Septiembre 2016
Despuées del amor, entonces ¿qué?
Por el presidente Dieter F. Uchtdorf
Segundo Consejero de la Primera Presidencia
Nuestro querido Profeta, el presidente Thomas S. Monson, ha enseñado que “el amor es la esencia misma del Evangelio”1.

El amor es tan importante que Jesús lo llamó “el primero y grande mandamiento”, y dijo que toda porción de la ley y de las palabras de los profetas dependen de él 2.
El amor es el motivo primordial de todo lo que hacemos en la Iglesia. Todo programa, toda reunión, toda acción en la que tomamos parte como discípulos de Cristo debería derivarse de ese atributo, porque sin caridad, “el amor puro de Cristo”, no somos nada 3.
Una vez que entendemos eso con la mente y el corazón, una vez que declaramos nuestro amor por Dios y por nuestros semejantes, ¿entonces qué?
¿Es suficiente sentir compasión y amor por los demás? El declarar nuestro amor por Dios y por nuestro prójimo, ¿satisface nuestra obligación para con Dios?
La parábola de los dos hijos
En el templo de Jerusalén, los principales sacerdotes y los ancianos de los judíos se acercaron a Jesús con la intención de hacerlo caer en una trampa mediante Sus propias palabras. No obstante, el Salvador invirtió la situación al relatarles una historia.
“Un hombre tenía dos hijos”, comenzó. El padre fue al primero y le pidió que fuera a trabajar en la viña; pero el hijo rehusó hacerlo. Más tarde, ese hijo, “arrepentido, fue”.
Entonces el padre fue a su segundo hijo y le pidió que fuera a trabajar en la viña. El segundo hijo le aseguró que iría, pero nunca lo hizo.
Después, el Salvador se volvió a los sacerdotes y ancianos, y preguntó: “¿Cuál de los dos hizo la voluntad de su padre?”.
Ellos tuvieron que admitir que fue el primer hijo, el que dijo que no iría, pero más tarde se arrepintió y fue a trabajar en la viña4.
El Salvador utilizó esa historia para hacer hincapié en un importante principio: aquellos que obedecen los mandamientos son los que verdaderamente aman a Dios.
Tal vez por eso Jesús pidió a los del pueblo que escucharan y siguieran las palabras de los fariseos y los escribas, pero que no siguieran su ejemplo5. Esos maestros religiosos no hacían lo que enseñaban; les encantaba hablar de religión, pero tristemente ignoraban la esencia de la misma.
Las acciones y nuestra salvación
En una de las últimas lecciones del Salvador a Sus discípulos, les habló del juicio final. Los inicuos y los justos serían separados; los justos heredarían la vida eterna y los inicuos serían entregados a un castigo eterno.
¿Cuál era la diferencia entre los dos grupos?
Aquellos que demostraron su amor mediante sus acciones fueron salvos; aquellos que no lo hicieron, fueron condenados6. La verdadera conversión al evangelio de Jesucristo y a sus valores y principios se manifestará en las acciones de nuestra vida cotidiana.
Al final, una mera declaración de amor a Dios y a nuestros semejantes no nos hará merecedores de la exaltación. Porque, como Jesús enseñó: “[no] todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos”7.
¿Qué viene después del amor?
La respuesta a la pregunta: “Después del amor, entonces ¿qué?”, puede ser sencilla y directa. Si en verdad amamos al Salvador, inclinamos nuestro corazón hacia Él y luego caminamos por el sendero del discipulado. Si amamos a Dios, nos esforzaremos por cumplir Sus mandamientos8.
Si verdaderamente amamos a nuestros semejantes, nos esforzamos por ayudar “a los pobres y a los necesitados, a los enfermos y a los afligidos”9, porque aquellos que realizan esos actos desinteresados de compasión y servicio10, tales son discípulos de Jesucristo.
Eso es lo que viene después del amor.
Esa es la esencia del evangelio de Jesucristo.
Cómo enseñar con este mensaje
El presidente Uchtdorf define a los verdaderos discípulos de Jesucristo como aquellos que demuestran su amor por Él y por los demás mediante sus acciones. Él enseña que “si en verdad amamos al Salvador, inclinamos nuestro corazón hacia Él y luego caminamos por el sendero del discipulado”. Usted podría preguntar a las personas a quienes enseña de qué manera los ha motivado el amor a caminar por el sendero del discipulado. También podría compartir sus experiencias con ellos. Si lo desea, podría invitarlos a orar para recibir más caridad y fortaleza para actuar por amor.
Jóvenes
Guardar los mandamientos y amar a los demás

