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La Dispersion de Israel
Objeto: Hacer ver que por medio de la dispersión de Israel se llevaría a cabo el cumplimiento de la promesa del Señor a Abrahán que “en tí; serán bendecidas todas las familias de la tierra.” (Abrahám 2:11)
El llamamiento de Abrahán
Cerca de mil novecientos años antes de Cristo, el Señor mandó a Abrahánque saliera deUrde los Caldeos y le dijo:
“Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré;
Y haré de tí una nación grande, y bendecirte he y engrandeceré tu nombre,
y serás bendición;
Y bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en tí todas las familias de la tierra,” (Gen. 12:1-3)
Obediente a este llamamiento Abrahán partió y el Señor le llevó a la tierra de Canaán y allí le dijo;
“Alza ahora tus ojos, y mira desde el lugar donde estás hacia el Aquilón, y al Mediodía, y al Oriente y al Occidente; Porque toda la tierra que ves, la daré a ti y a tu simiente para siempre,
Y haré tu simiente como el polvo de la tierra; que si alguno podrá contar el polvo de la tierra, también tu simiente será contada.” (Gen. 13:14-16)
No obstante, en aquel día cuando se hizo dicha promesa Abrahán no poseyó esa buena tierra, porque estaba habitada por muchas tribus cuyas prácticas en la maldad eran desagradables a la vista del Señor, y el Señor dijo a Abrahán;
“Ten por cierto que tu simiente será peregrina en tierra no suya, y serviré a los de allí, y serán por ellos afligidos cuatrocientos años.
Mas también a la gente a quien servirán, juzgaré yo; y después de todo esto saldrán con grande riqueza. Y tú vendrás a tus padres en paz, y serás sepultado en buena vejez.
Y en la cuarta generación volverán acá porque aún no está cumplida la maldad del Amorreo hasta aquí. (Gen.15:13)
La promesa del Señor a Israel
Cuatrocientos años pasaron. Durante dicho tiempo los descendientes de Abrahán, conocidos como israelitas, se multiplicaron” Fueron sacados de Egipto por Moisés y después de peregrinar en el desierto por cuarenta años conquistaron y tomaron la tierra que el Señor les había promeitdo como una herencia sempiterna.
Antes que se les permitiera entrar en la tierra de suherencia recibieron reptidas amonestaciones del Señor por medio de Moisés que si querían permanecer en esa tierra entonces tendrían que servir al Dios de sus padres Abrahán, Isaac y Jacob. Se les dijo repetidas veces que por su obediencia sus enemigos vendrían a serles como presa.
Tendríanlas lluvias en su debidaestación y la tierra rendiría su ganancia para que la trilla alcanzara hasta la vendimia, y la vendimia hasta la siembra y que comerían su pan en hartura y morarían en seguridad. Por su obediencia prosperarían, y sobre todo, el Señor establecería su convenio don ellos y afirmaría su tabernáculo y sería su Dios y ellos su pueblo.
Por otra parte si despreciaban sus estatutos y aborrecían sus juicios, quebrantaban sus mandamientos, o dejaban de cumplir su convenio, entonces lafaz del Señor se pondría en su contra y ellos entonces vendrían a ser una presa para sus enemigos.
El orgullo de su poder sería quebrantado; la tierra no daría de su abundancia, sus ciudades serían asoladas y la tierra llevada a la desolación. “Y a vosotros os esparciré por las gentes, y desenvainaré espada contra vosotros.”
Cuando habían oído a la voz de sus profetas, prosperaban y todas las bendiciones prometidas se lescumplieron; cuando se rebelaron y cayeron en pecado, practicando la idolatría y otras abominaciones, los juicios les caían encima. El Señor les mandó a muchos profetas a los cuales rechazaron y algunos mataron.
Los israelitas eran descendientes de Jacob, nieto de Abrahán. Jacob tuvo doce hijos, y cada hijo llegó a ser la cabeza de una de las tribus de Israel. Con esta excepción:
Cuando los hijos de Israel fueron llevados de Egipto, el Señor mandó a Moisés que eligiera a la tribu de Levi para que fuesen los sacerdotes del pueblo y que no debían ser nombrados como una tribu, o de recibir una herencia como tribu.
Jacob adoptó a los hijos de su hijo, José, como propios y fueron nombrados entre las tribus, en lugar de Levi y su padre, José. De esta manera el número de los doce se mantuvo completo.
