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Doctrinas falsas
y la apostasía universal
La apostasía de la verdad
En la visita del Padre y del Hijo al profeta José Smith, se reveló una segunda gran verdad en la declaración que hizo el Salvador del mundo cuando respondió a la pregunta de José Smith sobre la iglesia a la cual debería unirse. Mandósele que no se afiliara con ninguna, porque todas estaban en error. El Personaje que le habló dijo:
Que todos sus credos eran una abominación a su vista; que todos aquellos profesores se habían pervertido; que “con sus labios me honran, pero su corazón lejos está de mí; enseñan como doctrinas los mandamientos de hombres, teniendo apariencia de piedad, mas negando la eficacia de ella”. (P. de G. P., José Smith—Historia 19.)
Esta declaración trajo al joven José Smith la información que tanto anhelaba, pues, más que cualquier otra cosa, deseaba saber a cuál de todas las iglesias debería unirse, y para obtener este conocimiento fue por lo que se dirigió al Señor en oración.
Enseñanzas erróneas de las iglesias cristianas
Hay muchas iglesias cristianas que tienen esta enseñanza errónea: Unicamente por la fe somos salvos. Esta doctrina falsa libraría al hombre de la responsabilidad de todos sus hechos con excepción del de confesar su creencia en Dios, y enseñaría al hombre que por muy grave que fuese su pecado, la confesión le traería completo perdón y salvación. Lo que el mundo necesita es más predicación sobre la necesidad de abstenerse del pecado y llevar vidas útiles y rectas, y menos hincapié en el perdón del pecado. De hacer así, tendríamos un mundo diferente. La verdad es que los hombres deben arrepentirse de sus pecados y abandonarlos antes que puedan esperar recibir el perdón. Aun cuando nos sean perdonados nuestros pecados, Dios no podrá premiarnos por el bien que no hayamos hecho.
Mormón, el profeta que vivió sobre el continente americano en el año 400 de nuestra era, predijo la aparición de las planchas de las cuales se traduciría el Libro de Mormón, y describió la condición de las iglesias que en esa época existiría entre la gente:
Sí, vendrá en un día en que se negará el poder de Dios; y las iglesias se habrán corrompido y enaltecido por el orgullo de sus corazones; sí, en un día en que los directores y maestros de las iglesias se envanecerán con el orgullo de sus corazones, hasta el grado de envidiar a aquellos que pertenecen a sus iglesias.
Sí, vendrá en un día en que se habrán establecido iglesias que dirán: Venid a mí, y por vuestro dinero seréis perdonados de vuestros pecados. (Mormón 8:28, 32.)
La doctrina de la predestinación
Existe también la errónea doctrina de la predestinación, según la cual algunos de nosotros, sin ningún hecho de nuestra parte, hemos sido predestinados a vida eterna, y otros a condenación eterna; y que no importa en cuál de los dos grupos nos hallemos, nada podemos hacer para remediarlo. Cuando se hace un análisis completo de esta doctrina, uno se ve obligado a concluir que si es verdad que todos nuestros actos, ya sean buenos o malos, fueron predeterminados antes de que naciéramos, entonces Dios debe ser considerado como el responsable de todo pecado e iniquidad que hay en el mundo.
En sus esfuerzos por destruir la verdad, Satanás difícilmente podría hallar mejor manera de engañar a los hombres más efectiva y completamente, que por quitarles el conocimiento de su responsabilidad enseñándoles doctrinas falsas.
Un cielo y un infierno
Considérese además la falsa enseñanza de que sólo hay un cielo y un infierno, y el concepto de que todos cuantos lleguen al cielo alcanzarán igual premio, y la misma condenación los que sean consignados al infierno.
La verdad, cual ha sido restaurada por medio del profeta José Smith, hace hincapié en el hecho de que todo hombre recibirá de acuerdo con sus obras; que hay una gloria semejante a la gloria del sol, otra semejante a la de la luna y otra tercera semejante a la de las estrellas; y las cosas que el hombre haga y la clase de vida que lleve determinarán el grado de gloria que recibirá.
Dios no puede ser un Dios de confusión
Razonándolo bien, uno llega a la conclusión de que Dios no puede ser autor de confusión; que no puede establecer dos organizaciones contrarias, porque no puede estar dividido contra sí mismo. Según Pablo:
Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros,
a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo,
hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo;
para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error. (Efesios 4:11–14.)
Cuando José Smith empezó a buscar la verdad, no tardó en descubrir que las iglesias cristianas no habían llegado “a la unidad de la fe”. Como lo indicó Pablo, eran “llevados por doquier por todo viento de doctrina, por estratagema de hombres”. De ahí, pues, que el Salvador dijera a José Smith que todas aquellas creencias eran equivocadas.
Al leer las Escrituras, los hombres descubrían verdades que no se hallaban en las iglesias de la época. Reunían un grupo y luego procedían a organizar una iglesia sin ningún llamamiento u ordenación directos de Dios. Por consiguiente, las sectas cristianas se multiplicaron por centenas. Sus directores hacían destacar cierto principio, después de lo cual organizaban una iglesia basada en ese concepto particular: por ejemplo, dones espirituales, apóstoles, adorar el día séptimo, etc.
