Conferencia General Octubre 1985
José Smith, el instrumento escogido
élder Rex C. Reeve
del Primer Quórum de los Setenta
«José Smith fue escogido por el Señor antes de su nacimiento para efectuar la importantísima misión de restaurar el evangelio de Jesucristo. Los profetas de la antigüedad lo conocían y hablaron de el.»
Me siento humilde y muy privilegiado de haber participado con cada uno de vosotros de esta gran conferencia, ya sea que la estéis mirando vía satélite o en vuestra casa, o vayáis a verla mas tarde en video. Me siento emocionado y conmovido por los llamamientos que se han anunciado aquí hoy día. y sostengo con todo mi corazón a estos hermanos. Estoy agradecido por participar en la obra del Señor.
El Señor ha dicho:
«De cierto, de cierto os digo, como dije a mis discípulos: Donde estén dos o tres congregados en mi nombre, respecto de una cosa, he aquí, allí estaré yo en medio de ellos, así como yo estoy en medio de vosotros.» (D. y C. 6:32.)
En esta magnífica conferencia hemos sido bendecidos en gran manera con el cumplimiento de esta promesa.
Toda verdad y esperanza se centra en el Señor Jesucristo. Hay un pasaje de las Escrituras que define el evangelio en sólo dos breves versículos:
«Y este es el evangelio, las buenas nuevas, que la voz de los cielos nos testificó:
«Que vino al mundo, si, Jesús, para ser crucificado por el mundo y llevar los pecados del mundo, y para santificarlo y limpiarlo de toda injusticia.» (D. y C. 76:40-41.)
En nuestra época, El restauró nuevamente su evangelio y también su autoridad para predicar y administrar sus ordenanzas salvadoras.
José Smith, el Profeta, fue el instrumento escogido mediante el cual se realizó la Restauración. El Señor lo seleccionó antes de su nacimiento para efectuar esta importantísima misión. Los profetas de la antigüedad lo conocían y hablaron de el. José, el que fue vendido a Egipto, profetizó de el; incluso sabia su nombre y el de su padre.
«Porque José en verdad testificó diciendo: El Señor mi Dios levantara a un vidente. . .
«He aquí, el Señor bendecirá a ese vidente. . .
«Y su nombre será igual que el mío; y será igual que el nombre de su padre. Y será semejante a mi, porque aquello que el Señor lleve a efecto por su mano, por el poder del Señor, guiara a mi pueblo a la salvación». (2 Nefi 3:6, 14 15.)
Cuando el Señor desea cambiar el mundo, no envía ejércitos ni emplea grupos poderosos.
Cuando llegó el momento de sacar a los hijos de Israel del yugo egipcio, el Señor no envió un ejercito, sino a un varón que nació en un hogar levita. Mas tarde a aquel bebe se le conoció como Moisés, el grande administrador de la ley y el que liberó de la esclavitud a los hijos de Israel
En el meridiano de los tiempos, el Padre envió a su propio Hijo a que naciera de una madre virgen en un humilde pesebre. El mundo entero se vio afectado por su breve misión terrenal y El sigue siendo la única esperanza de la humanidad, en esta vida y en la venidera.
Cuando llegó el momento de restaurar su evangelio a fin de preparar el mundo para la segunda venida de su Hijo, Dios nuevamente envió a un varón al hogar de unos padres justos. Así fue que, el 23 de diciembre de 1805, un bebe llegó al hogar de José Smith y Lucy Mack. Nació de padres nobles, temerosos de Dios, que amaban al Señor.
Su abuelo paterno, Asael Smith, había declarado muchos años antes del nacimiento de aquel niño:
«Ha llegado a mi alma el presentimiento de que uno de mis descendientes promulgara una gran obra que sacudirá el mundo de la fe religiosa.» (En Joseph Fielding Smith, Elementos de la Historia de la Iglesia, pág. 30.)
José Smith dijo: «Todo hombre que recibe el llamamiento de ejercer su ministerio a favor de los habitantes del mundo, fue ordenado precisamente para ese propósito en el gran concilio celestial antes que este mundo fuese. Supongo que me fue conferido este oficio en aquel gran concilio». (Enseñanzas del Profeta José Smith, págs . 453-454. )
Os testifico que el fue y aun es un Profeta de Dios y que en verdad restauró el evangelio de Jesucristo en nuestra época, junto con el poder y la autoridad de administrarlo. Mis asignaciones me han llevado a los lugares en donde el nació, vivió y sirvió y en donde murió como un mártir.
