Un profeta para nuestra generación

Conferencia General Octubre 1981logo pdf
Un profeta para nuestra generación
por el presidente Ezra Taft Benson
Presidente del Consejo de los Doce

Ezra Taft BensonEsta mañana me gustaría hablaros de la misión y el llamamiento de un profeta moderno entre los de nuestra era.

Se da por sentado que la fe de los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días se basa en la afirmación de que José Smith es un Profeta de Dios, y que él declaró que el Libro de Mormón surgió como resultado de visitaciones angélicas que recibió entre los años 1823 y 1827.  Al enterarse de esto, muchos aseguran que es inconcebible que ángeles visitaran la tierra en esta época moderna.

La Biblia contiene pruebas de que Dios dirigió por revelación los asuntos de su Iglesia en la tierra por más de cuatro mil años, v que cuando era necesario, lo hacia por medio de mensajeros celestiales.

Al describir las condiciones de los últimos días, relacionadas con la segunda venida de Jesucristo, Juan profetizó que antes del regreso del Salvador, el mundo recibiría una amonestación de que la hora del juicio de Dios estaba cerca.  Esa amonestación vendría por medio de un ángel del cielo que declararía un «evangelio sempiterno».  Oíd sus palabras:

«Vi volar por en medio del cielo a otro ángel, que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo, diciendo a gran voz: Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas. (Apocalipsis 14:6-7.)

Si uno acepta el testimonio de Juan el Revelador, no debe sorprenderse al oír hablar de nuevas revelaciones y de la visita a la tierra de un mensajero celestial.

Nuestro testimonio solemne es que este mensajero apareció ante el profeta José Smith al comienzo del siglo XIX.  Este anuncio de que un ángel de Dios se apareció al Profeta en nuestro tiempo concuerda completamente con las profecías del Nuevo Testamento y debe, por lo tanto, guiar el interés de todo aquel que busque fervientemente la verdad.

En vista de que Jesús dijo que en los últimos días, antes de su segunda venida, vendrían profetas, tanto verdaderos como falsos, la incógnita que surge es: «¿Habló José Smith como portavoz de Dios? ¿Fue él un profeta verdadero?»

Mi deseo es ofrecer algunas evidencias de la misión de José Smith como Profeta para esta dispensación del evangelio.

La principal evidencia que apoya la afirmación de que José Smith fue el portavoz de Dios Todopoderoso fue la publicación de un registro de Escritura, el Libro de Mormón.

El Libro de Mormón es un registro de los antiguos habitantes del continente americano y contiene el relato de la visita y el ministerio de Jesucristo al pueblo de este continente después de su ascensión en Jerusalén.  El propósito primordial de este registro es convencer a una generación posterior de que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios.  De manera que el Libro de Mormón es un testigo adicional, junto con la Biblia, de la divinidad de Jesucristo.

José Smith obtuvo este antiguo registro de un mensajero celestial, tal como Juan lo profetizó.  Este ángel se le apareció y le reveló el jugar donde se encontraban los registros antiguos, los cuales estaban grabados en planchas metálicas y ocultos en una caja de piedra.  A su debido tiempo, se le dieron al joven profeta las planchas y los medios para traducirlas.  Entonces el libro se publicó al mundo como Escritura aprobada.

También, en armonía con el testimonio de Juan, el libro contiene el evangelio sempiterno», el mismo que predican ahora al mundo nuestros misioneros.

Os invitamos a verificar la veracidad de nuestro testimonio en cuanto al origen del Libro de Mormón.  Podéis hacerlo leyéndolo y preguntándole a nuestro Padre Celestial si estas cosas son verdaderas.  Os prometo que si sois sinceros, recibiréis una confirmación de su veracidad por el poder del Espíritu Santo.  Millones de personas testifican con sinceridad de esta verdad.

Una característica que nos revela a un verdadero profeta es que éste declara un mensaje de Dios, no se excusa por el carácter de su mensaje, ni teme las repercusiones sociales que puedan llevar consigo burla y persecución.

En su juventud José Smith buscó la verdad.  La confusión entre las iglesias existentes en su época lo llevaron a preguntarle a Dios cuál era la verdadera.  Como respuesta a su oración, vio una columna de luz brillante.  Estas son sus palabras:

«Al reposar sobre mí la luz, vi en el aire arriba de mí a dos Personajes, cuyo fulgor y gloria no admiten descripción.  Uno de ellos me habló, llamándome por mi nombre, y dijo, señalando al otro: Este es mi Hijo Amado: ¡Escúchalo!» (José Smith-Historia 17.)

José le preguntó al segundo Personaje, que era Jesucristo, cuál de las sectas cristianas era la correcta.  Se le dijo que no debería unirse a ninguna de ellas, pues ninguna era correcta.

