Mi hijo y el vuestro: personas extraordinarias

Conferencia General Octubre 1986logo 4
Mi hijo y el vuestro: personas extraordinarias
élder Teddy E. Brewerton
del Primer Quórum de los Setenta

Teddy E. Brewerton«Tu lo eres todo; tu eres la razón por la cual los cielos fueron creados.»

Mis pensamientos los comunicare a manera de dialogo con mi hijo de catorce años, Michael, que vive con nosotros en Argentina. Hablare de lo importante que el es y de lo mucho que el Señor y yo le amamos. Al dirigirle estos pensamientos de gran importancia para el, es como si los estuviera compartiendo con David, el mayor de mis hijos varones, o con mis cuatro hermosas hijas Michelle, Andrea, Leanne y Lycia.

Padres, ¿querríais uniros a mi y compartir estos mismos pensamientos como si estuvieran dirigidos a vuestros hijos e hijas, describiendo lo importante que ellos son ante los ojos de nuestro Padre Celestial?

Hola, Michael, tu sabes lo mucho que confío en ti y lo mucho que te amo, ¿no es así? Permíteme mostrarte quien eres y la importancia que tienes como hijo literal de nuestro Padre Celestial.

El presidente Harold B. Lee dijo que la comprensión de quienes somos es »de vital importancia, y sin ella no tenemos una base sólida sobre la cual edificar nuestra vida» (en Conference Report, octubre de 1973, pág. 5).

Primero, Michael, sabemos por medio de la razón, por medio de nuestros sentidos y por las impresiones del Espíritu, que el Señor es un hombre perfecto y viviente. Muchos le han visto, por ejemplo: Adán, Enoc, el hermano de Jared, Abraham, Moisés, José Smith, Isaac, Jacob, Set, Nefi, Isaías, Eme, Josué, Manoa y su esposa, Salomón, Sidney Rigdon, Alma, Moroni, Esteban y Juan. Alma declara que muchos, muchísimos le vieron (véase Alma 13:12).

Otra evidencia de Dios: hablando de los planetas y astros, el Señor dijo: »El hombre que ha visto a cualquiera o al menor de ellos, ha visto a Dios obrando en su majestad y poder» (D. y C. 88:47). «Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos» (Salmos 19:1).

Michael, visualicemos juntos tres escenas.

Primera escena. Primeramente, Michael, tenemos ante nosotros nuestro sistema solar: nuestro sol, junto con la tierra y los otros ocho cuerpos celestes que giran a su alrededor. Vemos que hay ley, belleza, orden y perfección.

Segunda escena. A continuación, Michael, vemos este mismo sistema solar en su correspondiente lugar dentro de nuestra galaxia, la Vía Láctea. ¡Nos maravilla su orden y arreglo! Nuestros planetas son tan pequeños que no los podemos detectar aquí; sin embargo, nuestro sol con sus nueve planetas aparecen como uno de esos puntitos brillantes, y se sitúan aproximadamente a dos tercios de la distancia del centro, o sea, casi a 30.000 años luz del centro de la Vía Láctea. Nuestros planetas giran alrededor del sol, el cual, a su vez, gira en una órbita circular a una velocidad de 130 millas por segundo, e incluso a tal velocidad le toma 200 mil millones de años completar una vuelta a la Vía Láctea. Esta, nuestra galaxia, tiene alrededor de 200 mil millones de radiantes soles y una amplitud de 100.000 años luz.

Escena S. Ahora, en esta siguiente escena, vemos nuestra galaxia, la Vía Láctea, en el espacio junto a otras galaxias. Como sabrás, Michael, conservadoramente se calcula que existen unos 10 millones de sistemas solares semejantes a estos. ¿Lo encuentras incomprensible? ¡Naturalmente! Debo decir que nos hemos alejado un poco de lo que a nuestra mente le es posible imaginar.

¿Cuál es la definición de un millón? Tu dirías que un millón es equivalente a las veces que tu madre te pide que limpies tu cuarto, es decir, 274 veces al día por diez años.

Michael, ¿a que velocidad viaja la luz? Correcto, a 186.000 millas por segundo. Levanta el puño izquierdo e imagínate que es la tierra. Ahora, gira a su alrededor el índice de la mano derecha. Si el índice giro siete veces en un segundo, habrás demostrado la rapidez con que la luz viaja alrededor de la tierra.

La luz tarda ocho minutos en llegar al sol y un poco mas de un segundo para llegar a la luna desde la tierra. Imagínate cuanto viaja la luz en un día. es decir, un equivalente a 86.400 segundos. Luego, en un año. . . va mas allá de lo que somos capaces de comprender.

