La Vida Sempiterna Volumen 1


Capítulo IV

Seres espirituales visitan la tierra


Los Espíritus Observan y Participan en Eventos Terrenales

Hay indicaciones de que los seres del más allá del velo están bien enterados de los sucesos de la tierra y, en ocasiones, regresan a la dimensión mortal para participar en ellos. En la época de la Iglesia en Kirtland se encuentran muchos de esos ejemplos. Durante los grandes tiempos pentecostales y en los primeros meses del año 1836, muchos visitantes vinieron del otro lado del velo; y fue en ese tiempo cuando se derramó el Espíritu con gran poder sobre los santos.

Uno de los ejemplos es la declaración de José Smith, quien dijo que durante las reuniones del 21 y 22 de enero, “el don de lenguas cayó sobre nosotros con gran poder; ángeles unieron sus voces a las nuestras mientras estaban en medio de nosotros, y alabanzas incesantes inflamaron nuestros pechos por espacio de media hora”¹. Contó cómo, en una reunión previa, “algunos vieron el rostro del Salvador, y otros recibieron la ministración de ángeles, y fue derramado el espíritu de profecía y revelación…”². El 27 de marzo de ese año, relató una experiencia similar, diciendo que “muchos empezaron a hablar en lenguas y a profetizar; otros tuvieron visiones gloriosas, y yo vi que el templo estaba lleno de ángeles, y así lo declaré a la congregación”³.

El día de la dedicación del Templo de Kirtland “los ángeles ministraron a muchos, y fueron vistos por muchos”⁴. George A. Smith testificó que “la noche posterior a la dedicación del templo, cientos de los hermanos recibieron la ministración de ángeles, vieron un resplandor y a los ángeles, y dieron testimonio de ello”⁵.

El 7 de abril de 1893, un día después de haberse ofrecido la oración dedicatoria del Templo de Lago Salado, el presidente Wilford Woodruff dijo que seres del mundo espiritual habían participado en los servicios dedicatorios:

“Siento que puedo revelar a esta asamblea, en esta mañana, lo que me ha sido revelado desde que estuvimos aquí ayer en la mañana. Si se hubiera podido quitar el velo de nuestros ojos y hubiésemos podido ver el mundo espiritual, habríamos visto que José Smith, Brigham Young y John Taylor habían congregado a cada espíritu que habitó en la carne en esta Iglesia desde su organización. También habríamos visto a los fieles apóstoles y élderes nefitas que vivieron en la época de Jesucristo. En esa asamblea habríamos visto también a Isaías y a todos los profetas y apóstoles que han profetizado acerca de la gran obra de Dios. En medio de esos espíritus habríamos visto al Hijo de Dios, el Salvador, quien preside, guía y controla la preparación del Reino de Dios en la tierra y en los cielos.

Cuando gritamos: ‘¡Hosanna a Dios y al Cordero!’, del grupo formado por esos espíritus se elevó un grito poderoso: ‘¡Gloria a Dios en las alturas!’, porque el Dios de Israel ha permitido a este pueblo terminar este templo y prepararlo para la gran obra que aguarda a los Santos de los Últimos Días.

Estos patriarcas y profetas, que anhelaron este día, en el mundo de los espíritus se regocijan porque ha llegado el momento en que los Santos del Dios Altísimo tienen el poder para llevar a cabo su gran misión.

Ante este pueblo hay una obra enorme. Los ojos de los muertos están sobre nosotros. La dedicación es aceptable a los ojos del Señor. Los espíritus del otro lado se regocijan mucho más que nosotros, porque ellos saben más de lo que nos aguarda en la gran obra de Dios en esta última dispensación.

El Hijo de Dios está en medio de ese grupo de espíritus celestiales y les enseña sus deberes concernientes al día en que vivimos y a la dedicación de este templo, y los instruye acerca de lo que deben hacer para prepararse y capacitarse para venir con Él a la tierra cuando venga a juzgar a cada hombre de acuerdo con sus obras en el cuerpo”⁶.

Durante su entrada al mundo espiritual, se mostró al presidente Heber Q. Hale la manera en que se permite a los espíritus ver el mundo mortal. Aunque a él mismo le fue dada una visión completa de la tierra, se le reveló que tales visiones eran limitadas y sólo podían tenerlas aquellos que tuvieran una necesidad específica:

“Se me permitió ver esta tierra y lo que en ella sucedía. Me sorprendió que mi vista no tuviera límites… Vi a mi esposa e hijos en mi hogar. Vi al presidente Heber J. Grant a la cabeza de esta gran Iglesia y Reino de Dios, y sentí el poder divino que irradia Dios, dándole luz y verdad y guiando su destino. Vi a esta nación, fundada en principios correctos y designada para permanecer, acosada por fuerzas siniestras y malvadas que buscan desviar a los hombres y frustrar los propósitos de Dios.

Vi pueblos y ciudades, y vi los pecados e iniquidades de los hombres y mujeres. Vi barcos cruzando el océano. Escudriñé los campos asolados por las batallas en Francia y en Bélgica. En una palabra, vi toda la tierra pasando ante mis ojos como un panorama. Pero luego tuve el sentimiento inequívoco de que esta tierra, y las escenas y personas que están en ella, pueden ser vistas por los espíritus sólo cuando tienen un permiso especial y están asignados a rendir un servicio especial. Esto es particularmente cierto en el caso de los justos que están ocupados en el servicio del Señor, quienes no pueden estar comprometidos en dos campos de actividad al mismo tiempo”⁷.

Los Muertos Se Preocupan por la Conducta Terrenal

Mientras que aparentemente a los espíritus justos se les permite ver y visitar la tierra en su totalidad sólo en ocasiones especiales, parece que obtener conocimiento sobre la conducta personal de determinados seres mortales es algo común, e incluso una tarea asignada a ciertos espíritus. Como observó Heber C. Kimball:

“Algunos pueden pensar que el Todopoderoso no ve sus actos. Pero si Él no los ve, los ángeles y espíritus ministrantes sí los ven. Ellos os ven a vosotros y a vuestras obras, y no tengo dudas de que a veces informan de vuestra conducta al Padre, o al Hijo, o a José, o a Pedro, o a alguien que tenga las llaves correspondientes. Quizás haya algunos que no crean en los espíritus, pero yo sé que ellos existen y que visitan la tierra”⁸.

José Smith enseñó que los espíritus de los justos “no están lejos de nosotros, y que conocen y entienden nuestros pensamientos, sentimientos y acciones, y a menudo eso les aflige”⁹.

Los espíritus de los muertos conocen la conducta de sus seres amados que aún están en la tierra. Por ejemplo, Merrill Neville estaba tan preocupado por su familia que llamó a su hermana al mundo de los espíritus, y luego la envió de regreso para prevenirlos:

May (la hermana) señaló a cada familiar presente y les dijo las fallas que debían esforzarse por superar si es que querían ir a ese bello hogar que se les estaba preparando. Dijo que todos debían asistir a la Escuela Dominical y a las reuniones, decir sus oraciones y pagar los diezmos. Imponentemente, les dijo a todos: “Dad a los pobres. Cuanto más deis, más tendréis para dar”¹⁰.

Evidentemente, se le dio a May conocimiento del futuro de su familia cuando estuvo más allá del velo, ya que dijo a su madre:

“Vivirás hasta ser una dama realmente anciana. Tendrás mejor salud de la que jamás hayas tenido”¹¹.

Más tarde, la señora Neville también recibió un visitante del mundo de los espíritus cuyo mensaje demostró que los espíritus de los difuntos conocen los pensamientos y acciones de los mortales. Su padre regresó y dijo:

“Eliza… el Señor quería a Merrill, y yo lo necesitaba para mi obra misional. ¡Pero ay de mis hijos en la tierra! ¡No puedo cumplir con la obra que quiero realizar por culpa de mis hijos en la tierra!”

Ella preguntó: “¿Por qué, padre? Tus hijos nunca han hecho nada realmente malo, ¿no es así?” A lo que él contestó:

“Están muriéndose… muriéndose espiritualmente. ¡Mira, yo te lo mostraré!”

Ella miró y vio que no estaban unidos, sino que literalmente se daban la espalda el uno al otro. Él le explicó:

“Algunos se están quejando sobre el pago de sus diezmos. Dicen que la Iglesia está en mejores condiciones que ellos. ¡Si sólo pudieran ver! El diezmo se usará para la edificación de templos. ¡Mira!”

Miró y vio a millares de personas que se extendían tan lejos como se podía ver, y su padre le dijo: “Ni en un siglo podrían pasar ellos por los dos o tres templos que hay en la tierra, mucho menos podría hacerse la obra que debe ser hecha. Eliza, pongo sobre tus hombros la responsabilidad de que mi familia se una y trabaje en armonía con la Iglesia”¹².

Henry Zollinger también aprendió, en el mundo espiritual, que su madre fallecida estaba preocupada por su conducta y sabía lo que le depararía el futuro a su familia:

“Luego ella me advirtió que fuera muy cuidadoso y no perdiera la fe. También me dijo que amonestara a mis hermanos y hermanas para que vivieran más apegados al evangelio, y que no se dejaran desviar por las cosas mundanales, como lo fueron los nefitas de la antigüedad. Mi madre me informó que mi hermano John, que había sido algo descuidado en la religión, algún día cambiaría con respecto a sí mismo y a su familia.

También dijo que, a la muerte de mi padre, mi hermano William tendría el privilegio de hacerse cargo de los registros”¹³.

El presidente George Albert Smith relató cómo en Saint George estuvo al borde de la muerte, tan débil que a duras penas lograba darse vuelta en la cama, y contó que, en visión o en el espíritu, su abuelo le preguntó por su conducta aquí en la tierra:

“Me apresuré a alcanzarlo, porque reconocí que era mi abuelo. En la mortalidad él pesaba más de trescientas libras (ciento treinta y seis kilos), así que podéis ver que era un hombre robusto. Recuerdo la alegría que me produjo verlo. Me habían puesto su nombre, y eso siempre me había hecho sentir orgulloso.

Cuando llegó a corta distancia de mí, se detuvo. Su gesto me invitaba a hacer lo mismo. Luego (y esto quisiera que los jóvenes, tanto chicas como chicos, nunca olvidaran) me miró seriamente y dijo: ‘Me gustaría saber qué has hecho con mi nombre.’

Todo lo que yo había hecho pasó como volando ante una pantalla, cada cosa que había hecho. Esta retrospección vívida pasó rápidamente mientras estaba parado allí. Toda mi vida pasó ante mí. Me sonreí, miré a mi abuelo y le dije: ‘Nunca he hecho con tu nombre algo de lo que te puedas avergonzar.’

Él dio un paso hacia adelante y me tomó en sus brazos”¹⁴.

Los espíritus de los muertos no sólo se preocupan por su familia mortal, sino también por la situación de la Iglesia en la tierra, la Iglesia a la cual dedicaron sus esfuerzos durante la vida terrenal. Dos declaraciones del presidente Wilford Woodruff muestran la preocupación de José Smith y de Brigham Young, cuando regresaron del mundo de los espíritus para aconsejarlo y prevenirlo:

“Creo que los ojos de las huestes celestiales están sobre esta gente. Creo que miran a los élderes de Israel, profetas, apóstoles y hombres llamados a dirigir este Reino. Creo que nos observan con mucho interés.

Aquí resaltaré algo referente a mis propios sentimientos. Después de la muerte de José Smith, lo vi y conversé con él muchas veces en mis sueños nocturnos. En una ocasión, él y su hermano Hyrum me encontraron en alta mar cuando iba a una misión a Inglaterra. Dan Jones estaba conmigo. Antes de morir, José Smith lo había llamado a su misión. Allí el profeta me habló acerca de la misión que yo iba a cumplir. También me habló de la misión de los Doce Apóstoles, del trabajo que ellos tenían que desempeñar y del galardón que recibirían después de la muerte. En esa entrevista me expuso muchas otras cosas.

Cuando desperté, muchas de las cosas que me había dicho me fueron quitadas, y ya no pude comprenderlas. Hasta hace 15 o 20 años tuve muchas entrevistas con el hermano José. Pero no lo he vuelto a ver desde entonces.