Algunos trataron su testimonio con un espíritu de contención e iniciaron falsas historias, incitando la persecución en su contra.  El joven Profeta, como el apóstol Pablo de la antigüedad, no negó su testimonio, sino que defendió su afirmación con estas palabras:

«Porque había visto una visión; yo lo sabía, y comprendía que Dios lo sabía; y no podía negarlo, ni osaría hacerlo; por lo menos, sabía que haciéndolo, ofendería a Dios y caería bajo condenación.» (José Smith-Historia 25.)

El sello máximo de un verdadero profeta es cuando pronuncia, en el nombre del Señor, palabras que se hacen realidad.  El Señor mismo le explicó a Moisés esta verdad diciendo:

«Si el profeta hablare en nombre de Jehová, y no se cumpliere lo que dijo, ni aconteciera, es palabra que Jehová no ha hablado; con presunción la habló el tal profeta.» (Deuteronomio 18:22.)

A muchas de las profecías de José Smith que están escritas se les puede aplicar esta prueba.  Quisiera ilustrar esto con dos ejemplos:

En 1832, José Smith profetizó que los estados del sur y del norte de los Estados Unidos pronto se dividirían en guerra civil; que dicha guerra sería el comienzo de las guerras mundiales que con el tiempo involucrarían a todas las naciones y el resultado sería la muerte y la miseria para muchas almas.  Específicamente dijo que la gran Guerra Civil comenzaría con una rebelión en Carolina del Sur. (D. y C. 87.) Esta profecía se publicó al mundo en 1851.

Como cualquier estudiante de secundaria sabe, la guerra civil estadounidense comenzó con la secesión de Carolina del Sur de la Unión de los Estados, siguiéndole otros estados.  Cuando Lincoln proporcionó provisiones para la Unión en Fort Sumter, Carolina del Sur, las fuerzas confederadas abrieron fuego contra el fuerte.  Desde ese terrible día, en 1861, el mundo ha visto la muerte y la miseria de muchas almas como resultado de la guerra.

El deseo del profeta José Smith era salvar la Unión de tan sangriento conflicto.  El reconoció la iniquidad de la esclavitud e instó al Congreso a que la aboliera y pagara a los propietarios de esclavos del producto de la venta de tierras fiscales.

No se le dio oído a su mensaje y casi medio millón de almas murió en la Guerra Civil.

Otra profecía de gran importancia fue la pronunciada ante un hombre, un joven juez llamado Stephen A. Douglas, a quien José Smith le dijo en presencia de otras personas:

«Señor juez, usted pretenderá a la presidencia de los Estados Unidos; y si jamás vuelve la mano contra mí o contra los Santos de los Ultimos Días, usted sentirá el peso de la mano del Omnipotente sobre su persona; y usted vivirá para ver y saber que le he testificado la verdad, porque la conversación de este día persistirá en su memoria toda su vida.» (Enseñanzas del Profeta José Smith, pág. 369.)

Stephen A. Douglas fue candidato a la presidencia de los Estados Unidos; tuvo la oportunidad de defender a la Iglesia, pero en un discurso político que pronunció en 1857 la atacó diciendo que era «como una úlcera en el cuerpo político», y aconsejó al Congreso que la eliminara.

Había quienes afirmaban que nadie tenía mejores posibilidades de ser presidente de la nación que Douglas, pero cuando se dieron a conocer los resultados de la elección sólo había recibido doce votos electorales.  La victoria la obtuvo un desconocido llamado Abraham Lincoln.

Un año después de la elección, Douglas murió arruinado, en la primavera de su vida.

Otra prueba de la veracidad de un profeta la estableció el mismo Salvador, y es por medio de ella que se deben distinguir los profetas verdaderos de los falsos.

«Por sus frutos los conoceréis.» (Mateo 7:20.)

Considerad algunos de los «frutos» de las enseñanzas de José Smith:

La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días cuida de sus pobres y necesitados con los diezmos y las ofrendas de sus miembros.  Como resultado de las enseñanzas del Profeta, los Santos de los Ultimos Días observan fielmente lo que el Señor dijo:

«En cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis.» (Mateo 25:40.)

El profeta José Smith dijo que la Iglesia no estaría completamente organizada hasta que las mujeres tuvieran su propia organización.  Así que en 1842 organizó la Sociedad de Socorro, que hoy día es la organización de mujeres más grande en todo el mundo.  Utah fue uno de los primeros Estados que otorgó a la mujer el derecho de votar.

Esta es una Iglesia misionera.  Jesús dijo que una de las señales de los tiempos antes de Su segunda venida sería que el evangelio del reino se predicaría en todo el mundo como testimonio a todas las naciones. (Mateo 24:14.)

Se espera que todos los jóvenes y muchas parejas presten sus servicios como misioneros.  El aprendizaje se inicia en el hogar y aumenta con responsabilidades adicionales que recibimos en la Iglesia. La capacitación en el sacerdocio para jóvenes varones comienza a los doce años y continúa por el resto de la vida.

Además, la Iglesia tiene centros de capacitación misional donde los misioneros reciben instrucciones y capacitación como preparación para enseñar el evangelio en todas las naciones y en el idioma correspondiente.