Cerca de South Royalton, en Vermont, se yergue en el sitio que marca su lugar de nacimiento un monolito en forma de obelisco, de granito, de 38 pies (11,4 m. ) de altura (un pie por cada año del Profeta) y 50 toneladas de peso. Existe sin duda un sentimiento de reverencia en el lugar.
Me resultó muy interesante aprender de la historia de la región que hubo tres inviernos seguidos en que cayó gran cantidad de nieve, lo cual hizo que la agricultura del lugar sufriera mucho. Esto causó que la familia Smith se mudara al oeste, al estado de Nueva York, a la zona de Manchester y Palmyra, en donde tenían la esperanza de mejorar su condición; la mudanza llevo al profeta al área del Cerro Cumorah, en donde necesitaba estar.
Mas tarde, en su necesidad de saber a que Iglesia debía unirse, leyó en el libro de Santiago, en la Biblia, las siguientes palabras:
«Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada» (Santiago 1:5.)
En la arboleda sagrada, donde fue a orar, vio y escucho a Dios el Padre y a su Hijo, Jesucristo. Como respuesta a su oración preguntando a que iglesia debía unirse, se le dijo, y cito sus palabras:
«Se me contesto que no debía unirme a ninguna, porque todas estaban en error;…’con sus labios me honran, pero su corazón esta lejos de mi; enseñan como doctrinas los mandamientos de hombres, teniendo apariencia de piedad, mas negando la eficacia de ella»‘ (José SmithCHistoria 19.)
Hay un ambiente especial en esa arboleda; el sentimiento, el espíritu que se percibe allí son diferentes; en todo el lugar se siente una reverencia sagrada.
No muy lejos de la arboleda sagrada se encuentra el Cerro Cumorah, en donde el ángel Moroni, un profeta de la antigüedad que vivió en las Américas, había colocado en una caja de piedra las planchas de oro que contentan un compendio del registro de los tratos del Señor con el pueblo que había vivido en el continente americano muchos años antes.
Por medio del don y el poder de Dios, José Smith tradujo el registro de las planchas y publico un sagrado volumen conocido con el nombre de Libro de Mormón, que constituye otro testigo de Jesucristo .
Este libro fue publicado en Palmyra. Nueva York, por E. B. Grandin. El edificio Grandin ahora es un centro de visitantes en donde se relata la historia de la publicación del Libro de Mormón. De aquellos humildes comienzos el Libro de Mormón ha sido publicado en setenta idiomas, poniéndolo al alcance de un 73 por ciento de la población del mundo.
Es un registro sagrado traducido por el don y el poder de Dios. Su prefacio que se recibió por revelación, declara su propósito, «para convencer al judío y al gentil de que Jesús es cl Cristo, el Eterno Dios». El libro enseña y testifica acerca de Jesucristo y contiene la plenitud de su evangelio .
José Smith se refiere a eso, diciendo:
«Declare a los hermanos que el Libro de Mormón era el mas correcto que todos los libros sobre la tierra, y la clave de nuestra religión; y que un hombre se acercaría mas a Dios por seguir sus preceptos que los de cualquier otro libro.» (págs. 233-34.)
El Señor mando a los Santos a dirigirse al estado de Ohio. Cito sus palabras:
«Fue por lo que os di el mandamiento de trasladaros a Ohio; y allí os daré mi ley, y allí seréis investidos con poder de lo alto. » (D. y C. 38:32. )
Al estudiar los grandes acontecimientos que ocurrieron en Ohio, me di cuenta de que muchas cosas maravillosas sucedieron allí. Este incidente en el terreno de la tienda de Whitney, a la cual el Profeta y su esposa Emma, llegaron por primera vez en un trineo tirado por caballos; al descender, José Smith saludó al dueño de la tienda, Newell K. Whitney, de la siguiente manera:
«Newell K. Whitney, Usted es la persona. . . He venido en respuesta a sus oraciones. ¿Que desea’?» (En History of the Church, 1: 146. )
El cuarto que quedaba en la parte superior de la tienda de Whitney fue el lugar en donde funcionó la primera Escuela de los Profetas, y en donde se recibió la revelación acerca de la Palabra de Sabiduría y muchas otras como esa.
Los Santos construyeron el Templo de Kirtland, Ohio, a costa de gran sacrificio por motivo de la suma pobreza en que se encontraban.
