Conferencia General Abril 1986
Seamos puros
presidente Ezra Taft Benson
Presidente de la Iglesia
«Alargaremos nuestro paso en el futuro; pero para hacerlo, primero tenemos que limpiar el interior del vaso siendo moralmente limpios, utilizando el Libro de Mormón . . . y . . . venciendo el orgullo . . .»
Mis queridos hermanos y hermanas, al comenzar otra conferencia general de la Iglesia, deseo de todo corazón que por medio de vuestra fe y oraciones lo que diga pueda bendeciros y edificar vuestra alma. Estoy muy consciente de lo mucho que dependo de Dios, y también se que Jesucristo esta a la cabeza de esta Iglesia y que por medio de El podemos hacer todo lo que se requiere de nosotros.
Felicito a los que estáis aquí presentes esta mañana. como también a los que están escuchando o mirando por televisión esta conferencia, y a los que mas adelante van a tener oportunidad de oír o leer los mensajes de esta conferencia.
Nuestro corazón esta lleno de una gratitud desbordante hacia vosotros y por todo lo que contribuís al engrandecimiento del reino de Dios en la tierra. Estoy seguro de que el Señor esta complacido con el generoso apoyo que nos dan tantos de Sus santos en todo el mundo y con el amor y el tiempo que consagran a su obra.
Vuestra dedicación, devoción y servicio indican que realmente la fe ha aumentado en el mundo. Raras veces el esfuerzo de tan pocas personas ha resultado en la bendición de tantas otras.
A medida que he buscado la guía del Señor, he recibido confirmación, tanto en la mente como en el corazón, de que debo predicar sólo el arrepentimiento a esta generación. Este ha sido el lema de todos los profetas de los últimos días, junto con el testimonio de que Jesús es el Cristo y de que José Smith es un Profeta de Dios.
El arrepentimiento fue uno de los temas sobre los cuales predicó nuestro ya fallecido gran profeta, Spencer W. Kimball. Este lema prevalecía en sus discursos y en las páginas de sus libros, como en las del extraordinario libro, El milagro del perdón. Y esta debe ser nuestra declaración actual, dirigida tanto a los miembros como a los que no lo son: que se arrepientan.
Guardas, ¿que de la noche? (Isaías 21:1 1. ) Debemos responder diciendo que no todo esta bien en Sión. Como nos aconsejó Moroni, sabemos que lo interior del vaso se ha de limpiar primero (Alma 60:23)~ o sea, que debemos empezar por nosotros mismos. después seguir con nuestra familia y finalmente encargarnos de la Iglesia.
Un profeta de Dios dijo: «Quitarás lo malo a medida que crezca lo bueno . . . hasta que lo bueno sobrepuje a lo malo» (Jacob 5:66). Para formar un pueblo de Sión se necesitan personas con las características de Sión y debemos prepararnos para alcanzarlas.
Durante los últimos años se han creado en la Iglesia muchos medios para ayudarnos. Se han publicado ediciones nuevas de las Escrituras: ¿Sacamos provecho de ellas? Hay mas templos cerca de una cantidad mayor de miembros: ¿Vamos con mas frecuencia a la casa del Señor? Se creó el programa dominical integrado: ¿Nos beneficiamos al tener mas tiempo para pasar con nuestra familia? Se publicó un manual especial para la noche de hogar: ¿Lo usamos? Acaba de salir un nuevo himnario: ¿Cantamos mas cantos del corazón? (D. y C. 25:12.) Y la lista puede seguir. Hemos recibido mucha ayuda. Ya no necesitamos cambios en los programas, ahora lo que necesitamos es cambios en la gente.
Recordamos a nuestro querido presidente Kimball por muchos consejos valiosos, entre los que se encuentra la exhortación de que alargáramos el paso. Necesitábamos esa guía porque el Libro de Mormón nos advierte sobre una de las tácticas del adversario en los últimos días: «Y a otros pacificará y los adormecerá con seguridad carnal, de modo que dirán: Todo va bien en Sión; si, Sión prospera, todo va bien. Y así el diablo engaña sus almas, y los conduce astutamente al infierno.» (2 Nefi 28:21.)
Hay muchos pasajes en el Libro de Mormón que hablan de despertar, como el siguiente:
» ¡Oh que despertaseis; que despertaseis de ese profundo sueños sí, del sueño del infierno . . . Despertad . . . ceñíos con la armadura de la justicia. Sacudíos de las cadenas con las cuales estáis sujetos, y salid de la obscuridad, y levantaos del polvo.»(2 Nefi 1:13,23.)
En general, parece que podemos sobrevivir con mas facilidad la persecución que la paz y la prosperidad.
La plaga de esta generación es el pecado de la inmoralidad sexual. El profeta José Smith dijo que esto seria la causa de mas tentaciones, mas golpes y mas dificultades para los élderes de Israel que cualquier otra cosa.
