Conferencia General Octubre 1993
Un vuelo eterno lleno de gozo
Élder Hugh W. Pinnock
De los Setenta
«La dirección que tomen en el vuelo de su juventud determinará el lugar donde aterrizarán cuando sean adultos.»
Esta noche deseo dirigir mis palabras a los varones jóvenes que me escuchan junto con su padre, con el asesor del quorum, con el obispo y con sus amigos.
A muchos de nosotros nos fascina la aeronáutica. Los pilotos siguen cierto procedimiento para despegar con confianza, sobrevolar la tierra pacíficamente o explorarla desde la atmósfera sintiéndose seguros, y regresar aterrizando sin accidentes. Ya sea que pilotee un avión monomotor o que dirija el vuelo de un transbordador espacial que puede dar una vuelta alrededor del mundo en noventa y dos minutos, todo piloto tiene una lista de verificación que revisa cuidadosamente a fin de asegurarse de que el aparato funcione bien.
Sea que nos refiramos a un avión de combate (Hornet F—14 o F—18) que se lanza rugiendo hacia los cielos desde el portaviones, a un avión fumigador que vuele a poca altura sobre las granjas de los estados de Washington o Kansas, o al transbordador espacial Discovery volando en el espacio, lanzando satélites y haciendo experimentos científicos, siempre se sigue el mismo procedimiento. El piloto y los miembros de la tripulación examinan antes del despegue una lista de verificación detallada para cerciorarse de que todo esté en orden.
Cada uno de ustedes es mucho más importante que cualquier avión; por lo tanto, sería prudente que examinaran y proyectaran su propia lista de verificación antes de lanzarse al espacio de la vida que les quede por delante. Al dirigirse en ese vuelo hacia una eternidad feliz, les sugiero que examinen a menudo cinco elementos. ¡Piensen que a algunos de ustedes les quedan todavía ochenta años o más de vida! Tendrán un futuro muy promisorio si se preparan y se concentran en lo que es importante.
El primer artículo en la lista de verificación es el sacerdocio. Comprendan y utilicen de verdad el sacerdocio que poseen; hónrenlo, dense cuenta de su poder. Piensen que el Sacerdocio Aarónico que poseen es el sacerdocio preparatorio que los guía hacia el Sacerdocio de Melquisedec. Por el poder del Sacerdocio de Melquisedec, el Hijo Unigénito creó innumerables mundos (véase Hebreos 1:2; D. y C. 76:24; Moisés 1:33) siendo el Jehová de la época preterrenal; y luego, como nuestro Salvador Jesucristo, llevó a cabo muchos milagros en la tierra. Un sabio líder del sacerdocio ha afirmado que éste es el momento de su vida en que deben ponerse en acción a fin de convertirse después en el hombre que deben llegar a ser.
Nuestro Padre Celestial confía en ustedes, quienes poseen el mismo sacerdocio que Aarón poseyó honorablemente y que ejerció Juan el Bautista cuando bautizó a Jesús, para que se cumpliera «toda justicia» (Mateo 3:15). Unos mil ochocientos años después, en las orillas del río Susquehanna, también ordenó a José Smith y a Oliver Cowdery a ese mismo Sacerdocio Aarónico (véase José Smith-Historia 1:68-73).
Recuerden que:
– José Smith tenía la edad que tienen los que son diáconos cuando empezó a meditar profundamente sobre Dios.
– José Smith tenía la edad que tienen los maestros cuando fue a la arboleda a orar y recibió la bendición de poder hablar con Dios el Padre y con Jesús, nuestro Hermano Mayor (véase José Smith-Historia 1: 1 1-20).
– José Smith tenía la edad que tienen los presbíteros cuando Moroni lo visitó por primera vez y le habló del registro que estaba escrito en planchas de oro (véase José Smith-Historia 1:27-54).
