La Profecía – Llave al Futuro

Capítulo 7

Cuatro Acontecimientos Importantes en los Estados Unidos


Se ha profetizado que, en el período siguiente al comienzo de la Nueva Jerusalén, habrán cuatro acontecimientos preparados para llevarse a cabo. Ellos son
1. El proselitismo intenso y la conversión de los Lamanitas, o sea los nativos de Norte, Centro y Sur América;
2. La aparición del Señor Jesucriso en la Nueva Jerusalén;
3. La venida a la Nueva Jerusalén de las Diez Tribus desde el Norte;
4. La llamada de 144.000 sumo sacerdotes para ministrar el Evangelio en los últimos días.

La Conversión de los Lamanitas

Según Orson Pratt, después que se habrá terminado la construcción del Templo en la Ciudad de Sión, y la ciudad misma se empieza a desarrollar y florecer, el tiempo llegará para que el evangelio sea predicado con gran énfasis a los Lamanitas. Un resto de ese pueblo habrá sido convertido antes que Sión sea redimido, pero el tiempo para que el cuerpo principal del pueblo Lamanita oiga el Evangelio será después del establecimiento de la Nueva Jerusalén:

La venida de Cristo parece estar a mano, aun así Sión tiene que ser redimido antes de aquel día; el templo tiene que ser edificado sobre el sitio consagrado, y descansar bajo la nube y la gloria del Señor, y los Lamanitas, muchos de ellos, recogidos, ¡y ellos tendrán que edificar la NUEVA JERUSALÉN! Es la verdad, así dice el Libro de Mormón, que en tanto que los Gentiles reciban el Evangelio, ayudarán a mi pueblo el resto de Jacob, dice el Señor, a edificar la Nueva Jerusalén. Y cuando lo tendrán edificado, entonces se nos dice que ayudarán a mi pueblo que son de Jacob a recogerse a la Nueva Jerusalén.

Solamente unos pocos miles o cientos de miles, pues, serán involucrados en esta obra, y entonces, después que esté terminada, ayudaremos recoger a los Lamanitas; y entonces los poderes del cielo estarán entre vosotros; y entonces será la llegada de Cristo.

No será antes del recogimiento de los Lamanitas, ni antes de la construc­ción del templo en el Condado de Jackson; pero habrá un gran pueblo para hacer el trabajo.1

También explicó que el Evangelio será entregado a los Lamanitas después que han sido puestos los cimientos de la ciudad y han edificado el templo, y que el recoger de los Lamanitas a la Nueva Jerusalén ocuparía un período de tiempo extendido:

No me entendáis mal, no penséis que todas las tribus Lamanitas se convertirán y recibirán este gran grado de educación y civilización antes que podamos volver al Condado de Jackson. No lo penséis ni por un momento, será solo un resto, porque cuando hemos puesto los cimientos de esa ciudad y hemos edificado una parte de ella, y hemos allí edificado un Templo, habrá otro trabajo que tendremos que hacer en conección a estos restos de Jacob a quienes ayudaremos a edificar la ciudad. ¿Cuál es? Tendremos que mandar misioneros a todas partes de este continente Americano. No a los Gentiles, porque sus tiempos ya se habrán cumplido; sino tendremos que ir a todas esas tribus que peregrinan atravez de las regiones frígidas del norte—la América Británica [Canadá], a todas las tribus que moran en los Territorios de los Estados Unidos, también a todas aquellas esparcidas a través de Méjico, y Centro y Sur América, y el objeto de nuestra jornada será declarar a ellos los principios del Evangelio, e inculcarles en un conocimiento de la verdad. “Entonces ayudarán a mi pueblo que está disperso sobre toda la faz de la tierra, para que sean congregados en la Nueva Jerusalén.”

¿No será esta una gran obra? Ocupará un buen tiempo juntar todas estas tribus de Sur América, porque algunos de ellos tendrán que viajar desde ocho hasta trece mil kilómetros para llegar a la Nueva Jerusalén. Ésto será un buen trabajo, y sin embargo tendremos que cumplirlo después que la ciudad esté edificada.2

La proclamación publicada por los Doce Apóstoles un poco después del martirio del Profeta José Smith también refiere al allegamiento de los Lamanitas y dijo que compondrían una nación en esta gloriosa tierra:
También testificamos que los “Indios” [así llamados] de Norte y Sur América son un resto de las tribus de Israel, como ahora está manifestado por el descubrimiento y la revelación de sus antiguos oráculos y registros.
Y que el tiempo se acerca en que serán recogidos, civilizados y hechos una nación en esta gloriosa tierra. También llegarán a un conocimiento de sus antepasados, y de la plenitud del Evangelio; y lo abrazarán y llegarán a ser una rama recta de la casa de Israel.3

Benjamín F. Johnson dijo que el profeta habló de un tiempo aun en el futuro “cuando se abrirá un sendero para los Santos a través de Méjico, Sur América, y hasta la Estaca céntrica de Sión”4

Esta gran obra aparentemente empezará un poco antes de la venida del Salvador a Su Templo en la Nueva Jerusalén y la aparición de las Diez Tribus desde el Norte. Probablemente continuará en cierto grado después que estos gran acontecimientos se cumplan. Este orden de acontecimientos fue enfatizado por Orson Pratt:
Primero, un resto [Lamanita] se convertirá; segundo, Sión será redimida, y todos entre los Gentiles que creerán ayudarán a este resto de Jacob en edificar la Nueva Jerusalén; tercero, un inmenso número de misioneros serán mandados a través de lo largo y lo ancho de este gran continente, para recoger los dispersos de su pueblo a la Nueva Jerusalén; cuarto, el poder del cielo se manifestará en medio de este pueblo, y el Señor también estará entre ellos.5

