Las enseñanzas de Jacob en el Templo (Jacob 1-4)

Guía de estudio del Libro de Mormón

Las enseñanzas de Jacob en el Templo
(Jacob 1-4)

Haciendo las cosas preciosas simples
Randal S. Chase


Jacob era un hijo de Lehi y Saríah y un hermano menor de Nefi. Nació en el desierto de Arabia y pasó necesidades de niño con los rigores de ese viaje a través del desierto; y el viaje a través del mar al Nuevo Mundo. Él claramente era recto, porque vio al Salvador en su juventud y fue ordenado al sacerdocio (2 Nefi 2:4; 6:2; 11:3). Antes de que Nefi muriera, él le dio los registros sagrados a Jacob y le encargó el bienestar espiritual de la gente de Nefi; haciendo a Jacob el nuevo profeta para el pueblo.

Joseph Fielding McConkie y Robert L. Millet escribieron: «Jacob fue uno de los grandes apóstoles del Libro de Mormón. Como un testigo especial, él compartió un perfecto testimonio: Entretuvo a ángeles y fue un testigo del Redentor. Aún en su juventud este hijo de Lehi sabía los poderes redentores de su Salvador y vio la gloria del Señor. Bajo la tutela de su padre y de su hermano profeta Nefi, Jacob de los días de su infancia aprendió a deleitarse en la palabra sagrada y con ello ganó una familiaridad con el Espíritu que sólo conocen el obediente y el estudiante serio de las Escrituras. En el papel de maestro doctrinal, hubieron pocos más grandes que el. Jacob nos ha dejado una reserva de gemas teológicas: sólo Nefi, Mormón, y Moroni contribuyeron más a este volumen de santa escritura conocido como el Libro de Mormón.»1

Muy al principio de la historia de los nefitas, después de su separación de los lamanitas, Nefi le construyó a su gente un templo siguiendo el patrón del templo de Salomón (2 Nefi 5:16), donde ellos podrían llevar a cabo sus ordenanzas mosáicas. El templo también fue un lugar de instrucción, y fue en este templo, que Jacob dio el sermón contenido en esta parte de su registro (Jacob 1:17).

•  Jacob 1:1-6 Nefi instruye a Jacob a registrar en las planchas menores sólo aquellas cosas que son «más preciosas.» Cincuenta y cinco años habían pasado desde el momento en que Lehi salió de Jerusalén (v. 1), por lo que la fecha de esta transferencia de las planchas menores de Nefi a Jacob se sitúa aproximadamente en el año 545 A. C.; Como Jacob nació más o menos entre los años 600 y 590 A. C., el tendría entre cuarenta o cuarenta y cinco años de edad en este momento.

Nefi le dijo que «no tratara más que ligeramente la historia de este pueblo» (v. 2), el cual estaba siendo grabado en las planchas mayores (v. 3). Se le dijo ajacob que las «trasmitiera a su posteridad, de generación en generación» (v. 3), estableciendo un patrón que fue seguido hasta el fin del libro de Omni, cuando se acabó el espacio en las planchas menores (Omni 1:30).

Las cosas que iban a ser grabadas en las planchas menores incluían la predicación, la revelación y la profecía, y especialmente lo concerniente a Cristo (v. 4). Jacob nos informa que «verdaderamente se nos había hecho saber lo concerniente a nuestro pueblo y las cosas que le habían de sobrevenir.» (versículos 5-6). Lo que significa que él sabía que su gente eventualmente caería en la apostasía; pero el también sabía que iban a aprender de «Cristo y su reino, que debía venir» (versículos 5-6).

•  Jacob 3:12-14 Sólo una fracción de la historia de los nefitas está contenida en las planchas menores. Jacob le advirtió a la gente de Nefi en contra de la «fornicación y la lascivia y toda clase de pecados, contándole las terribles consecuencias de estas cosas» (v. 12), pero él no pudo grabar cada sermón que dio o cada revelación o profecía. Tenía que ser selectivo, a causa de la cantidad limitada de espacio en las planchas. «Y ni la centésima parte de los actos de este pueblo, que empezaba ya a ser numeroso, se puede escribir sobre estas planchas», él dijo «pero muchos de sus hechos están escritos sobre las planchas mayores, y sus guerras, y sus contiendas, y los reinados de sus reyes» (v. 13). Él se refirió a las planchas menores en las cuales él estaba escribiendo como «las planchas de Jacob» y notó que «fueron hechas por la mano de Nefi» (v. 14).

•  Jacob 4:1-4 Las planchas de metal fueron usadas para que sus escritos pudieran ser preservados para futuras generaciones. Jacob comentó sobre «lo difícil que es grabar nuestras palabras sobre planchas» y dijo que esto fue además otra razón por la cual él podía «escribir pero muy pocas [poco]» (v. 1). Sin embargo, él entendió la necesidad de usar planchas de metal y dijo: «Cualquier otra cosa que no sean planchas, ha de perecer y desvanecerse» (v. 2). Él la consideró una labor de amor que, «darán a nuestros hijos, y también a nuestros amados hermanos, una pequeña medida del conocimiento concerniente a nosotros, o sea, a sus padres» (v. 2). Él esperaba que sus hijos las «recibieran con corazones agradecidos» y «aprendieran con goz y, no con pesar, o desprecio, lo concerniente a sus primeros padres» (v. 3).

El principal mensaje de las planchas era testificar lo concerniente a Cristo, «que pudieran saber que nosotros sabíamos de Cristo y teníamos la esperanza de su gloria muchos siglos antes de su venida» (v. 4).

