El Santo Sacerdocio

27 de Octubre 1978. Conferencia de Área en Montevideo, Uruguay
El Santo Sacerdocio
por el élder Boyd K. Packer
del Consejo de los Doce

President Boyd K. PackerQueridos hermanos, mi propósito es presentar alguna información básica tocante al Sacerdocio; lo que tengo que decir es importante para todo poseedor del Sacerdocio.

“En la Iglesia hay dos sacerdocios, a saber, el de Melquisedec y el de Aarón, que incluye el Levítico.

Le razón por la que aquél se llama el Sacerdocio de Melquisedec es que Melquisedec fue tan gran sumo sacerdote.

Antes de él, se llamaba el Santo Sacerdocio según el Orden del Hijo de Dios.

Mas por respeto o reverencia al nombre del Ser Supremo, ellos, la Iglesia en los días antiguos, para evitar la tan frecuente repetición del nombre de Dios, le dieron a ese sacerdocio el nombre de Melquisedec, o sea el Sacerdocio de Melquisedec.” (D. y C. 107:1-4.)

“El Sacerdocio de Melquisedec tiene el derecho de presidir; y su poder y autoridad se extienden a todos los oficios de la Iglesia en todas las edades del mundo, para administrar las cosas espirituales.” (D. y C. 107:8.)

“Todas las otras autoridades u oficios de la Iglesia son dependencias de este sacerdocio.” (D. y C. 107:5.)

“. . .este sacerdocio mayor administra el evangelio, y posee la llave de los misterios del reino, aun la llave del conocimiento de Dios.

Así que, en sus ordenanzas, el poder de Dios se manifiesta.

Y sin sus ordenanzas y la autoridad del sacerdocio, el poder de Dios no se manifiesta a los hombres en la carne.” (D. y C. 84:19-21.)

En el Sacerdocio de Melquisedec existen estos oficios:

El de élder, que es un ministro local residente; el setenta, que es un ministro viajante; el sumo sacerdote, el cual ha de ministrar en las cosas espirituales y presidir de acuerdo con lo que requiera su llamamiento en la Iglesia; el patriarca, que sella bendiciones sobre los miembros de la Iglesia; el apóstol, que es un consejero viajante y testigo especial del nombre de Cristo en todo el mundo.

Los miembros de la presidencia del Sumo Sacerdocio, tienen el derecho de oficiar en todos los oficios del Sacerdocio.

En el Sacerdocio de Melquisedec hay cinco quórumes, éstos son:

“. . .el quorum de élderes, el cual se compone de ministros residentes; no obstante, pueden viajar, pero son ordenados ministros residentes…” (D. y C. 124:137). El quorum se compone de no más de noventa y seis élderes, el cual es presidido por una presidencia de quorum designada por el presidente de estaca. Los hermanos que llamamos futuros élderes se reúnen con sus respectivos quórumes de élderes.

El quorum de setentas “está constituido por élderes viajantes que han de testificar de mi nombre en todo el mundo…” (D. y C. 124:139). El quorum se compone de setenta miembros, a los cuales han de presidir siete hermanos llamados por el presidente de estaca. Su asignación es la obra misional.

El quorum de sumos sacerdotes, del cual son miembros todos los sumos sacerdotes que viven dentro de los límites de una estaca, incluso los patriarcas y obispos. El presidente de estaca y sus consejeros constituyen la presidencia de este quorum.

El quorum de los Doce Apóstoles, se compone de los hombres que han sido ordenados apóstoles y sostenidos como miembros de ese quorum. (Véase D. y C. 107:23-24.)

El quorum de la Primera Presidencia de la Iglesia, se compone del Presidente y sus consejeros. (Véase D. y C. 107:22.)

El Sacerdocio Aarónico a veces es llamado el Sacerdocio Menor, el obispo del barrio preside al Sacerdocio Aarónico.

“El segundo sacerdocio es llamado el Sacerdocio de Aarón, porque se confirió a Aarón y a su simiente por todas sus generaciones.” (D. y C. 107:13.)

