Una obra maravillosa y un prodigio

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La Palabra de Sabiduría


La ley de salubridad del Señor

Es imposible calcular el beneficio que resultaría si el mundo aceptase la revelación dada por el Señor a su Iglesia en esta dispensación, mediante su Profeta, José Smith, en Kirtland, estado de Ohio, el 27 de febrero de 1833, la cual es conocida como la Palabra de Sabiduría:

Una Palabra de Sabiduría para el beneficio del consejo de sumos sacerdotes reunido en Kirtland, y la iglesia, y también los santos en Sión,

—para ser enviada por vía de salutación; no por mandamiento ni restricción, sino por revelación y la palabra de sabiduría, demostrando el orden y la voluntad de Dios en la salvación temporal de todos los santos en los últimos días—

dada como un principio con promesa, adaptada a la capacidad del débil y del más débil de todos los santos, que son o que pueden ser llamados santos.

He aquí, de cierto, así os dice el Señor: Por motivo de las maldades y designios que existen y que existirán en el corazón de hombres conspiradores en los últimos días, os he amonestado y os prevengo, dándoos esta palabra de sabiduría por revelación:

Que si entre vosotros hay quien beba vino o bebidas alcohólicas, he aquí, no es bueno ni propio a tos ojos de vuestro Padre, sino cuando os reunís para ofrecerle vuestros sacramentos.

Y he aquí, éste debe ser vino,, vino puro de la uva de la vid, de vuestra propia hechura.

Y además, los licores no son para el vientre, sino para el lavamiento de vuestros cuerpos.

Y además, el tabaco no es para el cuerpo ni para el vientre, y no es bueno para el hombre, sino es una hierba para magulladuras y para todo ganado enfermo, que se ha de usar con juicio y destreza.

Y además, las bebidas calientes no son para el cuerpo ni para el vientre.

Y además, de cierto os digo que Dios ha dispuesto toda hierba saludable para la constitución, naturaleza y uso del hombre:

Cada hierba en su sazón y cada fruta en su sazón; todas éstas para usarse con prudencia y acción de gracias.

, también la carne de las bestias y de las aves del cielo, yo, el Señor, he dispuesto para el uso del hombre, con acción de gracias; sin embargo, deben usarse limitadamente;

y a mí me complace que no se usen, sino en temporadas de invierno, o de frío, o hambre.

Se ha dispuesto todo grano para el uso del hombre y de las bestias, como el sostén de la vida; no solamente para el hombre, sino para las bestias del campo, las aves del cielo y todo animal silvestre que corre o se arrastra sobre la tierra;

y éstos Dios tos ha hecho para el uso del hombre, sólo en tiempo de care8tía y hambre extremada.

Todo grano es bueno para alimentar al hombre, así como también el fruto de la vid; lo que produce fruto, ya sea dentro de la tierra, ya arriba de la tierra;

sin embargo, el trigo para el hombre, el maíz para el buey, la avena para el caballo, el centeno para las aves, los puercos y toda bestia del campo, y la cebada para todo animal útil y para bebidas moderadas, así como también otros granos.

Y todos tos santos que se acuerden de guardar y hacer estas cosas, rindiendo obediencia a los mandamientos, recibirán salud en su ombligo y médula en sus huesos;

y hallarán sabiduría y grandes tesoros de conocimiento,, tesoros escondidos;

y correrán sin fatigarse, y andarán sin desmayar.

Y yo, el Señor, les prometo que el ángel destructor pasará de ellos, como de tos hijos de Israel, y no los matará. Amén. (D. y C., Sec. 89.)

 Un mandamiento temporal y espiritual

Tal como el Señor lo dijo, se dio a los santos el mandamiento conocido como la Palabra de Sabiduría “por revelación… demostrando el orden y la voluntad de Dios en la salvación temporal de todos los santos en los últimos días”.

Sin embargo, es un mandamiento temporal que tiene muchas implicaciones espirituales. En una revelación anterior, dada a través del profeta José Smith el 26 de septiembre de 1830, el Señor dijo:

Por tanto, de cierto os digo que para mí todas las cosas son espirituales; y en ningún tiempo os he dado una ley que fuese temporal, ni a ningún hombre, ni a tos hijos de los hombres, ni a Adán, vuestro padre, a quien yo creé.

