C. G. Abril 1976
No busquéis riquezas sino sabiduría
por el élder Franklin D. Richards
Ayudante del Consejo de los Doce
Mis amados hermanos, estamos viviendo en una de las épocas másinteresantes y notables, cuando el espíritu del Señor se derrama en abundancia sobre la faz de la tierra; pero también es una época de inmoralidad, tribulaciones e infelicidad, cuando los corazones de los hombres están puestos en los tesoros mundanales, los placeres y la superabundancia.
Uno de los grandes desafíos con los que nos enfrentamos hoy, es el de obtener suficiente conocimiento, entendimiento y fortaleza interna para poder vivir felices y tener éxito en este mundo de confusión y dificultades, y no dejarnos atrapar por el insano arrebato de las cosas materiales y los placeres.
Recientemente vinieron a mí dos jóvenes y un hombre un poco mayor que ellos a decirme que, aunque materialmente habían tenido éxito, todavía se sentían desdichados y confusos. Cada uno de ellos me pidió consejo para remediar su situación. Les dije que el Señor ya había contestado esa pregunta cuando dijo:
«No busquéis riquezas sino sabiduría; y he aquí, los misterios de Dios os serán revela-dos y entonces seréis ricos. He aquí, rico es el que tiene la vida eterna.» (D. y C. 6:7.)
Y agregué que probablemente necesitaran cambiar sus miras en la vida y buscar sabiduría, antes que demasiadas cosas materiales y placeres.
Los problemas que mis confusos amigos tenían son, en mi opinión, los mismos con los que tropiezan los 418.000 futuros élderes de la Iglesia. Básicamente, estos futuros élderes necesitan cambiar sus miras y buscar sabiduría, en lugar de placeres y cosas materiales. Quizás este sea uno de los problemas más vitales que enfrentan el Sacerdocio de Melquisedec y toda la Iglesia hoy en día.
Sin embargo, desde que el programa de futuros élderes fue anunciado en 1972, muchos de ellos han sido ordenados élderes y se encuentran activos en sus quórumes, asimismo, la actividad ha aumentado considerablemente. Así es que os recomiendo, dedicados líderes del sacerdocio, que luchéis por resolver estos problemas.
Ahora, como Director Gerente del Departamento del Sacerdocio de Melquisedec, quisiera llamaros la atención en cuanto a la exhortación del presidente Kimball de que alarguemos el paso; una manera eficaz de alargar el paso es empezar a trabajar con grupos del sacerdocio, ya sean futuros élderes u otros, en lugar de hacerlo en forma individual.
Una de las cosas que la mayoría de estos hermanos inactivos tienen en común, es que verdaderamente no conocen la doctrina de la Iglesia. Si la conocieran, la mayoría serían activos.
En mi experiencia, me he dado cuenta de que gran número de estos hermanos están casados con mujeres que no son miembros de la Iglesia. En tales casos, sería apropiado que el presidente del quórum de élderes pidiera al líder del barrio o misión, que los misioneros enseñaran a las esposas, con la cooperación y la presencia de los esposos inactivos. Por supuesto, los maestros orientadores deben continuar hermanando a estas familias.
Para poder enseñar y reactivar grupos grandes, me he dado cuenta de que es más efectivo enseñar y hermanar en grupos, en reuniones caseras; también ha dado mejores resultados cuando se trabaja con grupos que son compatibles en edad, educación e intereses. Con un poquito de esfuerzo generalmente es posible reunir personas que tengan afinidad entre sí.
En mi opinión, este enfoque misional debería constituir uno de nuestros mayores esfuerzos a fin de cumplir con nuestros objetivos; no debemos olvidar que el estudio es vital para obtener un conocimiento del evangelio y buscar sabiduría.
El Señor nos ha dicho «buscad palabras dé sabiduría de los mejores libros; buscad conocimiento, tanto por el estudio como por la fe»; y también «… enseñaos el uno al otro palabras de sabiduría» (D y C 88:118; 109:7).
Al estudiar el evangelio, aprendemos que hay un estado preexistente, aprendemos el propósito de esta vida y de una vida futura; sí, como la escritura nos promete, obtendremos sabiduría, y se nos revelarán los misterios de Dios.
Debe darse mayor énfasis cuando se enseña la doctrina de la Iglesia a los futuros élderes. En muchos casos los quórumes de élderes han logrado excelentes resultados al hacer que la preparación de los élderes para entrar al templo sea un proyecto de grupo.
Como muchos de los posibles élderes son hombres maduros, algunos quórumes han tenido éxito al utilizar sumos sacerdotes en el proceso de reactivación. Pueden también organizarse grupos que participen en eventos atléticos, bailes y muchas otras actividades recreativas, todas como parte del programa de reactivación.
