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Los Testigos
del Libro de Mormón
Objeto: Mostrar que el testimonio de los testigos del Libro de Mormon es el cumplimiento de una profecía y está de acuerdo con la ley divina concerniente a testigos.
La profecía de Nefi
El profeta Nefi, escribiendo acerca de la venida del Libro de Mormon dijo:
“Por tanto, el día en que se entregue el libro al hombre de quien he hablado, quedará oculto dicho libro de los ojos del mundo para que nadie lovea, salvo tres testigos que lo verán por el poder de Dios, además de aquel a quien el libro será entregado: y testificarán de la verdad del libro y de las cosas que contiene.
Y nadie más lo verá, sino unos cuantos según la voluntad de Dios, para dar testimonio de su palabra a los hijos de los hombres; porque el Señor Dios ha dicho que las palabras de los fieles deberán hablar como si fuere de los muertos.
Porque he aquí, soy Dios; y soy un Dios de milagros; y manifestaré al mundo que soy el mismo ayer, hoy y para siempre; y nada hago entre los hijos de los hombres sino de conformidad con su fe”. (2 N. 27:22-23)
Una crítica inconsistente
Una de las críticas que se ha hecho en contra de José Smith y el Libro de Mormón, lo cual ha tenido aceptación entre los de poco entendimiento, de los que no examinan con cuidado, es una crítica sobre las palabras que he citado: “Si José Smith en realidad hubiese tenido las planchas de oro conteniendo una historia de los antiguos habitantes de América, entonces las hubiera presentado al mundo gozosamente; no las hubiera escondido en un rincón, escondidas de los ojos de todos menos de uno o dos testigos.”
También un ministro dijo: “Si las planchas de tan curiosa maestría hubiesen sido puestas en un museo donde podían haber sido examinadas por los
arqueólogos y científicos los cuales podrían haberlas aprobado de ser lo que ustedes afirman que son, entonces todo el mundo hubiera creído en José Smith. No pueden esperar que aceptemos la hisotira tal como la cuentan al mundo”.
La respuesta
La respuesta a tales críticas es sencilla, basada en la evidencia de la Biblia. Ustedes están enterados de la historia de Lázaro y el rico como la encontramos en el capítulo 16 de Lucas. El rico después de morir, se halló en tormento. Suplicó a Abrahán que mandara a Lázaro a sus cinco hermanos a detenerse en su mal curso de vida para que no llegasen al lugar de tormento donde estaba él. Abrahán le dijo; “A Moisés y a los profetas tienen; óingalos.” El hombre contestó: “No padre Abraham: Mas si alguno fuere a ellos de los muertos, se arrepentirán.” Abrahán contestó: “Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán, sialgunose levantare de losmuertos.”
Leemos más en la profecía de Nefi en cuanto a este antiguo registro: “Y acontecerá que el Señor os manifestará las palabras de un libro; y serán laspalabras de los que dan dormido.
Y he aquí, el libro estará sellado; y en el habrá una revelación de Dios, desde el principio hasta el fin del mundo.
Por lo tanto, a causa de lo que ha sido sellado, no se divulgarán las cosas selladas en el día de las Maldades y abominaciones del pueblo. Por tanto, no les será descubierto el libro. (2N.27:6-9)
Después que el Redentor apareció al pueblo de este hemisferio occidental, el profeta Mormón anota lo siguiente:
“Y no puede escribirse en este libro la centénsima parte de las cosas que Jesús verdaderamente enseñó al pueblo…Y he escrito estas cosas, que son la menor parte de lo que enseñó al pueblo, y las he escrito con objeto de que se traigan otra vez a este pueblo, procedentes de los gentiles, según las palabras que Jesús ha declarado.
Y cuando hayan recibido estas cosas, que conviene que conozcan primero para probar sufe, si llegaren a creerlas, entonces les serán manifestadas las cosas mayores. Mas si no quisieren creer estas cosas, entonces les serán retenidas las cosas mayores, para su condenación.” (3N. 26:6,8-10)
Esta es la manera que el Señor trata con los hombres, porque dice: “Nada hago entre los hijos de los hombres sino de conformidad con su fe.” Parece extraño que esta crítica se manifieste tan frecuentemente contra el Libro de Mormón, y aún estos mismos críticos nunca parecen ver que este es el mismo procedimiento que el Señor ha empleado según la Biblia. Basta para nuestro propósito mencionar uno que otro incidente sobre este punto.
Cuando el Salvador ministró entre los hombres, dijo: “No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel,” (Mt.15:24) y después de su resurrección no apareció al sumo sacerdote ni a los miembros del Sanedrín, dictándoles: “Os dije que era el Hijo de Dios, y que me levantaría de los muertos, y no me creisteis.