El sacerdocio que poseen los habilita para preparar, bendecir y repartir el pan y el agua: los emblemas sagrados del sacramento de la Santa Cena. Ustedes dirigen a los miembros de la Iglesia cuando hacen el pacto solemne de «tomar sobre sí el nombre [del] Hijo… recordarle siempre, y… guardar sus mandamientos que él les ha dado» (D. y C. 20:77). Ustedes recogen las ofrendas de ayuno para ayudar al pobre y al necesitado, y muchos prestan servicio como acomodadores, arreglan mesas y sillas para las reuniones y cumplen otros deberes importantes. Los que son presbíteros tienen la autoridad de bautizar (véase D. y C. 20:46), lo mismo que los misioneros, sus padres y otros poseedores del sacerdocio que son adultos ya. Y en circunstancias apropiadas, ustedes también ordenan a otras personas (véase D. y C. 20:46-49).
El Padre Celestial los ama. Los líderes del sacerdocio llamarán a muchos, muchísimos jóvenes para apartarlos como miembros de la presidencia y secretarios del quórum. Mientras dirigen a otros durante su juventud, aprenderías grandes lecciones de liderazgo.
Obispos, ustedes tienen la tarea vital de proporcionar a nuestros jóvenes capacitación y experiencias como parte de las posiciones de liderazgo que ocupen en los quórumes.
El segundo artículo en la lista de verificación es la familia y los amigos. Deben recordar siempre la importancia de su hogar, de sus padres y otros miembros de la familia, y también de sus amigos. No esperen que sus padres hagan por ustedes las cosas que ustedes mismos pueden hacer; ha llegado la hora de que asuman mayores responsabilidades. Quizás digan: «Pero, mi papá es quien debe hacer eso» o «Quiero que mi mamá siga haciendo tal cosa por mí». Para tener éxito, el hogar debe basarse tanto en el amor y los deseos de ayudar de los hijos como en el amor de los padres al cumplir sus responsabilidades.
Cuando yo tenía diecisiete años, estaba un día lavando el auto y pensando con gran expectativa en una salida que haría esa noche con una chica. Mi padre salió de la casa y se puso a observar lo que estaba haciendo, criticándome a tal punto que me hizo pensar que no había hecho nada bien. Al fin le dije algo así: «¡Papá! Déjame tranquilo. ¿No te das cuenta de que ésta es la primera vez en mi vida que soy un adolescente?» me miró y me contestó: «No te das cuenta de que ésta es la primera vez en mi vida que soy un padre?» Ese día, al darme cuenta de que todos estamos aprendiendo juntos en familia, adquirí un poco más de sabiduría. De la misma manera que no podemos esperar ser ahora todo lo que esperamos llegar a ser, tampoco podemos pretender que nuestros padres sean perfectos.
Cuando surjan problemas en el hogar, tengan una buena disposición para perdonar. Cuando sea necesario, ayuden a sus padres en el cuidado de sus hermanos menores; ustedes son sus héroes. Al asumir más responsabilidades en el hogar, descubrirán otras oportunidades que surgen en otros aspectos de su vida.
Elijan con mucho cuidado a sus amigos; relaciónense con jóvenes de ambos sexos que sean íntegros y que les inspiren a ser más responsables; ayuden ustedes a sus amigos a tomar la decisión de cumplir una misión, de asistir a las reuniones de la Iglesia y de disfrutar actividades sanas. A los que son de dieciséis años y mayores, les recomiendo que, cuando salgan con una jovencita, se aseguren de que vuelva a su hogar tan buena como era cuando la fueron a buscar.