Durante el invierno pasado, en mis viajes por la zona del sur, tuve muchas entrevistas con el presidente Young, Heber C. Kimball, George A. Smith, Jedediah M. Grant y muchos otros que están muertos. Asistieron a nuestra conferencia y a nuestras reuniones, y en una ocasión vi al hermano Brigham y al hermano Heber en un carruaje que iba delante del mío, cuando me dirigía a una conferencia. Vestían túnicas sacerdotales. Cuando llegamos a nuestro destino, pregunté al presidente Young si nos predicaría. Me dijo: ‘No, he completado mi testimonio en la carne; ya no volveré a hablar a este pueblo.’ Pero (dijo): ‘He venido a verte. He venido a observarte y a ver qué está haciendo nuestra gente.’

Luego dijo: ‘Quiero que enseñes a la gente, y quiero que tú mismo sigas este consejo: que se esfuercen por vivir de tal modo que obtengan el Espíritu Santo, porque sin él no podéis edificar el Reino. Sin el Espíritu de Dios estáis en peligro de caminar a oscuras, y en peligro de fallar en cumplir con vuestros llamamientos como apóstoles y élderes en la Iglesia y Reino de Dios.’

Y continuó diciendo: ‘El profeta José Smith me enseñó este principio’”¹⁵.

Dieciséis años más tarde, volvió a relatar estas experiencias, y en esa ocasión dio más detalles:

“Una mañana, mientras estábamos en Winter Quarters, el hermano Brigham Young nos dijo que la noche anterior había recibido la visita de José Smith. Le pregunté qué le había dicho. Me contestó que José le había pedido que exhortara al pueblo a que se esforzaran por obtener el Espíritu de Dios, porque lo necesitarían para que los sostuviera y les diera poder para realizar su trabajo en la tierra.

Les contaré una pequeña parte de mis experiencias al respecto. José Smith me visitó muy frecuentemente después de su muerte, y me enseñó muchos principios importantes. Su última visita fue cuando yo estaba en una tormenta en el mar. Iba a presidir en mi última misión en Inglaterra… José y Hyrum me visitaron, y el profeta expuso gran cantidad de cosas ante mí. Entre otras cosas me dijo que obtuviera el Espíritu de Dios, porque todos lo necesitamos. También me habló de lo que los Doce Apóstoles tendrían que pasar aquí sobre la tierra antes de la venida del Hijo del Hombre, y me mostró el galardón que recibirían por sus obras. Pero, por algún motivo, todo esto fue quitado de mi mente. Sin embargo, sé que era sumamente glorioso, aunque mucho nos sería requerido.

José Smith continuó visitándome a mí y a otros hasta cierta época, y luego cesó. La última vez que lo vi fue en el cielo. Una noche, en una visión, lo vi en la puerta del templo en el cielo. Vino y me habló. Dijo que no podía detenerse a hablar conmigo porque tenía prisa. El hombre que encontré después fue José Smith padre, y no podía hablar conmigo porque también tenía prisa. Encontré a media docena de hermanos que habían estado en posiciones elevadas en la tierra, y ninguno de ellos me pudo hablar porque todos tenían prisa. Estaba muy asombrado.

Luego volví a ver al profeta, y tuve el privilegio de hacerle una pregunta. Le dije: ‘Quiero saber por qué tiene prisa. Toda mi vida he tenido prisa, pero esperaba que cuando fuera al Reino de los Cielos, si es que voy allí, me vería libre de toda prisa.’ José me dijo: ‘Le diré, hermano Woodruff: toda dispensación que ha tenido el sacerdocio en la tierra y ha ido al Reino Celestial tiene que hacer una cierta cantidad de trabajo para prepararse para venir a la tierra con el Salvador cuando Él venga a reinar en ella. Cada dispensación ha tenido mucho tiempo para hacer su obra. Pero nosotros no tenemos tiempo. Somos la última dispensación. Por eso tenemos tanto que hacer y necesitamos apresurarnos para lograrlo.’ Por supuesto, eso me satisfizo, aunque era una doctrina nueva para mí.

Brigham Young también me visitó después de su muerte. En una ocasión, él y el hermano Heber C. Kimball vinieron en una carroza espléndida, con finos caballos blancos, y me acompañaron a la conferencia a la que iba a asistir. Al llegar, le pregunté al hermano Brigham si se iba a hacer cargo de la conferencia. Me dijo: ‘No, yo ya hice mi obra aquí. Vine a ver lo que tú estás haciendo y enseñando a nuestra gente.’ Y me dijo lo que José Smith le había enseñado en Winter Quarters: que debía enseñar a la gente a obtener el Espíritu de Dios. Dijo: ‘Quiero que enseñes a la gente a obtener el Espíritu de Dios. Sin Él no podéis edificar el Reino de Dios’”¹⁶.

El hombre debe darse cuenta de que su conducta está siendo observada constantemente por espíritus del más allá del velo, tanto buenos como malos. Heber C. Kimball enseñó que hay multitudes de seres espirituales que ven las acciones de los santos:

“Visité al hermano José y caminamos por la orilla del río. Allí me contó las contiendas que había tenido con el diablo. Me dijo que había luchado con el diablo cara a cara. También me dijo que había sido tocado y afligido por el diablo, y continuó diciendo que había sabido de una ocasión en que el élder Rigdon fue arrojado de la cama tres veces en una misma noche.

Después de todo esto, ¿algunos me dirán que no hay espíritus malvados? Yo les diré que hay mayor cantidad de ellos que de ‘mormones’ en este país; pero el Señor ha dicho que son más los que están a favor que los que pueden estar en contra de nosotros. ¿Quiénes son? Hombres justos que han estado en la tierra…

Ese es el Dios a quien sirvo, uno que tiene millones de ángeles bajo su mando.

¿Suponéis que hay ángeles aquí hoy? No me extrañaría si en este lugar hubiera diez veces más ángeles que gente. No los vemos, pero ellos nos observan y ansían nuestra salvación. ¿Atravesará uno de cada veinte de los que están aquí hoy las puertas de la ciudad celestial?”¹⁷

Brigham Young también afirmó que muchos espíritus estaban observando la conducta de los santos. Hablando de la ciudad de Lago Salado, dijo:

“¿Podéis ver espíritus en este cuarto? No. Pero suponed que el Señor tocara vuestros ojos para que pudierais ver. ¿Veríais los espíritus? Sí, tan claramente como ahora veis cuerpos, como lo hizo el siervo de Elías. Si el Señor os lo permitiera y fuera Su voluntad, podríais ver los espíritus que han partido de este mundo tan fácilmente como veis ahora cuerpos con vuestros ojos naturales”¹⁸.

Los Espíritus Malignos Regresan a la Tierra Indiscriminadamente; los Espíritus Justos Sólo con Propósitos Específicos

Los espíritus que residen en el paraíso están cuidadosamente organizados y controlados por medio de principios de rectitud. No tienen la libertad de vagar por la tierra sin un propósito asignado. En contraste, los espíritus bajo la influencia de Satanás tienen abundantes oportunidades de rondar por la tierra y causar todo el daño y la maldad que les plazca. El élder Parley P. Pratt escribió:

“Muchos de los espíritus de los muertos, que son infelices, vagan tristes y solitarios por la tierra y en el aire, especialmente cerca de sus antiguos hogares y en los lugares que les evocan gratos recuerdos”¹⁹.

El mal que causan estos espíritus inicuos e indisciplinados es bien conocido en estos tiempos, y es común que los diarios y periódicos hagan referencia a ello. Típico de estos informes es el siguiente, proporcionado por U.P.I., que apareció en un diario de Utah.

Un a ‘fuerza invisible’ mueve hasta sus muebles

Los espíritus que residen en el paraíso están cuidadosamente organizados y controlados por medio de principios de rectitud. No tienen la libertad de vagar por la tierra sin un propósito asignado. En contraste, los espíritus bajo la influencia de Satanás tienen abundantes oportunidades de rondar por la tierra y causar todo el daño y la maldad que les plazca. El élder Parley P. Pratt escribió:

“Muchos de los espíritus de los muertos, que son infelices, vagan tristes y solitarios por la tierra y en el aire, especialmente cerca de sus antiguos hogares y en los lugares que les evocan gratos recuerdos”¹⁹.

El mal que causan estos espíritus inicuos e indisciplinados es bien conocido en estos tiempos, y es común que los diarios y periódicos hagan referencia a ello. Típico de estos informes es el siguiente, proporcionado por U.P.I., que apareció en un diario de Utah:

Osceola, Indiana (U.P.I.) — En la casa de Walter Szlanfucht han estado sucediendo cosas extrañas, y su familia no volverá a la casa hasta que él descubra la causa.

Szlanfucht dijo a la policía que el domingo por la noche, “una fuerza invisible” había movido el mobiliario, había hecho ruidos y había arrojado guijarros contra el costado de su casa.

El jefe de la policía, Richard Handley, dijo que fue a la casa, en esta comunidad al este de South Bend, y vio caer un cuadro y un pesado cenicero que se hizo añicos.

“Si no fuera porque lo vi, no lo habría podido creer”, dijo Handley.

Handley informó que un sillón de unos 15 kilos de peso se elevó del piso y cayó a sus pies. Acomodó el sillón y siguió investigando la casa, pero cuando regresó, encontró que todo lo que había recogido estaba en el suelo otra vez. Dijo que él estaba solo en la casa.

Szlanfucht comentó que su esposa y su hijo de 9 años no regresarían a la casa hasta que se fueran los “duendes”. Actualmente su familia vive con parientes cercanos, pero algunos de sus familiares también están teniendo problemas similares.

Un tío de Szlanfucht, llamado David Colbert, informó que sucesos similares han ocurrido en su hogar, a una milla de allí, durante las últimas horas. Colbert dijo que cuadros, floreros y platos han volado por su sala, y piedras han sido arrojadas desde el suelo hacia los costados de la casa, a veces rompiendo los vidrios de las ventanas.

Szlanfucht dijo haber oído sonidos como de guijarros golpeando el costado de su casa.

Joseph Molnar, de la policía del condado de St. Joseph, dijo que encontró algunos objetos extraños de plástico fuera de la casa de Colbert. Los describió como verdes y un poco más grandes que un huevo de petirrojo²⁰.

Este tipo de actividad también era común en la época de Brigham Young, y él advirtió que esas manifestaciones eran imitaciones diabólicas de la verdadera revelación:

“Vosotros sabéis lo que están haciendo los espíritus inicuos con relación al estado actual del mundo. Están visitando a la familia humana con diversas manifestaciones. Hace muchos años le dije a la gente que el Señor deseaba que creyeran en la revelación, y que si no creían lo que Él había revelado, dejaría que el diablo los hiciera creer en la revelación. ¿Creéis que el diablo no los está haciendo creer en la revelación? Lo que se llama comunicación con los espíritus, espiritismo, etc., es producido por los espíritus a quienes el Señor ha permitido comunicarse con personas en la tierra, para hacerles creer en la revelación. Hay muchos que no creen esto, pero yo sí lo he creído desde el principio.

Siendo que principios verdaderos se han revelado de los cielos a los hombres, y siendo que hay ángeles y la posibilidad de que se comuniquen con los hombres, siempre debéis buscar la existencia de un poder opuesto, un poder maligno que también dé manifestaciones. Debéis buscar la falsificación.

En el mundo hay maldad y también hay bondad. ¿Ha habido alguna vez una moneda falsa que no haya sido hecha en imitación de una legítima? No. ¿Hay comunicación de Dios? Sí. ¿De ángeles santos? Sí. Durante treinta años hemos estado proclamando estos hechos. ¿Hay comunicaciones de espíritus inicuos? Sí, y el diablo está haciendo que las personas crean fuertemente en las revelaciones del mundo espiritual. A esto se le llama espiritismo, y dicen que miles de espíritus declaran que el ‘mormonismo’ es verdadero, pero ¿es que acaso saben esos espíritus más que los mortales? Quizás en algunos aspectos sepan un poquito más, pero sólo un poquito más. En el mundo espiritual están sujetos a los mismos poderes a que están sujetos aqu픲¹.

