Seguridad espiritual

Conferencia General Abril 1987logo 4
Seguridad espiritual
élder Charles Didier
del Primer Quórum de los Setenta

Charles A. DidierTornarse al Señor y confiar en sus revelaciones significa vivir de manera tal que podamos resistir las inundaciones y los torbellinos de la duda y la incertidumbre.

Desde el principio, la verdad y el conocimiento acerca de nosotros mismos y de nuestro medio ambiente han sido una búsqueda para el hombre natural, y lo han guiado a grandes descubrimientos científicos, así como también a teorías disputables. Parecería que los interrogantes no tienen limite, y las respuestas ofrecidas que pudieron haber sido correctas ayer pueden cambiar hoy y volver a cambiar mañana.

Esta búsqueda no esta limitada solamente a la ciencia sino a todos los aspectos de nuestra vida. Ahora mas que nunca se analizan y desafían nuestros valores y papeles como hombres, mujeres y niños, probablemente para liberar al individuo de la ansiedad, el cautiverio, el temor y la intolerancia, y darle un sentimiento de seguridad. Parecería que el hombre natural siempre desea asegurar sus propias verdades y conocimiento para que se ajusten a su propia seguridad carnal (2 Nefi 28:21).

Acosados con este continuo proceso de reconsideración conflictiva acerca de todos los valores posibles, uno no debe sorprenderse al ver que estos constantes cambios crean en la vida de la gente común un estado de inseguridad permanente mas bien que seguridad, al punto de que muchos, especialmente los jóvenes, han llegado a abdicar sus responsabilidades, y muchos hasta han renunciado a su propia vida. ¡Qué paradoja!

En nuestra vida de pruebas, tribulaciones y constantes cambios, es obvio que todos buscamos algo de seguridad, algo estable e incambiable de lo cual depender, y nos hemos rodeado de toda clase de dispositivos u organizaciones que parecen ofrecer la seguridad. Por ejemplo, permitimos que los niños lleven consigo su manta favorita para que se sientan seguros e instalamos alarmas para proteger nuestra casa y nuestras pertenencias. El sistema del Seguro Social se instituyó como protección contra lo improvisto. En el ambiente político, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas intenta mantener la paz entre las naciones del mundo. A veces nos hace gracia toda esta búsqueda de lo que llamamos seguridad, pero la requerimos y estamos dispuestos a pagar lo que cueste. No obstante, a pesar de todos nuestros esfuerzos, no adquirimos la verdadera seguridad que buscamos. ¿Se debe acaso a que ponemos la «confianza en el brazo de la carne»? (2 Nefi 4:34).

La seguridad es una parte indispensable de nuestra vida, y se basa en el conocimiento acerca de nuestra verdadera identidad y el propósito de la vida, cómo vincularnos con otros y cómo enfrentar las adversidades y problemas cotidianos. Puede ser un asunto de vida o muerte. Todos los días de nuestra vida nos enfrentamos con lo bueno y lo malo, lo correcto y lo incorrecto. Desde la niñez hasta la vejez, si no nos sentimos seguros o si vivimos engañados con una seguridad temporal, nuestras actitudes, metas y relaciones con los demás sufrirán. Perro si desde pequeños, por medio del cuidado y la atención de padres amorosos, adquirimos un sentimiento de protección y continuamos experimentando la seguridad que proviene de la obediencia a las leyes, bendecimos nuestra propia vida y la de los demás. El punto en cuestión, entonces, siempre ha sido cómo y dónde encontrar esa seguridad recta, en vez de la carnal. Para nuestro propósito, a la seguridad recta la llamaremos seguridad espiritual.

La seguridad espiritual tiene ventajas interesantes: esta exenta de impuestos, no cambia, no nos quita la libertad o el libre albedrío, y nos da resultados positivos, reconfortantes, espirituales y eternos.

La seguridad no se puede garantizar porque el libre albedrío también acarrea inseguridad, y la seguridad espiritual no elimina automáticamente el peligro, la opresión o la oposición.

