Tres Estilos de Vida: Lo Telestial
Escalando el Monte a la Exaltación
de lo telestial a lo terrestre
AI tratar de entender el propósito de nuestra vida aquí en la tierra, hemos revisado el plan de salvación y analizado como nosotros los hijos e hijas de Dios, nos ubicamos poco a poco en esta tierra. En el último capítulo, vimos que el proceso de crecer en este planeta caído, no es nada fácil. Vimos como nacimos “¡nocentes.” Vimos que nuestros Padres Celestiales nos dieron una preparación fantástica en el mundo pre-mortal. También vimos que Dios, para protegernos del diablo, de nuestro ambiente telestial, y de la vida en general, nos ha dado, al nacer, el Espíritu de Cristo. Prohibió a Satanás el tentarnos hasta los ocho años. Y nos dio una familia que, esperamos, nos dé protección, amor, buenas enseñanzas, y tal vez hasta nos enseñe el evangelio.
A pesar de tantas dádivas y tantas protecciones, también vimos como nuestro mundo telestial, nuestro albedrío moral, Satanás, y sobre todo nuestro hombre (o mujer) natural nos llevan inexorablemente a distintos grados de pecado. Sabiendo eso desde el comienzo, con gran amor, nuestro Padre Celestial estableció el Plan de Redención. Así, nuestro hermano mayor, Jesucristo, vino al meridiano de los tiempos para sacrificar su vida por nosotros, ofreciéndose como sacrificio expiatorio. Ese sacrificio es el evento central del plan de redención, establecido antes de que el mundo fuera, para invitarnos a todos a aceptar a Cristo como nuestro Salvador, y así, volver a nuestro Padre Celestial.
En este capítulo, seguimos con nuestro tema, tratando de entender como para muchos, aparentemente, se les hace fácil el hundirse en lo telestial.
TRES ESTILOS DE VIDA: LO TELESTIAL, LO TERRESTRE, LO CELESTIAL
Nuestro Señor Jesucristo ha prometido que heredaríamos el reino cuya ley tratamos de vivir aquí (DyC 88:22-24), sea ésa la ley de la gloria telestial, la ley de la gloria terrestre, o la ley de la gloria celestial. Y porque él tiene el poder de redimirnos, nos prometió que, si solamente ganamos una porción de una de esas tres glorías, él nos daría la plenitud. (DyC 88:29-31) Por eso mucho nos conviene entender las condiciones que nos darán entrada a una de esas tres glorias.
Nuestro futuro eterno depende enteramente del nivel de ley que deseemos vivir, porque la ley que seleccionemos nos prepara para la gloria donde residiremos el resto de las eternidades. Tenemos tres alternativas.
Vivir la Ley Telestial
Podemos elegir el vivir como si no existiera ni Dios, ni ley, simplemente respondiendo emocionalmente a las demandas de nuestro hombre (o mujer) natural, del mundo, y de Satanás. No sentimos la necesidad de tratar de controlar nuestras emociones, nuestras pasiones, o a postergar nuestros apetitos. Así hacemos espontáneamente lo que se nos da la gana, y somos telestiales. Desgraciadamente, si decidimos hacer esas cosas, nos espera la miseria, la soledad, el remordimiento, y la hiel de la amargura.
Vivir la Ley Terrestre
Podemos aceptar la influencia del Espíritu de Cristo, y vivir de acuerdo con los Diez Mandamientos y una ley de justicia, de reciprocidad, de imparcialidad, una ley equitativa, una ley de orden, una ley de paz. La bendición prometida al obedecer las leyes del evangelio preparatorio es una bendición de prosperidad, o sea, de multiplicación de bienes, de salud, y de paz. Esas bendiciones que vienen al vivir esa ley son tan visibles, tan claras que nos llevan a fortalecer nuestra fe en Dios, y nuestra obediencia a sus mandamientos. En el proceso, ganamos un testimonio de que es mejor vivir por una ley divina que vivir a la merced de nuestras emociones, del mundo, o de Satanás. Y nos apartamos del mal, de lo telestial. Así nos hacemos terrestres.
