El bautismo, ¿Por qué a la edad de ocho años?

El bautismo,
¿Por qué a la edad de ocho años?

por C. N. Ottosen
Liahona Enero 1971

Cristo le dijo claramente a Nicodemo, “el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios”, y para mayor claridad añadió: “No te maravilles de que te dije: Os es ne­cesario nacer de nuevo” (Juan 3:5, 7). A fin de ser admitidos como miembros de la Iglesia de Jesucristo, son necesarios el bautismo y el arrepentimiento, los cuales son la senda por la cual todos deben de pasar para obtener la remisión de los pecados, ser dignos de recibir el Espíritu Santo y llegar a ser miembros del reino de Dios. (Véase Hechos 2:38; 2 Nefi 31:17.)

Este mandato es para todos los hombres porque así le declaró Cristo a Juan al tiempo de su bautismo, “Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia” (Mateo 3:15). La excepción sobresa­liente es con los niños. Cristo dijo: “Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de los cielos” (Mateo 19:14). Entonces el Salvador puso sus manos sobre ellos y los bendijo. El profeta Mormón declaró que “Los niños pequeñitos no pueden arrepentirse;… Y el que dice que los niños pequeñitos tienen necesidad de bautizarse, niega las misericordias de Cristo y desprecia su ex­piación y el poder de su redención” (Moroni 8:19- 20). Es natural que la declaración de Mormón, así como las referencias similares de las escrituras, de­berán aplicarse sólo hasta que el niño se haya desa­rrollado y madurado hasta el grado que sea capaz de arrepentirse, de distinguir entre el bien del mal y de comenzar a ser responsable de sus propios he­chos. Una vez que haya llegado a este punto en su desarrollo, debe “nacer de agua y del Espíritu” a fin de entrar al reino de Dios y ser miembro de la Igle­sia de Cristo.

El hecho de que Cristo haya declarado el bautis­mo como un mandamiento para todos los hom­bres, no significa que esté en discordancia bíblica con la declaración de Mormón, de que los niños pe­queños no tienen necesidad del bautismo. Es natural que el arrepentimiento sea imposible en los tiernos años de la infancia, sin embargo más tarde, conforme se desarrollan, llegan a un estado donde el arrepen­timiento es posible. Todo lo contrario sería incom­patible con el programa de un Padre Celestial bon­dadoso y sabio. Es lógico esperar que llegará el tiem­po cuando en el desarrollo de la personalidad, el niño será llamado a responder por sus hechos, a arre­pentirse del error y a cumplir “con toda rectitud” así como todos los hombres. Las iglesias que prac­tican el bautismo de los niños pequeños y tratan de defender su posición, encuentran que no pueden apoyar bíblicamente—ni de ninguna otra manera— esta práctica. Son variables los puntos de vista del clero. San Agustín condenó a las llamas del infierno a todos los infantes que no habían sido bautizados, pero también escribió, en vía de disculpa: “Créanme que no estoy siendo acosado por dificultades peque­ñas, y no sé qué contestar.” Vincent Wilkin, cape­llán católico de la Universidad de Liverpool en In­glaterra, cedió y discurrió teóricamente que los in­fantes que no son bautizados van a los cielos, pero hasta que llegue el fin del mundo, cuando Cristo venga. En ese tiempo el pecado original y la muerte serán abolidos; entonces los pequeños podrán entrar a los cielos, porque su único pecado fue el pecado original. («Suffer the Little Childreri», Time, 10. de noviembre de 1961, página 52.)