•  Jacob 1:9-14 El pueblo de Jacob «amaba a Nefi en extremo» y empezaron a ser llamados nefitas en su honor. Antes de que Nefi muriera, él asignó a alguien (probablemente a su hijo) para ser rey (v. 9). «El pueblo amaba a Nefi en extremo» y después de su muerte, (v. 12) en su conmemoración, llamaron a cada rey quien lo precedió: «Nefi segundo, Nefi tercero, etcétera» a pesar de sus nombres (versículos 10-11) ellos se referían a sí mismos como nefitas. Los descendientes de Lehi eran identificados por sus ancestros reales—»jacobitas, josefitas, zoramitas, lamanitas, lemuelitas e ismaelitas» (v. 13); pero Jacob escogió no distinguirlos por estos nombres.El dijo «llamaré lamanitas a los que busquen la destrucción del pueblo de Nefi, y a los que simpaticen con Nefi, los llamaré nefitas» (v. 14), comenzando una tradición que continuó hasta el tiempo de su destrucción (4 Nefi 1:37) y aún hasta el final del Libro de Mormón (Palabras de Mormón 1:1).

•  Jacob 1:10 El conflicto armado continúa entre los nefitas y los lamanitas. Casi de paso, Jacob menciona aquí que Nefi había empuñado la espada de Labán en defensa de su gente, los nefitas. Entonces podemos suponer que el conflicto armado ya había emergido entre los nefitas y los lamanitas—una maldición que azotaría continuamente a ambas naciones durante la mayor parte de los mil años que siguieron; salvo durante un breve período de paz que siguió a la visita del Salvador después de Su resurrección. Tristemente, en cada dispensación del mundo, los profetas de Dios han tenido que guiar a su gente hacia la batalla en contra de sus enemigos y en defensa de sus derechos territoriales, cívicos, y religiosos.

JACOB MAGNIFICA SU LLAMAMIENTO (Jacob 1)

•  Jacob 1:17-19 Nefi ordenó a sus hermanos menores, Jacob y José, cuidar del bienestar espiritual de los Nefitas. Jacob no se atrevió guiar a la gente sin primero hacer lo que él describió como haber «obtenido mi mandato del Señor» (v. 17). Jacob y su hermano menor José, habían sido «consagrados sacerdotes y maestros de ese pueblo, por mano de Nefi» (v. 18). Jacob entendió por completo el concepto de la mayordomía del sacerdocio. Él dijo: «Nosotros magnificamos nuestro oficio ante el Señor, tomando sobre nosotros la responsabilidad, trayendo sobre nuestra propia cabeza los pecados del pueblo si no le enseñábamos la palabra de Dios con toda diligencia; para que, trabajando con todas nuestras fuerzas, su sangre no manchara nuestros vestidos; de otro modo, su sangre caería sobre nuestros vestidos, y no seríamos hallados sin mancha en el postrer día» (v. 19).

Este concepto de magnificar nuestros llamamientos es muy importante. El élder Delbert L. Stapley dijo: «Magnificar es honorar, exaltar, y glorificar, y causa ser visto en gran estima o respeto. También significa incrementar la importancia de ello, ampliarla y hacerla más grande.»2 Cada hombre que haya tenido o que recibirá el sacerdocio de Melquisedec, ha tomado un juramento de hacer esto, como es explicado en D&C 84:40.

• D&C 84:33-44 El juramento y convenio del sacerdocio son explicados. Los convenios son acuerdos de dos partes entre los participantes, en donde cada uno de ellos tiene obligaciones el uno para con el otro. En nuestros días, el Señor explicó este «juramento y convenio del sacerdocio» primero, explicando las bendiciones que vienen a aquellos quienes honorablemente reciben y magnifican su sacerdocio. Ellos son santificados por el Espíritu, experimentan un renovación de sus cuerpos, se convierten en los hijos de Moisés y de Aarón y la semilla de Abraham, se vuelven miembros de la Iglesia y reino del Señor, y son considerados los elegidos de Dios (versos 33-34). Además, Cristo dice: «[ellos] reciben el reino de mi Padre; por tanto, todo lo que mi Padre tiene le será dado [a ellos]» (v. 38).

El élder Bruce R. McConkie dijo:

Cada persona a quien es conferido el Sacerdocio de Melquisedec, recibe su oficio y llamamiento a este tan alto sacerdocio con un juramento y su convenio. El convenio es a este efecto:

  1. El hombre de su parte solemnemente acuerda magnificar su llamamiento en el sacerdocio, guardar los mandamientos de Dios, vivir cada palabra que procede de la boca de la Deidad, y caminar por la senda de justicia y virtud.
  2. Dios, por su parte se compromete a dar a estas personas de una herencia de exaltación y de la divinidad en Su presencia eterna. El juramento es el solemne testimonio de la Deidad, Su promesa declarada, de que aquellos que cumplen su parte del convenio saldrán y heredarán todas la cosas de acuerdo a la promesa.3

El Presidente Hugh B. Brown dijo: «El Presidente John Taylor dijo en una ocasión, hablando de los hermanos del sacerdocio: ‘Si ustedes no magnifican sus llamamientos, Dios los hará responsables por aquellos [a quienes] ustedes pudieran haber salvado; si ustedes hubieran hecho su deber.’ Ésta es una afirmación desafiante. Y si yo por razón de pecados de comisión o de omisión, pierdo lo que yo pudiera haber tenido en el mas allá, yo mismo debo sufrir y sin duda; y mis seres queridos conmigo. Pero si fallo en mi tarea como obispo, presidente de estaca, presidente de misión, o como una de las autoridades generales de la Iglesia—si alguno de nosotros falla en enseñar, guiar, dirigir, y ayudar a salvar a aquellos bajo nuestra dirección y dentro de nuestra jurisdicción, entonces el Señor nos hará responsables si ellos están perdidos como resultado de nuestra falla.»4