La obra misional entre los Lamanitas marca el comienzo del recogimiento de un poderoso grupo de la sangre de Israel. Este proceso de recogimiento involucra a tres grupos: (1) los Lamanitas en las Américas, (2) las Diez Tribus perdidas de Israel, y (3) los Judíos esparcidos a través del mundo. Tercer Nefi 21:23—22:3 da una vista panorámica del orden en que acontecerá el recogimiento de estos tres grupos. Después de la construcción de la Nueva Jerusalén (v. 23) los Lamanitas serán recogidos (v. 24), y entonces el Salvador aparecerá entre ellos (v. 25). La obra entonces comenzará entre las tribus perdidas, las cuales volverán en ese tiempo (v. 26), y entonces Israel saldrá de todas las naciones (v. 27-29). Al recogimiento de Israel, las ciudades desoladas sobre este hemisferio anteriormente en la posesión de los Gentiles serán habitadas por los de Israel (22:1-3). Aquí está citado el pasaje:

Y ellos [los Gentiles, si es que se arrepientan para poder recibir esta bendición] ayudarán a mi pueblo, el resto de Jacob, y también a cuantos de la casa de Israel vengan, a fin de que construyan una ciudad que será llamada la Nueva Jerusalén.
Y entonces ayudarán a mi pueblo que está disperso sobre toda la faz de la tierra, para que sean congregados en la nueva Jerusalén.
Y entonces el poder del cielo descenderá entre ellos, y también yo estaré en medio. Y entonces empezará la obra del Padre en aquel día, sí, aun cuando este evangelio será predicado entre el resto de este pueblo. De cierto os digo que en ese día empezará la obra del Padre entre todos los dispersos de mi pueblo, sí, aun entre las tribus que han estado perdidas, las cuales el Padre ha sacado de Jerusalén.
Sí, empezará la obra entre todos los dispersos de mi pueblo, y el Padre preparará la vía por la cual puedan venir a mí, a fin de que invoquen al Padre en mi nombre.
Sí, y entonces empezará la obra, y el Padre preparará la vía, entre todas las naciones, por la cual su pueblo pueda volver a la tierra de su herencia. Y saldrán de todas las naciones; y no saldrán de prisa, ni irán huyendo, porque yo iré delante de ellos, dice el Padre, y seré su retaguardia.
Entonces se realizará lo que está escrito: ¡Canta, oh, estéril, tú que no dabas a luz! ¡Prorrumpe en cánticos, y da voces de júbilo, tú que nunca estuviste de parto!, porque más son los hijos de la desolada que los de la casada, dice el Señor.
Ensancha el sitio de tu tienda, y extiéndanse las cortinas de tus habitaciones; no seas escasa, alarga tus cuerdas, y haz más fuertes tus estacas; porque hacia la mano derecha y hacia la izquierda te extenderás; y tu posteridad heredará las naciones gentiles, y hará que habiten las ciudades desoladas.

Orson Pratt aclaró que estas desoladas ciudades Gentiles serían ocupadas por Israel de los últimos días antes de la venida del Salvador con las huestes del cielo. Aparentemente ésto se hará en un círculo continuamen­te extendiéndose alrededor del Condado de Jackson. Más y más de las ciudades abandonadas serán habitadas a la vez que los Lamanitas y otros se congregan a Sión:

Ahora ese orden de las cosas continuará y se esparcirá desde ese núcleo en el Condado de Jackson y los condados occidentales de Missouri y los condados orientales de Kansas, adonde se ubicará este pueblo, y se extenderá por cientos de kilómetros, sobre la mano izquierda y la mano derecha, al este, al oeste, al norte, y al sur desde la gran ciudad central, y todas las personas serán obligadas a ejecutar la ley en todas sus mayordomías, y entonces habrá una unidad y unión que continuará, y se derramará más y más ampliamente, y crecerá más y más grande, hasta que las ciudades desoladas de los Gentiles serán habitadas por los Santos. Entonces será el cumplimiento de la profecía de Isaías, en que dice, “Tu descendencia heredará a los Gentiles, y habitará las ciudades asoladas,” porque Dios les visitará en juicio, y no quedarán dueños para ocupar el territorio. Entonces se llenará la tierra con los Santos, aquellos que guardarán la ley celestial; y recibirán sus mayordomías según los dictámenes del cielo.

Más luego el tiempo vendrá para la aparición de Jesús, y traerá consigo la sociedad celestial que ha sido involucrada en cumplir con estos principios por miles de años en aquel mundo celestial. Descenderán acá, y encontrarán una sociedad tal cual como ellos, en lo que toca a la unión; encontrarán a un pueblo perfeccionado y manteniendo los principios, aquí sobre la tierra, como los mantienen en los cielos.6

Para propósito de discusión se puede decir que habrá dos períodos de conversión para el pueblo Lamanita. El primero ocurre antes que los Santos vuelvan para redimir a Sión, y parece, en cierto grado, estar en proceso ahora. Él segundo, y el más importante período de la conversión Lamanita, comenzará en los primeros días de la Nueva Jerusalén. Parece que será en esa época que los Lamanitas “florecerán como la rosa,”7 y las escamas de osbcuridad caerán de sus ojos y “se convertirán en una gente pura y deleitable.”8

La proclamación de los Doce Apóstoles de 1845 describe el estado final del pueblo Lamanita y dice que Dios congregará a los nativos, los restos de José en América, y hará de ellos una gran nación, fuerte, y poderosa; y los civilizará y los instruirá, y establecerá una santa ciudad, y templo, y un centro de gobierno entre ellos, que será llamada Sión . . .

