Septiembre de 1983
Cómo lograr que nuestros hijos se autoestimen
James M. Harns
David y Carlos, niños de nueve años de edad, son buenos amigos y aproximadamente del mismo tamaño, pero su comportamiento en el campo de fútbol delata una gran diferencia entre ellos. David muestra gran entusiasmo por jugar, mientras que Carlos parece contentarse con mirar a los demás de fuera del campo de juego. Cuando David juega, lo hace con toda la intención de hacer un gol; cuando Carlos por fin participa, no lo hace con la mira de hacer goles, por lo que nunca parece tener la oportunidad de lograrlos.
La diferencia entre los niños es evidente en muchas situaciones. David espera la oportunidad de tener nuevas experiencias con entusiasmo, confiando en que le irá bien; Carlos tiene por lo general una actitud pesimista y a menudo se niega a participar antes que arriesgarse a un posible fracaso.
De todas las opiniones de un niño, ninguna es de tanta importancia como la que tenga de sí mismo. Los niños con un alto nivel de autoestima ven el mundo con optimismo y confianza y siempre esperan lograr el éxito. Por el contrario, aquellos con un bajo nivel de autoestima tienden a desconfiar de sus propias ideas y habilidades y reaccionan de manera Insegura ante las situaciones de la vida.
Todo niño necesita sentirse querido y capaz, y su nivel de autoestima será comparable al grado que perciba que se le prodiguen aquellos sentimientos que le comuniquen que lo es. Por otra parte, su autoestima peligrará a un nivel comparable al sentir la carencia de tales sentimientos.
Los padres no pueden asumir todo el reconocimiento por la alta autoestima de un niño, ni tampoco deben aceptar toda la culpa por la falta de ella. Sin embargo, hay ciertas cosas que pueden hacer para realzar la manera en que sus hijos se autoperciben. A continuación aparecen varias sugerencias:
- Enseñen a sus hijos acerca de su origen espiritual y su divino destino. El tener un conocimiento correcto de quiénes somos nos puede ayudar a aprender a autoestimarnos. Somos literalmente hijos espirituales de nuestro Padre Celestial y tenemos en nuestro ser el potencial de ser más como El.
Continuamente expresen a sus hijos la verdad que, así como fueron creados a imagen física de nuestro Padre Celestial, también existe en ellos el poder para asemejarse gradualmente a la imagen espiritual de nuestro Padre Celestial. Díganles que El los ama por ser Sus hijos y que El desea que tengan éxito.
- Reaccionen positivamente hacia sus hijos, aminorando sus debilidades o deficiencias. No todos los niños tienen la misma capacidad, el mismo atractivo, o aun la misma habilidad de hacerse querer; sin embargo, la reacción de los padres influye mucho en la autoestima de cada criatura. Hace poco una madre que vive en un hogar limpio y atractivo se refirió a una de sus hijas catalogándola de “estúpida». El comentario fue hecho ante una visita y en presencia de la criatura. Existe el gran peligro de que la niña le crea a su madre, acepte la idea de que en realidad es «estúpida», y se comporte de acuerdo con ese concepto.
Felizmente, los niños también creen ‘ las expresiones positivas y sinceras de sus padres. Alimenten la autoestima de sus hijos a pesar de las deficiencias que puedan tener. Todos hemos oído de casos como el de la jovencita fea con la sonrisa y personalidad que atraen a todo el mundo, o del muchacho ciego que es un excelente alumno y muy querido por la gente. Estos niños casi siempre se encuentran en un hogar cálido y amoroso donde los padres no reaccionan hacia ellos con desprecio o lástima, sino donde se les acepta como personas de valor y capacidad.
- Concéntrense en las habilidades Individuales de sus hijos, evitando las comparaciones negativas con otros hermanos o hermanas. Angela nunca les ha dado ninguna preocupación a sus padres. Asiste a las reuniones de la Iglesia con regularidad, siempre tiene algo positivo que decir de sus clases y tiene muchas buenas amistades que también son activas en la Iglesia. Su hermana menor, Patricia, representa un contraste enigmático para los padres. Asiste a las clases de la Escuela Dominical sólo porque ellos insisten en que lo haga, y además parece atraerle la amistad de personas inactivas en la Iglesia que critican las enseñanzas de ésta.
Patricia no cree que haya gran posibilidad de superar a su hermana y recibir atención positiva, por lo que inconscientemente busca otras maneras para que se le preste atención. Lamentablemente, los padres sólo empeoran la situación al usar a la hermana mayor como ejemplo. Patricia se rebela porque la necesidad de ser “su propia persona» es muy grande; sin embargo, se siente culpable por su comportamiento y su autoestima es muy baja.