•  Jacob 1:7-8 Jacob diligentemente le enseña a su gente a creer y a seguir a Cristo. Él le enseñó a su gente a no rebelarse en contra de Dios, sino que «sufrieran su cruz,» de Cristo, para que «contemplaran su muerte» y para que «soportaran la vergüenza del mundo» (v. 8). El élder Bruce R. McConkie dijo: «Captar la crucifixión de Cristo es el concepto de que cualquier gran tribulación o prueba que venga sobre los Santos constituye en sí mismo una cruz, que deberán llevar como parte de su obligación de vencer al mundo… Similarmente, el evangelio demanda de que cada hombre tomar su cruz y seguirlo a Él que cargó Su propia cruz al Gólgota. Eso es, los Santos deben cargar la cruz del servicio y consagración, la cruz de devoción y obediencia.»5

•  Jacob 1:15-16 Jacob identifica los pecados de los nefitas—orgullo, falta de castidad, y amor por las riquezas. Una generación después de la muerte de Nefi, durante el reinado de su inmediato sucesor, el pueblo nefita «comenzó a ser duro de corazón y a entregarse en parte a prácticas inicuas» lo cual él identifica como desear muchas esposas y concubinas, buscar mucho oro y plata, jactarse del orgullo.

•  Jacob 2:1-11 Jacob siente el peso de su llamamiento. Él sabía que necesitaba llamar a su gente al arrepentimiento, pero también sabía que estaba tocando temas delicados, particularmente en la presencia de mujeres y niños con sentimientos, «tiernos y castos»; y lo agobiaba el hecho de que tenía hacer eso. Él sabía que la gente había venido al templo a «oír la agradable palabra de Dios que sana el alma herida» (v. 8).

¡Qué triste es que el comportamiento grosero y la conducta mundana de los hombres a menudo hierea los sentimientos tiernos de las mujeres y los niños. Es raro que estos crímenes se puedan poner a los pies de nuestras queridas hermanas, que con demasiada frecuencia sufren en silencio de dolor cuando sus hombres pierden el control de sí mismos. Jacob deja claro aquí que él está hablando sobre todo a los hombres, y que siente dolor de abrir esta herida en presencia de mujeres y niños.

Sin embargo, el llamamiento profético de Jacob demandaba que él «amonestara [a ellos] según sus crímenes» y «les [hablara] lo concerniente a sus iniquidades y abominaciones, en presencia de los puros de corazón y los de corazón quebrantado, y bajo la mirada del ojo penetrante del Dios Omnipotente» (versículos 9-10). Fue Dios mismo quien le había dado a Jacob el mandamiento de declarar estas palabras a la gente, y Jacob estaba determinado a ser obediente a su responsabilidad (v. 11).

El Presidente Spencer W Kimball dijo: «Los profetas tienen una manera de sacudir la mente carnal. Muy a menudo los santos profetas son percibidos erróneamente como severos y ansiosos de hacer un registro para decir ‘se lo dije’. Aquellos profetas que yo he conocido son los hombres más amables que se pueda encontrar. Es por motivo de su amor e integridad, que no pueden modificar el mensaje del Señor meramente para hacer que la gente se sienta cómoda. Ellos son demasiado bondadosos para ser crueles. Estoy tan agradecido de que los profetas no ansíen popularidad.»6

El Presidente Boyd K. Packer es reconocido como un orador hábil en temas delicados. Aquí está sólo un ejemplo de su estrategia: «Pocas veces, supongo, he deseado tanto el poder sostenedor del Espíritu como cuando tengo que discutir un tema muy delicado y difícil… Me acerco al tema con la más profunda reverencia. Esto podría sorprender a algunos, porque éste tema es el más hablado, cantado, y bromeado entre cualquier tema. Casi siempre se habla con inmodestia, tengo la intención de mantener la modestia, no ofenderla, como me atrevo a hablar sobre este tema delicado.»7

JACOB CONDENA LOS PECADOS Y LAS ABOMINACIONES (Jacob 2-3)

Jacob Condena el Amor a las Riquezas

•  Jacob 2:12-20 Jacob hace una lista de las consecuencias del uso inapropiado de las riquezas. Éstas incluyen el orgullo y la persecución (v. 13), el egoísmo y la codicia (v. 17), poner a un lado el reino de Dios (versículos 18-19), y perder la perspectiva acerca del valor de las almas (v. 20).

• El doctor Hugh Nibley dijo: «La riqueza es un amo celoso que no será servido con poco entusiasmo y no tendrá rivales—ni aún Dios … cuanto más importante sea la riqueza, menos importante es cómo una persona la obtiene.»8 Los nefitas estaban vivían en una tierra de gran abundancia que poseía muchos depósitos valiosos de metales preciosos. Podemos imaginarnos a la gente, en un esfuerzo por enriquecerse; gastando todo sus tiempo en la búsqueda de oro y plata y descuidando sus deberes para con sus familias y la obra de Dios.

Esta pasión por obtener riquezas no es estrictamente una enfermedad del hombre rico. Algunas de la personas más codiciosas que he conocido eran personas de pocos recursos que estaban tan ansiosos por enriquecerse, que harían cualquier cosas para lograrlo. Y sí, he visto hombres ricos afectadosos por la misma codicia.

Pero también, el hombre más rico que he conocido—El élder N. Eldon Tanner, que vivió en mi barrio cuando yo era un jovencito—era también uno de los más humildes que he conocido. El dinero no es malévolo. El dinero construye capillas y templos. El dinero envía a misioneros al campo misional. El dinero provee comida y alojamiento y muchas maravillosas conveniencias. El dinero no es el problema. El amor desmedido por el dinero es el problema; y esto es lo que Jacob está condenando aquí.