El despreciado y degenerado hijo del bosque, que ha vagado en melancolía y tristeza, y ha sufrido increpación, entonces dejará caer su disfraz y se presentará en honrada dignidad, y exclamará a los Gentiles que le han envidiado y vendido—”Yo soy José; ¿vive aún mi padre?” o en otras palabras, soy descendiente de aquel José vendido a Egipto. Me habéis odiado, y me habéis vendido, y pensasteis que fui muerto; ¡mas he aquí!, vivo y soy heredero de las herencias, los títulos, los honores, el sacerdocio, el cetro, la corona, el trono, y la vida eterna y la dignidad de mis padres, quienes viven para siempre jamás.

Entonces será ordenado, lavado y ungido con aceite sagrado, y vestido con lino fino, aun la gloriosa y hermosa vestimenta y los mantos reales del sumo sacerdocio, que es según el orden del Hijo de Dios; y entrará en la congregación del Señor, aun en la Sancta Sanctórum, allá ser coronado con autoridad y poder que jamás terminará.

El espíritu del Señor entonces descenderá sobre él como el rocío sobre las montañas de Hermón, y como las refrescantes lluvias sobre las flores del Paraíso.

Su corazón se hinchará con conocimiento, tan amplio como la eternidad, y su mente comprenderá las vastas creaciones de Dios, y sus propósitos eternos de redención, gloria y exaltación, que fueron trazados en el cielo antes que se organizaron los mundos; pero fueron manifestados en estos últimos días, para la plenitud de los Gentiles, y para la exaltación de Israel.9

El Señor Vendrá a Su Templo En Sión

Se han profetizado cuatro manifestaciones del Señor durante los últimos días. Tres de estas manifestaciones son apariencias locales en que su venida será percibida solamente en la inmediata proximidad. La cuarta manifestación será su venida en gloria (que comúnmente se llama la segunda venida de Cristo) la cual será observada por toda la humanidad. Estas manifestaciones son
1. La aparición de Cristo en el templo en la Nueva Jerusalén, en cual ocasión dará sus leyes a Sión y ministrará a su pueblo.
2. La aparición de Cristo en Adán-ondi-Ahmán, Missouri, en cual ocasión recibirá las llaves del reino y juzgará a las naciones de la tierra.
3. La aparición de Cristo sobre el Monte de Olivos y en el templo en Jerusalén, Palestina, en cual ocasión salvará a Israel de derrota en la batalla de Armagedón.
4. La aparición de Cristo en gloria a una localidad no especificada, en que será acompañado por las huestes del Cielo y limpiará por fuego la tierra.

En un discurso en que se dirigió a los Judíos, Brigham Young señaló que la venida de Cristo a Palestina sería diferente que su venida a América:
Cuando viene de nuevo no vendrá como cuando fue rechazado por los Judíos; ni aparecerá primeramente en Jerusalén cuando por segunda vez aparece sobre la tierra; sino aparecerá primero en la tierra en donde comenzó su trabajo en el principio, y sembró el jardín de Edén, y eso se hizo en la tierra de América.10

José Smith también comentó sobre la venida del Señor a su pueblo en el nuevamente establecido Sión en Missouri:
La venida del Mesías entre su pueblo será tan natural, que solo los que le ven sabrán que ha venido, pero Él vendrá y dará sus leyes a Sión, y ministrará a su pueblo. Ésta no será su venida en las nubes del cielo para vengarse de los inicuos del mundo.11

En un artículo entitulado La Segunda Venida, Presidente Carlos W. Penrose describe tres de las apariciones mayores que componen la Segunda Venida del Mesías. Al hacerlo, cuenta de la venida del Señor a la Ciudad de Sión, como el primero de la serie de sus apariciones, y declara que el mundo en general no tendrá conocimiento de su venida en este tiempo:

Entre el primer grupo mencionado de estas tres clases de hombres, el Señor aparecerá primero; y esa aparición no será conocida por el resto de la humanidad. Vendrá al Templo preparado para El, y su pueblo fiel verá su rostro, oirá su voz, contemplará su gloria. De sus propios labios recibirá más instrucciones para el desarrollo y el embellecimiento de Sión y para la extensión y para la segura estabilidad de su Reino.12

Esta apariencia será repentina,13 y el Señor ha dado énfasis a la importancia de que los Santos sean congregados “en uno” en esa ocasión.14

La Proclamación publicada por los Doce Apóstoles relata como los Lamanitas estarán presentes y preparados para reunirse con el Salvador en esta ocasión:
Y allí el Mesías les visitará personalmente, y los antiguos Santos quienes ya habrán sido levantados de los muertos, estarán con El; y establecerá su reino y sus leyes por toda la tierra . .

El [los Lamanitas personificados como un solo individuo] también conocerá a su Redentor, y será llenado de Su presencia, mientras la nube de su gloria se verá en Su templo.15

Aunque según Presidente Penrose el mundo en general no se dará cuenta que el Señor ha aparecido, aparentemente sabrán de Su gloria que vendrá sobre la ciudad. La Doctrina y Convenios declara que “la gloria del Señor estará allí, y el terror del Señor también estará allí,” de tal grado que “los inicuos no llegarán a ella,” y darán voces a su miedo que los habitantes de Sión “son terribles; por tanto, no podemos prevalecer.”16 El profeta Isaías describió la gloria que vendría sobre el Monte de Sión:

Y creará Jehová sobre toda la morada del monte de Sión, y sobre los lugares de sus convocaciones, nube y obscuridad de día, y de noche resplandor de fuego que eche llamas; porque sobre toda gloria habrá un dosel,
y habrá un abrigo para sombra contra el calor del día, para refugio y escondedero contra el turbión y contra el aguacero.”17

