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Capítulo X
Los tres grados de gloria
Mundos Sin Fin Han Sido Creados por Dios
Hay muchos reinos en l s cuales los hombres moraran después de la resurrección. El Salvador se refirió a ellos cuando le dijo a Pedro: ”En la casa de mi Padre muchas moradas hay; de otra manera os lo hubiera dicho.”1 El apóstol Pablo explicó que estos reinos varían en gloria, cuando dijo que “Otra es la gloria del sol, y otra la gloria de la luna, y otra la gloria de las estrellas; porque una estrella es diferente de otra en gloria.”2 Entonces modestamente, (ya que se refería a él mismo), escribió: “Conozco a un hombre en Cristo, que hace catorce años (si en el cuerpo, no lo sé; si fuera del cuerpo, no lo sé: Dios lo sabe) fue arrebatado hasta el tercer cielo.”3
Una gran revelación dada a Moisés muestra que hay muchos mundos, y que gran número de estos se encuentran más allá del poder del hombre de contarlos o comprenderlos porque han “dejado de ser” y sirven ahora de lugares para el descanso final de sus habitantes. En esa revelación Dios establece el propósito de Su gran programa creador:
Y vio muchas tierras; y cada tierra se llamaba mundo, y había habitantes sobre la faz de ellos.
Y sucedió que Moisés imploró a Dios, diciendo: Te ruego que me digas ¿por qué son estas cosas así, y por qué medio las hiciste?
Y he aquí, la gloria del Señor cubrió a Moisés, de modo que Moisés estuvo en la presencia de Dios y habló con él cara a cara. Y Dios el Señor le dijo a Moisés: Para mi propio objeto he hecho estas cosas. He aquí sabiduría, y en mí permanece.
Y las he creado por la palabra de mi poder, que es mi Hijo Unigénito, lleno de gracia y de verdad.
Y he creado incontables mundos, y también los he creado para mi propio fin; y por medio del Hijo, que es mi Unigénito, los he creado.
Y al primer hombre de todos los hombres he llamado Adán, que significa muchos.
Pero sólo te doy un relato de esta tierra y sus habitantes. Porque he aquí, hay muchos mundos que por la palabra de mi poder han dejado de ser. Y hay muchos que hoy existen, y son incontables para el hombre; pero para mí todas las cosas están contadas, porque son mías y las conozco.
Y aconteció que Moisés habló al Señor, diciendo: Sé misericordioso para con tu siervo, oh Dios, y dime acerca de esta tierra y sus habitantes, y de los cielos también; y entonces quedar á conforme tu siervo.
Y Dios el Señor habló a Moisés, diciendo: Los cielos son muchos, y son innumerables para el hombre; pero para mí están contados, porque son míos.
Y así como dejará de existir una tierra con sus cielos, así aparecerá otra; y no tienen fin mis obras, ni tampoco mis palabras.
Porque, he aquí ésta es mi obra y mi gloria: Llevar a cabo la inmortalidad y la vida eterna del hombre.4
Concerniente a los muchos reinos de entre estos numerosos mundos que serán otorgados a los hombres como galardón eterno, el Presidente Brigham Young comentó,
Los reinos que Dios ha preparado son innumerables. . . . No se nos ha revelado cuántos reinos hay, pero son innumerables. Los discípulos de Jesús fueron a morar con él. ¿A dónde irá el resto? A reinos preparados para ellos, donde vivirán y perdurarán.5
En otra ocasión, concerniente a los varios niveles o grados de gloria, también dijo:
El reino celestial es el más alto de todos. También se habla del reino telestial y del reino terrestre. Cuántos más reinos de gloria hay, no me corresponde a mí decirlo. Sé que son innumerables. Esto es motivo de gran gozo para mí.6
El apóstol Orson Pratt explicó que las muchas mansiones del Padre son mundos de mayor y menor magnitud:
Esta tierra, esta creación, llegará a un a gloria. Las glorias que existen ahora son innumerables para el hombre. Dios por toda la eternidad ha estado organizando, redimiendo y perfeccionando creaciones en la inmensidad del espacio. Todas esas creaciones, cuando son santificadas por la ley celestial y hechas nuevas y eternas, serán la morada de sus antiguos habitantes que fueron fieles, los cuales también ganarán inmortalidad de acuerdo con y por medio de la ley celestial. Esas son las moradas a las que se refirió el Salvador cuando dijo: “E n la casa de mi padre muchas moradas hay.” En otras palabras, se podría decir: en los dominios de nuestro Padre hay muchas moradas. No son como las moradas edificadas por los hombres, pero mundos de mayor y menor magnitud. Los de primer grado son cuerpos celestiales exaltados de los cuales la luz celestial radiará por la inmensidad del espacio.7
Cuando el Señor reveló la naturaleza de la ley celestial, también proclamó que;
A todos los reinos se ha dado una ley;
Y hay muchos reinos; pues no hay espacio en el cual no haya reino, ni hay reino en el cual no haya espacio, bien sea un reino mayor o menor.
Y a cada reino se ha dado una ley; y par a cada ley también hay ciertos límites y condiciones.
Todos los seres que no se sujetan a esas condiciones no son justificados.8
El Señor reveló el papel que El Padre desempeña en los mundos eternos, mostrándonos que El fue creador, gobernador, e inspector de los sistemas celestiales:
El juicio va ante la faz de aquel que se sienta sobre el trono y gobierna y ejecuta todas las cosas.
El comprende todas las cosas, y todas las cosas están delante de él, y todas las cosas están alrededor de él; y él está sobre todas las cosas, y en todas las cosas, y por en medio de todas las cosas, y circunda todas las cosas; y todas las cosas son por él, y de él, sí, Dios, para siempre jamás.