Debe hacerse notar que los espíritus justos no responden a los llamados de los médiums o de los operadores de la tabla de escritura espiritista (tabla ouija). Los que buscan manifestaciones por medio de estas fuentes se ponen bajo la influencia y guía falsa de espíritus malvados, y no pueden invocar a los espíritus de los justos del paraíso. Como dijo el presidente Charles W. Penrose al explicar la nigromancia de la bruja de Endor a la cual visitó Saúl:

“Es irracional creer que tales personas pudieran, en cualquier época antigua o moderna, invocar a los siervos del Señor. Esos no están a disposición de brujas, magos, adivinos y nigromantes. La condición de los espíritus en el paraíso sería lamentable si estuvieran sujetos a tal control. No podrían descansar ni liberarse de los problemas y labores de la vida terrenal, lo cual es esencial para su felicidad. Estarían en la esclavitud, sujetos a la voluntad y a los caprichos de personas que no conocen a Dios, cuyas vidas y propósitos son mundanos.

Tampoco está de acuerdo con la doctrina correcta que una profetisa o un profeta del Señor pueda ejercitar a voluntad propia el poder de hacer subir y bajar los espíritus de los profetas y santos, y conversar con ellos de asuntos terrenales. Esa no es una de las funciones de un profeta o una profetisa. La idea de que pueden hacerse tales cosas a instancia de un hombre o una mujer mortal no debería ser considerada por ningún Santo de los Últimos Días”²².

Mientras estuvo en el mundo espiritual, el presidente Heber Q. Hale pudo observar la veracidad de este principio:

“Como todos los demás, los espíritus inicuos e impíos tienen libre albedrío. Y como no se dedican a empresas útiles o edificantes, buscan placer alrededor de sus antiguas guaridas y se regocijan en el pecado y las vilezas de una humanidad degenerada. Todavía son instrumentos de Satanás. Son estos espíritus ociosos, malévolos y engañosos los que participan con miserables imitaciones en las escenas espiritistas, danzas de la mesa y operaciones de la tabla de escritura espiritista.

Los espíritus grandes y nobles no responden al llamado de médiums o de cualquier grupo de inquisidores entrometidos. No lo harían en la mortalidad, y ciertamente no lo harían en su estado de conocimiento avanzado de la obra de la inmortalidad. Estos espíritus inicuos e impíos, como aliados de Satanás y de sus huestes, operan por medio de complacientes médiums mortales. Estas tres fuerzas constituyen una trinidad impía sobre la tierra, y son responsables de todos los pecados, las maldades, las desgracias y la miseria entre los hombres y las naciones”²³.

El élder Parley P. Pratt también enseñó que los espíritus de los justos se mantienen alejados de médiums y adivinos:

“De acuerdo a las revelaciones dadas a los profetas antiguos, que nos han sido renovadas, es seguro que todos los fenómenos de magnetismo animal, todos los estados de trance y clarividencia, los fenómenos de llamados de espíritus y la escritura de médiums provienen de fuentes impías, impuras e infieles. Todos los hombres santos y escogidos que poseen las llaves del sacerdocio en este mundo, en el mundo espiritual o en el mundo de los seres resucitados, se mantienen alejados de estos canales impropios o médiums impíos; tan alejados como los cielos son de la tierra, como los misterios del tercer cielo (que no se deben pronunciar) difieren del lenguaje de la ignorancia e insensatez sectaria, o de los consejos de espíritus inmundos, magos abandonados, traficantes de magia, prestidigitadores y adivinadores”²⁴.

Los Espíritus Inicuos Subyugan a los Cuerpos Mortales y los Impulsan a Obrar y a Pensar Mal

A través de los tiempos, los espíritus malvados, bajo la influencia de Satanás, han tratado de poseer cuerpos mortales. Jesús, durante Su ministerio terrenal, a menudo echó fuera demonios²⁵. También en los últimos días son comunes los casos de influencia de los espíritus malignos sobre mortales. En su libro Key to the Science of Theology, el élder Parley P. Pratt resumió el efecto que tienen esos espíritus sobre sus víctimas:

“Entre ellos, los más inicuos son los que se mencionan en las Escrituras como ‘espíritus inmundos’ o ‘espíritus impuros’. Estos son espíritus que afligen a las personas en la carne y engendran diversas enfermedades en los humanos. Algunas veces entrarán en los cuerpos humanos y los enloquecerán, los empujarán a ataques de paroxismo, o los arrojarán en el agua, en el fuego, etc. Los traumatizarán con sueños, pesadillas, histeria, fiebre, etc. También deformarán sus cuerpos y facciones mediante convulsiones, calambres, contorsiones, etc., y a veces los obligarán a proferir blasfemias, maldiciones horribles y aun a decir palabras en diferentes idiomas. Si se les permite, a menudo causarán la muerte. Algunos de estos espíritus son adúlteros, y sugieren a la mente toda forma de lascivia, toda clase de pensamientos inicuos y tentaciones”²⁶.

También el presidente Brigham Young nos advirtió que estos espíritus están cerca de nosotros, que ejercen influencia sobre la humanidad y que frecuentemente incitan al hombre a hacer el mal:

“Podéis ver a personas con legiones de malos espíritus dentro y alrededor de ellos. Hay hombres que caminan por nuestras calles que tienen más de cien demonios en ellos y en su derredor, incitándolos a todo tipo de maldades. Algunos de estos hombres profesan ser Santos de los Últimos Días. Pero si les quitarais los demonios que están dentro de ellos y en su derredor, los dejaríais hechos cadáveres, porque yo creo que nada quedaría de ellos.

Quiero que entendáis estas cosas. Y si dijereis o pensareis que no sé nada sobre ellos, por favor averiguadlo y luego informadme. Podéis ver lo que estos espíritus inicuos hacen en todas partes. Llenan todo el país, cubren toda la tierra y tratan continuamente de entrar en los tabernáculos de la familia humana, y siempre están cerca para incitarnos a que nos apartemos del cumplimiento estricto de nuestro deber.

Sabéis que a veces necesitamos un guía. Si alguno de vosotros fuera llamado por el gobierno de los Estados Unidos a ser un embajador en Alemania, Italia u otra nación extranjera, y no entendierais el idioma, necesitaríais un intérprete, un guía. Bien, esos espíritus están listos para hablarnos al oído. ¿Lo hacen? Sí, y podría tocar a una docena de ellos mientras he estado aquí en el púlpito. Ellos están aquí en el estrado. ¿Podemos prescindir de los demonios? No, no podríamos seguir adelante sin ellos. Están aquí, y nos sugieren esto, aquello y lo otro”²⁷.

Discerniendo Entre Espíritus Justos y Espíritus Inicuos

Los profetas de los últimos días nos han dado una serie de llaves para ayudarnos a determinar la naturaleza de los espíritus que podríamos encontrar. Estos representantes del otro lado del velo pueden tomar varias formas, y cada tipo de ser puede identificarse por diferentes características.

La mayor probabilidad de encontrarse con espíritus extraños reside en la confrontación con cuerpos mortales que han sido vencidos por espíritus inicuos. Parley P. Pratt ofreció los siguientes métodos para identificar a tales individuos:

“Una persona, al mirar a los ojos de uno que ha sido poseído por un espíritu malvado, sentirá una sacudida —una sensación nerviosa que hará, por así decirlo, que se le ericen los cabellos; en otras palabras, un sobresalto como el que produce en el sistema nervioso la mirada de una serpiente.

Algunos de estos espíritus inmundos, cuando entran en un individuo, producen un olor desagradable en el poseído, que se manifestará claramente al olfato de los que lo rodean, aun cuando la persona así afligida se lave y cambie de ropa con frecuencia.

De hecho, hay instancias horribles del espíritu de lujuria y de indecencia abominable, inspiradas y expresadas por personas poseídas de tales espíritus, aunque esas personas, cuando tuvieron su libre albedrío, fueron virtuosas y modestas.

Algunos de esos espíritus causan sordera, otros mudez, etc.

No podemos sugerir ningún remedio para evitar que estos demonios sujeten a la pobre naturaleza humana, excepto una vida buena mientras poseamos nuestras facultades, oraciones y ayunos de hombres buenos y santos, y las bendiciones de aquellos que tienen el poder de echar fuera espíritus malignos y de arrojar fuera demonios en el nombre de Jesucristo”²⁸.

Con respecto a las manifestaciones espirituales del más allá, el élder Pratt presentó otras pruebas basadas en las maneras correctas y autorizadas de comunicación:

“Siendo que ya no es causa de controversia para los que están informados, dejaremos de lado el hecho de que los vivos podemos comunicarnos con los muertos por medio de la comunicación espiritual. Ahora llamaremos la atención sobre cómo se puede discriminar o juzgar entre la comunicación lícita y la ilícita, entre lo santo y lo impuro, entre la verdad y la falsedad.

En este tema, las palabras de los profetas admiten el principio de que los vivos pueden oír a los muertos, pero rechazan de plano y reprueban severamente a las personas que recurren a los que tienen espíritus familiares y a magos que atisban y murmuran. Por otra parte, nos recuerdan que deberíamos recurrir a Dios si queremos que los vivos oigan a los muertos.

Entonces, ¿de qué medios deben valerse las personas para recurrir a Dios y obtener una bendición tan importante como es el oír a los muertos? ¿Y cómo discriminaremos entre los que le solicitan a Él y aquellos que buscan lo mismo por medios ilícitos?

En primer lugar, nadie puede pedir ese privilegio a Dios exitosamente a menos que crea en la revelación directa en nuestros tiempos modernos.

Segundo, es imposible que busquemos a nuestro Padre con éxito si permanecemos en nuestros pecados. Si hemos de pedirle ayuda, es necesario un completo arrepentimiento y una reforma absoluta.

Tercero, Jesucristo es el único nombre dado debajo de los cielos por el cual podemos acercarnos a Dios. Entonces, los que no creen en Jesucristo, o en la revelación moderna, o los que permanecen en sus pecados, o los que actúan en su propio nombre, no pueden ser intermediarios lícitos.

Además, el Señor ha establecido un santo sacerdocio en la tierra, y en los cielos, y en el mundo de los espíritus, y ese sacerdocio es a similitud o según el orden de Su Hijo. Él ha confiado a este sacerdocio las llaves de la santa y divina revelación y de la correspondencia o comunicación entre los ángeles, los espíritus y los hombres, y entre los sagrados departamentos, principados y poderes de Su gobierno en todos los mundos”²⁹.

Doctrina y Convenios establece otra prueba por medio de la cual el hombre puede discernir la naturaleza de los seres sobrenaturales que pueda encontrar:

“Hay dos clases de seres en los cielos, a saber:

Ángeles, que son personajes resucitados con cuerpos de carne y huesos. Por ejemplo, Jesús dijo: ‘Palpad y ved; porque un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo.’

En segundo lugar: los espíritus de hombres justos hechos perfectos, aquellos que no han resucitado pero que heredan la misma gloria.

Cuando venga un mensajero diciendo que tiene un mensaje de Dios, extiéndele tu mano y pídele la suya para estrecharla. Si es un ángel, lo hará, y sentirás su mano.

Si es el espíritu de un varón justo hecho perfecto, vendrá en su gloria; porque sólo de esa manera se puede aparecer. Pídele que te estreche la mano, pero no se moverá, porque es contrario al orden de los cielos que un varón justo engañe; sin embargo, aun así comunicará su mensaje.

Si es el diablo, fingiendo ser un ángel de luz, cuando le pidas que estreche tu mano, te ofrecerá la suya, pero no sentirás nada; así podrás discernirlo.

Estas son tres grandes llaves mediante las cuales podrás saber si una ministración procede de Dios”³⁰.

El Señor reveló a la Iglesia un consejo importante mediante el cual instruye a los miembros acerca de cómo proceder si son visitados por seres espirituales no identificados:

“…si veis manifestado un espíritu que no podéis comprender, y no recibís a ese espíritu, pediréis al Padre en el nombre de Jesús; y si él no os da ese espíritu, entonces sabréis que no es de Dios.