Este sacerdocio “tiene las llaves de la ministración de ángeles, y del evangelio de arrepentimiento, y del bautismo por inmersión para la remisión de pecados…” (D. y C. 13).

“Se llama sacerdocio menor porque es una dependencia del mayor, o el Sacerdocio de Melquisedec, y tiene el poder para administrar las ordenanzas exteriores.” (D. y C. 107:14.)

En el Sacerdocio Aarónico hay cuatro oficios:

El diácono ha de “velar por la Iglesia” y ser ministro residente en la Iglesia (D. y C. 84:111). El maestro, ha de “velar siempre por los de la Iglesia, y estar con ellos, y fortalecerlos” (D. y C. 20:53). El presbítero, ha de “predicar, enseñar, exponer, exhortar, bautizar y administrar la Santa Cena, y visitar las casas de todos los miembros” (D. y C. 20:46-47).

El obispo, preside el Sacerdocio Aarónico y administra “todas las cosas temporales” (D. y C. 107:68).

En el Sacerdocio Aarónico hay tres quórumes:

El quorum de diáconos se compone de doce diáconos (véase D. y C. 107:85) con una presidencia llamada por el obispo, de entre sus propios miembros.

El quorum de maestros tiene veinticuatro miembros, (véase D. y C. 107:86) con una presidencia llamada por el obispo y formada por los miembros del quorum.

El quorum de presbíteros tiene cuarenta y cuatro presbíteros (véase D. y C. 107:87-88), y es presidido por el obispo del barrio. El obispo es un sumo sacerdote, y pertenece al quorum de los sumos sacerdotes.

Es un gran honor poseer el Sacerdocio. Todo hombre y todo joven se debe comprometer a hacerse digno y mantenerse digno de poseerlo.

Para poder recibir el Sacerdocio se requiere lo siguiente: ser moralmente limpio; todo joven tiene que evitar cualquier contacto inmoral con personas de cualquier sexo; todo hombre casado tiene que ser completamente fiel a su esposa.

Es necesario que los poseedores del Sacerdocio observen la Palabra de Sabiduría. Esto incluye la completa abstinencia de té negro, café, alcohol y tabaco. Cada uno tiene que refrenarse del uso de drogas dañinas.

Debemos pagar los diezmos y ofrendas fielmente.

Es menester que seamos honrados en el trato con nuestros semejantes. Debemos vivir de acuerdo con las reglas aceptadas y las doctrinas de la Iglesia.

No debemos tener ninguna simpatía ni afiliación con los grupos o individuos apóstatas.

Es menester que el poseedor del Sacerdocio apoye a las autoridades locales y generales de la Iglesia.

Debemos esforzarnos por magnificar nuestro llamamiento de acuerdo con el juramento y convenio del Sacerdocio que se halla en la sección ochenta y cuatro de Doctrinas y Convenios.

Si un hombre o un joven no reúnen estas cualidades, se le debe dar un período de tiempo suficiente para que pueda poner su vida en orden. El líder del Sacerdocio tiene que estar completamente satisfecho en cuanto al arrepentimiento que la persona ha demostrado y su disposición de vivir de acuerdo con los principios del evangelio. Después de comprobar esto, la persona puede ser ordenada.

Los hombres y jóvenes de la Iglesia deben asistir a todas las reuniones y llevar a cabo todas las responsabilidades del Sacerdocio que se les asignen.

Con la excepción de la familia, el Sacerdocio es la hermandad más compensadora en la tierra.

Se ha provisto que todo poseedor del Sacerdocio pertenezca a un quorum. Es un privilegio sagrado que se recibe con el Sacerdocio. Este y ser miembro del quorum es prácticamente la misma cosa.

El Señor dio instrucciones al profeta José Smith para que organizara el Sacerdocio en quórumes.

Cuando un jovencito llega a la edad de doce años, se le confiere el Sacerdocio Aarónico, y se le ordena al oficio de diácono; de esta forma automáticamente se convierte en miembro de un quorum de diáconos. De allí en adelante será miembro de algún quorum del Sacerdocio.

