No es divertido ser pobre

No es divertido ser pobre

por el élder Marvin J. Ashton
del Consejo de los Doce
Discurso pronunciado en la Uni­versidad Brigham Young, Provo, Utah.

La peor pobreza es perder nuestra propia estima y nuestro autor respeto. Cuando perdemos la confianza en los amigos y en nosotros mismos, no nos queda mucho en que confiar.

No es divertido ser pobre, pero nadie tiene por qué serlo. Por medio de la oración y las obras que hagamos, Dios nos ayuda a evitar ser po­bres, ya que “rico es el que tiene vida eterna” (D. y C. 6:7).

A pesar de lo que declara este pasaje de las Escri­turas, podemos llegar a ser víctimas de la verdadera pobreza si no nos comportamos debidamente todos los días. La clave radica en la siguiente pregunta: ¿Qué significan los términos pobre y rico? ¿Están re­lacionados sólo con las cosas materiales? Otra pre­gunta importante que toda persona debe considerar no es precisamente lo que haría si tuviera mucho di­nero, tiempo, influencia u oportunidades para la educación, sino más bien cuál sería la mejor forma de utilizar los bienes y recursos que tiene y los que haya de recibir.

El propósito de este artículo es tratar de ayudamos a todos a evitar el ser pobres. Es de esperar que si ya somos pobres, a la manera en que yo defino el tér­mino, podamos superar dicha condición. Voy a citar algunos de los “mandamientos” que debemos guardar a fin de no ser pobres. No me cabe la menor duda de que hay muchos más, pero los siguientes son sufi­cientes para comenzar.

No perderás a un amigo ni dejarás de serlo.

La persona es pobre cuando se va quedando sin amigos; cuando no los tiene. Cuando nuestros ami­gos, aquellos con quienes más nos relacionamos, tie­nen motivos para dejarnos, para no creemos ni con­fiar en nosotros, entonces somos pobres. Cuando perdemos a los amigos, frecuentemente se desvane­cen de nosotros toda fortaleza y deseo de obrar bien.

Con frecuencia perdemos a los amigos porque no estamos dispuestos a pagar el precio de conservarlos. El poeta norteamericano Ralph Waldo Emerson di­jo: “La única manera de tener un amigo es saber ser amigo”.

La persona es pobre cuando no tiene amigos, pero es más pobre aún si deja de ser un amigo para los demás. Hagan lo que hagan los demás, no podemos nunca damos por vencidos en nuestros esfuerzos por ser amigos sinceros.

Honrarás tu carácter y lo protegerás de la autodestrucción.

La persona es pobre cuando tiene codicia y no es honrada; cuando cede a las presiones externas que la inducen a comportarse mal. Somos de carácter pobre cuando, al hacer algo, no nos esforzamos por hacer las cosas lo mejor posible. Una combinación correcta de virtud, acción y honradez hace que una persona sea rica.

Según la forma en que actuemos ante las dificul­tades y los problemas de la vida se determinará vuestro carácter. Debemos dar gracias a Dios por las personas que tienen la valentía de ser verídicas e íntegras en todo momento de la vida. Lo mejor que se puede decir de una persona es: “No tiene dobleces; es íntegra de la cabeza a los pies”.

No engañarás.

Uno de los instrumentos favoritos de Satanás es el engaño, y por sus artimañas se le ha dado el títu­lo de “padre de las mentiras”. Sí él pudiera, haría que todos nos empobreciéramos viviendo y fomen­tando mentiras. La persona que fomenta el engaño es la que pierde más que nadie, y es responsable de los daños que causa. El hombre engañador tiene pri­mero en cuenta la ventaja que vaya a sacar con su mentira, mientras que un hombre de carácter consi­dera solamente lo que es justo y digno.

No transigirás con tus principios.

Todos debemos recordar constantemente que el carácter de la persona se forma aplicando debida­mente la educación que vaya recibiendo en el trans­curso de su vida. El hacer saber y fomentar la ver­dad en forma constante nos protege de la pobreza. Una persona que vive principios elevados de moral y virtud no transigirá jamás con sus principios en ninguna circunstancia.

Los que no transigen con sus principios no son nunca pobres. Los que viven en conformidad con principios meritorios son ricos.

Te amarás a ti mismo.

La peor derrota que puede sufrir una persona es la de dejarse vencer por sí misma. A nadie le gusta ser derrotado, pero no hay nada más devastador que el derrotarse a sí mismo. La peor pobreza es perder nuestra propia estima y nuestro auto respeto. Cuan­do perdemos la confianza en los amigos y en noso­tros mismos, no nos queda mucho en que confiar.

