La Vida Sempiterna Volumen 1

La Vida Sempiterna Volumen 1

Duane S. Crowther


La Vida Sempiterna, Volumen 1 es un estudio doctrinal detallado sobre la eternidad del alma, el plan de salvación, la preexistencia, el albedrío, la caída, la redención, y la vida después de la muerte, entre otros temas fundamentales.

El libro sobresale por su amplio uso de fuentes doctrinales confiables, incluyendo las Escrituras, enseñanzas de los profetas modernos y comentarios de líderes de la Iglesia. Crowther logra presentar doctrinas profundas de manera sistemática, estructurando el conocimiento de forma progresiva, lo que facilita al lector tanto el estudio personal como la enseñanza a otros.

Uno de los puntos fuertes del libro es su esfuerzo por explicar el estado del alma en cada etapa del plan eterno: desde la existencia premortal hasta la exaltación o condenación final. Sus explicaciones sobre la organización del mundo de los espíritus, la resurrección, el juicio y los diferentes grados de gloria, están respaldadas por referencias sólidas y por un deseo sincero de clarificar la doctrina revelada.

En ocasiones, su análisis puede parecer técnico o especulativo para algunos lectores, especialmente cuando el autor trata de integrar revelaciones modernas con explicaciones lógicas y deducciones doctrinales. Sin embargo, esto refleja su interés por armonizar toda la luz doctrinal disponible, incluso si ello implica presentar interpretaciones posibles, siempre con respeto por las fuentes proféticas.

Agradecimiento
Introducción
1Entrada al mundo espiritual
2Factores que influyen en la duración de la vida del hombre
3El paraíso de los justos
4Seres espirituales visitan la tierra
5El infierno
6La gran obra misional en la prisión espiritual
7La resurrección
8El juicio final
9Los hijos de perdición su pecado y destino
10Los tres grados de gloria
11La Exaltación

Noviembre 10, 1961 Septiembre 5, 1966 Este libro es dedicado, con eterno amor, a nuestra hija Laura Jean quien trajo dulzura y gozo a nuestro hogar, y cuya muerte motivó este estudio.


Agradecimiento


Quiero expresar mi profundo agradecimiento a todos los que me han ayudado en este proyecto, ya que su colaboración y sugerencias han sido de gran valor. Ruth Gregory, Ronald DeMille, Dorothy Murphy, Mary Ellsworth y Jaynann Payne proporcionaron fuentes de información que, de otro modo, habrían sido inaccesibles para mí. La hermana Bertha Purser, bibliotecaria del Instituto de Religión de Logan, Utah, colaboró con referencias difíciles. Mi padre, Don Q. Crowther, revisó y asistió en la elaboración del manuscrito. Loretta Merrill, Helen Porter y Bruce Christiansen dedicaron incontables horas a la revisión de pruebas y ofrecieron valiosa ayuda. Su apoyo y amabilidad son profundamente apreciados. También expreso mi gratitud a quienes escribieron los textos citados en esta obra, por sus esfuerzos pioneros en preservar relatos de gran valor y por su cortesía al permitir su publicación. Muchos otros han mostrado interés y han brindado ánimo al proyecto, y me siento en deuda con ellos por su amistad y apoyo.

Arturo y Genevieve De Hoyos dedicaron innumerables horas al proceso de preparación, traducción y revisión del manuscrito en español, con la colaboración de Edith Garaguzo, Alan Lambson, Edelmira Lambson y Victoriano Morales. Sin su ayuda, este trabajo habría sido casi imposible.

Investigar los mensajes relacionados con la eternidad me ha acercado más a mi esposa Jean y a mis hijos Don, Scott, Laura, Lisa, David, Billy, Sharon y Bethany. Su amor y sus oraciones me han brindado gran gozo. Mi esposa es una “hacedora de la palabra, no solamente oídora” y ha pasado muchas horas mecanografiando y corrigiendo el manuscrito, lo cual agradezco profundamente.

Pero, por encima de todo, agradezco y doy gracias a mi Padre Celestial, quien verdaderamente “da buenas dádivas a los que piden”. Que este libro sirva para darle a Él honor y gloria, y para llevar muchas almas a Su reino.

Duane S. Crowther


Introducción


Si Pudieseis Contemplar los Cielos

“Si pudieseis contemplar los cielos durante cinco minutos, aprenderíais más que leyendo todo lo que se ha escrito sobre el tema.”¹ De este modo, el profeta José Smith lanzó un desafío y estableció una meta que ha sido aceptada y lograda por muchos Santos de los Últimos Días, quienes han visto el paraíso, han vislumbrado a los espíritus en prisión, han contemplado los sufrimientos del infierno y la gloria del grandioso día de la resurrección. ¡Algunos incluso han presenciado la gloria de la exaltación y la ciudad celestial de Dios! El Profeta sabía que ello era posible y así lo enseñó a sus seguidores, diciendo: “Les aseguro a los miembros que la verdad, en relación con estas cuestiones, puede ser conocida a través de las revelaciones de Dios, mediante Sus ordenanzas y en respuesta a las oraciones.”²


Propósitos de Este Libro

Esta obra no es una colección caprichosa de poesía consoladora ni de frases funerarias. Es un análisis cuidadoso de las experiencias de docenas de personas dignas de confianza, quienes habían muerto y regresado luego a la vida, así como de relatos de otros que han sido visitados por espíritus de individuos fallecidos. Es una recopilación de revelación tras revelación que habla de la vida gloriosa que aguarda a los justos. Es mi testimonio de que la vida continúa más allá de la tumba, y de que Dios permite a los mortales conocer mucho del gozo de la vida futura.

El objetivo de este estudio es cumplir con siete propósitos:

  1. Testificar que la vida continúa más allá de la muerte, que en los mundos futuros hay una continuación de la personalidad, que existe un plan de salvación divino que da sentido a la vida y a la muerte, y que las alegrías y recompensas de la eternidad son tan gloriosas que el hombre debería trabajar con valor en esta vida y en la venidera para merecerlas.

  2. Dar testimonio y proveer evidencia de que muchas veces Dios ha dado conocimiento a los líderes y miembros de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días con respecto a las etapas futuras de la vida.

  3. Demostrar que la información revelada por Dios en los últimos días está en armonía con las Escrituras, y que muchas de las revelaciones aquí citadas se apoyan mutuamente debido a la amplitud de sus interrelaciones.

  4. Proporcionar un modelo para que aquellos que reciban manifestaciones y revelaciones sobre los temas aquí tratados puedan comparar y vincular sus experiencias con las de otros.

  5. Aclarar ciertas áreas de ambigüedad existentes en las enseñanzas de muchos miembros en relación con algunas partes del plan de salvación.

  6. Proporcionar consuelo a quienes se encuentran confundidos o con incertidumbre respecto a la muerte y lo que le sigue.

  7. Proclamar que hay un Dios justo y bondadoso, quien está guiando la tierra y las vidas, oportunidades y destinos de quienes en ella moran.


La Ley del Testimonio

Este libro presenta muchos conceptos que provienen de tres fuentes:

  1. La palabra revelada de Dios, tal como se halla en las Escrituras.
  2. La palabra revelada de Dios, tal como ha sido expresada por Sus profetas.
  3. La palabra revelada de Dios, tal como ha sido manifestada a miembros dignos de la Iglesia.

Esto último representa un aporte novedoso, ya que va más allá de mencionar las citas tradicionalmente repetidas en la Iglesia: presenta evidencia de testigos oculares que realmente visitaron el mundo espiritual y pueden dar testimonio personal de la vida en el más allá. Sus palabras no son meras opiniones ni deducciones lógicas, sino que están basadas en hechos. Sus testimonios son completos, armoniosos y verdaderos.

A medida que el lector escudriñe estas páginas, encontrará nuevas ideas agrupadas alrededor de evidencias fundamentales en las cuales un testimonio verifica al otro. El Señor ha establecido la ley divina por la cual puede identificarse la verdad, al declarar: “Por boca de dos o de tres testigos se decidirá todo asunto.”³ El lector deberá juzgar la veracidad de estos testigos y sus testimonios conforme a esta ley, así como por la recepción de la influencia del Espíritu Santo, pues: “…por el poder del Espíritu Santo podréis conocer la verdad de todas las cosas.”⁴ El lector perspicaz notará que las manifestaciones personales citadas no crean conflicto alguno con las Escrituras ni con las palabras de los profetas. La palabra revelada del Señor, a través de todos los que la reciben, forma una unidad armoniosa.

Como en mis otros esfuerzos literarios hasta la fecha, en esta obra me he esforzado en presentar evidencias más que opiniones personales. De hecho, a medida que recogí y analicé las evidencias, algunos de mis puntos de vista personales cambiaron. Mis opiniones aparecen solo como un compendio de la documentación presentada. Se invita al lector a que, en lugar de decir: “El hermano Crowther dice…”, cite a José Smith, Brigham Young, Orson Pratt, Joseph Fielding Smith y otros referentes mencionados. Lo que realmente importa es el conocimiento de estos hombres como profetas, y no el mío como recopilador y analista de sus palabras.