• 1 Timoteo 6:3-10,17-19 El amor al dinero (no al dinero mismo) es malévolo, y produce el orgullo. El élder Spencer W. Kimball enseñó: «La posesión de riquezas no constituye necesariamente un pecado. Pero el pecado pudiera emerger en la adquisición y uso de las riquezas … la historia del Libro de Mormón revela elocuentemente el efecto corrosivo de la pasión por las riquezas … si la gente hubiera usado sus riquezas para buenos propósitos, ellos podrían haber disfrutado una prosperidad continua. Pero ellos parecían incapaces de de mantenerse por un período sostenido como hombres simultáneamente ricos y justos.»9

Jacob Condena el Orgullo

• Jacob 2:20-22 La gente se vuelve «orgullosa en [sus] corazones.» Una de las consecuencias de amar demasiado a nuestras riquezas es que empezamos a pensar que la posesión de ellas nos hace de alguna manera mejores que los demás que tienen menos. Jacob observa «[aquellos de ustedes que están buscando riquezas también] habéis afligido a vuestro prójimo, y lo habéis perseguido a causa del orgullo de vuestros corazones por las cosas que Dios os dio ..(v. 20]. Él llama a tal actitud «abominable» y le recuerda a la gente que ante los ojos de Dios «un ser es tan precioso como el otro. Y toda carne viene del polvo» (v. 21). Es absurdo compararnos con otros de una manera que supone que somos de alguna manera mejores que ellos. Como Obert C. Tanner observó: «Un hombre que es humilde ante Dios, cesará de ser arrogante entre sus semejantes. Medido por los estándares de Dios, él verá que cualquier superioridad que él pudiera reclamar es tan ligera que no vale la pena mencionarla.»

El Presidente Ezra Taft Benson dijo:

En las escrituras no hay tal cosa como orgullo justo. Siempre es considerado un pecado. No estamos hablando de una visión saludable de la autoestima, que se establece mejor por una relación íntima con Dios. Sino que estamos hablando del orgullo como el pecado universal, como alguien lo ha descrito .. el Señor dice en Doctrina y Convenios «mas cuidaos del orgullo, no sea que lleguéis a ser como los nefitas de la antigüedad» (D&C 38:39). Esencialmente, el orgullo es «mi voluntad» en lugar de «su voluntad.» Lo opuesto al orgullo es la humildad, la mansedumbre, y ser sumiso (Alma 13:28) o ser fácil de enseñar…

El orgullo no mira a Dios o le importa lo que es correcto. Mira hacia los lados, a los hombres, y discute quien está en lo correcto. El orgullo se manifiesta en el espíritu de contienda. ¿No fue por medio del orgullo que El diablo se volvió el diablo? Cristo quería servir. El diablo quería reinar. Cristo quería traer a los hombres a donde Él estaba. El diablo quería estar por encima del hombre … el orgullo es caracterizado por: «Qué quiero yo de la vida? En lugar de decir «¿Qué querría Dios que yo hiciera con mi vida? Es la propia voluntad en oposición a la voluntad de Dios. Es el miedo del hombre sobre el miedo de Dios.10

Jacob Condena el Matrimonio Plural

•  Jacob 2:22-24 Los nefitas buscaron excusarse a sí mismos por tomar muchas esposas y concubinas al apelar a las escrituras acerca de David y Salomón (v. 23). Pero David y Salomón no fueron ejemplos de rectitud. El Señor de cierto les dio a ellos esposas y concubinas. Pero estas concubinas no fueron amantes inmorales, sino esposas legales de menor estatus social. El problema era que ellos también se casaron con esposas adicionales fuera del convenio (D&C 132:38-39) «cosa que para mí fue abominable, dice el Señor» (v. 24).

•  Jacob 2:25-29 El Señor le prohíbe a los nefitas practicar el matrimonio plural. El Señor llevó a la familia de Lehi fuera de Jerusalén para levantar un pueblo justo y «no permitiré [á] que los de este pueblo hagan como hicieron los de la antigüedad» (v. 26). Cada hombre nefita tenía que tener «una esposa; y no tendrá ninguna concubina » (v. 27). «Las fornicaciones son una abominación para mí» dijo el Señor. «Este pueblo guardará mis mandamientos … o maldita sea la tierra por su causa» (versículos 28-29).

•  Jacob 2:30 A menos que el Señor lo mande, a su gente siempre les está prohibido practicar el matrimonio plural. «Porque si yo quiero levantar posteridad para mí, dice el Señor de los Ejércitos, lo mandaré a mi pueblo; de lo contrario, mi pueblo obedecerá estas cosas.» Esto hace claro que (1) a veces el Señor le ha mandado a su pueblo a obedecer esta práctica y (2) a menos que Él específicamente lo mande, está prohibido. El profeta José Smith dijo: «He dicho constantemente que ningún hombre debe tener más de una esposa a la vez, a menos que el Señor lo ordene de otra manera.»11

• Declaración oficial—1 La poligamia está prohibida en nuestro días, así como lo fue en los días de Jacob. Tan cierto como que un profeta, José Smith, recibió un mandato para establecer esta práctica entre los Santos, otro profeta, el presidente Wilford Woodruff recibió una revelación para ponerle fin: «Vi exactamente lo que sucedería si no se hacía algo al respecto. Este espíritu ha estado sobre mí desde hace mucho tiempo. Mas quiero decir esto: Yo habría permitido que todos los templos se escaparan de nuestras manos; yo mismo habría dejado que me encarcelaran y habría permitido que encarcelaran a todos los demás hombres si el Dios del cielo no me hubiera mandado hacer lo que hice; y cuando llegó la hora en que se me mandó que hiciera eso, todo era muy claro para mí. Fui ante el Señor y anoté lo que Él me dijo que escribiera…»12

Por más de cien años, hemos sabido que Dios prohíbe esta práctica. Aquellos que rechazan al profeta del Señor quien reveló la voluntad del Señor en cuanto a este asunto, se atienen a condenación ante el Señor y son tan culpables de «fornicaciones» como lo fue la gente de Jacob.