He aquí, yo le concedí que fuese su propio agente; y le di mandamientos; pero ningún mandamiento temporal le di, porque mis mandamientos son espirituales… (D. y C. 29:3435.)

El presidente Joseph F. Smith, sexto Presidente de la Iglesia en esta dispensación, declaró:

Debéis continuar teniendo presente que lo temporal y lo espiritual están entrelazados; no existen separadamente. Lo uno no puede ¿levarse a cabo sin lo otro mientras estemos aquí en la carne La obra que estamos desempeñando no tiene por objeto limitarse únicamente a las necesidades espirituales de la gente. En la restauración del evangelio y del Santo Sacerdocio, Dios tiene por objeto no sólo beneficiar al género humano espiritualmente, sino beneficiarlo temporalmente también. (Doctrina del Evangelio, pág. 202.)

El Señor ha dejado muy en claro el hecho de que nuestros cuerpos son los tabernáculos de nuestros espíritus. No podemos ni abusar ni ofender el cuerpo sin ofender al Creador.

Las maldades y designios de conspiradores

El Señor declaró que dio esta revelación a su Iglesia “por motivo de las maldades y designios que existen y que existirán en el corazón de hombres conspiradores en los últimos días”.

¿Cuáles son estas maldades y designios que existen y existirán en el corazón de hombres conspiradores? Debe ser la fabulosa cantidad de dinero que el Señor previó que se gastaría en los últimos días en propaganda y anuncios, con objeto de persuadir a sus hijos a usar estas cosas que no son buenas para el hombre. Anualmente se gastan muchos millones de dólares en la publicidad de bebidas alcohólicas, el tabaco, el café y el té; y se ha comprobado que todas estas substancias son dañinas al cuerpo, y el Señor ha indicado que no son buenas para el uso del hombre.

Debe recordarse que el Señor, quien todo lo sabe, ha indicado “que si entre vosotros hay quien beba vino o bebidas alcohólicas, he aquí, no es bueno”; que el alcohol “no es para el vientre, sino para el lavamiento de vuestros cuerpos”; que “el tabaco no es para el cuerpo ni para el vientre, y no es bueno para el hombre, sino es una hierba para magulladuras y para todo ganado enfermo, que se ha de usar con juicio y destreza”; que “las bebidas calientes [café y té] no son para el cuerpo ni para el vientre”. Todas estas substancias no son más que narcóticos que debilitan más bien que fortalecen el cuerpo —no son más que estimulantes y sedantes. Sin embargo, se gastan muchos millones en su publicidad y otros tantos miles de millones se gastan adquiriendo estas substancias nocivas.

Por cierto la sabiduría de Dios al dar esta revelación a su Iglesia es incuestionable. La obediencia a la Palabra de Sabiduría lleva a todos aquellos que cumplen con esta ley del Señor a una salvación temporal.

El vino y las bebidas alcohólicas

La ciencia médica y las investigaciones modernas confirman la declaración del Señor que dice que el “vino o (las) bebidas alcohólicas… no son buenas”.

Un famoso doctor, Marvin A. Block, en estudios acerca del alcoholismo ha dicho:

Por motivo de su aceptación en los círculos sociales, ya no se considera al alcohol como una droga; sin embargo, lo es y se ubica bajo la categoría de los anestésicos con las mismas peligrosas consecuencias que se obtienen con las otras drogas cuando se abusa de él

Nuestra sociedad está grandemente influenciada por el uso de las drogas, por motivo del alcohol

En pequeñas dosis, el alcohol actúa como sedante; por su acción en el cerebro, mitiga el dolor y el malestar, apacigua los temores, calma el desasosiego y modifica la percepción. En dosis más grandes sus características anestésicas se manifiestan a través de un sueño profundo y eventualmente la pérdida del conocimiento. Si se prolonga su administración, puede resultar en una parálisis de los centros respiratorio y circulatorio y finalmente, la muerte como último resultado

A pesar de la gran variedad en apariencia, gusto y contenido de alcohol en las bebidas que se consumen en la actualidad, éstas continúan siendo drogas y no varía su efecto en el cuerpo humano. Lo que a menudo se olvida o ignora es que todas tienen un común denominador, una substancia química orgánica inmutable; y no importando la concentración en que se presente, tiene las mismas consecuencias por la acción de la droga

El alcohol en sí intoxica el organismo, y esto es lo que indefectiblemente hará, en proporción a la cantidad ingerida, ya sea en cantidades limitadas de licores, en grandes cantidades de vino o incluso cerveza. (Alcohol, Man and Science, Un folleto por Marvin A. Block, págs. 1011, 24.)