Vivir la Ley Celestial
Una vez que vivimos la ley terrestre, y dejamos atrás todo pecado telestial, podemos empezar a examinar la ley de Cristo, la ley que nuestro Señor enseñó en el Sermón del Monte. Aquí es cuando nos damos cuenta de que no es suficiente cambiar nuestro comportamiento, sino que, más profundamente, también debemos cambiar nuestra mente y nuestro corazón.
Luego, por medio del poder del Espíritu Santo, podemos buscar no solamente la palabra de Dios, sino también su voluntad para con nosotros. Y entonces, como Cristo, podemos cumplir no solamente con sus mandamientos, sino que también con su voluntad para con nosotros. Así ganamos los frutos y dones del Espíritu.
Eventualmente, al entender que solamente podemos entrar en su gloria celestial si somos limpios de nuestros pecados, desarrollamos gran amor, dependencia, y esperanza en Cristo. Pues comprendemos que sólo por medio de la fe en nuestro Redentor podemos hacer todo lo que nos corresponde hacer para ganar el perdón de nuestros pecados, y obtener purificación, y santificación.
Entonces, si perseveramos hasta el fin, llegaremos a ser como Cristo, teniendo su caridad, su constante contacto con Dios, y su perfecta obediencia. Así, llegamos a ser celestiales, y podemos heredar la vida eterna.
Esta reseña inmediatamente nos dice que la mayor diferencia entre estos tres estilos de vida es el nivel de obediencia:
- Los Celestiales obedecen la ley de Cristo, y reciben las bendiciones de salvación y exaltación
- Los Terrestres obedecen los Diez Mandamientos y la Ley de Moisés, y reciben las bendiciones de prosperidad
- Los Telestiales van por su cuenta y eventualmente reciben la miseria, el remordimiento y la soledad.
La Obediencia Celestial y la exaltación
Jesucristo fue el único ser que se ha guardado perfecto y sin pecado, todos los días de su vida mortal. Nunca pecó porque, al ser uno con el Padre, nunca hizo nada que no fuera la voluntad de Él. (Lucas 22:42; Juan 5:19; 6:38; 17:4,21; 3Ne 27:13) Por eso pudo servir como sacrificio perfecto y sin mancha, en su acto de redención. Y como las escrituras nos dicen, Cristo resucitó y obtuvo un trono de gloria, a la diestra de nuestro Padre Celestial.
Por nosotros mismos no podemos alcanzar ese nivel de obediencia y de perfección. Pero, porque Cristo sacrificó su vida para salvarnos, todos podemos tratar de emular a nuestro Hermano Mayor, obedeciendo a Dios en todas las cosas. Si enfocamos nuestra fe en nuestro Señor, podemos obtener el perdón de nuestros pecados, así como nuestra santificación. Y si perseveramos hasta el fin, podemos ganar exaltación, o sea, la vida eterna.
La Obediencia Terrestre y la prosperidad
Por medio de Moisés, el Señor establece el hecho que hay tres bendiciones que vienen a los que obedecen su evangelio preparatorio, o sea, sus Diez Mandamientos (Deut 5:6-21; Exo 20:1-17) y la ley de Moisés. (Lv, Nm, Dt) Esas tres bendiciones son:
- Multiplicación de bienes
- Salud, y
- Paz entre los hombres (Deut 7:12-24; Deut 28:1-14)
Los profetas se refieren a esas tres bendiciones, cuando hablan de prosperidad. Según las escrituras, prosperidad es una gran bendición de Dios, una bendición que viene, condicionalmente, basada en nuestra obediencia al evangelio de preparación.
La prosperidad es una maravillosa bendición TEMPORAL
Es una bendición de Dios, y a nuestro Padre Celestial le complace mucho hacernos prosperar (Sal 35:27; Jer 33:9; Mos 14:10).