El Presidente Spencer W. Kimball dijo: «Advertimos en contra de los así llamados cultos cultos poligámicos; los cuales los llevarían por maal camino. Recuerden que el Señor puso fin a este programa muchas décadas atrás por medio de un profeta quien proclamó la revelación al mundo. La gente que está afuera los engañarán y les traerán mucho dolor y remordimiento. No tengan nada que ver con aquellos quienes los desviarán. Es incorrecto y pecaminoso ignorar al Señor cuando Él habla. Él ha hablado —fuerte y clonclusivamente.»13

Jacob Condena la Falta de Castidad

•  Jacob 2:31-34 El efecto de su inmoralidad sobre las esposa e hijos de los culpables. Las mujeres y niños entre los hijos de Israel, estaban sufriendo con motivo de la iniquidad y abominaciones de sus esposos y padres, tanto en Jerusalén y en «todas las tierras de mi pueblo [del Señor]» (v. 31). Los versículos 31-32 dicen: «Yo, el Señor, he visto el dolor y he oído el lamento de las hijas de mi pueblo … [y] no permitiré… que el clamor de las bellas hijas de este pueblo … ascienda a mí contra los varones de mi pueblo, dice el Señor de los Ejércitos.» Jacob les recuerda «estos mandamientos fueron dados a nuestro padre Lehi; por tanto, los habéis conocido antes; y habéis incurrido en una gran condenación, porque habéis hecho estas cosas que no debíais haber hecho» y en esta cosa, ellos han cometido pecados muchos más grandes que los lamanitas [versículos 34-35).

El irrevocable estándar moral del Señor y de Su Iglesia es y ha sido por siempre el mismo: Castidad total y completa antes del matrimonio y fidelidad incondicional después del matrimonio. El Presidente Joseph F. Smith dijo: «No hay un cáncer más repugnante que desfigure el cuerpo y el alma de la sociedad de hoy en día, que la aflicción terrible del pecado sexual. Se vicia las mismas fuentes de la vida y sus inmundos efectos se transmiten a los aún no nacidos como un legado de muerte.»14

El Presidente Spencer W. Kimball enseñó: «No hay compatibilidad entre la luz y las tinieblas. La falta de castidad es oscuridad. Es fea, amarga, destructiva, y consumidora. Neutraliza el bien. Oscurece las mentes. Produce amnesia espiritual. Se presenta en muchas formas horribles y tiene muchos nombres desagradables. Nace en la mente y es expresada con miembros del cuerpo que son dirigidos. Es un tirano que demanda y un intransigente; irrazonable, que tiende al monopolio. Es como una parálisis insidiosa que se mueve lentamente en la oscuridad, atrapando con sus tentáculos; y se agarra tan intensamente, que se necesita un príncipe con una espada afilada para soltarla.»15

•  Jacob 3:1-2 Consejo y confort son dados a aquellos que son heridos por la inmoralidad de otros. Jacob habló junto a las esposas y los niños que hbían sido heridos por las abominaciones de sus esposos y padres. Él les aconsejó: «Confiad en Dios con mentes firmes, y orad a él con suma fe, y él os consolará de vuestras aflicciones» (v. 1). Todos aquellos que eran «puros de corazón» fueron animados «Levantad vuestra cabeza y recibid la placentera palabra de Dios, y deleitaos en su amor!; pues podéis hacerlo para siempre, si vuestras mentes permanecen firmes» (v. 2).

•  Jacob 3:11-12 Jacob habla de las terribles consecuencias de la «segunda muerte.» Jacob advirtióó a su gente, «estimulad las facultades de vuestras almas; sacudios para que despertéis del sueño de la muerte.» Al hacer esto, ellos podrían «libraos[liberarse] de los sufrimientos del infierno para que no llegar [ellos] a ser ángeles del diablo, para ser echados en ese lago de fuego y azufre que es la segunda muerte!» (v. 11). Este lago es figurativo, representa la quema interminable de consciencia de los pecados que estaban cometiendo—» fornicación y lascivia y toda clase de pecados» (v. 12).

Jacob condena el abuso de la familia

•  Jacob 2:9, 31-32, 35 Jacob también reprende a los hombres nefitas por tratar mal a sus esposas y a sus hijos. Hubo más cosas que Jacob tuvo que decirles acerca de sus familias. Él dijo «Habéis quebrantado los corazones de vuestras tiernas esposas y perdido la confianza de vuestros hijos por causa de los malos ejemplos que les habéis dado; y los sollozos de sus corazones ascienden a Dios contra vosotros» con el resultando que»han perecido muchos corazones, traspasados por profundas heridas» (v. 35). Esto parece ser una reprimenda por abusar de sus esposas e hijos.

Lucy Walker Kimball dijo: «El profeta José Smith a menudo se refería a los sentimientos que deben existir entre esposos y esposas … él dijo que los hombres deben estar al tanto de cómo tratan a sus esposas. Él también dijo que muchos deben despertarse en la mañana de la resurrección con tristeza y decepcionados porque ellos, por la transgresión, no tendrán ni esposa ni hijos; porque ellos de cierto serían tomados de ellos y dados aquellos quienes que probarán que son dignos. De nuevo él dijo, una mujer tendrá su elección [de un compañero eterno] esto era un privilegio que no le podría ser negado a ella.»16

Jesse W. Crosby relató:

Algunos de los hábitos de la casa del Profeta—tales como encender la lumbre, sacar las cenizas, traer madera y agua, ayudar en el cuidado de lo niños, etc.—no estaban en acuerdo con mi idea del auto respeto de un hombre. Un incidente con el profeta que llevaba un saco de harina me dio la oportunidad de darle algunos consejos correctores; lo cual yo había deseado hacer desde hacía largo tiempo. Le recordé todas las fases de su grandeza y le mencioné la multitud de tareas que él hacía; las cuales eran muy domésticas para un hombre como él; como ir a buscar y llevar harina, lo cual era una humillación muy grande, ‘una humillación muy terrible’ yo le repetí ‘porque tu eres la cabeza, y no deberías hacerlo.’