Revelación Personal, Llave al Conocimiento de la Eternidad

José Smith enseñó:

“Todos los hombres saben que deben morir. Por eso, sería importante que entendiéramos las razones y causas de nuestra exposición a las vicisitudes de la vida y de la muerte, y de los designios y propósitos que tuvo Dios al enviarnos al mundo, dejarnos sufrir y morir aquí, y nuestra salida de este mundo. ¿Cuál es el objetivo de nuestra existencia mortal y luego de nuestra desaparición y muerte? Es razonable suponer que Dios haya revelado algo al respecto, y que, por eso, es un tema que deberíamos estudiar más que cualquier otro. Debemos estudiarlo día y noche, porque el mundo ignora su condición en cuanto a este asunto. Si tuviéramos el derecho de demandar algo de nuestro Padre Celestial, debería ser conocimiento sobre este importante tema.”⁵

Él creía con todo su corazón que los miembros de la Iglesia deberían saber acerca de los grandes temas de la eternidad y ansiaba poder enseñarles más. Proclamó el tema al que se refiere este libro cuando dijo: “Les aconsejo a todos que prosigan hacia la perfección y que sondeen en profundidad los misterios de la divinidad.”⁶ Estableció la norma al declarar: “Todo lo que quiero es obtener la verdad, pura, simple y completa.”⁷ E indicó a sus seguidores cómo lograrlo, al enseñar que “la mejor manera de obtener verdad y sabiduría es… acudir a Dios en oración y obtener instrucción divina.”⁸

Su admonición estuvo dirigida a toda la Iglesia, y este libro es un testimonio de que los miembros—no solo profetas y apóstoles, sino también presidentes de estaca, obispos, líderes y obreros del templo, y fieles miembros laicos—han tomado en cuenta su desafío y han recibido manifestaciones divinas. Los miembros han seguido la senda delineada por el Profeta, quien declaró: “Cuando entendemos la personalidad de Dios y sabemos cómo llegar a Él, los cielos se abren y se nos revelan. Cuando estamos listos para ir a Él, Él está listo para venir a nosotros.”⁹

No Como Doctrina

Brigham Young enseñó: “Cuando algún hombre publica o predica sus puntos de vista personales, no debería decir que son las opiniones de la Iglesia.”¹⁰ Este libro presenta mi manera de ver, basada en las evidencias disponibles. A medida que las evidencias aumentan, mis ideas se desarrollan. Escribo como individuo y no como portavoz de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, y los conceptos aquí expresados no constituyen declaraciones oficiales de doctrina de la Iglesia. Indudablemente, las enseñanzas expresadas en este libro a veces exceden el presente alcance doctrinal de la Iglesia concerniente a la vida futura.

Los temas presentados aquí se ajustan a la ley de los testigos. Los he revisado cuidadosamente y creo que son verdaderos. Ciertamente, es apropiado que los miembros de la Iglesia estudien estos temas, porque “si hay algo virtuoso, bello, de buena reputación o digno de alabanza, a esto aspiramos.”¹¹ Se invita al lector a examinar cuidadosamente estos informes, y, como dijo Pablo: “Examinadlo todo; retened lo bueno.”¹²

La evidencia presentada es de carácter histórico, no científico. El químico o el físico jamás tendrán las llaves de la vida después de la muerte, a menos que les sean reveladas. Esas llaves reposan en los relatos de aquellos que se han aventurado en el mundo espiritual y luego regresaron. Su significado se encuentra en el ámbito de la religión, y no en el de la ciencia. Las cosas del espíritu se disciernen espiritualmente.

Cómo Fue Escrito Este Libro

Conocer al autor y la historia de un libro es de gran ayuda para el lector. El material contenido en esta obra ha sido recogido y estudiado durante muchos años. Así como la doctrina de las profecías de los últimos días atrajo mi atención por largo tiempo, también quise saber qué depara el futuro al otro lado del velo.

Durante mis años como misionero, y más adelante como estudiante graduado en el Colegio de Instrucción Religiosa de la Universidad Brigham Young; durante mis labores como instructor y director de seminarios; y a lo largo de mis años como investigador y autor, he mantenido un profundo interés en toda fuente de información concerniente a la vida espiritual y al futuro del hombre en su estado resucitado.

En 1963 y 1964 comencé formalmente a recopilar información sobre estos temas. Pero fue recién a comienzos de julio de 1966, cuando supe que mi hija tenía leucemia, que empecé a dar forma a esos materiales en este manuscrito. Desde entonces he estudiado, escrito, orado y buscado información con un afán conocido solo por quienes han perdido a un ser querido. El deseo de conocer las verdades eternas ha sido la fuerza impulsora que me ha motivado.

Es mi deseo y anhelo que, por medio de los mensajes contenidos en este libro, muchos encuentren esperanza, gozo y entendimiento. Y, en tiempos de tristeza, creo que estas enseñanzas brindarán a otros el mismo consuelo y solaz que me ofrecieron a mí cuando perdí a mi hija.

DUANE S. CROWTHER

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Capítulo 1

Entrada al mundo espiritual


A través de los siglos, el género humano ha lamentado y llorado a sus seres queridos fallecidos, sin tener conocimiento de su suerte. La humanidad ha tenido que reconocer su incapacidad para ver más allá del velo de la muerte. Hemos permanecido indefensos, confundidos y temerosos ante la certeza de que todos los hombres debemos volver al polvo de la tierra. Hay ciertas preguntas relativas al futuro que han reclamado respuesta:

  • ¿Sigue existiendo el hombre después de la muerte?
  • ¿Mantiene su personalidad e identidad?
  • ¿Adónde va? ¿Qué hace?
  • ¿Qué aspecto tiene?
  • ¿Cómo es el experimentar la muerte?

La humanidad ha formulado estas preguntas a través de todas las edades, desde los días de Adán. Ni los hombres de ciencia, ni los filósofos, ni los poetas han podido responderlas. Indudablemente, el conocimiento humano no ha sido suficiente para despejar estos enigmas.

Alusiones Bíblicas a Visitas al Mundo Espiritual

Las buenas nuevas de Cristo comenzaron a disipar estas sombras de incertidumbre y desesperación en el meridiano de los tiempos. El Maestro prometió la vida después de la muerte cuando proclamó:

“El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, más ha pasado de muerte a vida.”¹

Su promesa, al principio rechazada como vana por los incrédulos, llegó a ser una fuente de gozo y esperanza para ellos cuando vieron que Él realmente tenía poder para levantar a los hombres del sepulcro. ¡Imaginen el asombro y la admiración de la gente cuando se manifestó el poder del Señor al restaurar la vida al hijo de la viuda de Naín!

«Cuando llegó cerca de la puerta de la ciudad, he aquí que llevaban a enterrar a un difunto, hijo único de su madre, la cual era viuda; y había con ella mucha gente de la ciudad.
Y cuando el Señor la vio, se compadeció de ella y le dijo: No llores.
Y acercándose, tocó el féretro; y los que lo llevaban se detuvieron.
Y dijo: Joven, a ti te digo, levántate.
Entonces se incorporó el que había muerto, y comenzó a hablar. Y lo dio a su madre.
Y todos tuvieron miedo, y glorificaban a Dios, diciendo: Un gran profeta se ha levantado entre nosotros; y Dios ha visitado a su pueblo.
Y se extendió la fama de él por toda Judea, y por toda la región de alrededor.»²

¡Qué emoción deben haber sentido las agitadas multitudes al oír al joven describir su visita al otro lado del velo!

Varios meses después, a unos 35 kilómetros de allí, Jesús nuevamente demostró su poder sobre la muerte al reclamar el espíritu de la hija de Jairo, un líder judío:

«Entonces vino un varón llamado Jairo, que era principal de la sinagoga, y postrándose a los pies de Jesús, le rogaba que entrase en su casa;
Porque tenía una hija única, como de doce años, que se estaba muriendo. Y mientras iba, la multitud le oprimía…
Estaba hablando aún, cuando vino uno de la casa del principal de la sinagoga a decirle: Tu hija ha muerto; no molestes más al Maestro.
Oyéndolo Jesús, le respondió: No temas; cree solamente, y será salva.
Entrando en la casa, no dejó entrar a nadie consigo, sino a Pedro, a Jacobo, a Juan, y al padre y la madre de la niña.
Y lloraban todos y hacían lamentación por ella. Pero Él dijo: No lloréis; no está muerta, sino duerme.
Y se burlaban de Él, sabiendo que estaba muerta.
Mas Él, tomándola de la mano, clamó diciendo: Muchacha, levántate.
Entonces su espíritu volvió, e inmediatamente se levantó; y Él mandó que se le diese de comer.»³

Quizás a esta niña se le permitió contar los prodigios que había visto, porque está registrado que “sus padres estaban atónitos”, y aparentemente estaban tan asombrados que Cristo “les mandó que a nadie dijesen lo que había sucedido.”⁴

Dos años después, el Salvador nuevamente reprendió los lazos de la muerte y sacó de la tumba a un hombre que llevaba cuatro días muerto. Con el llamado de Jesús: “¡Lázaro, ven fuera!”, este querido hermano de María y Marta se levantó y salió de la tumba, “atadas las manos y los pies con vendas, y el rostro envuelto en un sudario.”⁵ ¿Acaso es sorprendente que el Maestro haya podido decirle a su hermana: “El que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá”?⁶ ¡Imaginen los relatos que Lázaro habrá podido narrar acerca de sus experiencias durante esos cuatro días vividos en el mundo de los muertos!

Consideren también el relato que debe haber hecho la mujer llamada Tabita sobre su visita al mundo espiritual, después de ser devuelta a la vida mortal por el apóstol Pedro. ¿Qué habrá visto mientras su cuerpo yacía en la recámara durante las horas en que los mensajeros corrieron de Lida a Jope, de donde regresaron con su amado líder?⁷

¿Y qué habrá contado Eutico, el soñoliento joven de Troas que se cayó de una ventana, sobre su breve visita al mundo espiritual? Murió como resultado de la caída y fue restaurado a la vida por el apóstol Pablo.⁸ ¿Serán sus relatos como los del hijo de la viuda de Sarepta, quien fue devuelto a la vida por Elías después de haber pasado preciosos minutos en la vida más allá de la muerte?⁹ ¿O como el testimonio del hijo de la sunamita, cuyo espíritu fue más allá del velo y luego regresó a su cuerpo? Mientras estuvo muerto, su madre cabalgó más de 80 kilómetros en un asna para traer al profeta Eliseo desde el Monte Carmelo, para que restaurara la vida de su hijo.¹⁰

Aunque la Biblia ofrece evidencias cuidadosas de personas que regresaron de la muerte, no nos proporciona detalles de sus experiencias en el más allá. Sin embargo, fija un precedente importante y establece la credibilidad de los relatos de otros que fueron y volvieron del reino espiritual. También en los últimos días ha habido muchos que han ido al mundo de los espíritus y a quienes se les ha permitido regresar. Aunque muchas de esas experiencias no fueron registradas, otras sí fueron escritas en registros que pueden conseguirse y estudiarse.