Entonces, ¿cómo podemos obtener la seguridad espiritual? La sencilla respuesta quizás sea demasiado simple para muchos: primero, tornaos al Señor. El rey Limhi dijo: «Mas si os tornáis al Señor con integro propósito de corazón, y ponéis vuestra confianza en el, y le servís con toda la diligencia del alma, si hacéis esto, el, de acuerdo con su propia voluntad y deseo, os librara del cautiverio» (Mosíah 7:33).

Segundo, confiad en el Señor. Tal como dijo Nefi:

» ¡Oh Señor, en ti he puesto mi confianza, y en ti confiare para siempre! No pondré mi confianza en el brazo de la carne; porque se que maldito es aquel que confía en el brazo de la carne. Si, maldito es aquel que pone su confianza en el hombre, o hace de la carne su brazo.
«Si, sé que Dios dará liberalmente a quien pida.» (2 Nefi 4:34-35.)

Tornarse al Señor y confiar en El significa aprender de sus revelaciones. La seguridad espiritual proviene de la revelación que expone la verdadera naturaleza de la Deidad. La clase de Dios en que creemos generalmente determina la clase de gente que somos y lo que seremos. Sin el conocimiento de la verdadera naturaleza de la Deidad, el hombre natural »anda por su propio camino, y en pos de la imagen de su propio Dios, cuya imagen es a semejanza del mundo» (D. y C. 1 :16).

La seguridad espiritual se deriva de la revelación que explica un plan de salvación para nuestro beneficio. «Dios conversó con ellos [los hombres] y les hizo saber del plan de redención que se había preparado desde la fundación del mundo» (Alma 12:30). El plan de salvación nos provee una guía que podemos seguir, nos indica el camino seguro para fortalecernos en contra de los peligros del mundo.

La seguridad espiritual es revelación que nos explica acerca de la fuente del plan de salvación: Jesucristo.

«Y hablamos de Cristo», dijo Nefi, «nos regocijamos en Cristo, predicamos de Cristo, profetizamos de Cristo y escribimos según nuestras profecías, para que nuestros hijos sepan a que fuente han de acudir para la remisión de sus pecados» (2 Nefi 25:26). Ya se ha identificado, aclarado y verificado esta fuente; no necesitamos buscarla en otra parte.

La seguridad espiritual proviene de la revelación que alivia la angustia de la muerte. «Mas hay una resurrección; por tanto, no hay victoria para el sepulcro, y el aguijón de la muerte es consumido en Cristo» (Mosíah 16:8). ;Que reconfortante es saber no sólo que la resurrección es real, sino que también hay una vida eterna!

«Y ¿que es lo que habéis de esperar? He aquí, os digo que debéis tener esperanza de que, por medio de la expiación de Cristo y el poder de su resurrección, seréis resucitados a vida eterna.» (Moroni 7:41.)

La seguridad espiritual aumenta como resultado de la revelación que promete una vida invariable, perpetua y eterna.

«Pues ¿no leemos que Dios es el mismo ayer, hoy y para siempre, y que en el no hay variación ni sombra de cambio?» (Mormón 9:9.) No necesitamos atormentarnos día tras día reconsiderando o reajustando nuestros valores.

La seguridad espiritual aumenta porque la revelación nos enseña acerca de nuestra verdadera identidad y nuestra relación con Dios. En el principio esto le fue revelado a Adán: «He aquí, eres uno en mi, un hijo de Dios» (Moisés 6:68). Y entonces se reveló a otros, como Moisés: «Tu eres mi hijo» (Moisés 1:4). «Tu eres a semejanza de mi Unigénito; y mi Unigénito es y será el Salvador» (Moisés 1:6). En nuestra época, también se les reveló a José Smith, Oliverio Cowdery y a muchos otros: «He aquí, hijo mío» (D. y C. 9:1).

El saber realmente quienes somos nos prepara para aplicar ese conocimiento al enfrentar tentaciones para poder resistirlas y luego actuar con rectitud. Moisés, sabiendo que era hijo de Dios, como le fue revelado, le dijo a Satanás: «Vete de aquí, Satanás; no me engañes; porque Dios me dijo: Eres a semejanza de mi Unigénito» (Moisés 1:16). Y como resultado, el Señor lo llamo diciendo: «Bendito eres, Moisés, porque yo, el Omnipotente, te he escogido, y serás mas fuerte que las aguas, porque estas obedecerán tu mandato cual si fueses Dios» (Moisés 1:25). La seguridad espiritual se hace evidente cuando el Señor agrega: «Estoy contigo hasta el fin de tus días» (Moisés 1:26).