Quizás los efectos más desbastadores del alcohol se manifiestan en la sociedad en general y en aquellos que se relacionan directamente con la persona que bebe. En 1942, la Primera Presidencia de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días declaró lo siguiente en una conferencia general:

El alcohol trae crueldad a los hogares; camina mano a mano con la pobreza; sus compañeros constantes son las enfermedades y las plagas; tiene a la castidad en menos; no conoce ni la honestidad ni la justicia; rechaza la verdad; ahoga la conciencia; es el guardaespaldas de la maldad; maldice todo lo que toca.

El alcohol ha causado más sufrimiento y miseria, ha roto más corazones, destruido más hogares, cometido más crímenes, llenado más ataúdes, que todas las guerras que este mundo haya tenido. (Conference Report, octubre de 1942, pág. 8.)

La declaración termina con estas palabras:

“…tan grandes es la maldición del alcohol que no se nos tendrá por inocentes si no amonestamos a los santos a que se abstengan de usarlo y lo eliminen de sus vidas.”

El tabaco no es para el cuerpo

En estos últimos años, se han hecho muchos estudios de los efectos del tabaco en el cuerpo, y los resultados de estos estudios apoyan en forma completa la declaración del Señor cuando dijo: “El tabaco no es para el cuerpo… y no es bueno para el hombre”. Consideremos las siguientes palabras:

Una multitud de organizaciones de salud (gubernamentales y voluntarias, tanto aquí como en el extranjero) han considerado la evidencia, y en muchos casos han producido evidencia en los laboratorios, y están convencidos de que el cigarrillo es una clara amenaza a la salud y la vida misma. La Asociación Médica de América (A.M.A.) ha indicado que el fumar cigarrillos es un perjuicio muy serio a la salud…”

A pesar de la propaganda de la industria tabaquera, se ha afirmado que el fumar cigarrillos es muy peligroso.

Cada persona que fuma en forma regular se perjudica, aunque no todos al mismo grado: el fumar mata a unos, hace que otros sufran en forma crónica de los pulmones y causa muchas enfermedades no necesarias así como la pérdida de muchas horas de trabajo. El fumar no es un juego de azar, pues se comprobó al realizar las autopsias en cuerpos de fumadores que todos mostraron los efectos del tabaco. (“Boletín médico sobre el tabaco”, publicado por varias organizaciones norteamericanas de salud, en abril de 1968, págs. 2-8.)

Durante el decenio 1950, en varias fechas, se emitieron declaraciones basadas en evidencias acumuladas. Estas declaraciones provinieron del Concilio Británico de Estudios Médicos, las sociedades para cáncer de Dinamarca, Noruega, Suecia, Finlandia, Holanda y los Estado8 Unidos, la Asociación Americana del Corazón (American Heart Association), el Concilio Colectivo de Tuberculosis de Gran Bretaña y el Departamento Nacional de Salud y Bienestar del Canadá. El consenso, declarado públicamente, fue que el fumar representa un perjuicio notable a la salud, particularmente en lo que se relaciona con las enfermedades del corazón y el cáncer a los pulmones. (“El fumar y la salud: Informe del Comité Consultivo al Cirujano General del Servicio Público de Salud”, enero de 1964, pág. 6.)

Seis veces desde 1964, el Servicio de Salud Pública ha publicado boletines formales para dar a conocer la evidencia científica que liga el fumar a la enfermedad y la muerte prematura. Cada boletín sucesivo, incluso éste, ha servido para reafirmar la conclusión del Informe de 1964, que los cigarrillos representan una causa notable de muerte y enfermedad. (Los efectos del fumar en la salud, un informe del Cirujano General, 1972,prefacio.)

Nuevamente, tal como se mencioné con relación al uso de bebidas alcohólicas, los efectos del tabaco no solamente lo sufren los que lo consumen, sino también aquellos que les rodean. En una de las secciones de un renombrado periódico de Salt Lake City, Utah, en los Estados Unidos apareció publicado el siguiente editorial el 12 de julio de 1975:

El equipo de investigación de Adame y Williams de la Universidad Columbia llegó a interesantes conclusiones luego de hacer una investigación en la relación que existe entre los accidentes de tráfico y el fumar tabaco.