La revelación moderna viene al rescate, aclara el asunto y verifica el hecho de que a los niños menores, que todavía no se encuentran en la edad de respon­sabilidad, no se les debe negar la entrada al reino de Dios y están disculpados de no llevar a cabo la orde­nanza del bautismo hasta que hayan llegado a la edad de discernimiento y responsabilidad. Por medio del profeta José Smith el Señor instruyó a la Iglesia, “ninguno puede ser admitido en la iglesia de Cristo a no ser que haya llegado a la edad de responsabili­dad ante Dios, y sea capaz de arrepentirse” (Doc. y Con. 20:17), y, más específicamente, que “sus hijos serán bautizados para la remisión de sus pecados cuando tengan ocho años de edad, y recibirán la im­posición de manos” (Doc. y Con, 68:27). Y es la responsabilidad de los padres ver que los hijos com­prendan el significado del arrepentimiento, que se les enseñe la fe en Cristo, el Hijo de Dios, y se les prepare para la ordenanza del bautismo a esa edad, porque de no ser así, “el pecado recaerá sobre las cabezas de los padres”. (Doc. y Con. 68:25).

¿Hasta qué grado se puede o no designar arbitra­riamente la edad de ocho años como la edad cuando el niño puede ser responsable de sus hechos; una edad cuando de ellos se espera el discernimiento y el juicio, a fin de que se requiera de ellos el arrepenti­miento y el bautismo? De hecho, ¿existe una base, experiencia o lógica que garanticen la edad designa­da de ocho años como la edad de responsabilidad? ¿Son capaces los niños a esa edad, de distinguir la diferencia entre el bien y el mal? ¿Son capaces de una nueva vida, oportunidad y obligaciones que son posibles después del bautismo, y de recibir el Espíri­tu Santo?

Es interesante notar que en ciertos campos de estudio y actividad, los niños de ocho años de edad, son considerados, casi por unanimidad, como en la edad de responsabilidad, comenzando el período en su desarrollo cuando son capaces de ejercer discerni­miento, juicio y autodisciplina; y pueden compren­der el peligro y conocer la diferencia entre el bien y el mal. De acuerdo a los estudios de investigación que se llevaron a cabo en el campo de la psicología infantil, las características de madurez de los niños de ocho años de edad responden afirmativamente a esas preguntas y apoyan las conclusiones antes men­cionadas.

¿Cómo es el niño a la edad de ocho años? Los doctores Arnold Gesell y Francés L. Ilg, de la Clínica del Desarrollo del Niño, en la Facultad de Medicina de la Universidad de Yale, colaboraron en estudios e investigaciones durante un período de varios años, analizaron el desarrollo, crecimiento y proceso men­tal del niño, y llegaron a las siguientes conclusiones:

A la edad de ocho años el niño se aproxima más a las normas de los adultos. A esta edad existe la tendencia de valorar y estimar lo que le pasa y cuá­les son las razones por las que suceden las cosas.

Ya ha obtenido mayor independencia del domi­nio paternal y también de los maestros. Sus con­discípulos y él suplen su propia disciplina, y contro­lan sus actividades a través de la crítica mutua y las diferentes asignaciones de responsabilidad.

Con mayor frecuencia experimenta vergüenza, siente una continua aversión por la falsedad; admite sus errores y sus hechos revelan adhesión a las nor­mas morales y la rectitud. Aprende a perder y acepta las prohibiciones y limitaciones implantadas por los compañeros de juego.

Deja de ser un infante. A través de los cinco, seis y siete años, estaba familiarizándose con las facetas del extenso mundo del hombre y captaba sus adaptaciones al mismo, únicamente en fragmentos; pero a los ocho años empieza a ver conclusiones y hacer distinciones; su universo está menos alejado. Se ve a sí mismo como una persona entre personas y como un miembro de la sociedad. Está interesado en valorar sus actuaciones y sus relaciones con otros, y desea vivir de acuerdo a las normas que otras per­sonas desean para él.

A los ocho años es más capaz de controlar sus pensamientos, de hacer decisiones y de pensar detenidamente las cosas. Quiere ser bueno y está cons­ciente de las dos fuerzas opuestas del bien y el mal. Es más responsable de sus hechos y se atiene a las consecuencias. Es honesto y tiene un interés activo en la religión y la Biblia. Muestra mayor iniciativa para salir y enfrentarse con su medio ambiente. (Arnold Gesell y Francés L. Ilg, The Child From Five to Ten [El niño de los cinco a los diez años] pág. 160-86.)

