Ven, sígueme — Para el hogar y la Iglesia: Doctrina y Convenios 2025

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17 – 23 febrero: “Sobre vosotros, mis consiervos”
Doctrina y Convenios 12–17; José Smith—Historia 1:66–75

Preguntas y Respuestas


Contexto de Doctrina y Convenios 12–17 y José Smith—Historia 1:66–75

En la primavera de 1829, la obra de la Restauración avanzaba rápidamente. José Smith, el joven profeta llamado por Dios, trabajaba en la traducción del Libro de Mormón con la ayuda de Oliver Cowdery, un maestro de escuela que había sido guiado por el Espíritu hasta el hogar de los Smith y que, tras escuchar el relato de José, se convirtió en su escriba. La tarea era desafiante, pero estaba llena de momentos de revelación y guía divina.

En esta etapa, varios hombres sintieron el deseo de participar en la obra del Señor. Entre ellos estaba José Knight, un amigo de la familia Smith que había ayudado con provisiones durante la traducción. También estaban David, John y Peter Whitmer, jóvenes que ansiaban conocer su papel en la Restauración. En respuesta a sus preguntas, el Señor reveló principios clave: el llamado a la obra requería fe, humildad y amor, y el mayor don que podían recibir era el don del Espíritu Santo. Estas revelaciones fortalecieron su determinación de servir.

Mientras continuaban con la traducción, José y Oliver llegaron a un pasaje sobre el bautismo y sintieron la necesidad de saber más. Se retiraron a orar y, en respuesta, un ser celestial se apareció ante ellos. Era Juan el Bautista, quien les impuso las manos y les confirió el Sacerdocio Aarónico, la autoridad para bautizar y ministrar en las ordenanzas preparatorias del Evangelio. Con gran reverencia, José bautizó a Oliver, y luego Oliver bautizó a José. Inmediatamente sintieron una efusión del Espíritu, y José recibió el don de profecía, mientras que Oliver sintió una paz y gozo indescriptibles.

A medida que la traducción avanzaba, la promesa del Señor de que otros verían las planchas de oro comenzó a cumplirse. Martín Harris, David Whitmer y Oliver Cowdery fueron designados como los Tres Testigos del Libro de Mormón. Con un corazón lleno de fe, se retiraron a orar, y después de una intensa súplica, un ángel se les apareció, mostrando las planchas y testificando de su autenticidad. Este acontecimiento marcó un momento crucial en la Restauración, pues se cumplió la promesa de que el testimonio del Libro de Mormón se establecería en la boca de varios testigos.

Estos eventos reflejan el progreso temprano de la Restauración del Evangelio en los últimos días. El Señor, paso a paso, guió a José Smith y a sus compañeros en la obra divina de traer nuevamente la plenitud del Evangelio al mundo.

Lo que aprendo es:

  1. Dios elige lugares y personas humildes: Harmony, Pensilvania, era un lugar poco conocido, pero allí ocurrió un evento fundamental para la Restauración. Esto nos recuerda que el Señor no se guía por la fama o la grandeza terrenal, sino que usa lo sencillo para cumplir Su obra (véase 1 Corintios 1:27–29).
  2. El llamado divino no depende de la reputación o el reconocimiento: José Smith y Oliver Cowdery eran jóvenes y relativamente desconocidos en su tiempo, pero fueron llamados a desempeñar un papel clave en la restauración del Evangelio. Del mismo modo, Dios nos llama a servir en nuestra capacidad, sin importar cuán pequeños o insignificantes nos sintamos.
  3. El servicio en la obra de Dios es lo que realmente importa: Juan el Bautista, al conferir el Sacerdocio Aarónico, llamó a José y Oliver “mis consiervos”, lo que resalta que todos los que trabajan en la obra del Señor son compañeros en un propósito mayor. Nuestra contribución puede parecer pequeña o inadvertida, pero es valiosa a los ojos de Dios.
  4. Humildad y preparación en el servicio del Señor: Juan el Bautista fue un siervo fiel que preparó el camino para Cristo. José y Oliver, aunque jóvenes, también estaban preparándose para llevar adelante la Restauración. Esto nos invita a desarrollar humildad y disposición para aceptar los llamados que el Señor nos haga.
  5. Cada uno tiene un papel en la gran obra del Señor: Doctrina y Convenios 14:1 menciona la “obra grande y maravillosa” del Señor. Cada discípulo de Cristo tiene una función en Su plan, ya sea grande o pequeña. Lo importante es cómo servimos, no si los demás lo notan.