Descubrieron que tanto para el grupo de los que sufrían muchos accidentes como para los de la categoría mediana en cuanto al número de accidentes sufridos, la mayoría de los conductores eran fumadores. En contraste, descubrieron que la mayoría de aquellos de los grupos que no sufrían accidentes no fumaban. Su informe dice que:

Los datos se obtuvieron de los registros de accidentes automovilísticos y violaciones a las leyes de tránsito de 1.025 hombre entre las edades de 18 a 25 años que solicitaron seguros en contra de accidentes. La mayoría de estos jóvenes eran estudiantes.

En base a estos registros, los sujetos fueron divididos en tres grupos según la cantidad de los accidentes: a) un grupo pequeño que no habían tenido accidentes ni violaciones de leyes de tránsito, b) un grupo mediano que tenían accidentes y violaciones, pero que no eran suficientes como para suspenderles sus licencias y c) un grupo de personas con muchos accidentes cuyas licencias de conducir habían sido suspendidas o canceladas.

La investigación fue dividida en subcategorías iguales en tamaño para ver si los resultados de una subcategoría se confirmarían en la segunda. Cuando se compararon los tres grupos con respecto a la proporción de fumadores, se llegó a la siguiente conclusión:

Subcategoría 1: grupo a (ningún accidente o violación), 18.6% de fumadores; grupo b (número mediano de accidentes o violaciones), 32.9% de fumadores; grupo c (muchos accidentes y violaciones), 54.3% de fumadores.

En la subcategoría 2: grupo a (ningún accidente o violación), 15.9% de fumadores; grupo b (número mediano de accidentes y violaciones), 25.8% de fumadores; grupo c (muchos accidentes y violaciones), 37.5% de fumadores.

La alta proporción de fumadores en la categoría que tuvo más accidentes y violaciones es estadísticamente significante. Una explicación sugerida que se asocia a las causas de esto es que la nicotina, tal como el alcohol, es una droga que forma hábito.

El fumador o bebedor habitual depende de un agente externo, la droga, para alcanzar un nivel sicológico deseado. ‘La dependencia sicogénica es el común denominador de todos los hábitos causados por las drogas…’

Una gran dependencia de las drogas puede ser indicativo de un enviciamiento. Esto se relaciona con los accidentes, ya que una persona enviciada con las drogas muestra una falta de responsabilidad, la cual es la base de la conciencia de los principios de seguridad.

Con esta evidencia, algunas compañías de seguros han comparado los registros de conducir de un grupo de poseedores de seguros de vida que no fuman, y un grupo comparable de fumadores, y han descubierto que los resultados son similares a los obtenidos por el grupo de la Universidad Columbia.

En base a los resultados, ellos llevaron a cabo otras pruebas en dos estados que apoyaron sus averiguaciones y conclusiones anteriores. Actualmente, ofrecen una póliza de seguros en todos los estados favoreciendo a las personas que no fuman.

 Las bebidas calientes (té y café) no son para el cuerpo

La Palabra de Sabiduría declara: “Y además, las bebidas calientes no son para el cuerpo ni para el vientre.” El término “bebidas calientes” ha sido usado por los profetas modernos de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días, para referirse al café y al té. Los efectos dañinos de estas substancias han sido confirmados en los últimos años a través de numerosos estudios, tal como se indica a continuación:

La revista Town and Country Magazine publicó un importante artículo con respecto a los efectos dañinos del café. La conclusión del estudio tal como se explicó en el artículo fue: Se recomienda no beberlo.

Luego de explicar que el café es la causa de un nivel bajo de azúcar en la sangre, la pérdida de vitamina B, problemas de la piel, úlceras, dolores de cabeza, algunos problemas del corazón, trastornos en el mecanismo de la insulina, y que va de la mano con el tabaco y sus peligros, el artículo concluye:

Posiblemente el efecto peor del café y que se puede deducir de varias fuentes, desde los expertos en nutrición hasta los especialistas cardiólogos, es que tal como la mayoría de los estimulantes, el café también forma hábito.

