Por el sendero de la Inmortalidad y la Vida Eterna
La organización de la iglesia primitiva
(Una serie de discursos del Presidente Clark de la Primera Presidencia de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, difundidos por la Estación Radiodifusora KSL desde el Tabernáculo Mormón en Salt Lake City, Edo de Utah, U.S.A.)
Número 8, (29 de febrero de 1948.)
Estimado Radio Auditorio:
En nuestra primera conferencia, citamos las palabras de nuestro Padre Celestial dirigidas a Moisés: “Porque he aquí, esta es mi obra y mi gloria: llevar a cabo la inmortalidad y la vida eterna del hombre.”1 En las sucesivas, hemos hablado de la necesidad que tiene el hombre de volverse espiritualmente como niño si quiere entrar en el reino de Dios; que Dios no es producto del hombre, sino que el hombre fué hecho por Dios; que Dios es el mismo ayer, hoy y para siempre; que es un ser personal; que su Hijo, Jesucristo, y el hombre son en la expresa imagen y semejanza de Dios; que Jesucristo y los espíritus de los hombres existieron con nuestro Padre Celestial antes de tomar sobre sí cuerpos mortales, y, cual se ha indicado en la revelación de Dios a Moisés, estamos aquí para ganar la inmortalidad y la vida eterna en el reino de Dios.
A fin de ayudar a los hombres a volver a él, nuestro Padre Celestial, desde el principio ha mostrado el camino que conduce a él, proclamando los principios salvadores del evangelio a sus hijos; 2 no siempre en su plenitud, pero lo suficiente para salvar a los hombres si quieren escuchar y, obedecer. Restos del plan del evangelio han existido en las mentes de los hombres desde Adán hasta la fecha, en parte como memorias pervertidas, en parte como tradición; unas cuantas cosas Dios las puso al alcance del instinto de sus hijos.
Para ayudar a los hombres en sus esfuerzos de volver cabalmente a él, nuestro Padre Celestial, de cuando en cuando, empezando con Adán, ha proveído organizaciones de su sacerdocio, para traer a los hombres principios que habían abandonado y a veces olvidado, y para reforzar, y donde fuere necesario, restaurar el sacerdocio, con sus deberes y poderes divinos. Estas ocasiones se llaman dispensaciones en las escrituras sagradas, y hablamos de las dispensaciones de Adán, Enoc, Noé, Abrahán, Moisés, la del Mesías, y ahora de la Dispensación del Cumplimiento de los Tiempos. En cada una de las dispensaciones anteriores a la del Mesías, Dios dió a los hombres que la establecían autoridad y mandamientos especiales con misiones particulares.
Así fué que con el mismo fin, durante su misión en Palestina, en el meridiano de los tiempos el Salvador instituyó una organización, estableció su Iglesia y dispuso ciertos oficios en ella. Dijo a sus discípulos que se hallaban con él en Cesárea de Filipo que él edificaría su Iglesia; 3 Pablo manifestó a los Efesios que Cristo era la cabeza de la Iglesia que los apóstoles presidían, y que era tal su amor hacia ella que por ella dió su vida. 4
En nuestros Artículos de Fe (que son el equivalente de credos en otras organizaciones religiosas) declaramos:
“Creemos en la misma organización que existió en la Iglesia primitiva, esto es, apóstoles, profetas, pastores, maestros, evangelistas, etc.”
APÓSTOLES
El Salvador escogió doce apóstoles en la Iglesia primitiva 5 a quienes dió potestad contra los espíritus inmundos y para sanar toda clase de enfermedades y de males,6 así como también el mandamiento de ir a todas las naciones y bautizar en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y de enseñar “todas las cosas que os he mandado.” 7
Habiéndole dicho a Pedro en Cesárea de Filipo que a él le daría poder y autoridad para atar en la tierra y desatar en los cielos, 8 más tarde declaró en Capernaum que con este poder y autoridad estaban entonces investidos todos los Doce, no solamente Pedro. 9 En la mañana del día de la resurrección él confirió poder y autoridad a todos los Doce para remitir o retener los pecados. (10) Aún más tarde, declarando el Señor en Galilea, “toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra”, comisionó a sus discípulos y les mandó: “Por tanto, id, y doctrinad a todos los gentiles, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo: enseñándolos que guarden todas las cosas que os he mandado: y he aquí yo estoy con vosotros todos los, días, aun hasta el fin del mundo. Amén.” 11
El Señor, poseyendo “toda potestad” según lo que se acaba de citar, otorgó poder y autoridad a los apóstoles; no rogó a su Padre que él lo diera; es decir, fué una investidura presente de poder, no una oración pidiendo poder. Este hecho es de suma importancia.