El profeta escuchó silenciosamente todo lo que yo tenía que decir, luego dio su repuesta con estas palabras: ‘Si hay humillación en la casa de un hombre, ¿Quién más que la cabeza de esa casa debería o podría cargar con esa humillación?’ La hermana Crosby era una mujer muy trabajadora que tomaba más responsabilidades en su casa que la mayoría de la mujeres. Pensando en darle al profeta alguna luz en cuanto a la administración del hogar, yo le dije a él: ‘Hermano José, mi esposa hace un trabajo mucho más duro que tu esposa.’ El hermano José respondió al decirme que si un hombre no puede aprender en esta vida a apreciar a una esposa y cumplir con su deber con ella, al cuidar de ella apropiadamente, él no debe esperar que le den una en el más allá. Sus palabras cerraron mi boca tan apretadamente como una ostra de marzo de Yo las tomé como una terrible reprobación. Después de eso, traté de hacer las cosas mejor para la buena esposa que tenía y traté de aligerar sus labores.17

Las Prohibiciones de los Últimos Días en Contra del Abuso

En más de una ocasión como obispo, yo estuve obligado a corregir a un hermano en mi barrio por el abuso contra su esposa y su familia. En varias ocasiones, este abusos llevaron a la disciplina en un consejo de la Iglesia. En casi todos lo casos, increíblemente, los hermanos clamaron ignorancia en cuanto a que su compartimento fuese abusivo. Así sea por medio de los malos ejemplos de sus propios padres, o por medio de su propio orgullo o sentimientos de falta de poder, ellos habían llegado a ver el abuso como una manera aceptable de comportarse. Para que hoy no se ofrezca dicha excusa, vamos a definir aquí el abuso.

El abuso es definido como tratar o hablarle a alguien de una manera que es humillante o que es injuriosa u ofensiva. El abuso ocurre cuando alguien que está en una posición de confianza o de control amenaza, o le causa un daño emocional o físico al otro. Puede tomar varias formas, todas las cuales pueden estar dirigidas hacia un cónyuge o hacia los niños.

— El abuso emocional consiste en insultos, declaraciones denigrantes, injusto control o coacción, amenazas, aislamiento, intimidación o manipulación.
— El abuso físico incluye la negación de las necesidades y el uso de la violencia física, tales como empujar, estrangular, arañar, pellizcar, coartar, o golpear..
— El abuso sexual puede ser físico o emocional, e incluye el acoso sexual, la imposición del dolor, y el uso de la fuerza o la intimidación.

•  La proclamación de la familia. Los líderes de la Iglesia de los Últimos Días han hecho fuertes advertencias en contra del abuso de cualquier tipo: «las personas que violan los convenios de castidad, que maltratan o abusan de su cónyuge o de sus hijos, o que no cumplen con sus responsabilidades familiares, un día deberán responder ante Dios.»18

El Presidente Gordon B. Hinckley ha dicho respecto al abuso de los niños: «Debo nuevamente mencionar un asunto con el cual yo he lidiado mucho en el pasado. Hablo del malévolo y despreciable pecado del abuso infantil. No podemos tolerarlo. No lo toleraremos. Cualquiera que abuse de un niño puede esperar la disciplina de la Iglesia, así como una posible acción legal. El abuso infantil es un agravio hacia Dios. Jesús habló de la belleza y de la inocencia de los niños. Para cualquiera que tenga una inclinación que podría llevarlo al abuso de los niños, yo le digo en el lenguaje más fuerte del cual soy capaz, discipline su persona. Busque ayuda antes de que injurie a un niño y traiga la ruina sobre su propia persona.»19

El élder Jeffrey R. Holland también habló en relación al abuso del conyugue:

Esposos, a ustedes les han sido confiado el más sagrado don que Dios le puede dar—una esposa, una hija de Dios, la madre de sus hijos; quien le ha dado voluntariamente su persona a ustedes por amor, y por compañerismo gozoso. Piensen en las cosas bondadosas que usted dijo cuando la estaba cortejando, piense en las bendiciones que usted le ha dado con manos puestas amorosamente sobre su cabeza, piense en sí mismo y en ella como el dios y la diosa que ustedes por herencia son, y luego reflexione en otros momentos caracterizados por palabras frías, cauticas, y desenfrenadas. Considerando el daño que puede ser hecho con sus lengua, no es de sorprender que el Salvador haya dicho: «No es lo que entra en la boca lo que contamina al hombre; sino lo que sale de la boca, eso contamina al hombre» (Mateo 15:11). Un esposo que nunca soñaría en pegarle a su esposa físicamente puede romper, no sus huesos, mas ciertamente su corazón con la brutalidad de sus palabras desconsideradas o crueles.

El abuso físico es uniformemente e inequívocamente condenado por la Iglesia de Jesucristo de Los Santos de los Últimos Días. Si es posible ser más condenatorio que esto, hablemos aún más vigorosamente en contra de todas las formas de abuso sexual. Hoy hablo en contra del abuso emocional y verbal de cualquiera en contra de cualquiera; pero especialmente de los esposos en contra de las esposas. Hermanos, estas cosas no deben pasar.

Con ese mismo espíritu hablamos también a las hermanas, porque el pecado del abuso verbal no conoce género.

