Mantened vuestra lámpara encendida

C. G. Octubre 1970logo pdf
Mantened vuestra lámpara encendida
por el presidente Harold B. Lee
Primer Consejero en la Primera Presidencia
Presidente del Consejo de los Doce

harold-b-lee-mormonAlguien dijo: «Un hecho es una idea cuyo tiempo ha llegado.»

Por más de treinta años, será el próximo abril, desde que soy miembro del Consejo de los Doce, se ha venido hablando de unificar las revistas de la Iglesia.  Siempre he pensado que esto sería correcto, pero que aún no era tiempo.  El hecho ha ocurrido porque su tiempo llegó.

Ustedes notarán que hemos dicho que esas revistas estuvieron al alcance de todos los países de habla inglesa donde tenemos miembros de la Iglesia.  Estarán preguntándose también acerca de los otros 18 idiomas en los cuales estamos enseñando el evangelio, once de los cuales ya tienen traducidas las lecciones de la Iglesia.  Deseo explicar que tenemos una revista unificada, impresa en muchos de los idiomas de esos pueblos.  Los materiales para estas revistas son editados a través de nuestro departamento editorial, con unas cuantas páginas libres para el uso de cada misión, utilizable por esa área particular.  Todo el material que va incluido en estas revistas es el mismo, pero impreso en el idioma de esos pueblos de modo que la Iglesia entera, en cada idioma traducido, tenga una revista que sea una comunicación directa del sacerdocio de la Iglesia.

Esto ha requerido mucho cuidado. El primer jueves de cada mes, una importante junta tiene lugar en la Sala de Concilios del templo, al cual todas las Autoridades Generales llegan en ayuno.  La primera parte de esta reunión trata de negocios, y en este tiempo, todas las proposiciones de nuevas ideas, métodos o empresas, son presentadas; después de ser procesadas durante el mes anterior por la lectura y el análisis cuidadoso de todas las Autoridades Generales de la Iglesia.

En esta reunión, pues, se dan los pasos necesarios para que se convierta en la política oficial de las Autoridades Generales de la Iglesia; la cual debe considerarse como la Constitución de la Iglesia y reino de Dios sobre la tierra.

Este es el proceso por el cual estas nuevas revistas llegaron a ser un «hecho».  Por medio de este proceso se ha logrado este hecho.  Este es el proceso por medio del cual un programa de capacitación para obispos, será inaugurado a través de toda la Iglesia. Este es el proceso mediante el cual será imaginado un sistema de presupuesto para toda la Iglesia, y así serán todos los demás programas que sean aprobados, tal como vienen ahora de las Autoridades Generales de la Iglesia, para todos los miembros de ella.

Ustedes comprenderán por qué estamos tan preocupados. Cuando el presidente Tanner y yo consideramos la emoción que causaría en la conferencia de junio la noticia de que habría una revista para la juventud, el presidente Tanner me dijo: «Por la lealtad de nuestro pueblo, debemos estar seguros de que estamos en lo justo.» Y esto nos ha preocupado sobremanera.  Para asegurarnos de la certeza de estas cosas, las hemos sometido a la oración y el ayuno, y a cuidadosa y madura consideración, a fin de que podamos conocer: «La voluntad del Señor, …la mente del Señor, … la voz del Señor,… y el poder de Dios para salvación» (D. y C. 68:4).  Debéis entender, pues, que estas resoluciones que os han sido anunciadas, recibieron la aprobación oficial.  Pedimos el apoyo de los miembros del sacerdocio ahora, para que conozcan esas revistas y vean que son las mejores revistas que cada grupo de nuestro pueblo, pueda obtener en todo el mundo.

Un pensamiento más: Sí tuvierais que sentaros de frente a esas luces relampagueantes por tantas horas como nosotros aquí en el estrado, podríais ver gotas de sudor en el rostro del élder Monson mientras él les hablaba, como podéis verlas en el mío y en el de todos los que les hablan.  Sentimos que la temperatura acá es quince grados más alta que donde estáis vosotros hermanos.  Digo esto para que os sintáis un poco más cómodos.

Estaba yo en Preston, Idaho hace algún tiempo, dedicando una capilla y pensaba, al sentarme en ese amable lugar: Vaya ¿no es maravilloso que tengamos estos edificios con aire acondicionado, y que no teníamos en mi juventud?  En el curso de la reunión, el obispo anunció que el sistema de aire acondicionado, por alguna razón no estaba trabajando.  Instantáneamente yo me sentí acalorado e incómodo.  Esto nos sucede cuando nuestra mente toma preferencia sobre nuestro cuerpo.

Yo le decía un día al hermano Evans: «Estas luces son devastadoras, parecen un castigo.» Y él me dijo algo que me hizo pensar: «Si usted quiere que lo vean debe estar encendido.»

Ahora quiero transformar esto en algo concreto para que vosotros lo penséis.  Si vosotros deseáis tener el poder del sacerdocio para beneficio propio o del mundo, debéis mantenerlo activo, debéis ejercerlo.  El Maestro dijo: «Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa.  Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos» (Mateo 5:15-16).

Si queréis ser vistos como poseedores del sacerdocio, debéis mantener vuestra lámpara encendida.

El Señor dijo en una gran revelación: si queréis que os dé un lugar en el mundo celestial, tenéis que preparamos, haciendo las cosas que os he mandado y requerido» (D. y C. 78:7).

Deseo hacer un comentario más: El reino de Dios debe ser una revolución continua contra las normas de la sociedad que caen muy por debajo de las reglas que ha establecido para nosotros el evangelio de Jesucristo.  En el campo de la vida pública, debe haber una continua revolución contra las proposiciones que contradicen los principios fundamentales establecidos por la Constitución Política de los Estados Unidos, la cual fue escrita por hombres inspirados por Dios para este propósito. (D. y C. 101:80.)