Condenado Jesús a muerte, Judas se suicidó.12 Después de la ascensión, Pedro se levantó entre los discípulos (los Doce) y les dijo que deberían llenar el lugar vacante ocasionado por la muerte de Judas, cosa que hicieron escogiendo a Matías, y conforme a la declaración de Pedro de que “comenzando con el bautismo de Juan, hasta el día que fué recibido (Jesús) de entre nosotros, uno se ha hecho testigo con nosotros de su resurrección.” 13
Pablo repetidas veces declaró ser apóstol,14 y apóstol a los gentiles.15 También afirmó que tal había sido su ordenación,16 pero no se sabe que alguna ocasión haya sido miembro del Quorum de los Doce.
Uno de los puntos esenciales de lo anterior es que los Doce se encargaron de llenar la posición vacante en su Consejo, y que Pedro claramente los dirigió, es decir, presidió.17
PROFETAS
Indudablemente desde la ocasión en que el Señor dijo a Moisés: “Tu hermano Aarón será tu profeta” 18, ha habido profetas en Israel y entre el pueblo de Dios en todo tiempo. Muchos de los libros de la Biblia (16 de ellos) fueron escritos por profetas. Amos declaró: “Porque no hará nada el Señor Jehová sin que revele su secreto a sus siervos los profetas”. 19 Durante su ministerio, el Señor constantemente se refirió a ellos, así como lo hicieron sus apóstoles después que él se hubo ido a su Padre. Existían en la Iglesia Apostólica Primitiva, dados por el Señor, como lo dice Pablo a los Efesios. 20 Siempre existirán donde esté establecida la Iglesia de Cristo.
LOS SETENTA
Después que los Doce hubieron ter- ‘ minado su primer obra misionera formal,21 Jesús envió setenta (“otros setenta”) de dos en dos, “delante de sí, a toda ciudad y lugar a donde él había de venir”.22 Confirió a los Setenta ciertos derechos y poderes para representarlo, diciendo: “El que a vosotros oye, a mí oye; y el que a vosotros desecha, a mí desecha; y el que a mí desecha, desecha al que me envió.” 23 Los Setenta volvieron con gozo, diciendo, “Señor, aun los demonios se nos sujetan en tu nombre”; y él entonces les confirió otros poderes. 24
ÉLDERES O ANCIANOS
Aun cuando en varias ocasiones, cual se ve en los cuatro evangelios, se usa la voz “ancianos” relacionada con la obra del Señor, 25 es evidente que la palabra se usa aquí en la acepción del Antiguo Testamento —indicando hombres de experiencia, prudencia y seriedad, y de autoridad resultante entre el pueblo, originada en su nombramiento a tal posición,26 más bien que para señalar un grado de un orden sacerdotal conferido.27
Mas cuando los apóstoles empezaron a desarrollar la organización instituida por el Señor, a la palabra “anciano” o élder se le dió un nuevo significado (aunque a veces es claro que aún se le daba el significado del Antiguo Testamento). 28 Dirigiéndose a Tito, en Creta, Pablo escribió que lo había dejado allí “para que corrigieses lo que falta, y pusieses ancianos por las villas, así como yo te mandé.” 29 Pedro declaró ser un élder (o anciano).30 Los élderes tenían la autoridad del sacerdocio; podían ungir a los enfermos con aceite y orar por ellos.31 Y en su primera epístola, Pedro explica sus deberes y recomienda a los jóvenes ser “sujetos a los ancianos.” 32
OBISPOS
Parece que en el Antiguo Testamento no se usó la palabra “obispo”, aunque Pedro hace mención a un Salmo (109:8) como si usara la palabra.33
No obstante, en la Iglesia que los apóstoles presidieron, se usa la palabra para indicar un oficio con determinados deberes. Hablando a la iglesia en Éfeso, Pablo dice que habían sido puestos “para abastecer la Iglesia del Señor.” 34
