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Un Testimonio Final
El tiempo de la restauración ha llegado
Hasta aquí he tratado de presentar unas pocas de las doctrinas fundamentales del evangelio de Jesucristo cual se han revelado en la Dispensación del Cumplimiento de los Tiempos. Me parece que he indicado claramente, y por medio de las Escrituras, el hecho de que en esta dispensación ha llegado el tiempo en que han de cumplirse las palabras de los profetas, de que han de ser establecidas todas las cosas que fueron anunciadas, como lo dice San Pedro “por boca de sus santos profetas que han sido desde el siglo.” (Hech. 3:31)
En igual manera, es el tiempo anunciado por San Pablo, cuando el Padre reunirá todas las cosas en Cristo, en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, así las que están en los cielos, como las que están en la tierra”. (Ef.1:10)
La razón nos enseña que el Señor no efectuaría esta trascendental restauración sin que hubiese sobre la tierra alguien a quien El pudiera revelarse; alguien a quien pudiera darle sus mandamientos y que tuviera la autoridad para ejecutar los decretos del Señor de llevar a cabo sus eternos designios antes que llegara el fin.
El Señor revela sus secretos
Las palabras del Señor al profeta Amos abundan en significado, mucho mas del que generalmente se les atribuye. Me refieron a esta afirmación:
“Porque no hará nada el Señor Jehová, sin que revele sus secretos a sus siervos los profetas.” (Amos 3:7)
¿No es ésta la manera en que el Señor siempre ha obrado? ¿No fué enviado Noé para amonestar a la gente de la tierra del diluvio que estaba para venir si no se arrepentía, y para darles la opostunidad de escapar si escuchaban sus palabras? ¿No amonestó el Señor a la ciudad de Ninive por boca de Jonás? ¿no fueron enviados profetas a Israel para amonestar los, antes que fuesen llevados cautivos a Asiria por Salmanasar?
¿No sucedió la misma cosa antes de la destrucción de Jerusalén y la cautividad de los judíos en Babilonia bajo Nabucodonosor? Los profetas anunciaron la venida de nuestro Señor siglos antes que naciera en Belén, y envióse a Juan a preparar el camino delante de El cuando se acercó la hora de dar principio a su ministerio.
¿No alzó la voz nuestro Señor para amonestar y suplicar a la nación judía que se arrepintiera, antes de su crucifixión, y no les dijo que su nación sería asolada y que ellos serían esparcidos por toda la tierra si no se arrepentían?
Ha llegado el gran día
No hay duda de que rápidamente está llegando el día grande de Señor, “los tiempos del refrigerio”, cuando vendrá en las nubes del cielo para vengarse de los impíos y preparar la tierra para el reino de ¡paz, para todos aquellos que estén dispuestos a obedecer su ley.
No fué sino justo que el Señor hablara nuevamente de los cielos antes de la venida de ese gran día, y comisionara a sus siervos y los enviara a proclamar el arrepentimiento y decir una vez ¡más al pueblo: “El reino de los cielos se ha acercado.”
El Señor seguramente no iba a depender por completo de las profecías de sus antiguos siervos al hacer esta advertencia de su segunda venida. Ciertamente hemos de hacer caso de las amonestaciones antiguas, pero al acercarse estos grandes sucesos, es justo, y la razón hace creer, que el Señor de nuevo alzara la voz por medio de sus siervos comisionados para advertir al pueblo, a fin de que sepan que este grande y terrible día está casi a las puertas.
Ha de ser un día de paz y gozo para los justos, pero terrible para los malvados. Así lo ha dicho el Señor:
“Escuchad, oh pueblo de mi iglesia, dice la voz de aquel que mora en las alturas, cuyos ojos ven a todos los hombres; sí, de cierto os digo: Escuchad, vosotros, pueblos lejanos; y vosotros; los que estáis sobre las islas del mar, escuchad juntamente.
“Porque, de cierto, la voz del Señor se dirige a todo hombre y no hay quien escape; y no hay ojo que no verá, ni oído que no oirá, ni corazón que no será penetrado.