Y además, de cierto os digo, él ha dado una ley a todas las cosas, mediante la cual se mueven en sus tiempos y estaciones;
Y sus cursos son fijos, sí, los cursos de los cielos y de la tierra, que comprenden la tierra y todos los planetas.
Y se da n luz unos a otros en sus tiempos y estaciones, en sus minutos, en sus horas, sus días, sus semanas, sus meses y sus años. Todos éstos son un año para Dios, mas no par a el hombre.
La tierra rueda sobre sus alas, y el sol da su luz de día, y la luna da su luz de noche, y las estrellas también da n su luz, a medida que ruedan sobre sus alas en su gloria, en medio del poder de Dios.9
Por medio del Urim y Tumim, se le dio a Abraham un entendimiento básico de las vastas galaxias que Dios ha creado.
Y vi las estrellas, y que eran mu y grandes, y que una de ellas se hallaba más próxima al trono de Dios; y había muchas de las grandes que estaban cerca;
y el Señor me dijo: Estas son las que rigen; y el nombre de la mayor es Kólob, porque está cerca de mí, pues yo soy el Señor tu Dios, a ésta la he puesto para regir a todas las que pertenecen al mismo orden que ésa sobre la cual estás.
Y el Señor me dijo por el Uri m y el Tumi m que Kólob era conforme a la manera del Señor, según sus tiempos y estaciones en sus revoluciones; que una revolución era un día para el Señor, según su manera de contar, que es mil años de acuerdo con el tiempo que le es señalado a ésa donde estás. Esta es la computación del tiempo del Señor, según el cómputo de Kólob.
Y el Señor me dijo: El planeta que es el luminar menor, más pequeño que aquel que ha de señorear el día, a saber, la noche, está más arriba, o es mayor que aquel donde te encuentras, en cuanto a computación, pues se mueve en orden más despacio; esto va en orden, porque se halla sobre la tierra en la cual estás; por consiguiente, no es tant a la computación de su tiempo, en lo que respecta a su número de días, de meses y de años.
Y el Señor me dijo: Abraham , estos dos hechos existen, he aquí, tus ojos lo ven; te es concedido conocer los tiempos de computa r y el tiempo fijo, sí, el tiempo fijo de la tierra sobre la cual estás, así como el tiempo fijo del luminar mayor que se ha puesto para gobernar el día y el tiempo fijo del luminar menor que se ha puesto para señorear la noche.
Ahora, el tiempo fijo del luminar menor es más largo, en cuanto a su computación, que la computación del tiempo de la tierra sobre la cual estás.
Y donde existan estos dos hechos, habr á otro sobre ellos, es decir, habrá otro planeta cuya computación de tiempo será más larga todavía;
Y así habrá la computación del tiempo de un planeta sobre otro, hasta acercarte de Kólob, el cual es según la computación del tiempo del Señor. Este Kólob está colocado cerca del trono de Dios para gobernar a todos aquellos planetas que pertenecen al mismo orden que aquel sobre el cual estás.10
El Señor dio esta parábola para mostrar la relación de Dios con cada uno de Sus muchos reinos:
He aquí, compararé estos reinos a un hombre que tiene un campo, y envió a sus siervos a cavar en él.
Y dijo al primero: Ve y trabaja en el campo, y en la primera hora vendré a ti, y verás el gozo de mi semblante.
Y dijo al segundo: Ve tú también al campo, y en la segunda hora te visitaré con el gozo de mi semblante; y también al tercero, diciendo: Te visitaré; y al cuarto, y así hasta el duodécimo.
Y el señor del campo visitó al primero en la primera hora, y permaneció con él toda aquella hora, y se alegró con la luz del semblante de su Señor.
Entonces se retiró del primero para poder visitar también al segundo, y al tercero, y al cuarto, y así hasta el duodécimo.
Y así, todos recibieron la luz del semblante de su señor, cada hombre en su hora, en su tiempo, y en su sazón, empezando por el primero, y así hasta el último; y desde el último hasta el primero; y desde el primero hasta el último; cada hombre en su propio orden, hasta que se cumplió su hora, de acuerdo con lo que su señor le había mandado , par a que su señor se glorificara en él, y él en su señor, a fin de que todos fuesen glorificados.
Por consiguiente, compararé todos estos reinos y sus habitantes a esta parábola, cada reino en su hora y en su tiempo y su sazón, de acuerdo con el decreto que Dios ha establecido.11
El Hombre Hereda Futuros Reinos de Acuerdo a la Ley a la que se Somete en la Vida Mortal
Al parecer, los planetas que “ya han dejado de existir” y han ganado su estado final, han sido clasificados dentro de tres niveles: celestial, terrestre, y telestial. Como Pablo lo vio, sus respectivas glorias se comparan a la luz del sol, de la luna, y de las estrellas12 según el hombre ve a éstos desde la tierra. Una revelación moderna nos muestra que hay varios grados de gloria o galardón, aun dentro de cada una de estas tres categorías generales o reinos:
Y la gloria de lo celestial es una, así como la gloria del sol es una.
Y la gloria de lo terrestre es una, así como es un a la gloria de la luna.
Y la gloria de lo telestiales una, así como la gloria de las estrellas es una; porque como una estrella es diferente de otra en gloria, así difieren uno y otro en gloria en el mundo telestial.13
Otra revelación también muestra que hay diversos grados en el más alto de los tres grados de gloria, porque dice que, “En la gloria celestial hay tres cielos o grados.”14
El Señor ha revelado que después del juicio final, los hombres serán asignados a vivir en uno de estos tres niveles con un cuerpo resucitado que tenga la capacidad apropiada para ese nivel. Esta asignación será basada en el nivel de la ley que el individuo haya vivido mientras estuvo sobre la tierra;
Se ha decretado que los pobres y los mansos de la tierra la heredarán.
