Conferencia General Octubre 1975
La visión del Sacerdocio Aarónico
Por el obispo Victor L. Brown
Sábado 4 de octubre Sesión de la tarde
Esta noche quisiera hacer un desafío a cada oficial de la Iglesia que posea responsabilidades en el Sacerdocio Aarónico, o sea, a cada diácono, maestro y presbítero, así también como a los líderes. Compartamos una visión de lo que puede llegar a ser el Sacerdocio Aarónico y luego unámonos en un grande y continuo esfuerzo para hacer realidad esa visión. Debo aclarar también que los mismos principios han de aplicarse a nuestras mujeres jóvenes; no debemos ignorarlas ni menospreciarlas en ese afán por mejorar esta generación de jóvenes.
Hermanos, algunas veces el trabajo del Sacerdocio Aarónico no recibe la dirección adecuada. A veces, cuando los líderes ven que los jóvenes están perdiendo interés en la Iglesia, redoblan sus esfuerzos para desarrollar actividades semana tras semana, incluyendo algunas especiales, fiestas de adolescentes y visitas a lugares exóticos, esperando así competir con las actividades escolares, las sociales y la televisión, atrayendo la atención de nuestra juventud. Permiten que los presbíteros y maestros jueguen al básquetbol en cada noche de actividades por falta de alternativas o porque eso es lo que algunos jóvenes prefieren. Estos líderes, con poca visión, no le piden a la juventud que dé de sí misma o que se moleste por temor a perderlos. «Los jóvenes quieren actividades de entretenimiento», dicen algunos de los directores, «y tenemos que darles lo que desean si queremos mantenerlos activos». Pero aun cuando los jóvenes puedan asistir a tales actividades durante algún tiempo, mediante ellas no pueden convertirse ni considerar un honor especial el hecho de poseer el sacerdocio y pasan después a ser adultos inmaduros y mal preparados para el servicio en la Iglesia y para la humanidad.
Aun cuando no haya nada de malo en los deportes, actividades o fiestas, este tipo de entretenimiento personal fracasa porque tiene puesta su mira en la dirección equivocada. En lugar de llevar a cabo la obra del ministerio que el Señor ha asignado al Sacerdocio Aarónico y sus quórumes, se ignora el servicio y el sacrificio personal y se busca competir en forma mundana para llamar la atención de la juventud. Cuando eso sucede, los jóvenes pueden comenzar a pensar que la Iglesia existe para complacer sus caprichos y deseos y que deben evaluarla a la medida de su propia indulgencia, y si así piensan, pueden encontrar las atracciones del mundo más excitantes que cualquiera de las que nosotros podamos proveerles apropiadamente. De modo que por imitar al mundo, los perdemos en el mundo.
Hay un enfoque mejor: debemos concentrar nuestra atención en el quorum del sacerdocio y en la forma en que lleva a cabo el trabajo que el Señor le ha asignado. El quorum hace entonces, una vital contribución para la exaltación de sus miembros. Cuando un líder del Sacerdocio Aarónico toma en serio el trabajo del quorum, no teme llamar a sus miembros, molestarlos ni sacrificarlos. Y cuando estos miembros experimentan la dulzura y el gozo del sacrificio, sentimientos casi desconocidos para el mundo, comienzan a considerar el sacerdocio con solemnidad, aprecio y respeto.
Quisiera reiterar esto. Si hacer el trabajo del sacerdocio es la meta de los quórumes del Sacerdocio Aarónico, sus miembros se activarán y permanecerán activos. Los miembros pierden interés si la presidencia del quorum o los líderes ignoran la’ obra del Señor y tratan de desarrollar programas de entretenimiento para estimular la actividad. Es una ley de la vida: «Amaréis una causa, sólo si os sacrificáis por ella». Todos sabemos esto por experiencia propia. Frecuentemente los presbíteros que han sido frívolos e inmaduros antes de sus misiones progresan rápidamente después de unos pocos meses de dificultades en el campo misional. Testimonio, propósito y paz reemplazan la falta de dirección, la confusión y la apatía. La explicación es simple: aprenden a sacrificarse por una causa noble. Hermanos poseedores del Sacerdocio Aarónico, no esperéis hasta cumplir una misión para experimentar el gozo del sacrificio que es inherente al servicio a Dios y a la humanidad. No debéis esperar a llegar a la edad de diecinueve años para tener motivos para amar y defender el sacerdocio.
Nuestros jóvenes no quieren entregarse a los entretenimientos. Preguntadles y ellos os lo dirán. Preferirán asistir a una reunión donde sus amigos aprenden sobre el evangelio, en lugar de ir al cine; festejar una fiesta de cumpleaños para un niño inválido que jugar en el salón cultural; planear y llevar a cabo una salida de quorum, para acercar a ellos a un miembro inactivo, en lugar de acampar con adultos que les proporcionen el mejor equipo gratis y les preparen la comida.