Los Santos de los Últimos Días suelen aceptar este pasaje de Isaías como una referencia directa a la Nueva Jerusalén puesto que una revelación dada a José Smith habla específicamente del “recogimiento de sus santos sobre el monte de Sión, el cual será la ciudad de la Nueva Jerusalén.”18 El Salvador declara en el Libro de Mormón que “los poderes del cielo estarán entre este pueblo; sí, yo mismo estaré en medio de vosotros.”19 También informó que
Y si mi pueblo me edifica una casa en el nombre del Señor, y no permite que entre en ella ninguna cosa inmunda para profanarla, mi gloria descansará sobre ella.
Sí, y mi presencia estará allí, porque vendré a ella; y todos los de corazón puro que allí entren verán a Dios.20

Según Orson Pratt esta luz y gloria será excesivamente sobresaliente y causará gran excitación a través del mundo:
La luz brillará tan notablemente de esa ciudad, extendiendo hasta los mismos cielos, que en verdad será como una ciudad asentada sobre un monte que no se puede esconder, y tendrá una fuerte tendencia de llenar de terror a todas las naciones de la tierra. ¿Lo verán todos? No, algunos pueden estar demasiado lejos, a través del mar, para ver esa luz milagrosa que brillará desde esta ciudad, pero os digo del efecto que tendrá en los reyes, las reinas, los gobernadores, los representantes y los jueces de la tierra—oirán de ella por telégrafo; las naciones civilizadas de la tierra recibirán las noticias, pero no las creerán. Dirán, “Que atravesemos el mar y que veamos esta cosa de que nos han informado; que acertemos si es la verdad o no.” Bien, cuando se acercan hasta la jornada de uno o dos días de la ciudad se escamarán. Algunos de estos reyes y nobles, cuando vean la luz brillando como la aurora boreal, iluminando toda la faz de los cielos—cuando vean brillar esa luz mucho antes que lleguen a la ciudad, el miedo les asirá allí, dice el Salmista, en Salmos 48, se endebilitarán, y sus rodillas darán la una contra la otra como las rodillas de Belsasar. Se apresurarán a huir de la gloria de Dios y del poder de Dios, y a salir del país lo más antes posible. Se llenarán de miedo y terror. Tendrá un efecto sobre muchos otros reyes y nobles, los más puros de corazón, los más honestos, quienes son disponibles a recibir la verdad; tendrá un efecto diferente sobre ellos, tanto que dirán con Isaías, “Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti. Porque he aquí que tinieblas cubrirán la tierra, y obscuridad las naciones; mas sobre ti amanecerá Jehová, y sobre ti será vista su gloria. Y vendrán los Gentiles a tu luz, y los reyes al resplandor de tu alzamiento.”21

La gloria de Dios no solo será muy evidente por muchos kilómetros, mas se anticipa que esta gloria tendrá un efecto sobre los materiales que componen el Templo para prevenir su deterioro. Así que la presencia de Dios causará que los edificios sean inmortales. Se espera que ésto sucederá en ambos la Nueva y la Antigua Jerusalén, según Orson Pratt:

Ahora, en este mundo habrá Templos, y estos Templos serán construidos según la más perfecta ley del reino celestial, porque el mundo en que están edificados o en que permanecerán será un cuerpo celestial. Este último Templo de que yo hablo, o el último Templo que se edificará en el Condado de Jackson, Missouri, será construido según este diseño celestial en todas particularidades. ¿Porqué? Porque nunca perecerá, existirá para siempre . . . No os pido pensar que este Templo y la ciudad en su alrededor desafiará la brusca mano del tiempo, y los efectos de los elementos de nuestro globo, y existirá para siempre, según las leyes naturales; pero hay un principio más alto que las leyes naturales. ¿Nunca habéis pensado en esto?—un principio más alto, un reino más alto que gobierna todas estas leyes de la naturaleza, tales como vosotros y yo nos hemos acostumbrado a entender desde nuestra juventud. Digo que hay una ley más alta, un poder controlador sobre todas las leyes de la naturaleza, que prevendrá que estos edificios deterioren; y mientras estoy tratando este tema quiero decir algo sobre otro tema; esto es, la reconstrucción de Palestina junto con la de la Nueva Jerusalén. La Antigua Jerusalén será reconstruida sobre su sitio anterior. Ahora, ¿jamás será destruida esa ciudad?; ¿jamás descaecerá? ¿Jamásserá derrumbado el Templo que será edificado en Palestina, o jamás será desbarratado con granizos, lluvia, nieve o escarcha?—¡Jendrán estas cosas algún efecto? No, ni en el mínimo grado.

¿Porqué? Porque Dios estará allí. Así también estará en el templo de Sión sobre este continente, y por Su poder, por Sus leyes—que son superiores a todas las más brutas leyes de la naturaleza—El preservará totalmente de decadencia ambas de estas ciudades, una en el hemisferio del Oeste, y otra en el hemisferio del Este.22

Cuando el Señor aparece en el Templo todos aquellos entre los Santos que son dignos serán privilegiados de entrar y verle. Según Orson Pratt:

Acontecerá que cada hombre y cada mujer que es puro de corazón, que entrará en ese templo [en la Nueva Jerusalén], verá al Señor. Ahora, qué gran bendición será ver al Señor de Huestes como nos vemos el uno al otro en la carne. Eso ocurrirá, pero no hasta que esté edificado el templo.23

