Las consecuencias si no hubiera habido Expiación

La naturaleza de la Expiación

Tad R. Callister
La Expiación Infinita


Infinita de varias maneras

¿Qué quieren decir los profetas del Libro de Mormón cuan­do emplean el término «Expiación infinita»? Jacob enseñó: «es preciso que sea una expiación infinita, pues a menos que fuera una expiación infinita, esta corrupción no podría revestirse de incorrupción» (2 Nefi 9:7). Nefi profetizó que la Expiación sería «infinita para todo el género humano» (2 Nefi 25:16). Y Amulek enseñó de manera similar: «debe ser un sacrificio infinito y eterno (…) por tanto, no hay nada, a no ser una expiación infinita, que responda por los pecados del mundo» (Alma 34:10, 12). Una y otra vez, la palabra clave es «infinita».

La expresión «expiación infinita» o «sacrificio infinito» puede hacer referencia a una expiación o sacrificio por parte de un Dios, un ser infinito en conocimiento, poder y gloria. Amulek establece esa conexión cuando observa que «ese gran y postrer sacrificio será el Hijo de Dios, sí, infinito y eterno» (Alma 34:14). En con­secuencia, la Expiación es «infinita» porque su fuente es «infinita».

Dicho esto, la Expiación también es infinita de otras maneras. B. H. Roberts comenta, a propósito del uso del término «expia­ción infinita» por parte de los profetas nefitas: «Creo que pro­curaban expresar la idea de su suficiencia; su integridad; su uni­versalidad y su poder para restaurar todo lo que se perdió, tanto espiritual como físicamente, además de expresar el rango y la dignidad del que llevaría a cabo la expiación».1 Nefi se refería a los efectos de la Expiación, en lugar de a su fuente, cuando afir­mó: «La expiación (…) es infinita para todo el género humano» (2 Nefi 25:16). La palabra infinita, empleada en este contexto, puede referirse a una expiación que es infinita en su alcance y cobertura, o a una expiación que se aplica simultáneamente de forma retroactiva y prospectiva, ajena a limitaciones y medidas de tiempo. Puede apuntar a un sacrificio que carece de confines, de límites externos, de extremos finales en lo relativo al sufrimiento que habría de soportarse. Puede hacer referencia a una expiación aplicable a todas las creaciones de Dios: pasadas, presentes y futu­ras y, por lo tanto, infinita en su aplicación, duración y efecto. El élder McConkie parece estar de acuerdo con todos estos puntos de vista: «Cuando los profetas hablan de una infinita expiación, ello significa precisamente esto. Sus efectos cubren a todos los hombres, la tierra misma y todas las formas de vida sobre ella, y alcanzan los espacios sin fin de la eternidad».2

La Expiación parece infinita, tal y como la designan los pro­fetas del Libro de Mormón, al menos, por las siguientes ocho razones, como se trata en los capítulos 9 al 23:

Primera: como ha sugerido el élder Maxwell, es «infinita en la divinidad del sacrificado».3 El título de esa canción conmo­vedora, «O Divine Redeemer», es un recordatorio apropiado de que el que llevó a cabo la Expiación es la expresión absoluta de la divinidad.

Segunda: es infinita en poder. El Salvador fue recibiendo gracia sobre gracia hasta que «recibió todo poder, tanto en el cielo como en la tierra» (DyC 93:17).

Tercero: la Expiación es infinita en tiempo. Se aplica retroac­tivamente y prospectivamente a través del tiempo inmemorial.

Cuarto: es infinita en cobertura. Se aplica a todas las creaciones de Dios y a todas las formas de vida que las habitan. El élder Maxwell la denominó «infinita (…) en la exhaustividad de su al­cance».4

Quinto: es infinita en su profundidad. Es infinita, no solo por quién incluye, sino en lo que incluye. «El Hijo del Hombre ha descendido debajo de todo ello» (DyC 122:8).

Sexta: es infinita en el grado de sufrimiento soportado por el Redentor. Ese sufrimiento que causó «Dios, el mayor de to­dos, temblara a causa del dolor y sangrara por cada poro» (DyC 19:18).

Séptima: es infinita en amor. Las palabras del himno «¡Murió! El Redentor murió» son un conmovedor recordatorio de este amor sin límite:

¡Cuán grande sacrificio fue!
Su gloria celestial dejó.
Cantad loor a vuestro Rey.5

Octavo: es infinita en las bendiciones que confiere. Las bendi­ciones de la Expiación se extienden mucho más allá de su céle­bre triunfo sobre las muertes física y espiritual. Algunas de estas bendiciones se solapan; algunas se complementan y suplementan mutuamente; pero globalmente el efecto de este episodio nos bendice tanto y de tantas maneras, algunas conocidas y otras aún por descubrir, que quizá puede decirse que la Expiación es infini­ta en su naturaleza benefactora.

Infinita en la divinidad del elegido →


NOTAS
1. Roberts, Seventys Course in Theology, Cuarto año, 95.
2. McConkie, Doctrina mormona, 293.
3. Maxwell, NotMy Will, But Thine, 51; énfasis añadido.
4. Ibid., 51.
5. Isaac Watts, «¡Murió! El Redentor murió», Himnos, núm. 117.

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