Viene a los que habitan en nuestra tierra prometida al obedecer sus mandamientos (1 Ne 2:20; 13:15,20; 2Ne 1:98,20; 4:4; Jarom 1:98¡ Omni 1:6; Mos 1:17;2:22,31; Alma 9:13; 36:1,30; 37:13; 38:1; 48:15,25; 50:20)
- Si somos justos (Hel 3:24-26)
- Si servimosa Dios (1 Ne 2:20; Mos 2:31; 25:24; Hel 12:1-2; 3Ne 5:22; DyC 9:13;97:14-18)
- Si Sión se perfecciona (DyC 97:14-18)
- Cuando somos industriosos (2Cró 14:7; Esd 6:14; 2Ne 5:11; Mos 9:9; 10:5)
- Cuando reconocemos que todo bien viene de Dios (Alma 62:49; Hel 4:13)
- Y cuando utilizamos la “prosperidad de Cristo” (4Ne 1:23) con sabiduría (Mos 2:36; Alma 1:30), o sea, según las leyes de Dios.
Pero la prosperidad no significa que, de repente, el dinero nos va a caer del cielo. La prosperidad viene poco a poco, en la medida que desarrollamos las virtudes de lo terrestre. Eso es, la prosperidad requiere una seria conversión a los valores terrestres demostrados en la ley de Moisés: un gran deseo de trabajar, de progresar, de estudiar, de disciplinarse, y de controlar el hombre o mujer natural. Así ganamos prosperidad, o sea, multiplicación de bienes, salud, y paz. Esa bendición temporal nos trae más bienestar, más comodidad, más facilidades, más tiempo para servir, más tiempo para estudiar, para conocer mejor a Dios. Sobre todo, nos da un sentido de logro, un sentido de que Dios se da cuenta de nuestros esfuerzos, que vela por nosotros, que nos bendice con cosas concretas, que aprueba y quiere recompensarnos por nuestro deseo de complacerlo. Y todo eso nos trae mucha más satisfacción que la pobreza.
La mayoría de nosotros hemos tenido la oportunidad de observar ese crecimiento material, educacional, y social en nuestras propias vidas. Y todos podemos observar el tremendo progreso de muchos de nuestros conversos, al verlos cambiar de domingo a domingo.
LO QUE DEBEMOS BUSCAR SON LAS BENDICIONES DE SALVACIÓN
Pero porque la prosperidad solamente es una bendición temporal, y por sí sola, no nos trae salvación, al crecer dentro del evangelio, nuestra responsabilidad es el darnos cuenta que:
la prosperidad es solamente una bendición temporal, que requiere completa obediencia a los Diez Mandamientos que también requiere e! ayudar a los pobres y si nos trae orgullo, también nos lleva al famoso «ciclo Nefita ” de: obediencia —> prosperidad —> orgullo —> descuido de los pobres —> guerra con los Lamanitas u otro desastre muy costoso —> arrepentimiento —> obediencia —>
Sobre todo, por sí sola, no nos trae exaltación. Las escrituras nos advierten que la prosperidad se pierde fácilmente si nos metemos en disensiones (Mos 27:9), si transgredimos leyes (Mos 7:29), si nos rebelamos (DyC 49:4), y sobre todo si nos volvemos orgullosos, nos vestimos con esplendor, y despreciamos a los pobres. (2Ne 26:20; Alma 1:32; Hel 4:11-13; 13:22-28)
Y si empezamos a pensar que la prosperidad viene por nuestros propios esfuerzos, si nos olvidamos de nuestro Padre Celestial y de sus mandamientos, nos perderemos dentro de lo telestial.
Es obvio que no podemos simplemente quedarnos satisfechos con la bendición de la prosperidad. Llega un punto donde debemos tornarnos a Cristo, a lo Celestial, y buscar bendiciones de salvación.
La falta de obediencia de los telestiales
Si el ser justo, puro, y sin mancha es hacer exclusivamente la voluntad de Dios, el ser injusto y pecadores exactamente lo opuesto.