No es algo raro que los padres comparen desfavorablemente a un niño con otro en la familia. Tal vez se haga abierta y conscientemente con comentarios tales como “¿Por qué no eres cómo Alberto?” o “¡A Graciela jamás se le hubiera ocurrido semejante cosa!» O tal vez se haga en forma más sutil sin que los mismos padres se den cuenta de que han hecho una comparación. En ambos casos, el mensaje que comunican se interpreta: “Es mucho más difícil quererte a ti. No eres tan capaz como tu hermano o hermana.» Por lo general, los padres utilizan las comparaciones a fin de establecer un ejemplo positivo que el niño pueda seguir, pero tales comparaciones son a menudo perjudiciales para la autoestima de las criaturas.
- Estimulen el crecimiento personal y animad a sus hijos a que hagan las cosas por sí mismos. Es una responsabilidad paternal el ayudar a los hijos a sentir confianza, a ser capaces y autosuficientes. Este proceso de capacitación es natural y gradual; comienza cuando la criatura es muy pequeña. Cuando aprende a hacer algo nuevo, quiere repetir la acción una y otra vez; si no se le permite, posiblemente exprese su frustración a gritos. Por ejemplo, la señora Sánchez se quedó perpleja cuando su hijita Silvia, de un año de edad, comenzó a llorar cuando le quitó la ropa para acostarla. De repente, se dio cuenta de que le había quitado los calcetines en vez de esperar que ella misma lo hiciera. Silvia se contentó sólo después que su mamá le puso los calcetines otra vez y le permitió que ella misma se los quitara. ¿A quién se le ocurriría pensar que la necesidad de sentirse capaz pueda hacerse evidente a una edad tan temprana?
Generalmente los padres que protegen demasiado a sus hijos y hacen todo por ellos lo hacen por motivos buenos pero equivocados como la lástima, o el deseo de protegerlos de cualquier adversidad o inconveniencia. A veces los motivos también son egoístas. Una madre podría hacerlo para recibir el halago de los demás al demostrarse generosa y abnegada. Un padre podría intentar, inconscientemente, hacerse indispensable en la vida del niño para evitar que en el futuro éste lo rechace. Sea cual fuere la causa, el posible resultado no varía: La criatura siempre siente dependencia, falta de confianza en sí misma, limitada iniciativa y creatividad, y poca autoestima. A medida que los padres continúan haciendo las cosas que el niño es capaz de hacer solo, la dependencia puede convertirse en tranquila complacencia, y ésta en la demanda, por “derecho”, de que se le sirva; todo en prejuicio para la criatura.
- Fomenten los sentimientos de importancia y valor propio de sus hijos. Una amistad mía recuerda que cuando era niño, un electricista vino a su casa para hacer unos arreglos. Para completarlos, era necesario meter algunos cables en un reducido espacio debajo de la casa, demasiado pequeño para un adulto. El hombre le preguntó al niño si estaría dispuesto a entrar y poner los cables allí. Cuando lo hizo, el hombre le dio una moneda de veinticinco centavos. El niño corrió orgulloso a mostrársela a su mamá, quien le respondió: “¡Veinticinco centavos es demasiado! Ve y dile que diez centavos es suficiente”.
Indudablemente, la madre no quería aprovecharse del electricista, pero el hecho de que este amigo aún recuerde el incidente después de treinta años es de suma importancia.
¡Cuánto mejor hubiera sido que aquella madre respondiese: “Veinticinco centavos es mucho dinero. El electricista debe de haber estado muy contento porque le ayudaste!” O hubiera podido utilizar la experiencia para enseñarle a su hijo el gozo que proviene del servicio que se presta gratuitamente. Así hubiera contribuido al desarrollo de la autoestima del niño.
- Hagan que el tiempo que pasan con sus hijos sea de calidad superior. En una situación ideal, cada hijo en la familia debería pasar cierto período de tiempo, todos los días, a solas con cada uno de sus padres. En una familia grande, puede ser una tarea muy difícil, sin embargo, los beneficios que se derivan al hacerlo valen todo el esfuerzo que cueste. A veces uno de los padres tiene actividades frecuentes que le obligan a ausentarse del hogar, por lo que intenta cubrir esa deficiencia comprándoles a los niños regalos caros y primorosos, pero el mejor regalo que los padres pueden obsequiar es el dar de sí mismos.
Cuando los padres llevan a sus hijos a acampar, a pescar, o a los partidos de fútbol, o cuando pasan momentos lavando el automóvil, sacando la maleza (hierba mala) del jardín o simplemente conversando juntos, se crea el importante ambiente que permite el desarrollo de la comunicación mutua. El obsequio de horas juntos le dice al niño: “A Papá y a Mamá les gusta estar conmigo. ¡Ellos me creen fantástico!” Y de esta manera, aumentan los sentimientos de autoestima.
