El día de ayuno

Conferencia General Octubre 1985logo 4
El día de ayuno
élder Howard W. Hunter
del Quórum de los Doce Apóstoles

Howard W. Hunter 1«El disciplinarnos a nosotros mismos mediante el ayuno nos permite estar en armonía con Dios y el día de ayuno nos brinda la ocasión de dejar a un lado lo temporal para poder disfrutar de las impresiones mas sublimes de lo espiritual.»

De no ser por la conferencia general, hoy estaríamos asistiendo a los servicios del día de ayuno en nuestros respectivos barrios dado que hoy es el primer domingo del mes. No sólo eso, sino que también estaríamos ayunando para cumplir con la practica establecida para los miembros de la Iglesia. En ese sentido, La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días es singular, aunque el principio del ayuno se ha observado a lo largo de la historia eclesiástica.

Las circunstancias bajo las cuales se origino el ayuno en los tiempos antiguos o cual fue su propósito en el principio parecen imposibles de verificar, tomando como base los registros que tenemos. Sin embargo, hay indicios de que se practicó en tiempos muy antiguos como una expresión de angustia o sentimiento. Estaba relacionado con un pesar grave y profundo por el pecado, con periodos de duelo y con ocasiones de gran emoción.

Los primeros israelitas practicaron el ayuno, aunque hay pocas referencias a ello. Generalmente, dichas referencias están relacionadas con alguna ocasión en particular o con los intentos por recibir comunicación de Dios, como fue el caso del ayuno de Moisés y del de Elías el profeta (Exodo 34:28; I Reyes 19:8).

Existe poca información en cuanto al ayuno practicado por el pueblo de Israel en su totalidad antes del periodo del exilio, excepto los que se hacían para las ocasiones especiales, como la muerte de Saúl y de Jonatán. (1 Samuel 31: 13; 2 Samuel 1 :12.) Hubo otros ayunos públicos con el fin de invocar la ayuda divina antes de las guerras o las batallas. (Jueces 20:26; 2 Samuel 14:24; 2 Crónicas 20:3.) Se puede deducir que Moisés ayunaba porque en sus escritos mencionó el ayuno aunque no hizo referencia a ninguna ocasión en particular.

Sin embargo, después del exilio, se comenzaron a observar ayunos públicos y privados, y en ocasiones acompañaban a estos el llanto y la túnica de penitente. El ayuno mas importante era cl de la celebración anual del Día de Expiación. También se hizo costumbre de los fieles del judaísmo el ayunar dos días a la semana; el segundo y el quinto día. que eran los días en que Moisés había subido y bajado del monte Sinaí.

Pero ya acercándonos a la era cristiana, encontramos una gran devoción al ayuno entre los grupos extremistas de los judíos, especialmente el de los fariseos; pero Jesús no dio instrucciones a sus discípulos al respecto ni estableció ningún requisito especifico referente a la naturaleza o a la frecuencia del ayuno. Sin embargo, en su Sermón del Monte, dijo: «Cuando ayunéis, no seáis austeros, como los hipócritas» (Mateo 6:16). Esto indicaba que se debía ayunar con sinceridad. El mismo había ayunado cuarenta días y cuarenta noches (Mateo 4:2).

Muchas cosas que se establecieron al tiempo de Cristo se cambiaron y se falsearon después de la muerte del ultimo Apóstol. El ayuno y la oración habían sido practicas voluntarias, pero con el tiempo, se sujetaron a reglas eclesiásticas, las que se esperaba que todos los que comulgaran siguieran y observaran bajo pena de ser excomulgados.

Cuando los primeros colonos se establecieron en l as costas de l este de Norteamérica, no siguieron los ayunos acostumbrados de las iglesias de las que se habían separado. Establecieron sus propios días de ayuno, muchos de los cuales se han perpetuado hasta el presente. Algunos de esos días de ayuno encontraron el apoyo de cuerpos legislativos y de funcionarios civiles.