Por tanto, es menester que sea santificada de toda injusticia, a fin de estar preparada para la gloria celestial; porque después de haber cumplido la medida de su creación, será coronada de gloria, sí, con la presencia de Dios el Padre; para que los cuerpos que son del reino celestial pueda n poseerla para siempre jamás; porque par a este fin fue hecha y creada, y par a este fin ellos son santificados.
Y aquellos que no son santificados por la ley que os he dado, a saber, la ley de Cristo, deberán heredar otro reino, ya sea un reino terrestre o un reino telestial.
Porque el que no es capaz de soportar la ley de un reino celestial, no puede soportar una gloria celestial.
Y el que no puede soportar la ley de un reino terrestre, no puede soportar una gloria terrestre.
Y el que no puede soportar la ley de un reino telestial, no puede soportar una gloria telestial, por tanto, no es digno de un reino de gloria. Por consiguiente, deberá soportar un reino que no es de gloria.15
Según lo entendió Brigham Young, ”Todas esas diferentes glorias son ordenadas para satisfacer la capacidad y condición del hombre.”16 Al ir al reino que se le haya asignado, el hombre recuperará la compañía de aquellos con quienes se asoció mientras estuvo sobre la tierra: “Uno resucitado a la dicha, de acuerdo con sus deseos de felicidad, o a lo bueno, según sus deseos del bien; y el otro al mal, según sus deseos de maldad.”17
El apóstol Orson Pratt entendió bien la manera en que los diferentes reinos serían adaptados a los diferentes niveles de las actividades terrenales de cada hombre y a su grado de rectitud. El enseñó que:
Dios es el autor de muchas creaciones aparte de aquellas que son celestiales. El preparará una creación adaptada a las condiciones de tal gente. Aquellos que no son santificados por el evangelio en toda su plenitud, y que no perseveren hasta el fin, se encontrarán asignados en una de las menores creaciones, donde la gloria de Dios no será manifestada en la misma magnitud. Allí ellos serán gobernados por leyes adaptadas a su capacidad inferior y a la condición a la cual ellos mismos se sometieron. No sólo sufrirán después de esta vida, sino que no recibirán gloria, poder y exaltación en la presencia de Dios el Eterno Padre. No recibirán la herencia sempiterna de esta tierra en su estado glorificado e inmortal.18
De modo que cada uno de los tres grados generales de gloria son adaptados al mayor o menor grado de perfección de sus habitantes eternos. El hombre puede anticipar que su galardón final lo colocará entre otros de un carácter, conocimiento, capacidad, y grado de progreso similar al de él. Tal ambiente bien puede ser considerado como el mejor adaptado para su felicidad eterna.
La llave del conocimiento de mundos eternos se encuentra en la gran serie de visiones dadas a José Smith y a Sidney Rigdon, el 16 de febrero de 1832, en Hiram, Ohio. Estas cinco visiones extraordinarias se encuentran hoy en la Sección 76 de Doctrina y Convenios, colectivamente conocidas como “La Visión.” Su mayor valor se encuentra en el conocimiento y entendimiento que le proporcionan al hombre concerniente a los tres grados de gloria y a la clase de individuos que heredarán cada grado.19
Un estudio cuidadoso de “La Visión,” muestra que esta revelación trata sistemáticamente cada uno de los tres grados de gloria. Por cada uno de los tres niveles eternos de galardón, esta visión:
- dice qué tipo de individuo heredera el reino,
- traza la ruta del individuo a través del plan eterno, desde la vida mortal hasta que llega a su gloria asignada, y
- hace un bosquejo de la naturaleza de su galardón final. “La Visión” se entiende mejor cuando el lector comprende su organización y presentación.
La Gloria de lo Telestial, la cual Supera todo Entendimiento
Aunque la gloria telestial será reservada para los peores individuos que vivieron aquí en esta tierra. Dios juzgó conveniente hacer de esa gloria un galardón muy superior a la clase de vida que el hombre conoce actualmente sobre esta tierra. Por eso José Smith escribió, después de recibir “La Visión:” “Y así vimos en la visión celestial la gloria de lo telestial, que sobrepuja toda comprensión; y ningún hombre la conoce sino aquel a quien Dios la ha revelado.”20
Una descripción extensa del tipo de individuo que heredará el reino telestial es dada en esa revelación. Aquí se presentará esa descripción en forma de lista, con comentarios apropiados:
- Ellos no reciben el evangelio de Cristo. (D. y C. 76:82, 101)
- Ellos no reciben el testimonio de Jesús. (D. y C. 76:82, 101)
- Ellos no reciben el testimonio de los profetas. (D. y C. 76:101)
- 4. Ellos no reciben el convenio sempiterno. (D. y C. 76:101)
Aunque en el juicio final cada hombre se verá obligado a inclinarse ante Cristo y a reconocer Su divinidad,21 esta gran masa de humanidad, ”los habitantes del mundo telestial. . . tan innumerables como las estrellas en el firmamento del cielo, o como las arenas en las playas del mar,22 no habrá rendido obediencia a la ley del evangelio. Durante su estado mortal preparatorio y su estancia en la prisión espiritual, ellos rechazarán el evangelio hasta que pierdan el privilegio de escucharlo y sean echados al infierno donde pagarán por sus pecados. El reconocimiento de la divinidad de Cristo en el día del juicio no implica que habrán aceptado el evangelio, ya que conocer no significa aceptar.23 Tal vez estos individuos habrá n seguido otras iglesias o grupos apóstatas en la vida mortal, pero eso será en vano y serán asignados a la gloria telestial.24
- Ellos son los mentirosos que aman y obran mentira. (D. y C. 76:103)
- Ellos son los hechiceros. (D. y C. 76:103)
- Ellos son los adúlteros. (D. y C. 76:103)
- Ellos son los fornicarios. (D. y C. 76:103)
Estos son aquellos que fueron viles y abominables durante su estado mortal, los que nunca se levantaron más allá del hombre carnal, y que permanecieron enemigos de Dios en sus pecados.25
- Ellos son los que no niegan al Espíritu Santo. (D. y C. 76:83)
Así como la visión revela la enormidad de su depravación, también revela que estos individuos no han cometido el pecado imperdonable, y que no son hijos de perdición. Ya que jamás aceptaron por completo, y por lo tanto no se rebelaron contra el evangelio, se salvan del peor de los destinos y pueden alcanzar una porción limitada de los galardones de Dios.