- Tomen el tiempo necesario para capacitar. Como adultos, a veces olvidamos que ciertas tareas que nos parecen relativamente comprensibles y simples pueden ser confusas, aun abrumantes, para una criatura. Una madre le podría decir a su hija, «Por favor limpia tu cuarto”, y luego suponer que, si el encargo no se cumple en un período razonable, la niña es desobediente o haragana. Pero, también puede ser que la niña no sepa cómo proceder, o que en el pasado haya experimentado que, a pesar de todo su esmero, la madre no quedara satisfecha. Es Importante que los padres provean la Instrucción para que sus hijos se sientan capaces. Tal vez se haga necesario trabajar a la par de la criatura varias veces hasta que ella pueda proceder a solas con confianza. El sentirse capaz al cumplir con tareas asignadas ayuda en el desarrollo de la autoestima.
- Enseñen a sus hijos a buscar lo bueno y a alabar a otros. Margarita, de quince años de edad, nunca parece tener nada bueno que decir de nadie. Se expresa de sus maestros diciendo que son “estúpidos»; los otros niños del vecindario son, para ella, “raros”; dice que sus padres no le “escuchan” o «comprenden”. Las palabras estúpido, idiota, y aburrido son parte común de su vocabulario. Debido a su actitud negativa, otros niños evitan su compañía y es una jovencita solitaria y sin amigos.
¿Qué sentimientos tiene Margarita de sí misma? Su actitud negativa hacia los demás y el mundo en general tal vez sean un reflejo de su falta de amor propio. Su manera de hablar y su comportamiento invitan la crítica y el rechazo, mermando aún más su autoestima.
- Enseñen a sus hijos a ver lo positivo en sí mismos y a no concentrarse en sus limitaciones. Carlos nació con su brazo derecho atrofiado y apenas podía usarlo. Hubiera sido fácil que el muchacho se compadeciera de sí mismo y evitara las actividades físicas que requiriesen el uso de ambos brazos. Sin embargo, nunca ha dejado que tal sea el caso. Si se le dijera algo con respecto a su impedimento, probablemente respondería sinceramente con la interrogante: “¿Qué impedimento?” Carlos juega al golf, al béisbol y al básquetbol (baloncesto) y compite bien con los demás. El brazo representa un obstáculo sólo la primera vez que uno le conoce, pero después casi pasa Inadvertido. Carlos es uno de los oficiales del alumnado de la escuela secundaria a la que asiste, y tiene muchos amigos. Sus padres jamás se han concentrado en su “impedimento”. Ellos esperan que él tenga éxito en todo lo que hace, y su habilidad en cumplir con esas esperanzas aumenta su propio sentido de capacidad y autoestima.
Es bueno el tener sentimientos positivos de uno mismo. La humildad falsa no es una virtud. El niño que percibe su propio mérito y el de las cosas que hace tiende a demostrar una serena seguridad de su valor propio.
Tal vez la mejor manera de enseñar a un niño a ver lo bueno en sí mismo es el ser un ejemplo de este comportamiento para él. Es bueno que los padres admitan sus errores y digan honestamente: “¡Cómo me equivoqué esta vez!» El ser honesto de esta manera no le roba la autoestima que uno siente por sí mismo, ni daña la percepción que la criatura tiene del padre. Los niños deben saber que los adultos también cometen errores. El tener una actitud que no es desproporcionada respecto a un error o un fracaso puede servir de ayuda para que el niño acepte sus propias limitaciones. Por otro lado, el reconocimiento honesto que se expresa al decir “¡Me gusta como hice esto; considero que salió muy bien!” le enseña al niño a tener sentimientos positivos de sus propios esfuerzos, con lo cual se desarrolla su autoestima.
- Expresen abiertamente el amorque sienten por sus hijos, tanto con palabras como con acciones. Algunas personas tienen gran dificultad para decir esas pequeñas y sencillas palabras “te amo» y “te quiero”, Así como hay aquellos para quienes es muy difícil expresar el amor que sienten hacia su cónyuge, hay también aquellos a quienes se les dificulta mostrar cariño hacia sus hijos.
El decir “te amo» puede resultarles algo vergonzoso, o tal vez se preocupen por la manera en que la criatura reaccionaría ante su expresión de cariño. A pesar de ello, tal vez no haya nada que contribuya más a la autoestima que el sentirse querido. Muy a menudo suponemos que nuestros hijos ya saben que los queremos; sin embargo, un abrazo, un beso en la mejilla, o el solo hecho de decir «te quiero” pueden ser una manera milagrosa de fortalecer la relación que existe con ellos y de aumentar su autoestima.
Todo niño necesita sentirse querido y capaz para que desarrolle la autoestima que le ayudará a prepararse para la vida. Si nosotros, como padres, seguimos consciente y regularmente las diez sugerencias mencionadas, el comportamiento de nuestros hijos mejorará y su autoestima, casi con toda seguridad, será mayor.
