Muchos de los primeros miembros de esta Iglesia provenían de la Nueva Inglaterra o tenían alguna influencia de la formación religiosa de los colonos y el ayuno era parte de sus creencias religiosas. Es probable que por causa de esa formación, muchos hayan sentido la necesidad de estar en comunión con su Padre Celestial. Siguieron las enseñanzas del Señor y ayunaron secretamente (Mateo 6:17-18), pero en la historia de los primeros días de la Iglesia, no se hace ninguna mención de este principio.

La revelación moderna que se encuentra en Doctrina y Convenios hace poca mención del ayuno y no da ninguna instrucción especifica al respecto. Un año y medio después de la organización de la Iglesia, el profeta José Smith recibió una revelación que menciona la observancia del día del Señor y de paso nombra el ayuno sin ningún comentario adicional. A continuación cito una porción de la revelación que lo refiere:

‘Y en este día no harás ninguna otra cosa sino preparar tus alimentos con sencillez de corazón, a fin de que tus ayunos sean perfectos, o en otras palabras, que tu gozo sea cabal.

«De cierto, esto es ayunar y orar, o en otras palabras, regocijarse y orar.» (D. y C. 59:13 14.)

Este es un eco de los tiempos del Antiguo Testamento y en esta dispensación se confirma el principio del ayuno en el espíritu de la oración.

Al año siguiente, se recibió una revelación del Señor mas explícita sobre el tema, en la cual dijo: «También os doy el mandamiento de perseverar en la oración y el ayuno desde ahora en adelante» (D. y C. 88:76).

Antes de ese tiempo, la ley del ayuno no se había observado en forma regular en la Iglesia. Las palabras de esta revelación, «perseverar en la oración y el ayuno desde ahora en adelante», parecen indicar la institución de las reuniones de ayuno, pero por lo visto no las hubo hasta después de la construcción del Templo de Kirtland en 1836.

La única otra mención que se hace del ayuno en las revelaciones modernas esta relacionada con la construcción del Templo de Kirtland y también se menciona en la oración dedicatoria del mismo, en la que se hace referencia al templo como a «una casa de oración, una casa de ayuno» (D. y C. 88:119; 95:7, 16; 109:8, 16). En el Libro de Mormón, frecuentemente se hace referencia al ayuno, pero estos son escritos antiguos, al igual que los de la Biblia. Las Escrituras de esta dispensación nos dan poca información al respecto.

No sabemos cuando se adoptó la practica regular del ayuno en la Iglesia, pero algunos registros indican que en el Templo de Kirtland se realizaron algunas reuniones de ayuno el primer jueves de cada mes en el año 1836. La única indicación de que esos ayunos hayan estado relacionados con donativos a los pobres es un comentario que hizo Brigham Young mas de treinta años después en el antiguo Tabernáculo de Salt Lake City. Dijo lo siguiente:

«Ya sabéis que el primer jueves del mes tenemos un día de ayuno. ¿Cuantos de vosotros conocéis el origen de este día? Antes de que se pagaran diezmos, ya se daban donativos para ayudar a los pobres, pues estos, en Kirtland, acudían a José Smith en busca de ayuda y el dijo que habría un día de ayuno, lo cual se determinó. Debía efectuarse una vez al mes, como se hace ahora, y todo lo que se habría consumido ese día. ya fuera harina, carne, mantequilla, fruta o cualquier otra cosa, debía llevarse a la reunión de ayuno y ponerse en manos de la persona escogida para ese propósito con el fin de administrarlo y distribuirlo entre los pobres.» (Journal of Discourses. 12:115.)

Aunque Brigham Young indicó que se tomó esta decisión, no hay registro alguno de que se haya observado.

En Nauvoo hubo algunos ayunos con un fin especial, pero no se ayunaba en forma regular. Hacia 1845 se hizo un ayuno en Nauvoo para proveer para los pebres. En la historia de la Iglesia encontramos la siguiente anotación que hizo Brigham Young:

«Jueves 15. . . Día de ayuno: Se detuvieron todas las faenas. Se efectuaron reuniones en varios barrios y los obispos recibieron donativos para los pobres; se aportó lo suficiente para satisfacer las necesidades de los pobres hasta que recojamos la cosecha.» (History of the Church, 7:411.)