“La Visión” también identifica a los habitantes del reino telestial al trazar su curso a través de los mundos eternos,
- Ellos son los que padecen la ira de Dios. (D. y C. 76:104)
- 11. Ellos son arrojados al infierno. (D. y C. 76:84, 106)
- Ellos no se levantan en la primera resurrección. (D. y C. 76:102)
- Ellos sufren la ira del Dios Todopoderoso en el infierno hasta la segunda resurrección. (D. y c. 76:85, 105-106)
- 14. Ellos son redimidos del diablo. (D. y C. 76:85)
- Ellos finalmente se inclinan ante Cristo, confiesan, y son asignados a su dominio eterno. (D. y C. 76:110-111)
En esta gran revelación, el Señor también da un bosquejo de la naturaleza del galardón que reciben:
- Ellos reciben una gloria que sobrepuja todo entendimiento mortal, aunque es menor que la gloria de lo terrestre. (D. y C. 76:89-90, 81)
- Ellos, adonde Dios y Cristo moran, no podrán venir por los siglos de los siglos. (D. y C. 76:112)
- Ellos reciben el ministerio del Espíritu Santo y de ángeles del reino terrestre. (D. y C. 76:86-88)
Esos ángeles terrestres son dirigidos por seres celestiales.26
- Ellos serán herederos de salvación. (D. y C. 76:88)
- Ellos serán siervos del Altísimo. (D. y C. 76:112)
Los puntos 3, 4, y 5 mencionados arriba parecen indicar que estos individuos telestiales podrán aceptar una porción limitada del mensaje del evangelio disponible en el reino telestial, y ahí crecerán y progresarán hasta un grado limitado.
Parley P. Pratt entendió que, en realidad, la posición de siervo del Altísimo significa servir a aquellos en reinos más altos. El escribió que: “Estos nunca pueden venir donde Dios y Cristo moran, sino que serán siervos en los dominios de los Santos, quienes anteriormente fueron sus víctimas.”27
La Gloria Terrestre
En “La Visión,” el profeta José Smith relató: “Y así vimos la gloria de lo terrestre que excede la gloria de lo telestial en todas la cosas, sí, en gloria, en poder, en fuerza y en dominio.”28 Esta herencia gloriosa será otorgada a una clase más alta de personas que la de aquellos consignados al reino telestial. Mientras que los habitantes del reino telestial serán aquellos que fueron inicuos y corruptos durante su vida mortal, el reino terrestre será habitado por aquellos que, en la mortalidad, obedecieron un nivel más alto de ley. Sin embargo, porque a estos individuos les faltó valor en servir a Jesús, “No obtienen la corona en el reino de nuestro Dios.”29
Las llaves reveladas en cuanto a su identidad y condición son;
- Ellos son los hombres honorables de la tierra. (D. y C. 76:75)
- Ellos no son valientes en el testimonio de Jesús.30 (D. y C. 76:79)
Así como para los habitantes de los otros reinos, el recorrido de los habitantes del reino terrestre es trazado en “La Visión” para ayudarnos a identificarlos:
- Ellos son los hombres honorables de la tierra que fueron cegados por las artimañas de los hombres.31 (D. y C. 76:75)
- Ellos son los que murieron sin ley.32(D. y C. 76:72)
- Ellos fueron encerrados en la prisión espiritual, oyeron el evangelio allí, y lo recibieron.33 (D. y C. 76:73-74)
Esos cinco puntos son algo ambiguos y dejan sin contestar un número de preguntas, a menos que uno las intérprete privadamente. Como sucede con los habitantes de los reinos telestiales, la palabra revelada no nos da una explicación completa concerniente a la naturaleza de estos seres terrestres.
Sin embargo, una conclusión predomina. Aunque las intenciones de esta gente fueron buenas mientras estuvieron en la tierra, en el último día, estarán limitados porque sus deseos no fueron totalmente convertidos en obras y servicio. En palabras se allegaron a principios de justicia, pero no los aplicaron totalmente en sus propias vidas. Habrán llevado la bandera de Jesús pero no le sirvieron con valor.
“La Visión” define la naturaleza del galardón preparado para los habitantes del reino terrestre:
- Ellos tienen cuerpos terrestres, no celestiales, y difieren en gloria de lo celestial como la luna difiere del sol. (D. y C. 76:71, 78)
- Ellos reciben de la gloria de Cristo pero no de su plenitud. (D. y C. 76:76)
- Ellos reciben de la presencia del Hijo, pero no de la plenitud del Padre. (D. y C. 76:77)
- Ellos no obtienen la corona en el reino de nuestro Dios. (D. y C. 76:79)
- De entre ellos son designados ángeles ministrantes para gobernar a los reinos telestiales. (D. y C. 76:86-88)
- Su reino excede lo telestial en gloria, poder, fuerza y dominio. (D. y C.76:91)
El apóstol Orson Pratt explicó lo siguiente concerniente a su galardón:
Concerniente a los seres terrestres ¿pueden ellos subir al reino celestial? ¡No! Su inteligencia y conocimiento no los ha preparado y adaptado para morar con aquellos que reinan en la gloria celestial. Por consiguiente, no pueden ni siquiera ser ángeles en esa gloria. No han obedecido la ley que pertenece a esa gloria, por lo tanto no pueden morar en ella. Pero ¿habrá bendiciones par a ellos administradas por aquellos que moran en la gloria celestial? ¡Sí! Del mundo celestial se enviarán ángeles para ministrar a aquellos que hereden la gloria de la luna, trayendo mensajes de gozo y paz y de todo aquello calculado para exaltar, redimir y ennoblecer a los que hayan resucitado a la gloria terrestre. Ahí pueden recibir el Espíritu del Señor y la ministración de ángeles.34
La Gloria Celestial
Como anteriormente se vio en este capítulo, “En la gloria celestial hay tres cielos o grados.”35 En esta sección se considerará el estado de aquellos que hereden el más bajo de estos grados. La condición de aquellos que reciban el grado más alto, o exaltación, será el tópico del capítulo XI. Como todavía no hay información suficiente para delinear la naturaleza del grado de gloria intermedio, ese tema no se tratará en este libro.