Se requiere cada vez más y más para lograr el efecto estimulante diario, y es aquí en donde el hábito se vuelve pernicioso, ya que brinda un sentimiento de bienestar falso excitando las glándulas endocrinas (usualmente la glándula suprarrenal) ocultando la fatiga y una serie de problemas que pueden ir desde la deficiencia vitamínica, problemas con el metabolismo y hasta depresiones emocionales.”

El doctor Oglesby Paul, profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad Northwestern, refiriéndose al café en su libro, Postgraduate Medicine, dice:

En un estudio efectuado entre 1.718 hombres, personas que habían bebido cinco o más tazas de café al día, mostró que estos hombres tenían un notorio aumento de angina pectoral e infarto al miocardio.”

El doctor Paul indicó que la cafeína tiene un importante efecto en los lípidos de la sangre (substancias grasas que normalmente se presentan en el organismo) y en el metabolismo de 108 hidratos de carbono. Varios estudios demostraron que existe una relación entre el hábito del café y el aumento de las enfermedades coronarias. (Church News, 14 de abril de 1973, pág. 16.)

Un ataque al corazón es una obstrucción aguda del suministro de sangre al corazón. A finales del año pasado, el doctor Hershel Jick, junto con sus colegas del Centro Médico de la Universidad de Boston informaron que 276 pacientes, que habían tenido graves ataques al corazón, habían bebido más café que otros 1.104 pacientes con otras enfermedades que estaban bajo control. (Science News, 6 de enero de 1973, pág. 10.)

Cuando se recibió la Palabra de Sabiduría se sabía muy poco acerca de la composición del té o el café. Tanto el estudio de los ingredientes de los productos naturales así como la ciencia de la química estaban aún en sus primeros comienzos. Por lo tanto, se dio por sentado que estas bebidas contenían algún principio activo”, ya que surtían diversos efectos en el organismo.

En 1921, se extrajo una substancia blanca, sedosa, inodora y amarga del café a la cual se te denominé cafeína. Seis años más tarde, se encontró esta misma substancia en el té. Durante el siglo pasado se ha sometido al té y al café a miles de análisis químicos. El café contiene pequeñas cantidades de muchas substancias de valor dudoso para ¿a salud del hombreEl té contiene, junto a muchas otras substancias dañinas, un tres a un seis por ciento de cafeína y sobre un diez por ciento (a veces hasta un 25%) de teína. La teína también se encuentra en pequeñas cantidades en el café. Una taza de café o té contiene alrededor de 5 a 7,5 centigramos de cafeína.

La cafeína es una droga, un alcaloide, vinculado a algunos de los venenos más poderosos; cuando se administra al organismo, primeramente produce un sentimiento de estímulo, seguido por un período de depresiones, las cuates pueden aliviarse con el uso de más cafeína. Por lo tanto es una substancia que forma hábito y que doblega la voluntad de la persona. (John A. y Leah D. Widtsoe, The Word of Wisdom: A Modern Interpretation, Salt Lake City: Deseret Book, 1950, págs. 7980.)

 Recomendaciones de la Palabra de Sabiduría

Se ha hecho mucho hincapié, y con razón, en las cosas de las que no debemos participar por motivo de la ley de salud del Señor o la Palabra de Sabiduría. La obediencia a las prohibiciones de este mandamiento nos ayuda a evitar participar de substancias dañinas para nuestro cuerpo. Sin embargo, a partir del versículo 10 hasta el 16 de esta revelación se dan algunas pautas positivas para mantener un cuerpo fuerte y saludable. Examinemos ahora algunas cosas de las que sí podemos participar:

Y además, de cierto os digo que Dios ha dispuesto toda hierba saludable para la constitución, naturaleza y uso del hombre:

Cada hierba en su sazón y cada fruta en su sazón; todas éstas para usarse con prudencia y acción de gracias.

, también la carne de las bestias y de las aves del cielo, yo, el Señor, he dispuesto para el uso del hombre, con acción de gracias; sin embargo, deben usarse limitadamente;

y a mí me complace que no se usen, sino en temporadas de invierno, o de frío, o hambre.

Se ha dispuesto todo grano para el uso del hombre y de las bestias, como el sostén de la vida; no solamente para el hombre, sino para las bestias del campo, las aves del cielo y todo animal silvestre que corre o se arrastra sobre la tierra;

y éstos Dios los ha hecho para el uso del hombre, sólo en tiempo de carestía y hambre extremada.

