Septiembre de 1978
El prefacio del Señor: Lo que encontramos en Doctrinas y Convenios
por Roy W. Doxey
Cuando uno estudia Doctrinas y Convenios, debe recordar que está estudiando el mensaje del Señor Jesucristo dirigido a la gente perteneciente a la última y más grande dispensación del Evangelio: la plenitud de los tiempos. En la sección 1 de Doctrinas y Convenios, tenemos un estudio de lo que el Señor ha dicho concerniente a su mensaje. Esta revelación fue dada en la conferencia de la Iglesia que se llevó a cabo en Híram, Ohio, el 1 de noviembre de 1831, cuando el Sacerdocio reunido adoptó el “Book of Commandments” (Libro de los mandamientos).
Apropiadamente, el Señor presenta la sección 1 con el anuncio de que es El quien se dirige al “pueblo de mi iglesia…” (D. y C. 1:1). Pero su mensaje no es solamente para los miembros de la Iglesia sino “a todo hombre y no hay quien escape…” (D. y C. 1:2). Inmediatamente uno se da cuenta de que el mensaje de esta dispensación es para todos, ya que aclara:
“… la voz de amonestación irá a todo pueblo por las bocas de mis discípulos, a quienes he escogido en estos últimos días.” (D. y C. 1:4.)
Y las revelaciones son “…para publicaros, oh habitantes de la tierra” (D. y C. 1:6).
Para cumplir con sus responsabilidades, los siervos del Señor deben poseer el poder para sellar en la tierra y en los cielos. No solamente los que son dignos deben ser sellados a la vida eterna por medio de este poder, sino también aquellos que rechazan el evangelio y se rebelan en contra de los siervos del Señor después de haber aceptado su mensaje, son sellados para condenación. (Ver D. y C. 1:8-9.) Cuando el Señor venga lo hará para “recompensar a cada hombre según sus obras, y a repartirle a cada hombre conforme a la medida con la que él haya repartido a su prójimo” (D. y C. 1:10).
¿Por qué dirigió el Señor este mensaje de advertencia a las personas de esta generación o dispensación? La respuesta a esta pregunta se encuentra en la sección 1, versículos 11 al 16:
“Por tanto, la voz del Señor llega hasta los extremos de la tierra, para que oigan todos los que quieran oír.
Preparaos, preparaos para lo que viene, porque el Señor está cerca;
Y está encendida la ira del Señor, y su espada se embriaga en el cielo, y caerá sobre los habitantes de la tierra.
Y será revelado el brazo del Señor; y viene el día en que aquellos que no oyeren la voz del Señor, ni la voz de sus siervos, ni hicieren caso de las palabras de los profetas y apóstoles, serán desarraigados de entre el pueblo;
Porque se han desviado de mis ordenanzas, y han violado mi convenio sempiterno.
No buscan al Señor para establecer su justicia sino que todo hombre anda por su propio camino, y conforme a la imagen de su propio Dios, cuya imagen es a semejanza del mundo, y cuya sustancia es la de un ídolo, que se envejece y que perecerá en Babilonia, aun la grande Babilonia que caerá.”
Este mensaje está dirigido a la gente de esta dispensación: (1) para que se prepare antes de la venida del Señor (D. y C. 1:11-12); (2) debido a la condición apóstata del mundo (D. y C. 1:15), y (3) porque el hombre ha establecido sus propios dioses. (D. y C. 1:16.)
Los versículos 17 al 23 nos dicen por medio de quién fue restaurado el Sacerdocio y los efectos de este gran acontecimiento. Debemos tener presente que lo que el Señor prometió resultaría como consecuencia del llamamiento de José Smith como cabeza de esta dispensación. De esto surgen dos preguntas: (1) ¿verifica la historia de la Iglesia estas promesas del Señor? (2) ¿en qué parte del programa he participado?
“Por tanto, yo, el Señor, sabiendo de las calamidades que vendrían sobre los habitantes de la tierra, llamé a mi siervo José Smith, hijo, le hablé desde los cielos y le di mandamientos;
Y también les di mandamientos a otros para que proclamasen estas cosas al mundo; y todo esto para que se cumpliese lo que escribieron los profetas:
Lo débil del mundo vendrá y derribará a lo fuerte, para que el hombre no se aconseje con su prójimo, ni ponga su confianza en el brazo de la carne—
Sino que todo hombre hable en el nombre de Dios el Señor, aun el Salvador del mundo.
Para que también se aumente la fe en la tierra;
Para que se establezca mi convenio sempiterno;
Para que la plenitud de mi evangelio sea proclamada por los débiles y sencillos hasta los cabos de la tierra, y ante reyes y gobernantes.” (D. y C. 1:17-23.)
Aquí cabe mencionar que los “otros”, a quienes el Señor “dio mandamientos”, son aquellas personas que ayudarían al profeta José Smith en esta dispensación. Muchos de éstos han sido ya llamados y recibido mandamientos por revelación. Hombres como Oliverio Cowdery, Sidney Rigdon, Hyrum Smith, Parley P. Pratt, Orson Pratt, y muchos otros, forman parte de este grupo.
“He aquí, yo soy Dios, y lo he proferido; estos mandamientos son míos, y diéronse a mis siervos en su debilidad, según su idioma, para que entendiesen.