“Y los rebeldes serán afligidos con mucho pesar; porque se pregonarán sus
iniquidades desde los techos de las casas, y serán revelados sus hechos secretos.” (DyC 1:1-3)
Una proclamación al mundo
Así es como el Señor ha enviado su proclamación a todo el mundo. Nuevamente ha declarado que el ángel de que habló Juan ha volado por en medio del cielo, diciendo: “Preparad la vía del Señor y enderezad sus senderos, porque la hora de su venida está cerca”. (DyC 133:17)
Como siervo del Señor, comisionado por autoridad divina, he alzado la voz y he llamado la atención a la grande y maravillosa obra que el Señor ha comenzado en esta época, la cual obra seguirá adelante hasta su conclusión, sin dejar he cumplirse una sola jota o tilde concerniente a los decretos del Señor en lo que respecta al destino de esta tierra y los galardones o castigos de sus habitantes.
En estas lecciones he tratado de cumplir con esta misión lo mejor que he podido. He testificado que el Padre y su Hijo Amado, Jesucristo, aparecieron al joven José Smith y le dieron instrucciones, diciéndole que la plenitud del evangelio, que no se hallaba en los credos de los hombres, estaba para ser restablecida en la tierra a fin de que los hombres pudiesen “entender y saber cómo y qué adorar”, para que pudieran venir al Padre y recibir la remisión de sus pecados.
He llamado la atención al hecho de que son falsas, y no concuerdan con lo que se halla en las Escrituras, las tan universalmente enseñadas doctrinas que declaran que los cielos están cerrados, que no hay más revelación del Señor, porque el canon de las Escrituras está completo.
He mostrado como levanto hombres el Señor y les dio instrucciones, y fueron sus testigos en esta gloriosa Dispensación del Cumplimiento de los Tiempos. He indicado la necesidad de una restauración de la Iglesia de Jesucristo y la autorización de hombres con poder divino o el sacerdocio.
He mostrado que es falsa la doctrina tan común de que Dios es una esencia, sin forma o sin cuerpo. He citado el testimonio de testigos, tanto de nuestros tiempos como de la antigüedad, que lo vieron y saben que El vive y que es inmutable.
He presentado abundantes testimonios de testigos que han estado en la presencia de ángeles, mensajeros santos del Señor. He testificado y presentado el testimonio de testigos de que el Libro de Mormón es, de hecho, una historia sagrada de los antiguos habitantes del continente americano, y que lo reveló un ángel enviado por el Señor.
He presentado la doctrina de la salvación para los muertos que son dignos, en que se ve la misericordia y justicia del Señor con respecto a los que habrían recibido el evangelio, si hubiesen tenido el privilegio; pero habiendo muerto sin este conocimiento, ahora pueden recibir el evangelio en el mundo de los espíritus y ser considerados dignos ante el Señor; y su obra puede ser hecha a favor de ellos en la tierra por sus agentes o representantes.
He enseñado la doctrina de la resurrección universal; la consignación de todos los hombres a su propio lugar, según su obediencia o desobediencia; la naturaleza eterna del convenio del matrimonio y la unión de la familia, con lo que se han cumplido las leyes del reino celestial.
Es esencial la revelación continua
Por medio de las revelaciones del Señor a su siervo José Smith en esta dispensación, se han ampliado y aclarado todas estas doctrinas y muchas ceras. Esta es una época en que es popular rechazar la verdad divina y burlarse de la doctrina de que el Señor aún tiene suficiente interés en sus hijos para dirigirlos por su propia voz y la voz de sus santos mensajeros, como en los días antiguos.
He declarado que no hay en la Biblia un solo principio fundamental del evangelio, del que dependa la salvación, que no necesite revelación adicional para aclararla en tal forma que todos los hombres puedan entenderlo en igual manera. Se han revelado esa y muchas doctrinas con toda claridad en revelaciones dadas a la Iglesia en estos tiempos, para que todos los que quieran, puedan entenderlas.
Ahora estoy a punto de concluir mi mensaje. Al hacerle, deseo dar expresión a algunas observaciones José Smith declaró que había recibido la visita del Padre y del Hijo. Anuncié, y otros junto con el, que descendieron ángeles de la presencia del Señor y los ordenaron y autorizaren para organizar la Iglesia de Jesucristo.
Estos testigos enseñaron que el Libro de Mormón es en verdad un tomo adicional de Santas Escrituras, y la historia sagrada de los pueblos antiguos de este hemisferio, revelada por mandamiento del Señor.
El mensaje mas importante
Para fraseando las palabras del hermano Orson Pratt, dire esto: “La historia ha de ser o verdadera o falsa. Si es verdadera, es uno de los mensajes mas importantes que Dios jamás ha comunicado al hombre, pues afecta los intereses temporales así como eternos de toda nación debajo de los cielos, tan profundamente y al mismo grado que el mensaje de Noe afectó a los habitantes del mundo antiguo.