El Señor dijo: «Y he creado incontables mundos, y también los he creado para mi propio fin; y por medio del Hijo, que es mi Unigénito, los he creado . . .

«Y Dios el Señor hablo a Moisés, diciendo: Los cielos son muchos, y son innumerables para el hombre; pero para mi están contados, porque son míos.» (Moisés 1:33, 37.)

Mas adelante continua diciendo:

«Y si fuera posible que el hombre pudiese contar las partículas de la tierra, si, de millones de tierras como Esta, no seria ni el principio del numero de tus creaciones.» (Moisés 7:30.)

Michael, ¿no te resulta emocionante?

De un articulo publicado en una revista, «The Amazing Universe», leemos: «A medida que crece la suma del conocimiento humano, los astrónomos continúan buscando las respuestas a las preguntas mas profundas del hombre:

¿Cuál es el propósito del universo? ¿Como fue creado? ¿Cómo llegamos aquí? ¿Estamos solos?» (Publicado en la revista National Ceographic, pág. 10).

Mas adelante leemos: «Es imposible para cualquier persona sensible mirar el cielo lleno de estrellas sin sentirse invadida con pensamientos de creación y eternidad» (Ibid., pág. 166). «Una galaxia elíptica gigante puede contener mas de diez mil millones de estrellas y medir 300.000 años luz. La inmensa magnitud de tal sistema sugiere cualidades eternas de estabilidad y orden» (Ibid., pág. 134; cursiva agregada) . Como puedes ver, Michael, el mundo científico contempla la evidencia de un ser supremo.

Junto a todas estas masas de ordenadas creaciones te encuentras tu, Michael, un simple ser humano. ¿Eres importante? Las Escrituras dicen:

«Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tu formaste,

«Digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de el memoria, y el hijo del hombre, para que lo visites? Le has hecho poco menor que los ángeles,

«Y lo coronaste de gloria y de honra. Le hiciste señorear sobre las obras de tus manos; todo lo pusiste debajo de sus pies.» (Salmos 8:36.)

Sí, tu, Michael, lo eres todo; tu eres la razón por la cual los cielos fueron creados.

Ahora, Michael, tienes que comprender la verdad de que Dios sabe quien eres y lo que puedes llegar a ser. El sabe dónde te encuentras y lo que espera que hagas.

Tu, Michael, eres hijo de Dios, y como tal, heredero de todo lo que El tiene. Su propósito y meta es llevar a cabo tu inmortalidad y vida eterna. Tu eres lo mas importante que existe, eres Su creación mas importante. De modo que debemos ser los amos de nuestro ser y controlarnos a nosotros mismos y no permitir que seamos controlados por un habito o por alguien mas. Debemos ser luces y no obscuridad. Michael, ve en pos de la excelencia.

Con la ayuda del Señor tienes un potencial ilimitado.. Sigamos el perfecto ejemplo del Maestro, nuestro Salvador Cuan fácil es tener esperanza: «La esperanza es el arma mas poderosa en el arsenal espiritual de la juventud» (Royal Bank Newsletter, Vol . 66, número 6).

El sol es nuestra estrella, nuestra única fuente de toda luz y energía. Hace posible la existencia de la vida.

Una estrella-una sola estrella extraordinaria. Solamente en nuestra galaxia solar existen alrededor de 200 mil millones de fulgurantes soles, y existen mas de 10 mil millones de galaxias; y sin embargo, para nosotros uno de ellos es extraordinario. Tu, Michael, tal como nuestro sol, eres una persona extraordinaria.

Jesús, el Redentor, no tuvo ninguna función ni cargo público; sin embargo, modeló la historia de la humanidad. El desea que tu comprendas que debes ser una persona extraordinaria, porque el poder de realización esta en ti.

El siguiente relato verídico nos muestra la simple experiencia de un joven de 19 años que se convirtió en una persona extraordinaria. Cuando el Señor actuó por su intermedio fue magnificado y recibió poderes que sobrepasaban sus habilidades naturales. Había un joven, Philemon Merrill, que era admirador de José Smith, y junto con otros seguidores fieles había venido a rescatar al Profeta de las manos de los alguaciles Reynolds y Wilson. En el viaje de regreso a Nauvoo, la compañía de hombres descansó en un pequeño bosque. Uno de los abogados del alguacil y de los secuestradores comenzó a hacer alardes de sus habilidades como luchador. Ofreció una apuesta de que podría derrumbar a cualquier hombre de Illinois. Stephen Markham, un tremendo guardaespaldas de José Smith, también un luchador experimentado, aceptó el desafío. El fanfarrón volteó a Stephen y los enemigos del Profeta irrumpieron en mofas y sarcasmos.