Todo grano es bueno para alimentar al hombre, así como también el fruto de la vid; lo que produce fruto, ya sea dentro de la tierra, ya arriba de la tierra;

sin embargo, el trigo para el hombre

Al hacer un resumen de estos versículos vemos que se recomienda el uso de: hierbas (verduras), frutas, carne, y todo grano, especialmente el trigo. Los expertos en nutrición modernos recomiendan los cuatro grupos de alimentos básicos como parte esencial de una dieta bien balanceada: frutas y verduras, carne, pan y cereales, y leche, de esta manera confirmando la palabra del Señor al respecto. Advertimos también que el Señor nos recomienda el uso limitado de la carne, una admonición que actualmente se confirma con los descubrimientos de la ciencia, ya que un exceso de consumo de carne puede contribuir a la aparición de enfermedades cardiovasculares. Sin embargo, El nunca dice que el hombre se debe abstener totalmente del uso de la carne. En una revelación anterior El declara:

“Y quien ordena abstenerse de la carne, para que el hombre no la coma, no es ordenado de Dios; porque he aquí, las bestias del campo, las aves del cielo… se han ordenado para el uso del hombre.” (D. y C. 49:18-19.) La clave de esto se encuentra en la palabra “limitadamente”. Joseph Fielding Smith, décimo Presidente de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días, declaró:

Rara vez oímos hablar de las cosas que son ordenadas para la constitución, naturaleza y uso del hombre”. El Señor nos ha dado todas las buenas hierbas, frutas y granos y éstos deben ser los principales alimentos del hombre, bestias, y aves; sin embargo, no debemos pasar por alto el consejo de que deben usarse con prudencia y acción de gracias”. En otra revelación (Sec. 59), se nos recomienda que no deban usarse en exceso, ni por extorsión”. El problema de la gran mayoría de la familia humana es que come demasiado y no escucha este consejo; habría menos enfermedades y la raza humana tendría una vida más larga si tan sólo se escuchara el consejo del Señor. Muchos hombres piensan que guardan la Palabra de Sabiduría porque saben de qué cosas no deben participar; sin embargo, éstas son tan solamente parte de su gran significado. (Church History and Modern Revelation, Salt Lake City: Deseret News Press, vol. 1, 1949, pág. 885.)

 Lo que el Señor promete por guardar la Palabra de Sabiduría

 Y todos los santos que se acuerden de guardar y hacer estas cosas, rindiendo obediencia a los mandamientos, recibirán salud en su ombligo y médula en sus huesos y correrán sin fatigarse, y andarán sin desmayar. (D. y C. 89:18, 20.)

Los Santos de los Ultimos Días, en todas partes, pueden testificar del cumplimiento de esta promesa, ¡y efectivamente es una promesa grande! ¿Hay persona alguna en el mundo, que se haga llamar padre, que no quiera ver cumplida en él y en sus hijos esta promesa? Aquellos de nosotros que reconocemos su valor estamos humildemente agradecidos al Señor por haber revelado estas verdades tan gloriosas para la orientación y bendición de su pueblo.

Ya que la evidencia del cumplimiento de esta promesa debe proceder de aquellos que la han puesto a prueba, nos referiremos a Paul C. Kimball, joven Santo de los Ultimos Días, a quien se había otorgado una beca para asistir a la Universidad de Oxford en Inglaterra.

El joven descubrió que todos jugaban o participaban en algún deporte, de modo que decidió ensayarse con los remos. En la primavera fue el remero número cinco en una de las lanchas colegiales más rápidas que se habían conocido en Oxford: un bote que participó en seis carreras y las ganó todas. Cuando volvió a la universidad el otoño siguiente, varios grupos lo invitaron a que fuera su entrenador. A continuación citamos fragmentos de un discurso de Paul C. Kimball, en el cual relató su experiencia:

Unos jóvenes vinieron a mí, y dijeron: “Quisiéramos que usted entrenara a nuestro equipo para competir en las regatas. Ninguno de nosotros hemos remado antes; creemos que usted puede enseñarnos los fundamentos.” La verdad es que me sentí incapaz de aceptar tal oferta; nunca jamás había adiestrado a nadie. Sin embargo, acepté su invitación, pero les dije: “Si voy a ser su entrenador, voy a insistir en que se ajusten a mis reglamentos. No quiero tener nada que ver con ustedes, a menos que me prometan obedecer sin reserva.” La respuesta fue: “Está bien con nosotros; ¿cuáles son sus reglamentos?” Yo dije: “En primer lugar, deben dejar de fumar.” Hubo algunas protestas, y me hicieron ver que acababan de salir de las escuelas públicas, y aparentemente creían que serían considerados como hombres si podían fumar. Entonces dije: “En segundo lugar, van a tener que abstenerse del uso de bebidas alcohólicas de todas clases.” Habiéndose graduado de la secundaria y entrado en la universidad, opinaban que tenían el derecho de beberse su litro de cerveza con sus comidas. Yo les contesté: “Van a tener que dejar de hacerlo. También deben dejar de beber té.”

Por último les dije: “También tendrán que dejar de beber café.” Esto no los molestó tanto, porque dijeron que el café inglés era más parecido a lodo que a cualquier otra cosa.

Después que los muchachos aceptaron mis reglamentos (y tardaron una semana para llegar a una resolución), empecé a trabajar con ellos a mediados de octubre. Practiqué con ellos por tres horas todas las tardes hasta febrero cuando les tocó competir con otros grupos de todos los demás colegios de Oxford. Había aproximadamente cincuenta grupos que iban a participar en las carreras. Mis muchachos iban a competir contra equipos de hombres que habían estado remando desde pequeños. El grupo que yo guiaba se componía de jóvenes sin experiencia. Desde octubre hasta febrero estos muchachos estuvieron adiestrándose; ninguno de ellos, hasta donde yo supe, fumó un cigarrillo durante tal período; ninguno de ellos bebió té o café o alguna bebida alcohólica. Entonces llegó el día de la primera carrera. Nadie creía que teníamos la posibilidad más remota de triunfar.

La carrera se efectuó en el río Támesis en Oxford, y la distancia era de unos dos kilómetros. Se dispararon dos cañones para dar principio a la carrera. Todos los equipos remaron con cuanta rapidez les fue posible. Como entrenador, yo tenía que correr por la orilla y gritar palabras de ánimo a mi equipo con la ayuda de un megáfono. Para cuando habíamos recorrido la mitad de la distancia, me hallaba tan cansado que no podía seguir corriendo. Mi equipo no había ganado ninguna ventaja particular, pero tampoco se había quedado atrás hasta ese punto de la carrera; iba a la par de sus competidores.

Pensé dentro de mí: “Pues vamos bien hasta aquí; les comunicaré mi último consejo, entonces me sentaré a descansar.” De modo que les grité con la ayuda del megáfono: “¡A toda prisa!” Apretaron el paso admirablemente y en menos de un minuto se habían adelantado unos treinta metros de su competidor más cercano. Ganaron la carrera por cien metros, y con facilidad. Todos dijeron que al día siguiente serían derrotados.

Al otro día empleamos la misma táctica y ganamos la carrera sin dificultad. Todos los seis días —pues se había fijado una carrera para cada día— ganaron fácilmente, pero no porque eran expertos. Carecían de la pulidez que tenían casi todos los demás, y su ejecución no era perfecta; pero lo mejor que tenían era la resistencia. Les quedaba vigor, aun después de la carrera más reñida.

Estos muchachos ganaron las carreras fácilmente. La gente me preguntaba después: “Señor Kimball, ¿cómo logró tan notable éxito con ese equipo? No eran sino principiantes, y sin embargo, se burlaron de los mejores equipos.” Yo contesté: “Hice que esos muchachos vivieran sanamente. Los hice abstenerse del tabaco, el alcohol, el té y el café. Cuando llegó el momento de remar a toda prisa, tenían sus pulmones limpios, su sistema estaba puro, su sangre estaba sana, y sus nervios se hallaban fuertes.”

Paul tomó otro grupo al año siguiente y obtuvo los mismos resultados. Luego tuvo la oportunidad de ayudar a entrenar el equipo de natación de la Universidad de Oxford durante dos años y vio a los participantes salir vencedores en ambos años. Entonces añadió:

“Fueron tantas las ocasiones en que vi logrado el éxito por vivir de acuerdo con la Palabra de Sabiduría, que nada puede cambiar mi creencia en su valor.” (Discurso pronunciado desde el Tabernáculo Mormón en Salt Lake City, el 24 de mayo de 1931.)