Los Santos no solamente verán al Salvador en el Templo, pero según Lorenzo Snow, vendrá a sus casas y se juntará con ellos:
Muchos de vosotros estaréis viviendo en el Condado de Jackson y allá ayudaréis edificar el Templo; y si no habréis visto al Señor Jesús hasta este momento, podréis anticipar de verle muy pronto, y comer y beber con El, y darle la mano, e invitarle a vuestras casas como fue invitado cuando estaba aquí antes. Estoy relatándoos ahora cosas de las cuales algo conozco.24

La Venida de las Diez Tribus

Parece que la venida de las Diez Tribus desde el Norte que ha sido anticipada por tanto tiempo ocurrirá después que o un poco antes que Sión ha sido santificada y el Señor ha venido a su templo. Oliverio Cowdery comentó que el Ángel Moroni instruyó a José Smith que después que la Iglesia “se habrá santificado y habrá recibido su herencia en donde la gloría de Dios descansará sobre ellos .. . y todas las cosas están preparadas, se revelarán las diez tribus en la tierra norteña, en donde han estado por una larga temporada.”25

También se debe recordar que el orden mostrado en Tercer Nefi 21:22—22:3 que se trató antes en este capítulo mostró que primero habrá comenzado la edificación de la Nueva Jerusalén, luego los Lamanitas serán recogidos, y entonces el Salvador aparecerá y en “ese día empezará la obra del Padre entre todos los dispersos de mi pueblo, sí, aun entre las tribus que han estado perdidas.”26 Empero, una revelación atribuida a José Smith habla de la edificación de la Nueva Jerusalén y dice que “las Diez Tribus de Israel os ayudarán a edificarla.”27 Es muy posible, puesto que no habrá solo una, sino veinticuatro áreas del templo, que el Señor pueda aparecer en una parte terminada, y cuando vengan las tribus perdidas, habrán aun otras áreas que requerirán su labor.

Otro factor que ayuda en identificar el tiempo cuando se anticipa su retorno es que su venida será precedida por una gran convulsión de la superficie de la tierra que levantará una calzada en medio del gran mar y causará que los confines de los collados eternos temblarán.28 La revelación de Juan aparentemente se refiere a este gran cataclismo, y dice que cuando los montes y las islas serán trasladados de sus lugares el gran cambio habrá sido precipitado por un terremoto tan poderoso que causará que el sol se ponga negro y la luna roja como sangre:

Miré cuando abrió el sexto sello, y he aquí hubo un gran terremoto; y el sol se puso negro como tela ele cilicio, y la luna se volvió toda como sangre; y las estrellas del cielo cayeron sobre la tierra, como la higuera deja caer sus higos cuando es sacudida por un fuerte viento. Y el cielo se desvaneció como un pergamino que se enrolla; y todo monte y toda isla se removió de su lugar.29

La Doctrina y Convenios relata la venida de las Diez Tribus del Norte. Parece que su venida no será sin novedad porque tendrán que afrontar a sus enemigos durante su avance. Nótese también que al tiempo de su llegada la tierra a la cual llegarán será desolada y resecada y que los confines de la tierra, o toda la tierra de los collados eternos (un término que se usa para identificar el continente Americano) se sacudirá y temblará cuando vengan:

Y los que estén en los países del norte serán recordados ante el Señor, y sus profetas oirán su voz, y no se contendrán por más tiempo; y herirán las peñas, y el hielo fluirá ante su presencia.
Y se levantará una calzada en medio del gran mar.
Sus enemigos llegarán a serles por presa, y en los yermos desolados brotarán pozos de aguas vivas; y la tierra reseca no volverá a tener sed.
Y traerán sus ricos tesoros a los hijos de Efraín, mis siervos.
Y los confines de los collados eternos temblarán ante su presencia.
Y allí se postrarán, y serán coronados de gloria, sí, en Sión, por la mano de los siervos del Señor, los hijos de Efraín.
Y serán llenos de cantos de gozo sempiterno. He aquí, ésta es la bendición del Dios eterno sobre las tribus de Israel, y la bendición más rica sobre la cabeza de Efraín y sus compañeros.30

Aunque en ese tiempo profetas obrarán entre las Diez Tribus, parece que la mayoría de estas personas aun no poseerán el sacerdocio. Este poder les será conferido por los Santos en la ciudad de Sión. Dijo Orson Pratt:

Habiendo hablado del recogimiento de las Diez Tribus, me refiero de nuevo a sus Profetas. “Sus profetas oirán su voz.” No penséis que somos nosotros el único pueblo que tendrá profetas. Dios está determinado de levantar Profetas entre ese pueblo, pero no les cederá toda la plenitud de las bendiciones del Sacerdocio. Se reservará la plenitud para cederles después que lleguen a Sión. Pero los Profetas están entre ellos mientras están en el Norte, y una porción del Sacerdocio estará allá; y Juan el Revelador estará allá, enseñando, instruyendo y preparándoles para esta gran obra.31

Wilford WoodruíT también enseñó que las Diez Tribus recibirán la autoridad del Sacerdocio y sus investiduras en la tierra de Sión.32 Es profetizado que los registros de las tribus perdidas serán combina­dos con la Biblia y el Libro de Mormón:

Porque he aquí, hablaré a los judíos, y lo escribirán; y hablaré también a los nefitas, y éstos lo escribirán; y también hablaré a las otras tribus de la casa de Israel que he conducido lejos, y lo escribirán; y también hablaré a todas las naciones de la tierra, y ellas lo escribirán.
Y acontecerá que los judíos tendrán las palabras de los nefitas, y los nefitas tendrán las palabras de los judíos; y los nefitas y los judíos tendrán las palabras de las tribus perdidas de Israel; y éstas poseerán las palabras de los nefitas y los judíos.
Y sucederá que mi pueblo, que es de la casa de Israel, será reunido sobre las tierras de sus posesiones; y mi palabra también se reunirá en una. Y manifestaré a los que luchen contra mi palabra y contra mi pueblo, que es de la casa de Israel, que yo soy Dios, y que hice convenio con Abraham que me acordaría de su posteridad para siembre.33

