 5:19.
  15. Doctrina y Convenios 84:96-97.
  16. Isaías 18:5-6.
  17. Isaías 18:7.
  18. Diario de Discursos, 17:319, Véase también Diario de Discursos, 2:295.
  19. Doctrina y Convenios 84:55-59.
  20. Doctrina y Convenios 97:23-26.
  21. La Historia de la Iglesia, 4:11.
  22. Doctrina y Convenios 29:16.
  23. Doctrina y Convenios 109:30.
  24. Doctrina y Convenios 121:12.
  25. Doctrina y Convenios 133:68-70.
  26. La revista Esta Semana [This Week], 15 de enero de 1961.
  27. La revista The Oregonian, Portland, Oregon, 30 de enero de 1961.
  28. La revista Look, 19 de junio de 1960.
  29. El periódico Arizona Farmer-Ranchman, 3 de diciembre de 1960.
  30. La revista Look, op. cit.
  31. La Prensa Unida International, 23 de febrero de 1961.
  32. El diario Grand Forks Herald, 13 de febrero de 1960.
  33. El diario Los Angeles Times, 24 de febrero de 1960.
  34. El diario New Republic, 6 de junio de 1960.
  35. El diario St. Louis Democrat, 29 de noviembre de 1960.
  36. Estos terremotos ocurrirán a la venida de las Diez Tribus, la Batalla de Armagedón, y la venida final en gloria de Cristo.
  37. Noticias Deseret 33:678. Véase también Diario de Discursos, 21:299. Esta profecía es de interés particular cuando considerada en vista al mensaje de amonestación encontrada en las Doctrinas y Convenios: “No obstante, vaya el obispo a las ciudades de Nueva York, y a las de Albany y de Boston, y amoneste a la gente de esas ciudades, con el son del evangelio, en voz alta, de la desolación y destrucción completa que les espera si rechazan estas cosas. Porque si rechazan estas cosas, se acerca la hora de su juicio; y su casa les será dejada desierta.” Doctrina y Convenios 84:114-15.
  38. Diario de Discursos, 20:152.
  39. Diario de Discursos, 12:344.
  40. Diario de Discursos, 9:270.
  41. Declaraciones Pro/éticas de Heber C. Kimball a Amanda H. Wilcox. Una copia de esta profecía está disponible en la biblioteca de la Universidad de Brigham Young.
  42. Noticiedo Deseret Nocturno, 8:265, 2 de octubre de 1875.
  43. Doctrina y Convenios 112:24-26.
  44. Diario de Discursos, 18:122.
  45. Doctrina y Convenios 63:33-34
  46. Declaraciones Proféticas de Heber C. Kimball a Amanda H. Wilcox. Una copia de esta profecía está disponible en la biblioteca de la Universidad de Brigham Young.
  47. Periódico de las Mujeres Jóvenes [Young Woman’s Journal], Tomo 5, número 11, agosto de 1894.
  48. Diario de Discursos, 10:335-36.