El presidente Joseph F. Smith dijo que la impureza sexual seria uno de los tres peligros que amenazarían la Iglesia desde adentro y así es. Nuestra sociedad esta saturada de esto.
El Libro de Mormón coloca la falta de castidad en una categoría apenas por debajo del asesinato (Alma 39:5).
Alma declara: «Hijos míos quisiera que te arrepintieses y abandonases tus pecados y no te dejases llevar mas por las concupiscencias de tus ojos, . . . porque a menos que hagas esto de ningún modo podrás heredar el reino de Dios» (Alma 39:9)
Si hemos de limpiar el interior del vaso debemos abandonar la inmoralidad y ser puros.
Si no leemos el Libro de Mormón y prestamos oídos a sus enseñanzas, el Señor ha declarado en la sección 84 de Doctrina y Convenios que toda la Iglesia esta bajo condenación:
«Y esta condenación pesa sobre los hijos de Sión, sí, todos ellos; y permanecerán bajo esta condenación hasta que se arrepientan y recuerden el nuevo convenio, a saber, el Libro de Mormón y los mandamientos anteriores que les he dado, no sólo de hablar, sino de obrar de acuerdo con lo que he escrito» (vers. 56. 57)
Ahora no solo debemos hablar mas sobre el Libro de Mormón sino que tenemos que poner en practica lo que dice. ¿Por que’? El Señor responde: «A fin de que puedan traer frutos dignos para el reino de su Padre; de lo contrario. queda por derramarse un castigo y juicio sobre los hijos de Sión» (vers. 58). Y ya hemos sentido este castigo.
El profeta José Smith dijo que «el Libro de Mormón era el mas correcto de todos los libros sobre la tierra, y la clave de nuestra religión; y que un hombre se acercaría mas a Dios por seguir sus preceptos que los de cualquier otro libro» (Enseñanzas del profeta José Smith. págs. 233-234). El Libro de Mormón no ha sido, ni es hoy en día, la base de nuestro estudio, de lo que enseñamos a nuestra familia, de nuestra predicación. ni de la obra misional. De esto tenemos que arrepentirnos .
No conozco otro hombre que haya sido mas fiel al Libro de Mormón que el presidente Marion G. Romney. En un discurso durante una conferencia general, declaró que el Libro de Mormón era la publicación mas eficaz que teníamos en la obra misional. y también cito lo que dice en Doctrina y Convenios, que . . . el Libro de Mormón y las santas Escrituras de mi proceden para vuestra instrucción . . . ‘ (D. y C. 33: 16), y que ‘. . . los élderes, presbíteros y maestros de esta iglesia enseñarán los principios de mi evangelio que se encuentran en la Biblia y el Libro de Mormón . . .» (D. y C. 42:12). Dijo que es obvio que a menos que leamos, estudiemos y aprendamos los principios que se encuentran en el Libro de Mormón, nosotros, los élderes, presbíteros y maestros de esta Iglesia. no podemos cumplir con este mandato de enseñar en cuanto a ellos.
«Pero hay otra razón por la que debemos leerlo». continua el presidente Romney, ‘porque al hacerlo llenaremos nuestra mente y la refrescaremos con un flujo constante del ‘agua’ que Jesús dijo que tendríamos en nuestro interior, . . . una fuente de agua que salió para vida eterna’ (Juan 4: 14) . Debemos obtener una fuente de esa agua para poder resistir el mal y retener las bendiciones de haber nacido otra vez.
«. . . Para lograr evitar los males del mundo, debemos seguir una senda en la que a diario se nutra nuestra mente y nos mantenga cerca de lo espiritual. Y la mejor forma de lograr esto es leer el Libro de Mormón . . .»
Entonces finaliza: «Por lo tanto, mis amados hermanos y hermanas, y amigos en todas partes, os aconsejo que forméis el habito de leer unos minutos el Libro de Mormón todos los días de vuestra vida.
«Estoy seguro de que si en nuestros hogares los padres leen el Libro de Mormón regularmente entre ellos y con sus hijos, y oran al respecto, el espíritu de este libro tendrá una gran influencia sobre los que allí viven. El espíritu de reverencia aumentara como también el respeto y la consideración mutuas. El espíritu de contención desaparecerá. Los padres podrán aconsejar a sus hijos con mas amor y cordura y los hijos responderán mejor a tales consejos. La bondad aumentara. y la te, la caridad, el amor puro de Cristo serán mas abundantes en nuestra vida y en nuestro hogar, llenándolo de paz. gozo y felicidad.» (Conference Report, abril de 1960, págs. 110-13.)
Ahora quisiera hablaros de un tema que me preocupa bastante y que merece que le dedique mas tiempo del que tengo. Es el tema del orgullo.
En las Escrituras no existe tal cosa como el orgullo Justo. Siempre se considera un pecado. No estamos hablando de un beneficioso sentido del valor individual, el que se establece mejor cuando se tiene una buena relación con Dios, sino que hablamos del orgullo como el pecado universal, como alguien lo ha llamado.