Esposas, ¿Qué hay de la lengua desenfrenada en su boca, y del poder del bien o del mal sus palabras? ¿Cómo es que una voz tan amorosa, la cual es por naturaleza tan divina, tan angelical, tan cercana al velo, tan instintivamente gentil y por herencia bondadosa, podría alguna vez ser tan aguda, mordaz, tan punzante, e incontrolada? las palabras de una mujer pueden ser más punzantes que ningún dardo que jamás se haya lanzado y éstas pueden llevar a las personas que aman a retraerse mas allá de una barrera, más distante que ninguna podría alguna vez haberse imaginado al comienzo de ese intercambio de palabras. Hermanas, no hay lugar en ese magnífico espíritu vuestro para expresiones acerbas o ásperas de ningún tipo, incluyendo chismes, o comentarios o murmuraciones maliciosas. Que nunca se diga de nuestra casa o de nuestro barrio, o de nuestro vecindario que «La lengua es un fuego, un mundo de iniquidad… [el ardor] entre nuestros miembros.»20

El élder Holland también dijo: «La Iglesia ha establecido un número de programas para ayudar a sus líderes locales a prevenir el abuso y cuidar de sus víctimas. Cuando ocurre el abuso, la Iglesia trata de proteger a las víctimas y ayudarlos a sanar. Siempre que sea posible, la Iglesia también presta asistencia a los perpetradores para comenzar el difícil proceso de reformar sus vidas. Los líderes de la Iglesia que esten al tanto del abuso, tienen acceso, las veinticuatro horas, a una línea de asistencia atendida por consejeros profesionales. En las congregaciones locales se han producido y distribuido extensivos materiales de entrenamiento . La sensibilidad para con el niño víctima y el cumplimiento de los requisitos informados son los principales aspectos de todo el entrenamiento y la respuesta..»21 Claramente, tanto en la Iglesia del Señor de hoy como en los días de Jacob, el abuso es fuertemente condenado.

Jacob Condena el Prejuicio

•  Jacob 3:5-10 Los lamanitas son bendecidos por ser castos y por amar a sus familias. Los lamanitas, a quienes los nefitas odiaban y consideraban sucios, eran de hecho «más justos que ellos [los nefitas]; porque no habían olvidado el mandamiento del Señor … de no tener sino una esposa y ninguna concubina» y por motivo de su obediencia a este mandamiento, el Señor no los destruiría (versículos 5-6). «He aquí, sus maridos aman a sus esposas, y sus esposas aman a sus maridos, y sus esposos y esposas aman a sus hijos; y su incredulidad y su odio contra vosotros se debe a la iniquidad de sus padres; por tanto, ¿Cuánto mejores sois vosotros que ellos a la vista de vuestro gran Creador?» (v. 7). Jacob mandó a su pueblo a humillarse y a»no ultrajar más a [los lamanitas] por su inmundicia» sino a «recordar vuestra [sus] propia impureza» (v. 9). Él los castigó por el mal ejemplo que dieron a sus hijos, lo cual había entristecido sus corazones y podría «llevar a vuestros [sus] hijos a la destrucción, y sus pecados serían acumulados sobre las cabezas [de los padres] en el postrer día» (v. 10).

El Presidente Howard W. Hunter dijo: «El evangelio restaurado es un mensaje de amor divino por todas las personas en todas partes, basado en la convicción de que todos los seres humanos son hijos del mismo Dios… la validez, el poder, de nuestra fe no está atado por la historia, nacionalidad, o cultura, no es la propiedad particular de ninguna persona ni de ninguna época.»22

El Presidente Hugh B. Brown dijo: «El evangelio de Jesucristo enseña la universalidad de la preocupación de Dios por los hombres y la obediencia, es una ley universal fundamental de progreso, temporal y espiritual. La aristocracia de la rectitud es la única aristocracia que Dios reconoce. Esto no deja lugar para expresiones de auto-dignidad; en palabras o acciones como el ser «más santo que tú.» Hay una unidad real en la raza humana y todos los hombres tienen derecho a una consideración igual como seres humanos sin importar su raza, creencia, o color. Porque cualquier iglesia, país, nación, u otro grupo que cree que es la única gente en quien Dios está interesado, o que tiene mérito por su color, raza, o creencia, o que ellos son por herencia superiores y amados por Dios; sin importar las vidas que viven, no es sólo una enorme y peligrosa falacia sino una continua barrera para la paz … evitemos categóricamente tal desmoralizante arrogancia.»23

JACOB ENSEÑA EL ARREPENTIMIENTO (Jacob 4)

•  Jacob 4:10-11 Por medio del arrepentimiento, podemos obtener la esperanza de la exaltación por medio de Cristo. Jacob aconsejó que «no procuréis aconsejar al Señor, antes bien aceptad el consejo de su mano. Porque he aquí que, vosotros mismos sabéis que él aconseja con sabiduría, con justicia y con gran misericordia sobre todas sus obras» (v. 10). He reflexionado sobre si alguna vez he «buscado el consejo del Señor» y me he dado cuenta de que lo hago; particularmente en mis oraciones. ¿Cuántas veces nos arrodillamos y nos quejamos ante el Señor por alguna dificultad que estamos experimentado? Yo en alguna ocasión me he acercado a mi gran Padre Eterno en una actitud que sugirió que yo sabía más que Él en cuanto lo que necesitaba, y cuándo lo necesitaba.

El consejo de Jacob era que nosotros hiciéramos lo contrario. En lugar de decirle Señor lo que Él debe hacer, debemos «aceptar el consejo de Su mano.» Sabiendo que Su sabiduría, justicia, y misericordia son perfectas y eternas; debemos acercarnos a Él pidiendo, «Señor, ¿Qué quiere Usted que yo haga? Y ¿Qué aprenderé de esta experiencia? Cuando yo sigo esta estrategia con humildad, la paz del Espíritu llega a mi vida y la sabiduría de Dios se derrama sobre mi alma. Jacob concluyó este consejo con una invitación a «reconciliarnos con él [nosotros] por medio de la expiación de Cristo, su Unigénito Hijo, y podréis obtener la resurrección… y ser presentados a Dios como los primeros frutos de Cristo, teniendo fe y habiendo obtenido una buena esperanza de gloria en él» (v. 11).