El reino de Israel
Después que el pueblo demandó tener un rey estuvieron unidos como una nación bajo los reinados de Saúl, David y Salomón; pero en los días de Roboam, hijo de Salomón, diez de las tribus se rebelaron y establecieron su propio gobierno. Dos tribus, las de Juday Benjamín, se quedaron leales a Roboam y fueron conocidas como el reino de Judá. Por causa de su iniquidad las diez tribus en el año 721 antes de Cristo, fueron llevadas cautivas a Asirla por Salmanasar. Muchos años después cuando fueron libertadas de su cautividad en Asiria, no volvieron a Palestina a la tierra de su herencia, sino que partieron hacia el norte y desaparecieron. Desde aquel tiempo se les ha llamado las diez tribus pedidas de Israel. Ha sido pronosticado que volverán, pero hasta el día de hoy están perdidas al mundo. Mientras iban viajando hacia el norte muchos de su número se fueron quedandoa tras y se mezclaron con los pueblos en las tierras por donde pasaban, pero el grupo principal continuó en su jornada y fueron escondidos por la mano del Señor.
El reino de Juda
El reino de Juda permaneció unido cerca de ciento treinta años más que el reino de Israel, y entonces en el reinado de Sedecías fueron llevados cautivos a Babilonia donde quedaron setenta años. Cuando volvieron por sanción de Ciro de Persia reedificaron el templo y la ciudad de Jerusalén y por, una corta temporada prosperaron de nuevo.
Cuando el Salvador nació en Belén, los judíos, como se llamaban ya, habían caído, en lo que quizá fué la caída más grande en la historia del pueblo israelita. Después de la crucifixión de Cristo vino sobre ellos el peso cabal del terrible castigo que Moisés había predicho. Fueron echadosa las cuatro partes de la tierra, sus ciudades asoladas, su tierra llegó a ser estéril, y eran odiados y burlados en todas las naciones. Hablando de este terrible castigo el Salvador dijo:
“Y cuando viereis a Jerusalém cercada de ejércitos, sabed que su destrucción ha llegado.
Entonces los que estuvieren en Judea, huyan a los montes; y los que en medio de ella, vayánse; y losque estén en los campos no entren en élla. Porque estos son días de venganza; para que se cumplan todas las cosas que están escritas. Mas ¡ay de las preñadas, y de las que crían en aquellos días! Porque habrá apuro grande sobre la tierra e ira en este pueblo. Y caerán a filo de espada, y serán llevados cautivos a todas las naciones:
y Jerusalén será hollada de las gentes, hasta que los tiempos de las gentes sean cumplidos. (Lc. 21:20-24)
Todos los profetas predijeron dichas calamidades y angustias que vendrían sobre la casa de Israel en el día de su dispersión. Todas las predicciones se han cumplido literalmente. Sin embargo, el Señor no olvidó la solemne promesa que dio a Abrahán, que la tierra de su herencia les fue dada como una herencia sempiterna, y el día iba a venir cuando, después de su castigo y tribulaciones, antes del gran milenio, habían de ser congregados otra vez.
Se cumple la promesa hecha a Abrahán
Lo que quiero llamar la atención ahora, es sobre la promesa del Señor a Abrahan, cuando le dijo:
“En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste a mi voz.”
Consideremos el cumplimiento de esta grande promesa, y veamos cómo las naciones de la tierra, por medio de Abrahan y sus descendientes han sido bendecidas. Primero, el Señor siempre ejecuta los castigos para lograr sus propósitos.
La dispersión de los israelitas entre todas las naciones era un castigo ejecutado sobre ellos, pero una grande bendición se extendió a las naciones entre las cuales fueron dispersos. La palabra del Señor al respecto, es; mucho mas clara en los escritos de Abrahán donde declara:
“Y bendeciré a lo que te bendijeren, y maldeciré a los que te maldijeren; y en tí (es decir, en tu sacerdocio) y en tu simiente (es decir, tu sacerdocio), pues te prometo que en ti continuará este derecho, y en tu simiente después de tí (es decir la simiente literal, o sea la simiente corporal) serán bendecidas todas las familias de la tierra, aun con las bendiciones del evangelio, que son las bendiciones de salvación, aun de vida eterna, (Abrahán 2:1).