A fin de enseñar, capacitar y hermanar a los futuros élderes, debemos hacerles participar en actividades de la Iglesia, aunque la primera asignación sea de menor responsabilidad. Recuerdo haber escuchado interesantes relatos de conversos o miembros a los que se estaba tratando de reactivar, a quienes se les asignaron pequeñas tareas que no requirieran demasiado tiempo o esfuerzo, y en cada ejemplo las personas participantes, se sintieron felices y consideraron que la experiencia había valido la pena. Hermanos, aseguraos que los futuros élderes y los nuevos conversos tengan la oportunidad de participar en actividades de la Iglesia.
Es interesante notar que frecuentemente, aun cuando busquemos la sabiduría en lugar de las riquezas, el Señor nos bendice con ambas como lo hizo con el rey Salomón. Cuando esto ocurre, tenemos la oportunidad de utilizar nuestra riqueza material en la edificación del reino de Dios.
El programa para reactivar a los posible élderes, no es el único que tiene un cometido importante para el sacerdocio hoy en día. Permitidme hacer un breve comentario con respecto a otros programas similares.
Una de las grandes necesidades de la actualidad es aumentar el amor y la unión de las familias, y como sabéis el programa de la noche de hogar llena este requisito. Es nuestra responsabilidad poner el ejemplo en nuestros propios hogares y como maestros orientadores que somos debemos motivar y animar a las familias que están bajo nuestro cuidado, a que lo hagan de esta manera. Todos los que llevan a cabo la noche de hogar pueden testificar que gracias a este programa, hay más amor entre los esposos, entre padres e hijos y entre los hermanos.
La orientación familiar es otro programa que nos preocupa en gran manera. El Señor nos ha indicado que el deber del maestro orientador en el sacerdocio es «visitar las casas de todos los miembros, exhortándolos a orar vocalmente y en secreto, y a cumplir con todos los deberes familiares . . . velar siempre por los de la Iglesia, y fortalecerlos» (D. y C. 20:51, 53).
Hermanos, magnifiquemos nuestros llamamientos como maestros orientadores y aquellas familias que visitemos serán fortalecidas y bendecidas.
Otro departamento que nos interesa sumamente es la AMM del Sacerdocio, el cual fue organizado más o menos hace tres años para llenar las necesidades de los jóvenes adultos-para hacerles sentir que tienen un lugar importante en la Iglesia-y para animarles a participar en las actividades de la Iglesia.
Los quórumes de élderes tienen bajo su responsabilidad a los hermanos solteros, para activarlos y hermanarlos, y la Sociedad de Socorro se encarga de hacer lo mismo con las mujeres solteras.
Los informes que recibimos de toda la Iglesia, muestran que hay un gran aumento en la participación de los jóvenes adultos, la mayoría de los cuales están organizados en grupos de la noche de hogar; en esta forma llenan su vida con actividades interesantes y beneficiosas, y, a su vez aligeran la carga de aquellos que están afligidos.
Personalmente he visitado dichos grupos en diferentes partes del mundo, y me he dado cuenta de que dentro de sus respectivas áreas de actividad, estas personas aprecian mejor el propósito de la vida y han encontrado felicidad y paz, más allá de sus esperanzas. Se ha progresado mucho y así será, estoy seguro, a medida que vayamos adquiriendo más conocimiento de sus necesidades.
Una de mis nietas ha comentado acerca del programa para jóvenes adultos: «Es tal vez el programa más sobresaliente que la Iglesia haya proporcionado a sus jóvenes. ¿Por qué? Porque tiene el potencial de llenar todas las necesidades religiosas, sociales, educativas, recreativas, o individuales. Lo más importante de todo es que el programa para jóvenes adultos cambia la vida de las personas. He visto muchos que eran tímidos y reservados y que habían pasado desapercibidos, que después de aceptar llamamientos de responsabilidad, florecen hasta llegar a ser líderes sobresalientes. Verdaderamente, es un programa inspirado.»
Hermanos, cuán agradecidos deberíamos estar por tener el sacerdocio en ésta, la dispensación del cumplimiento de los tiempos. Decidamos ahora que hemos de honrar siempre nuestro sacerdocio y magnificar nuestros llamamientos.
En resumen, permitidme deciros que fuera cual fuere nuestra edad, una de las preguntas más importantes que eventualmente tenemos que contestarnos es: «¿Buscaré riquezas materiales o sabiduría?»
Yo sé que todos nosotros, si buscamos sabiduría en vez de riquezas mundanales, seremos más felices, tendremos más paz y alcanzaremos la vida eterna. Que vivamos de tal manera que seamos dignos de estas bendiciones.
Os dejo mi testimonio de que yo sé que Dios vive y que Jesús es el Cristo. Sé también que el profeta José Smith fue el instrumento en las manos del Señor para restaurar el evangelio de Jesucristo en su plenitud, así como el poder para actuar en el nombre de Dios. También os doy mi testimonio de que el profeta Spencer W. Kimball es un Profeta de Dios. Que el Señor lo guíe y magnifique y que nosotros también lo apoyemos en toda forma, ruego en el nombre de Jesucristo. Amén.

























Está bien
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