•  Jacob 4:14-18 Los judíos miraron «mas allá de la marca.» Los judíos fueron un puebo de dura cerviz que despreciaron las palabras sencillas y mataron a los profetas. Se deleitaban en descifrar textos difíciles de escritura, pero sin fe y sin el Espíritu Santo, no podían entenderlos. Ellos «despreciaron las claras palabras de» de las escrituras. Buscaron la salvación de alguna manera que no fuera a través de Cristo. Y como resultado, crucificaron a su Mesías.

El élder Dean L. Larsen dijo: Jacob habla de un pueblo que puso en serio riesgo las cosas espirituales porque ellos no estaban deseosos de aceptar los principios simples y básicos de la verdad. Ellos se entretuvieron e intrigaron con ‘las cosas que no podían entender.’ Aparentemente estaban afectados de una seudo-sofisticación y esnobismo que les dio un falso sentido de superioridad sobre aquellos que llegaron con las palabras de claridad del Señor. Ellos fueron mas allá de la marca de la sabiduría y la prudencia y obviamente no pudieron permanecer dentro del círculo de las verdades fundamentales del Evangelio que sirven de base para la fe. Ellos deben haberse deleitado en asuntos especulativos y teóricos que les empañaban las verdades espirituales y fundamentales. Se obsecionaron con las ‘cosas que no podían entender’, su comprensión y fe en el papel redentor de un verdadero Mesías se perdió, y el propósito de la vida se volvió confuso.»24

Vemos el mismo espíritu hoy en día en aquellos que están tan seguros de la exactitud de sus puntos de vistas sectarios que ellos «miran mas allá de la marca» y rechazan a los profetas de Dios y cualquier nueva luz que venga a ellos y que los Fariseos de la antigüedad, ellos rechazan a los profetas de Dios y deprecian a los Santos. Ellos hacen esto por el orgullo de sus corazones.

Otro grupo que se puede encontrar demasiado frecuentemente enla academia moderna, rechaza «las palabras de sencillez» y se deleita en «exponer textos difíciles» Intelectualizar es agradable a la mente carnal y está también conectado al orgullo. Como dijo Jacob: «Cuando son instruidos se creen sabios, y no escuchan el consejo de Dios, también lo menosprecian, suponiendo que saben por sí mismos; por tanto, su sabiduría es locura, y de nada les sirve; y perecerán.» (2 Nefi 9: 28). Así como con la riqueza, el poseer conocimiento no es maligno. Se vuelve maligno sólo cuando se vuelve contra nuestro Dios, «bueno es ser instruido, si se hace caso a los consejos de Dios» (2 Nefi 9:29).


Notas

  1. Comentario doctrinal del Libro de Mormón,4 volúmenes, 1987-92, págs. 2:1.
  2. En Reporte de La Conferencia, Abril de 1957, pág. 76.
  3. Doctrina mormona,a edición, 1966, pág. 480.
  4. En Reporte de La Conferencia, octubre de 1962, pág. 84.
  5. Doctrina mormona,pág. 173.
  6. En Reporte de La Conferencia, Abril de 1978, pág. 116; o revista Ensign,mayo del978, pág. 77.
  7. En Reporte de La Conferencia, Abril de 1972, pág. 136; o revista Ensign,julio de 1972, pág. 111.
  8. Desde Cumorah,1988, pág. 356.
  9. El milagro del Perdón,1969, págs. 47-48.
  10. Revista Ensign,mayo del986, págs. 6-7.
  11. Enseñanzas del Profeta José Smith,escogidas y arregladas por Joseph Fielding Smith, 1976, pág. 324.
  12. Wilford Woodruff, Declaración oficial—1 (Mensaje sobre el Manifiesto de la conferencia de la estaca Cache, Logan, Utah, Domingo, noviembre de 1,1891). Reportado en Deseret Weekly, noviembre de 14,1891.
  13. En Reporte de La Conferencia, octubre de 1974, 5; o revista Ensign,n citado en Ellos conocían el profeta: relatos personales de más de 100 personas que conocieron a José Smith, compilado por Hyrum L. Andrus y Helen Mae Andrus, 2004, pág. oviembre de 1974, pág. 5.
  14. Citado en Ideales del evangelio,compilado por David O. McKay, 1954, pág. 399.
  15. Enseñanzas deSpencer W. Kimball, editado por Edward L. Kimball, 1982, pág. 271.
  16. Lucy Walker Kimball, citado en Ellos conocían el profeta: relatos personales de más de 100 personas que conocieron a José Smith, compilado por Hyrum L. Andrus y Helen Mae Andrus, 2004, pág. 136.
  17. Jesse W. Crosby, citado en Ellos conocían el profeta: relatos personales de más de 100 personas que conocieron a José Smith, compilado por Hyrum L. Andrus y Helen Mae Andrus, 2004, pág. 141.
  18. «La familia: una proclamación para el mundo,» en revista Ensign,noviembre de 1995, pág. 102.
  19. Revista Ensign,noviembre de 2002, pág. 59.
  20. Revista Ensign, mayo de2007, págs. 16-17.
  21. «El abuso infantil.» de fondo para medios de comunicación. http://www.Ids.org/ldsnewsroom/v/index.jsp?vgnextoid=752c39628b88f010VgnVCM1000001 76f620aRCRD&vgnextchannel=f5f411154963d010VgnVCM10000Q4e94610aRCRD. visitada septiembre de 14, 2007.
  22. Para que tengamos gozo, 1994, págs. 61-62.
  23. En Reporte de La Conferencia, abril de 1966, pág. 119.
  24. En Reporte de La Conferencia, octubre de 1987, pág. 12; o revista Ensign, noviembre de 1987, pág. 11.

 

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