No quiero sugerir que sólo tengamos proyectos de servicio y nada de entretenimientos. Siguiendo la firme tradición de la Iglesia, debemos continuar con el recreo, así como con las actividades sociales y culturales. Lo que quiero decir es que puede y debe haber un equilibrio y una mezcla entre el servicio y el recreo. Cada actividad —incluso una noche de juegos— puede planearse con el objeto de ayudar a la gente, aunque sólo sea a los participantes; y toda actividad —hasta un proyecto donde se haga trabajo físico— puede ser divertida. Pueden sacarse experiencias espirituales de todo lo que hagamos. Una actitud como ésta eliminaría el espíritu mezquino de competencia en el aspecto deportivo.
Recientemente revisé el programa para una conferencia de juventud en una estaca. Los mismos jóvenes líderes habían elegido el programa. Los temas eran: 1) Conocerse a sí mismo. 2) Conocer a Dios. 3) Genealogía y cómo usar la biblioteca de la estaca. 4) La autodisciplina y cómo vencer las tentaciones y el mal carácter. 5) Relaciones entre padres e hijos. 6) Danza 7) Administración del dinero. 8) Cómo conseguir amigos. 9) Éxito en las entrevistas de trabajo. 10) Entrenamiento de líderes de la juventud 11) Preparación y almacenamiento de comida y pan casero. 12) La mujer: su papel y lugar en la sociedad de hoy.
Esta lista refleja sobre nuestra juventud algunas verdades que muy a menudo los adultos no reconocen. Recordemos que los jóvenes prefieren servir en lugar de que los sirvan. El auto sacrificio destaca sus mejores características y les ayuda a conocerse y encontrarse a sí mismos. Ellos tienen el derecho de descubrir en el Sacerdocio Aarónico una genuina alternativa a la vacía preocupación aparente que motiva a mucha de la gente del mundo. Que nunca se diga que los miembros de un quorum del Sacerdocio Aarónico no pudieron encontrar en éste la realización personal, el desarrollo y el gozo de dar de sí, así como también diversión. Que nuestros quórumes sean lugares donde se practique el evangelio de Jesucristo. No permitáis nunca que lleguen a ser pálidas imitaciones del mundo.
Quisiera compartir con vosotros la historia de un joven, que fue testigo de una demostración de este crucial principio y que escribió Id siguiente:
«En una oportunidad asistí a un barrio que casi no tenía poseedores del Sacerdocio de Melquisedec. Pero de ninguna manera se trataba de un barrio espiritualmente aburrido sino que, por el contrario, muchos de sus miembros fueron testigos del mayor despliegue del poder del sacerdocio que habían visto en su vida. Ese poder se centraba en los presbíteros. Por primera vez en su vida, habían sido llamados para llevar a cabo todas las responsabilidades de los presbíteros y administrar las necesidades de sus hermanos en el barrio; también recibieron un llamamiento formal para hacer orientación familiar, no por medio de simples visitas sociales, sino para bendecir con su ayuda a sus hermanos.
Anteriormente, ya había tenido yo la oportunidad de estar con cuatro de aquellos presbíteros en una situación distinta, en la que habían dado la impresión de ser una pandilla de matones; hacían renunciar a sus maestros de seminario después de dos o tres meses; provocaban el terror en las salidas de escultismo. Pero cuando los necesitaron, cuando se les confió una misión vital, fueron de los que demostraron ser brillantes en el servicio del sacerdocio.
El secreto estaba en que el obispo había instado al Sacerdocio Aarónico a que se elevara a la altura de los hombres a quienes pueden visitar los ángeles y ellos lo habían hecho, aliviando y fortaleciendo a aquellos que lo necesitaban. No sólo se fortalecieron los miembros del barrio, sino también los miembros del quorum. Se desarrolló una gran unidad en todo el barrio y cada miembro comenzó a comprender lo que significa para las personas ser «uno» en mente y corazón. En todo esto no hubo nada inexplicable, sino que todo fue resultado del adecuado ejercicio del Sacerdocio Aarónico.»
Muchas organizaciones del mundo, iglesias, gobiernos y hasta la familia, han perdido mucha de su vitalidad como consecuencia del temor de pedir a la gente que se sacrifique. Es imperativo que nosotros no cometamos el mismo error en el Sacerdocio Aarónico. No debemos tener temor de pedir a sus miembros que hagan el trabajo que el Señor ha mandado hacer.
Para realizar una gran obra con el Sacerdocio Aarónico no se necesita un programa nuevo. Ya habréis recibido o recibiréis pronto, el nuevo Manual del Sacerdocio Aarónico, que describe los simples principios de la organización y operación del mismo recibidos por medio de las escrituras y enseñanzas de los profetas modernos. La aplicación de estos principios producirá una mayor actividad, más conversiones y una mejor preparación misional entre los jóvenes.