Mormón escribe que «El orgullo de esta nación. o sea el pueblo de los nefitas, ha sido la causa de su destrucción» (Moroni 8:27). En Doctrina y Convenios el Señor dice: «Cuidaos del orgullo. no sea que lleguéis a ser como los nefitas de la antigüedad» (D. y C. 38:39).
En esencia, el orgullo es querer hacer la voluntad propia en lugar de la de Dios. Lo contrario del orgullo es la humildad, la mansedumbre, la sumisión (véase Alma 13:28), y estar dispuestos a escuchar y a aprender.
En los primeros tiempos de la Iglesia restaurada, el Señor amonesto a dos de sus miembros mas destacados en cuanto al orgullo. A Oliverio Cowdery le dijo: «Cuídate del orgullo, no sea que entres en tentación» (D. y C. 23:1). A Emma Smith le dijo: «Continua en el espíritu de mansedumbre y cuídate del orgullo» (D. y C. 25:14).
«No serás altivo de corazón» (D. y C. 42:40), el Señor exhorta; y el Libro de Mormón dice: «Debéis . . . humillaros ante Dios» (Mosíah 4: 10).
Cuando la tierra se limpie en los últimos días por medio del fuego, los orgullosos serán como el rastrojo. (3 Nefi 25: 1; D. y C. 29:9; 64:24.)
El espacioso edificio que Lehi vio representaba al orgullo del mundo, y allí estaban reunidas las multitudes de la tierra (1 Nefi 11:35-36). Los que se mantuvieron en el camino estrecho y se aferraron a la palabra de Dios y participaron del amor de Dios soportaron la burla de los que estaban en el edificio (1 Nefi 8:20, 27, 33; 11:25).
«Los humildes discípulos de Cristo» (2 Nefi 28: 14) son pocos.
El orgulloso no le presta atención a Dios ni se preocupa por hacer lo que esta bien. Mira hacia los lados y discute con los hombres para probar que tiene razón. El orgullo se manifiesta en el espíritu de contención .
¿Acaso no fue el orgullo lo que llevo al diablo a transformarse en diablo’? Cristo quería servir, pero el diablo quería tener el poder. Cristo quería lograr que todos los hombres fueran como El; el diablo quería estar por encima de todos.
Cristo logró la perfección porque se puso en segundo plano; pidió que se hiciera la voluntad del Padre y no la suya.
El orgulloso se caracteriza por preguntarse «¿Que quiero hacer con mi vida?» en lugar de preguntar ¿Que desea Dios que haga con mi vida? Es tratar de hacer la voluntad propia en lugar de la de Dios. Es temerles a los hombres mas que a Dios.
El humilde responde al saber la voluntad de Dios, teme su castigo y desea complacer a los que lo rodean. Al orgulloso le halaga la adulación del mundo, al humilde le satisface la aprobación del cielo.
Se dice que el orgulloso no se contenta con tener algo, sino únicamente con tener mas que los demás. El Señor dijo de un hermano: «No estoy bien complacido con el, porque pretende sobresalir, y no es suficientemente manso delante de mi» (D. y C. 58:41).
Los dos grupos que en el Libro de Mormón parecen tener mas dificultad con el orgullo son «los instruidos y los ricos» (2 Nefi 28:15). Pero la palabra de Dios puede abatir el orgullo (Alma 4:19).
El orgullo acarrea muchas maldiciones; en cambio, son muchas las bendiciones de la humildad. Por ejemplo, se nos dice: «Se humilde; y el Señor tu Dios te llevara de la mano y dará respuesta a tus oraciones» (D. y C. 112: 10). El humilde será bendecido y fortalecido desde lo alto, y recibirá conocimiento (D. y C. I :28). El Señor es «misericordioso con aquellos que . . . confiesan [sus pecados] con corazones humildes» (D. y C. 61 :2). La humildad puede aplacar la ira de Dios (Hel . I 1:11)
Mis amados hermanos y hermanas. a medida que limpiemos el interior del vaso, tendrán que verificarse cambios en nuestra propia vida, en la de nuestra familia y en la Iglesia. Los orgullosos no tratan de cambiar para ser mejores, sino que buscan excusas para justificar su manera de ser. Para arrepentirse es necesario cambiar, y para cambiar se necesita ser humilde. Pero todos podemos lograrlo. Estoy seguro de ello.
Hemos progresado muchísimo en el pasado, y alargaremos nuestro paso en el futuro; pero para hacerlo, primero tenemos que limpiar el interior del vaso siendo moralmente limpios, utilizando el Libro de Mormón de tal manera que Dios nos libre de la condenación y, finalmente, venciendo el orgullo por medio de la humildad.
Podemos lograrlo. Yo se que podemos. Ruego que sea así para todos nosotros. Que Dios os bendiga por todo el bien que habéis hecho y el que llevareis a cabo. Dejo mis bendiciones con vosotros, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén.
























