La importancia de estar preparado

Conferencia General Octubre 1989logo 4
La importancia de estar preparado
Por el élder Ben B. Banks
del Segundo Quórum de los Setenta

Ben B. Banks«Por otra parte, tampoco me entusiasmaba nada la idea de tener que levantarme temprano los sábados. Pero, sabiendo que algunos de mis hijos querían que fuera con ellos, conteste que sí.»

Quiero dirigir mis palabras a vosotros, los jóvenes del Sacerdocio Aarónico y de Melquisedec que hacéis planes de ir en una misión; también a los jóvenes de estos sacerdocios que puedan estar vacilando entre ser o no ser misioneros.

Quiero relataros algo que me pasó. Hace nueve años y medio, mi hijo Ben me dijo: «Papa, como sabes, nuestra reunión familiar este verano será en Flaming George [a una distancia de 350 kilómetros de Salt Lake City]. ¿Que te parece si salimos los dos unos días antes, con los otros muchachos de la familia que quieran ir, y nos vamos en dos ruedas en lugar de cuatro? Allá podemos encontrarnos con el resto de la familia». Yo le dije: «Me gustaría mucho, pero no tenemos mas que una moto». «No, papa», me contestó. «No me entendiste. Te hablo de ir pedaleando». Pense que bromeaba, pero él continuó: ¡Voy a bosquejar un programa de entrenamiento! Nos levantaremos temprano los sábados y andaremos por los recorridos que voy a marcar; así, cuando llegue el momento,  estaremos preparados para el viaje». Asentí, sin saber realmente en lo que me metía. Yo no tenía bicicleta y sabia que tendría que usar la de mi hija que, aunque de diez velocidades, era vieja y pesada, con ruedas que hasta parecían torcidas y un asiento terriblemente duro. Por otra parte, tampoco me entusiasmaba nada la idea de tener que levantarme temprano los sábados. Pero, sabiendo que algunos de mis hijos querían que fuera con ellos, contesté que sí.

Cuando llegó la época de entrenarnos y prepararnos, me valí de toda clase de excusas para no salir. Pero un sábado fui con ellos; llegamos hasta la cima del Cañón Parley’s y regresamos; aunque me fue difícil, pense que no tendría problema. ¡Ah, si hubiera sabido!

Llegó el momento del viaje. Como el primer día tenia reuniones, me encontré con los muchachos el segundo día. Ese día fuimos desde Heber hasta Roosevelt (unos 160 kilómetros de distancia).

Esa noche, después de instalarnos en un motel, llame a mi esposa y le dije que jamas había sentido tanto dolor en toda mi vida. De la cabeza a los pies, todos los músculos, huesos y fibras del cuerpo me dolían. Le implore: «Cuando vengas mañana, ¡trae todo lo que puedas de linimento y loción para frotarme!» Ella me dijo: «¡Se nota que estas realmente mal!» A lo que le conteste: «¡Estoy mucho peor de lo que pueda notárseme en la voz!»

Al día siguiente, la llegada del alba me produjo escalofrío sabiendo lo que seria sentarme en aquel asiento duro y pedalear todo el día otra vez, especialmente la parte que va de Vernal a Flaming Gorge, unos 60 kilómetros con enormes subidas y una temperatura de mas de 32 grados. Esta demás decir que para mí el viaje fue arduo y fatigoso; pero para mis hijos, que pasaron largos ratos en lo alto de las cuestas esperando a su lento e imprevisor papa, fue entretenido, alegre y recompensador.

Esa tarde, al llegar a nuestro destino, fácil pero reflexivamente llegue a la conclusión de que estaba muy mal preparado para lo que debía haber sido una gran experiencia con mis hijos, pero no lo fue porque no dedique el tiempo a prepararme debidamente. Esa misma noche tome la decisión de que jamas volvería a descuidarme en nada con mi preparación. Cuando regresamos, compré bicicletas para mí y para mis dos hijos menores y empecé a entrenarme con el fin de estar preparado, al llegar el verano siguiente, para ir en bicicleta con mis hijos hasta el Lago Powell, a unos 480 kilómetros de distancia; y lo hicimos. El año siguiente fuimos a Saint George, y todos los años subsiguientes fuimos en bicicleta al Lago Powell, hasta que nos llamaron a la Misión de Escocia hace dos años.

Si es importante prepararse para andar en bicicleta, jóvenes amigos, e por que es mucho más importante que os preparéis para prestar servicio en la misión? Es por el eterno significado que tiene una misión para vosotros y para otras personas. Jesús nos enseñó la responsabilidad que tenemos de predicar el evangelio cuando dijo:

«Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.» (Mateo 28:19.)

Y Pablo aconsejó a los corintios:

«Pues si anunció el evangelio, no tengo por que gloriarme; porque me es impuesta necesidad; y ¡ay de mí si no anunciare el evangelio! » (1 Corintios 9:16.)

Os pido, jóvenes amigos, que nunca os avergoncéis del evangelio (véase Romanos 1:16). Preparaos y haceos dignos de recibir el llamamiento misional. Llevad una vida limpia y pura; estudiad las Escrituras -no las leáis solamente; estudiadlas-, especialmente el Libro de Mormón como el presidente Benson nos lo ha aconsejado. Sed fuertes para obedecer la Palabra de Sabiduría y seguir el consejo de vuestros padres y de los líderes del sacerdocio.