El ser miembro de un quorum no es asunto de opción. No podéis ser ordenados a un oficio en el Sacerdocio y luego optar por no pertenecer a un quorum.

Conservad vuestra posición de miembros en el quorum correspondiente hasta que seáis ordenados a otro oficio del Sacerdocio, en cuyo caso os convertís automáticamente en miembros de otro quorum.

Si os mudáis fuera de los límites de vuestra unidad, inmediatamente os hacéis elegibles para ser miembros del quorum correspondiente a la unidad donde esté vuestra cédula de miembro.

Podéis ser llamados como oficiales eclesiásticos en la Iglesia, tales como presidentes de estaca, miembros del sumo consejo u obispos: o llamados como oficiales, maestros o miembros de la mesa directiva de una organización auxiliar, sin alterar vuestra posición como miembros del quorum. Tal servicio ni engrandece ni puede disminuir vuestra posición como miembros de un quorum. Podéis ser llamados y también relevados de vuestras asignaciones.

El ser llamados a presidir un quorum, como secretario de un quorum, o cualquier otra asignación para apoyar al quorum es, por sí mismo, un significativo honor espiritual; en igual manera, es una gran responsabilidad.

Debéis determinar enérgicamente que mantendréis vuestras normas, a fin de ser dignos de esta posición de miembros.

Debéis considerar al Sacerdocio que poseéis, de cuyo poder derivan todos los otros oficios y autoridades, como algo a lo cual debéis dar preferencia y prioridad.

El hombre que se vuelve inactivo no deja de ser miembro del quorum. Podrá perder el interés en el quorum, pero el quorum nunca debe perder el interés en él. El quorum es responsable, siempre y continuamente, por cada uno de sus miembros. No debemos dejar por alto al miembro inactivo, ni dejar de preocupamos por él ni de tener contacto con él.

No se le puede negar ser miembro de un quorum o participar en él sino por la decisión apropiada de un tribunal. Un hombre que es culpable de transgresión queda sujeto a ser disciplinado. Se le puede suspender sus derechos, y en este caso se aplican sanciones que le impiden ejercer el Sacerdocio. Cuando su arrepentimiento se efectúa en forma completa, se le restauran esos privilegios. Si es excomulgado de la Iglesia, ya no posee el Sacerdocio ni es miembro de ningún quorum.

El que es miembro de un quorum del Sacerdocio, por medio de sus acciones lo sostiene o lo degrada.

La fuerza que existe en el quorum es la llave que fortalece la estaca. El quorum será tan fuerte como lo sea cada uno de sus componentes. Todos nosotros tenemos la obligación y responsabilidad de honrar el Sacerdocio que poseemos y de ser dignos miembros del quorum que nos corresponde.

“Porque los que son fieles hasta obtener estos dos sacerdocios de los que he hablado, y magnifican sus llamamientos, son santificados por el Espíritu para la renovación de sus cuerpos.

Y también todos los que reciben este sacerdocio, a mí me reciben, dice el Señor;
Porque el que recibe a mis siervos, me recibe a mí;
Y el que me recibe a mí, recibe a mi Padre;
Y el que recibe a mi Padre, recibe el reino de mi Padre; por tanto, todo lo que mi Padre tiene le será dado.
Y esto va de acuerdo con el juramento y el convenio que corresponden a este sacerdocio.
Así que, todos aquellos que reciben el sacerdocio reciben este juramento y convenio de mi Padre que no se puede quebrantar, ni tampoco puede ser traspasado.” (D. y C. 88:33, 35-40.)

Mis queridos hermanos, especialmente los jóvenes, quiero compartir mi testimonio con vosotros: yo sé que Dios vive, que el Evangelio es verdadero, que el Libro de Mormón es verdadero, y que el presidente Spencer W. Kimball es un Profeta de Dios. En el nombre de Jesucristo. Amén.

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