Junio de 1979
El presidir en nuestro hogar significa…
por Joan Flinders
Agradezco todas las buenas virtudes de mi esposo, pues ellas aumentan la influencia espiritual de que gozamos mis hijos y yo, y eso es importante, pues, en gran medida, la atmósfera espiritual de la familia es determinada por la espiritualidad del padre. Si él no posee fortaleza espiritual, le resultará imposible inspirarla en su esposa e hijos. He aquí algunos ejemplos de cómo mi esposo nos nutre espiritualmente:
- Hace algunos años nos propusimos llevar un registro escrito de algunos de los atributos y debilidades de nuestros hijos, y realizar cada dos o tres meses, una entrevista personal con cada uno de ellos.
Mi esposo preparó una pequeña carpeta con el nombre de cada uno de nuestros niños. Al abrir la misma, sobre la izquierda, se pueden encontrar hojas de papel con el encabezamiento: “Debilidades”. A la derecha se encuentran hojas con el título: “Atributos”.
Durante la entrevista, la cual constituye un momento muy especial con cada uno de los niños, analizamos las dos áreas, Junto a la fecha del día en que llevamos a cabo la entrevista, anotamos el punto de vista de cada uno (mi esposo, el niño entrevistado y yo), relacionado con cualquier problema que pueda existir; anotamos las tareas que hayan sido bien hechas, y nos aseguramos de incluir ciertas actitudes que hayan mejorado en el correr de las últimas semanas. Damos a los niños la libertad de expresar cualquier sentimiento que tengan hacia el hogar, hacia otros miembros de la familia, hacia sus amigos, o sobre cosas que puedan ser de su interés personal, tras lo cual respondemos como padres.
- No siempre resulta fácil lograr que siete hijos trabajen en armonía dentro del hogar, pero a los niños les encanta hacer su tarea cuando el padre puede trabajar con ellos, en cuyo caso ésta se transforma en una «tarea divertida”. Parte de estos resultados se logran merced a que mi esposo comparte con ellos las experiencias que tuvo cuando era muchacho y les dice cuán importante es el amor por el trabajo.
Cada primavera nos dedicamos, toda la familia, a plantar un huerto; todos tomamos parte en la tarea de preparar la tierra, plantar las semillas, regar y quitar las hierbas. Más tarde, en el verano y otoño, cada uno de los niños pasa por la experiencia de la cosecha; sacando papas, arrancando tomates, lechugas, etc.
Mi esposo siempre se vale de toda oportunidad posible para enseñar y comparar aspectos del cultivo de un huerto con la preparación de los muchachos para salir como misioneros, la vida después de la muerte, la importancia de velar por uno mismo y lograr capacitación, la lucha contra el enemigo (las hierbas), etc. Son muchas las lecciones que se pueden enseñar tomando como ejemplo las cosas simples que hacemos a diario.
- Otra de las experiencias por demás productivas que tenemos como familia es la de leer juntos las Escrituras, por lo general durante diez o quince minutos inmediatamente después de la cena. Nuestro proyecto actual es el Libro de Mormón. A cada uno de nosotros le toca el turno de leer y aun los pequeños, que todavía no van a la escuela, tienen su propio ejemplar y tratan de seguir la lectura señalando los renglones con los dedos. De vez en cuando ellos preguntan: “¿Por dónde vamos?” Es también interesante el hecho de que muchas veces estos pequeñitos nos recuerdan que es la hora de leer las Escrituras. En esos momentos de estudio, mi esposo vuelca en nosotros muchos de sus conocimientos en cuanto a las Escrituras y su contenido, y a menudo, escribe una idea determinada en el pizarrón o dramatiza una parte del relato, lo cual encanta a los niños.
- El domingo de ayuno adquiere un mayor significado cuando existe una razón para ayunar, y representa una gran ayuda cuando mi esposo explica el sábado el propósito de tal “ayuno” (es posible que haya alguien enfermo en nuestro barrio o alguien que necesite una bendición especial). Es algo especial para los niños más pequeños, cuando el padre toma parte de su tiempo para escuchar sus oraciones personales, y no son pocas las veces que lo escucho preguntar a nuestros hijos mayores si se acuerdan de orar a diario.
Sé que cuando durante las comidas o antes de las oraciones familiares nos referimos a algunos acontecimientos específicos de la jomada, los niños llegan a ser más sensibles y a mostrar mayor agradecimiento.
- Otra de las formas en que un padre nutre espiritualmente a su familia, es mediante la manera en que ejerce su Sacerdocio. El da el ejemplo con su actitud. Los niños pueden considerarse altamente bendecidos cuando saben que su padre se siente feliz de poder llevar a cabo la obra del Señor. Es importante para todos nosotros su preocupación y constancia por llevarme al templo todos los meses. Este modelo establecido en nuestra vida surte en cada uno un poderoso impacto positivo; nos ayuda como padres a mantener nuestras prioridades en orden y los niños parecen notar que estamos haciendo algo especial, lo cual se evidencia en la forma en que cooperan. Consideramos que el ir al templo regularmente es una buena manera de enseñar a nuestros hijos que ése es el lugar donde ellos deben casarse.
- Nuestra semana alcanza su punto culminante en nuestra noche de hogar. Siempre tenemos presente y le damos prioridad, al tiempo que pasamos juntos como familia. Nos turnamos en la presentación de la lección, en dirigir los juegos, en los números especiales, en el relato de determinadas experiencias, aunque siempre es mi esposo quien preside. Él puede observar el clima emocional de la familia, tomando mentalmente nota de aquello que se puede hacer para mejorarlo.
Lo ideal es llegar a conocemos mejor y enseñar los principios del Evangelio en una forma profunda. Durante nuestra noche de hogar, tenemos la oportunidad de poner a prueba el conocimiento de nuestros hijos, pues a menudo creemos que las ideas que presentamos en cuanto al Evangelio son claras cuando en realidad no lo son. (Por ejemplo, uno de nuestros hijos pequeños ha mostrado tener dificultad en aprender a distinguir entre el presidente de la Iglesia y el presidente de nuestra nación.)
Estas son algunas de las áreas en las que hemos encontrado éxito, pero lo que resulta provechoso para nosotros puede no serlo para otra familia. En nuestra condición de esposas, debemos ser pacientes si nuestros esposos no siempre toman la iniciativa, mas debemos mostrar nuestro agradecimiento por las buenas cualidades que ellos poseen. Para lograr un matrimonio feliz, al igual que sucede con el testimonio, se debe renovar continuamente a fin de mantenerlo vivo.
























