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Una Evidencia Paralela
Objeto: Demostrar la semejanza de evidencia que existe entre el establecimiento de la Iglesia de Jesucristo en el meridiano de los tiempos y su restablecimiento en los últimos días.
Las evidencias del doctor Paley
El doctor William Paley, arcediano, de Carlisle, en el año de 1794, publicó un libro sobre las “Evidencias del Cristianismo”, El editor de dicha obra hablando de ella, dijo:
“Se adaptaba admirablemente para hacer frente al torrente de impiedad y blasfemia, que entonces se apresuraba para demostrar la rápida llegada de la Revolución Francesa. La duda se consideraba pueril en la política, pero filosófica en la religión; y la apariencia de escepticismo, por tanto, era de moda con los eruditos, e imitado, como cosa común, por los charlatanes y el vulgo.
Mientras Paley estaba ocupado recogiendo sus pruebas, y arreglando su materia, un cuerpo talentoso de ateos se ocupó activamente, abiertamente, a atacar la obra, aún la misma ciudadela de la religión cristiana. Hume no había estado muchos años en su tumba y Voltaire aún menos, cuando Paley publicó su libro.
Tomás Paine estaba ascendiendo entre su somera secta, y se aprovechaba de su aceptación al tiempo de la publicación; mientras tanto Gibbon, el sarcástico historiador de Roma, descendió a su sepulcro en el mismo años que salió a luz. La habilidad del piloto se conoce mejor durante la tempestad; y los amantes del cristianismo, por tanto, los humildes, los piadosos, eran, por causa de ellos, complacidos, por tal período, con esta esplendida, esta indisputable obra.
La blasfemia y la impiedad fueron conocidas. El escepticismo empezó desde aquel día a no ser ya generalmente de moda; porque Paley había mostrado, en un claro y popular lenguaje, que lejos de ser razonable, no era aun pausible.
Los argumentos del doctor Paley son hasta el día de hoy generalmente aceptados en el mundo cristiano como incontestables. Es mí proposito en este discurso mostrar que todos los argumentos proclamados por aquel eminente escolar en defensa de nuestro Redentor y sus discípulos, pueden ser aplicados con igual fuerza a la misión de José Smith y sus socios.
Las Proposiciones del doctor Paley
La tesis de su libro se basa en estas dos proposiciones:
- De que hay evidencias satisfactorias, que muchos que profesan ser testigos originales de los milagros cristianos, pasaron la vida en labores, peligros y sufrimientos, sobrellevando voluntariamente penalidades por atestiguar los relatos que presentaron, y únicamente por causa de su creencia en dichos acontecimientos; y que también fueron sometidos, por las mismas razones, a las nuevas reglas de conducta.
- Y que no hay evidencia satisfactoria, que las personas que profesan ser testigos originales de otros milagros, en su naturaleza tan ciertos como son aquellos, jamás han actuado en la misma manera, en evidencia o testimonio de los acontecimientos que presentaron, o como consecuencia de su creencia de dichos acontecimientos.
Una palabra a los no creyentes
Por el momento quisiera dirigirme a los que no creen en José Smith los cuales pueden estar escuchando mis palabras. ¿Jamás han leído la defensa del doctor Paley?
¿Creen ustedes que sus argumentos son sanos como para ser aplicados a nuestro Salvador y sus discípulos? Dicho argumento ha resistido la prueba por ciento cincuenta años. ¿Aplicarán ustedes la misma prueba a la obra de José Smith, sin prejuicios y con una mente abierta?
Estoy firmemente convencido que una persona no puede aceptar la evidencia tal como se aplica a la misión de Jesucristo a la vez negar que es tan eficaz en el caso de José Smith. Desde este punto de vista me propongo demostrar la semejanza armoniosa de la evidencia. Primeramente prestemos atención a lo que dijo el doctor Paley en su introducción:
“Lo considero innecesario probar que la humanidad quedo en la necesidad de una revelación, porque no he conocido a ningún hombre cuerdo que crea que, aún bajo la revelación cristiana, tenemos demasiada luz, o cualquier seguridad que sea superfina.”
Era lo bastante amplio para comprender que la Biblia no contenía toda la palabra de Dios.
El Primer punto para considerar es la declaración que la religión cristiana vino en una manera milagrosa por visitación de ángeles, y que se vió en conflicto por la doctrinas prevalecientes de aquel entonces.
Ademas, que la doctrina del cristianismo fue tan opuesta a las tradiciones y prácticas del tiempo, tan contraria a muchos credos que sólo podía traer sobre sus discípulos la mas tenaz oposición.
