Conferencia General Octubre 1978
Un ejemplo admirable
Elder Victor L. Brown
Obispo Presidente
«. . . un ejemplo maravilloso de lo que puede suceder en cualquier unidad de la Iglesia, no importa cuales sean las circunstancias, cuando los líderes y miembros comienzan a entender completamente y a vivir los principios básicos de los Servicios de Bienestar.»
Mis hermanos y hermanas, quisiera compartir con vosotros una presentación que ilustra claramente lo que puede suceder cuando los lideres y los miembros de la Iglesia comienzan a aplicar en su vida los principios fundamentales del Programa de Bienestar. Esta es la historia verídica de lo que logró una pequeña rama de la Iglesia en el pueblo de Bermejillo, cerca de Torreón, en México.
Bermejillo es un pueblito típico en el norte de México, con calles polvorientas y edificios de adobe. Hace ocho años se organizó allí una pequeña rama de la Iglesia. Las reuniones de la Iglesia se llevan a cabo en un cuarto de un edificio alquilado, al cual los miembros llaman «la casa de oración».
La mayoría de los hombres en la rama trabajan en el campo, en la tierra que el gobierno les ha asignado. Sus cosechas son, en mayor parte de algodón, maíz y frijoles (porotos), las que venden por intermedio de una pequeña cooperativa; esta les paga de $3.00 a $5.00 dólares por día, lo cual apenas les alcanza para sus gastos más esenciales.
La fuerza de esta pequeña rama descansa en la familia Castañeda. La madre y sus siete hijos, seis varones y una mujer, se bautizaron poco después que el evangelio se comenzó a predicaren Bermejillo, hace ocho años; desde ese entonces, los hijos se han casado y han convertido a sus esposas a la Iglesia. La familia esta planeando sellarse en el Templo de Arizona.
Julián Castañeda ha servido como Presidente de la Rama por cinco años, y ha dirigido en ella los asuntos temporales y espirituales.
Desde 1975 los misioneros de los Servicios de Bienestar han visitado Bermejillo semanalmente. Enseñan a los lideres y a los miembros sobre temas tales como higiene personal y nutrición, y ayudan al presidente de la rama en cualquier consulta que este tenga relacionada con los Servicios de Bienestar.
En los años siguientes a la llegada de estos misioneros especiales, el presidente Castañeda se ha reunido frecuentemente con su Comité de Servicios de Bienestar. Se han llevado a cabo varios proyectos para ayudar a los miembros en lo que se refiere a preparación personal y familiar; también se le pidió a una pareja que servia como misioneros de los Servicios de Bienestar, que ayudaran a los miembros a plantar un huerto familiar.
El presidente Castañeda obtuvo las semillas por intermedio de la comunidad y las distribuyó entre los miembros, dando el ejemplo al plantar el primer huerto. Casi todos los miembros lo imitaron y muy pronto se dieron cuenta de que para poder cultivar el huerto, iban a tener que mantener los cerdos encerrados.
También tuvieron que construir corrales para los pollos, puesto que estos podían escarbar las semillas y las plantitas sin darles tiempo a crecer; además de los huertos, también el almacenamiento se convirtió en parte del programa. Se les enseñó a los miembros cómo disecar frutas y verduras, y se comenzó a envasar en pequeña escala; se logró hacer mermeladas y jaleas, usando métodos locales apropiados.
Parte de su almacenamiento de un año incluía granos que ellos mismos habían cultivado. Tuvieron que aprender a proteger su almacenamiento de los insectos y las ratas; guardaron la madera que habían recogido en las montañas y la utilizaron como combustible para cocinar, y también para calentar el agua para lavar los platos y limpiar la casa.
Al hacerse hincapié en la limpieza y en el saneamiento, los miembros comenzaron a construir cuartos de baño contiguos a sus casas.
También construyeron duchas. Estas consistían en un tanque de 190 litros en el techo, el cual se llenaba de agua en la mañana, se calentaba con el sol durante el día, y estaba lista para una ducha en la tarde.