Y os será dado poder sobre ese espíritu; y proclamaréis contra dicho espíritu en voz alta, que no es de Dios.

No con acusaciones injuriosas, para que no seáis vencidos; ni con jactancia, ni regocijo, para que no seáis asidos por él.

Aquel que de Dios reciba, acredíteselo a Dios, y regocíjese de que Dios lo considera digno de recibir”³¹.

Diferentes Tipos de Angeles que Ministran en la Tierra

Un ángel es un siervo o asistente. Un ángel ministrante representa a su Señor visitando o ministrando a otros en Su nombre. Además de los siervos mortales, los poderes del bien y del mal están representados en la tierra por cinco tipos de ángeles:

Espíritus pre-mortales

Sólo se conoce un caso en que un ángel de este tipo haya visitado la tierra. Fue el “ángel del Señor (quien) se apareció a Adán, y le dijo: ¿Por qué ofreces sacrificios al Señor?”³². Las Escrituras nada dicen sobre la apariencia de tales seres, salvo que tienen cuerpos espirituales con forma humana³³. Basándose en esta escritura, no se puede establecer si están rodeados de gloria como los hombres justos que han sido hechos perfectos.

Seres trasladados

Ciertos individuos han sido cambiados para extender sus vidas y liberarlos del crecimiento y sufrimiento corporal. Aquellos que han pasado por ese cambio son conocidos como seres trasladados, y son “ángeles ministrantes en muchos planetas”. El profeta José Smith, con referencia a la naturaleza de tales seres, enseñó:

“Muchos han supuesto que la doctrina de la traslación era una doctrina por la cual los hombres eran llevados inmediatamente a la presencia de Dios y a la plenitud eterna, pero esta es una idea errónea. Su lugar de habitación es de orden terrestre, un lugar preparado para personas a quienes Él reservó para ser ángeles ministrantes en muchos planetas, y que todavía no han entrado en una plenitud tan grande como los que han resucitado de los muertos…

Se hace esta distinción entre la doctrina de la resurrección y la de traslación: la traslación provee la liberación de las torturas y los sufrimientos del cuerpo, pero la existencia se prolongará para que sigan las obras y los afanes del ministerio, antes de que puedan entrar en reposo y gloria…

Descansan de sus labores por un largo tiempo, pero sus trabajos los aguardan, porque después de que reciben la resurrección de sus cuerpos, se les permite continuar con la misma obra”³⁴.

Un año después, el profeta José añadió:

“Los seres trasladados no pueden entrar en su descanso hasta que hayan pasado por un cambio equivalente al de la muerte. Los cuerpos trasladados están reservados para misiones futuras”.

El ángel que apareció a Juan en la isla de Patmos era un personaje trasladado o resucitado. Jesucristo, después de resucitar, fue en Su cuerpo a ministrar a los seres resucitados³⁵.

Muchos seres mortales han sido trasladados. Entre ellos están:

  1. Enoc y su ciudad (Génesis 5:24; Hebreos 11:5; Moisés 7:18–21, 31, 63, 69; DyC 38:4; 45:11–14)
  2. Muchos santos entre las épocas de Enoc y Noé (Moisés 7:27)
  3. Los sacerdotes y el pueblo en los días de Melquisedec (Versión Inspirada Génesis 14:30–34)
  4. Moisés (Alma 45:18–19; Mateo 17:1–6; HC 3:387)
  5. Elías (2 Reyes 2:11; Mateo 17:1–6; HC 3:387)
  6. ¿Alma hijo? (Alma 45:18–19)
  7. ¿Nefi, hijo de Helamán? (3 Nefi 1:3)

Si la interpretación aceptada en Doctrina y Convenios 133:53–55 es correcta, entonces estos seres “estuvieron con Cristo en su resurrección” y ahora son seres resucitados, no trasladados.

Varios más fueron trasladados y continúan sobre la tierra aparentemente en ese estado:

  1. Juan el Revelador (Mateo 16:28; Juan 21:21–23; DyC 7; 3 Nefi 28:6–8)
  2. Los tres discípulos nefitas (3 Nefi 28:1–23)
  3. Posiblemente otros, según DyC 49:8: “…porque todos están bajo pecado, salvo los que he apartado para mí, hombres santos de los cuales no sabéis”.

Aparentemente no hay una diferencia notable por la cual el ojo humano pueda distinguir entre los seres trasladados y los cuerpos mortales. Indudablemente, Pablo se refería a seres trasladados cuando dijo: “…algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles”³⁶.

Espíritus justos del paraíso — Hombres justos hechos perfectos

Estos son los espíritus de los justos que han muerto y han entrado al paraíso. Han logrado o están logrando su salvación y exaltación en la parte de los justos del mundo espiritual, y finalmente son “hechos perfectos mediante Jesús, el mediador del nuevo convenio, que obró esta perfecta expiación derramando su propia sangre”³⁷.

El profeta José Smith llamó “espíritus” a estos y reservó el término “ángel” para los seres resucitados³⁹. Explicó la gloria que los rodea, y al referirse a James Adams, quien acababa de morir, dijo que un hombre justo, al entrar en el mundo espiritual, califica como “un hombre justo hecho perfecto”:

Los miembros de la Iglesia Hebrea ‘vinieron a los espíritus de hombres justos hechos perfectos’, una cantidad innumerable de ángeles vinieron a Dios, el Padre de todos, y a Jesucristo, el Mediador del nuevo convenio…

¿Qué se ganó por esta comunicación con los espíritus de los justos? Lo que se ganó fue el orden establecido del Reino de Dios: las llaves del poder y del conocimiento mediante las cuales se comunicaron con los santos…

Los espíritus sólo se revelan en fuego ardiente o gloria. Los ángeles han avanzado más porque su luz y su gloria tienen un tabernáculo; por eso aparecen en forma corpórea. Los espíritus de hombres justos vienen a ser siervos ministrantes a los que están sellados para la vida eterna, y es a través de aquellos que desciende el poder sellador…

El hermano Adams ha ido a abrir una puerta más eficaz para los muertos. Los espíritus de los justos son exaltados a una obra más grande y gloriosa. Por eso son bendecidos en su partida al mundo de los espíritus. Envuelto en fuego ardiente, no se encuentra lejos de nosotros, y sabe y comprende nuestros pensamientos, sentimientos y acciones, y a veces sufre por ellos”⁴⁰.

A estos espíritus se aplica la prueba del apretón de manos de Doctrina y Convenios 129: aparecerán en gloria, no engañarán a los mortales ni intentarán estrechar la mano, sino que entregarán un mensaje.

Espíritus inicuos del infierno

El élder Parley P. Pratt describió la diferencia entre la apariencia de estos espíritus y la de los espíritus de los justos:

“Las personas que han partido de esta vida y aún no han sido levantadas de los muertos, son espíritus.

Hay dos clases de espíritus: buenos y malos. Estas clases incluyen muchos grados de bondad y maldad.

Los buenos espíritus, en el sentido superlativo, son los que en esta vida participaron del sacerdocio y de la plenitud del evangelio. Esta clase ministra a los herederos de la salvación, tanto en este mundo como en el mundo de los espíritus.

Cuando se les permite, pueden aparecer a los hombres; pero al no tener un tabernáculo carnal, no pueden esconder su gloria. Por ello, un espíritu desincorporado, si es santo, aparecerá rodeado de un halo de gloria resplandeciente, de un fulgor superior al brillo del sol.

En cambio, los espíritus indignos aparecerán sin ese halo brillante, y aunque a menudo tratan de hacerse pasar por ángeles de luz, están rodeados más o menos por oscuridad”⁴¹.

Esta misma falta de gloria caracteriza a todas las huestes de Satanás, incluso a aquellos que fueron arrojados a la tierra sin obtener cuerpos. Aunque estos ángeles pueden intentar disfrazarse de ángeles de luz⁴², pueden ser identificados mediante la prueba del apretón de manos revelada en Doctrina y Convenios 129.

Seres resucitados

Estos son ángeles que se han reunido con sus cuerpos de carne y huesos⁴³. Ya no habitan el mundo espiritual y “no moran en un planeta como esta tierra; sino que viven en la presencia de Dios”⁴⁴. Están rodeados de gloria según el reino que heredarán⁴⁵, y esta gloria es visible para quienes los observan.

Por ejemplo, José Smith describió al ángel Moroni como “un mensajero enviado de la presencia de Dios”, y dijo:

“No sólo tenía su túnica esta blancura singular, sino que toda su persona brillaba más de lo que se puede describir, y su faz era como un vivo relámpago. El cuarto estaba sumamente iluminado, pero no con la brillantez que había en torno de su persona”⁴⁶.

Estos seres, cuando vienen como mensajeros a la tierra, pueden identificarse por la gloria que los rodea y porque sus cuerpos son tangibles, conforme a la prueba de Doctrina y Convenios 129.

Los Espíritus Justos Regresan a la Tierra por Muchos Propósitos

El regreso a la tierra de espíritus del paraíso es un evento común. Parece que, usualmente, esos espíritus regresan a aquellos que conocieron en la mortalidad, y su retorno tiene el objetivo de cumplir varios propósitos. El presidente Joseph F. Smith enseñó:

“Nos ha dicho el profeta José Smith que ‘no hay ángeles que ministren en esta tierra sino los que pertenecen o han pertenecido a ella.’ Por tanto, cuando los mensajeros son enviados a ministrar a los habitantes de esta tierra, no son extranjeros. Vienen de las filas de nuestros parientes y amigos, semejantes y consiervos…

Son nuestros padres y madres, hermanos, hermanas y amigos que han pasado de esta tierra, y que han sido fieles y dignos de disfrutar de estos derechos y privilegios. Pueden recibir una misión de visitar nuevamente a sus parientes y amigos en la tierra, trayendo de la presencia divina mensajes de amor, de amonestación, o de reprensión e instrucción para aquellos a quienes aprendieron a amar en la carne”⁴⁷.

Parley P. Pratt comprendía muy bien el interés que los espíritus del otro lado del velo tienen por sus queridos seres mortales. Mientras escribía sobre el modo en que a menudo esos seres se comunican con los mortales por medio de sueños, explicó:

“Cuando el pensamiento y la percepción descansan de su actividad, los nervios se aflojan, y toda la humanidad mortal reposa en sueños tranquilos para renovar su fuerza y vigor. Es entonces cuando nuestros órganos espirituales tienen cierto grado de libertad y reasumen sus funciones de costumbre. Rememoran algunos planes borrosos, algunas reminiscencias confusas y vagamente definidas de ese mundo celestial, y algunas escenas queridas de su estado anterior, del cual descendimos para obtener y desarrollar un tabernáculo de carne y hueso.

Entonces, espíritus familiares, ángeles guardianes, rondan alrededor de nosotros con el más tierno afecto y la más ansiosa solicitud. El espíritu se comunica con el espíritu. El pensamiento encuentra al pensamiento. El alma se funde con el alma, con todo el embeleso del amor mutuo, puro y eterno.

En esta situación nuestros órganos espirituales son susceptibles de conversar con la Deidad o de comunicarse con ángeles y espíritus de hombres hechos perfectos.

En esta situación frecuentemente nos comunicamos con nuestro padre, madre, hermano, hermana, hijo o hija muertos; o con el esposo o esposa de nuestro corazón, cuyo afecto por nosotros, con sus raíces hundidas en elementos eternos, brota bajo el santuario de la fuente eterna del amor. Este afecto nunca puede ser menoscabado ni disminuido, ni por la muerte, ni por la distancia espacial, ni por la longitud de los años.

Quizás hayamos tenido un amigo cuyo corazón latió al unísono con el nuestro, cuyos pensamientos crecieron junto a los nuestros con aspiraciones y esperanzas de un brillante futuro juntos, y cuya felicidad —en el tiempo o en la eternidad— jamás será plenamente consumada sin esa unión. Tal ser, arrebatado de la vida en la flor de la juventud, vive en otra esfera. Con la misma brillante esperanza, observa cómo nuestros pasos siguen el áspero camino de la vida, deseando nuestra eterna felicidad, ansiando que lleguemos seguros a la misma esfera.