Este pasaje nos anima a confiar en el Señor, a servir con humildad y a recordar que, aunque no siempre recibamos reconocimiento, nuestro servicio es valioso para Dios y Su reino.

Contexto de Doctrina y Convenios 12 y 14

En la primavera de 1829, la traducción del Libro de Mormón avanzaba rápidamente. José Smith había recibido a Oliver Cowdery como escriba, y ambos trabajaban arduamente en la obra. Durante este tiempo, varias personas sintieron el deseo de participar en la Restauración y se acercaron a José para saber cómo podían servir. Entre ellos estaban José Knight y los hermanos Whitmer.

Doctrina y Convenios 12: La Revelación a José Knight

José Knight era un amigo cercano de la familia Smith. Había ayudado a José con provisiones y apoyo durante la traducción del Libro de Mormón. Aunque aún no se había bautizado, tenía un sincero deseo de servir en la obra del Señor. En respuesta a su deseo, José Smith recibió una revelación en mayo de 1829, en la que el Señor declaró que “todos los que desean y tienen la fe suficiente son llamados a la obra” (D. y C. 12:7). Esta revelación resalta la importancia de la humildad, la fe y el amor en el servicio del Evangelio.

Doctrina y Convenios 14: La Revelación a David Whitmer

David Whitmer fue otra persona clave en este periodo. Oliver Cowdery, su amigo cercano, le había escrito sobre la obra de la traducción y lo convenció de ayudar. Su familia ofreció su hogar en Fayette, Nueva York, como un lugar más seguro para continuar el trabajo. Al llegar, David deseaba saber qué esperaba el Señor de él. En respuesta, José Smith recibió la revelación de Doctrina y Convenios 14, en la que el Señor lo llamó a la obra y le prometió la vida eterna si era fiel (D. y C. 14:7). Más tarde, David Whitmer se convirtió en uno de los Tres Testigos del Libro de Mormón.

Significado en la Restauración

Estas revelaciones muestran cómo el Señor llamaba a personas comunes y corrientes para cumplir Su obra. También reflejan el periodo de intenso trabajo de José Smith y Oliver Cowdery, así como la importancia de la familia Whitmer en proporcionar apoyo crucial para la traducción del Libro de Mormón y la posterior organización de la Iglesia.

Ambos pasajes destacan que el servicio en la obra del Señor está abierto a todos los que tienen un deseo sincero, fe y humildad.

¿Qué principios y atributos cristianos encuentras en estas secciones que pueden ayudarte a lograrlo?

Las secciones Doctrina y Convenios 12 y 14 contienen principios y atributos cristianos clave que pueden ayudarnos a cumplir con la obra del Señor y crecer espiritualmente. Algunos de ellos son:

Principios y atributos cristianos en Doctrina y Convenios 12 y 14

  1. El deseo sincero de servir a Dios: En ambas revelaciones, el Señor deja claro que aquellos que desean servir en Su obra pueden hacerlo (D. y C. 12:7; 14:3). Dios llama a quienes tienen un corazón dispuesto. Si queremos ser parte de la obra del Señor, debemos tener un deseo genuino de servir y buscar oportunidades para hacerlo.
  2. Fe y humildad: El Señor recalca que Su obra requiere fe y humildad (D. y C. 12:8). Para recibir el poder de Dios en nuestras vidas, debemos depender de Él en humildad. Cuando enfrentemos desafíos en nuestra vida y servicio, podemos recordar que la fe y la humildad nos acercan a Dios y nos hacen más eficaces en Su obra.
  3. Amor y caridad: El Señor menciona que el servicio debe realizarse con amor sincero (D. y C. 12:8). El verdadero servicio en la obra del Señor se basa en el amor por Dios y por los demás. Al interactuar con los demás, podemos demostrar amor genuino y compasión, buscando el bienestar espiritual y físico de nuestros semejantes.
  4. La perseverancia y la paciencia en la obra de Dios: El Señor enseña que Su obra requiere dedicación y esfuerzo constante (D. y C. 14:5). La obra de Dios no siempre es fácil, pero requiere paciencia y perseverancia. Podemos seguir adelante con confianza en Dios, incluso cuando no veamos resultados inmediatos en nuestro servicio o esfuerzos espirituales.
  5. La promesa de la vida eterna: En Doctrina y Convenios 14:7, el Señor promete que aquellos que lo sirven fielmente recibirán la vida eterna. La mayor bendición de Dios es la vida eterna, y se obtiene mediante la fidelidad y el servicio a Él. Mantener nuestra mirada en las bendiciones eternas nos ayuda a perseverar en el Evangelio, incluso en tiempos difíciles.
  6. La importancia de compartir el Evangelio: El Señor dice que Su obra es «traer almas a Él» (D. y C. 14:1). Cada discípulo de Cristo tiene la responsabilidad de compartir el Evangelio. Podemos buscar oportunidades para invitar a otros a venir a Cristo a través de nuestro testimonio y nuestro ejemplo.

En resumen: Estos principios y atributos cristianos nos enseñan que el servicio en la obra de Dios requiere deseo sincero, fe, humildad, amor y perseverancia. Además, nos recuerdan que el Señor recompensa a Sus siervos con la vida eterna. Aplicar estos principios en nuestra vida nos ayudará a acercarnos más a Dios y a cumplir con nuestra misión en Su Reino.

Contexto de Doctrina y Convenios 13

El contexto de la Restauración del Sacerdocio Aarónico

A principios de 1829, José Smith y Oliver Cowdery trabajaban en la traducción del Libro de Mormón. Mientras traducían, encontraron referencias al bautismo y sintieron la necesidad de comprender más sobre la autoridad para administrar esta ordenanza sagrada. Debido a esto, decidieron orar y preguntar al Señor.

El 15 de mayo de 1829, en una arboleda cerca del río Susquehanna, en Harmony, Pensilvania, José y Oliver se retiraron para orar y pedir guía sobre el bautismo. En respuesta, Juan el Bautista, el mismo profeta que bautizó a Jesucristo, se les apareció como un ser resucitado y les confirió el Sacerdocio Aarónico, imponiendo sus manos sobre sus cabezas.

El mensaje de Doctrina y Convenios 13

Juan el Bautista declaró que este sacerdocio incluía la autoridad para:

  1. Bautizar para la remisión de pecados.
  2. Administrar las ordenanzas preparatorias del Evangelio.
  3. No ser quitado de la tierra nuevamente hasta que los hijos de Leví ofrezcan una ofrenda justa al Señor.

Tras recibir esta autoridad, Juan el Bautista les instruyó a bautizarse mutuamente. Primero, José bautizó a Oliver, y luego Oliver bautizó a José en el río Susquehanna. Al salir del agua, ambos sintieron un derramamiento del Espíritu Santo y un mayor entendimiento de las Escrituras.

El impacto en la Restauración

  1. La restauración del sacerdocio: Este evento marcó el regreso del sacerdocio a la tierra después de siglos de apostasía.
  2. La autoridad para bautizar: A partir de este momento, la verdadera autoridad para administrar el bautismo quedó restaurada en la dispensación de los últimos días.
  3. Preparación para el Sacerdocio de Melquisedec: Juan el Bautista indicó que el Sacerdocio Aarónico era solo una parte de la autoridad del sacerdocio, y que más adelante recibirían el Sacerdocio de Melquisedec a través de Pedro, Santiago y Juan.
  4. El establecimiento de la Iglesia: La restauración del sacerdocio fue un paso fundamental para la organización de la Iglesia de Jesucristo el 6 de abril de 1830.

En resumen: Doctrina y Convenios 13 relata un momento clave en la historia de la Restauración. La visita de Juan el Bautista a Harmony, Pensilvania, y la restauración del Sacerdocio Aarónico marcaron el inicio de la autoridad divina para efectuar ordenanzas esenciales como el bautismo, preparando el camino para la plena restauración del Evangelio.