- Es no prestar atención a la presencia de Dios en el universo
- Es no darse cuenta de su poder, del hecho que somos sus hijos e hijas, y que él ha preparado todo el universo con el propósito de proveernos con la oportunidad de llegar a ser como él
- Es el no aprender a controlar nuestras emociones, nuestras pasiones, y vivir para complacer nuestro hombre o mujer natural
- Es el no hacer una conexión entre el poder de Dios y nuestro futuro eterno
- Es el no interesarse en los principios eternos, las leyes eternas, y los mandamientos eternos que existen, y el no aceptar que podemos aprender a obedecer, y así llegar a ser como Cristo y uno con él y nuestro Padre Celestial.
El ignorar a Dios de esa manera es ofensivo a Él, porque nuestro Señor ha dicho:
Y en nada ofende el hombre a Dios, ni contra ninguno está encendida su ira, sino contra aquellos que no confiesan su mano en todas las cosas y no obedecen sus mandamientos. (DyC 59:21)
El resultado de ignorar el poder de Dios es devastador, porque el hombre (o mujer) que ignora a Dios, no tiene como dominar, y ni siquiera frenar, las pasiones de su hombre natural. Así, los que no se dejan regir por Dios, hacen lo que se les da la gana, lo que, emocionalmente les complace. No tratan de ver las consecuencias que sus actos traen, ni tratan de proteger a otros de esas consecuencias. Por eso hacen tanto daño a todos los que los rodean.
Nuestro Señor confirma eso cuando habla de los que se han desviado de sus ordenanzas y han violado su convenio sempiterno, los telestiales. Esos, él dice, son los que,
En lugar de buscarlo a él, andan por su propio camino. (DyC 1:15-16)
Procuran ser una ley a sí mismos y, por eso, se quedarán en el pecado. (DyC 88:35)
Por su propia voluntad se rebelan en contra de Dios. Han sabido los mandamientos de Dios, no quisieron observarlos, y mueren en sus pecados. (Mosíah 15:26)
Basado en todo eso, ésta es nuestra definición de lo telestial: El ser telestial es el hacer lo que se nos da la gana, respondiendo a nuestro hombre o mujer natural, sin hacer caso a la voluntad de Dios, y sin preocuparnos del juicio final, o de nuestro futuro eterno.
Como vamos a ver, eso de no hacerle caso a Dios y de simplemente hacer lo que se nos da la gana, trae muchos desastres. Ahora vamos a tratar de entender, por medio de las escrituras, no solamente lo que es el vivir una vida telestial, sino también las consecuencias de vivir a ese nivel.
LAS CONSECUENCIAS DE LA VIDA TELESTIAL
Los problemas que los telestiales traen a sus vidas y a la sociedad son descritos de una manera magistral por Moisés, por medio de cincuenta y tres versículos dentro del capítulo 28 de Deuteronomío,
Las maldiciones de la desobediencia
Moisés nos enseña que las consecuencias de NO obedecer la ley Mosaica, son tres:
- Pérdida de bienes
- Enfermedad y muerte
- Conflicto y violencia (Deut 28:15-68)
Es que, al no hacerle caso a Dios, perdemos la luz de Cristo, la luz que ilumina nuestros ojos y que vivifica nuestro entendimiento. No pensamos bien. Descuidamos nuestras oportunidades, hacemos decisiones tontas y sin racionalidad o visión, y nos metemos en horribles líos. Al final, para protegernos de las consecuencias de nuestros actos irracionales, muchos recurrimos a la mentira, a la deshonestidad y, si creemos que es necesario, al crimen y a la violencia.
Las maldiciones de la desobediencia a tres diferentes niveles de telestialización
A primera vista, esos cincuenta y tres versículos del capítulo 28 de Deuteronomio simplemente parecen repetir tres distintas versiones de las tres maldiciones que Dios manda a los telestiales. Pero de hecho, cada una de estas tres versiones habla de lo que les pasa a los telestiales:
- cuando son pocos y aislados; (Deut 28:15-28)
- cuando se han establecido como poderosos grupos; (Deut 28:29-44)
- cuando una sociedad ha llegado a la madurez de su iniquidad y Dios decreta que debe ser destruida. (Deut 28:45-68)
Estos cincuenta y tres versículos, no solamente describen las consecuencias de vivir la vida telestial, sino que también nos proveen con un modelo que describe y explica como la telestialización poco a poco entra en una sociedad… en tres fases.