Estos registros, quizás, serán combinados con los registros de los continentes Americanos escritos durante los tiempos del Libro de Mormón, que Orson Pratt dice que en algún tiempo serán transferidos desde el collado Cumorah al templo en la Nueva Jerusalén:

Habían sido entregados al Profeta Mormón, el padre de Moroni, todos los registros sagrados de sus antepasados, grabados sobre planchas de metal. Mormón hizo nuevas planchas sobre las cuales escribió, de los libros más antiguos, una historia condensada de la nación, incorporando en ella muchas revelaciones, profecías, el Evangelio, etcétera. Estas nuevas planchas fueron entregadas a Moroni, en las cuales él terminó la historia. Mormón depositó todas las planchas antiguas en Cumorah unos trescientos ochenta y cuatro años después de Cristo. Unos treinta y seis años más luego, cuando Moroni depositó los registros que fueron entregados a él, fue inspirado sin duda en seleccionar un lugar en el collado separado del gran depositario sagrado en que se encontraban los numerosos tomos escondidos por su padre. El lugar particular sobre el collado en donde Moroni escondió el libro fue revelado por un ángel al profeta José Smith, al quien fue entregado el tomo en septiembre de 1827. Pero el gran depositario de todos los numerosos registros de las antiguas naciones del continente occidental estaba ubicado en otro departamen­to del collado, y sus contenidos bajo el cargo de Santos ángeles, hasta que llegue el día en que serán transferidos al sagrado templo de Sión.34

El Llamamiento de los 144.000

Parece que después que las Diez Tribus vienen del norte, una fuerza de 144.000 Sumo Sacerdotes se establecerá para ministrar a la Iglesia y buscar la Casa de Israel de entre las naciones del mundo y recogerlas a las tierras de su herencia. Se escogerán doce mil de cada una de las diez tribus de Israel para participar en este gran programa proselitista, que parece indicar que sus llamamientos deben ser después de la venida de las Diez Tribus, puesto que solamente una mínima representación de muchas de las tribus estaría disponible antes de aquel tiempo. El relato Bíblico dice:

Después de esto vi a cuatro ángeles en pie sobre los cuatro ángulos de la tierra, que detenían los cuatro vientos de la tierra, para que no soplase viento alguno sobre la tierra, ni sobre el mar, ni sobre ningún árbol.
Vi también a otro ángel que subía de donde sale el sol, y tenía el sello del Dios vivo; y clamó a gran voz a los cuatro ángeles, a quienes se les había dado el poder de hacer daño a la tierra y al mar.
diciendo: No hagáis daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que hayamos sellado en su frentes a los siervos de nuestro Dios. Y oí el número de los sellados: ciento cuarenta y cuatro mil sellados de todas las tribus de los hijos de Israel. De la tribu de Judá, doce mil sellados. De la tribu de Rubén, doce mil sellados. De la tribu de Gad, doce mil sellados. De la tribu de Aser, doce mil sellados. De la tribu de Neftalí, doce mil sellados. De la tribu de Manases, doce mil sellados. De la tribu de Simeón, doce mil sellados. De la tribu de Leví, doce mil sellados. De la tribu de Isacar, doce mil sellados.
De la tribu de Zabulón, doce mil sellados. De la tribu de José, doce mil sellados. De la tribu de Benjamín, doce mil sellados.35

Este pasaje es interpretado en la Doctrina y Convenios, donde se declara que los ángeles que mantienen control sobre vida en la tierra serán detenidos por Elias de traer destrucción sobre la tierra, quien les amonesta que “no hagáis daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que hayamos sellado en sus frentes a los siervos de nuestro Dios.” Entonces se defina el sellamineto de los 144.000:

[Entendemos] que aquellos que son sellados son sumos sacerdotes, ordenados según el santo orden de Dios para administrar el evangelio eterno, porque son éstos los que son ordenados de entre toda nación, tribu, lengua y pueblo, por los ángeles a quienes es dado poder sobre las naciones de la tierra para traer a cuantos quieran venir a la iglesia del Primogénito.36

Este proceso de sellar fue explicado aun más por Orson Pratt, quien dijo que los recipientes gozarían un cambio físico que preservaría sus vidas cuando encuentren pestilencias y terremotos:

Cuando el Templo está edificado los hijos de los dos Sacerdocios, es decir, los que son ordenados al Sacerdocio de Melquisedec, ese Sacerdocio que es según el orden del Hijo de Dios, con todas sus pertenencias, y los que han sido ordenados al Sacerdocio de Aarón con todas sus pertenencias, el primero llamado los hijos de Moisés, y el segundo llamado los hijos de Aarón, entrarán al Templo .. . y todos los que son puros de corazón verán el rostro del Señor y eso, también, antes que venga en su gloria en las nubes del cielo, porque vendrá repentinamente a su Templo, y purificará a los hijos de Moisés y de Aarón, hasta que serán preparados para ofrecer en ese Templo una oferta que será aceptable en la vista del Señor. En hacer ésto, purificará no solamente las mentes del Sacerdocio en ese Templo, pero purificará sus cuerpos hasta que serán vivificados, y renovados y enfortálecidos, y serán cambiados en parte, no hasta la inmortalidad, sino cambiados en parte para que puedan ser llenados con el poder de Dios, y podrán aguantar la presencia de Jesús, y ver su rostro en medio de ese Templo.