¿Qué crees que significa ser consiervo de Juan el Bautista? (Véanse Mateo 3:13–17; Lucas 1:13–17; 3:2–20).

Ser consiervo de Juan el Bautista significa compartir su mismo propósito y misión en la obra del Señor. En Doctrina y Convenios 13:1, Juan llama a José Smith y a Oliver Cowdery “mis consiervos”, lo que implica que ellos estaban participando en la misma obra de preparar el camino para el Reino de Dios. Al analizar Mateo 3:13–17, Lucas 1:13–17 y Lucas 3:2–20, podemos identificar varios aspectos clave de la misión de Juan el Bautista y lo que significa ser su consiervo:

  1. Preparar el camino para el Salvador (Lucas 1:13–17). Juan el Bautista fue llamado desde antes de su nacimiento para preparar al pueblo para la venida de Cristo. Su misión incluía ayudar a las personas a arrepentirse y volverse al Señor. Ser su consiervo implica ayudar a otros a venir a Cristo a través del arrepentimiento y la obediencia al Evangelio.
  1. Predicar el arrepentimiento y la conversión (Lucas 3:2–20). Juan proclamó un mensaje fuerte sobre el arrepentimiento y la necesidad de ser purificados. Él bautizaba en el río Jordán como señal de arrepentimiento. Como consiervos de Juan, se nos llama a invitar a otros a arrepentirse y a recibir las ordenanzas del Evangelio, como el bautismo.
  1. Reconocer y testificar de Jesucristo (Mateo 3:13–17). Juan bautizó a Jesús y testificó de Su divinidad cuando el Espíritu Santo descendió en forma de paloma y el Padre declaró: “Este es mi Hijo amado”. Ser su consiervo significa testificar de Cristo en todo momento y lugar.
  1. Humildad y entrega al servicio del Señor. Juan dijo: “Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe” (Juan 3:30), mostrando su humildad en reconocer el papel central de Cristo. Como consiervos, debemos servir con humildad y siempre dirigir la atención hacia el Salvador, no hacia nosotros mismos.

Ser consiervo de Juan el Bautista significa trabajar en la misma misión que él: Preparar el camino para la venida del Salvador. Predicar el arrepentimiento y la conversión. Testificar de Cristo. Servir con humildad y fidelidad.

Hoy en día, esto se aplica al compartir el Evangelio, invitar a otros al arrepentimiento, participar en la obra misional y ayudar a otros a acercarse a Cristo a través de las ordenanzas sagradas del sacerdocio.

¿Qué es “la ministración de ángeles”? (Véanse 2 Nefi 32:2–3; Moroni 7:29–32; Guía para el Estudio de las Escrituras, “Ángeles”, Biblioteca del Evangelio).

¿Qué es “la ministración de ángeles”?

La ministración de ángeles se refiere a la ayuda, guía y comunicación que los ángeles brindan a los hijos de Dios en la tierra. Esta ministración puede manifestarse de diversas maneras, incluyendo apariciones físicas, revelaciones espirituales, impresiones del Espíritu Santo y la guía celestial en momentos de necesidad.

Ángeles y su función en la obra de Dios. Según las Escrituras y la enseñanza profética, los ángeles son mensajeros de Dios que actúan en Su nombre para bendecir, advertir e instruir a Sus siervos en la tierra.

  1. Moroni 7:29-32 explica que los ángeles ministran a los que tienen una fe fuerte en Cristo y ayudan a preparar el camino para que los hombres reciban el Evangelio. Ellos testifican del poder de Cristo y enseñan a los hombres cómo invocar Su nombre para salvación.
  2. 2 Nefi 32:2-3 menciona que aquellos que reciben al Espíritu Santo pueden hablar con la lengua de los ángeles, lo que indica que la ministración angelical no solo ocurre a través de apariciones, sino también mediante revelaciones espirituales y el testimonio inspirado.

Formas en que los ángeles ministran a los hijos de Dios

La ministración de ángeles puede manifestarse de distintas maneras:

  1. Apariciones visibles: Como cuando Juan el Bautista ministró a José Smith y Oliver Cowdery (D. y C. 13).
  2. Revelaciones espirituales: En muchas ocasiones, los ángeles no aparecen físicamente, sino que influyen en la mente y el corazón de los justos para guiarlos.
  3. Inspiración y protección: A veces, las personas pueden sentir la presencia de ángeles en momentos de peligro o dificultad.
  4. Ministración a través de siervos terrenales: En muchos casos, las personas pueden actuar como ángeles para otros al prestar servicio inspirado por Dios.

