Prepararse para el regreso del Señor

Prepararse para el regreso del Señor

“Implorad al Señor, a fin de que su reino se extienda sobre la faz de la tierra, para que sus habitantes lo reciban y estén preparados para los días que han de venir, en los cuales el Hijo del Hombre descenderá en el cielo, revestido del resplandor de su gloria, para recibir el reino de Dios establecido sobre la tierra”.

¿Qué podemos hacer para prepararnos ahora para ese día? Podemos prepararnos como pueblo, podemos recoger al pueblo del convenio del Señor y podemos ayudar a cumplir la promesa de salvación “hecha a los padres”, nuestros antepasados.

También es vital en la preparación para la Segunda Venida el gran esfuerzo redentor en beneficio de nuestros antepasados. El Señor prometió enviar a Elías el profeta antes de la Segunda Venida, “el día de Jehová, grande y terrible”, para “[revelar] el sacerdocio” y “[plantar] en el corazón de los hijos las promesas hechas a los padres”. Elías sí vino, tal como se prometió. La fecha fue el 3 de abril de 1836; el lugar fue el Templo de Kirtland, Ohio. En ese lugar y en ese momento, él verdaderamente confirió el sacerdocio prometido, las llaves para la redención de los muertos y la unión de esposos, esposas y familias en todas las generaciones del tiempo y durante toda la eternidad. Sin eso, el propósito de la creación se frustraría y, en ese sentido, la tierra sería herida “con maldición” o sería “totalmente asolada”.

En el devocional de jóvenes que precedió a la dedicación del Templo de Roma, Italia, los cientos de hombres y mujeres jóvenes que asistieron mostraron al presidente Nelson las tarjetas que habían preparado con los nombres de sus antepasados. Estaban listos para entrar en el templo tan pronto como se abriera para realizar bautismos vicarios por aquellos antepasados. Fue un momento sumamente grato, pero solo un ejemplo del esfuerzo acelerado por establecer Sion para las generaciones que nos precedieron.

Esta entrada fue publicada en Sin categoría y etiquetada . Guarda el enlace permanente.

Deja un comentario