“La Vida Futura y la Resurrección de los Justos”
Estado Futuro de la Existencia
por el Presidente Brigham Young, el 6 de octubre de 1862
Volumen 10, Discurso 5, Páginas 24-25
Ofreceré algunos comentarios sobre la diferencia entre este estado de existencia y el próximo. El próximo estado de existencia es un estado espiritual. El espíritu, que ahora está revestido de carne mortal, será liberado de esa carga, y los espíritus de los Santos estarán libres del poder del pecado y de Satanás.
Este estado es un estado de prueba, en el cual el espíritu, revestido de carne, trabaja para santificar, redimir y salvar el cuerpo, de modo que, en la resurrección, espíritu y cuerpo puedan unirse eternamente mediante el poder de la expiación y la resurrección de Jesucristo.
El próximo estado de existencia es el estado paradisíaco del espíritu, una condición de espera hasta que el cuerpo pase por el proceso de purificación y refinamiento que conlleva la muerte y la tumba. Entonces, viene la resurrección, que trae consigo la reunión del cuerpo y el espíritu.
“¡Oh, cuán grande es el plan de nuestro Dios! Porque, por otro lado, el paraíso de Dios debe entregar el espíritu de los justos, y la tumba debe entregar el cuerpo de los justos; y el espíritu y el cuerpo se restauran el uno al otro nuevamente, y todos los hombres se vuelven incorruptibles e inmortales, y son almas vivientes” etc.
Desde el estado embrionario hasta el momento del nacimiento, y desde la infancia hasta la madurez, peligros invisibles acechan nuestro camino, los cuales pueden dañar nuestros cuerpos o afectar nuestras facultades. Por ello, vemos a cojos, mutilados, ciegos, sordos, mudos, débiles, enfermos y otros que sufren diversas aflicciones.
Algunos han enseñado que, tal como dejamos nuestros cuerpos al morir, así resucitaremos, con todos los impedimentos e imperfecciones que tuvimos aquí; y que, si una esposa no ama a su esposo en este estado, no podrá amarlo en el próximo. Pero esto no es así. Aquellos que alcancen la bendición de la primera resurrección, o resurrección celestial, serán puros, santos y perfectos en cuerpo.
Todo hombre y mujer que logre este inefable estado será tan hermoso como los ángeles que rodean el trono de Dios. Si, mediante la fidelidad en esta vida, obtienen el derecho de levantarse en la mañana de la resurrección, no tienen por qué temer que la esposa esté insatisfecha con su esposo, o el esposo con la esposa, porque aquellos que participen de la primera resurrección estarán libres del pecado, de sus consecuencias y de su poder.
“Se siembra en corrupción; resucitará en incorrupción. Se siembra en deshonra; resucitará en gloria. Se siembra en debilidad; resucitará en poder. Se siembra cuerpo natural; resucitará cuerpo espiritual.”
“Y así como hemos llevado la imagen de lo terrenal, llevaremos también la imagen de lo celestial.”
Dios ha hecho su parte para ponernos en posesión de la gloria y la felicidad celestial, al proporcionar los medios por los cuales podemos alcanzarlas. Si alguna vez llegamos a poseerlas, será mediante la obediencia a esos medios que Él ha provisto. Dios ha dado a los hijos de los hombres dominio sobre la tierra y sobre todas las cosas que le pertenecen, y les ha mandado que la subyuguen, que se santifiquen ante Él, y también que santifiquen y embellezcan la tierra mediante su industria, sabiduría y habilidad, dones que provienen de Dios.
Aprendan, por ejemplo, a uncir un par de bueyes, a manejarlos y guiarlos a través de las llanuras, a extraer madera de los cañones, a fabricar ladrillos, a tallar piedra y a darle forma y posición para agradar a la vista y crear comodidad y felicidad para los Santos. Estas son algunas de las “misterios del reino”. Recibir el Evangelio, creer en él y disfrutarlo en el espíritu es la parte más sencilla de la labor que los Santos de los Últimos Días deben aprender y realizar.
Dios ha hecho al hombre señor de todas las cosas aquí en la tierra, y es deber del hombre someter todas las cosas a Dios, comenzando por sujetarse él mismo a Su voluntad, y luego sometiendo todas las cosas sobre las cuales tiene control, en su debido tiempo y orden.
La voluntad de Dios es la vida eterna para Su pueblo y para todo aquello sobre lo que tienen dominio.
Que Dios los bendiga. Amén.

