¿Quiénes reciben la ministración de ángeles?

  1. Moroni enseña que los ángeles ministran a los de fuerte fe y corazón contrito (Moroni 7:30).
  2. El Señor envía ángeles para ayudar en Su obra y guiar a Sus siervos en la tierra.
  3. Aquellos que siguen al Espíritu Santo pueden recibir revelación angelical indirectamente (2 Nefi 32:2-3).

Conexión con el Sacerdocio Aarónico

En Doctrina y Convenios 13:1, Juan el Bautista declara que el Sacerdocio Aarónico tiene “la llave del ministerio de ángeles.” Esto significa que:

  1. Aquellos que poseen este sacerdocio y lo ejercen fielmente pueden recibir la guía de los ángeles.
  2. Los ángeles pueden ayudar a los miembros de la Iglesia en la obra de salvación.

La ministración de ángeles es un principio real y activo en la obra del Señor. No siempre implica una aparición física, sino que se manifiesta a través de la revelación, la guía del Espíritu Santo y la influencia divina en la vida de los fieles. Los ángeles continúan ministrando hoy en día para ayudar a edificar el Reino de Dios y fortalecer a Sus santos.

¿Qué es “el evangelio del arrepentimiento”?

El evangelio del arrepentimiento es el mensaje central del Evangelio de Jesucristo, que nos llama a alejarnos del pecado, volvernos a Dios y recibir Su perdón mediante la expiación de Jesucristo. Este concepto está estrechamente ligado al Sacerdocio Aarónico, que administra las ordenanzas preparatorias del Evangelio.

  1. El evangelio del arrepentimiento en Doctrina y Convenios 84:26-27. En estos versículos, el Señor explica que el Sacerdocio Aarónico fue dado para administrar el evangelio del arrepentimiento y del bautismo. Durante la ley de Moisés, este sacerdocio preparaba a las personas para recibir a Cristo al enseñarles la importancia del sacrificio y la expiación. En la dispensación actual, el Sacerdocio Aarónico sigue desempeñando una función clave al permitir que las personas se arrepientan y hagan convenios con Dios mediante el bautismo y la Santa Cena.
  1. Enseñanza de Dale G. Renlund sobre el arrepentimiento. En su discurso “El sacerdocio y el poder redentor del Salvador”, el élder Renlund explica que:

El arrepentimiento es un proceso continuo que nos ayuda a cambiar y acercarnos a Dios.

Gracias al Sacerdocio Aarónico, podemos participar en ordenanzas que nos purifican y renuevan nuestro compromiso con Dios.

Cristo es quien realmente nos purifica, pero el sacerdocio nos ayuda a acceder a Su poder redentor.

¿Cómo te ayudan las ordenanzas del Sacerdocio Aarónico a preparar el camino para que recibas al Salvador en tu vida?

Las ordenanzas del Sacerdocio Aarónico, como el bautismo y la Santa Cena, desempeñan un papel fundamental en nuestra relación con Jesucristo.

  1. El bautismo: la puerta al convenio. Nos limpia del pecado y nos introduce en el camino del discipulado. Nos ayuda a recibir el Espíritu Santo, lo que nos guía para acercarnos a Cristo diariamente. Simboliza un nuevo nacimiento, en el que dejamos atrás el pecado y comenzamos una nueva vida en Cristo.
  1. La Santa Cena: renovación del convenio. Nos permite recordar a Cristo y Su sacrificio expiatorio cada semana. Nos ayuda a arrepentirnos constantemente y a ser renovados espiritualmente. Fortalece nuestra relación con Dios al prometer obedecer Sus mandamientos y recibir Su Espíritu.

En resumen: El evangelio del arrepentimiento nos permite recibir el perdón y prepararnos para la presencia de Dios. Las ordenanzas del Sacerdocio Aarónico juegan un papel clave en este proceso, ya que nos permiten hacer y renovar convenios sagrados con el Señor. A través del bautismo y la Santa Cena, recibimos la oportunidad de acercarnos a Cristo y sentir Su poder redentor en nuestras vidas.

