Liahona Junio 2021

Cómo el Evangelio fortalece a nuestras familias

Hace varios años, nuestra familia decidió empacar las maletas, dejar el hogar y salir a la aventura fuera de nuestro país. Mientras nos preparába­mos para este viaje, deliberamos juntos con frecuencia para asegurarnos de que todos estábamos unidos en nuestra decisión, ya que nos afectaría a cada uno de nosotros de manera diferente.

Además de hacer el equipaje para nuestras necesidades físicas, hablamos sobre cómo «empacar» para nuestras necesidades espiritua­les llevando nuestros hábitos de oración, de estudio de las Escrituras y de asistencia a la Iglesia. Como vivíamos en diferentes regiones, nos beneficiamos mucho de asistir a la Iglesia en lugares muy diferentes a los que estábamos acostumbrados y de hermanarnos con los santos que vivían allí. En la página 22, puede leer sobre uno de esos lugares, Dubái, y las inesperadas similitudes en los valores morales que descubrimos en nuestros vednos musulmanes.

Nuestra membresía en la Iglesia crea una red de amor y apoyo, una familia del Evangelio de la que todos formamos parte. Mi vecina Jamie es un gran ejemplo de cómo ministrar a mis hijos. Por ejemplo, mientras mi hija esperaba para ingresar en el centro de capacitación misional y yo trabajaba durante el día, Jamie la llevaba al templo algunas veces cuando yo no podía.

  • En la página 16, puede leer sobre otras formas de apoyar a los padres por medio de la ministración.
  • En la página 8, puede leer el consejo del élder Jeffrey R. Holland sobre conservar a nuestros hijos cerca de nosotros.
  • En la página 12, puede leer sobre las maneras de mejorar sus consejos familiares.

Disfrute de este ejemplar mientras considera la forma en que puede utilizar los principios del Evangelio para ayudar a sus propios hijos y a otras personas que forman parte de su vida.

Atentamente,
Carol Chomjak