En su libro Stability and Change in Human Characteristics (Establidad y cambios en las caracterís­ticas humanas), el doctor Benjamín S. Bloom esta­blece que en efecto, antes de que llegue a los cuatro años, el niño obtiene la mitad de su inteligencia, y cuando llega a los ocho años ya ha obtenido un 30% más, o un total de 80% de su inteligencia.

A William Johnz, Director de la Escuela de Edu­cación Elemental para Incapacitados en Berkeley, California, frecuentemente se le ha atribuido la si­guiente declaración: “La mejor edad en la vida de la persona para explorar la ciencia abstracta y las matemáticas es entre los ocho y los once años de edad.” (Salt Lake Tribune, 15 de diciembre de 1966, p. A-17.)

En 1938, se apeló un pleito en la Suprema Corte de Justicia en Michigan. El caso involucraba un asunto relacionado con la responsabilidad de los niños de aproximadamente siete años de edad y la habilidad de éstos generalmente en esa edad, para responder a los peligros y comprender el grado de cuidado, discernimiento y juicio necesario para evi­tar ser atropellados por el tráfico automovilístico. La opinión de los jueces se refirió a las conclusiones de muchos científicos y otros observadores en el cam­po del cuidado de los niños, educación y psicología, declarando:

“¿Existe un hecho, ya sea en la ciencia o inves­tigación, que justifique un trato diferente en los niños menores de siete años y en los que ya han pasa­do esa edad? No podemos evitar sentirnos impresio­nados por el hecho de que estas conclusiones, que cristalizaron cientos de años atrás tocante al estado especial del niño en esa edad, ya han sido confirma­das por observadores y científicos actuales, en el campo especializado del cuidado, educación y psico­logía del niño. … Lo que es asombroso en las con­clusiones a que se llegaron por medio de la investiga­ción, es el hecho de que la edad de siete años marca una línea de transición en el desarrollo mental de los niños. En la rica y copiosa literatura dedicada a este tema, aparece repetidamente el énfasis sobre esta edad, como aquella en la cual se marca el estre­no del pensamiento y la razón, el comienzo del inter­cambio de ideas y el principio de los conceptos de justicia. Peritos en la materia afirman que esta edad marca la transición del período de conversación y pensamiento egocéntricos al de comprensión verbal y del pensamiento y cooperación social. En síntesis, se puede decir que la edad de siete años, es el um­bral a través del cual el ser humano pasa del reino de la imaginación y el sueño, al mundo de la reali­dad y de los hechos.” (Tyler vs. Weed (Michigan 1938), 280, N. W. 827, p. 832.)

En el sistema de tribunales, tanto federales como : estatales en los Estados Unidos de América, las opi­niones y decisiones judiciales de muchos jueces han llegado a conclusiones sobre las características de madurez de los niños entre los siete y ocho años de edad, similares a las conclusiones de científicos y psicólogos. Las cortes federales y estatales han teni­do que enfrentarse con este problema para deter­minar si el niño involucrado tenía suficiente juicio y discernimiento como para ser responsable y culpable de una conducta negligente.

La preocupación del jurado sencillamente sería: ¿A qué edad o en qué punto en el desarrollo y cre­cimiento del niño so puede decir que éste se ha desa­rrollado lo suficiente como para ser responsable de sus hechos? ¿Cuándo tiene suficiente juicio y ex­periencia para reconocer el bien del mal? ¿Qué es conducta negligente y cuándo se puede acusar al niño de ésta bajo la ley; e involucra este tipo de conducta el daño a otros o contribuye al propio?