¿Qué son las llaves del sacerdocio?

Las llaves del sacerdocio son la autoridad dada por Dios a ciertos líderes del sacerdocio para dirigir y administrar Su Iglesia en la tierra. Como explicó el élder Dale G. Renlund, el término se emplea de dos maneras distintas:

  1. Llaves relacionadas con los poderes y funciones del sacerdocio: Cada persona que recibe el Sacerdocio Aarónico o de Melquisedec recibe ciertos derechos y privilegios específicos:
  • Llaves del Sacerdocio Aarónico:
  1. Llaves del ministerio de ángeles ( y C. 13:1).
  2. Llaves del evangelio preparatorio de arrepentimiento y del bautismo ( y C. 84:26–27).
  3. Estas llaves permiten que los poseedores de este sacerdocio administren las ordenanzas iniciales del Evangelio y ayuden a las personas a acercarse a Cristo.
  • Llaves del Sacerdocio de Melquisedec:
  1. Llaves de los misterios del reino ( y C. 84:19).
  2. Llaves del conocimiento de Dios.
  3. Llaves de todas las bendiciones espirituales de la Iglesia ( y C. 107:18).
  4. Estas llaves permiten que los poseedores de este sacerdocio dirijan la Iglesia, administren ordenanzas superiores como la confirmación, bendiciones de salud y el matrimonio eterno.
  5. Llaves relacionadas con la autoridad para presidir y dirigir

En esta segunda forma, las llaves del sacerdocio se refieren al derecho divino de dirigir, liderar y gobernar dentro de la Iglesia de Jesucristo.

No todos los poseedores del sacerdocio tienen llaves de liderazgo, solo aquellos que han sido llamados a presidir.

Ejemplos de líderes que poseen llaves del sacerdocio:

  1. El Presidente de la Iglesia posee todas las llaves del sacerdocio en la tierra.
  2. Los apóstoles poseen todas las llaves pero solo las usan bajo la dirección del Presidente de la Iglesia.
  3. Presidentes de estaca, obispos y presidentes de cuórum reciben llaves específicas para dirigir sus responsabilidades.
  4. Misioneros de tiempo completo trabajan bajo las llaves del presidente de misión.

Al leer este pasaje, Historia 1:66–75 me impresiona la humildad y gratitud con la que José Smith y Oliver Cowdery describen la experiencia de recibir el Sacerdocio Aarónico de manos de Juan el Bautista. Sus palabras reflejan un profundo sentido de asombro y reverencia, especialmente cuando relatan la ministración de un ángel y el derramamiento del Espíritu después de ser bautizados.

Algunos aspectos que me impactan de sus palabras:

  1. El poder del sacerdocio es real: No es solo un concepto, sino una fuente de bendiciones y autoridad divina en la tierra.
  2. Las ordenanzas traen un cambio espiritual tangible: José y Oliver sintieron una transformación inmediata al recibir el sacerdocio y el bautismo.
  3. La humildad de los primeros siervos del Señor: A pesar de la magnitud del evento, expresaron gratitud y reconocieron su dependencia en Dios.
  4. Bendiciones del Salvador a través de las ordenanzas del sacerdocio

Las Escrituras mencionadas destacan varias bendiciones específicas que provienen de las ordenanzas del sacerdocio:

Ordenanza

Bendiciones recibidas

Bautismo (Hechos 2:38)

Remisión de pecados, recibir el Espíritu Santo.

Confirmación (Juan 14:26)

Guía constante del Espíritu Santo, enseñanza y consuelo.

Ordenación al Sacerdocio (D. y C. 84:19–22)

Acceso a los misterios de Dios, poder divino para bendecir a otros.

Santa Cena (D. y C. 20:77–79)

Renovación de convenios, compañía del Espíritu Santo.

Investidura del Templo (D. y C. 131:1–4)

Mayor conocimiento y poder espiritual.

Sellamiento en el Templo (D. y C. 131:1–4)

Unidad eterna con la familia, exaltación.