Si recordamos esto, estaremos en la línea de fuego de cada batalla contra las cosas que destruyen nuestra sociedad.

Estoy seguro de que todos nos impresionamos cuando el hermano Eldred G. Smith dijo en su discurso que no debería ser necesario dictar leyes para persuadir a los Santos de los Últimos Días a que santifiquen el día de reposo.  Sí el cuerpo del sacerdocio; los 150.000 miembros del sacerdocio que están en los diferentes lugares de reunión, quieren resolver aquí y ahora mismo que ni vosotros ni vuestras familias, de aquí en adelante, patrocinará ningún negocio que esté abierto en domingo, no pasará mucho tiempo para que esos negocios cierren los domingos.  Vosotros tendríais tal fuerza y poder que cerraríais esos negocios que encuentran provechoso abrir en domingo.  Ellos están sólo cubriendo las necesidades de la gente que demanda servicio en domingo. Pensad en esto, hermanos.

¡Literatura pornográfica!  Ha sido un verdadero choque, estoy seguro, para todos nosotros; leer el informe de la comisión que estudia los reportes de obscenidad y las recomendaciones de que debe haber una derogación de todas las leyes que prohíben la distribución gráfica de materiales sexuales a adultos que lo consientan. ¡Es horrible!  Ahora, mis hermanos, esta es una cuestión ante la que nosotros, como miembros del sacerdocio, debemos tomar una posición firme, hacer todo lo posible dentro de nuestra comunidad para asegurarnos con todos los medios a nuestro alcance y que, con todo nuestro poder estaremos luchando por evitar la distribución de cualquier clase de películas, anuncios o literatura pornográfica.  Es un placer para nosotros ver el anuncio en nuestros diarios locales de que muy pronto no habrá ningún anuncio de películas pornográficas en ellos.

Cómo desearíamos que esto sucediera en cada comunidad.  Si vosotros, hermanos, en todas vuestras comunidades, tomáis una posición firme, pienso que en poco tiempo alguien reconocerá el hecho de que no vamos a tolerar por más tiempo esta clase de propaganda encauzada a destruir la moral del pueblo.

Un pensamiento más y terminaré.  El presidente Smith habló del juramento y convenio que corresponde al sacerdocio.  Esta es sólo otra manera de explicar lo que el Señor ha revelado cuando habla a aquellos que serán herederos del reino celestial.  El dijo: «Estos son los que recibieron el testimonio de Jesús, y creyeron en su nombre, y fueron bautizados según la manera de su entierro, siendo sepultados en el agua en su nombre, y esto de acuerdo con el mandamiento que él ha dado,… de… recibir el Espíritu Santo por la imposición de manos… los que sella el Santo Espíritu de la promesa» (D. y C. 76:51-53).

En otra revelación él dijo que un hombre y su esposa que están sellados por el Santo Espíritu de la promesa, pasarán a los ángeles y a los dioses que están allí, a su exaltación y gloria en todas las cosas, conforme lo que haya sido sellado sobre sus cabezas. (D. y C. 132:19.)

En una explicación de lo que significa ser sellado por el Santo Espíritu de la promesa, uno de nuestros hermanos dijo esto: «Mientras recibimos bendiciones eternas de las manos del sacerdocio que tienen el poder de sellar en la tierra, lo cual será sellado en el cielo, esta revelación claramente establece que debe ser sellado por el Santo Espíritu (le la promesa también.  Un hombre y una mujer pueden, por medio de fraude o engaño, obtener su admisión a la Casa del Señor, y pueden recibir los pronunciamientos del santo sacerdocio, dándole, hasta donde su poder alcanza, tales bendiciones. Nosotros podemos engañar al hombre, pero no podemos engañar al Espíritu Santo, y nuestras bendiciones no serán eternas, a menos que ellas sean también selladas por el Santo Espíritu de la promesa.  El Espíritu Santo lee los pensamientos en los corazones de los hombres, y da su sello de aprobación a las bendiciones pronunciadas sobre sus cabezas; entonces estas realmente son eficaces y atan con toda su fuerza» (Melvin J. Ballard, «Three Degrees of Glory»).

Recordando esto, pues, hermanos, estamos preparados para comprender mejor lo que los hermanos querían decir en la dedicación del Templo de Idaho Falls acerca de la posición que debemos adoptar en asuntos tales como la política. Nos aproximamos a otras elecciones.  Escuchamos una vez más lo que pidieron nuestros hermanos en esa oración dedicatoria:

Rogamos porque los reyes, gobernantes y pueblos de todas las naciones bajo el cielo, puedan persuadirse de las bendiciones que goza el pueblo de esta tierra por razón de su libertad bajo el guía, y sean constreñidos a adoptar sistemas de gobierno similares para cumplimentar así la antigua profecía de Isaías: «. . .de Sión saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová» (Isaías 2:3).

Hermanos del sacerdocio, si nosotros somos unidos y dejamos nuestra luz brillar, y no ocultamos nuestra luz bajo un almud, sino que la ejercemos justamente, y permitimos que nuestros llamamientos del sacerdocio sean una eterna revolución contra las falsas normas de la sociedad o contra cualquier proposición que caiga por debajo de las reglas establecidas por el evangelio de Jesucristo, o de las asentadas en la Constitución de los Estados Unidos, escrita por hombres inspirados, entonces seremos una Potencia en el mundo, que vendría a ser «la obra maravillosa y el prodigio» que el Señor dijo que sería el reino de Dios. (Isaías 29:14.)

Pido porque sea así, hermanos y así podremos magnificar, como dijo el presidente Smith, nuestros llamamientos en el sacerdocio, en el nombre del Señor Jesucristo. Amén.

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