Es la misma verdad en cuanto a José Smith…No esperó la aprobación popular de sus enseñanzas y la proclamación de sus visiones, simplemente porque, tal como las enseñanzas de Jesús, lo que enseñó chocaba con las tradiciones y prácticas de muchos siglos.
En los últimos doscientos años se han originado numerosas organizaciones religiosas, pero ninguna de ellas excepto la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días ha venido en una manera milagrosa.
Ninguna otra excepto ésta afirma que su organización vino por revelación y ministración de angeles. Ninguna afirmaba tener la autoridad divina. Sus enseñanzas, por lo general, no chocaron con los credos existentes. No trataban de presentar cualquier cosa que perturbara a las religiones que encontraban.
Tales religiones se recibieron entre los grupos contendientes como cosa corriente. Podemos suponer que la misma cosa sucedía en los días de nuestro Señor. Los fariseos, los saduceos, los esenianos y otras sectas de aquel día, vivían mas o menos en paz, o por lo menos se toleraban entre sí. Pero cuando la verdadera revelación vino milagrosamente por manifestación de los cielos, con doctrinas que eran contrarias a las de las sectas del día, la persecución el rencor, odio y aún homicidio, se manifestaron contra la nueva religión. Así fué con José Smith en el siglo diez y nueve.
El doctor Paley, para sostener su primera proposición dice:
…… dos puntos son necesarios para aclarar: Primero, que el fundador de la institución, sus socios y feligreses inmediatos, ejercieron la parte que la proposición se les imputaba;
Segundo, que lo hicieron por atestiguar la historia milagrosa anotada en nuestras escrituras….Me parecea mi casi cierto, que, si el primer anuncio de la religión por el fundador no fuese seguido por el celo y obra de sus mismos discípulos, la tentativa o esfuerzo expiraría en su nacimiento.
Entonces en cuanto a la clase y grado de esfuerzo que emplearon, y la norma de vida a la cual dichas personas se sometieron, lógicamente suponemos que era semejante a lo que se observó por todos los demás que voluntariamente llegaron a ser misioneros a la nueva fé.
Una frecuente, sincera y laboriosa predicación, una separación de los acostumbrados placeres, y una dedicación hacia su objetivo, constituían los hábitos o costumbres de dichos hombres.
No digo que esta manera de vivir es falto de gozo, sino digo que el gozo nace de la sinceridad. Con conocimiento profundo de la nobleza falsedad de una cosa, el refrenamiento hubiera llegado a ser insoportable. Estoy inclinado a creer que muy pocos hipócritas se emplean en dichas empresas; o, en todo caso, persisten en ellos por mucho tiempo. Generalmente hablando, nada puede vencer la indolencia del hombre, o el amor que es natural en los caracteres de una dichosa sociedad, o el deseo que es común para todos, de comodidad personal y libertad, sin la convicción. También es altamente probable, dado la naturaleza del caso, que la predicación de una nueva religión se atiende con dificultad y peligro. . . Los predicadores del cristianismo tenían por lo tanto, que contender con el prejuicio apoyado por el poder.”
La veneración del hombre a la antigüedad
El autor también hace ver que las religiones establecidas de un país tienen muchos adeptos, porque su origen está escondido en lo lejano y lo desconocido. Los hombres tienen una natural veneración por la antigüedad, especialmente en cosas religiosas.
Cuando aparece una nueva religión, con doctrinas opuestas a las enseñanzas prevalecientes, la oposición y persecución le siguen inevitablemente. El doctor Paley declara que el cristianismo vino para hacer frente atodas las dichas condiciones y su Fundador y sus discípulos estaban cabalmente enterados de los hechos, y que no había nada para ellos en la proclamación de la nueva fe, sino el odio y la oposición la cual probablemente los llevaría a la muerte.
Declara que nuestro Señor informó a sus discípulos que en lugar de recibir el amor y el aplauso del mundo, recibirían su odio. Jesús les dijo:
“Bienaventurados sois cuando os vituperaren y os persiguieren, y dijeren de vosotros todo mal por mi causa, mintiendo.
Gozaos y alegraos! Porque vuestra merced es grande en los cielos: que así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros. (Mt. 5:11-12)
ConestaadvertenciadadaporelMaestrono podían esperar la amistad del mundo. Sus nombres serían vituperados. Si amaban mas al mundo y sus placeres, entonces no tendrían lugar en su reino, porque tales cosas se hallaban allí. Habían de guardar sus tesoros en el cielo y habían de sufrir las aflicciones, los atropellos, las persecuciones y aun la muerte, porque sólo los que perseveraren hasta elfin serán salvos.