¡Con cuánta ternura, amor y afecto nos miran dormir, rondan alrededor de nuestra almohada y buscan comunicarse con nuestros espíritus para advertirnos de los peligros o de tentaciones, consolarnos y mitigar nuestra tristeza, o guardarnos de las enfermedades que puedan sobrevenirnos! ¡O quizás nos den alguna seña cariñosa de amor imperecedero!”⁴⁸.

Un análisis cuidadoso de numerosos relatos de visitas a la tierra por parte de aquellos que están en el paraíso revela que casi todas esas visitas cumplen uno de siete propósitos. Los espíritus regresan para:

  1. Dar consejo,
  2. Dar consuelo,
  3. Obtener o dar información,
  4. Servir como ángeles guardianes,
  5. Preparar a otros para la muerte,
  6. Llamar a mortales al mundo espiritual, y
  7. Escoltar a los muertos a través del velo de la muerte.

A continuación, consideraremos ejemplos de cada una de estas actividades.

Espíritus que Regresan para Dar Consejos

Aparentemente, los espíritus que pasan el velo aprenden, al entrar en el mundo espiritual, los efectos que sus acciones mortales han tenido sobre los demás. A veces tratan de corregir las condiciones que ellos pudieron haber causado en la tierra, aconsejando a los seres queridos que han dejado atrás. El élder Jacob Hamblin explicó cómo una visita de su suegro fallecido motivó que su esposa dejara de ridiculizar a la Iglesia y aceptara el bautismo:

“El padre de mi esposa hizo todo lo que pudo a fin de injuriarme e insultarme. Un día, sin tener idea de cómo se cumpliría mi predicción, le dije: ‘Usted no tendrá el privilegio de injuriarme mucho más’. Unos días más tarde enfermó y murió.

Poco después de la muerte de su padre, mi esposa me preguntó afablemente por qué no oraba en la casa o con ella. Respondí que me sentía mejor orando a solas que ante incrédulos. Me dijo que ella era creyente, que su padre se le había aparecido en un sueño y le había dicho que ya no se opusiera a mí como lo había hecho hasta entonces, y que él tenía problemas por culpa del modo en que me había tratado. Poco después, ella fue bautizada, y eso fue un gran consuelo para mí”⁴⁹.

En otras ocasiones, los espíritus pueden regresar para dar consejos a sus seres queridos a fin de evitar momentos desafortunados o situaciones peligrosas. Ruth E. Christensen relata cómo su madre no creyó la advertencia de su padre fallecido, el día antes de que su casa fuera totalmente destruida por un incendio en el cual ella misma resultó gravemente quemada:

“En 1924, cuando yo tenía doce años, nuestra casa en Teton Basin se incendió y mi hermana y yo quedamos atrapadas dentro. Cuando ocurrió la tragedia estábamos solas. Nuestros padres habían ido a Rexburg a comprar las provisiones para el invierno, y mis dos hermanos estaban fuera…

Mamá y papá no se enteraron del incendio hasta el día siguiente. Papá se había adelantado en el automóvil, y mamá iba a seguirlo en tren. Ese día, le sucedió algo muy extraño. Cuando iba a tomar el tren, su padre —quien había muerto diez años antes— vino a ella y le dijo: ‘Ellen, permanece en tu hogar y cuida lo que tienes’.

Le pareció muy extraño, pero aun así no quiso defraudar a papá, que estaba esperándola, y tomó el tren. Pasaron la noche en la casa de un primo de papá, y toda la noche ella olió humo. Le pidió a la señora Cherry que se levantara y viera si algo se estaba quemando. Finalmente se quedó dormida y soñó que veía, al lado de una casa en llamas, a dos niñas que extendían los brazos hacia ella. Eso sucedió la noche en que se quemó nuestro hogar”⁵⁰.

Parece ser que los espíritus también se manifiestan a sus compañeros mortales para aconsejarlos a continuar con sus labores en la tierra, y para asegurarles su compañerismo en la vida futura. Con esos propósitos, Briant S. Stevens regresó y visitó, en un sueño, a su compañero de juventud Fred J. Bluth, dos días después de que su cuerpo fuera enterrado. El hermano Bluth había asistido a la misma escuela que Briant, y cada día, al finalizar las clases, solían regresar juntos a casa. El hermano Bluth relata la siguiente manifestación:

“Pensé que Briant estaba esperándome a la entrada como de costumbre, sólo que vestía de blanco, como en el ataúd. Cuando llegué cerca de él, saltó a mi lado y me abrazó. Tomó mi mano y me dijo: ‘Ven conmigo, Fred.’

Enfrente de la puerta había una carreta grande. El conductor bajó de su asiento, nosotros subimos y fuimos a un edificio como un granero. Briant abrió las puertas, y luego oí una voz que decía:

‘Debes llenar el carro con maíz.’

Briant y yo comenzamos a palear maíz en el carro, pero pronto él se detuvo. Yo le pregunté:

‘¿Es suficiente?’

Él contestó: ‘Aún no.’

Trabajé un poco más y volví a preguntarle: ‘¿Es suficiente, Briant?’

Y una vez más contestó: ‘Aún no, Fred.’

Trabajé diligentemente durante mucho más tiempo, y le pregunté por tercera vez:

‘¿Es suficiente?’

Y Briant contestó:

‘Sí, es suficiente. Ahora, Fred, puedes venir conmigo.’

Subí al carro con él y nos fuimos juntos. En ese momento me desperté”.

El pequeño Fred se sintió profundamente conmovido por su sueño. Lo relató a Edgar Peterson, quien le preguntó:

—“¿Sabes el significado de tu sueño?”
—“No.”
—“Entonces te daré la interpretación. Significa que tu labor terrenal aún no ha finalizado. Pero cuando haya concluido, Briant te llamará”⁵¹.

Espíritus que Regresan para Dar Consuelo

Los espíritus justos regresan a la tierra no sólo para aconsejar a sus seres queridos en ciertas situaciones, sino también para dar consuelo y seguridad a sus parientes y amigos. Por ejemplo, el élder Parley P. Pratt escribió sobre la visita que su esposa fallecida le hizo mientras una chusma lo tenía preso en un calabozo en Misuri, en 1839. Después de meses de cautividad, clamó al Señor en ayuno y oración para saber si alguna vez podría escapar de su confinamiento. La respuesta que recibió fue la aparición de su esposa:

“Después de algunos días de oración y ayuno, buscando al Señor, me retiré temprano a mi cama en mi recámara solitaria. Y mientras los otros prisioneros y los guardias charlaban, pasando el tiempo en el piso superior de la prisión, yo me recosté en silencio, buscando y esperando una respuesta a mi oración. Repentinamente me pareció ser llevado en el espíritu, perdiendo contacto con todo lo que me rodeaba. Calma y paz celestial invadieron mi pecho.

Un personaje del mundo de los espíritus se paró ante mí con una sonrisa de compasión en su mirada, y con pena mezclada con el amor más tierno y benevolente en cada gesto de su semblante. De repente, una mano suave pareció reposar en la mía, y una mejilla resplandeciente se apoyó con ternura y tibieza en la mía. Una voz que conocía bien me saludó. Era la voz de la esposa de mi juventud, quien hacía casi dos años dormía dulcemente allí donde los inicuos cesan de molestar y los cansados reposan. Se me hizo comprender que ella había sido enviada para comunicarse conmigo y contestar mi pregunta.

Sabiendo eso, le dije con tono serio e inquisitivo: ‘¿Volveré a ser libre en esta vida? ¿Disfrutaré de la compañía de mi familia y de los Santos? ¿Predicaré el evangelio como hasta ahora?’ Su respuesta fue definitiva e indudable: ‘¡Sí!’

Entonces recordé que había convenido en que estaría satisfecho con sólo saber eso. Pero en ese momento quise saber más, y le dije: ‘¿Puedes decirme cómo, y de qué manera o cuándo escaparé?’ Ella me contestó: ‘Eso es algo que yo todavía no sé.’ Inmediatamente sentí que había ido más allá del acuerdo y de mi fe al hacer esa última pregunta, y que debía contentarme con la primera respuesta.

Luego su dulce espíritu me saludó y se retiró. Y yo volví a la realidad. El lúgubre ruido de los guardias y las palabras encolerizadas del viejo apóstata hirieron mis oídos, pero el cielo y la esperanza moraban en mi alma.

A la mañana siguiente relaté a mis dos compañeros de prisión todo lo relativo a mi visión y ellos se regocijaron sumamente. Para algunos esto podrá parecer un sueño vano o una fábula de la imaginación, pero para mí fue y será siempre una realidad, tanto por lo que experimenté en ese momento como por la manera en que se cumplió más tarde.”⁵²

David P. Kimball recibió consuelo y ayuda de sus padres, que residían al otro lado del velo, cuando vagaba sufriendo por el desierto en Arizona:

“Había transcurrido otro día largo y triste. Sólo podía ver lobos, cuervos y un desierto estéril cubierto de cactos. Estaba casi convencido de que los años de vida que mi padre me había prometido no se cumplirían. Mientras estaba en esta terrible situación y cuando casi me daba por vencido, aparecieron mi padre y mi madre. Me dieron agua para tomar y me consolaron diciéndome que los amigos que me estaban buscando me encontrarían, y que viviría dos años más, como me habían prometido.

Al anochecer vi, a unos cien metros de mí, otro fuego y a mis amigos en su derredor. Pero estaba tan ronco que no podía hacerme oír. En ese entonces mi cuerpo estaba casi sin vida y apenas podía moverme, pero mi mente estaba en perfecta condición y podía darme cuenta de todo lo que sucedía a mi alrededor.”⁵³

La noche antes de morir, Merrill Neville recibió un consuelo similar. Su abuelo, ya fallecido, se le apareció a él y a su madre para consolarlos:

“Merrill Neville, de 19 años de edad, hijo de Eliza Dean Neville, yacía a las puertas de la muerte. La hermana Neville se arrodilló en oración al lado de su cama. Mientras oraba, sintió la presencia de su difunto padre en el cuarto, y estas palabras la impresionaron: ‘Eliza, Merrill vivirá. Tú sabes, Eliza, que siempre deseé salir a una misión, pero nunca tuve el privilegio. Ahora quiero que Merrill haga una misión por mí.’ La hermana Neville se sintió fortalecida, pensando que seguramente su hijo viviría.

Al día siguiente, Merrill llamó a su madre a su lado y, tomándole el rostro entre las manos, le dijo: ‘¡Oh, madre! ¡Has sido una madre tan buena! Has hecho todo lo que pudiste por mí.’

—‘Sí, Merrill, creo que nunca en mi vida te castigué. Has sido un buen muchacho. Siempre hiciste todo lo que te pedimos que hicieras.’

—‘Tanto tú como papá han sido muy buenos conmigo’, repitió el moribundo.

Tomando las manos de su madre entre las suyas, dijo: ‘Si muero, no te sentirás mal, ¿verdad?’

Luego su madre le contó lo que había recibido el día anterior.

—‘Sí, madre, viviré, e iré a una misión por el abuelo Dean, pero la misión no es en esta tierra. Si se me permite, madre, regresaré y te contaré tanto como pueda.’

A la mañana siguiente, dijo: ‘Esta mañana me siento como un hombre nuevo. El abuelo Dean sostuvo mi cabeza durante toda la noche.’

Alrededor de las 7 de la noche de ese mismo día, su espíritu dejó el cuerpo.”⁵⁴

La indicación y el consuelo de que Heber J. Grant sobreviviría a una operación delicada fue dado por Lucy Stringham Grant, su esposa fallecida, a la segunda esposa, Augusta Winters Grant:

“Cuando fue operado de apendicitis, su esposa Lucy —quien, como se ha dicho, había muerto— visitó su hogar y le prometió a Augusta Winters (quien se había casado con Heber J. Grant el 6 de mayo de 1884) que él se recuperaría. Él mismo sintió la misma impresión y creyó que sobreviviría a la prueba.