En su epístola a Timoteo, Pablo enumera las cualidades de un obispo. Debe ser irreprensible, solícito, templado, hospedador, apto para enseñar, moderado, no litigioso, ajeno de avaricia, paciente, no codicioso de torpes ganancias; debe ser marido de una mujer —ninguna indicación de celibato se halla en la Iglesia primitiva, sino un mandamiento positivo en contra de ello— gobernando bien su casa, “sus hijos en sujeción con toda honestidad; (porque el que no sabe gobernar su casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?)”. 35 Instruyendo a Tito en cuanto a los cretenses, Pablo repitió esencialmente las mismas cualidades, añadiendo:
“Retenedor de la fiel palabra que es conforme a la doctrina: para que también pueda exhortar con sana doctrina, y convencer a los que contradijeren.” 36
En los primeros días después de la ascensión, (cediendo a las quejas de que las viudas de los griegos eran menospreciadas mientras que las de los hebreos no) los Doce nombraron siete hombres para que se encargaran de las necesidades de estas viudas.37 Los que han estudiado detenidamente este hecho afirman que eran obispos.38 Estos evidentemente fueron ordenados.39 Pablo más tarde se hospedó con uno de ellos, quien entonces era evangelista.40 Y aquí, notando la solicitud de los apóstoles hacia el bienestar de las viudas, uno se acuerda de las palabras de Santiago: “La religión pura y sin mácula delante de Dios y Padre es ésta: Visitar a los huérfanos y las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha de este mundo.” 41
Por las instrucciones recibidas de Pablo, se ve que el obispó tenía menor autoridad que el apóstol, pues él, siendo apóstol, dirigía a los obispos. Por otro lado la jurisdicción del apóstol se extendía por toda la iglesia; el obispo era un oficial local.
EVANGELISTAS
Hablando a los Efesios, Pablo declaró que ellos eran “domésticos de Dios, edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo”; 42 y añadió después: “Y él mismo dió unos, ciertamente apóstoles, y otros profetas; y otros, evangelistas; y otros, pastores y doctores.” 43 Pablo se hospedó en la casa de Felipe, el evangelista, quien previamente había sido obispo.44 Timoteo recibió instrucciones de desempeñar la obra de un evangelista.45 Los evangelios y epístolas no aclaran los deberes del evangelista, pero la revelación moderna ha determinado sus deberes y los ha llamado patriarcas.46
MAESTROS
Desde los días del Antiguo Testamento se han conocido los maestros.
David apartó para el ministerio a los que profetizaban “con harpas, salterios y címbalos, el pequeño con el grande, lo mismo el maestro que el discípulo.” 47 El Salmista se refirió a ellos,48 así como Salomón en sus proverbios; 49 también Isaías hace esta observación: “Tus enseñadores nunca más te serán quitados, sino que tus ojos verán tus enseñadores.” 50 Pablo manifestó a los Corintios: “Y a unos puso Dios en la Iglesia, primeramente apóstoles, luego profetas, lo tercero doctores; luego facultades; luego dones de sanidades, ayudas, gobernaciones, géneros de lenguas ¿Son todos apóstoles? ¿son todos profetas? ¿todos doctores? todos facultades? ¿Tienen todos dones de sanidad? ¿hablan todos lenguas? ¿interpretan todos?” 51 Y a Timoteo le advirtió que él había sido puesto por predicador y apóstol y doctor de los gentiles.52 En Antioquía había profetas y doctores.53 De manera que tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo se hace mención de los que eran nombrados para enseñar —maestros, enseñadores, doctores— y el más instruido y el más humilde de la Iglesia podía rendir ese servicio. Pero los maestros eran un elemento esencial de la Iglesia primitiva.