Un adulto es negligente o contribuye a la negli­gencia si desobedece la ley o si no reacciona como “toda persona prudente y razonable” lo haría bajo las mismas circunstancias. (Section 15.1, Utah Jury Instruction Forms.) Pero los tribunales no han en­contrado una regla definitiva para establecer una norma semejante concerniente a los niños o infan­tes. Los tribunales han rehusado adoptar una regla objetiva de esta naturaleza para los niños en su infancia. El problema del discernimiento, experien­cia, comprensión, y la distinción entre la buena y la mala conducta, varía demasiado a través de los pri­meros años, por tal razón, los tribunales sienten que ningún jurado compuesto de adultos puede juzgar lo que harían niños “prudentes y razonables” de cual­quier edad bajo las mismas circunstancias (Tyler vs. Weed, pp. 833-36). Examinando los decretos jurídi­cos de los varios estados de la federación Norte­americana, podemos llegar a la conclusión de que todos ellos consideran las edades entre los siete y los ocho años, como la línea divisoria entre los me­nores de ocho años que son considerados incapaces de juicio y discernimiento, y los mayores de ocho años, como seres capaces de un buen juicio y discer­nimiento y que son ahora responsables de su com­portamiento, y por lo tanto pueden ser juzgados, se­gún los hechos, como los adultos.

Conviene recalcar el hecho de que pese a la regla que sigamos, la edad de siete u ocho años se esta­blece como la “línea de transición en el desarrollo mental” del niño. Se ha encontrado que esta “edad crítica de responsabilidad” es similar en los campos de psicología infantil, criminología, tradiciones y edu­cación. Todos los tribunales reconocen que durante los años de la infancia, incluyendo los cinco y seis años de edad, los niños no tienen suficiente discer­nimiento como para ser juzgados por negligencia o negligencia contribuyente, y por lo tanto son consi­derados incapaces de ese acto. Un tribunal lo expresó como sigue:

“Seguimos la ley enunciada por las numerosas autoridades dignas de respeto, que un infante menor de siete años es incapaz de contribuir a la negligen­cia” (Baker vs. Alt, p. 620, Tyler vs. Weed, p. 383).

Una discusión concerniente a cualquier tópico legal sería casi incompleta si no se hiciera mención de la cita del famoso inglés, Sir William Blackstone, que escribió sus ilustres comentarios en 1765-1769, en los cuales declara lo siguiente: “Ciertamente, un niño menor de siete años, no puede ser culpable de felonía, por lo tanto un juicio como delincuente es casi imposible; sin embargo, a los ocho años de edad podrá ser culpable de felonía” (Blackstone Commentaries, section 23). Esto, por supuesto, se refiere a la responsabilidad criminal, pero aún así, refleja lo que en aquellos tiempos se pensaba en cuanto a la capacidad infantil y la edad de responsabilidad.

Blackstone evoca el caso del niño de ocho años de edad que incendió dos graneros, y bajo la ley del siglo XVII, fue condenado a la horca. Pero aún así, bajo la despiadada jurisprudencia de aquella época, la edad de siete años era la edad de la inocencia.

Respecto a los niños de ocho años y mayores, en­contramos las inevitables variaciones humanas, pero, lo que es muy interesante, con un fuerte hilo de con­sistencia a través del gran número de casos. A pesar de estas variaciones que surgen como resultado de las diferencias de opinión, la solidez de la mayoría de las decisiones de los tribunales en donde la res­ponsabilidad del niño va a ser analizada por causa de su comportamiento, garantiza las siguientes con­clusiones generales: (a) si es menor de siete años, el niño es considerado incapaz de juzgar y discernir y no puede ser responsable de hechos negligentes; (b) a la edad de siete, la mayoría de los tribunales lo consideran incapaz e irresponsable, sin embargo, muchos tribunales refutan esta regla, compelen prue­bas en cada caso de la capacidad individual del niño, de su discernimiento, preparación, antecedentes y sensatez, y dejan la decisión al jurado o al tribunal; (c) después de que el niño llega a los ocho años, ha llegado a la edad de responsabilidad, tiene suficiente juicio, capacidad y discernimiento para distinguir el bien del mal y ahora es cuando se le considera y acepta como un adulto.