Por eso, cuando después de la operación los médicos dijeron que no viviría porque su sangre estaba contaminada, ni él ni su esposa se alarmaron, porque ambos tenían la perfecta seguridad de que se recuperaría. Y su fe no fue en vano.”⁵⁵

Edward J. Wood, primer presidente del Templo de Cardston (Alberta, Canadá), relató una experiencia que tuvo lugar en ese sagrado edificio. Un élder canadiense había sido llamado a cumplir una misión en Sudamérica, pero se había ahogado cuando naufragó su barco dos días después de salir de la ciudad de Nueva York. Sus padres, obreros en el templo, estaban sumamente afligidos por su muerte. El presidente Wood escribió lo siguiente respecto al mensaje de consuelo que este misionero dio a su padre cuando habló con él en el templo:

“Les resultó muy difícil resignarse; sin embargo, siguieron oficiando en el templo, y siempre oraban para que algo aliviara su sufrimiento.

Una noche, varios meses después del accidente, el padre había terminado su labor en el templo y, contrario a su costumbre, no se preparó para irse a casa, sino que subió las escaleras y se sentó en un pequeño estrado en el Cuarto Celestial, cerca de uno de los tres cuartos de sellamientos. Yo estaba oficiando en el único que estaba siendo usado en ese momento.

De pronto, el padre —preguntándose por qué estaba allí solo, cuando los oficiadores y miembros del grupo habían bajado las escaleras— comenzó a salir del cuarto. Pero para su sorpresa, pensó que oía la voz de su hijo perdido diciendo:

‘Padre, tú y mamá han estado muy afligidos por mi naufragio, pero si ustedes supieran la obra misional a la cual he sido llamado en el mundo de los espíritus, donde ahora estoy trabajando, no estarían tan apesadumbrados, porque esta obra es más importante que la que hubiera hecho en Sudamérica.’

Cuando el padre pareció despertarse de esta experiencia, se preguntó si el haber oído a su hijo no sería producto de su imaginación. Estaba por salir del cuarto cuando se sintió sobrecogido por una sensación celestial, y nuevamente pensó que oía la voz de su hijo diciendo:

‘Padre, tú dudas sobre si realmente te entregué mi mensaje. Para probarte que has oído a tu hijo misionero desde el mundo espiritual, el hermano Wood te llamará al cuarto de sellamientos en que está oficiando para que des tu testimonio, algo que él nunca ha hecho antes. Él no sabe que estás aquí. Esto debiera ser para ti un testimonio de que oíste de mí, para que tú y mamá no continúen negándose a aceptar mi muerte.’”⁵⁶

Espíritus que Regresan para Obtener o Dar Información

Así como los espíritus regresan del paraíso a la tierra para dar consejos y consuelo, también vuelven para obtener y proporcionar información. El élder Thomas A. Shreeve escribió acerca del espíritu visitante que se le apareció para obtener un informe de sus actividades misionales en Australia:

“El hermano May estaba sentado ante una mesa en la habitación, y estábamos conversando. Al otro lado del cuarto, a la derecha de mi cabeza, había una puerta abierta que podía ver sin levantar la cabeza de la almohada.

Mientras estaba acostado escuchando las palabras del hermano May, un personaje vestido con una túnica blanca entró en la habitación. Parecía ser un hombre joven, de semblante placentero. Este personaje pasó alrededor de la cama y se paró cerca de la mesa. El hermano May se levantó, le ofreció una silla al visitante y luego se retiró. El hombre joven se sentó a la mesa, abrió un libro y dijo:

—‘¿Está usted listo para dar informe de la rama de Sídney?’

—‘Sí, señor’, respondí.

—‘Entonces, proceda.’

Le di un informe de todo lo que habíamos hecho en Sídney, comenzando por nuestros primeros esfuerzos de reorganización y terminando con lo último que había hecho antes de zarpar, porque todas esas cosas aparecían en mi mente con claridad. La narración me llevó algunos minutos y continué hablando libremente. Él escribía rápidamente en el libro y en ningún momento me interrumpió. Sentí que estaba anotando todo lo que decía.

Cuando finalicé, me preguntó:

—‘¿Tiene algo más que decir?’

—‘No, señor’, contesté.

Luego le dio vuelta a las hojas y pareció leer desde el principio. Después dijo:

—‘Muy bien. Ahora, ¿adónde va?’

—‘A Nueva Zelandia.’

Anotó mi respuesta en el libro y firmó. No pude ver su nombre escrito, pero sentí que estaba poniendo su propia firma. Cerró el libro, caminó hacia el lado derecho de la cama, me estrechó la mano y me dijo:

—‘Adiós. Llegaré allí antes que usted.’”⁵⁷

Anthon H. Lund, presidente del Templo de Manti de 1891 a 1893, relató un caso de espíritus que vinieron desde el otro lado del velo a impartir información a sus descendientes en la tierra. Esto aconteció durante su trabajo en el templo:

“Recuerdo un día en el templo de Manti, en que un hermano de Mount Pleasant vino al templo a participar en la obra. Cuando pasaba por el cementerio de Ephraim, miró hacia adelante (era muy de mañana) y vio allí una gran multitud, todos vestidos de blanco, y se preguntó qué podría ser eso. ¿Por qué habría tanta gente allí? Pensó que era demasiado temprano para un funeral.

Sin embargo, se acercó a ellos y algunas de esas personas se pararon frente a él y le hablaron, diciendo:

—‘¿Va usted al templo?’

—‘Sí.’

—‘Todos los que usted ve aquí son familiares suyos y quieren que haga la obra por ellos.’

—‘Sí’, dijo el hermano, ‘pero hoy voy a terminar la obra porque ya no tengo más nombres, y no conozco los nombres de aquellos que usted dice que son mis parientes.’

—‘Pero hoy, cuando vaya al templo, encontrará los registros que dan nuestros nombres.’

Estaba sorprendido. Miró hasta que todos desaparecieron y continuó su camino. Cuando llegó al templo, el registrador Farnsworth se le acercó y le dijo:

—‘Acabo de recibir registros de Inglaterra y todos le pertenecen a usted.’

Y allí había cientos de nombres que acababan de llegar. Y lo que le dijeron las personas que había visto se cumplió. Podéis imaginar el gozo en su corazón y el testimonio que tuvo él de que el Señor quería que se realizara esa obra.”⁵⁸

Espíritus que Sirven como Angeles Guardianes

Existen pruebas de que algunos seres mortales son vigilados y protegidos del peligro por seres espirituales que actúan como ángeles guardianes. Cuando Peter Johnson fue al mundo de los espíritus, encontró a un ser espiritual que le dijo: “Tú no sabías que yo estaba aquí.” Peter dijo: “No, pero ahora te veo. ¿Quién eres?” Él contestó: “Soy tu ángel guardián. Cuando estabas en la tierra te seguía constantemente.”⁵⁹ Cuando Henry Zollinger relató su entrada a la morada espiritual, dijo que “en ese momento mi ángel guardián, mi madre y mi hermana Ann estaban junto a mí.”⁶⁰

La difunta hermana de Thomas A. Shreeve se le apareció durante su obra misional y le dijo que si algún peligro lo amenazaba, ella vendría a advertirle, demostrando de ese modo que fungía como su ángel guardián:

Mientras estaba acostado en mi cama, completamente despierto, repentinamente vi una mano y un brazo, cubierto con una manga blanca que se extendía hasta media distancia entre el codo y la muñeca. Esa mano salía del costado de la chimenea, llevando una antorcha.

Al principio, solo la punta de la antorcha brillaba, pero gradualmente la llama creció y la luz se hizo más fuerte hasta llenar toda la habitación. Luego, de la oscuridad, detrás del brazo y de la antorcha, salió la figura de una niña.

Al instante reconocí a mi hermanita Sophia, quien había muerto seis años antes en Inglaterra, mientras yo estaba en Utah. Cuando murió tenía ocho años y medio, y hacía poco que había sido bautizada en la Iglesia. Vino hacia la cama y vi que estaba vestida con hermosas ropas blancas. De toda su persona parecía emanar una luz agradable. Se acercó a la cama y se inclinó sobre mí, rodeando mi cuello con sus brazos y besándome en los labios. Luego, con sus manos aún entrelazadas, se inclinó hacia atrás y me miró fijamente a la cara, diciéndome al mismo tiempo:

“Tom, no te asustes. En cualquier lugar que te encuentres en peligro, yo vendré para advertirte.”

Se inclinó hacia adelante y volvió a besarme; luego se echó hacia atrás para mirar mi rostro otra vez. Repitió las mismas palabras que me había dicho antes y me besó una vez más. Entonces retiró sus brazos lentamente y se apartó del lecho. Se acercó al brazo que seguía sosteniendo la antorcha y vi que la luz de la antorcha desmerecía ante la gloria superior que rodeaba su persona. Cuando ella se acercó a la chimenea, el brazo se extendió rodeándola y ella caminó hacia la oscuridad. Saludó tres veces con su mano, despidiéndose de mí. Pronto la cubrió la oscuridad de la chimenea y la luz de la antorcha se hizo más brillante por unos momentos. Pero luego la luz se desvaneció y me encontré en la cama, reclinado sobre un codo, mirando fijamente la sombría oscuridad. La presencia gloriosa y la antorcha habían desaparecido. Pero la presencia de mi hermana fue tan real y cierta que, después de que se fue, seguía sintiendo la presión de sus brazos alrededor de mi cuello.⁶¹

El apóstol Orson F. Whitney relató la visita de su difunta esposa y su entendimiento de que ella velaba por él como su ángel guardián:

Muy temprano en la mañana del 24 de abril de 1918… mientras estaba acostado, medio dormido, un par de manos se apoyaron en mi cabeza. Mi primer pensamiento fue que en la casa había alguien que no debía estar allí y que debía quedarme perfectamente quieto para estar a salvo. Pero las manos eran tan suaves y cariñosas que perdí el temor y, con mis propias manos, tomé las que descansaban sobre mi cabeza. Eran manos de mujer. Pronto vi a mi esposa Zina, quien había muerto dieciocho años antes. Estaba suspendida más arriba de mí. Le tendí los brazos y vino a ellos. Todo era tan real que no tenía dudas de que ella estaba allí. Era un ángel guardián velando por sus hijos y por mí.⁶²

Al élder John Mickelson Lang, obrero en el Templo de St. George, le fue revelada, en 1928, otra de las funciones de los ángeles guardianes:

Un día, mientras se llevaban a cabo los ritos bautismales, oí claramente una voz que provenía del extremo este de la fuente y muy cerca del cielo raso, llamando a los muertos por sus nombres para que presenciaran sus bautismos, dando a cada uno un momento para presentarse. Después de oír muchos nombres, noté diferencias en la pronunciación de algunos de ellos. Parecía que el que hacía los llamados tenía una lista distinta a la nuestra.

En ese momento, estaba tan impresionado que puse mi brazo sobre los hombros del secretario, el hermano W. T. Morris, quien estaba pasando, y llamé su atención al sonido de la voz, pero él no pudo discernirla.

Este suceso tuvo lugar en marzo de 1928 y durante varios meses me estuvo preocupando. Un día de octubre, en que había ido al cuarto superior del templo como acostumbraba para orar en secreto, pedir la ayuda de Dios en mi trabajo y agradecerle por haberme enseñado que en Su casa había un ángel para llevar un registro perfecto de lo que sucedía, había terminado mi oración y estaba por salir del cuarto cuando una pregunta cruzó por mi mente: “Pero ¿dónde y cómo obtiene Él los nombres? Algunos de ellos no fueron pronunciados igual que los nuestros.”

Dios conocía mis pensamientos. Nunca le pedí saber esto, pero la explicación me llegó con estas palabras:

“Cada espíritu que viene a la tierra tiene un ángel guardián cuyo deber es llevar un registro del linaje del individuo, las condiciones en que nació, su herencia, medio ambiente, pensamientos y deseos. Cuando termina la vida del individuo, la misión del ángel guardián también termina. Él regresa, hace su informe y entrega el registro. Este registro es colocado sobre el otro libro, llamado el Libro de la Vida.”

Todo eso me hizo comprender que en ese otro libro se preservan los nombres y las fechas exactas de todos los espíritus que han vivido sobre la tierra.