Otras bendiciones que agregaría a la lista

Además de las mencionadas, las ordenanzas del sacerdocio también nos brindan:
Sanación y fortaleza espiritual: A través de bendiciones del sacerdocio.
Protección espiritual: Al vivir dignamente nuestros convenios.
Paz y seguridad en tiempos difíciles: Gracias al Espíritu Santo.

¿Cómo han traído las ordenanzas el poder del Salvador a mi vida?

Las ordenanzas no solo son rituales simbólicos, sino que realmente traen el poder del Salvador a nuestra vida de maneras profundas:

  1. Me ayudan a sentir Su amor y perdón: Cada vez que tomo la Santa Cena, renuevo mi relación con Él.
  2. Me dan guía y dirección: La confirmación y el Espíritu Santo me han ayudado a tomar decisiones correctas.
  3. Me conectan con lo eterno: La investidura y los convenios del templo me recuerdan mi propósito eterno.
  4. Me permiten bendecir a otros: Como portador del sacerdocio, he podido servir y fortalecer a quienes me rodean.

Las ordenanzas del sacerdocio son el medio por el cual Dios nos permite acceder a Su poder redentor. A través de ellas, recibimos dirección, fortaleza y la compañía del Espíritu Santo. Nos preparan para regresar a Su presencia y nos permiten bendecir la vida de otros.

Lecciones de Doctrina y Convenios 15–16

  1. El servicio en la obra del Señor tiene un valor eterno. La mayor recompensa espiritual proviene de ayudar a otros a encontrar el Evangelio y fortalecer su fe en Cristo. Esto se puede hacer de muchas maneras: compartiendo nuestro testimonio, sirviendo en la Iglesia o simplemente siendo un ejemplo de amor cristiano.
  2. Cada persona tiene un papel en la obra de Dios. El Señor tenía una misión específica para John y Peter Whitmer. Nosotros también tenemos una misión única en Su obra, ya sea como padres, maestros, amigos o discípulos.
  3. El mayor gozo viene de traer almas a Cristo. Cuando ayudamos a otros a acercarse a Cristo, experimentamos gozo real y duradero. Como enseñó Alma: “Y ahora, si esto es gozo mío, ¿qué será mi gozo en la resurrección?” (Alma 29:9).

¿Cómo puedo traer almas a Cristo?

Fortaleciendo mi propio testimonio para poder compartirlo con otros.
Siendo un ejemplo de amor y servicio en mi hogar y comunidad.
Invitando a otros a aprender del Evangelio de una manera natural y amorosa.
Apoyando la obra misional a través de mis esfuerzos, oraciones y servicio.

El mayor valor en nuestra vida no proviene de logros materiales o reconocimiento, sino de ayudar a otros a acercarse a Cristo. Esta obra no solo bendice a los demás, sino que también nos transforma y nos llena de gozo eterno. Al reflexionar sobre lo que es más valioso en nuestra vida, podemos alinearnos con la voluntad del Señor y experimentar Su poder en nuestro camino.

Doctrina y Convenios 17: El papel de los testigos en la obra del Señor

¿Qué es un testigo?

Un testigo es alguien que ve, experimenta o testifica algo como verdadero. En términos espirituales, un testigo es una persona que confirma y declara la realidad de una verdad divina, especialmente en la obra de Dios.

En Doctrina y Convenios 17, el Señor llama a Oliver Cowdery, David Whitmer y Martin Harris para que sean los Tres Testigos del Libro de Mormón. A ellos se les prometió que verían las planchas de oro y otros artefactos sagrados relacionados con la historia nefita, y que debían testificar ante el mundo que el libro era verdadero.

¿Por qué el Señor se vale de testigos en Su obra?

2 Corintios 13:1 establece el principio de que “por boca de dos o de tres testigos se decidirá todo asunto”. Este principio se basa en la ley divina de que las verdades importantes deben ser confirmadas por múltiples fuentes para establecer su validez.

El Señor usa testigos en Su obra porque:
Confirman la verdad de los eventos sagrados.
Evitan que la verdad se base en el testimonio de una sola persona.
Aumentan la credibilidad del mensaje del Evangelio.
Permiten que más personas participen en la obra del Señor.