Este libro es un estudio y análisis intensivo de esas experiencias, junto con los mensajes de las Escrituras y de los profetas de los últimos días, que marcan el camino por el cual el hombre debe viajar desde la muerte hacia la vida eterna.

Recepción en el Reino Espiritual

Una experiencia común entre aquellos que se han aventurado más allá de los confines de la mortalidad es la de ser recibidos y saludados por su ángel guardián. Tal fue la recepción que tuvo Peter Johnson, misionero mormón que estuvo en el mundo espiritual durante una hora y media a principios de septiembre de 1898:

No puedo decir exactamente cómo, pero lo cierto es que mi espíritu dejó el cuerpo. Me di cuenta de que estaba parado en el aire, aproximadamente a un metro y medio de altura, y vi mi cuerpo en la cama. Aunque estaba en una nueva condición, me sentía perfectamente natural, así que comencé a hacer observaciones. Moví la cabeza, me encogí de hombros, palpé con mis manos y me di cuenta de que seguía siendo yo mismo. También sabía que mi cuerpo sin vida yacía en la cama. Estar en este nuevo medio no me parecía extraño, porque comprendía todo lo que estaba sucediendo y percibía que, en espíritu, era el mismo que había sido en el cuerpo.
Mientras meditaba acerca de esta nueva situación, algo atrajo mi atención, y al darme vuelta observé a un personaje que dijo: “Tú no sabías que yo estaba aquí.”
Contesté: “No, pero veo que estás aquí. ¿Quién eres?”
“Yo soy tu ángel guardián. Mientras estuviste en la tierra te seguí constantemente.”
Le pregunté: “¿Qué harás ahora?”
Replicó: “Voy a informar de tu presencia. En tanto, tú permanecerás aquí hasta que vuelva.”¹¹

Una experiencia similar fue la de Henry Zollinger, quien estuvo varias horas en el mundo espiritual después de ser aplastado por una máquina en agosto de 1920:

Mi espíritu dejó mi cuerpo, el cual vi que yacía bajo la máquina, y en ese momento estaban a mi lado mi ángel guardián, mi madre y mi hermana Ann. Mi madre había muerto el 31 de enero de 1918 y mi hermana a la edad de 4 años. Pero vi que su espíritu estaba completamente desarrollado en estatura y también parecía muy inteligente.¹²

Heber Q. Hale, quien fue al reino espiritual el 20 de enero de 1920, describió cómo vio su cuerpo cuando su espíritu lo dejó, la sensación de cercanía del mundo espiritual y cómo fue recibido de inmediato por un comité de bienvenida:

Pasé al mundo espiritual atravesando un velo muy fino, a una corta distancia de mi cuerpo. Esa fue mi primera experiencia después de irme a dormir. Parecía darme cuenta de que había pasado por ese cambio llamado la muerte, y así lo mencioné en mi conversación con los seres inmortales con quienes entré inmediatamente en contacto…
Mi primera impresión visual fue de lo cercano que está el mundo de los espíritus del mundo de los mortales. Para los ojos de un espíritu recién llegado, era pasmosa la inmensidad de esta esfera celestial.¹³

Ella Jensen también relató su experiencia de tres horas y media en el mundo espiritual. La hermana Jensen, en ese entonces una joven de quince años, estuvo varias semanas enferma de escarlatina, murió y volvió a la vida el 3 de marzo de 1891. Al cruzar el velo, se encontró en un cuarto largo donde halló a sus parientes y amigos fallecidos:

Tan pronto como vislumbré el otro mundo, ansié ir allí, y toda inquietud y preocupación se alejaron de mí.
Entré en un pasillo amplio. Era tan largo que no veía el final. Estaba lleno de gente… Caminé por el cuarto encontrando gran cantidad de mis familiares y amigos. Era como recorrer las calles de una ciudad en medio de una multitud, en la cual solo se puede reconocer a unas pocas personas… Todos parecían ser perfectamente felices. Mi encuentro con cada uno de los que conocía fue muy placentero. Finalmente llegué al extremo de esa larga habitación, abrí una puerta y pasé a otro cuarto.¹⁴

En una visión nocturna se le mostró a Lorenzo Dow Young, hermano de Brigham Young, el proceso de la muerte, el mundo espiritual y el reino celestial. Describió la proximidad de los muertos a sus seres queridos y la imposibilidad de comunicar su cercanía a quienes observaban con tristeza sus restos mortales:

Tuve una visión o un sueño extraordinario. Imaginé que moría. En un momento estuve fuera del cuerpo, plenamente consciente de que había hecho el cambio. De repente, un guía o mensajero celestial apareció a mi lado.
Yo pensaba y actuaba con tanta naturalidad como cuando estaba en el cuerpo, y todas mis sensaciones eran completas tanto sin mi cuerpo como con él. El personaje que estaba junto a mí vestía del blanco más puro. Durante unos momentos permanecí en el cuarto donde yacía mi cuerpo. Mi hermana Fanny (quien vivía conmigo en el momento de tener este sueño) y mi esposa lloraban amargamente mi muerte. Me condolí de ellas por su tristeza y deseé consolarlas. Me di cuenta de que estaba bajo el control del hombre a mi lado. Le rogué que me concediera el privilegio de hablarles, pero me contestó que no podía permitírmelo.
Mi guía —ya que así lo llamaré— dijo: “Ahora vayámonos.”¹⁵

Aparentemente, quienes mueren y no reviven tienen la responsabilidad de velar por sus cuerpos hasta que sean enterrados. Esta fue la instrucción dada a Peter Johnson, y puede ser la explicación de por qué los parientes vivos a veces sienten, antes y durante el funeral, la presencia de sus seres queridos fallecidos:

Cuando regresamos al lugar donde yacía mi cuerpo, se me informó con énfasis que mi primer deber sería el de velar mi cuerpo hasta después del entierro, porque sería necesario que tuviera este conocimiento en la resurrección.¹⁶

La Entrada al Mundo Espiritual es una Experiencia Gozosa

Es importante reconocer que la muerte es una bendición, una experiencia gozosa que a menudo sirve como un alivio placentero para quienes estaban sufriendo en la mortalidad. Los casos registrados de aquellos que han dejado sus cuerpos para entrar al mundo espiritual están casi completamente libres de referencias a problemas o dolor en el proceso de separación. Por el contrario, sus experiencias pueden resumirse en la declaración de Ella Jensen, quien relató:

“Prácticamente no sufrí al dejar el cuerpo, pero al volver a la vida el dolor fue casi intolerable.”

No solo eso, sino que meses y aun años después, ella experimentó nuevos sufrimientos, dolores y desórdenes físicos que nunca antes había tenido.¹⁷

Heber Q. Hale recordó lo siguiente mientras hablaba con sus guías en el mundo espiritual:

“Observé que les desagradaba nuestro uso de la palabra ‘muerte’ y nuestro miedo hacia ella. Allá usan otra palabra, la cual ahora no recuerdo, y solo puedo dar un significado aproximado por la impresión que quedó grabada en mi mente, llamándola ‘Nuevo Nacimiento’.”¹⁸

A Jedediah M. Grant, consejero en la Primera Presidencia de la Iglesia, se le permitió aventurarse dos veces en el mundo espiritual antes de su muerte. Él narró sus experiencias a Heber C. Kimball, el otro consejero en la Presidencia, quien a su vez las relató en el funeral. El presidente Grant describió con estas palabras el conocimiento recientemente adquirido sobre la superioridad de la vida futura respecto a la presente:

“Hermano Heber, he estado en el mundo espiritual dos noches seguidas, y de todos los miedos que jamás hayan cruzado mi mente, el peor ha sido el tener que volver a mi cuerpo, aunque tenía que hacerlo.”¹⁹

El presidente Kimball, en el sermón del funeral, agregó su propio comentario:

“El hermano Grant dijo que se sintió triste en extremo al tener que dejar un lugar tan hermoso y volver a la tierra, porque contemplaba a su cuerpo con aversión. Pero tuvo que entrar en él nuevamente.”²⁰

Quizás a causa de esta experiencia de Jedediah M. Grant, el presidente Brigham Young dijo posteriormente:

“Con respecto a la partida de nuestros amigos o la nuestra propia, puedo decir que he estado tan cerca de entender la eternidad, que ahora he tenido que ejercer mayor fe para desear vivir que toda la fe que he ejercido durante mi vida para seguir viviendo.”²¹

También Lorenzo Dow Young, durante su visión de la vida en el más allá, sintió aversión a dejar la vida futura y retornar a su cuerpo mortal:

“Pude ver claramente el mundo de donde vinimos… Para mí, este parecía nebuloso, temible y oscuro. Me sentía invadido por una triste decepción, un horror ante la idea de volver allí.
Suponía que había llegado a ese lugar celestial que por tanto tiempo había deseado ver para permanecer. En ese entonces no se me había ocurrido pensar que me sería requerido regresar.
Le imploré a mi guía que me permitiera quedarme. Me contestó que solo se me permitía visitar las ciudades celestiales, porque no había terminado mi misión en el mundo, así que debía regresar y tomar mi cuerpo…
Retornamos a mi casa, donde estaba mi cuerpo, que me pareció vestido para el entierro. Muy a mi pesar tomé posesión de él para reanudar las tareas propias de la vida, esforzándome por cumplir con la importante misión que se me había encomendado.
Me desperté en mi cama, y me quedé acostado el resto de la noche, meditando sobre lo que me había sido mostrado.”²²

Cuando la bendición del presidente Lorenzo Snow restauró a Ella Jensen a la vida, sus primeras palabras fueron:

“¿Dónde está?”
Preguntamos: “¿Quién? ¿Dónde está quién?”
“El hermano Snow,” contestó. “Él me hizo regresar.”
Le dijeron que él se había ido. Ella dijo: “¿Por qué me mandó regresar? Estaba tan feliz que no quería volver.”²³

Parece ser que aquellos que tienen la esperanza de morar entre los justos en la próxima vida bien pueden anticipar que su muerte los llevará a un estado de mayor gozo y felicidad.