Evidentemente, a través de los siglos, los estu­diantes, psicólogos y jueces en conducta criminal y agravios indemnizables han establecido que a la edad de ocho años el desarrollo normal de un niño ha llegado a tal grado que éste puede ser considerado lo suficientemente maduro como para ser responsa­ble de sus hechos. El material precedente es pre­sentado sólo para apoyar lo que los Santos de los Últimos Días estiman como la mejor evidencia en el mundo respecto al tiempo en que se debe bautizar a los niños… la indicación personal de Dios a José Smith de que los niños debían ser bautizados a los ocho años de edad. Todas las demás pruebas son secundarias.

La mayor alabanza que se puede hacer de un hombre es compararte a un niño.
Constancio C. Vigil

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1 Response to El bautismo, ¿Por qué a la edad de ocho años?

  1. Avatar de nilbialuna nilbialuna dice:

    LO QUE DICE LA BÍBLIA SOBRE EL BAUTISMO

    Mateo 3:11. -Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que viene tras mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego.- (ver: Mateo 3:5-6; Lucas 3:7)

    JESUCRISTO NOS DEJÓ EJEMPLO (Juan 13:15). Se bautizó siendo hombre (no niño)

    Mateo 3:13-17. -Entonces Jesús vino de galilea a Juan al Jordán, para ser bautizado por él, mas Juan se le oponía, diciendo: Yo necesito ser bautizado por tí, ¿y tú vienes a mí?. Pero Jesús le respondió: Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia. Entonces le dejó. Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aqui los cielos le fueron abiertos, y vió al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él. Y hubo una voz de los cielos que decía: Este es mi Hijo amado en quien tengo complacencia.-

    EL BAUTISMO ES PARA CREYENTES, NO PARA NIÑOS, NI RECIÉN NACIDOS.
    Con la cita bíblica (Hechos 8:12) queda sepultada para siempre la doctrina católica del bautismo para niños y para recien nacidos:
    Hechos 8:12. -Pero cuando CREYERON a Felipe, que anunciaba el evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, SE BAUTIZABAN HOMBRES Y MUJERES.-
    ORAR Y BENDECIR A LOS NIÑOS EN CRISTO JESÚS, PERO NO PARA BAUTIZARLOS

    Lucas 18:15-17. Mateo 19:13-15. Marcos 10:13-16. -Y les presentaban niños para que los tocase; y los discípulos reprendían a los que los presentaban. Viéndolo Jesús se indignó, y les dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios. De cierto os digo, que el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él. Y tomándolos en los brazos, poniendo las manos sobre ellos, los bendecía.-

    EL ARREPENTIMIENTO Y BAUTISMO ES PARA PERSONAS CREYENTES

    Juan 3:3-5. -Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. Nicodemo le dijo: ¿como puede un hombre nacer siendo viejo? ¿puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.-

    Romanos 6:3-4. -¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte?. Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fín de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva.-

    Hechos 2:38.-Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo, para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.-

    Hechos 8:36-39. -Y yendo por el camino, llegaron a cierta agua, y dijo el eunuco: Aquí hay agua; ¿que impide que yo sea bautizado?. Felipe dijo: Si crees de todo corazón, bien puedes. Y respondiendo dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios…Y mandó parar el carro; y descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco, y le bautizó. Cuando subieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe; y el eunuco no le vió más, y siguió gozoso su camino.- (Otra prueba, de que es para creyentes, está en Hechos 18:8)

    Marcos 16:15,16. -Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.-

    Mateo 3:7. -Al ver él que muchos de los fariseos y de los saduceos venían a su bautismo, les decía: ¡Generación de víboras! ¿quién os enseñó a huír de la ira venidera?.-

    Hechos 10:47-48. Entonces respondió Pedro: ¿Puede acaso alguno impedir el agua, para que no sean bautizados estos que han recibido el Espíritu Santo también como nosotros?. Y mandó bautizarles en el nombre del Señor.-

    Hechos 16:32,33. -Y le hablaron la palabra del Señor a él, y a todos los que estaban en su casa. Y él, tomándolos en aquella misma hora de la noche, les lavó las heridas; y en seguida se bautizó él con todos los suyos

    Hechos 18:8. -Y Crispo, el principal de la sinagoga, creyó en el Señor con toda su casa; y muchos de los corintios, oyendo, creían y eran bautizados.