Cierto es que hubieron algunos que fallaron en la perseverancia cuando la fuerza, atropellos y odio les sobrevinieron pero los verdaderos fieles nunca vacilaron. De todas aquellas escenas vemos la semejanza en el ministerio e historia de José Smith y sus compañeros.
Al Proclamar al mundo la restauración del evangelio, él se daba cuenta de los peligros que se le opondrían. Sabían, como lo supieron Jesús y sus discípulos, que no habría para ellos ninguna ganancia mundana ni riqueza, ni honor.
Las doctrinas de la restauración ¡la creencia en un Dios personal! la historia de la”primera visión”; que no había una autoridad divinamente nombrada en la tierra! Y muchas otras doctrinas, son tan revolucionarías hoy día como lo fuéron las enseñanzas de Jesucristo hace dos mil años.
El profeta se percató de los peligros
José Smith sabía cabalmente que al proclamar esta extraña religión –extraña porque era tan diferente a las doctrinas del día– haría venir sobre su cabeza y las de todos los qué lo siguieran, el furor de los hombres. Fue informado por el ángel que su nombre se tendría para mal. Descubrió la predicción en el Libro de Mormón que el día que saliera a luz, “la sangre de los santos clamaría desde la tierra.”
Tenemos una buena razón para creer que él sabía que vendría el tiempo cuando tendría que dar su vida como mártir. Toda su vida pasó con la inquietud de la cruel oposición. El sabía que los hombres buscaban su vida constantemente.
Vió a muchos de sus amigos, ser echados en las prisiones, de sus casas, despojados de todo lo que podrían, y en muchos casos su sangre derramadaen cumplimiento de la predicción en el Libro de Mormón. Todas estas escenas de persecución y odio que él y sus compañeros tenía que sufrir, le hizo doler el alma pero no por sí mismo, sino porque otros tenían que sufrirlas.
Lloró por causa del la maldad del pueblo como el Salvador lloró por Jerusalem. Se apesadumbró de corazón por sus hermanos afligidos. Sufrió encarcelación por muchos meses en un sucio calabozo, pero aún allí su mente se turbó más a causa de que su pueblo afligido había sido expulsado de su hogar. En la angustia de su alma clamó al Señor: “Acuérdate de tus santos que sufren, oh Dios nuestro! Y sus siervos se regocijaran, en tu nombre para siempre.”
El profeta José Smith enseñó al pueblo que había estado en la presencia de ángeles, sí, en la presencia de Dios. Santos mensajeros vinieron de la presencia del Señor y le confirieron a él y a estos el Santo Sacerdocio. Este mismo testimonio fue compartido por otros y a causa de ellos tuvieron que sufrir” En todas las cosas llenaron los requerimientos del doctor Paley en cuanto a la prueba de ser fidedignos. Fueron testigos originales; “pasaron la vida en labores, peligros y sufrimientos, sobrellevados voluntariamente por atestiguar los relatos que presentaron, y únicamente por causa de su creencia en dichos acontecimientos; también se sometieron, por los mismos motivos, alas nuevas reglas de conducta.”
José Smith sufrió toda la vida a manosde hombres malvados. Fue a su muerte con la confianza que su misión fue aprobada. He hecho ver antes de cómo Oliverio Cowdery, en un tiempo apartado, volvió humildemente a la Iglesia en la hora más tenebrosa, buscando una vez más compartir las bendiciones y soportar las tribulaciones de un pueblo afligido.
He mostrado también la integridad de otros que estuvieron en la presencia de ángeles. Todos sufrieron una persecución terrible. No eran compelídos, sino que actuaron libremente. El doctor Paley tiene razón. Su argumento es sano; y es tan verdadero cuando se aplica a la restauración en esta dispensación como cuando se aplica a la dispensación anterior. Los hombres no dan esa evidencia tan satisfactoria cuando están ocupados en un fraude.
Al concluir su argumento el doctor Paley dice:
“Si es así (esto es, que los hombres sufren tanto por una fe milagrosa) la religión debe ser verdadera. Tales hombres no pudieron ser impostores. Con solo no dar sus Etestimonios, habrían evitado todas sus angustias,¿Pretenderían los hombres en tales circunstancias de haber visto lo que no vieron;afirmaríandehechosde los cuales no tuvieron conocimiento; andarían mintiendo para enseñar la virtud; y así persisten en llevar adelante sus convicciones y con un cabal conocimiento de las consecuencias, enemistad y odio, rencor y la muerte?
¡NO! los hombres no sufren tanto en esa manera ni aún en los días de Jesucristo o en los días de José Smith sólo para perpetuar un fraude.
