La misión de la Iglesia verdadera, bajo inspiración y dirección divinas, ha de ser la de reunir en una todas las verdades que se hallan en todas las otras iglesias cristianas, junto con aquellas verdades que se hayan pasado por alto o menospreciado, y eliminar todo error y doctrinas de los hombres. Esto fue lo que el Señor hizo al restaurar su Iglesia en la tierra por conducto del profeta José Smith.
Opiniones contemporáneas que afirman la gran apostasía
La idea de que las iglesias se desviaron y perdieron su vitalidad y autoridad concuerda con el criterio de algunos de nuestros más famosos pensadores, así como con las profecías de las Santas Escrituras, como se verá en las siguientes referencias.
En una obra preparada por setenta y tres renombrados teólogos y estudiantes de la Biblia, leemos esto:
“No debemos esperar que la Iglesia de las Santas Escrituras exista realmente en su perfección sobre la tierra. No puede hallarse esta perfección en el conjunto de estos fragmentos de la cristiandad, y menos en uno o cualquiera de dichos fragmentos.” (Dr. William Smith, Smith’s Dictionary of the Bible.)
De modo que estos setenta y tres hombres de erudición confirman en efecto la declaración de Jesucristo a José Smith, a saber, que todos sus credos eran una abominación a su vista.
Roger Williams, pastor de la Iglesia Bautista más antigua de América en Providence, Rhode Island, se negó a continuar como pastor, diciendo que no había…
ninguna iglesia de Cristo debidamente constituida sobre la tierra, ni persona alguna autorizada para administrar ninguna de las ordenanzas de la Iglesia, ni las puede haber hasta que sean enviados nuevos apóstoles por el gran Director de la Iglesia, cuya venida yo busco. (Picturesque America, or The Land We Live in, ed. William Guiten Bryant, New York: D. Appleton and Co., 1872, vol. 1, pág. 502.)
De haber tenido el privilegio de vivir hasta conocer al profeta José Smith y escuchado su mensaje, hubiera encontrado lo que estaba buscando.
El Dr. Harry Emerson Fosdick, prominente clérigo y autor norteamericano de la Iglesia Bautista, describió la condición decadente de la iglesia cristiana en la primera parte del siglo XX en estas palabras:
Se ha iniciado una reforma religio8a cuya base consiste en el esfuerzo por recobrar para nuestra vida moderna la religión de Jesús en contraste a la vasta, confusa, categóricamente falsa religión acerca de Jesús. El cristianismo de la actualidad ha abandonado casi por completo la religión que El predicó, enseñó y vivió, y la ha substituido por completo con otra clase de religión.
Si Jesús volviese a la tierra ahora, oyese las mitologías que han fabricado en torno a El, y viese la multitud de credos, denominaciones y sacramentos que se llevan a cabo en su nombre, ciertamente diría: “Si esto es cristianismo, yo no soy cristiano”. (Liahona: The Elder’s Journal, tomo 23, número 22, pág. 424.)
Estas declaraciones y otras parecidas de los ministros de varias naciones parecen corroborar las palabras del Salvador a José Smith, y deberían impulsar al que sinceramente busca la verdad a querer escuchar el resto de la historia del Profeta.
Las profecías bíblicas predicen la gran apostasía
Consideremos en seguida las predicciones de las Escrituras que anuncian, la época y condiciones que acabamos de considerar:
También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos.
Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos,
sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno,
traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios,
que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita. (2 Timoteo 3:1–5, énfasis agregado.)
Pero con respecto a la venida de nuestro Señor Jesucristo, y nuestra reunión con él, os rogamos, hermanos, que no os dejéis mover fácilmente de vuestro modo de pensar, ni os conturbéis, ni por espíritu, ni por palabra, ni por carta como si fuera nuestra, en el sentido de que el día del Señor está cerca.
Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición,
el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios. (2 Tesalonicenses 2:1–4, énfasis agregado.)
Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias,
y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas. (2 Timoteo 4:3–4.)
Considerando lo anterior, es evidente que el apóstol Pablo tuvo el privilegio de ver nuestros días y describir de antemano las condiciones mismas a que se refirió el Salvador cuando denuncié a las iglesias en su respuesta a José Smith, situación que es admitida por los ministros prominentes de la época. El apóstol de referencia indicó que estas condiciones iban a existir “en los postreros días”; que los hombres tendrían “comezón de oír” y se buscarían maestros según su voluntad y así “apartarán de la verdad el oído”.
Dice además que los hombres no pueden esperar el segundo advenimiento prometido del Cristo, sin que primero venga una “apostasía”; de modo que todo lo que hemos dicho no es sino una afirmación de que se han cumplido los acontecimientos predichos.
Cuando el apóstol Juan fue desterrado a la isla de Patmos, vio en su revelación el poder que Satanás iba a recibir:
“Y se le permitió hacer guerra contra los santos, y vencerlos. También se le dio autoridad sobre toda tribu, pueblo, lengua y nación.” (Apocalipsis 13:7.)