Reunión con Seres Queridos Muertos

Una de las bendiciones más grandes de pasar a través del velo es el privilegio de disfrutar nuevamente de la compañía de familiares y amigos que han muerto con anterioridad. La esperanza de esta bendición es una fuerza motivadora para todos los que anhelan reunirse con quienes les precedieron, y les ayuda a contemplar la muerte con anticipación más que con temor.

El profeta José Smith expresó su esperanza en esa gozosa reunión cuando dijo:

“Tengo a un padre, hermanos, niños y amigos que se han ido al mundo de los espíritus. Ellos están ausentes solo por un momento; viven en el espíritu y pronto nos volveremos a encontrar… Cuando partamos, saludaremos a nuestras madres, padres, amigos, a todos los que amamos y a todos aquellos que han muerto en Jesús… será una felicidad inmensa.”²⁴

Casi todos los relatos de aquellos a quienes se les ha permitido visitar el mundo espiritual contienen referencias a encuentros felices con seres amados que han partido. A menudo, miembros de la familia acuden a dar la bienvenida a la persona que ha muerto, en ocasiones en un orden previamente establecido. Por ejemplo, Peter Johnson informa lo que le sucedió cuando el ángel guardián lo recibió:

Me informó que deberíamos esperar allí, ya que mi hermana deseaba verme, pero en ese momento estaba ocupada. Poco después ella vino, se alegró de verme y me preguntó si me había ofendido por la espera. Me explicó que estaba haciendo un trabajo que deseaba terminar.
Poco antes de morir, mi hermana mayor me había pedido que hiciéramos el siguiente convenio: si ella moría primero, cuidaría de mí, protegiéndome de los que buscaran mi ruina, y sería la primera en encontrarme cuando yo muriera. Si yo moría primero, ella deseaba que yo hiciera lo mismo por ella. Hicimos ese acuerdo, y esa fue la razón por la cual ella fue la primera de mis familiares en recibirme.
Después de ella, vinieron a verme mi madre, otras hermanas y amigos, y hablamos de varios temas, de la misma manera que solíamos hacerlo cuando nos reuníamos con amigos. Después de un rato de conversación, vino el guía con el mensaje de que varios de los apóstoles que habían vivido en la tierra en esta dispensación requerían mi presencia.²⁵

Para aquellos que no tienen miembros de su familia inmediata esperándolos en el mundo espiritual, el encuentro con parientes lejanos es más casual. Así sucedió con Ella Jensen, quien informó:

Mientras iba entre la muchedumbre, la primera persona que reconocí fue a mi abuelito H. P. Jensen, que estaba sentado escribiendo en un extremo del salón. Levantó la vista, pareció sorprenderse al verme y dijo: “¡Vaya! Mi nieta Ella está aquí.” Estaba muy complacido, me saludó, y mientras él continuaba con sus escritos, yo fui recorriendo el cuarto y encontré a muchos de mis parientes y amigos… Algunos parecían estar en grupos familiares… Otros me preguntaron sobre sus amigos y familiares en la tierra. Entre ellos estaba mi primo.²⁶

La reunión con familiares fallecidos a menudo incluye encuentros con personas que murieron hace tanto tiempo que son desconocidas para quien recién entra al mundo espiritual. La hermana Jensen describió a su madre el encuentro con dos de esas personas:

“Mientras estaba en ese edificio grande en el mundo espiritual, encontré a una mujer que me saludó y dijo que era mi tía Mary, quien había muerto cuando yo era una niña.”
La madre preguntó: “¿Puedes describirla?”
La respuesta fue: “Sí, era una mujer alta, de cabello negro, ojos oscuros y rasgos finos.”
“Sí,” contestó la madre, “es indudable que has descrito a tu tía Mary.”

“Allí también encontré a otra mujer que dijo que era mi tía Sarah, quien había muerto poco antes de que yo naciera.”
“¿La puedes describir?” preguntó la madre.
“Sí, ella era bastante baja y algo gordita, con facciones redondeadas, cabello claro y ojos azules.”
“Por supuesto, Ella, esa es tu tía Sarah; la has descrito perfectamente.”²⁷

Henry Zollinger también describió una experiencia semejante:

“Entonces mi madre me presentó a los patriarcas de cinco generaciones de los antepasados de mi padre, los cuales habían creído en el Evangelio.”²⁸

Cuando uno deja la vida mortal para morar en el mundo de los espíritus, puede esperar integrarse a su propia familia al otro lado del velo.

Ubicación del Mundo Espiritual

Aunque las Escrituras no dicen nada en cuanto a la ubicación del mundo de los espíritus, de acuerdo con las revelaciones citadas en este capítulo, parece ser que el reino espiritual no está lejos del mundo de los mortales. En lugar de ser transportados a alguna esfera desconocida y distante, los espíritus de los muertos permanecen asociados a esta tierra, pero viven en una dimensión invisible para los ojos mortales.

Esta ha sido la enseñanza de los profetas y líderes de la Iglesia. José Smith enseñó:

“Los espíritus de los justos son exaltados a una obra más grande y gloriosa; por lo tanto, son bendecidos en su partida al mundo de los espíritus. Envueltos en llamas ardientes, ellos no están lejos de nosotros.”²⁹

El élder Parley P. Pratt, en su libro Llave a la Ciencia Teológica, fue uno de los primeros líderes de los Santos de los Últimos Días en enseñar que el mundo espiritual está sobre esta tierra, aunque invisible para los ojos mortales:

“En cuanto a su ubicación, el mundo espiritual está aquí, en este mismo planeta donde nacimos. En otras palabras, la tierra y otros planetas de esfera similar tienen sus esferas interiores o espirituales, así como las exteriores o temporales. Estas están habitadas por tabernáculos temporales y aquellas por espíritus. Entre una y otra esfera hay un velo que hace que los objetos espirituales sean invisibles para quienes están en lo temporal.”³⁰

El presidente Brigham Young también enseñó cuán cerca está el mundo espiritual de esta tierra:

“¿Dónde está el mundo espiritual? Está aquí mismo.
¿Los espíritus de los buenos y los espíritus de los malvados, van juntos? Sí.
¿Habitan el mismo reino? Sí.
¿Van al sol? No.
¿Van más allá de los límites de esta tierra? No, no más allá. Son traídos a la tierra con el expreso propósito de habitarla por toda la eternidad.
¿Adónde más vais a ir? A ninguna otra parte, únicamente adonde se os permita.”³¹

En el mismo discurso, añadió:

“Aquí naturalmente surgirá una pregunta: Cuando nuestros espíritus dejan nuestros cuerpos, ¿adónde van?
Os lo diré. ¿Los ubicaré? Sí, si es que queréis que lo haga.
Ellos no salen de la entidad de esta tierra en la cual vivimos…
¿Dónde está el mundo espiritual? Está incorporado a este sistema celestial.
¿Podéis verlo con vuestros ojos naturales? No.
¿Podéis ver espíritus en este cuarto? No.
Suponed que el Señor tocara vuestros ojos para que pudierais ver, entonces, ¿podríais verlos?
Sí, tan claramente como ahora veis cuerpos, como lo hizo el siervo de Elías.
Si el Señor lo permitiera, y ese fuera vuestro deseo, podríais ver los espíritus de los que han partido de este mundo tan claramente como ahora podéis ver los cuerpos con vuestros ojos naturales.”³²

Y luego, para clarificar aún más, el profeta agregó:

“¿Está aquí el mundo espiritual? No está más allá del sol, sino en esta tierra que fue organizada para la gente que vivió, vive y vivirá sobre ella.”³³

Estas primeras declaraciones de los profetas y apóstoles han sido citadas con frecuencia en la Iglesia, y constituyen la base de numerosas afirmaciones similares hechas por líderes más recientes de los Santos de los Últimos Días.