Los huertos y los cuartos de baño se convirtieron en una realidad. Las casas que habían estado poco cuidadas, con piso de tierra y sin camas donde se cocinaba haciendo fuego con palos y ramas dentro de la casa y sin tener chimenea ni tubos para la salida del humo-ahora tienen pisos de cemento, cocinas en las que preparan sus comidas provistas con la ventilación adecuada, o un lugar para cocinar separado de la casa principal mesas y sillas limpias, y cuartos ordenados.
Cinco años atrás, la mayoría de los edificios en Bermejillo se parecían, pero ahora, las casas de los Santos de los Ultimos Días se han convertido en el ejemplo del pueblo; se les reconoce fácilmente por su pintura fresca, sus verdes arboles y sus hermosas flores.
Los miembros de Bermejillo tenían acceso al agua que se llevaba por cañerías desde una ciudad cercana, pero que no era salubre para beber. Hervir el agua era demasiado difícil ya que el combustible era escaso, de manera que se les enseñó a las madres a purificarla con tres gotitas de cloro por cada litro de agua. Con este sistema se han reducido las enfermedades tales como la diarrea, la disentería y la fiebre tifoidea.
El presidente de la rama asignó a los misioneros de los Servicios de Bienestar que visitaran la casa de cada familia recién bautizada. Al cumplir con esta responsabilidad, los misioneros se encontraron a menudo con situaciones criticas en las que podían enseñar.
Por ejemplo, un día cuando entraron a la casa de unos miembros recién bautizados, la madre los saludó, los invitó a pasar y sentarse, y luego comenzó a llorar; su bebe estaba enfermo y tenia el estomago muy hinchado.
Después de investigar la situación, se supo que el niño nunca había comido nada salvo harina y agua, o leche en polvo. Durante ocho meses, la madre había tenido miedo de darle cualquier otro alimento porque «estaba tan enfermo», ¡y se encontraba enfermo por falta de nutrición!
Los misioneros le enseñaron a la madre cómo incluir poco a poco en la dieta del niño cereales, frutas y verduras; poco tiempo después, el pequeño empezó a restablecerse.
También se llevaron a cabo otros proyectos de preparación personal y familiar, incluyendo uno para ayudar a una familia inactiva a arreglar su casa, puesto que esto es lo que el presidente Kimball nos ha pedido a todos que hagamos.
Esta familia compuesta por ocho miembros, vivía en una pequeña habitación de tres por cuatro metros de superficie, con piso de tierra; en ella había dos camas grandes, una mesa chica y una pequeña cocina a queroseno; no tenían ni electricidad ni agua corriente. Entonces fue cuando entró en acción el Comité de los Servicios de Bienestar de La rama. Las hermanas de la Sociedad de Socorro acarrearon muchos baldes de agua para limpiar la casa, ayudaron a la familia a poner afuera los muebles para que tomaran sol y sacar las cosas inútiles que se habían ido acumulando por años; los maestros orientadores y otros poseedores del Sacerdocio ayudaron a componer los muebles; los misioneros de los Servicios de Bienestar participaron, dando lecciones sobre la limpieza y la higiene personal.
Otra forma en que los misioneros ayudaron a la rama fue presentando a las hermanas de la Sociedad de Socorro lecciones especiales tales como el cuidado del un bebe, y enseñaron principios y técnicas relacionados con el cuidado de la salud familiar. Las hermanas también aprendieron a confeccionar su propia ropa y a administrar el dinero con sabiduría.
Estas actividades han aumentado el amor de las hermanas por la Sociedad de Socorro, y ahora por primera vez las visitas regulares de las maestras visitantes se han convertido en una realidad.
También los niños se han beneficiado con los proyectos de preparación personal y familiar en Bermejillo. Los niños mayores desarrollan su capacidad para enseñar, mientras ayudan a los más pequeños a aprender las lecciones del evangelio. Los misioneros se han dado cuenta que solo con ser un ejemplo para ellos, les están enseñando principios muy importantes. Los niños están poniendo en practica el consejo del presidente Kimball en cuanto a ahorrar dinero para sus misiones. Además, ahora gastan las monedas que les sobran para comprar fruta en lugar de dulces.