Al continuar las mofas, José Smith se volvió al joven Philemon Merrill y le dijo: » ‘Levántate y tira a aquel hombre».

El joven estuvo a punto de excusarse, porque no era un luchador, pero la mirada del Profeta silenció su lengua. »Se puso de pie, lleno de la fuerza de un Sansón.» Philemon «levantó los brazos» y le dio al abogado el privilegio de escoger el lado de su preferencia.

«El hombre escogió el lado izquierdo, quedando con la ventaja de usar su mano derecha.» Los amigos de Philemon Merrill protestaron, pero el joven sintió tal confianza en las palabras del Profeta que no le afectó la ventaja de su antagonista. Al comenzar la lucha, José instruyó al joven: » ‘Philemon, cuando cuente tres, ¡tíralo!’

«En el instante mismo en que el Profeta pronunciaba la palabra tres», Philemon Merrill, «con la fuerza de un gigante, arrojó al abogado por sobre su hombro izquierdo. Este cayó estrepitosamente, golpeándose la cabeza en la tierra».

Se dice que cuando los enemigos del profeta vieron esto, «quedaron estupefactos, y desde ese momento no hubo ningún desafío para luchar nuevamente durante el viaje». (George Q. Cannon, Life of Joseph Smith the Prophet, Classics in Mormón Literature, Salt Lake City: Deseret Book Co. 1986, págs. 45s451.)

Este es otro ejemplo de alguien extraordinario.

John Taylor, en su libro The Gospel Kindgom, relata cómo una persona fue magnificada por el Espíritu e hizo que sucedieran cosas extraordinarias:

«Hace. . . algunos años, en Far West, una muchedumbre. . . vino en contra de nosotros con intenciones malignas, y se colocó en posición de batalla. . . Entre nosotros había un hombre. . . que tocó la retirada. Tan pronto como José escuchó esta orden, exclamó: ‘ ¡Retirada! Por todos los cielos ¿a dónde vamos a retirarnos?’ Luego nos guió a la pradera a enfrentarnos con la muchedumbre, y nos puso en posición de combate. Lo siguiente que vimos fue a un mensajero que se aproximaba con una bandera blanca…

»José Smith, nuestro líder, envió el siguiente mensaje con este mensajero. Dijo: ‘Dile a tu general que retire sus tropas o lo enviare al infierno’. Pense que era una declaración bastante valerosa de su parte, ya que en numero éramos alrededor de 200 personas en contra de sus 3.500. Pero pensaron que éramos mas numerosos. Es posible que nuestro grupo fuera magnificado ante su vista, porque se dieron la vuelta y se alejaron. . . El Señor, a través de medios sencillos, es capaz de cuidar y librar a su pueblo, pero debemos demostrar fe y confianza en El» (Gospel Kingdom, sel. G. Homer Durham [Salt Lake City: Bookcraft, 1964], págs. 354-355).

Otro ejemplo de una persona extraordinaria.

Permitidme citar al élder Talmage, ex miembro del Quórum de los Doce: «¿Qué es el hombre [o si pudiera agregar ¿que es Michael Brewerton?] en medio de este escenario de sublime esplendor? Os respondo: Potencialmente ahora, de hecho, el [o Michael], es lo mas grande o grandioso, la cosa mas preciosa, de acuerdo con la aritmética de Dios, que todos los planetas y soles del cielo. Porque para el fueron creados; ellos son la obra de Dios; el hombre es su hijo. En este mundo el hombre recibe dominio sobre unas pocas cosas; es su privilegio alcanzar la supremacía sobre muchas cosas» (9 de ago. de 1931).

Con la excepción de los pocos años en que el Señor favoreció la tierra con su presencia, la nuestra es la época mas especial para vivir. Tenemos el evangelio en su plenitud, se están cumpliendo muchas Escrituras y se esta escribiendo mucha historia. Tu, Michael, eres parte importante de todo esto.

Permíteme expresarte mis verdaderos sentimientos acerca de la Iglesia. Yo se, Michael, de manera decisiva, gracias al Espíritu, que Jesús es nuestro Redentor. El vive, tal como su Padre; El es el Hijo de un Dios viviente; el presidente Benson y la Primera Presidencia son sus siervos vivientes, por medio de los cuales el mundo recibe Su voluntad. Michael, ponles atención, escúchales, sígueles. Esta es la única Iglesia de Jesucristo sobre la tierra y tu eres tan importante como cualquier ser humano de toda la historia. Eres de gran valor. Te amo, hijo. En el nombre de Jesucristo. Amen.

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