Esto les preparará para administraciones adicionales entre las naciones de la tierra,—les preparará salir en los días de tribulación y venganza sobre las naciones de los inicuos cuando Dios les afligirá con pestilencias, plagas y terremotos, tales como nunca conocieron las generaciones anteriores. Entonces los siervos de Dios tendrán que ser armados con el Poder de Dios, tendrán que tener esa bendición selladora pronunciada sobre sus frentes para que puedan afrontar estas desolaciones y plagas y no ser vencidos por ellas. Cuando Juan el Revelador describe esta escena, él dice que vio mandar cuatro ángeles, listos para detener los cuatro vientos que soplarán de los cuatro ángulos del cielo. Otro ángel ascendió del Este y clamó a los cuatro ángeles, y dijo, “No haced daño a la tierra, mas esperad por un tiempo.” “¿Por cuánto tiempo?” “Hasta que hayamos sellado en sus frentes a los siervos de nuestro Dios.” ¿Para qué? Para prepararles a afrontar estas desolaciones y plagas, y no ser vencidos. Cuando estén preparados, cuando habrán recibido una renovación de sus cuerpos en el templo del Señor, y habrán sido llenados con el Espíritu Santo y purificados como oro y plata en una caldera de fuego, entonces serán preparados para afrontar las naciones de la tierra y predicar las buenas nuevas de salvación en medio de los juicios que vendrán como torbellino sobre los inicuos.37

El profeta José Smith enseñó que este sellamiento “significa sellar las bendiciones sobre sus cabezas, por lo que se entiende el convenio sempiterno, por tanto haciendo firme su vocación y elección.”38

Orson Pratt hace este comentario adicional sobre el sellamiento de los 144.000 y enfatiza que serán escogidos después de la aparición de las Diez Tribus:

Las Diez Tribus tendrán que aparecer y venir a esta tierra, para ser coronados con gloria en medio de Sión por las manos de los siervos de Dios, aun los hijos de Efraín; y doce mil Sumo Sacerdotes serán elegidos de cada una de esas diez tribus, tanto como de las tribus esparcidas, y sellados en sus frentes, y serán ordenados y recibirán poder de congregarse desde todas las naciones, tribus, lenguas y pueblos, tantos como vendrán a la asamblea general de la Iglesia del primogénito. ¿No será ésta una gran obra? Imaginaos ciento cuarenta y cuatro mil Sumo Sacerdotes saliendo entre las naciones, y recogiendo cuantos vendrán a la Iglesia del primogénito. Todo eso acontecerá, probablemente, en la mañana de los séptimo mil años. La obra, vosotros Santos de los Últimos Días, es de gran magnitud, y estamos viviendo casi en la víspera de ella.39

El Profeta José Smith dio un comentario de importancia especial concerniente a los 144.000, en que señaló que esos grupos escogidos serán acompañados por una gran hueste. Su declaración parece ser un comentario adicional de Apocalipsis capítulo siete:

Continuo mi progreso hacia la vida eterna. No es solo necesario que seáis bautizados para vuestros muertos, sino tendréis que cumplir todas las ordenanzas para ellos, lo mismo que habéis hecho para vosotros mismos. Habrán 144.000 salvadores sobre el Monte de Sión, y con ellos una hueste innumerable que ningún hombre podrá contar. ¡Oh! Os imploro a adelantaros, adelantad y asegurad vuestra vocación y elección; y si algún hombre predica otro Evangelio que lo que he predicado, maldecido será.40

Esta declaración parece indicar que no todos los 144.000 funcionarán como misioneros, sino que algunos se dedicarán a los templos haciendo el trabajo para los muertos. Se debe notar que la Doctrina y Convenios dice que los 144.000 serán llamados a “administrar el evangelio sempiter­no,” y no se indica que su función es limitada a la obra misional. Parece que también funcionarán en los barrios, las estacas y los templos de Sión. Algunos de los Santos de los Últimos Días entienden que el Profeta, en mencionar la innumerable hueste se refiere a aquellos que entran la Iglesia del Primogénito por medio de la administración de estos Sumo Sacerdotes. José Smith asimismo comentó que la selección de personas que integrarán los 144.000 sumo sacerdotes ya había empezado en su día:

Asistí con el quorum a una reunión de oración en la sala de asamblea, y hablé algo en cuanto a los ciento cuarenta y cuatro mil mencionados por Juan el Revelador, mostrando que la selección de personas que formarán ese número ya había comenzado.41

Varios diarios mantenidos por los primeros hermanos en la Iglesia contienen declaraciones que dicen que ellos estarán entre los 144.000. Ésto levanta la posibilidad que algunos de los 144.000 serán seres resucitados.

Orson Pratt dijo que el sellar en sus frentes de los siervos de Dios fue necesario para prepararles “para que el poder de la muerte y de las pestilencias y de las plagas que saldrán en esos días barriendo las naciones no tendrán poder sobre ellos.”42

Esta declaración da la inferencia que habrán grandes juicios que deben venir sobre la tierra después de este tiempo, y que vendrán durante el período en que los 144.000 están trabajando para recoger la casa de Israel.

José Smith enseñó que los 144.000 no solo recibirían ayuda divina por ser sellados contra plagas y pestilencias, sino que en el proceso de recogimiento, “Rectitud y verdad barrerán la tierra como un diluvio,” y que “hombres y ángeles cooperarán en el trabajo de llevar a cabo esta gran obra.”43

Sumario

Se anticipan cuatro acontecimientos importantes en los primeros días de la Nueva Jerusalén:
1. El Evangelio será llevado a los Lamanitas.
A. Aunque un número relativamente pequeño de Lamanitas ha sido o será convertido antes del retorno a la Nueva Jerusalén, el período principal de su conversión empezará en los primeros días de esa ciudad.
B. Se anticipa que millones de Lamanitas se juntarán con la Iglesia. Se congregarán a la área alrededor del Condado de Jackson y habitarán las ciudades cercanas que habrán sido dejadas desoladas.