Aumento de Capacidad de los Seres Espirituales

De acuerdo con las enseñanzas de los líderes y teólogos de los Santos de los Últimos Días, la separación del espíritu de su cuerpo mortal hace que el espíritu vuelva a tener el uso pleno de los poderes que en la mortalidad estuvieron grandemente limitados. El cuerpo mortal ha sido considerado un obstáculo que retarda y restringe el funcionamiento pleno de los poderes y capacidades del espíritu, aunque es un medio necesario en el progreso del hombre hacia la resurrección. Orson Pratt, por ejemplo, enseñó:

“Nuestra felicidad aquí está regulada por factores externos, por la estructura orgánica del cuerpo mortal.
No se les permite a esos obstáculos elevarse muy alto ni llegar a ser muy grandes, pero parece ser una especie de limitación a nuestras alegrías y placeres, sufrimientos y dolores, y esto es por causa de la imperfección del cuerpo en que moramos y de todas las cosas que nos rodean.
Por otra parte, en la otra vida todo aparecerá con sus colores verdaderos… Este cuerpo, aunque bueno en su propio medio, es como el andamiaje de un edificio en construcción. Solo es una ayuda, un auxilio en esta situación imperfecta.
Pero cuando estemos en otra condición, descubriremos que ya no nos interesarán mucho estas ayudas imperfectas.
Tendremos otras fuentes de conocimiento, además de estos medios de contacto con el mundo exterior que llamamos los sentidos.”³⁴

El desplazamiento rápido de un lugar a otro es otro de los poderes que se espera que posean los seres espirituales. Como explicó Brigham Young:

“El brillo y la gloria de nuestra próxima residencia son inexpresables.
No se encuentra cubierto por esa carga de barro que llevamos encima aquí, la cual, a medida que pasan los años, nos hace tropezar y nos obliga a ser cuidadosos por miedo a caer.
Vemos que aún nuestra juventud frecuentemente tropieza y cae.
Pero allá, ¡qué diferente es! Uno se mueve con facilidad y ligereza.
Si quisiéramos visitar Jerusalén, o este, o aquel, o el otro lugar —y supongo que se nos será permitido si lo deseamos— pues allí estamos, mirando sus calles…
Si deseamos comprender cómo se vive en estas islas occidentales o en China, allí estamos.
Somos como la luz de la mañana o, no diré como el fluido eléctrico, sino como el movimiento de la electricidad a lo largo de sus alambres.”³⁵

En otra ocasión enseñó:

“Tan pronto como el espíritu sale de su casa de barro, queda libre para viajar con la velocidad de la luz a algún planeta, o estrella, o al lugar más distante de la tierra, o a las profundidades del mar, de acuerdo a la voluntad de Aquel que dicta todas las cosas.”³⁶

Tales poderes de locomoción fueron observados en las acciones del joven Briant Stevens, quien apareció a su padre en un sueño la noche después de su muerte, el 3 de febrero de 1887:

“Finalmente vio una luz y en ella al pequeño Briant, parado en el aire, ataviado con nívea blancura, con el rostro transfigurado en su luz y belleza.
El muchacho le sonrió y movió las manos en saludo amoroso. Esta forma etérea de Briant se desplazaba por el cuarto sin esfuerzo.
Una simple inclinación de su brillante cabeza parecía proyectar el cuerpo en la dirección deseada.”³⁷

Walter P. Monson, quien murió de una hernia estrangulada y luego regresó a la mortalidad, aparentemente experimentó esta habilidad de locomoción al pasar al otro lado del velo:

“Luego desperté en plena posesión de mis facultades en otra esfera de vida.
Separado de mi cuerpo, yo lo miraba. Los ojos estaban parcialmente cerrados y el mentón se había caído.
En ese momento no tenía dolor, y el júbilo por la libertad y paz mental que sentí fue la sensación más dulce que jamás haya experimentado en mi vida.
Perdí toda noción del tiempo y del espacio, y la fuerza de gravedad no tenía poder sobre mí.”³⁸

El presidente Joseph F. Smith también se refirió al aumento de los poderes de locomoción de los seres espirituales:

“El espíritu desincorporado, durante el intervalo entre la muerte del cuerpo y la resurrección, no es perfecto, así que no está preparado para entrar en la exaltación en el reino celestial.
Pero tiene el privilegio de desplazarse en medio de seres inmortales y de disfrutar hasta cierto punto de la presencia de Dios, aunque no en la plenitud de su gloria.
Es decir, no gozan sino parcialmente de la recompensa que buscamos y que estamos destinados a recibir, si somos hallados fieles a la ley del reino celestial.”³⁹

Así como se espera disfrutar de mayores poderes de locomoción, también se anticipa que los seres espirituales tendrán la capacidad de viajar a través del tiempo o, al menos, de ver las cosas como fueron en el pasado o como serán en el futuro. Brigham Young enseñó:

“Si queremos contemplar la Jerusalén de la época del Salvador, o si deseamos ver el Jardín del Edén tal como era cuando fue creado, allí podemos estar.
Y lo vemos como existió espiritualmente, porque primero fue creado espiritualmente y luego temporalmente, y todavía permanece en la forma espiritual.
Y cuando estemos allí, podremos observar la tierra como era en el alba de la creación, o podremos visitar cualquier ciudad que queramos de las que existen sobre la superficie.”⁴⁰

Las Escrituras también dan evidencia de esta capacidad espiritual. Por ejemplo:

“Vio Moisés el mundo y sus confines, y todos los hijos de los hombres que son y que fueron creados…”⁴¹
“…y dio testimonio de que vio con sus propios ojos, no con sus ojos naturales, sino con sus ojos espirituales; porque sus ojos naturales no podrían haber visto…”⁴²
También Enoc “vio todas las cosas, aun hasta el fin del mundo.”⁴³

El hermano de Jared también disfrutó de este privilegio:

“Fue quitado el velo de ante los ojos del hermano de Jared…”⁴⁴
“…y no se le pudo impedir que viera dentro del velo…”⁴⁵
“…el Señor mostró al hermano de Jared todos los habitantes de la tierra que había habido y también todos los que habría de haber… aun hasta los cabos de la tierra.”⁴⁶

Los seres espirituales poseen, sin duda, el poder especial de ver otras épocas. Aunque no es frecuente que los mortales tengan la oportunidad de ver con ojos espirituales, todos podrán disfrutar de este privilegio al dejar atrás las limitaciones de sus cuerpos mortales y entrar en el reino espiritual.

Sentidos Espirituales Ampliados

Se cree que quienes moran en el mundo espiritual gozan de otros poderes y sentidos que no están al alcance de los seres mortales. En una ocasión, Orson Pratt dijo:

“Cuando hablo de la condición futura del hombre y la situación de nuestros espíritus entre la muerte y la resurrección, anhelo con vehemencia la experiencia y el conocimiento que ganaremos en ese estado.
Allí aprenderemos muchas otras cosas.
No es lógico suponer que nuestros cinco sentidos nos vinculan con todas las cosas de los cielos, la tierra, la eternidad y el espacio, ni que somos conocedores de todos los elementos de la naturaleza gracias a los sentidos que Dios nos ha dado en esta vida.
Supongamos que nos dé un sexto, séptimo, octavo, noveno, o un decimoquinto sentido.
Todos ellos nos comunicarían nuevas ideas, así como el gusto, el olfato o la vista nos transmiten conceptos diferentes a los que nos suministra el oído.”⁴⁷

Pratt continuó describiendo tres poderes espirituales específicos:

1. Memoria Espiritual Perfecta

Primero, explicó la alta capacidad de recordar que tienen los seres espirituales:

“Ayer leímos o aprendimos algo mediante la observación, pero hoy o mañana lo olvidaremos…
Parte del conocimiento que recibimos aquí llega a borrarse por completo, y debido a la debilidad del sistema animal, no podemos hacerlo regresar a nuestra mente.
No existe asociación de ideas que pueda hacerlo volver.
Se ha ido. Ha desaparecido.
Ha sido erradicado de los códigos de la memoria.
Esto no se debe a la falta de habilidad del espíritu, porque el espíritu tiene la plena capacidad de recordar…
No es por causa del espíritu que el hombre olvida lo que aprendió el día anterior, sino por causa del tabernáculo en que mora el espíritu, porque hay imperfección en la constitución de carne y huesos y en las cosas pertenecientes al tabernáculo.
Eso es lo que borra de nuestra memoria cosas que hubieran sido útiles.
No podemos retenerlas en la mente. Se han ido al olvido.
No sucede lo mismo con el espíritu cuando es liberado de este tabernáculo…
Esperad hasta que estos cuerpos mortales yazcan en la tumba, cuando regresemos al hogar del Dios que nos dio la vida. Ese será el momento en que tendremos el más vívido conocimiento de todos los hechos de nuestras vidas durante nuestro estado probatorio.”⁴⁸

2. Visión Espiritual Total

El élder Pratt también habló del aumento en la capacidad visual de los espíritus:

“Por medio de nuestros cuerpos llegamos a conocer la luz y el color.
En otras palabras, el Señor ha construido el ojo mortal y lo ha ubicado de tal manera que es capaz de funcionar bajo la influencia de uno de los elementos de la naturaleza llamado luz.
Esto nos da una gran variedad de conocimiento…
Suponed que el espíritu entero estuviera descubierto y expuesto a todos los rayos de luz, ¿podría suponerse que la luz no afectaría al espíritu si este estuviera sin protección, descubierto, sin ropa?
¿Suponéis que no sería susceptible a los elementos de la luz?
El espíritu tiene la capacidad innata de experimentar las sensaciones de la luz.
Si no fuera así, no podríamos ver. Podríais hacer un ojo tan fino como fuera posible, pero si el espíritu por sí mismo no fuera capaz de reaccionar ante los rayos de la luz, el ojo no sería de ningún beneficio.
Luego, desvestid el espíritu y, en lugar de exponer a la acción de los rayos de luz una pequeña porción —aproximadamente del tamaño de una arveja—, exponedlo en su totalidad.
Pienso que podríamos ver en diferentes direcciones a la vez; podríamos mirar todo en derredor en un mismo instante…
Entonces se abriría un vasto campo a la vista del espíritu; veríamos no solo en una, sino en todas las direcciones.”