Contemplemos por un momento, qué pueden llegar a ser los jóvenes que poseen el Sacerdocio Aarónico cuando los líderes en todos los niveles aplican celosamente los principios correctos, tal como están contenidos en el manual. Algunos de vosotros ya sabéis de los buenos resultados que se logran cuando un presidente de estaca pide a cada obispo, durante la entrevista personal mensual del sacerdocio, un informe del Sacerdocio Aarónico. El trabajo se acelera cuando el presidente de estaca, que es también presidente del comité del Sacerdocio Aarónico de la estaca, les pregunta a los obispos acerca del servicio rendido por los quórumes del Sacerdocio Aarónico y sobre el progreso en la preparación de los miembros del quorum para la obra misional, el casamiento en el templo y la paternidad. Este acontecimiento, la entrevista personal del sacerdocio, cambia y refuerza el concepto del obispo sobre su gran responsabilidad, o sea, el Sacerdocio Aarónico, y las mujeres jóvenes. Por supuesto que si el presidente de estaca fracasa o no tiene la entrevista personal del sacerdocio, o no acepta que la primera y más importante responsabilidad del obispo es el Sacerdocio Aarónico y las mujeres jóvenes, el obispo tendrá dificultad en cumplir con su mayordomía.
Reflexionad sobre el resultado que vemos cuando los miembros de cada obispado supervisan adecuadamente el trabajo del quorum al cual son asignados. Cuando los consejeros del obispo tienen sus entrevistas personales mensuales con los presidentes de quórumes de los diáconos y los maestros, pasando a través de una cuidadosa interrogación y entrenamiento, ellos motivan e inspiran la magnífica visión de la obra del Sacerdocio Aarónico.
Pensad en lo que pasa cuando cada obispo sirve realmente como presidente del quorum de presbíteros y preside en las reuniones de presidencias y asiste a cada reunión y actividad. Averiguad sobre otros, si fuera necesario, sobre lo que pasa cuando sus consejeros cumplen con sus funciones en los quórumes a los que son asignados y se acercan a los jóvenes.
Hay un marcado y significativo desarrollo en la dirección del Sacerdocio Aarónico, cuando cada asesor del quorum dedica tiempo extra preparando al presidente del quorum para que tome su lugar de dirección. Importantes cosas comienzan a suceder cuando cada reunión de quorum es precedida por una reunión de presidencia de quorum y cada reunión de quorum es presidida por el presidente del mismo.
Pensemos ahora, sobre la altura moral que adquirirán nuestros jóvenes, cuando cada quorum llene su calendario con actividades y proyectos que alivien dolor y sufrimiento o produzcan gozo en la vida de la gente del barrio o la comunidad, o que permita que el quorum cuide de sus miembros o les prepare para el servicio misional. Imaginemos cuánto progresarán los poseedores del sacerdocio y como será bendecida la Iglesia cuando los quórumes cumplan con todas sus responsabilidades. Por ejemplo, cuando los presbíteros, trabajando como maestros orientadores exhorten a las familias de la Iglesia a «orar vocalmente y en secreto y cumplir con todas las responsabilidades familiares», y cuando los maestros y diáconos cumplan también con sus deberes revelados. Los hermanos del Sacerdocio Aarónico llegarían así a formar parte integral de este gran trabajo de los Últimos Días. Así comprenderán que el quorum del sacerdocio es una fraternidad de oficiales del sacerdocio ordenados con el derecho y privilegio de usar el poder de Dios para la felicidad, paz y prosperidad en la tierra.
Al suceder todo esto, los líderes no se sentirán tentados a elaborar programas que imiten al mundo. Nos aseguraremos que la llave para esa conversión, la actividad, la preparación misional y el desarrollo espiritual de nuestra juventud está en una presidencia de estaca, un obispado y una presidencia de quorum del Sacerdocio Aarónico que, sin temor y conscientemente, se organizará para cumplir con el trabajo básico y fundamental que el Señor ha delineado. Esta es una gran obra que debemos llevar a cabo en estos últimos días. Que podamos fiel y vigorosamente llevarla a feliz conclusión.
Os doy mi testimonio, hermanos, de que los obispos tienen una mayordomía para la juventud de esta Iglesia, y el Señor espera que nosotros cumplamos apropiadamente con esa mayordomía. Yo tengo fe en que los obispos y presidentes de estacas de la Iglesia cumplirán con esto. Y además, también tengo fe en las presidencias de los quórumes del sacerdocio Aarónico, en la madurez, estabilidad y en su profunda espiritualidad, y en que ellos se levantarán como nunca otra generación se haya levantado en su condición de líderes y os dejo mi testimonio en el nombre de Jesucristo. Amén.

