También así se aclara cómo los hechos serán probados por medio de dos o tres testigos. Por ejemplo, en el caso de que un niño sea abandonado en una puerta, los ángeles guardianes del niño, del padre y de la madre constituyen tres testigos del linaje del niño. Existen dos testigos de todas las cosas que suceden entre dos personas. Por eso Dios también puede dar en los templos, por ejemplo, un registro perfecto de los lamanitas o de cualquier otro pueblo que no tenga registros terrenales.

Dios es perfecto. Su registro es perfecto. Seremos juzgados por medio de los libros.

Testifico que esto es verdadero, porque lo recibí de un ángel en la Casa del Señor.⁶³

Hyrum Smith enseñó que, además de los ángeles guardianes, hay otros ángeles que ministran a los mortales en tiempos de dificultades extremas. Le dijo a Edward Hunter, concerniente a su difunto hijo George Washington Hunter, que:

“Tu hijo se desempeñará como un ángel para ti, no como tu ángel guardián, sino como tu ángel auxiliar que te ayudará en caso de pruebas extremas.”⁶⁴

No está claro si cada hombre está bajo el cuidado de un ángel guardián durante toda su vida o no. Es evidente que en algunas ocasiones más de un ser guarda y protege a los mortales. Por ejemplo, Wilford Woodruff habló de tres mensajeros que protegieron a los primeros misioneros en Inglaterra, cuando fueron atacados por hordas de malos espíritus:

Cuando los hermanos Kimball, George A. Smith y yo fuimos a Londres, encontramos a esos espíritus inicuos que trataron de destruirnos. La primera casa que nos abrió sus puertas estaba llena de demonios. Se habían reunido allí para destruirnos, para que no pudiéramos sembrar el evangelio en esa gran ciudad. El hermano Kimball fue a Manchester a hacer algunos negocios y nos dejó allí al hermano George A. Smith y a mí. Una noche, estábamos conversando sobre el mormonismo hasta las 11:00 p.m. cuando fuimos a la cama. Acabábamos de acostarnos cuando esos espíritus se echaron sobre nosotros y estuvimos a punto de perder nuestras vidas. Era como si un hombre fuerte me hubiera tomado por la garganta tratando de matarme por estrangulación. En medio de esto, un espíritu me dijo que orara. Lo hice, y mientras oraba se abrió la puerta. El cuarto se llenó de luz y entraron tres mensajeros. Yo no sé quiénes eran. Vinieron, impusieron sus manos sobre nuestras cabezas y reprendieron a aquellos poderes, salvando así nuestras vidas. No solo eso, sino que además, con el poder que tenían, arrojaron de aquella gran ciudad a todo el ejército de demonios y los sujetaron para que nunca más, a partir de ese día, molestaran a ningún élder.⁶⁵

Parley P. Pratt enseñó que, cuando los hombres se inclinan a la iniquidad, sus familiares en el mundo de los espíritus los abandonan y dejan de cuidarlos:

Aquellos que habitualmente se entregan al vicio, a la inmoralidad y a las abominaciones; aquellos que diariamente son indulgentes con la lujuria; aquellos que no creen en Jesucristo, ni tratan de orar, ni guardan sus mandamientos; aquellos que no cultivan las alegrías puras, santas y refinadas del amor inocente y celestial, sino que sacrifican los más finos sentimientos ante el altar del placer ilícito y los deseos brutales; todos ellos no entenderán ni apreciarán esta perspectiva. Por esto es que sus ángeles guardianes, sus espíritus familiares, afligidos y disgustados por su conducta, partieron hace mucho, dejándolos sin ayuda.

También el Espíritu del Señor está afligido y los ha dejado para que luchen solos contra los peligros y pesares de la vida, o para que se asocien con demonios y espíritus impuros. Tales personas sueñan con adulterio, glotonería, libertinaje y crímenes de toda clase. Tales personas tienen presagios de una muerte lúgubre, de oscuridad, de bofetadas de demonios y de espíritus malignos.⁶⁶

Los Espíritus Preparan a Seres Mortales para Morir

Hay evidencias de que a algunos mortales se les avisa cuándo van a morir o se les da una oportunidad para prepararse para pasar a través del velo de la muerte. Heber C. Kimball, por ejemplo, se apareció a su hijo cuando este se aventuró en el mundo espiritual. Lo reprendió por su debilidad y le dijo que su etapa mortal terminaría dos años después:

Mi padre me dijo muchas cosas y me reprendió por mis pecados. Aun así, parecía poco dispuesto a dejarme ir, y se sintió muy mal cuando llegó el momento de partir. Me dijo que, si quería, podía quedarme allí, pero le imploré que me dejara estar con mi familia el tiempo suficiente para que estuvieran cómodos, para arrepentirme de mis pecados y estar mejor preparado para el cambio. Si no hubiera sido por eso, jamás habría regresado a mi hogar, excepto muerto. Finalmente, mi padre me dijo que podría quedarme dos años, y que debería hacer todo el bien que pudiera durante ese tiempo. Después, él vendría a buscarme. Mencionó que también vendría a buscar a otros cuatro, aunque no dijo si sería al mismo tiempo.⁶⁷

A Ella Jensen se le dio menos tiempo para prepararse para la muerte. A las tres de la mañana, repentinamente llamó a quienes la cuidaban durante su enfermedad para decirles “que su tío Hans, quien había muerto, apareció de repente en la habitación, estando ella despierta y con los ojos abiertos, y le dijo que a las diez en punto estarían allí mensajeros que la conducirían al mundo espiritual.”⁶⁸

El presidente Edward J. Wood relató cómo el jefe indio de la tribu Kree, Cara Amarilla, del este de Canadá, fue a Cardston, Alberta, en 1910. El jefe, junto con unas veinte familias de su tribu, llegaron y le pidieron permiso para acampar y cazar con trampas cerca de la comunidad mormona. Fueron bien tratados y regresaron a vivir allí durante tres temporadas de caza. Durante el tercer año de su estancia, se dirigieron al obispo Parker, capataz de la hacienda de la Iglesia en cuyas tierras se les había permitido acampar, para que hablara en el concilio de la tribu. Él les habló en dos ocasiones. La primera vez lo escucharon sin mayor interés. Pero en su segunda visita, el obispo se sintió inspirado para hablarles del Libro de Mormón, y eso inmediatamente cautivó su completa atención. Concluido el sermón, el jefe Cara Amarilla le contó al obispo Parker lo siguiente:

El año anterior a nuestra primera venida, me enfermé gravemente; y algunos amigos indios que habían muerto muchos años atrás me dijeron que pronto estaría mejor, pero que después volvería a enfermarme y, en esa ocasión, moriría. También me dijeron que mi familia no debería creer que había muerto ni enterrarme, porque no debía ser sepultado hasta que mi cuerpo estuviera completamente frío. Cuando desperté, llamé a mi familia y al consejo de cinco jefes del cual yo era miembro. Les conté mi sueño, pero se rieron de mí y no me creyeron, y yo tenía miedo.

El tiempo pasó, y un día me enfermé gravemente. En seguida temí que mi sueño se haría realidad. Así que advertí a mi familia que no se apresuraran a enterrarme aunque hubiera muerto, hasta que estuviesen seguros de que estaba completamente frío. Poco a poco me debilité hasta que dejé el cuerpo. Fui entre muchos indios que yo sabía que habían muerto. Pero no estaban muertos. Me dijeron que morir era solo dejar el cuerpo para que nuestros familiares se ocuparan de él, y que yo estaría donde estaban ellos.

Por lo pronto, ahora tendría que regresar y volver a usar mi cuerpo durante varios años. Me dijeron que debía ir entre los blancos hasta que encontrara un libro que contara la historia de estos indios muertos que no estaban muertos. Les pregunté cómo sabría yo quién tenía el libro, y me dieron cinco llaves que me permitirían reconocer a la gente que tenía el libro, el cual diría a mis amigos indios vivos todo acerca de sí mismos y de sus parientes muertos. Las llaves eran:

Primera llave: Os permitirán acampar, poner trampas y cazar en sus propias tierras.
Segunda llave: Negociarán con vosotros como si fuerais uno de ellos.
Tercera llave: Os invitarán a sus reuniones y os pedirán que habléis.
Cuarta llave: Os invitarán a sentaros en sus mesas para comer.
Quinta llave: Os visitarán en vuestros campamentos y no molestarán a vuestras mujeres ni a ninguno de vosotros.

Cuando encontréis esta clase de gente, hacedlos venir a vuestro concilio y que os digan sus creencias, y ellos os hablarán de este libro.

Entonces desperté y encontré que mi esposa y mis amigos estaban casi decididos a enterrarme, porque hacía varios días que había muerto y estaba todo frío, excepto por un pequeño lugar sobre mi corazón. Pero cuando volví a la vida y les dije dónde había estado y que nuestros parientes no estaban muertos en realidad, se maravillaron. Cuando les dije que tomaría unas veinte familias y viajaría hasta encontrar el libro, volvieron a maravillarse. Pero, como creían en un Dios, me siguieron. Así que, en su debido momento, formamos nuestro grupo y partimos. Hicimos muchos campamentos, y viajamos muchas veces, pero era difícil encontrar un pueblo que respondiera a las cinco llaves, ya que descubrimos que no muchas personas son amigos verdaderos de los indios, hasta que dimos con vosotros.⁶⁹

Los Espíritus Llaman a los Mortales al Mundo Espiritual

Los espíritus, algunas veces, requieren la presencia de mortales en el mundo espiritual. Así como los amigos indios del jefe Cara Amarilla lo llamaron al mundo espiritual, Merrill Neville pudo llamar a su hermana May desde el otro lado del velo. Cinco horas después de morir, él comenzó a llamarla:

A medianoche, su hermana May, que estaba muy enferma, dijo: “Madre, Merrill me está llamando.”
Su madre contestó: “¡Oh, May! ¡No digas eso!”
La noche siguiente, aproximadamente a las 7, May dijo en un susurro: “Madre, anoche cuando te dije que Merrill me estaba llamando, no me creíste. Ahora me llama otra vez.”
“Oh, May”, le dijo la madre con el corazón destrozado, “no es que no te creyera, sino que no podía soportar que fuera cierto.”

Después de sufrir las agonías de la muerte, el espíritu de May dejó su cuerpo. Su padre y su madre persistieron en tratar de volverla a la vida por todos los medios posibles, pero fue en vano. La madre, desesperada, iba de un cuarto a otro y, finalmente, regresando a la escena de la muerte, comenzó a orar en voz alta:

“Oh, Padre Celestial, no veo por qué tengo que pasar por acontecimientos como este. He tenido todos los hijos que pude. He tratado de criarlos tan rectamente como me fue posible. ¿Por qué tengo que pasar por esto?”