De cierto dijo el Señor: “Y correrán sin fatigarse, y andarán sin desmayar.” (D. y C. 89:20.)

He observado por experiencia que el tabaco entorpece los reflejos de los atletas, tiende a desanimarlos y en nada los beneficia. Los atletas que fuman son negligentes y no toman en consideración el éxito del equipo. (Knute Rockne, notable entrenador de football americano de la Universidad Notre Dame.)

Durante los veinte años que pasé en las ligas de béisbol de los Estados Unidos, vi cómo el tabaco arruinó la carrera de varios jóvenes jugadores que parecían tener la aptitud necesaria. Los cigarros hacen muy mal, y mi consejo es abstenerse de ellos. (Walter Johnson, famoso jugador de las ligas mayores de béisbol de los Estados Unidos.)

Ningún joven puede llegar a ser un atleta de primera y usar el tabaco, en la forma que sea, porque le afecta la respiración y le daña el corazón. (Charles Paddock, destacado corredor.)

En toda comunidad de los Santos de los Ultimos Días se pueden hallar testimonios parecidos, así como en los hogares de todos los miembros que observan esta ley de salud.

Sabiduría y grandes tesoros de conocimiento

La Palabra de Sabiduría contiene dos promesas adicionales:

“Y hallarán sabiduría y grandes tesoros de conocimiento, sí, tesoros escondidos.” (D. y C. 89:19.)

Entremos en las comunidades de los Santos de los Ultimos Días, y veamos cuántos de ellos tienen un testimonio personal de que Dios vive; que Jesús es el Cristo, el Redentor del mundo; que Dios escucha y contesta las oraciones; y que José Smith fue el Profeta del Señor en esta dispensación —y llegaremos a la conclusión de que el Señor les ha dado “sabiduría y grandes tesoros de conocimiento, sí, tesoros escondi­dos”. Estos tesoros escondidos de conocimiento son la causa de que decenas de millares de Santos de los Ultimos Días salgan como misioneros de la Iglesia por un período cuyo promedio es de dos años, durante el cual pagan sus propios gastos sin recibir ninguna remuneración. El hombre es incapaz de implantar este amor hacia el Señor y su obra en el corazón humano: debe venir de Dios.

Las estadísticas de salubridad, en lo que concierne a los Santos de los Ultimos Días, y de las cuales trataremos en el capítulo 27 de esta obra, constituyen evidencia de que el Señor está cumpliendo la siguiente promesa en bien de su pueblo:

“Y yo, el Señor, les prometo que el ángel destructor pasará de ellos, como de los hijos de Israel, y no los matará.” (D. y C. 89:21.)

El cuerpo humano es el templo de Dios

El apóstol Pablo entendía lo importante que es conservar limpio nuestro cuerpo, en vista de que es el templo del Espíritu Santo:

¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?

Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios. (1 Corintios 6:1920.)

¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?

Si alguno destruye el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es. (1 Corintios 3:1617.)

Muchos piensan que su cuerpo les pertenece y pueden hacer con él cómo les parezca, pero Pablo declara que no es así, pues son comprados por precio, y que si “alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es”.

En vista de la tremenda cantidad de dinero que se derrocha en estos narcóticos, de los perjuicios que causan al cuerpo humano al usarse, y del ennoblecimiento espiritual que viene a aquellos que conservan limpio su cuerpo absteniéndose de dichas cosas, ¿cómo puede uno dudar de la fuente de donde provino esta revelación, la Palabra de Sabiduría? Sobrepujaba todo concepto científico de su época. Debe haber venido, y efectivamente vino, de Dios.

Las cosas que el Señor reveló al profeta José Smith en la Palabra de Sabiduría como nocivas para el hombre, es decir, el vino y las bebidas alcohólicas, el tabaco y las bebidas calientes (té y café) tienden a formar hábitos en la persona; y muchos hombres y mujeres son peores esclavos de estas substancias que los israelitas lo fueron de los egipcios. Nada de lo que el Señor nos ha dado para nutrir nuestro cuerpo crea hábitos. Por tanto, al dársenos esta Palabra de Sabiduría, se ha dado énfasis a las palabras de Jesús:

“Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.” (Juan 8:32.)

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