La seguridad espiritual se fortalece con la revelación que describe el papel del hombre y la mujer. Después de la Caída, el Padre Celestial se dirigió a Adán y Eva en persona y los instruyó con respecto a sus papeles. Las relaciones, los sexos, el comportamiento, el matrimonio, todos los asuntos relacionados con el varón y la mujer estuvieron y están todavía claramente definidos para fortalecernos en nuestro papel divino.

La seguridad espiritual se fortalece con la revelación que explica el resultado de la obediencia a los mandamientos. «Y además, quisiera que consideraseis el bendito y feliz estado de aquellos que guardan los mandamientos de Dios. Porque he aquí, ellos son bendecidos en todas las cosas, tanto temporales como espirituales; y si continúan fieles hasta el fin, son recibidos en el cielo, para que allí puedan morar con Dios en un estado de interminable felicidad.» (Mosíah 2:41 .)

Finalmente, paso a paso, la seguridad espiritual se fortalece por medio de la revelación y se convierte en poder al recibir, una por una, las ordenanzas de salvación, las cuales representan convenios con el Señor. John A. Widtsoe dijo: »Cuando se efectúan las ordenanzas, se reciben bendiciones que dan al hombre poder, poder que es parte de los asuntos cotidianos de esta vida al igual que de la vida futura. No es tan solo conocimiento; no es tan sólo consagración; no es tan sólo un indicativo, por así decirlo, sólo el verdadero otorgamiento de poder que se puede utilizar diariamente» (The Message of the Doctrine and Covenants, ed. G. Homer Durham, Salt Lake City: Bookcraft, 1969, pág. 1 6 1 ).

Las revelaciones del pasado dieron seguridad a la gente acerca de la venida de Jesucristo y la promesa de que la palabra del Señor, transmitida por medio de santos profetas, siempre se cumple. Las revelaciones modernas del Libro de Mormón, a las cuales he hecho referencia intencionalmente, encierran la misma promesa. El presidente Ezra Taft Benson ha declarado: «El Señor espera que usemos el Libro de Mormón de varias maneras: Debemos leerlo nosotros mismos . . .

«Debemos utilizar el Libro de Mormón como fundamento de nuestras enseñanzas. . .

«Debemos aplicar las escrituras del Libro de Mormón a nosotros ‘para nuestro provecho e instrucción’ (I Nefi 19:23).

«Debemos utilizar el Libro de Mormón ante las objeciones que se formulan en contra de la Iglesia . . .
«Nosotros . . . debemos . . . ser quienes proclamemos y testifiquemos del Libro de Mormón hasta los confines de la tierra.» (Liahona, agosto de 1975, págs. 41-42.)

Debido al mensaje que encierra para nuestra época, el Libro de Mormón nos ayuda a responder al llamado de Dios y del Profeta viviente de ser participes del plan de salvación y desarrollar seguridad espiritual, ayudándonos a resistir y combatir los falsos conceptos y las malas influencias de nuestra era que acarrean inseguridad, desdicha y destrucción de nuestra ética y nuestros valores morales.

El recurrir al Señor y confiar en El mediante la revelación ayudara a cualquier persona, en cualquier momento y lugar del mundo, a comprender e interpretar correcta y dignamente las experiencias de la vida desde la única perspectiva verdadera, la cual es la que el Señor ha revelado al hombre. Tornarse al Señor y confiar en sus revelaciones significa vivir de manera tal que podamos resistir las inundaciones y los torbellinos de la duda y la incertidumbre.

Esto es en verdad el fundamento de nuestra determinación de servir y tomar decisiones correctas. Además, proporciona la verdadera seguridad y pone de manifiesto las promesas que hace Jesús cuando vamos a El; su yugo en realidad se hace fácil y ligera su carga.

Testifico del poder que tienen en mi vida la revelación personal y las Escrituras. Se que Dios vive y que el presidente Ezra Taft Benson es un profeta viviente. En el nombre de Jesucristo. Amen.

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