En ese momento, Bessie tocó a su madre en el hombro diciendo:

“Mamá, May quiere verte.”
Su madre contestó: “¿Debo ir yo también?”
“No, madre,” aseguró la hermana. “May ha vuelto a la vida y quiere contarte lo que Merrill le dijo.”⁷⁰

Un llamado desde más allá del velo generalmente no incluye la vuelta a la mortalidad. Más común es el llamado como el que hizo Ira N. Hinckley, quien regresó a la dimensión mortal en tres ocasiones para llamar al paraíso a su hijo, el apóstol Alonzo A. Hinckley:

Poco antes de morir, Alonzo fue al sur de California con la esperanza de que un cambio de clima lo ayudara. En una ocasión, mientras estaba allí, reflexionaba sobre el hecho de que su salud no le había permitido cumplir con sus deberes de apóstol de una manera satisfactoria para sí mismo. Mientras se sentía así, se le apareció su padre, Ira N. Hinckley, quien había muerto más de treinta años antes. Este le dijo que necesitaba mucho su ayuda del otro lado del velo, que tenía más trabajo del que podía hacer y que realmente lo necesitaba.
Alonzo explicó que aquí había mucho que hacer, pero que su salud lo había retrasado, y que le gustaría quedarse y terminar su labor. Así hablaron cara a cara el uno con el otro. La experiencia se repitió una segunda vez con los mismos resultados. Finalmente, su padre apareció por tercera vez y le dijo que tendría que llevárselo. Y esa fue su última palabra.
Poco después, Alonzo regresó a la ciudad de Lago Salado y falleció, no sin antes haber peleado gallarda y bravamente por su vida. Murió en paz y fue a recibir su galardón.⁷¹

Parece ser que los espíritus del paraíso conocen con anticipación a quiénes llamarán en el futuro y el orden en que todos van a entrar en el mundo de los espíritus. Por ejemplo, Walter P. Monson, quien fue al mundo de los espíritus por breves momentos, fue enviado de vuelta a través del velo por su hija, porque aún no era su turno de dejar la mortalidad:

Cuando volví la cabeza hacia el lugar donde iba, vi a mi hijita Elna, quien había muerto veintiún años antes. Estaba más madura que cuando falleció, y mucho más hermosa: llena de vida, inteligencia y dulzura.
Cuando se acercó, levantó su mano derecha y me dijo: “¡Regresa, papá! Primero quiero que venga Richard. Luego debe venir mi abuela, y después vendrá mamá, antes que tú.”
Más tarde sentí que mi cuerpo se esforzaba por respirar, mi corazón comenzaba a latir y me di cuenta de que el frío dejaba mi cuerpo. Todo el entumecimiento se fue y la tibieza normal regresó. Sentí que la enfermera me sacudía y la oí decir: “Señor Monson, no debe permitir que algo así vuelva a sucederle.”⁷²

A menudo se encuentran indicaciones de que personas están siendo llamadas desde el otro lado del velo, por las conversaciones que los moribundos mantienen con visitantes que son invisibles para los demás, o porque el moribundo llama al visitante por su nombre. Cuando David P. Kimball entró al paraíso, su padre le dijo que podía quedarse dos años, pero que después vendría por él, mencionando a otras cuatro personas a quienes también se llevaría. La muerte de David fue relatada en una carta escrita por su sobrino, Charles S. Whitney. La carta, fechada el 22 de noviembre de 1883, dice así:

Mi tío David murió esta mañana a las seis y media. Murió tranquilamente y aparentemente sin dolor. Poco antes de morir, miró hacia arriba y dijo: “¡Padre, padre!” Había estado llamando a su tío Heber durante toda la noche.
Tú recuerdas haberle oído contar de la visita que el abuelo le hizo cuando estaba perdido en el desierto, y cómo rogó vivir dos años más y se le permitió quedarse ese tiempo. El sábado pasado, el día que estuvo tan mal, se cumplieron dos años del día en que se perdió. Y hoy se cumplieron dos años del día en que su padre y su madre lo visitaron, le dieron a beber agua y le dijeron que sus amigos lo encontrarían y que viviría dos años más. Él sabía que iba a morir, y anteayer se despidió de tía Carolina.⁷³

Por supuesto, en la muerte de la mayoría de las personas no hay señales externas de que hayan sido llamados a través del velo. Sin embargo, a veces un cambio en sus semblantes, un brillo suave sobre ellos como si estuvieran en la presencia de un ser espiritual glorioso, provee una indicación de que los están llamando. Tal es el caso de David Whitmer:

David Whitmer soportó su larga enfermedad con mucha paciencia y fortaleza. Su fe nunca vaciló ni siquiera un momento, y cuando llegó el llamado, se sumió pacíficamente en su reposo, con una sonrisa en el rostro tal como si hubiera sido arrullado por una dulce música.
Antes de que el aliento lo abandonara, abrió sus ojos, que relucían con el brillo de su juventud. Luego dirigió su mirada al cielo y una luz maravillosa iluminó su semblante durante unos momentos. Después, sus ojos se cerraron gradualmente, y David Whitmer fue a su descanso.⁷⁴

Los Espíritus Escoltan a los Muertos a Través del Velo

Parece ser que los seres espirituales no sólo llaman a través del velo, sino que también sirven como mensajeros para proveer una escolta al mundo espiritual. Así, Heber J. Grant, poco antes de la muerte de su hijo, vio que “su esposa, quien había muerto, venía a buscar al niño, trayendo con ella a un mensajero a quien le dijo que se lo llevara.”⁷⁵

Quizás los mensajeros vistos por Phoebe Whittemore Carter Woodruff cuando su espíritu dejó el cuerpo fueron enviados a cumplir la misma misión. Ella contó que vio su cuerpo yaciendo en la cama, a las hermanas llorando, a su esposo y a su bebé, y “mientras miraba esta escena, entraron al cuarto dos personajes llevando un ataúd y le dijeron que venían a buscar su cuerpo.” Entonces le dieron la oportunidad de escoger entre volver a la tierra o quedarse en el mundo espiritual. Cuando decidió permanecer en la mortalidad, “vio que los mensajeros sacaban el féretro por la puerta.”⁷⁶

Parece que la razón del regreso de John D. Wilkes, visto por su esposa Luella Child Wilkes, puede haber sido el escoltar al presidente George Osmond al mundo espiritual. De acuerdo con el relato de su sobrina, Fern R. Morgan, el hermano Wilkes —más conocido como “Johnny”— regresó a la tierra en varias ocasiones durante los años siguientes a su muerte, ocurrida en 1905:

Cuando se organizó la estaca de Star Valley en Wyoming, en agosto de 1892, el élder George Osmond fue llamado a ser el primer presidente.
Tía Luella y Tío Johnny trabajaban con él en la mesa directiva de la Escuela Dominical de la estaca, y los tres se hicieron muy buenos amigos. Así que, después de la muerte prematura de Johnny, el presidente ayudó a Tía Luella con muchos de sus problemas. Su consejo amable y espiritual le brindó a ella mucho consuelo…
Aproximadamente en 1907 o 1908, el presidente Osmond se enfermó gravemente y se temía que muriera. Finalmente se recuperó y posteriormente le contó a mi tía que una noche Johnny apareció al lado de su cama.
El presidente Osmond preguntó: “¿Me tengo que ir contigo?”
Johnny le dijo que ellos no estaban “listos para recibirlo todavía. Él tenía que finalizar su obra aquí y viviría para verla terminada.”
Johnny estaba vestido de blanco y su voz sonaba como siempre, dijo el presidente Osmond.
Lo peculiar de esta experiencia fue que esa misma noche Johnny también había aparecido a mi tía en un sueño y le dijo que “todo saldría bien, que no se preocupara.”
Tía Luella también comentó sobre la voz de Johnny. Él siempre había tenido una voz hermosa y resonante, y cuando le habló la misma noche en que se le apareció al presidente Osmond, su voz sonaba muy natural. Esto le dio a ella gran paz mental, porque había estado muy preocupada, y la visita de su esposo le dio confianza y seguridad de que todo saldría bien.

El presidente Osmond murió el 25 de marzo de 1913, a los 77 años de edad. La noche en que falleció, Johnny apareció nuevamente en un sueño a mi tía. Iba caminando por la calle donde vivía el presidente Osmond, y ella lo vio entrar en la casa de él. A la mañana siguiente, le notificaron la muerte del presidente Osmond.⁷⁷


Resumen

Hay pruebas de que los espíritus están enterados de los eventos importantes de la esfera mortal y que, en ciertas ocasiones, participan en ellos. Esto parece ser especialmente cierto en los principales acontecimientos de la Iglesia.

Algunos espíritus justos, que reciben autorización especial, tienen acceso a una visión panorámica de los sucesos en la tierra. Sin embargo, no todos los espíritus gozan de este privilegio. Aquellos a quienes se les permite observar la tierra pueden contemplar todo el planeta y ver las acciones de naciones, ciudades e individuos.

Los espíritus del paraíso se interesan por la conducta de sus seres queridos en la tierra. Pueden discernir los pensamientos y sentimientos de los mortales, y hay evidencias de que también conocen acontecimientos que sus seres amados vivirán en el futuro. Los hacen responsables de la integridad de su buen nombre.

Los espíritus que han partido conocen el grado de progreso de la Iglesia en la tierra. En ocasiones, han regresado para ayudar a dirigir actividades en la Iglesia o para dar guía especial a sus líderes mortales.

La conducta humana es constantemente observada por muchos seres espirituales, tanto buenos como malos. La relación de los espíritus justos del paraíso con la tierra está controlada, y no se les permite regresar sin razones legítimas. Sin embargo, los espíritus de Satanás no están sujetos a ese control y con frecuencia rondan por los lugares que frecuentaban en la mortalidad.

Los espíritus inicuos suelen dar rienda suelta a travesuras y diabluras, merodeando por las casas, haciendo ruidos, moviendo muebles, etc. A veces, sus acciones son imitaciones diabólicas de la revelación divina.

Los espíritus justos no responderán a médiums, brujas, magos, operadores de tablas espiritistas, clarividentes, etc. Las manifestaciones obtenidas por tales medios provienen de espíritus inicuos que probablemente mezclarán la verdad con el error para engañar a quienes los escuchen.

Con frecuencia, los espíritus inicuos ocupan los cuerpos de los mortales. Muchos de ellos pueden entrar en un solo cuerpo, causando gran sufrimiento, convulsiones, pesadillas y tentaciones relacionadas con la lascivia y toda clase de maldad.

Los mortales suelen estar rodeados por decenas o incluso cientos de espíritus malignos que los tientan constantemente para que hagan el mal. Satanás y sus huestes también pueden afligir a los hombres con enfermedad y muerte.

Se han propuesto ciertas señales para detectar y resistir a los espíritus inicuos. Los mortales poseídos por espíritus malignos pueden presentar una o más de las siguientes características:

A. Falta de control corporal (convulsiones, desfiguración temporal, pérdida del habla, etc.)
B. Olor desagradable alrededor de la persona poseída
C. Sacudida o estremecimiento en quien observa al poseído
D. Tendencia a palabras y acciones obscenas y lascivas

Asimismo, se han propuesto pruebas de autoridad para la ministración de los espíritus:

A. Ninguna persona puede recibir manifestaciones de espíritus justos si no cree en la revelación moderna
B. Es imposible buscar con éxito a Dios o a sus mensajeros mientras uno permanece en pecado
C. Cristo es el único mediador entre el hombre y Dios; quienes buscan manifestaciones espirituales sin acudir a Él son médiums ilícitos
D. El sacerdocio posee las llaves de la revelación y de la ministración de ángeles; los seres espirituales que actúan fuera de ese poder no son mensajeros autorizados de Dios

La prueba del apretón de manos, establecida en Doctrina y Convenios, permite detectar a los espíritus engañadores que se hacen pasar por siervos de Dios:

A. Los seres resucitados aceptarán estrechar la mano, y se les podrá palpar físicamente
B. Los espíritus justos que no tienen cuerpo resucitado rehusarán dar la mano para no engañar, pero igual darán su mensaje, y serán vistos con luz y gloria
C. Los espíritus inicuos, disfrazados de ángeles de luz, intentarán engañar y ofrecerán la mano, pero no se sentirá al estrecharla

Un ángel es un siervo o asistente que representa a su Maestro, ministrando en su nombre. Cinco tipos de ángeles ministran a los mortales:

A. Espíritus premortales, que aún no han recibido un cuerpo mortal
B. Seres trasladados, cuya vida mortal ha sido extendida y que han sido liberados de las necesidades y sufrimientos del cuerpo, aunque aún no han sido resucitados
C. Espíritus justos del paraíso, que han pasado por la mortalidad y se consideran “hombres justos hechos perfectos”; están rodeados de gloria
D. Espíritus inicuos del infierno o prisión espiritual, bajo la influencia de Satanás; incluyen a espíritus que no recibieron cuerpos mortales y a mortales que no merecieron el paraíso
E. Seres resucitados, que han recibido nuevamente su cuerpo físico, rodeados de gloria según el tipo de resurrección que hayan heredado

Los espíritus justos regresan a la tierra con diversos propósitos:

A. Dar consejo
B. Brindar consuelo
C. Obtener o transmitir información
D. Servir como ángeles guardianes
E. Preparar a otros para la muerte
F. Llamar a los mortales al mundo espiritual
G. Escoltar a los muertos a través del velo de la muerte

Notas — Capítulo IV

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