La persona es pobre cuando antepone la desespe­ración a la esperanza; cuando no recuerda quién es en verdad y se olvida de la relación que tiene con Dios, con su familia y consigo misma. Somos impor­tantes—hijos espirituales de nuestro Padre Celestial —y con su ayuda podemos lograr todas las cosas.

Serás honrado.

La persona es pobre cuando piensa que la honra­dez es una norma en lugar de un sistema apropiado de vida. La conciencia limpia vale más de lo que cuesta ganarla. “¿Qué aprovechará al hombre si ga­nare todo el mundo, y perdiere su alma?” (Marcos 8:36.) ¿Cuántas veces oímos decir que es mucho mejor que se nos tenga confianza a que se nos ame? Sin honradez no hay base sobre la cual edificar.

No te aprovecharás injustamente de los demás en beneficio propio.

La persona es pobre cuando utiliza el nombre de un individuo o de una organización para promover o vender algo cuyo valor es dudoso. El que trata de hacemos creer que algo es “bueno” por el simple he­cho de que sea miembro de la Iglesia es una persona injusta, insensata y pobre. La deshonestidad es cual­quier mensaje o comunicación que una persona transmita a otra con la intención de engañarla.

Cualquiera de nosotros que sea deshonesto, en el grado que sea, se está encaminando a la pobreza.

No considerarás una simple declaración como arrepentimiento.          

Una persona es pobre cuando no se da cuenta de que el arrepentimiento es todo un proceso y no una simple declaración. Todo ser humano tiene que en­frentar el desafío de reconocer y cargar su propia cruz. El arrepentimiento sincero requiere acción.

Una persona que esté dispuesta a arrepentirse nunca deberá más de lo que reciba. El arrepenti­miento nos permite levantarnos después de habernos caído. Una persona es pobre sólo cuando no tiene la disposición de comprender el verdadero significa­do del principio del arrepentimiento y aplicarlo de­bidamente. El arrepentimiento no significa declarar públicamente que vamos a cambiar nuestra manera de vivir, sino que es determinar firmemente que va­mos a llevar una vida mejor y abandonar totalmente el pecado, y hacerlo. El arrepentimiento es la forma en que nos comportemos tanto en público como en privado.

No permitirás que el dinero te controle.

La persona es pobre cuando se deja gobernar por el dinero que gana, en lugar de controlarlo. Gane­mos lo que ganemos por semana, por quincena o por mes, el dinero debe gastarse debidamente. Es preciso que nos ajustemos a un presupuesto y viva­mos de acuerdo con él.

Todas las personas tienen emergencias o pasan por problemas económicos en la vida, pero este tipo de problema no tiene por qué empobrecernos. Ade­más, se puede evitar. Podemos evitar el apremio económico si aprendemos la manera de ayudarnos a nosotros mismos. Por ejemplo, cualquier persona que tenga buenos amigos, familiares, vecinos, un obispo y un presidente de estaca que se preocupen por ella se puede considerar rica.

Por medio del trabajo honrado, la educación y la determinación de salir adelante, podemos sentir sa­tisfacción personal si usamos debida y correctamente los recursos que estén a nuestro alcance. Nadie tie­ne que disculparse por haber logrado una situación económica desahogada si lo ha hecho por medios honrados y si sabe gastar el dinero debidamente. Só­lo somos pobres si el dinero y las riquezas pasan a ser nuestra meta y nuestro dios en la vida.

Yo respeto a los que han alcanzado el éxito eco­nómico por vías honradas, pero lo hago sola y ex­clusivamente si es notorio que utilizan el dinero con sabiduría. Una de las grandes lecciones que apren­demos en la vida es que más importante que el he­cho de tener es lo que hagamos con lo que tene­mos. No juzgamos el valor del sol por el tamaño, sino por lo que hace por nosotros.

Con los amigos, la virtud, el carácter, la verdad, la integridad, el arrepentimiento y otros dones de Dios, tenemos a nuestro alcance perlas de gran pre­cio que pueden ser nuestras si las sabemos buscar.

No es divertido ser pobre y, afortunadamente, nin­guno de nosotros tiene por qué serlo. □

Este artículo es una adaptación de un discurso pronunciado en la Uni­versidad Brigham Young, Provo, Utah.

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1 Response to No es divertido ser pobre

  1. Avatar de César Uslar César Uslar dice:

    Muy profundo y sensible en sus palabras , además se siente un gran amor por ayudarnos. Un gran espíritu

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