Conferencia Genera de Abril 1958
Un Resumen y una Bendición
por el Presidente David O. McKay
Ahora otra conferencia anual de la Iglesia ha pasado a la historia. En conclusión, ninguno de nosotros debería irse de esta conferencia sin una resolución en su corazón de vivir una vida mejor. La verdadera religión no puede usarse solo los domingos, dejándola a un lado como se deja la ropa dominical y olvidándola durante la semana. La verdadera espiritualidad debe expresarse en la actividad diaria. Ese ha sido un tema central de esta gran conferencia.
Ningún padre, madre, esposo, esposa o hijos que hayan asistido aquí deberían regresar a casa sin llevar a un hogar mejor que aquel que dejaron al venir. Ningún padre o madre que haya escuchado puede ser fiel a sus ideales como miembros y a los nobles pensamientos inspirados por las palabras de estos Hermanos de las Autoridades Generales sin vivir esta noche y en el futuro en un hogar más espiritual que antes. Ese es nuestro deber.
Ningún hombre o mujer que haya escuchado puede ser fiel consigo mismo o consigo misma sin hacer algo para que la vida sea más dulce y mejor en su hogar de lo que era. Esa es nuestra responsabilidad.
En segundo lugar, el gran tema ha sido que la salvación y la paz, la satisfacción de la familia humana, no solo en el hogar, sino también en la vida comunitaria, vendrán a través de la obediencia a los principios del evangelio de Jesucristo. Ha sido la temporada de Pascua, y cada orador ha hecho referencia a la salvación, la vida glorificada, el evangelio eterno del Cristo Resucitado. No podemos ser fieles a nosotros mismos, a nuestros seres queridos y a nuestros asociados sin estar determinados a vivir más de acuerdo con esos principios divinos. Me refiero a la vida diaria: en nuestro discurso, en nuestro autocontrol, en nuestras relaciones familiares, con los asociados de negocios, en los campos políticos. Esa es la obligación que hemos asumido al participar en los ideales elevados de los mensajes dados por estos oradores.
No podemos ser fieles a nosotros mismos, a nuestros seres queridos y a nuestros asociados sin sentir una determinación de saber más sobre esta gran verdad de la cual se han dado testimonios. El espíritu dentro de nosotros testifica que la verdad existe en este viejo mundo, y el espíritu se alimenta de esa verdad. Tengo mucho que decir, pero lo resumiré, debido a lo avanzado de la hora, aplicando a la verdad del evangelio lo que el Sr. Jordan dice sobre la verdad:
No podemos creer verdaderamente que somos hijos de Dios y que Dios existe sin creer en el triunfo final e inevitable de la verdad del evangelio de Jesucristo. Y al salir de esta conferencia, tendremos menos preocupación por la destrucción del mundo y de la civilización actual porque Dios ha establecido su Iglesia, nunca para ser derribada ni entregada a otro pueblo (Daniel 2:44). Mientras Dios viva y su pueblo sea fiel a Él y entre sí, no debemos preocuparnos por el triunfo final de la verdad.
Si tienen ese testimonio de la verdad de su lado, pueden atravesar el oscuro valle de la calumnia, la tergiversación y el abuso, imperturbables, como si llevaran una armadura mágica que ninguna bala pudiera penetrar ni ninguna flecha pudiera atravesar. Pueden mantener la cabeza en alto, alzarla con valentía y desafío, mirar a cada hombre calmadamente y sin vacilar a los ojos, como si fueran un rey victorioso regresando al frente de sus legiones, con banderas ondeando, lanzas reluciendo y trompetas llenando el aire con música. Pueden sentir el gran y expansivo mundo de más salud surgiendo en ustedes mientras la sangre acelerada recorre el cuerpo de quien se siente orgulloso, gloriosa y gozosamente, de su salud física. Sabrán que todo saldrá bien al final, que debe salir bien, que todo debe huir ante la gran luz blanca de la verdad, así como la oscuridad se desvanece en la nada ante el estallido del sol.
Entonces, hermanos y hermanas, con la verdad como nuestra guía, nuestra compañera, nuestra aliada, nuestra inspiración, podemos sentirnos conscientes de nuestro parentesco con el Infinito, y todas las pruebas, penas y sufrimientos pequeños de esta vida se desvanecerán como las visiones temporales e inofensivas vistas en un sueño. Ese es nuestro privilegio gracias a la bendición y guía de Dios si aplicamos en nuestra actividad diaria las bendiciones y privilegios espirituales del evangelio de Jesucristo.
Que Dios nos ayude a todos a hacerlo y a disfrutar de tales bendiciones, oro en el nombre de Jesucristo. Amén.

