Para que si errasen, fuese manifestado;
Y si pecasen, se les castigara para que se arrepintieran;
Y siendo humildes, fuesen hechos fuertes y bendecidos de lo alto, recibiendo conocimiento de cuando en cuando. (D. y C. 1:24-28.)
En los versículos 24 al 28 descubrimos lo que ya se ha logrado y lo que se logrará en la vida de los individuos que reciben un llamamiento y cumplen fielmente con sus responsabilidades en el servicio de Señor. Algunas de estas bendiciones son: obtener un conocimiento mayor; corregir errores, obtener la sabiduría buscada; ser castigado y arrepentirse por los pecados; y recibir fortaleza y conocimiento por medio de la humildad. ¿Podemos aquellos que nos embarquemos en el estudio de Doctrinas y Convenios esperar recibir bendiciones similares por medio de nuestra diligencia?
“…después de haber recibido los anales de los nefitas, tuviera el poder de traducir el Libro de Mormón por la misericordia de Dios y por su poder.
Y también, para que aquellos a quienes se dieron estos mandamientos tuviesen el poder de poner los cimientos de esta iglesia y de sacarla de la obscuridad y de las tinieblas-, la única iglesia verdadera y viviente sobre toda la faz de la tierra, con la cual yo, el Señor, estoy bien complacido, hablando a la iglesia colectiva y no individualmente—
Porque yo, el Señor, no puedo considerar el pecado con el más mínimo grado de tolerancia.
No obstante, se perdonará al que se arrepienta y cumpla los mandamientos del Señor;
Y de quien no se arrepienta, se quitará aun la luz que haya recibido; porque mi Espíritu no luchará siempre con el hombre, dice el Señor de las Huestes.” (D. y C. 1:29-33).
Después del llamamiento que divinamente recibió José, y de haber llamado a otros para asistirle, el Señor hizo saber el importante hecho de que su Profeta terna poder para traducir el Libro de Mormón y dar a conocer “la única Iglesia verdadera y viviente sobre la faz de la tierra…” (D, y C. 1:30). Tanto los miembros de la Iglesia, como los habitantes de la tierra, no deberían tener ninguna duda con respecto a la posición que la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días ocupa en el mundo. Esta proclamación del Señor es una confirmación de la enseñanza de la Primera Visión y también de todas las revelaciones que ya habían especificado que sólo hay una manera de lograr la vida eterna.
Más adelante se supo que el Señor estaba complacido con la Iglesia en general, pero que los miembros, en forma individual, tenían mucho que hacer para perfeccionar su vida. Evidentemente, El deseaba que los miembros de la Iglesia comprendieran que el hecho de pertenecer a su reino, no les da la libertad de pecar “porque yo, el Señor, no puedo considerar el pecado con el más mínimo grado de tolerancia” (D. y C. 1:31), pero que El perdonará al que se arrepienta (D. y C. 1:32). Por otro lado, la persona que no se arrepienta habiendo recibido la luz del evangelio, está bajo la pena de perder el Espíritu del Señor “porque mi espíritu no luchará siempre con el hombre…,” (D, y C. 1:33).
Mediante esta gran revelación que se abrió con el mensaje principal del Señor a la Iglesia y a los habitantes de toda la tierra, se vuelve al propósito principal de que el Señor desea que todo hombre oiga su voz de advertencia, y que sepa que la vida eterna puede ganarse viviendo el Evangelio restaurado de Jesucristo. Este mensaje se reitera en la sección 1, versículos 34 al 36:
“…Yo, el Señor, estoy dispuesto a dar a saber estas cosas a toda carne;
Porque no hago acepción de personas, y quiero que todo hombre sepa que el día viene con rapidez; la hora no es aún, mas está a la mano, cuando se quitará la paz de la tierra, y el diablo tendrá poder sobre su propio dominio.
Y también el Señor tendrá poder sobre sus santos, y reinará entre ellos, y bajará enjuicio sobre Idumea o el mundo.” (D. y C. 1:34-36.)
(Nótese que el término “Idumea” está definido en la revelación como “el mundo”. Es un sinónimo de “Babilonia” en el verso 16, lo cual simboliza el mundo inicuo. Idumea fue conocida como el país de Edom, cuyos habitantes tenían una acérrima enemistad hacia Israel.)
Cuando se estudia Doctrinas y Convenios, se sabe que el mensaje del evangelio lleva regocijo a la vida de aquellos que viven sus principios, mientras que la iniquidad conduce a la desdicha y el infortunio. También se descubren los juicios que han de venir al mundo, uno de ellos la guerra —con su actual potencial de gran destrucción— ha sido profetizada para esta dispensación. La predicción de que “se quitará la paz de la tierra”, tal como se declaró en 1831, quizás debiera parafrasearse diciendo: “la paz ha sido quitada de la tierra”; esto es algo que cada Santo de los Últimos Días debería considerar, de acuerdo con las condiciones actuales del mundo. (D. y C, 1:35.)
La sección 1, el prefacio del Señor a sus revelaciones, finaliza con la plena seguridad de que todo lo que se ha prometido, se cumplirá, y que el Espíritu de Dios testifica que “el testimonio es verdadero, y la verdad permanece para siempre” (D. y C. 1:39).
Doctrinas y Convenios confirma las verdades antiguas; también hace una descripción mejor del futuro inmediato y del destino del hombre que otros libros canónicos, y contiene algunos de los principios más gloriosos que se hayan revelado al mundo.
