¿Cuán eficaz es esta capacitación?  A la Iglesia le llevó 117 años llegar a tener un millón de miembros, pero en dieciséis años se llegó al segundo millón; en nueve, a los tres millones; en seis se completó el cuarto y en sólo tres se ha alcanzado el quinto millón.  En menos de dos décadas, tres millones de personas se han unido a la Iglesia.

Hoy día hay alrededor de treinta mil misioneros enseñando en setenta y una naciones en el mundo.  La mayoría dona su tiempo y servicio y los gastos corren por cuenta de ellos o de sus familias.

José Smith y sus sucesores han hecho hincapié en la educación de todos los miembros.  Tal estímulo ha dado resultados maravillosos.  El Dr. Clark Kerr, director del Consejo Carnegie, de Normas de Estudios Superiores, en los Estados Unidos dijo:

«En educación, Utah es el estado que está a la cabeza en toda la nación, y de hecho, en todo el mundo. . .

Utah es el primero, en porcentaje de población total de inscriptos en escuelas y universidades, entre edades de 3 a 34 años.

Utah es el primer estado en porcentaje de población inscripta en escuelas, para todas las edades, con la excepción de las edades de 16 a 17 años . . .

Utah es el primer estado en promedio de años de educación completados entre todos sus ciudadanos de 25 años mayores. . .

Utah, en general, ha sido … un modelo de desarrollo educacional, una de las fuentes de liderazgo. . .» (University of Utah, Commencement Address, Salt Lake City, 1974, págs. 2-4.)

De las revelaciones dadas a José Smith, la más susceptible a la investigación científica es la Palabra de Sabiduría.  En esta revelación, recibida en 1833, se instruyó a los miembros de la Iglesia a que se abstuvieran de café, té, tabaco y de todas las bebidas alcohólicas.

A quienes obedecieran el mandamiento se les prometió «salud en su ombligo y médula en sus huesos» (D. y C. 89:18).

En relación con los miembros de la Iglesia, se ha hecho un gran número de estudios científicos.  Uno de éstos indicó que los Santos de los Ultimos Días en Utah tienen 65% menos casos de cáncer al pulmón que el resto de la población en los Estados Unidos, y que los de enfermedades al corazón son un 35% del promedio nacional. (Church News, junio 23 de 1979, págs. 5, 10.)

En otro estudio, hecho en California, donde los mormones integran menos del 2% de la población, el doctor James Enstrom, un físico radiólogo de la Universidad de California en Los Angeles, que no es miembro de nuestra Iglesia, encontró resultados sorprendentes: Los mormones tienen un promedio de 75% menos de cáncer al pulmón que el de toda la nación y en cáncer en general, su promedio es un 45% menor que el promedio nacional.

Al concluir su estudio, el Dr. Enstrom dijo de los mormones:

«Deben estar haciendo algo correcto.» (Citado por Bill Davidson, «What Can We Learn About Health from the Mormons?» -¿Qué podemos aprender de los mormones con respecto a la salud?- Family Circle, enero de 1976, pág. 82.)

José Smith recibió la revelación acerca de la Palabra de Sabiduría en el año 1833.  Hoy día, la misma ciencia médica ha comprobado la veracidad de esa revelación.

Sí, «por sus frutos los conoceréis» (Mateo 7:20).  Los frutos de las enseñanzas del profeta José Smith han resistido más de 150 años de investigación, crítica y persecución.  El mensaje, la Iglesia, y los miembros son una prueba de la veracidad de su testimonio y de sus obras.

Al igual que los profetas de la antigüedad, que en sus propios países fueron vituperados, perseguidos y muchos perdieron la vida, José Smith también fue insultado y martirizado en su propia época.

¿Fue José Smith enviado por Dios?  Nuestra respuesta es «¡sí!’. «Vivió grande y murió grande y los ojos de Dios y de su pueblo; y como la mayoría de los ungidos del Señor en tiempos antiguos, ha sellado su misión y obras con su propia sangre.» (D. y C. 135:3.)

Os testifico que Dios ha hablado nuevamente desde los cielos; que la visita de Dios el Padre y su Hijo Jesucristo es el mayor acontecimiento en este mundo desde la resurrección de Jesucristo.  Dios vive; Jesús es el Cristo, el Redentor del mundo y no sólo un maestro de moral como lo consideran muchas personas, sino el Salvador del género humano, el mismo Hijo de Dios.

Os doy mi testimonio de que José Smith fue un Profeta del Dios viviente, uno de los más grandes profetas que ha vivido sobre la tierra.  El fue el instrumento en las manos de Dios para restaurar el evangelio en esta dispensación, la mayor de todas y la última, antes de la segunda venida del Señor.

Testifico que a la cabeza de esta Iglesia tenemos hoy a un Profeta del Dios viviente, quien posee toda la autoridad necesaria para llevar a cabo el plan del Padre para bendecir a Sus hijos.

Así como sé que Dios vive, sé que estas cosas son verdaderas y os doy mi testimonio en el nombre del Señor Jesucristo.  Amén.

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