En el caso del Libro de Mormón, los Tres Testigos vieron las planchas por medio del poder de Dios y dieron testimonio de su realidad. Su testimonio fue impreso en cada edición del Libro de Mormón como una evidencia adicional de su veracidad.

¿Cómo ayudan los testigos a realizar los “propósitos justos” de Dios? (D. y C. 14:4)

En Doctrina y Convenios 14:4, el Señor dice que Su obra es llevar almas a Cristo. Los testigos juegan un papel clave en este propósito porque:
Dan fe de la realidad de la Restauración, motivando a otros a investigar el Evangelio.
Ayudan a fortalecer la fe de los creyentes, al proporcionar evidencia de la obra de Dios.
Cumplen las promesas de Dios, ya que Él había profetizado que testigos confirmarían la veracidad del Libro de Mormón.
Invitan a otros a actuar, ya que su testimonio es una invitación a leer y orar para saber la verdad.

El Señor establece testigos para confirmar Sus verdades y ayudar a cumplir Sus propósitos. En el caso del Libro de Mormón, los Tres Testigos jugaron un papel clave en la obra de Dios al testificar ante el mundo de su veracidad. Este patrón sigue vigente hoy, ya que cada uno de nosotros también puede ser un testigo de Cristo al compartir nuestro testimonio y ayudar a otros a venir a Él.


Resumen de Doctrina y Convenios 12–17 y José Smith—Historia 1:66–75

El llamado a la obra del Señor (Doctrina y Convenios 12; 14)

José Knight y David Whitmer buscaron guía sobre cómo participar en la obra del Señor. En respuesta, el Señor les enseñó que la mayor obra es “sacar a luz y establecer la causa de Sion” (D. y C. 12:6; 14:6). Se enfatiza que la fe, la humildad y la perseverancia son esenciales para cumplir con este llamamiento.

La restauración del Sacerdocio Aarónico (Doctrina y Convenios 13; José Smith—Historia 1:66–75)

El 15 de mayo de 1829, Juan el Bautista apareció a José Smith y Oliver Cowdery en Harmony, Pensilvania, y les confirió el Sacerdocio Aarónico, llamándolos “mis consiervos” (D. y C. 13:1). Esta restauración devolvió a la tierra la autoridad para bautizar y ministrar en las ordenanzas preparatorias del Evangelio.

La importancia de este sacerdocio se destaca en su conexión con:

  1. La ministración de ángeles (2 Nefi 32:2–3; Moroni 7:29–32).
  2. El evangelio del arrepentimiento (D. y C. 84:26–27).
  3. Las llaves del sacerdocio, que otorgan autoridad para presidir y administrar las ordenanzas (D. y C. 84:19; 107:18).

Las ordenanzas del Sacerdocio Aarónico, como el bautismo y la Santa Cena, preparan a los discípulos para recibir a Cristo y acceder a Su poder redentor.

La obra de traer almas a Cristo (Doctrina y Convenios 15–16). John y Peter Whitmer recibieron la misma revelación en la que el Señor declara que traer almas a Cristo es de mayor valor (D. y C. 15:4; 16:4). Esta enseñanza enfatiza la importancia de compartir el Evangelio y fortalecer a los demás en la fe.

El papel de los testigos en la obra del Señor (Doctrina y Convenios 17). El Señor llamó a Oliver Cowdery, David Whitmer y Martin Harris como los Tres Testigos del Libro de Mormón, dándoles la oportunidad de ver las planchas y testificar de su veracidad. Esta revelación resalta el principio de que Dios establece Su palabra mediante testigos (2 Corintios 13:1).

Los testigos cumplen un papel clave en la obra de Dios al:

  1. Confirmar la realidad de Sus revelaciones.
  2. Ayudar a edificar la fe de otros.
  3. Cumplir los propósitos justos del Señor ( y C. 14:4).

El estudio de estas secciones revela la importancia del sacerdocio, las ordenanzas y el testimonio en la Restauración del Evangelio. Nos invita a reflexionar sobre nuestra participación en la obra del Señor, recordando que, aunque nuestra contribución parezca pequeña, cada discípulo de Cristo es un consiervo en la obra maravillosa del Señor.