PRIMERA FASE: CONSECUENCIAS DE LA TELESTIALIZACIÓN INDIVIDUAL
La voz de Jehová anuncia que, como consecuencia de no oír su voz y no procurar cumplir todos sus mandamientos y estatutos, estas maldiciones vendrán. (Deut 28:15)
1. Fracaso y falta de multiplicación
Maldito serás en la ciudad y en el campo
Maldita tu canasta y tu artesa de amasar
Maldito el fruto de tu vientre, el fruto de tu tierra, la cría de tus vacas, y los rebaños de tus ovejas
Maldición de fracaso, quebranto, asombro en todo
2. Enfermedades
Sobre la gente:
La mortandad hasta que te consuma. Tisis, fiebre, inflamación, ardor. Úlceras, tumores, sarna, comezón incurable. Locura, ceguera, turbación de espíritu
Sobre los campos:
Calamidad repentina. Cielos descienden sobre ti. Añublo (un honguillo parásito).
Sequía. Los cielos de bronce y la tierra de hierro. Polvo y ceniza en lugar de lluvia.
3. Conflicto, y destrucción
Serás derrotado delante de tus enemigos. Por un camino saldrás contra ellos, y por siete caminos huirás delante de ellos. Serás maltratado y molestado por todos los reinos de la tierra. Tus cadáveres servirán de comida a toda ave del cielo y fiera de la tierra, y no habrá quien las espante… hasta que seas destruido.
La vida de un telestial no es muy divertida. Todas las cosas le salen mal. Sufre muchos fracasos. Va de crisis en crisis. Y cuando tiene peleas con otros telestiales, las cosas se ponen más peligrosas.
SEGUNDA FASE: CONSECUENCIAS DE LA TELESTIALIZACIÓN DE GRANDES GRUPOS
Grupos telestiales resultan cuando los telestiales se organizan (como los ladrones de Gadiantón) para robar, oprimir, y cometer injusticias en contra de .los que se dejan. Muy a menudo, las víctimas también son telestiales, pero no se organizaron. Por eso, no tienen poder. Hoy día, eso es lo que pasa entre los carteles de drogas y los drogadictos, o entre industrias que conspiran y el público. (DyC 89:4)
Jehová describe los sufrimientos de los telestiales sin poder, los que sufren bajo el yugo de los telestiales que tienen poder. Dice: «para el desobediente que no se torna a Dios, mediodía será oscuridad. No será prosperado. Será oprimido y robado todos los días, y no habrá quien lo salve. (Deut 28:29)»
1. Robado de su familia y de sus bienes:
Te desposarás con mujer y otro varón dormirá con ella
Tus hijos e hijas serán entregados cautivos, a otro pueblo
Edificarás casa y no habitarás en ella; plantarás viña y no la disfrutarás
Tu buey será matado delante de tus ojos, y no comerás de él
Tu asno será arrebatado y no te será devuelto
Tus ovejas serán dadas a tus enemigos sin rescate
El fruto de tu tierra y trabajo será comido por un pueblo que no conociste
2. Enfermedades vendrán a causa de las penas, y con esas enfermedades vendrán pestes, y plagas, y te encontrarás en un país extraño
Serás oprimido y quebrantado todos los día
Desfallecerás por tus hijos perdidos todo el día, y no habrá fuerza en tu mano
Y enloquecerás a causa de lo que verás con tus ojos
Tendrás maligna pústula en las rodillas y en las piernas, desde la plantilla del pie hasta la coronilla, sin posibilidad de ser curado
La langosta consumirá tu semilla, tu arboleda, el fruto de tu tierra. El gusano se comerá las uvas, y tu aceituna se caerá
3. Serás oprimido, sin paz, y robado de tu dignidad
Serás llevado a nación que no conociste y servirás a dioses ajenos, dioses de palo y piedra
Y ahí, serás motivo de horror, y servirás de refrán y de burla. El extranjero que estará en medio de ti se elevará sobre ti muy alto, y tú descenderás muy abajo. El extranjero te prestará a ti y tú no le podrás prestar a él. El será tu cabeza y tú serás la cola.