Una vez más las escrituras establecen los requisitos que uno tiene que satisfacer para obtener esta gloria:
Ellos tienen que haber sido bautizados por immersión. (D. y C. 76:51)
El bautismo es la “puerta estrecha” por medio de la cual los hombres llegan a ser elegibles para entrar en el reino celestial.36 El ser bautizado es esencial para todo hombre que busca “cumplir con toda justicia,”37 por que el Salvador ha mandad o que ”el que no naciere del agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.”38 El bautismo tiene que ser precedido de ciertos actos y deseos, para que sea eficaz:
Todos los que se humillen ante Dios, y deseen bautizarse, y vengan con corazones quebrantados y con espíritus contritos, y testifiquen ante la iglesia que se han arrepentido verdaderamente de todos sus pecados, y que están dispuestos a tomar sobre sí el nombre de Jesucristo, con la determinación de servirle hasta el fin, y verdaderamente manifiesten por sus obras que han recibido del espíritu de Cristo para la remisión de sus pecados, serán recibidos en su iglesia por el bautismo.39
Ellos reciben el Espíritu Santo por la imposición de las manos de un miembro autorizado del Sacerdocio. (D. y C. 76:52)
Ellos reciben el testimonio de Jesús. (D. y C. 76:51)
No sólo reciben la ordenanza de la confirmación, pero también buscan y reciben la dirección del Espíritu Santo. “El testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía.”40 Y ese testimonio viene solamente a través del Espíritu Santo. Jesús enseñó que “cuando viniere el Consolador …el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio de mí. Y vosotros daréis testimonio.”41 Estos son individuos que han buscado y recibido revelación y dirección divina y la han usado para dirigir sus vidas.
Ellos se han arrepentido de todos sus pecados. (Moisés 6: 57)
El Señor ha revelado que ”todos los hombres, en todas partes, deben arrepentirse, o de ninguna manera heredarán el reino de Dios, porque ninguna cosa inmunda puede morar allí.”42 A los Nefitas El proclamó: ”Nada impuro puede entrar en su reino; por tanto, nada entra en su reposo, sino aquellos que se han lavado sus vestidos en mi sangre, mediante su fe, el arrepentimiento de todos sus pecados.”43 Ha n hecho su arrepentimiento completo porque Santiago advirtió: ”Porque cualquiera que hubiere guardado toda la ley, y ofendiere en un punto, es hecho culpable de todos.”44
Ellos han guardado los mandamientos. (D. y C. 76:52)
Ellos son justos y fieles. (D. y C. 76:53)
Ha n buscado la palabra de Dios, aprendido lo que El quiere que hagan, y diligentemente procuraron cumplir con ello. Son motivados por amor a Dios y un deseo de ir a Su reino. Según lo reveló el Salvador:
El que tiene mis mandamientos y los guarda, aquél es el que me ama; y el que me ama, será amado de mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él. . . .
El que ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos con él morada.45
Ellos han vencido por medio de la fe. (D. y C. 76:53)
He aquí el principio de valor que separa a los habitantes de la gloria celestial de aquellos que heredarán el mundo terrestre. Estos últimos fueron hombres honorables con buenas intenciones, sin embargo, fracasaron porque no se esforzaron en la causa del evangelio. José Smith comentó que “salvación significa que un hombre sea colocado más allá del poder de todos sus enemigos.”46 Aquella persona que desea entrar en el reino celestial debe vencer diligentemente a todo enemigo, toda falta e imperfección de su carácter, toda tentación y deseo perverso, hasta que esté más allá de ellos. Debe tener en cuenta lo que Pablo enseñó: “Ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor.”47
Ellos han perseverado hasta el fin. (3 Nefi 27:16-19)
Han continuado laborando en la obra del Señor, y a través de su vida se han esforzado por guardar Sus mandamientos. Como Nefi explicó:
Y oí la voz del Padre que decía: Sí, las palabras de mi Amado son verdaderas y fieles. Aquel que persevere hasta el fin éste será salvo.