Si es falsa, es uno de los embustes más arteros, inicuos, descarados y sutiles que jamás se han perpetrado en el mundo, con la intención de engañar y arruinar a millones de personas que sinceramente lo han recibido como la palabra de Dios y se creen establecidos sobre la roca de verdad, hasta que son lanzados con sus familias en la desesperación.
“La naturaleza de esta historia es tal, que de ser cierta, nadie puede salvarse si la rechaza; si es falsa, nadie puede salvarse si la recibe; por tanto, toda alma humana debe estar igualmente interesada en establecer su verdad o falsedad.
En un asunto de tan infinita importancia, ninguna persona debe estar satisfecha con las conjeturas u opiniones de otros; debe esforzarse por conocer personalmente la naturaleza del mensaje; debe examinar cuidadosamente la evidencia de acuerdo con la cual se ofrece al mundo; con toda paciencia y perseverancia debe procurar obtener cierto conocimiento si es Dios o no. Sin esta investigación, realizada del modo más cuidadoso, cándido e imparcial, no puede juzgar con seguridad, sin poner en gran riesgo su futuro y eterno bienestar.”
Una amonestación solemne
Es cosa muy fácil para toda persona llegar al conocimiento de la verdad. No hay excusa para que un hombre se quede en la duda respecto de la verdad o falsedad de esta historia. El Señor declaró:
“Mi doctrina, no es mía, sino de aquel que me envió. El que quisiere hacer su voluntad, conocerá de la doctrina si viene de Dios, o si yo hablo de mí mismo.” (Jn. 7:16-17)
Testifico al mundo que el Señor hará saber a toda persona que investigue sinceramente, la verdad de que José Smith fue llamado de Dios. Deseo repetir otra vez las palabras de Nefi concernientes a su testimonio del Libro de Mormón:
Y si no son las palabras de Cristo, juzgad; porque en el postrer día Cristo os manifestará con poder y gran gloria que son sus palabras; y ante su tribunal nos veremos cara a cara, vosotros y yo, y sabréis que él me ha mandado escribir estas cosas, a pesar de mi debilidad.
Y vosotros, los que no queréis participar de la bondad de Dios, ni respetar las apalabras de los judíos, ni mis palabras, ni las palabras que saldrán de la boca del Cordero de Dios, he aquí, me despido de vosotros para siempre, porque estas palabras os condenarán en el postrer día.
Pues lo que sello en la tierra será presentado contra vosotros ante el tribunal del juicio; porque así me lo ha mandado el Señor, y yo debo obedecer. Amén. (2N. 33:11, 14-15)
Moroni, que selló los anales de los nefitas, también dio su testimonio a la generación actual en estas palabras:
“Y os exhorto a que recordéis estas cosas; pues se acerca rápidamente el tiempo en que sabréis que no miento, porque me veréis ante el tribunal de Dios; y el Señor Dios dirá; ¿No os declaré mis palabras, que fueron escritas por este hombre, como si fuese uno que clamaba de entre los muertos, sí, como uno que hablaba desde el polvo?” (Mor. 10:27)
Testimonio final
También deseo dejar mi testimonio de lo que he dicho. Testifico que es la verdad. Hablo como siervo de Dios, nombrado para testificar de El. Mis palabras han sido claras. Han sido ciertas, y os acusarán ante el tribunal de Dios si las rechazáis. Os he dejado sin excusa, en lo que a mí concierne, y no podréis acusarme de no haberos amonestado o instruido, al vernos ante el tribunal aquel día en que serán juzgados todos los hombres.
Comprendo que de los muchos que hay sobre la faz de la tierra, pocos aceptarán la verdad. Siempre ha sido así. Nuestro Salvador dijo a los judíos:
“Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me recibís; si otro viniere en su propio nombre, a ese recibiréis.” (Jn. 5:43)
El libre albedrío del hombre
Uno de los dones grandes de Dios al hgmbre es el del libre albedrío. Fue este importante don que Satanás, entonces Lucifer, quiso arrebatarle al hombre. Cuando fracaso, se rebeló, y el Señor ha dicho de él:
“Pues, por motivo de que Satanás se rebeló contra mí, e intentó destruir el albedrío del hombre que yo, Dios el Señor, le había dado, y también quería que le diera mi propio poder, hice que fuese echado fuera por el poder de mi Unigénito;
























