Testimonio

Conferencia General Abril 1980logo pdf
Testimonio
por el presidente Marion G. Romney
Segundo Consejero en la Primera Presidencia

Marion G. RomneyMis queridos hermanos, es algo grandioso poseer el Sacerdocio de Dios y ser sus representantes en el mundo. Estoy muy agradecido por la bondad y misericordia que el Señor tiene para mí y por las grandes oportunidades que me ha dado de servirle. Desde los años más tiernos de mi vida he tenido en el sacerdocio una responsabilidad que he tratado de cumplir. Esta noche quiero expresar mi agradecimiento al Señor por la presencia de todos vosotros, mis hermanos. Quiero que El sepa que estoy agradecido por las oportunidades que he tenido en mi vida y por mis antepasados, tanto paternos como maternos.

He estado relacionado con las Autoridades Generales durante cuarenta años, y sirviendo con ellos he disfrutado mucho de mis diferentes responsabilidades. Puedo atestiguar de la rectitud de los hombres con quienes he trabajado y os digo que es algo muy especial trabajar con personas como el presidente Kimball y el presidente Tanner, porque son honrados y llevan a cabo tareas extraordinarias; trabajan mucho más allá de lo que les permiten sus fuerzas y les guía el poder del Señor. Estoy agradecido por la oportunidad de trabajar con ellos, y por la fortaleza y el espíritu que he sentido en los discursos que se han pronunciado.

Quiero dejaros mi testimonio y expresar mi deseo de permanecer fiel durante todos los días de mi vida. Ruego al Señor que me ayude con el don del discernimiento para poder prestar atención a la inspiración del Espíritu. Entre las muchas escrituras que considero mis favoritas, una de las que me han sido de gran ayuda es la declaración del Señor cuando dice que:

«. .el Espíritu da luz a cada ser que viene al mundo; y el Espíritu ilumina a todo hombre por el mundo, si escucha la voz del Espíritu.

Y todo aquel que escucha la voz del Espíritu, viene a Dios, aun el Padre.

Y el Padre le enseña concerniente al convenio» (se refiere al convenio del evangelio). (D. y C. 84:4648. )

Hermanos, tratad de vivir de modo tal que podáis tener el Espíritu en todas vuestras actividades. Orad para recibir discernimiento, para que podáis oír la voz del Espíritu y entenderla; y luego orad para tener el valor de seguir su guía divina. Estamos viviendo en una era muy importante en la historia de la humanidad, ésta es la dispensación del cumplimiento de los tiempos.

Estamos llegando a la época de la que habló el Salvador diciendo que robaría las almas de los hombres. Somos el Sacerdocio ungido de Dios, no hay duda alguna en cuanto a ello, y se espera que seamos sinceros y fieles y mostremos al mundo el camino para escapar de la destrucción que ciertamente sobrevendrá a los inicuos. Nuestra responsabilidad es llevar una vida que predique el evangelio con el ejemplo y poder citar las Escrituras que nos han enseñado. Debemos vivir de tal manera que al vernos las personas sepan que vivimos principios de vida eterna.

Os amo y mientras viva deseo serviros todo lo que pueda. Quiero ser digno de pararme al lado de mis hermanos de las Autoridades Generales y de mis demás hermanos de la Iglesia. Creo que vuestra lucha y servicio y vuestra vida diaria son un testimonio que el Señor aceptará y por el que os bendecirá.

Os doy mi testimonia y ruego que el Señor bendiga a cada hombre y jovencito que posea el sacerdocio, para que podamos honrar nuestros llamamientos y recibir el premio de los servidores fieles. Y pido estas bendiciones en el nombre de Jesucristo, nuestro Redentor. Amén.

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