Cuando pensamos en el amor, con frecuencia lo primero que nos viene a la mente son películas románticas, chocolate y flores. Pero el amor, el verdadero amor, es mucho más profundo y mucho más generoso que eso. Jesucristo vivió y murió por nosotros a causa de Su amor por nosotros. De hecho, los dos grandes mandamientos son amar a Dios y amar a todas las demás personas (véase Mateo 22:36–40). Pero, ¿cómo podemos demostrar a las personas que las amamos?
El presidente Uchtdorf comparte la parábola de Cristo sobre dos hijos, uno de los cuales trabaja para su padre y el otro que no lo hace. El Salvador señala que solo el hijo que obedeció a su padre de verdad lo amaba. Del mismo modo, cuando obedecemos los mandamientos de Dios, demostramos que lo amamos y deseamos volver a Él.
Pero, ¿cómo demostramos que amamos a todas las demás personas? El presidente Uchtdorf explica eso también: “Si verdaderamente amamos a nuestros semejantes, nos esforzamos para ayudar ‘a los pobres y a los necesitados, a los enfermos y a los afligidos’, porque aquellos que realizan esos actos desinteresados de compasión y servicio, tales son discípulos de Jesucristo”.
De manera que la próxima vez que vean a su padre o a su madre, a un hermano o a un amigo, piensen en prestarles servicio para mostrarles su afecto. Eso no solo los hará felices a ellos y a ustedes, sino que también hará feliz a su Padre Celestial.
Niños
Mostrar amor
Jesús compartió la historia de un padre y sus dos hijos. El padre trabajaba en una viña y pidió ayuda a sus dos hijos. El primer hijo dijo al principio que no, pero luego fue a ayudar en la viña. El segundo hijo dijo que ayudaría, pero nunca lo hizo. Jesús enseñó que el primer hijo mostró más amor hacia su padre porque fue obediente.
¡Haz una dramatización de esta historia! Luego escribe o dibuja tres cosas que puedes hacer para mostrar tu amor por el Padre Celestial.
Notas
- Thomas S. Monson, “El amor: La esencia del Evangelio”,Liahona, mayo de 2014, pág. 91.
- Véase Mateo 22:36–40.
- Véase Moroni 7:46–47.
- Véase Mateo 21:28–32.
- Véase Mateo 23:3.
- Véase Mateo 25:31–46.
- Mateo 7:21.
- Véase Juan 14:15.
- Doctrina y Convenios 52:40.
- Véase Mosíah 18:8–9.

























Acción, Servicio, amor, compasión, mandamientos,
Me gustaMe gusta
el discurso muy hermoso ,pero yo tengo serias dudas respecto a mi proceder y eso me angustia mucho .pertenesco a la iglesia desde 1999 pasaron muchas cosas dificiles ,mi esposo tiene canser en los huesos eso le quito mibilidad y yo me dedico a cuidarlo y atenderlo solo voy a la iglesia cuando devo pagar el diesmo y me siento mal por eso pero si voy y el se descompone me siento peor ,solo somos los dos en casa no tengo con quien dejarlo ,nunca dejo de orar y he tenido grandes bendiciones mi testimonio se a fortalecido pero me sigo sintiendo mal por no asistir a la iglesia,
Me gustaMe gusta