“Cuando ya no tengamos este cuerpo, podremos ver no solo en una dirección, sino en todas las direcciones.
Esto resultará en la obtención de nuevas ideas concernientes a la inmensidad de las creaciones de Dios, de los mundos que pueden estar más allá del alcance de los instrumentos más poderosos que hayan estado al servicio del hombre.
Esto nos dará información y conocimientos que nunca podríamos obtener morando en este tabernáculo mortal.”⁴⁹

Heber C. Kimball, al relatar una visión de espíritus malignos que tuvo en Inglaterra, también comentó sobre el poder visual de los seres espirituales:

“Repentinamente mi vista se despejó, y las paredes del edificio ya no obstruyeron mi visión, porque no vi otra cosa que las visiones que se me presentaron.
¿Por qué las paredes no obstruyeron mi vista?
Porque mi espíritu podía ver a través de las paredes de la casa, pues vi con el espíritu, el elemento y el poder con que miran los ángeles, y del mismo modo que Dios ve todo, así fueron traídas ante mí las cosas invisibles, así como el Señor traía ante José cosas con el Urim y Tumim.
Este es el mismo principio por el cual el Señor le mostró cosas al profeta José.”⁵⁰

3. Mente Expansiva y Multitarea Espiritual

Orson Pratt también enseñó que los espíritus podrán pensar y comprender múltiples cosas al mismo tiempo:

“La palabra de Dios menciona una facultad que ahora no tenemos, pero que poseeremos en el más allá.
Esa facultad es no solo ver con la ayuda del Espíritu diferentes objetos en distintas direcciones al mismo tiempo, sino también obtener un vasto número de ideas en el mismo instante…
Yo creo que en el mundo venidero seremos liberados en gran medida de estos métodos estrechos de pensamiento.
En lugar de pensar en un solo canal, siguiendo hasta el fin cierto curso de razonamiento para encontrar una verdad determinada, el conocimiento fluirá de todas partes como un torrente.
Vendrá como la luz que mana del sol, penetrando cada rincón, informando al espíritu y dando entendimiento relativo a diez mil cosas diferentes al mismo tiempo, y la mente será capaz de recibir y retener todo…
Aquí tenemos una nueva facultad de comprensión, de naturaleza muy amplia, que casi en un abrir y cerrar de ojos arrojará gran cantidad de conocimiento a la mente del hombre.
¿Cuánto tardaría un hombre, en el mundo futuro, en descubrir las cosas más simples de la naturaleza si obtuviera conocimiento del mismo modo que lo hacemos aquí?
Podría razonar a lo largo de miles de años y apenas habría comenzado.
Pero cuando se le dé al hombre el Espíritu de Dios —ese gran telescopio usado en los cielos—, y cuando con su ayuda contemple las cosas eternas, ¿qué verá?
No solo uno, sino multitud de objetos desfilarán ante su vista y llenarán su mente con el conocimiento de mundos aún más numerosos que la arena de las playas del mar.
¿Tendrá su mente la capacidad de absorber todo ese conocimiento? Sí, su mente será fortalecida en proporción a la cantidad de información impartida.
Este tabernáculo, en su condición actual, es el que nos impide tener un mayor entendimiento.”⁵¹

Victoria sobre Satanás

Los Santos de los Últimos Días esperan el paso al mundo de los espíritus como la oportunidad de recobrar muchos poderes que, durante la vida terrenal, han sido limitados por las debilidades del cuerpo mortal. Para los justos que tengan el privilegio de morar en el paraíso, la entrada al mundo espiritual representará una victoria sobre el diablo y la liberación de sus tentaciones. El presidente Brigham Young enseñó:

“José y los fieles que han muerto han obtenido una victoria sobre los poderes de Satanás, que ustedes y yo aún no hemos logrado.
En tanto vivamos en estos cuerpos, estaremos sujetos a las tentaciones y al poder del diablo.
Pero cuando dejemos nuestros cuerpos, venceremos, si es que hemos sido fieles.
Sin embargo, no habremos llegado a tal punto de desarrollo como para estar completamente removidos de los espíritus malignos.”⁵²

Limitaciones de los Seres Espirituales

La separación del cuerpo mortal, además de devolvernos capacidades perdidas, también nos impondrá ciertas limitaciones y dificultades que afectarán el bienestar de cada habitante del reino espiritual. El élder Melvin J. Ballard reconoció y enseñó la importancia de disciplinar conjuntamente al cuerpo y al espíritu durante la vida mortal, en lugar de posponer el arrepentimiento hasta la vida espiritual:

“Un hombre puede recibir el sacerdocio y todos sus privilegios y bendiciones, pero no puede entrar en el Reino Celestial de Dios hasta que aprenda a subyugar la carne, su temperamento, su lengua y su disposición a dejarse dominar por cosas que Dios ha prohibido.
Debe vencer ya sea en esta vida o en la venidera. Pero esta vida es el tiempo en que el hombre debe arrepentirse.
Que no se imagine nadie que puede descender al sepulcro sin haber sujetado las corrupciones de la carne y después perder en la tumba todos los pecados y tendencias malignas.
Estos quedarán con nosotros. Permanecerán con el espíritu cuando se haya separado del cuerpo.

Pienso que cualquier hombre o mujer puede hacer más para adaptarse a las leyes de Dios durante un año de esta vida que en diez años después de la muerte.
El espíritu solo puede arrepentirse y cambiar, pero después sigue la batalla con la carne.
Es mucho más fácil vencer las tentaciones y servir al Señor cuando el cuerpo y el espíritu son uno, ya que en esas circunstancias los hombres pueden ser más fácilmente influenciados.
Descubriremos que cuando estamos muertos, todo deseo y sentimiento será intensificado en gran medida.
La arcilla es mucho más fácil de moldear y cambiar cuando está blanda y manejable, que cuando se ha endurecido y solidificado.

Esta vida es el tiempo para arrepentirse.
Es por eso, supongo, que después de la primera resurrección serán necesarios mil años hasta que el último grupo esté preparado para levantarse.
Les tomará mil años realizar lo que en la tierra hubieran hecho en sesenta años de vida…

Les aseguro que los muertos justos estarán en paz, pero les digo que cuando salgamos de esta vida dejando el cuerpo, desearemos hacer muchas cosas que sin él no podremos.
Estaremos seriamente limitados y añoraremos el cuerpo.
Oraremos por la pronta reunión con nuestros cuerpos. Entonces sabremos cuán ventajoso es tener un cuerpo.

Así que todo hombre y mujer que esté postergando la tarea de corregir y subyugar las debilidades de la carne hasta la próxima vida, se está sentenciando a años de cautiverio, porque ningún hombre o mujer resucitará hasta que haya completado su obra, hasta que haya vencido, hasta que haya hecho todo cuanto le sea posible…
Los que cumplen con dichas condiciones en esta vida están acortando sus sentencias, porque cada uno de nosotros tendrá que pasar algún tiempo en ese estado espiritual para terminar y completar nuestra salvación.
Y algunos, por motivo de su rectitud en esta vida, pueden aspirar a tener el derecho de realizar trabajos más avanzados y ser admitidos en el Reino Celestial.
Pero otros perderán completamente el derecho a esa gloria, porque todo lo que ellos puedan hacer después de la muerte no les será de utilidad para entrar en el Reino Celestial.”⁵³

El Señor enseñó:

“El hombre es espíritu. Los elementos son eternos, y espíritu y elemento, inseparablemente unidos, reciben una plenitud de gozo.
Pero cuando están separados, el hombre no puede recibir una plenitud de gozo.”⁵⁴

De modo que la separación del espíritu y del cuerpo es un período que se considera de desequilibrio, de imperfección, de esperanza y de añoranza por la restauración del cuerpo en la resurrección, a fin de poder obtener la plenitud de gozo. El presidente Joseph F. Smith, en su Visión de la Redención de los Muertos, informó lo que observó en el mundo espiritual, donde:

“Los muertos habían considerado como un cautiverio la larga separación de sus espíritus y sus cuerpos.”⁵⁵

Parece ser que, debido a su mayor capacidad para entender y aprender, aquellos que están en el mundo espiritual están plenamente conscientes de la necesidad de progresar a otra etapa del plan eterno. Como el mundo espiritual está en un grado más alto de progreso que la vida mortal,⁵⁶ los espíritus justos que van allí, mucho más que los seres mortales, desean ansiosamente recibir sus cuerpos resucitados y entrar en su exaltación.

Significado del Regreso a la Presencia de Dios al Morir

Mientras instruía a su hijo Coriantón, el profeta Alma hizo la siguiente declaración concerniente al proceso de la muerte:

“Ahora bien, respecto al estado del alma entre la muerte y la resurrección, he aquí, un ángel me ha hecho saber que los espíritus de todos los hombres, en cuanto se separan de este cuerpo mortal —sí, los espíritus de todos los hombres, sean buenos o malos— son llevados de regreso a ese Dios que les dio la vida.
Y sucederá que los espíritus de los que son justos serán recibidos en un estado de felicidad que se llama paraíso…
Y entonces acontecerá que los espíritus de los malvados, sí, los que son malos… estos serán echados a las tinieblas de afuera.”⁵⁷

Ha surgido cierta confusión con respecto al significado de “ser llevado al hogar de Dios”, como Alma lo explicó. Algunos han enseñado erróneamente que, después de la muerte, los hombres van ante el tribunal de Dios, quien les asigna un lugar específico, ya sea el paraíso o la prisión espiritual. Esta enseñanza es denominada “juicio parcial” por sus adeptos. Aun así, las docenas de relatos de testigos visuales que han estado en el mundo espiritual nunca mencionan un episodio de tal naturaleza en el proceso de la muerte. Es verdad que los muertos son asignados a lugares específicos de residencia en el mundo espiritual, pero su destino parece estar preestablecido, sin necesidad, en ese momento, de una confrontación directa con Dios y su tribunal.