José Smith mismo trabajo en la cantera; las marcas de los taladros aún pueden apreciarse en los lugares en donde se corto la piedra.
Luego de la dedicación de aquel primer templo, lo cual fue una gloriosa ocasión, el Cristo resucitado se apareció a José Smith y a Oliverio Cowdery mientras estaban arrodillados en oración. Ellos describieron así la escena:
«El velo fue retirado de nuestras mentes, y los ojos de nuestro entendimiento fueron abiertos.
«Vimos al Señor sobre el barandal del púlpito, delante de nosotros; y debajo de sus pies había un embaldosado de oro puro del color del ámbar.
«Sus ojos eran como llama de fuego; el cabello de su cabeza era blanco como la nieve pura; su semblante brillaba mas que el resplandor del sol; y su voz era como sonido del estruendo de muchas aguas, si, la voz de Jehová, que decía:
«Soy el primero y el ultimo; soy el que vive, soy el que fue muerto; soy vuestro abogado ante el Padre. . .
«Regocíjese el corazón de vuestros hermanos, así como el corazón de todo mi pueblo. que con su fuerza ha construido esta casa a mi nombre.
«Porque he aquí, he aceptado esta casa, y mi nombre estará aquí; y me manifestaré a mi pueblo en misericordia en esta casa. . .
«Y la fama de esta casa se extenderá hasta los países extranjeros; y este es el principio de las bendiciones que se derramarán sobre la cabeza de mi pueblo. Así sea. Amen.» (D. y C. 110:1-4, 6-7, 10.)
Luego de esta visión Moisés, Elías y Elías el Profeta se aparecieron para traer las llaves del sacerdocio a José Smith y Oliverio Cowdery, las cuales son de gran valor para nosotros y toda la humanidad.
Los Santos fueron forzados a abandonar Ohio y su templo, construido con grandes sacrificios y a tan grande costo. y mudarse a Misuri, en donde sufrieron nuevamente. Algunos perdieron la vida; otros buscaron refugio en Commerce, Illinois, una región pantanosa en la ribera este del río Misisipi, en donde gracias a su industria y fe construyeron la hermosa ciudad de Nauvoo y erigieron otro templo a su Dios. Nauvoo se convirtió en la ciudad mas grande del estado de Illinois.
Sin embargo, no pudieron encontrar allí una paz duradera y nuevamente se vieron forzados a abandonar Nauvoo y su templo y a buscar un lugar inhabitado que nadie deseara.
El niño de Vermont se estaba acercando al termino de su obra. Había traducido y sacado a luz el Libro de Mormón, había recibido las llaves y la autoridad de Dios y había organizado La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días.
El escenario terrenal del Profeta y su hermano Hyrum Smith se cierra en Carthage, Illinois.
Por una falsa promesa de protección del gobernador del estado de Illinois, ellos mismos se pusieron bajo la custodia de la ley. Sin embargo, no recibieron protección y allí, en las manos de una muchedumbre desaforada, sus vidas terrenales llegaron a su fin. Como mártires, sellaron sus testimonios con su propia sangre.
Es difícil expresar los sentimientos que se abrigan al pararse en aquel lugar sagrado.
El gobernador de Illinois, Thomas B. Ford, quien había prometido que protegería a José Smith, dijo lo siguiente después de su muerte:
«Y así llegó a su fin Joe Smith, el impostor mas habilidoso de la época moderna. . .» (History of the Church, 7:35. )
Este verano, al asistir a la dedicación del segundo templo en Illinois y darme cuenta de que mas de cien mil de nuestros amigos habían visitado el hermoso templo de Chicago mientras estuvo abierto al publico, las palabras proféticas de José Smith adquirieron un nuevo significado en cuanto a quien es que dirige esta obra:
«Ninguna mano impía puede detener el progreso de esta obra; las persecuciones se encarnizaran, el populacho podrá conspirar, los ejércitos podrán juntarse, la calumnia podrá denigrar, mas la verdad de Dios seguirá adelante valerosa, noble e independientemente, hasta que haya penetrado en todo continente, visitado toda región, abarcado todo país y resonado en todo oído, hasta que se cumplan los propósitos de Dios, y el gran Jehová diga que la obra esta concluida.» (History of the Church, 4:540. ) Véase también Liahona, junio de 1978, pág. 43
De esto testifico en el nombre de Jesucristo, el Señor. Amén.
