Y ahora, amados hermanos míos, por esto sé que a menos que un hombre persevere hasta el fin, siguiendo el ejemplo del Hijo del Dios viviente, no puede ser salvo.48
Al igual que con los otros reinos, el Señor nos ha ayudado a identificar a los que recibirán la gloria celestial, trazando su curso a través de los diferentes grados de progresión en el plan eterno. Además de su diligencia mortal,
Ellos tienen sus nombres escritos en los cielos en el libro de la vida del Cordero.49(D. y C. 76:68)
Ellos, al morir, irán al paraíso donde estarán entre los justos hechos perfectos.50 (D. y C. 76:69)
Ellos se levantarán en la resurrección de los justos, la primera resurrección. (D. y C. 76:50, 63-65)
Ellos son hechos perfectos a través de la expiación de Cristo. (D. y C. 76:69)
Vienen a Cristo y son participantes de Su gracia y misericordia en el juicio final, y el Señor los tendrá por inocentes ante el Padre.51
Es difícil definir completamente el galardón y el estado final de estos seres celestiales, usando sólo “La Visión” como base, porque ese panorama de la gloria celestial es solamente un vislumbre de la exaltación, el grado más alto de ese reino. Sin embargo, aquellos que heredan la porción menor de la gloria celestial, recibirán ciertas bendiciones que tanto superarán las bendiciones de los habitantes del reino terrestre como la gloria del sol supera a la de la luna. Sus bendiciones son:
- Ellos tendrán cuerpos resucitados que serán celestiales. (D. y C.76:70)
- Ellos habrán reinado en la tierra con Cristo durante el milenio. (D. y C. 76:63)
- Ellos viven en la presencia del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.52(D. y C. 76:62)
- Ellos gozan de la compañía y asociación de seres celestiales. (D. y C. 76:67)
- Ellos pueden ser asignados para ministrar en el reino terrestre. (D. y C. 76:87)
- Ellos tendrán la función de ministrar a los seres exaltados. (D. y C. 132:16)
Estos individuos serán siervos fieles y de confianza. Gomo embajadores capaces y escogidos de los dioses, desempeñarán un servicio valioso y cosecharán el gozo que éste brinda, a través de toda la eternidad. El señor ha revelado que tales individuos:
. . . Son nombrados ángeles en el cielo, ángeles que son siervos ministrantes para servir a aquellos que son dignos de un peso de gloria, mucho mayor, y predominante, y eterno.
.. . No se les puede engrandecer, sino que permanecen separada y solitariamente, sin exaltación, en su estado de salvación, por toda la eternidad; y en adelante no son dioses, sino ángeles de Dios par a siempre jamás.53
Orson Pratt relató concisamente la posición que estos seres ocuparán en el reino celestial:
Las otras categorías. .. han sido negligentes del nuevo y sempiterno convenio del matrimonio. Ellos no pueden heredar esa gloria y esos reinos. No pueden ser coronados en el mundo celestial. ¿Qué propósito servirán? Serán enviados en asignaciones especiales—enviados a otros mundos como misioneros para ministrar o para servir en cualquier otro asunto que el Señor considere propio. En otras palabras, serán siervos. ¿De quién serán siervos? De aquellos que han obedecido y permanecido fieles al nuevo y sempiterno convenio, y ha n sido exaltados a tronos; de aquellos que ha n hecho convenio ante Dios con sus esposas par a que se levanten y se multipliquen como seres inteligentes a través de toda la eternidad. Esta es la distinción de clases, pero todos pertenecen a la misma gloria, llamada la gloria celestial.54
Esos seres celestiales ha n sido vistos en varias visiones de los cielos. E n “La Visión “ por ejemplo, José Smith y Sidney Rigdon relataron:
Y vimos la gloria del Hijo, a la diestra del Padre, y recibimos de su plenitud;
y vimos a los santos ángeles, y a los que son santificados delante de su trono, adorando a Dios y al Cordero, y lo adoran para siempre jamás.55
En su visión de los cielos, el profeta Lehi “creyó ver a Dios sentado en su trono, rodeado de innumerables concursos de ángeles, en actitud de estar cantando y adorando a su Dios.”56
Juan el Revelador, recibió varias visiones de la gloria celestial. En una de ellas, él vio:
…un trono que estaba puesto en el cielo, y sobre el trono estaba uno sentado. . . .
Y alrededor del trono había veinticuatro sillas: y vi sobre las sillas veinticuatro ancianos sentados, vestidos de ropas blancas; y tenían sobre sus cabezas coronas de oro. . . .
Los veinticuatro ancianos se postraban delante del que estaba sentado en el trono, y adoraban al que vive para siempre jamás, y echaban sus coronas delante del trono diciendo:
Señor, digno eres de recibir gloria y honra y virtud: porque tú criaste todas las cosas, y por tu voluntad tienen ser y fueron criadas.57
Después él vio un concurso innumerable de ángeles o seres celestiales que servían al Señor y a los élderes (los élderes eran, aparentemente, seres exaltados):
Después de estas cosas miré, y he aquí una gran compañía, la cual ninguno podía contar, de todas gentes y linajes y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y palmas en sus manos;
Y clamaban en alta voz, diciendo: Salvación a nuestro Dios que está sentado sobre el trono, y al Cordero.
Y todos los ángeles estaban alrededor del trono, y de los ancianos y los cuatro animales; y postráronse sobre sus rostros delante del trono, y adoraron a Dios,
Diciendo: Amén: La bendición y la gloria y la sabiduría, y la acción de gracias y la honra y la potencia y la fortaleza, sean a nuestro Dios para siempre jamás. Amén.
Y respondió uno de los ancianos, diciéndome: Estos que están vestidos de ropas blancas, ¿quienes son y de dónde han venido?
Y yo le dije: Señor; tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que han venido de grande tribulación y han lavado sus ropas, y las han blanqueado en la sangre del Cordero.
Por ésto están delante del trono de Dios, y le sirven día y noche en su templo: y el que está sentado en el trono tenderá su pabellón sobre ellos.
No tendrán más hambre, ni sed, y el sol no caerá más sobre ellos, ni otro ningún calor.
Porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará, y los guiará a fuentes vivas de aguas: y Dios limpiará toda lágrima de los ojos de ellos.58
Juan e l Revelado r describió aún a un tercer grupo de seres celestiales a los que vio en los cielos:
Y oí una voz del cielo como ruido de muchas aguas, y como sonido de un gran trueno: y oí una voz de tañedores de arpas que tañían con sus arpas:
Y cantaban como un cántico nuevo delante del trono, y delante de los cuatro animales, y de los ancianos; y ninguno podía aprender el cántico sino aquellos ciento cuarenta y cuatro mil, los cuales fueron comprados de entre los de la tierra.