El tercer artículo en la lista de verificación es vivir los mandamientos. ¡Nunca les den de comer a los zorros! ¿Qué quiero decir con eso? Que violar un mandamiento es como darles de comer a los zorros. En Inglaterra, donde estamos viviendo, mi esposa y yo oímos al principio hablar de los zorros que había en la ciudad misma. Teníamos grandes deseos de ver uno, y un vecino nos dijo que si les poníamos comida, con seguridad veríamos alguno; el carnicero nos dio unos huesos, y todas las noches poníamos unos cuantos en el terreno del fondo de la casa; no pasó mucho tiempo antes de que apareciera un zorro; y después aparecieron otros. Ahora tenemos todas las noches por lo menos cinco zorros que corren pisoteando las flores, escarban en el césped y dejan todo sucio. Lo que empezó por ser una curiosidad es ahora un problema, lo mismo que el pecado. Un pequeño desliz puede comenzar un proceso que desgarre y destroce toda la vida de una persona. Así que, recuerden, si no les dan de comer a los zorros, éstos no podrán destrozarles el jardín. Si evitan cometer los errores que aparentemente son inofensivos, su vida se verá libre de otros mucho más grandes jóvenes, sean valientes viviendo con rectitud. Creen recuerdos felices para ustedes y para aquellos que los rodean.
El cuarto artículo a considerar en la lista de verificación son los estudios. Aprovechen bien sus años de estudios. Las Escrituras nos dicen que todo tiene su tiempo debajo del cielo (véase Eclesiastés 3:1-8). Este es el tiempo en que deben prepararse. La dirección que tomen en el vuelo de su juventud determinará el lugar donde aterrizarán cuando sean adultos. ¿Están encaminados en la dirección a la cual desean ir?
Los mayores recordamos que no todo lo que se hace a su edad en la institución de enseñanza o en el trabajo es agradable, ni tampoco todo parece provechoso y necesario. Pero la mayoría de lo que aprenden es útil. Entusiásmense con sus estudios y desarrollen el hábito de recorrer la segunda milla (véase Mateo 5:4 1; 3 Nefi 12:41), o sea, de dar un poco más de lo que les exijan; esa segunda milla puede ayudarles a cruzar continentes cuando sean mayores. Por medio del estudio y el esfuerzo, se prepararán para una vida de autosuficiencia espiritual, emocional y económica. Construyan ahora el cimiento sobre el cual edificarán el futuro (véase Mateo 7:24-25). Conozcan el entusiasmo de ver finalizadas las labores arduas. Los jóvenes trabajadores y empeñosos de hace unos pocos años son los industriosos y respetados líderes de hoy. Muchos de ellos trabajaron duramente cuando eran jóvenes, ahorrando parte de lo que ganaban para una misión y para sus estudios. Desde entonces, han sido una bendición para otras personas. Recuerden que sus padres no tienen la obligación de proveerles todo lo que deseen tener. ¡El Señor nos ha enseñado que no debemos ser ociosos! (véase D. y C. 42:42; 60:13; 75:3; 88:124).
El quinto artículo de la lista de verificación es una misión. Cuando era asistente en el ejército de un general de división de la Reserva, muchas veces entablaba conversaciones con aquel extraordinario líder militar. Él no era de nuestra fe, pero un día me dijo: «Pinnock, ¿sabes la suerte que tienen los mormones?» A lo que le contesté con un vago: «Sí, señor, lo sé; pero ¿a qué se refiere usted?» Él me dijo entonces: «¡La misión! Pinnock, eso es lo más importante. A ustedes se les insta a salir y servir a los demás en una misión. Así se hacen más fuertes y prudentes, y se convierten en personas de fiar».
El Profeta les ha pedido que sean misioneros; el mundo los necesita desesperadamente y ustedes deben experimentar el poder y progreso que se obtiene al servir y enseñar a otras personas. Si por algún motivo imprevisto no se les llama para ir a una misión, habrá un sin fin de otras oportunidades para servir al Señor.
Esa es la lista de verificación que los hará volar en la dirección apropiada. Para tener éxito, un piloto debe contar con la ayuda de tina tripulación capaz; y sus padres, el obispo, los líderes de quórum y los buenos y fieles amigos, todos ellos los apoyarán en su vuelo a través de estos años tan fundamentales de su vida. Les espera un futuro maravilloso si se aferran a su lista de verificación personal. Oramos y nos preocupamos por ustedes, y estamos dispuestos a ayudarles. De esas verdades yo testifico en el nombre de Jesucristo. Amén.
