  1. El Señor visitará a los Santos en la Nueva Jerusalén.
    A. Los Santos fieles podrán verle en el Templo. Su residencia será prolongada y entrará en las casas de los miembros de la Iglesia.
    B. La ciudad brillará por razón de la presencia de la gloria de Dios. La luz será visible por muchos kilómetros. La presencia de Dios obrará cierto cambio en el templo para no descaecie­re—vendrá a ser inmortal.
  2. Las Diez Tribus se revelarán en el Norte y vendrán a la Nueva Jerusalén.
    A. Un gran terremoto acompañará su venida.
    B. Se establecerán en la área de la Nueva Jerusalén y allí recibirán su sacerdocio y sus ordenanzas.
  3. Un grupo de 144.000 Sumo Sacerdotes será escogido para administrar el Evangelio.
    A. Habrán 12.000 de cada una de las Doce Tribus de Israel.
    B. Estos hombres, después de su llamamiento, pasarán por cambios físicos que les protegerán de los asolamientos de severas plagas que Dios derramará.

Notas, capítulo siete

  1. Diario de Discursos, 3:18.
  2. Diario de Discursos, 17:301-02.
  3. “Proclamación de los Doce Apóstoles de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días,” Estrella Milenaria, 22 de octubre de 1845.
  4. Benjamín F. Johnson, El Repaso de mi Vida, (Independence, Missouri: Zion’s Printing and Publishing Company, 1947), p. 101.
  5. Diario de Discursos, 17:302.
  6. Noticiero Deseret Nocturno, Tomo 8, Nó. 265, 2 de octubre de 1875.
  7. Doctrina y Convenios 49:24.
  8. 2 Nefi 30:6.
  9. “Proclamación de los Doce Apóstoles de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días,” Estrella Milenaria, 22 de octubre de 1845.
  10. Diario de Discursos, 11:279.
  11. Profecía registrada por Edwin Rushton y Teodoro Turley.
  12. Estrella Milenaria, 10 de septiembre de 1859.
  13. Doctrina y Convenios 36:8.
  14. Doctrina y Convenios 42:36.
  15. “Proclamación de los Doce Apóstoles de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días,” Estrella Milenaria, 22 de octubre de 1845.
  16. Doctrina y Convenios 45:66-70.
  17. Isaías 4:5-6.
  18. Doctrina y Convenios 84:2.
  19. 3 Nefi 20:22.
  20. Doctrina y Convenios 97:15-16.
  21. Diario de Discursos, 24:29.
  22. Diario de Discursos, 24:25-26.
  23. Diario de Discursos, 21:330.
  24. Declaraciones hechas en una reunión de las autoridades del Sacerdocio en la Estaca de Weber, el 12 de junio de 1901, en la Sala de Asamblea del Barrio Quinto, como citado por N. B. Lundwall en Los Templos del Mas Alto, (décima edición, Saít Lake City: Bookcraft) p. 259.
  25. Mensajero y Valedor, octubre de 1835.
  26. 3 Nefi 21:26.
  27. Revelación registrada por Edwin Rushton y Teodoro Turley.
  28. Doctrina y Convenios 133:27. Se debe cuidar al estudiar la sección 133 de la Doctrina y Convenios de no confundir el tiempo del regreso de las tribus perdidas con el tiempo cuando el gran mar será retirado hacia el norte y se unirán las tierras de Jerusalén y la Nueva Jerusalén. Un repaso cuidadoso de toda la sección mostrará que registra varios acontecimientos y que no están registrados en orden cronológico. Véase Diario de Discursos, 18:346.
  29. Apocalipsis 6:12-14. Se nota que este terremoto ocurre al fin de los seis mil años después del comienzo de la existencia temporal de la tierra. (Doctrina y Convenios 77:6-7), que según la cronología del Obispo Ussher termina más o menos al fin del siglo veinte. La cercana proximidad al llamamiento de los 144.000 en la revelación parece identificar este terremoto con el cataclismo que precederá la venida de las Diez Tribus.
  30. Doctrina y Convenios 133:26-34.
  31. Diario de Discursos, 18:25. Durante la conferencia del 2-6 de junio de 1831, el Profeta José Smith dijo que Juan el Revelador estuvo en ese tiempo trabajando entre las tribus perdidas. Véase La Historia de la Iglesia, 1:176.
  32. Diario de Discursos, 4:231-32.
  33. 2 Nefi 29:12-14.
  34. Estrella Milenaria, 28:417-19. Véase también Diario de Discursos, 19:38.
  35. Apocalipsis 7:1-8.
  36. Doctrina y Convenios 7:11.
  37. Diario de Discursos, 15:365-66. Véase Malaquías 3:1-4; Doctrina y Convenios 128:24.
  38. La Historia de la Iglesia, 5:530.
  39. Diario de Discursos, 16:325-26.
  40. La Historia de la Iglesia, 6:365.
  41. Diario de Discursos, 6:196.
  42. Diario de Discursos, 18:25. José Smith pronunció una declaración que es muy significante en que muestra que el período de tiempo desde el escogimiento de los 144.000 hasta la edificación del templo en la antigua Jerusalén será menos que una generación, porque “comentó que los ciento cuarenta y cuatro mil que son sellados son sacerdotes que serán ungidos para administrar en los sacrificios diarios.” (La Historia de la Iglesia, 5:326) Para información concerniente a estos sacerdotes que sirven en el templo en Palestina, véase Ezequiel 44 y 45.
  43. La Historia de la Iglesia, 2:260.