Estos son los que con mujeres no fueron contaminados; porque son vírgenes. Estos, son los que siguen al Cordero por donde quiera que fuere. Estos fueron comprados de entre los hombres por primicias par a Dios y para el Cordero.
Y en sus bocas no ha sido hallado engaño; porque ellos son sin mácula delante del trono de Dios.59
De esas revelaciones, uno puede al menos imaginar algo de la vida que llevan estos seres celestiales y de cuan deseable sería asociarse con ellos.
Condenación Significa un Límite de Progreso.
Todos aquellos que heredan la gloria telestial, la gloria terrestre, y aun los grados menores de la gloria celestial son condenados, ya que hay límites establecidos más allá de los cuales nunca podrán pasar por toda la eternidad. En el caso de los habitantes de los reinos telestial y terrestre, sus cuerpos resucitados son adaptados para vivir sólo en estos grados de gloria. Por lo tanto, sus cuerpos mismos no les permitirán entrar en un reino más alto, para siempre jamás. La ley que han escogido vivir ha fijado sus límites, y “el que no es capaz de soportar la ley de un reino celestial, no puede soportar una gloria celestial.”60
Las actividades mortales del hombre sirven para abrir o cerrar las puertas de su progreso eterno. Hablando del bautismo, que es la entrada al reino celestial, el Señor advirtió:
. . . Aquellos que no crean en vuestras palabras, ni se bauticen en el agua en mi nombre para la remisión de sus pecados, a fin de que puedan recibir el Espíritu Santo, serán condenados y no entrarán en el reino de mi Padre, donde mi Padre y yo estamos.
Y esta revelación y mandamient o dad o a vosotros está en vigor desde esta misma hora en todo el mundo.61
Concerniente a aquellos en los reinos menores, el Señor ha revelado que: ”a donde Dios y Cristo moran no podrán venir, por los siglos de los siglos.”62
Sin embargo, la condenación no se refiere sólo a los no-miembros de la Iglesia. Una revelación que amonesta a los Santos sobre los peligros de la pereza o negligencia, los advierte que, por falta de valor, pueden perder su galardón, implicando la condenación de los que heredan la gloria terrestre:
. . . no conviene que yo mande en todas las cosas; porque él que es compelido en todo es un siervo negligente y no sabio; por tanto, no recibe galardón alguno.
De cierto digo que los hombres deben estar anhelosamente empeñados en una causa buena, y hacer muchas cosas de su propia voluntad y efectuar mucha justicia; porque el poder está en ellos, y en esto vienen a ser sus propios agentes. Y en tanto que los hombres hagan lo bueno, de ninguna manera perderán su recompensa.
Mas el que no hace nada hasta que se le manda, y recibe un mandamiento con corazón dudoso, y lo cumple desidiosamente, ya es condenado.63
Aun aquellos en el reino celestial que no llenen los requisitos de exaltación, estarán limitados en su progreso y serán relegados a una posición de servidumbre en lugar de una posición de liderazgo en ese reino. Por ejemplo, el no entrar en el divino convenio del matrimonio celestial los limita y “no se les puede engrandecer,”64 ya que, si no logran entrar al grado más alto de gloria, deberán ir a otro menor donde no podrán tener progenie.65 Y aunque participan de una porción de la gloria celestial, no pueden tener la experiencia de la gloria completa de los seres exaltados, porque el Señor ha advertido, “los ángeles y los dioses son nombrados para estar allí, y no podrán pasar; de modo que, no pueden heredar mi gloria.”66 Al revelar el convenio del matrimonio eterno, el Señor dio este mandamiento a la Iglesia:
Prepara tu corazón para recibir y obedecer las instrucciones que estoy a punto de darte, porque todos aquellos a quienes se revela esta ley, tienen que obedecerla.
Porque he aquí, te revelo un nuevo y sempiterno convenio; y si no lo cumples, serás condenado, porque nadie puede rechazar este convenio y entrar en mi gloria.
Porque todos los que quieran recibir una bendición de mi mano han de obedecer la ley que fue decretada para tal bendición, así como sus condiciones, según fueron instituidas desde antes de la fundación del mundo.
Y en cuanto al nuevo y sempiterno convenio, se instituyó para la plenitud de mi gloria; y el que reciba la plenitud de ella deberá cumplir, y cumplirá la ley, o será condenado, dice Dios el Señor.67
Mientras José Smith contestaba una serie de preguntas presentadas por varios individuos, se le hizo esta pregunta, “¿Serán condenados todos con excepción de los mormones?” Su respuesta fue significativa: ”Sí, y una gran porción de ellos también, a menos que se arrepienten y trabajen en justicia.”68
Esto no quiere decir que no habrá progreso para los que hereden una gloria menor; sólo que habrá límites establecidos más allá de los cuales no podrán pasar. Los pasajes antes mencionados implican fuertemente que no hay progreso de un reino de gloria a otro de grado mayor, aunque la Iglesia jamás ha tomado una posición formal en cuanto a este punto de doctrina. Debe recordarse que aquellos en el reino Telestial reciben esa gloria debido a su firme rechazo del programa de crecimiento establecido en el evangelio, y que los habitantes del reino terrestre reciben ese grado de gloria principalmente por su falta de diligencia y valor en aplicar los principios de progreso eterno. No buscaron el progreso, y la resurrección los restaura a un estado similar en los mundos eternos.
El progreso que se llevará a cabo en reinos menores será mucho menor que el que se puede lograr en la gloria celestial. No hay ninguna base en las escrituras que apoye el argumento de que aquellos en los reinos telestial y terrestre algún día puedan progresar hasta donde Dios ahora se encuentra. Ellos son condenados, y nunca podrán someterse a una ley y gloria celestial.