En la conversación entre el élder Thomas A. Shreeve y su hermano Teddy —quien había muerto casi veinte años antes—, por ejemplo, no se encuentra evidencia de una confrontación directa con Dios. El élder Shreeve, un misionero de la Iglesia que estuvo al borde de la muerte a bordo del vapor Wakatipu en ruta de Australia a Nueva Zelanda en 1878, fue visitado por su hermano menor en un sueño:

“Vi al pie de mi cama la figura de un niño parado.
Miré atentamente y reconocí a mi hermanito Teddy, quien se había ahogado casi veinte años antes.
Me pareció saber que él había venido del mundo espiritual, y en mi ansiedad, salté de la cama, me apoyé sobre una rodilla en el piso y lo observé con atención.
Se paró junto a mí y tomé uno de sus bracitos en mi mano.
Aunque era un espíritu, me parecía palpable.
Le dije: ‘Pienso que eres mi hermanito Teddy, pero ha pasado tanto tiempo desde que te vi por última vez, que casi he olvidado cómo eras.’

Luego pensé que debía preguntarle algo y le dije:
‘Teddy, ¿has visto ya a nuestro Padre Celestial?’

Contestó con su dulce voz de niño: ‘No, pero lo veré.’

Le hice otra pregunta: ‘¿Me has traído algún mensaje?’

A esto él contestó: ‘Sí.’

Me miró a los ojos, se refugió en mis brazos y, poniendo el índice de su mano derecha cerca de mi rostro, me dijo: ‘¡Sólo sé fiel!’”⁵⁸

“Regresar a la presencia de Dios” aparentemente significa retornar a una condición que permite ver a Dios, si la ocasión así lo requiere. Esa es la intención de la explicación de Orson Pratt, quien declaró:

“Volver a la presencia de Dios es estar en una condición de poder ver a Dios.
No siempre significa que las personas que retornan a Su presencia estén inmediatamente a pocas yardas o varas de Su persona.
¿Hay alguna revelación que pruebe esto? Sí, ya cité lo que el Señor ha dicho en relación con todas Sus creaciones.
Dijo que de entre todas ellas, había tomado a Sion en Su seno.
Si de entre todas estas creaciones innumerables Él ha llevado a Sion a Su seno, ¿pueden todas las Siones estar concentradas en un espacio de unas pocas varas de diámetro en Su presencia?
¡Claro que no!
Si cada Sion no ocupara más espacio que una partícula de nuestro globo, y considerando que hay millones de planetas como este, ¿cómo podrían caber todas las Siones en un espacio tan pequeño como para estar cerca de la persona del Señor?
No podría ser.
Pero es suficiente con decir que cuando el velo sea removido, no importa a qué distancia esté un mundo redimido, porque estará en la presencia de Dios.”⁵⁹

De manera similar, el presidente Brigham Young explicó que la frase “retornar a la presencia de Dios” se refiere a la habilidad de los seres espirituales de ver, oír y entender las cosas espirituales, más que a una confrontación directa con Dios al momento de morir:

“Leéis en la Biblia⁶⁰ que cuando el espíritu deja el cuerpo, va ante Dios, quien le dio la existencia.
Decidme, por favor, ¿dónde no está Dios?
No podéis decírmelo, por supuesto.
Si vuestros espíritus estuvieran sin cuerpo, ¿cuán lejos tendríais que ir para llegar a Dios?
Si estuvierais en el espíritu, ¿tendríais que salir de aquí para llegar a Dios?
Si Dios no está aquí, sería mejor que reserváramos este lugar para el recogimiento de los inicuos, porque ellos desearán estar donde no esté Dios.

El Señor Omnipotente está aquí mediante Su Espíritu, Su influencia y Su presencia.
Yo no estoy en el extremo norte de este edificio; mi cuerpo está en el extremo sur.
Pero mi voz y mi influencia se extienden por todo el edificio.
Del mismo modo, el Señor está aquí.

Se lee que el espíritu va ante Dios, quien le dio la existencia.
Permitidme expresar esa escritura de un modo más sencillo:
Cuando los espíritus dejan nuestros cuerpos, están en la presencia de nuestro Padre y Dios.
Entonces están preparados para ver, oír y entender las cosas espirituales.”⁶¹

Hay Muchos que Saben Cuando se Acerca la Muerte

Hay evidencias de que muchos que están por morir son notificados de su paso inminente al mundo de los espíritus antes de que llegue el momento de pasar a través del velo. Este aviso puede venir mediante cualquiera de los canales normales de revelación y comunicación desde el más allá, tales como la visita de mensajeros espirituales, visiones, sueños, voces, inspiración e indicaciones del Espíritu Santo. Algunos, aparentemente, pueden diagnosticar la naturaleza mortal de su enfermedad o de sus heridas, sin necesidad de un llamado desde el otro lado del velo. Otros simplemente “sienten” la muerte o tienen un “extraño presentimiento” que tiende a prepararlos para su viaje al mundo espiritual.

Un ejemplo de notificación del llamado al mundo de los espíritus lo da la señora de Wilford Reeder en su relato de la muerte de Ella Jensen. La señora Reeder había estado cuidando a Ella durante la noche:

Aproximadamente a las tres o cuatro de la madrugada fui despertada repentinamente por Ella que me llamaba. Me apuré a ir al lado de su cama. Estaba toda agitada y me pidió que le alcanzara el peine, el cepillo y las tijeras, explicándome que quería cepillar su cabello, cortar las uñas y estar lista, “porque” —me dijo— “ellos van a venir a buscarme a las diez de la mañana.”

Le pregunté quién iba a venir a buscarla. Me contestó: “Mi tío Hans Jensen y los mensajeros. Voy a morir, y ellos vendrán a las diez en punto a buscarme y llevarme.”

Los padres fueron llamados, y cuando entraron al cuarto, la hija les dijo que su tío Hans —que había muerto— había aparecido repentinamente en el cuarto mientras ella estaba despierta, con los ojos abiertos, y le dijo que a las diez en punto vendrían mensajeros que la conducirían al mundo espiritual.⁶²

A otros se les da más tiempo para prepararse que a Ella Jensen. Por ejemplo, Daniel Tyler relata lo siguiente en relación con la muerte de su abuelo:

Después que mi abuelo cayó enfermo por última vez, dijo a mis padres que se le apareció un ángel vestido de blanco que le informó que no se recuperaría, porque su enfermedad lo llevaría a la muerte. Diez días después murió. Para evitar el ridículo, su visión fue mantenida en secreto y me fue contada más tarde por mi madre… La visión de mi abuelo parecía tan extraña que mis padres no sabían si atribuirla a la imaginación o a la realidad, aunque no dudaban de su sinceridad porque él había sido siempre estrictamente digno de confianza. Yo nunca dudé que él había tenido esa visión.

A pesar de su mala salud, caminó media milla para despedirse de mis padres. Al partir, lloró como un niño y dijo: “Esta es la última vez que les visito en mi vida.”⁶³

A veces la información concerniente a la muerte de un individuo es revelada a otra persona. Tal es el caso del élder George Cannon, padre de George Q. Cannon —consejero del presidente Brigham Young—, a quien fue mostrada la muerte de su esposa Ann Quayle, aún antes de su matrimonio, quince años antes de que ella muriera:

Mucho antes de su casamiento, el padre de la familia tuvo un sueño concerniente a la muerte de su esposa, y cuando hablaron acerca de emigrar, los dos parecían conscientes de que ella no llegaría viva a Sión. Sus parientes objetaron que ella fuera con los Santos, pero ella les contestó que, aunque sabía que no llegaría con vida para unirse al cuerpo de la Iglesia, estaba decidida a emprender el viaje por el bien de sus hijos, y nunca se volvió atrás en su propósito. La manifestación que habían recibido resultó ser verdadera. Zarparon del puerto de Liverpool hacia Sión en el barco Sidney el 17 de septiembre de 1842, pero ella murió y fue sepultada en el mar.⁶⁴

En algunas ocasiones, quien está próximo a morir recibe conocimiento acerca de las responsabilidades que tendrá más allá del velo. Jacob Hamblin testificó que así sucedió con la muerte de su ayudante indio:

El 18 de marzo de 1863 dejamos Saint George para llevar a los visitantes Moquis a su hogar. El grupo estaba formado por seis hombres blancos y nuestros amigos Moquis. Al salir de casa me encontré con Albert, mi ayudante indio. Le señalé que los duraznos habían comenzado a florecer y que el clima estaría más templado que antes.

Él contestó: “Sí, y antes de que Ud. vuelva, yo floreceré en otro lugar. Estaré en mi misión.” (Indudablemente se refería a una visión en la cual se había visto predicando a una multitud de su gente.)

Le dije: “¿Qué quieres decir?”

Me contestó: “Para cuando Ud. vuelva, yo estaré muerto y sepultado.”⁶⁵

A mi regreso a casa descubrí que Albert estaba muerto y enterrado, tal como él había predicho.

Tiempo antes de su muerte tuvo una visión en la cual se vio predicando el evangelio a una multitud de su pueblo. Él creía que esta visión se cumpliría en el mundo de los espíritus. Se refirió a esto cuando dijo que moriría y estaría en su misión antes de mi regreso.