Sé que estáis creciendo rodeados de las presiones de vuestros amigos y compañeros. Tal vez hasta os encontréis vacilando entre salir o no en una misión, ya sea por vuestros deseos de seguir una carrera, o porque tengáis una aptitud sobresaliente en el arte o los deportes, o por una novia de la que os parezca muy difícil separaros. Yo lo entiendo, porque tengo siete hijos y un yerno que han tenido que tomar decisiones similares. Pero todos han tomado la decisión de servir al Señor. Si os preguntáis que puede ser de mayor valor para vosotros, escuchad lo que dijo el Señor:

«Porque muchas veces has deseado saber de mí lo que para ti sería de valor máximo . . .
«Y ahora, he aquí, te digo que la cosa que será de máximo valor para ti será declarar el arrepentimiento a este pueblo, a fin de que puedas traer almas a mí, para que con ellas reposes en el reino de mi Padre . . . » (D. y C. 15:4, 6.)

Os prometo, jóvenes, que si os comprometéis a salir en una misión y os preparáis para hacerlo, esa será la experiencia mas recompensadora y extraordinaria de vuestra vida. Tendréis experiencias muy variadas, y hasta algunas cómicas; como la del élder que me contó de la vez en que el y su compañero subieron a un ómnibus, se sentaron y en el asiento de enfrente iba un abuelo con su nietecito. El niño tenia una rabieta. Como los misioneros son ingeniosos, esos dos decidieron hacer algo para calmar al pequeño y al mismo tiempo ayudar al abuelo. El muchachito tenia puesta una gorra. Los élderes se la sacaron e hicieron un movimiento con el brazo haciéndole creer que la habían tirado por la ventana al mismo tiempo que la escondían debajo del asiento. El niño se tocó la cabeza buscando la gorra, y ellos entonces le dijeron que si deseaba con mucha fuerza recuperarla, volvería a tenerla puesta. El se dio vuelta para mirar al abuelo interrogativamente y, mientras tanto, los élderes se apresuraron a ponerle la gorra en la cabeza. Al sentir que la tenia puesta, el niño se la sacó, la miró y luego la tiró por la ventana, diciendo: » ¡Hazlo de nuevo!» Creo que los misioneros se bajaron en la parada siguiente.

Si, podréis tener muchas experiencias cómicas en la misión, pero las más gozosas y satisfactorias, las que permanecerán con vosotros en la eternidad, son aquellas en que el Espíritu ha de obrar por medio de vosotros para cambiar la vida de otras personas; como la de la hermana Ciardo de Cerdeña, Italia, que se convirtió a la Iglesia y fue a Escocia de misionera. Al salir para la misión, su madre apenas le habló y su padre le dijo que si regresaba al hogar, no seria bien recibida. Pero la fe de esta joven hizo ocurrir un milagro.

Mas o menos Un año después de estar en la misión fue a verme Un día, con lágrimas corriéndole por las mejillas; en la mano tenia una carta de su madre. A mi también se me llenaron los ojos de lagrimas al leerla; le decía que se había bautizado y que el padre asistía a la Iglesia e iba a recibir las charlas.

Pienso en Tony Ridden y ‘I’racy McFall, de Escocia, que se bautizaron hace dos años; por sus antecedentes, nadie habría podido creer que eso fuera posible. Sin embargo, hace pocos meses los dos hablaron en sus respectivas reuniones de despedida de misioneros, expresando, con lagrimas en los ojos, su amor y gratitud hacia los élderes que les habían llevado el evangelio.

¿Que importancia tienen una hermana Ciardo, un Tolly Kidden y una Tracy McFall, y muchos otros como ellos? El Señor da la respuesta a esa pregunta:

«Recordad que el valor de las almas es grande a la vista de Dios;
«porque he aquí, el Señor vuestro Redentor padeció la muerte en la carne; por tanto, sufrió el dolor de todos los hombres, a fin de que todo hombre pueda arrepentirse y venir a mí . . .
«Así que sois llamados a proclamar el arrepentimiento este pueblo.
«Y si acontece que trabajáis todos vuestros días proclamando el arrepentimiento a este pueblo y le traéis, aun cuando fuere una sola alma, ¡cuán grande será vuestro gozo con ella en el reino de vuestro Padre!» (D. y C. 18:10-11, 14-15.)

¡Oh, jóvenes de noble primogenitura!, os testifico que si os comprometéis, os preparáis y con un corazón dispuesto salís a servir a Jesucristo y predicar su evangelio, grandes serán las bendiciones y r recompensas que recibiréis. Escuchad las palabras del Salvador:

«. . .benditos sois, porque el testimonio que habéis dado se ha escrito en el cielo para que lo vean los ángeles; y ellos se regocijan a causa de vosotros, y vuestros pecados os son perdonados.» (D. y C. 62:3.)

Sois » . . . linaje escogido, real sacerdocio. . .» (1 Pedro 2:9.)

Poneos del lado del Señor y hallareis gozo y satisfacción eternos. Os doy mi testimonio de que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios. Esta es su Iglesia. El presidente Ezra Taft Benson es nuestro profeta viviente. En el nombre de Jesucristo. Amen.

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