La sangre de Israel mexclada con los gentiles
Vemos, entonces, cómo por la dispersión de Israel, especialmente los descendientes de las diez tribus que se unieron con las naciones gentiles, la sangre de Abrahán ha sido mezclada, y de esta manera los gentiles han sido traídos a la posteridad de Abrahán, y por lo tanto merecen recibir, bajo las condiciones de su arrepentimiento, las bendiciones prometidas a la posteridad de Abrahán.
Los hijos de Israel, aun en sus graneles números, nunca cumplieron la promesa del Señor concerniente a su grandeza cuando moraban en la tierra de Palestina. La predicción es que su número será como las estrellas o las arenas del mar. Por medio de esta dispersión los Israelitas sembraron en el corazón de los gentiles hasta cierto grado un deseo de adorar al Dios de Abrahán y de aceptar sus enseñanzas y las enseñanzasde los profetas que nacieron en su posteridad.
Por causa que los judíos rechazaron a Jesucristo fueron dispersados tal como lo predijo el Salvador; pero el Señor los ha preservado, para su propio propósito. No se han mezclado engrandesnúmeros con los gentiles sino que han mantenidosu identidad racial. Y cuando Cristo venga, aparecerá a los judíos congregados como ha sido predicho por Zacarías.
La influencia israelita en las naciones gentiles
La influencia israelitas obre la civilización ha tenido un buen efecto pues ha salido de las inspiradas enseñanzas de la ley y los profetas han alumbrado no sólo al mundo cristiano y mahometano, sino aun alto grado el mundo pagano la jurisprudencia israelita, formulada y proclamada por medio de Moisés bajo la divina dirección, ha tenido un poder civilizador más grande sobre las naciones que toda la influencia de todas las otras naciones antiguas.
La influencia y cultura griega y romana han dado al mundo mucho de las artes, pero la influencia moral y religiosa, el amor del hogar y la unidad de la familia han venido de las inspiradas enseñanzas de los profetas de Israel y hubiese sido más si el pueblo hubiese permanecido humilde y obediente a dichas enseñanzas y si hubiese sido fiel al deseo de dejar los placeres y maldades del mundo.
El código moral y religioso
John Lord, historiador, hablando de la grande obra lograda por Moisés, dijo:
“Si el código moral de Moisés, es en sumo grado importante y el más aceptado universalmente, se sostiene sobre los principios fundamentales de la teología y la moral, ¡Cuán exaltado, cuan impresívo, cuán solemne dicho código! ¡Como llama enseguida el sentimiento interior de toda mente de cualquier edad o nación, produciendo una convicción que ninguna sofistería puede debilitar, atando la conciencia con irresistibles cadenas –Aquellos inmortales Diez Mandamientos, grabados en las dos tablas de piedra, y preservados en el mas santo lugar y santuario de los judíos, más aun reapareciendo en toda literatura aceptados y afirmados por Cristo, penetrando en el sistema religioso de cada nación que los ha recibido, y formando los principios fundamentales de toda creencia religiosa.”
La dádiva más grande al hombre, procedente de las promesas hechas a Abrahán, es la venida de Jesucristo por medio de ese linaje. Aunque nuestro Señor es de hecho Unigénito Hijo de Dios en la carne, fue nacido de María, descendiente de Abrahán, y por ese linaje de su madre es Hijo de Abrahán. Fue por causa de su gran fidelidad que Abrahán fue honrado en recibir tan grande bendición.
Los judíos en los días de nuestro Señor, eran muy orgullosos en cuanto a su descendencia de Abrahán. En su hipócrita altivez pretendieron ser el único pueblo merecedor de las bendiciones prometidas por el Señor a Abrahán.
No comprendieron que la promesa había sido hecha que por Abrahán todas las familias de la tierra serian bendecidas, y los derechos del Sacerdocio y de la salvación habían de ser otorgados a todos los pueblos de la tierra por la sangre de Jesucristo.
Isaías dijo siglos ha, que el Señor levantaría sus manos a los gentiles, y que vendrían a la brillantez de su venida. El derramamiento de la sangre de nuestro Señor fue para toda la humanidad, y cada alma se levantará de la muerte a la resurrección a causa de ello.
De modo que el Señor cumplió su promesa a Abrahán en la difusión de su sangre entre todas las naciones, y por la expiación hecha por Jesucristo, como ha sido escrito:
Porque Jehová tendrá piedad de Jacob, y todavía escogerá a Israel, y les hará reposar en su tierra: y extranjeros se juntarán con ellos, y se unirán a la casa de Jacob. (Is. 14:1)
