Para el telestial, esta segunda fase es peor que la primera, porque ahora, además de la miseria que trae a sí mismo, también tiene que aguantar las penas que hombres poderosos e injustos imponen sobre él. Y todos nosotros sabemos que los telestiales son expertos en lastimar a otros.
TERCERA FASE: CONSECUENCIA DE LA TELESTIALIZACIÓN DE TODO UN PUEBLO, LA DESTRUCCIÓN
La tercera fase viene, como en Sodoma y Gomorra, cuando el Señor no puede hallar a cincuenta, cuarenta, treinta, veinte, o diez justos en toda una ciudad. Todo un pueblo ha dejado de atender a la voz de Jehová, no ha guardado sus mandamientos y estatutos, y ya no sirve a su Dios, a pesar de haber recibido la abundancia de todas las cosas. (Deut 28:45-47) Entonces Jehová manda a enemigos para que sitien las ciudades.
1. Jehová manda un enemigo que no perdona
El Señor traerá una nación de lejos, del extremo de la tierra, que vuela como águila, una nación cuya lengua no entiendas, gente fiera de rostro, que no tendrá respeto al anciano, ni perdonará al niño.
Comerán fruto de tu bestia y de tu tierra, hasta que perezcas
Tu ciudad será sitiada y tus fortificaciones caerán
Vendrá un hambre devastador, así como sed, desnudez, y falta de todas las cosas. Ese hambre hará que aun los padres más tiernos comerán a sus propios hijos.
2. Vienen plagas que dejan pocos sobrevivientes
El Señor aumentará tus plagas y las plagas de tu descendencia.
Vendrán enfermedades malignas, duraderas, permanentes, hasta que seas destruido por no obedecer a Jehová.
3. Después vienen constantes conflictos, peligros, temor, y tristeza de alma
Servirás a tus enemigos que enviare contra ti
Jehová pondrá yugo de hierro sobre tu cuello, hasta destruirte.
Entonces, Jehová te dará corazón temeroso, desfallecimiento de ojos, y tristeza de alma. Constantemente en peligro, estarás temeroso de noche y de día, y no tendrás seguridad en tu vida.
Con miedo en el corazón estarás amedrentado por lo que verán tus ojos. Seréis vendidos a vuestros enemigos por esclavos y no habrá quien os compre.
Y el Señor concluye:
Así como Jehová se gozaba en haceros bien y en ¡caros, así se gozará Jehová en arruinaros y en destruiros. (Deut 28:63)
Cuando un pueblo pierde la fe, pierde la luz, pierde el Espíritu de Cristo, ha madurado tanto en la iniquidad, que ni uno entre ellos, puede volver a Dios. Y cuando un pueblo trae, o profundo dolor o profunda maldad al corazón de los niñitos, entonces ha perdido su razón de existir. Es entonces cuando el Señor permite que un pueblo sea destruido.
Nuestro Padre Celestial tiene el poder de parar en seco las iniquidades de un pueblo, mandando en un momento, muchos de ellos al mundo de los espíritus. Allí van al infierno donde les dan tiempo para arrepentirse y pagar por sus propios pecados. (DyC 19:15-18) Y eventualmente, heredarán la gloria más baja de todas, la telestial.
Aunque yo, personalmente, he encontrado el vivir entre los telestiales bastante doloroso, no les tengo rencor, simplemente porque me siento bastante bien en ei ambiente terrestre. Pero en ei futuro, quiero asegurarme de no volver a vivir en un ambiente telestial.
Ahora podemos visualizar el modelo suqerido por Moisés en Deuteronomio 28:15-68.
Principio básico y eterno
Los que no obedecen a Dios (los telestiales) no multiplican sus bienes, sufren de plagas y pestes, y no tienen paz.
