Sacerdocio y Perfeccionamiento de los Santos

Conferencia General de Octubre 1962

Sacerdocio y Perfeccionamiento de los Santos

por el Presidente David O. McKay


Mientras el élder Lee y otros miembros de los Doce presentaban el esquema de la gran obra de correlación que ahora está en preparación, un pasaje de las Escrituras vino a mi mente, el cual citaré, si puedo, y que resumirá el propósito de toda esta obra:
“Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros,
“a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo,
“hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un hombre perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo” (Efesios 4:11-13).

Eso es lo que estos hermanos tienen en mente. Eso es lo que ustedes, hermanos del sacerdocio, reunidos en estas vastas congregaciones esta noche, tienen en mente, porque son siervos del Altísimo, y él les ha dado la responsabilidad de perfeccionar a los santos, de trabajar en el ministerio, para edificar a los santos de Dios; y el objetivo es el perfeccionamiento del individuo.

Hay muchos que están trabajando esta noche en posiciones y a veces se sienten desalentados. Tal vez estén en un obispado, algunos pueden estar en las presidencias de estaca, otros en las presidencias de quórumes, algunos diáconos pueden sentir: “Bueno, no estoy haciendo nada”. Los maestros a quienes se les pide hacer visitas a los hogares a veces sienten que son incompetentes, inadecuados para enseñar. Los planes que se han esbozado hoy para ustedes serán de ayuda sin importar la posición que tengan, y para aquellos que se sienten inadecuados, particularmente los jóvenes que tienen el oficio de maestro, cuando vayan al hogar de un hombre del sacerdocio y sientan que no pueden cumplir con su deber, recuerden esto, expresado por un no miembro de la Iglesia, pero que contiene aliento:

“Quien hace su tarea día tras día
Y enfrenta lo que venga en su camino,
creyendo que Dios así lo ha dispuesto,
ha hallado la verdadera grandeza aquí en la tierra.
“Quien guarda su puesto, sin importar dónde,
creyendo que Dios lo necesita ahí,
aunque sea solo una labor humilde,
ha alcanzado la nobleza.
“Porque para grande o pequeño solo hay una prueba:
que cada hombre haga lo mejor que pueda.
Quien trabaja con todas las fuerzas que tiene
nunca morirá en deuda con el hombre”.

(Edgar A. Guest)

Dios bendiga el sacerdocio de la Iglesia de Jesucristo en todo el mundo. Ellos están llamados a servir; a servir a los miembros de la Iglesia, y a servir al mundo al predicar el evangelio eterno. Que el Señor nos guíe, nos inspire y nunca nos deje solos, es mi oración, en el nombre de Jesucristo. Amén.

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