    Mateo 3:5,6. -Y salía a él Jerusalén, y toda Judea, y toda la provincia de alrededor del Jordán, y eran bautizados por él en el Jordán, confesando sus pecados.-

    Mateo 3:1,2. -En aquellos días vino Juan el Bautista, predicando en el desierto de Judea, y diciendo: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.-

    Hechos 26:15-21. -Yo entonces dije: ¿Quién eres, Señor? Y el Señor dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues. Pero levántate, y ponte sobre tus pies; porque para esto he aparecido a tí, para ponerte por ministro y testigo de las cosas que has visto, y de aquella en que me apareceré a tí, librándote de tu pueblo, y de los gentiles, a quienes ahora te envío, para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de satanas a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados. Por lo cual, oh rey Agripa, no fuí revelde a la visión celestial, sino que anuncié primeramente a los que están en Damasco, y Jerusalén, y por toda la tierra de Judea, y a los gentiles, que se arrepintiesen y se convirtiesen a Dios, haciendo obras dignas de arrepentimiento. Por causa de esto los Judíos, prendiéndome en el templo, intentaron matarme.-

    Hechos 19:1-7. -Pablo, despues de recorrer las regiones superiores, vino a Efeso, y hayando a ciertos discipulos, les dijo: ¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creisteis? Y ellos le dijeron: Ni siquiera hemos oido si hay Espíritu Santo. Entonces dijo: ¿En qué, pues , fuisteis bautizados? Ellos dijeron: En el bautismo de Juan. Dijo Pablo: Juan bautizó con bautismo de arrepentimiento, diciendo al pueblo que creyesen en aquel que vendría después de él, esto es, en Jesús el Cristo. Cuando oyeron esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús. Y habiéndoles impuesto Pablo las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo; y hablaban en lenguas y profetizaban. Eran por todos unos doce hombres.-

    Lucas 24:45-53. -Entonces les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las escrituras; y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día; y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén. Y vosotros sois testigos de estas cosas. He aquí yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que séais investidos de poder desde lo alto. Y los sacó fuera hasta Betania, y alzando sus manos, los bendijo. Y aconteció que bendiciéndolos, se separó de ellos, y fue alzado arriba al cielo. Ellos, despues de haberle adorado, volvieron a Jerusalén con gran gozo; y estaban siempre en el templo, alabando y bendiciendo a Dios. Amen.

    Mateo 28:18-20. -Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced “discípulos” a todas las naciones, bautizándolos, en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.-

    Hechos 22:16. -¿Porque te detienes? levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre,- El que creyere y fuere bautizado será salvo, mas, el que no creyere será condenado (Marcos 15:16)

    JESÚS DIJO: “SI NO SE ARREPIENTEN TODOS SE PERDERÁN” (Lucas 13:5)

    UN NIÑO RECIEN NACIDO no tiene ni conciencia, ni entendimiento de sus actos, de ¿QUÉ? se va arrepentír, y mucho menos en ¿QUÉ? va a creer.

    TODO EL QUE LEE este comentario (que es totalmente bíblico)
    ARREPIÉNTASE si no lo ha hecho, y BAUTÍCESE nuevamente como manda la palabra de Dios (conciente de lo que está haciendo);

    Porque el bautismo para recién nacidos jamás ha sido bíblico…..

    ¡¡¡ A DIOS SEA SIEMPRE TODA LA GLORIA !!!

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