El apóstol Melvin J. Ballard hizo un buen resumen de esta situación:
A menudo alguien pregunta: ‘¿Es posible que una persona, después de obtener la gloria telestial, viva tan bien en el mundo eterno que pueda primero graduarse de esa gloria a la terrestre, y eventualmente hacerse digno de la gloria celestial?’ Esa es una pregunta que muchos ha n hecho. Acabo ahora de leer la respuesta al menos en lo que concierne al grupo telestial: ‘Donde Dios y Cristo moran, no podrán venir, por los siglos de los siglos.’ Y basándose en la misma escritura, la misma contestación se aplica a la gloria terrestre. Aquellos cuyas vidas les ha n hecho merecer la gloria terrestre nunca podrán ganar la gloria celestial. Alguien que obtenga un grado menor en la gloria telestial eventualmente tal vez pueda llegar al grado más alto de esa gloria. Pero no hay promoción de una gloria a otra. Ni hay necesidad de discutir el punto.
Para ilustrar, me gustaría preguntarles: si tres hombres empezaran una carrera sin fin, uno de ellos con una ventaja de una milla, el otro con dos millas, y los tres corriendo con la misma rapidez, ¿cuándo alcanzaría el último al primero? Si me podéis decir eso, yo os podré decir cuando alguien de la gloria telestial podrá entrar en la gloria celestial. Cada uno crecerá, pero su desarrollo será prescrito por su ambiente, y hay una razón para ello.
Aplicando este ejemplo a aquellos que tengan derecho a diferentes grados de gloria, el que entra en la gloria celestial tiene la ventaja sobre todos los demás porque mora en la presencia del Padre y del Hijo. ¡Sus maestros son lo más alto que hay! Los otros recibirán todo lo que aprenda n de lo celestial a lo terrestre, y de lo terrestre a lo telestial. Eso es, recibirán su conocimiento de segunda y tercera mano. ¿Cómo podrían esperar crecer tan rápido como aquellos que beben de la fuente principal? También aquellos que van a la gloria celestial tienen cuerpos más refinados. Son diferentes. La fibra de un cuerpo celestial es más pura y santa que la de un cuerpo terrestre o telestial, y sólo un cuerpo celestial puede aguantar una gloria celestial.69
La parábola de los talentos contada por Cristo, también debería ser mencionada aquí. Aquellos que obraron diligentemente por su Señor, fueron recompensados en abundancia por su valor. Sin embargo, concerniente al siervo inútil, el Señor mandó:
Quitadle pues el talento, y dadlo al que tiene diez talentos.
Porque a cualquiera que tuviere, le será dado, y tendrá más; y al que no tuviere, aun lo que tiene le será quitado.70
RESUMEN
- Dios ha creado tantos mundos que éstos son incontables para el hombre. Sin embargo, El está al tanto del progreso de todos ellos y los visita a su debido tiempo. Muchos de ellos ya han “dejado de existir” y han alcanzado su condición y gloria eterna. Se supone que ahora son habitados por seres resucitados.
- Dios controla el movimiento y rotación de los mundos eternos. Ha sido revelado que la llave del movimiento de estos cuerpos celestes es el gran Kólob, una estrella localizada cerca de la residencia de Dios. Varias galaxias más allá de la posición actual de la tierra.
- Los mundos eternos son divididos principalmente en tres niveles o grados de gloria: telestial, terrestre, y celestial. Aquellos que heredan estos reinos tendrán cuerpos resucitados con una gloria correspondiente.
- Los tres grados generales de gloria son adaptados a los grados de mayor o menor perfección de sus habitantes eternos.
- La ley bajo la cual el hombre se somete en el estado mortal, determina el reino y grado de gloria que heredará para toda la eternidad. El hombre morará en la eternidad con aquellos que tengan deseos y capacidades semejantes a los suyos.
- La gloria de lo telestial es tan grandiosa que supera todo entendimiento humano. Sin embargo, es reservada para lo peor de la sociedad terrenal, exceptuando a los hijos de perdición. Será la herencia de los pecadores y malvados y de los que han rehusado repetida y enfáticamente el evangelio, pero que no son hijos de perdición. Este reino será ministrado por el Espíritu Santo y por ángeles del reino terrestre.
- La gloria del reino terrestre supera altamente a la del reino telestial. Será el galardón de hombres honorables a quienes les faltó el valor y la determinación para cumplir con los preceptos del evangelio y servir a Cristo y a Su Iglesia. Aunque algunos de ellos habrán rechazado el evangelio durante su vida mortal, parece ser que este grupo habrá tenido la oportunidad de recibir las enseñanzas del evangelio a tiempo para levantarse en la primera resurrección, la resurrección de los justos. Serán visitados por Cristo y ángeles ministrantes del reino celestial.
- La gloria celestial supera a la terrestre en gloria, poder y dominio.
Está dividida en tres niveles. La admisión a la gloria celestial es otorgada solamente a aquellos que han aceptado el evangelio por medio del bautismo y confirmación, que han recibido un testimonio bajo la dirección del Espíritu Santo, y quevalientemente han vencido los muchos obstáculos y tentaciones por medio de la fe. Reciben la misericordia y el perdón de Cristo y por eso pueden entrar en Su reino sin pecado. Aquellos que heredan el menor de los grados celestiales servirán de ministros y siervos a aquellos que ganan la exaltación. - Condenación significa un límite al progreso eterno. Toda persona en la gloria telestial, terrestre y celestial, es hasta cierto punto, condenado excepto aquellos que merecen y reciben exaltación en el más alto de los niveles de la gloria celestial.
- Evidencia en las escrituras indica que aquellos en reinos menores nunca podrán ascender de una gloria a otra más alta. Los habitantes de una gloria menor, tampoco podrán progresar al punto de ser igual en gloria y habilidad a los de la gloria celestial. En realidad, parece ser que los habitantes del reino telestial y terrestre tienen poca motivación y poco deseo de progresar.
