DIÁCONOS
Era estrecha la relación entre los diáconos y los obispos. Sus virtudes, cual las expuso Pablo a Timoteo, y las que el obispo debía tener, son paralelas. El diácono debe ser honesto, no bilingüe, templado, no amador de torpes ganancias, teniendo “el misterio de la fe con limpia conciencia”. Todas estas cosas se han de probar antes de ser elegido. Debe ser marido de una mujer, y ella debe ser honesta, no detractora, templada, fiel en todo. Él debe gobernar bien sus hijos y su casa.54 Pablo dijo que aquellos que cumplen debidamente el oficio de diácono, “ganan para sí buen grado, y mucha confianza en la fe.”55
Deben ahora tenerse presentes varios puntos:
- Después de la muerte del Salvador quedó en manos de los apóstoles la autoridad suprema de la Iglesia.-
- Poseyeron y ejercieron el derecho y la autoridad para
- Investir a otros, mediante una ordenación, con los poderes apostólicos que ellos poseían, es decir, ordenar otros apóstoles. 56
- Otorgar a otros el derecho de ejercer ciertos poderes apostólicos, esto es, la elección y ordenación de oficiales subordinados. 57
- Disponer que las personas ordenadas continuaran ejerciendo su sacerdocio después de muerto aquel que se lo otorgaba. 58
Y de todas estas cosas debemos estar enterados en nuestra marcha por el sendero de la inmortalidad y la vida eterna.
Que venga a nosotros este conocimiento, yo ruego en el nombre del Señor. Amén.
- Moisés 1:39
- Moisés 5:56-58
- Mateo 16:18
- 5:23-25
- 10:1-2; Mar. 3:14; Luc. 6:13.
- -10:1; Mar. 3:15.
- 28:18-20; Mar. 6:7; 16:14 en adelante; Luc. 9:1 en adelante; Hech. 1:1-8
- 16:19
- 18:18
- Juan 20:22-23.
- Mateo 28:18-20
- Mateo 27:3-10; Hech. 1:16 en adelante.
- Hech. 1:22, 26; Juan 15:16; Mar. 3:14 en adelante; Hech. 14:23; 17:31; 1 Tim. 2:7; Heb. 5:1; 8:3; 9:6; imposición de manos —Hech. 13:2-3; 6:6; 1 Tim. 4: 14, II Tim. 1:6.
- Romanos 1:1; I Cor. 1:1; 9:1-2; 15:9; II Cor. 1:1; 12:12; Ef. 1:1; Col. 1:1; 1 Tim. 1:1; II Tim. 1:1; Tito 1:1; Gal. 1:1
- Romanos 11:13; 15:16; I Tim. 2:7
- I Tim. 2:7
- Hech. 1:15-26
- Ex. 7:1
- Amos 3:7
- Ef.4:11
- Luc. 9:1-6; Mar. 6:30
- Luc. 10:1
- Luc. 10:16
- Luc. 10:17-20
- Mat. 15:2; 16:21; 27:12, 20, 41; 26:59; 28:12; Mar. 7:3; 8:31; 14:43; 15:1; Luc. 9:22; 22:52
- Ex. 3:16; 18:17 en adelante; Deut. 1:16-17
- D.y C. 84:6, 23 en adelante
- Hech. 4:8
- Tito 1:5
- 1 Ped. 5:1; D. y C. 20:38
- Sant. 5:14
- 1 Ped. 5:1 en adelante
- Hech. 1:20
- Hech. 20:28
- 1 Tim. 3:2 en adelante
- Tito 1:7 en adelante
- Hech. 6:1-8
- Diccionario de la Biblia por Hastings, bajo “Bishop”
- Hech. 6:6
- Hech. 21:8
- Sant. 1:27
- Ef. 2:19-20
- Ef. 4:11
- Hech. 6:5
- 2 Tim. 4:5
- D. y C. 107:39 en adelante
- 1 Cron. 25:1, 8
- Sal. 119:99
- Prov. 5:13
- Is. 30:20; 43:27
- 1 Cor. 12:28-30
- 1 Tim. 2:7; II Tim. 1:11
- Hech. 13:1
- I Tim. 3:8-13
- I Tim. 3:13
- Hech. 1:15 en adelante
- Tito 1:5
- II Tim. 4:5-7


























Excelente aplicación feliz día Bay
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