Durante el éxodo de Nauvoo y después de la llegada de los Santos de los Ultimos Días al valle de Salt Lake, se hicieron varios días de ayuno especiales con fines diversos, algunos el primer jueves del mes. No es posible determinar con seguridad cuando se convirtió en practica regular el día de ayuno, pero durante los años difíciles de 1855 y 1856, por causa de la prolongada sequía, el riguroso invierno y la plaga de las langostas, muchos de los miembros de la Iglesia se encontraban en condiciones desesperantes. Esto es lo que Brigham H. Roberts escribió al respecto:

«Con el fin de satisfacer la gran necesidad que había entre los Santos de los Ultimos Días durante esos años tan difíciles, se estableció el día de ayuno; los siervos del Señor instituyeron el primer jueves del mes como día de ayuno con la mira de tomar lo que se ahorrara mediante este sacrificio y entregarlo a los que tenían necesidad. Este plan para atender a las emergencias se convirtió en una practica establecida.» (En Conference Report, abril de 1913, pág . 120. )

Antes de ese tiempo, se había sostenido a los pobres mediante donativos, pero desde entonces, el cuidado de los pobres quedó ligado al día de ayuno y lo que se donaba llegó a conocerse como las ofrendas de ayuno; estas se llevaban a las reuniones mensuales de ayuno. Desde ese tiempo en que los Santos de los Últimos Días llegaron a los valles de las montañas Rocosas hasta 1896, se efectuó un día de ayuno regularmente cada primer jueves del mes y las ofrendas se daban en su mayoría en especie.

En aquellos primeros días, cuando eran pocos los miembros de la Iglesia, el efectuar el día de ayuno en jueves no representaba un problema, pero al pasar el tiempo, las personas tenían que faltar a su trabajo para asistir a esas reuniones, los comerciantes tenían que cerrar sus negocios y surgieron muchas dificultades mas al tratar de observar este día entre semana. La Primera Presidencia y los Doce decidieron que el ayuno mensual se realizaría el primer domingo del mes y se estableció el primer domingo de diciembre de 1896 como la fecha del cambio. Desde ese día hasta la fecha, casi un siglo, el día de ayuno se ha observado como practica religiosa, casi sin excepción, el primer domingo del mes.

Los miembros de la Iglesia están en libertad de ayunar en cualquier momento en que sientan la necesidad de hacerlo, pero el ayuno que se realiza en el día apartado para ese propósito, como lo definió el presidente Joseph F. Smith, consiste en que: «no se debe tomar alimento ni bebida durante veinticuatro horas, ‘de atardecer a atardecer’. . .» El presidente Smith también dijo:

«Además, el principal fin de la institución del ayuno entre los Santos de los Ultimos Mas fue que se pudiera proveer de alimentos y otros artículos de primera necesidad a los pobres. Por tanto, es obligatorio que todo Santo de los Ultimos Días de a su obispo, el día de ayuno, los alimentos que el o su familia hubieran consumido ese día. para que estos puedan entregarse a los pobres para su beneficio y bendición. O, en lugar de los alimentos, que se reserve y dedique a los pobres una cantidad equivalente en dinero, y si la persona es rica, que de un donativo liberal.» (Improvement Era, diciembre de 1902, pág. 148.)

¿Y no somos ricos si el Señor nos ha bendecido con algo que podamos compartir con los demás?

El disciplinarnos a nosotros mismos mediante el ayuno nos permite estar en armonía con Dios y el día de ayuno nos brinda la ocasión de dejar a un lado lo temporal para poder disfrutar de las impresiones mas sublimes de lo espiritual. Al ayunar en ese día. aprendemos a comprender mejor las necesidades de los que son menos afortunados que nosotros.

Que el Señor nos bendiga al vivir sus mandamientos y al compartir con nuestros hermanos y hermanas, lo ruego humildemente en el nombre de Jesucristo. Amén.

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