La revelación

Conferencia General Abril 1978logo pdf
La revelación
élder Henry D. Taylor
Del Primer Quórum de los Setenta

Henry D. TaylorEn una ocasión, la Primera Presidencia dio este significativo informe: «Esta Iglesia debe su origen, su existencia y su esperanza para el futuro, al principio de la revelación continua».

La revelación, en el concepto más amplio, se define como «la comunicación de Dios con el hombre», y proviene de Dios en muchas diferentes maneras.

El primer Profeta de esta dispensación, José Smith, recibió revelación en casi todas las maneras en que Dios comunica Su voluntad a los hombres. La primera revelación que recibió fue una visita real de Dios el Padre y su Hijo resucitado, nuestro Señor Jesucristo.

Esta primera revelación, generalmente conocida como «la Primera Visión», tuvo grandes consecuencias. Primero, fue la gran contradicción de la afirmación de que no existían revelaciones, y que Dios no se comunicaba más con el hombre. Segundo, reafirmó la verdad de que en realidad el hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios. Tercero, no dejó dudas y testificó de que el Padre y el Hijo son dos personas distintas y separadas, siendo uno solamente en unidad de propósito y voluntad.

El Profeta recibió comunicación de personajes celestiales como en el caso de Moroni, quien le reveló la existencia de las planchas de oro, las cuales fueron traducidas y publicadas como el Libro de Mormón. Más tarde vino Juan el Bautista, quien restauró el Sacerdocio Aarónico; y Pedro, Santiago y Juan, quienes restauraron el Sacerdocio de Melquisedec; también los ángeles que se mencionan en lo que se conoce como la visión del Templo de Kirtland. (D. y C. 13, 27. 110.)

Si leemos Doctrinas y Convenios, nos damos cuenta de que muchas de las revelaciones allí escritas fueron recibidas por el profeta José Smith mediante el Urim y Tumim. Este fue el instrumento empleado por el Profeta para traducir el Libro de Mormón.

El Profeta recibió inteligencia divina por medio de visiones espirituales, como la que se encuentra en la Sección 76; también recibió revelación por medio de la inspiración de Dios, v verdaderamente, un gran número de revelaciones de Doctrinas y Convenios fueron recibidas de esta manera.

Al estudiar las Escrituras aprendemos acerca de otras maneras por las cuales el Señor se comunica con sus hijos aquí en la tierra. Esteban, quien fue apedreado. fue cubierto por el Espíritu Santo, y mirando hacia el cielo, vio la gloria de Dios y a Jesús, que estaba a la diestra de Díos. Saulo, que se encontraba presente en el apedreamiento, participó en la persecución de Esteban y otros seguidores de Jesucristo. Más tarde, en el camino hacia Damasco, vio una luz que descendía del cielo;

«y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?

El dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues, dura cosa te es dar coces contra el aguijón.» (Hechos 9:3-5.)

Saulo se convirtió, cambió totalmente, y fue conocido como Pablo. Más tarde fue escogido como uno de los apóstoles, siendo un fiel seguidor y discípulo del Señor.

Frecuentemente, los mensajes son dados por medio de sueños. Faraón, el rey de Egipto, tuvo algunos sueños y llamó a sus hombres sabios y a otros para que los interpretaran; pero éstos no lo pudieron hacer.

En su sueño Faraón se encontraba junto al río; del río subían siete vacas, hermosas y muy gordas, y pacían en el prado. Tras ellas, subían del río otras siete vacas de aspecto feo y enjutas de carne, y se pararon cerca de las vacas hermosas, y_ las vacas flacas devoraron a las gordas.

Faraón supo que había un joven que había sido injustamente puesto en la prisión, y que era muy hábil en la interpretación de sueños como los del copero y el panadero del Faraón; el nombre de este joven era José, y era uno de los doce hijos de Israel: José había sido vendido por sus hermanos a los ismaelitas, quienes pasaban rumbo a Egipto. José fue libertado de la prisión y cuando el Faraón le contó sus sueños, con la ayuda de Dios, él pudo interpretarlos; comprendió que habría siete años de abundancia que serían seguidos por siete años de escasez, y le sugirió al rey que durante los años de abundancia se almacenaran alimentos para los años de hambre que seguirían. El Faraón quedó sumamente impresionado, puso toda su confianza en José, y le asignó la responsabilidad del proyecto de almacenamiento; le otorgó poder y autoridad ilimitados y José llegó a ser el hombre más poderoso de Egipto, después del Faraón…

Uno de los mejores ejemplos de la influencia de la voz del Señor en nuestra mente, lo constituye la historia de Enós. Enós había sido bien educado por su padre, pero siendo joven e ingenuo era rebelde y cometió algunos errores; más tarde, al reconocer sus errores y la verdad de las enseñanzas de su padre, sintió un gran deseo de arrepentirse, poner su vida en orden y vivir en rectitud. Enós había gustado siempre de la caza. Un día, encontrándose de caza en el bosque, sintió un intenso deseo de ser perdonado por sus pasados errores, y arrodillándose, elevó una súplica pidiéndole al Señor que le perdonara; pasó así todo el día pidiendo perdón en sincera oración, y continuando con sus oraciones hasta el anochecer. Finalmente, sintió una voz que le dijo: «Enós, tus pecados te son perdonados». Puesto que sentía amor por sus hermanos, oró también por ellos. Cuando se encontraba bajo la influencia del Espíritu, sintió la voz del Señor en su mente.

Cuando nosotros sabemos que se sostiene a ciertos líderes de la Iglesia como profetas, videntes y reveladores, y reciben revelación concerniente a sus llamamientos, nos preguntamos, ¿quién más recibe revelación? El presidente Brigham Young enseñó que cada persona puede recibir revelación individual. Los padres pueden recibir revelación relacionada con su familia. Es mi firme creencia que el obispo de cada barrio y el presidente de cada estaca tienen el derecho de recibir revelación relacionada con los miembros de quienes son responsables. También, cada persona que acepta un llamamiento del Señor, tiene el derecho de recibir revelación concerniente a su llamamiento, siempre que esté viviendo con rectitud.

Pero hay una cosa que debemos recordar y tener siempre presente. Esta doctrina fue expresada por el presidente J. Reuben Clark, hijo, muchos años antes, en las siguientes palabras:

«El Señor ha declarado, que sólo el Profeta, Vidente y Revelador de la Iglesia, tiene el derecho de recibir revelación para la Iglesia, o para declarar la doctrina de la Iglesia. Ningún otro miembro tiene dicho derecho o autoridad.» (Church News, julio 31 de 1954, pág. 2.)

La persona que hoy recibe revelación es el presidente Spencer W. Kimball. Yo testifico que él recibe revelación del Señor concerniente a los asuntos de Su Iglesia. Que escuchemos sus consejos y tengamos la sabiduría y el buen juicio para seguirlos, pido en el nombre de Jesucristo. Amén.

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