Fue un fiel Santo de los Últimos Días. Creía que tenía que realizar una gran obra entre su pueblo. Tuvo muchos sueños y visiones, y había recibido sus bendiciones en la Casa del Señor.⁶⁶

A menudo, las personas tienen un presentimiento de su muerte pocos minutos u horas antes de que esta suceda. Wilford Woodruff citó el presentimiento recibido por William Player durante el funeral de William Pitt, el 23 de febrero de 1875:

Cientos de personas concurrieron a su funeral, y había varias bandas de música. En esa ocasión, el élder Woodruff era uno de los oradores y mencionó una circunstancia peculiar que había tenido lugar unos momentos antes. El hermano William Player, de ochenta años, era uno de los portadores del féretro. La manija del ataúd se quebró en su mano. Él giró hacia un costado y se apoyó en un poste. Su hijo, preocupado por la situación de su padre, fue a ayudarlo. Cuando le preguntó qué le había pasado, dijo: “Me quedé sin aliento, pero me gustaría seguir a mi viejo amigo a la tumba, porque pronto estaré en su misma condición. Me pregunto si a mi funeral asistirá tanta gente como al suyo.” El padre fue llevado en una carreta a su hogar y murió cuatro horas después. El élder Woodruff también predicó en este segundo funeral.⁶⁷

A otros se les permite ver a los mensajeros que los ayudarán en el mundo espiritual, o mirar allende el velo antes de morir. Estas visiones son exclusivamente para ellos y no están al alcance de otros. Tal fue el caso del hermano Barber, quien fue herido mortalmente por una chusma antimormona en el poblado de Whitmer, al oeste de Independence, Misuri, en 1833:

Varios hermanos fueron tiroteados, y uno de ellos, llamado Barber, fue mortalmente herido. Después de la batalla, algunos de los hermanos querían bendecirlo, pero él objetó a que oraran y les preguntó si no podían ver a los ángeles presentes. Dijo que el cuarto estaba lleno de ángeles. Su mayor ansiedad era que sus amigos pudieran ver lo que él estaba viendo, hasta que, a las tres de la mañana, exhaló por última vez.⁶⁸

Me parece que esto también sucedió con mi hijita Laura Jean, quien conversó con aquellos que están detrás del velo, quienes le dijeron que pronto “despertaría” en el mundo espiritual:

Laura Jean Crowther pasó al mundo espiritual el día 5 de septiembre de 1966, a las 2:10 de la tarde, al norte de Cascade, condado de Valley, Idaho. Su muerte ocurrió cuando nuestra familia regresaba a Utah junto con una amiga, JoAnn Woodruff, después de hablar en una conferencia de jóvenes en la estaca de Richland, en el parque estatal Fields Spring, al sureste del estado de Washington.

Esa mañana, durante las dos primeras horas de nuestro viaje a casa, Laura se había contentado con reposar tranquilamente en una cama improvisada en el asiento posterior de nuestro automóvil. Durante la conferencia se había sentido enferma, con varios de los síntomas de la leucemia aguda que había estado padeciendo durante unos dos meses. Mientras viajábamos, se durmió por unos minutos y, aparentemente, todavía medio dormida, comenzó a sacudirse, a dar vueltas y a mantener una conversación animada con uno o varios seres invisibles. Por supuesto, nosotros sólo podíamos escuchar lo que ella hablaba, pero la oímos decir dulcemente: “No puedo” y “No quiero”. Parece que finalmente fue convencida de que era necesario que dejara la mortalidad, porque cesó de expresar objeciones. Repentinamente se despertó, se sentó y dijo: “Madre, pronto voy a despertar.” En ese momento no nos dimos cuenta del significado de lo que oímos, y sólo la ayudamos a recostarse. Charlamos un rato con ella y luego la instamos a que volviera a dormir. Poco después, arrojó una pequeña cantidad de sangre por la boca, lo cual nos alarmó aún más, y comenzamos a buscar un médico. No logramos encontrar uno hasta dos horas más tarde en McCall, Idaho. En ese lapso, ella volvió a sangrar y salió de su letargo el tiempo suficiente como para tranquilizarnos, diciéndome: “Papi, pronto voy a despertar.” Luego volvió a su sueño o inconsciencia —no sabíamos qué era.

El Dr. Nokes, que examinó a Laura en la sala de emergencia del hospital de McCall, no pudo ayudarnos y nos aconsejó llevarla a Boise, donde había sangre y equipo adecuado. Continuamos otros 30 kilómetros hacia el sur, a Cascade, donde Laura se sentó bruscamente y luego su espíritu se deslizó silenciosamente fuera de su cuerpo. Nos encontrábamos solamente a dos cuadras del hospital, donde el doctor la declaró muerta.

Sólo después de su muerte pudimos comprender el significado de su enigmática conversación y entender su repetido anuncio: “Pronto voy a despertar.”⁶⁹

Frecuentemente se encuentra evidencia de que muchas personas son preparadas de algún modo para su muerte. Sin embargo, parece que no todos reciben esa preparación. Aparentemente, esta bendición está reservada para quienes son llamados al paraíso, y no para aquellos que van a la prisión espiritual. Parece estar basada más en necesidades personales que en méritos solamente. Realmente es difícil determinar por qué algunos individuos mueren súbitamente y sin previo aviso, mientras que otros son notificados con anticipación de su próximo fallecimiento. Sea suficiente decir que el modo de hacer la selección está de acuerdo con la voluntad del Señor, porque:

“…todo fue creado por él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten.”⁷⁰


RESUMEN

  1. Se puede obtener información concerniente a la vida en el mundo espiritual por medio de tres fuentes fidedignas:
    A. las palabras de Cristo reveladas en las escrituras,
    B. testimonios de numerosas personas que entraron al mundo espiritual y luego regresaron a la mortalidad, y
    C. declaraciones inspiradas de profetas de los Santos de los Últimos Días.
  2. La Biblia, relatando siete casos, establece un fuerte precedente que justifica la enseñanza de que el hombre puede regresar a la vida después de haber muerto. Docenas de narraciones similares han sido registradas en los últimos días.
  3. En los incidentes citados en este capítulo se indican ciertas cosas sobre el proceso de entrar al mundo espiritual:
    A. el espíritu prácticamente no sufre cuando deja el cuerpo,
    B. a menudo aquellos que mueren pueden ver sus cuerpos físicos al dejarlos,
    C. aquellos que mueren están inmediatamente conscientes de que han cambiado de estado y morada,
    D. en cuanto pasan el velo, aquellos que mueren son recibidos por un comité de bienvenida que frecuentemente está integrado por su ángel guardián o familiares difuntos,
    E. las personas que entran al mundo espiritual están bajo el control y dirección de su(s) guía(s),
    F. la muerte provee la oportunidad de encontrarse con amigos y seres queridos muertos,
    G. los convenios previos en cuanto al orden en que la persona será recibida después de la muerte, son respetados en el mundo espiritual,
    H. mientras que algunos seres espirituales están prevenidos de que un individuo está por entrar a donde ellos están, otros se sorprenden de verlos. Los espíritus preguntan a los recién llegados acerca de la situación de los que aún están en la mortalidad,
    I. se entra al mundo espiritual cerca del lugar terrestre donde el espíritu deja el cuerpo mortal,
    J. el mundo de los espíritus está cerca del mundo de la mortalidad,
    K. a medida que uno entra al mundo espiritual, deja atrás las preocupaciones mundanas,
    L. al entrar al mundo espiritual, enseguida se entra en contacto con numerosos espíritus. Este es un mundo de relación social,
    M. el primer deber de los que entran al mundo espiritual es velar por sus cuerpos hasta después del sepelio. Aparentemente el conocimiento que así se obtenga es necesario para el proceso de la resurrección,
    N. los seres espirituales consideran el proceso de la muerte como un “despertar” o “nuevo nacimiento.”
  4. Se indican ciertas características de los seres espirituales:
    A. los seres espirituales retienen la forma humana, con cabeza, brazos, manos, etc,
    B. los seres espirituales retienen los sentidos y sensaciones que tuvieron como seres mortales,
    C. los seres espirituales mantienen el sentido del tacto y pueden sentirse entre sí,
    D. parece ser que los seres espirituales pueden morar en familia y saben de la relación de una generación a otra,
    E. los espíritus justos moran “envueltos en fuego ardiente,”
    F. los seres espirituales disfrutan de capacidades aumentadas, tales como:
    (1) la habilidad de moverse con la velocidad del relámpago, incluyendo la habilidad de orientar el cuerpo simplemente moviendo la cabeza,
    (2) la fuerza de gravedad no tiene efecto en ellos,
    (3) la habilidad de viajar en el tiempo, ya sea visitando los lugares espirituales como existieron en el pasado o viéndolos en visiones,
    (4) poderes de memoria ilimitados,
    (5) poder visual altamente aumentad o por medio de la habilidad de ver con todas las partes del cuerpo espiritual, de ver en todas direcciones al mismo tiempo, y de ver a través de los objetos.
    G. los seres espirituales están limitados porque:
    (1) en gran parte el arrepentimiento y el progreso involucran al cuerpo y al espíritu juntos,
    (2) el espíritu, sin el cuerpo, estará limitado par a superar ciertas faltas,
    (3) el espíritu, sin el cuerpo, no puede recibir un a plenitud de gozo.
  5. Quienes ha n visto el paraíso lo describen como un lugar de alegría y de gloriosa belleza. Sin ninguna excepción, todos ha n preferido permanecer allí y no regresar a la vida mortal. La tierra, en contraste, parece nebulosa, temible y oscura.
  6. Sobre la naturaleza del mundo espiritual se indica que:
    A. está lleno de brillo y gloria,
    B. no está fuera de los límites de la tierra temporal.
  7. Regresar a la presencia de Dios no significa que uno llegue a estar a poca distancia de la Deidad. Sólo quiere decir que los seres espirituales volverán a un a condición en la cual por medio de nuevos poderes de visión y comunicación pueden ver a Dios, si la ocasión así lo requiere.
  8. No se ha encontrado evidencia de que los hombres a su muerte concurran ante el tribunal de Dios para un juicio parcial. La asignación del lugar donde morará n los seres espirituales parece ser determinado con anterioridad a la entrada al mundo espiritual.
  1. Muchos mortales reciben la notificación de su muerte cercana y son preparados par a ella por seres del reino espiritual. A algunos se les muestra el deber o asignación que tendrán allende el velo.

Notas — Capítulo I 

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