“No apareció a Pilato diciendole: “Cuando me preguntaste si era el Rey de los Judíos, te he resucitado.” No apareció a ninguno de sus enemigos; pero sí a sus discípulos y les comisionó y los mandó a declarar al mundo que se había levantado de los muertos. Fueron Pedro, Santiago y Juan y los otros apóstoles que declararon a los judíos, después de su resurrección: “Somos sus testigos,” y se les mandó testificar a todo el mundo.
Razonamiento necio
A los que tratan de criticar a José Smith por la: manera en la cual el Libro de Mormón se dio a luz podríamos decir: ¿Por qué no apareció el Señor a los escribas y gobernantes de los judíos después de su resurrección para convencerlos que era realmente el Hijo de Dios? ¿Por qué no fue ante Pilato para hacerle ver la verdad y traerlo a su rebaño? ¡Cuán maravillosa cosa hubiera sido esta! Porque entonces todos los enemigos se hubiesen convencido y su gran obra habría sido divulgada mas rápidamente, porque todos los hombres habrían creído. Esto es, como lo prueba la historia de lázaro, razonamiento necio. Esta no es la manera en la cual el Señor ejecuta su gran obra. Desde el principio el Señor siempre ha presentado su mensaje al mundo por testigos escogidos.
Tenemos el ejemplo de José Smith. Hizo lo que le fue mandado. Fue así el plan antes de la fundación del mundo que en esta vida mortal los hombres debiesen andar por la fe, no por vista, pero ante todo, ayudados por la sagrada palabra de Dios que sería revelada por sus siervos los profetas. Como está escrito:
“Empero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es menester que el que a Dios se allega, crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.” No hay recompensa para los que nó tienen fe y que rechazan el testimonio de los profetas que les son mandados.
También está escrito “Que en boca de dos o tres testigos conste toda palabra.” (Mt.18:16) Cuando Jesús hizo frente a los judíos diciéndoles: “Soy la luz del mundo,” los fariseos le desafiaron:”Tu de ti mismo das testimonio tu testimonio no es verdadero.” Jesús afrento ese desafío diciéndoles:
Respondió Jesús y les dijo: Aunque yo doy testimonio de mí mismo, mi testimonio es verdadero, porque sé de dónde he venido y a dónde voy; pero vosotros no sabéis de dónde vengo ni a dónde voy.
Vosotros juzgáis según la carne, pero yo no juzgo a nadie. Y si yo juzgo, mi juicio es verdadero, porque no soy yo solo, sino yo y el Padre que me envió. (Jn. 8:13-18)
Con estas palabras les mostré que cumplió la divina ley con respecto a los testigos. Su palabra siemprehasido proclamada porbocadelos debidamente llamados testigos los cuales fueron señalados para testificar de su obra.
El Libro de Mormon no podría haber venido de ninguna otra manera que la que vino, y cumplir la ley. Sus profetas declaran que el Señor levantaría “cuantos testigos le pareciere,”para establecer su obra que “hablaría como si fuere de los muertos.”
Según sabemos habrían de haber dos clases de testigos la primara compuesta de tres testigos especiales a más de José Smith; la otra, compuesta de ocho testigos.
El primer grupo había de tener el privilegio de recibir el testimonio en la presencia de un ángel, el segundo había de dar testimonio después de haber examinado, dar vuelta a las hojas y palpado las sagradas planchas. Dichos testimonios se encuentran en cada copia del Libro de Mormón.
Suficiente testimonio
Tal abundancia de testimonio, como son los que encontramos en el Libro de Mormón de los tres y de los ocho testigos, sería suficiente en cualquier tribunal de justicia. Tales testimonios deberían ser suficientes para convencer a todo corazón honesto en cada nación, lengua y pueblo.
Si dichos testimonios son verdaderos, como millares lo testifican que han puesto a prueba las palabras de Moroni, entonces no deberían ser ignorados por cualquier persona que busca la salvación, porque el Señor dijo; “¡Ay de aquel que rechace la palabra de Dios!
“Y Nefi dijo; “Porque por la declaración de tres, dijo Dios, estableceré mi palabra. Sin embargo, Dios envía mas testigos y confirma todas sus palabras. “Otra vez el Señor ha dicho a sus siervos; “He aquí, os envié para testificar y amonestar al pueblo, y le conviene a cada ser que ha sido amonestado, amonestara a su prójimo.
Por tanto, quedan sin excusa, y sus pecados quedan sobre sus propias
cabezas.” (2N.27:14,11:3; DyC 88:81-82)
