.Los que no son miembros de la Iglesia también han sido influenciados por el ejemplo de los miembros en Bermejillo, y a algunos de ellos ya se les ha enseñado el evangelio.
A medida que la rama iba creciendo, el local donde se reunían se hizo muy chico para ellos, de manera que el presidente Castañeda obtuvo permiso para usar un terreno a fin de construir en el una capilla.
Otras ramas de la misión habían tenido muchos problemas para obtener un permiso similar, pero los funcionarios del pueblo de Bermejillo se habían dado cuenta de lo que la rama había logrado, y estaban complacidos ante la perspectiva de tener una capilla edificada en ese lugar.
Así fue que se construyó en forma provisoria una capilla de adobe en donde se reúnen actualmente, mientras tratan de reunir lo que les corresponde aportar para la construcción de una nueva capilla, para la cual ya han recibido autorización.
Gran parte del dinero lo están recaudando gracias a proyectos que a tal efecto lleva a cabo la rama. Todos los martes y jueves, las hermanas de la Sociedad de Socorro se dividen en pequeños grupos para hacer buñuelos y tamales; después los venden en los parques o de puerta en puerta. Una de las hermanas dijo que era muy difícil vender de puerta en puerta, pero después agregó: «Queremos nuestra capilla, y estamos dispuestos a hacer lo que sea necesario para ganar suficiente dinero»
Hasta la fecha, ellos han cumplido con todos sus compromisos, y la construcción de la capilla va a comenzar antes de fin de año.(*)
Todas estas cosas son un ejemplo maravilloso de lo que puede suceder en cualquier unidad de la Iglesia, no importa cuales sean las circunstancias, cuando los lideres y miembros comienzan a entender completamente y a vivir los principios básicos de los Servicios de Bienestar. Ved lo que estos santos han logrado apenas en cuatro años. Han comenzado a cultivar huertos y almacenar su producción, pintar sus casas, plantar arboles y flores, construir baños y duchas, limpiar y arreglar sus casas por dentro y por fuera, purificar el agua que utilizan y preparar adecuadamente sus alimentos, y proveer a sus hijos con dietas mas nutritivas.
Además de esto, los miembros han extendido la mano de la hermandad ayudando a familias inactivas a resolver sus problemas temporales, dando su amistad a los que no son miembros, y siendo un buen ejemplo de la forma en que viven los Santos de los Ultimos Días.
La espiritualidad de esta rama ha mejorado a través del aumento en la actividad de los miembros, una mejor preparación de los maestros de clases; mejores y más eficaces visitas de las maestras visitantes y de los maestros orientadores; más conversos; proyectos de la rama y sacrificio personal. Es interesante hacer notar que en los últimos cuatro años las ofrendas de ayuno han aumentado mas de diez veces por persona en esta rama.
En los logros alcanzados por la rama de Bermejillo, se dejan ver los principios de amor, servicio, trabajo, autoconfianza, consagración y mayordomía. En verdad, estos miembros van en camino a establecer el ideal de Sión.
Estoy convencido de que cualquier barrio o estaca de la Iglesia puede lograr el mismo éxito que logro esta rama. Lo obtendrán como resultado de organizar comités de Servicios de Bienestar, y de vivir y enseñar los principios fundamentales de este programa. Muchos barrios y estacas tienen sus propias fuentes de ayuda; pero si dichas fuentes no existieran, se pueden seguir los pasos ya establecidos para llamar misioneros de los Servicios de Bienestar, a fin de ayudar a las unidades donde haya graves problemas temporales.
Ojalá que todos nosotros, como los santos de Bermejillo, captemos la visión de los Servicios de Bienestar. Trabajando juntos, podemos establecer la Sión de los Ultimos Días. Que podamos lograrlo, ruego en el nombre de Jesucristo. Amen.
(*) Nota de la editora: Se refiere a 1978.
