El proceso de telestialización de una nación
1a fase: Los que, individualmente, rechazan la verdad, se hacen telestiales, y pierden las bendiciones de la prosperidad
2a fase: Los telestiales que se organizan en grupos poderosos y ricos, oprimen y abusan de los que no tienen poder.
3a fase: Finalmente, cuando toda una nación se vuelve telestial, viene la destrucción
Todos, al morir, van al infierno para pagar por sus propios pecados. Y en el Juicio Final, serán juzgados por Cristo, y colocados en la gloria que les corresponde en base a sus actos aquí en la tierra.
Esos principios son básicos, eternos, y universales. Por eso, todo eso suena muy familiar. Todos conocemos a familias encabezadas por individuos telestiales y porque todos los telestiales, por definición, hacen sufrir a otros, hemos observado la pena sufrida por los que dependen de ellos. Todos también hemos conocido buena gente así como mala gente explotada por gente rica, malvada, y telestial. Y hemos leído de naciones enteras que fueron desplazadas o destruidas, porque habían llegado a tal nivel de maldad que el Espíritu de Cristo ya no podía morar entre ellos. La exterminación de los Jareditas y de los Nefitas, son buenos ejemplos de eso.
Hoy día, Satanás y sus huestes, andan sueltos por toda la tierra, tratando por última vez de ganar la guerra en contra de Cristo. Por eso se nos hace fácil encontrar, entre las naciones del mundo, ejemplos de las tres fases de lo telestial.
1a. Fase Aquí y allá, hay países que todavía funcionan más o menos bien, aunque muchas familias están viviendo telestialmente. Sus vidas son inestables. Pasan de crisis en crisis. No enseñan buenos principios de vida a sus hijos. Entre ellos, la inmoralidad, la deshonestidad, y la violencia oculta es común, así como mucho desencanto, sufrimiento, e instabilidad.
2a. Fase En muchos países existen extremos de pobreza y riquezas. Allí, los que no tienen bastante para sobrevivir son oprimidos y robados por los que tienen demasiado y lo usan para el mal. Y los que tienen demasiado dinero y poder, fácilmente puede juntarse para conspirar con otros, para ganar más, o para proteger lo que ya acumularon deshonestamente.
3a. Fase En este mundo, hoy día, existe mucha violencia así como mucha destrucción: masacres entre tribus en Ruanda, entre católicos y protestantes en Irlanda, entre Judíos y Musulmanes en Israel, entre grupos étnicos y religiosos en Serbia, Macedonia, en Indonesia, India, y Pakistán.
Y mientras tanto, para llamarnos la atención, el Señor ha prometido mandar a la tierra, terremotos, tempestades, inundaciones, plagas, pestes, guerras y rumores de guerras. Y todo eso ya ha comenzado a nuestro alrededor.
Los que nunca aprendieron a dominar su hombre o mujer natural, los que creen en hacer lo que se les de la gana, son los que establecen lo telestial en medio de nosotros. Pero al hacer eso, nadie gana nada, porque como dijo Alma a su hijo Coriantón, los malvados obran en contra de la naturaleza de Dios, y se hallan en un estado contrario a la naturaleza de la felicidad. (Alma 41:10-13) Y ni pueden ser felices aquí en la tierra, ni pueden ser felices en el más allá.
Resumen
En la primera parte de este cuarto capítulo, estudiamos la vida telestial. Basados en las escrituras, encontramos que:
- El ser telestial es el hacer lo que se nos da la gana sin referirnos a Dios, a sus mandamientos, a su voluntad.
- Al vivir telestialmente, perdemos la prosperidad, la salud, y la paz
- Al comienzo, el ser telestial es una preferencia individual. Pero luego, los telestiales se organizan en grupos para oprimir y abusar de los que no tienen poder. Y al final, toda una nación puede volverse telestial y traer la destrucción a todos.
De esa manera, los telestiales pierden la posibilidad de ser felices aquí en esta vida así como en la vida venidera, porque allá irán al infierno y al final, a una gloria menor. ¡Y Satanás se regocija!

