De lo anterior se desprende que todas las tribus, lenguas y naciones sucumbirían a este poder inicuo, cosa que con mayor claridad corrobora la revelación de Juan, en la que vio que el evangelio iba a ser traído de nuevo a la tierra para ser predicado a toda nación, tribu, lengua y pueblo. (Véase Apocalipsis 14:6-7.)
Para entender este pasaje debidamente, debe tenerse presente que los discípulos de Cristo eran conocidos como santos. (Véanse Efesios 2:19; 2 Corintios 8:4; 1 Corintios 14:33.)
Cuando se entiende lo universal que iba a ser esta desviación de la verdad, uno puede comprender mejor las varias profecías de los videntes de la antigüedad que se hallan en el Antiguo Testamento:
He aquí vienen días, dice Jehová el Señor, en los cuales enviaré hambre a la tierra, no hambre de pan, ni sed de agua, sino de oír la palabra de Jehová.
E irán errantes de mar a mar; desde el norte hasta el oriente discurrirán buscando palabra de Jehová, y no la hallarán. (Amós 8:11-12.)
En vista de estas palabras de Jesucristo: “Buscad y hallaréis” (Mateo 7:7), no puede haber sino una explicación del porqué no podrían hallar la palabra del Señor, aun cuando la buscasen “de mar a mar”, y “desde el norte hasta el oriente”. La respuesta es, como lo indica Amós, que el Señor enviaría “hambre a la tierra”, hambre de oír la palabra del Señor.
El profeta Miqueas vio el día en que no habría “respuesta de Dios”. Describió la condición apóstata de Israel en estos términos:
Así ha dicho Jehová acerca de los profetas que hacen errar a mi pueblo, y claman: Paz, cuando tienen algo que comer, y al que no les da de comer, proclaman guerra contra él:
Por tanto, de la profecía se os hará noche, y oscuridad del adivinar; y sobre los profetas se pondrá el sol, y el día se entenebrecerá sobre ellos.
Y serán avergonzados los profetas, y se confundirán los adivinos; y ellos todos cerrarán sus labios, porque no hay respuesta de Dios.
Sus jefes juzgan por cohecho, y sus sacerdotes enseñan por precio, y sus profetas adivinan por dinero; y se apoyan en Jehová, diciendo: ¿No está Jehová entre nosotros? No vendrá mal sobre nosotros. (Miqueas 3:5–7, 11.)
Isaías vio una visión parecida de lo que iba a acontecer a Israel:
He aquí que Jehová vacía la tierra y la desnuda, y trastorna su faz, y hace esparcir a sus moradores.
Y sucederá así como al pueblo, también al sacerdote; como al siervo, así a su amo; como a la criada, a su ama; como al que compra, al que vende; como al que presta, al que toma prestado; como al que da a logro, así al que lo recibe.
La tierra será enteramente vaciada, y completamente saqueada; porque Jehová ha pronunciado esta palabra.
Se destruyó, cayó la tierra; enfermó, cayó el mundo; enfermaron ¿os altos pueblos de la tierra.
Y la tierra se contaminó bajo sus moradores; porque traspasaron las leyes, falsearon el derecho, quebrantaron el pacto sempiterno.
Por esta causa la maldición consumió la tierra, y sus moradores fueron asolados; por esta causa fueron consumidos los habitantes de la tierra, y se disminuyeron los hombres. (Isaías 24:1–6.)
Este vidente comprendió que el desagrado del Señor caería sobre los habitantes de la tierra porque “traspasaron las leyes, falsearon el derecho, quebrantaron el pacto sempiterno”; y al pensar en la potencia destructora de la bomba atómica y otros recientes desarrollos científicos de esta índole, no es difícil entender que la destrucción predicha puede resultar en que sean “consumidos los habitantes de la tierra” y disminuyan los hombres.
Así como estos profetas, el apóstol Pablo también entendió claramente que el Señor se disgustaría con aquellos que intentaran cambiar las verdades del evangelio:
“Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema.” (Gálatas 1:8.)
Cuando el Salvador explicó la condición del mundo cristiano en respuesta a la pregunta de José Smith concerniente a la iglesia que deberla seguir, repitió las palabras reveladas a Isaías. (Véase Isaías 29:13-14.) De esta condición iba a seguir un “prodigio grande y espantoso” que el Señor efectuaría entre los hijos de los hombres:
Dice, pues, el Señor: Porque este pueblo se acerca a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí, y su temor de mí no es más que un mandamiento de hombres que les ha sido enseñado;
por tanto, he aquí que nuevamente excitaré yo la admiración de este pueblo con un prodigio grande y espantoso; porque perecerá la sabiduría de sus sabios, y se desvanecerá la inteligencia de sus entendidos. (Isaías 29:13–14.)
En vista de que la desviación del verdadero evangelio de Cristo iba a ser universal, según lo anunciaron los profetas, y por haberse confirmado esta apostasía universal en la declaración de Jesucristo a José Smith, se deduce que habría de haber una restauración. Esta restauración constituye el mensaje de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días.
























