Capítulo 7

El Espíritu Santo

Aunque el Libro de Mormón da testimonio del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y Jesucristo instruyó a los nefi­tas que debían bautizar en el nombre de los tres personajes, es muy poco lo que las Escrituras de los profetas nefitas contienen con respecto a la naturaleza del personaje conocido como el Espí­ritu Santo.¹ Sin embargo, el Libro de Mormón es muy instructivo al dar a conocer la obra de testificar acerca del Padre y del Hijo que tiene a su cargo el Espíritu Santo, como de influenciar y amo­nestar a todos los que se bauticen en la Iglesia. Nefi declara que el Espíritu Santo es:

. . .el don de Dios a todos los que lo buscan diligentemente. . . y los misterios de Dios le serán descubiertos por el poder del Espíritu Santo, lo mismo en estos días como lo fueron en los pasados, y como lo fueron en tiempos pasados lo serán en los venideros. . . . (1 Nefi 10:17, 19)

Con referencia al Espíritu Santo, el Salvador dijo:

El Espíritu Santo da testimonio del Padre y de mí; y el Padre da el Espíritu Santo a los hijos de los hombres por mi causa. (3 Nefi 28:11)

Y nuevamente:

Y después que hayáis sido bendecidos, entonces cumplirá el Padre el pacto que hizo con Abrahán, diciendo: En tu posteridad serán bendecidas todas las familias de la tierra, hasta el derramamiento del Espíritu Santo sobre los gentiles por medio de mí: y esta bendición a los gentiles los hará más fuertes que todos, al grado que dispersarán a mi pueblo, oh casa de Israel.

Y serán por azote al pueblo de este país. No obstante, si cuando hayan recibido la plenitud de mi evangelio, endurecieren sus corazones en contra de mí, haré volver sus iniquidades sobre sus propias cabezas, dice el Padre. (3 Nefi 20:27-28)

Mormón nos informa cómo llega a nosotros el Espíritu Santo:

Y he aquí, el Santo Espíritu de Dios descendió del cielo y entró en sus corazones; y fueron llenos como de fuego, y pudieron hablar palabras mara­villosas. (Helamán 5:45)

Y también:

Y aconteció que cuando todos fueron bautizados, y hubieron salido del agua, el Espíritu Santo descendió sobre ellos, y fueron llenos del Espíritu Santo y fuego.

Y he aquí, fueron envueltos como con un fuego que descendió del cielo. . . . (3 Nefi 19:13-14)

Jesucristo dio a los doce discípulos el “poder para conferir el Espíritu Santo.”² Moroni declara que la verdad acerca de las cosas de Dios puede ser averiguada por medio del Espíritu Santo.

Y manifiesta a aquéllos que recibirían el Libro de Mormón en los últimos días:

He aquí, quisiera exhortaros, al leer estas cosas. . . a que lo meditaseis en vuestros corazones. . . .

. . . a que preguntaseis a Dios el Eterno Padre, en el nombre de Cristo, si no son verdaderas estas cosas; y si pedís con un corazón sincero, con verdadera intención, teniendo fe en Cristo, él os manifestará la verdad de ellas por el poder del Espíritu Santo.

Y por el poder del Espíritu Santo podréis conocer la verdad de todas las cosas.

Cualquier cosa que es buena, es también justa y verdadera. . .

Y por el poder del Espíritu Santo, sabréis que él existe. . . . (Moroni 10:3-7)

El Espíritu Santo “da testimonio” del Padre y del Hijo,³ y por el poder del Espíritu Santo podemos “conocer la verdad de todas las cosas.”⁴

Nefi nos aclara la forma en que el Espíritu Santo puede instruirnos:

Los ángeles hablan por el poder del Espíritu Santo; por tanto declaran las palabras d Cristo. Por esto os dije: Deleitaos en las palabras de Cristo; porque he aquí que las palabras de Cristo os dirán todo lo que debéis hacer.

Por tanto, si después de haber dicho yo estas palabras, no podéis en­tenderlas, es porque no pedís ni tocáis; así que no seréis llevados a la luz, antes pereceréis en las tinieblas.

Porque he aquí, os lo digo otra vez, que si entráis por la senda y recibís al Espíritu Santo, él os mostrará todo lo que debéis hacer. (2 Nefi 32:3-5)

El Espíritu Santo influye en las reuniones de los Santos, de la misma forma en que da testimonio de Cristo. Así es que Moroni, hablando de la manera en que los miembros de la Iglesia se reunían, nos dice:

Y los de la iglesia dirigían sus reuniones de acuerdo con las manifesta­ciones del Espíritu, y por el poder del Espíritu Santo; porque conforme a lo que el Espíritu Santo les indicaba, ya fuese a predicar, exhortar, orar, suplicar o cantar, así se hacía. (Moroni 6:9)

El Espíritu Santo fue siempre considerado por los profetas nefitas como un ser completamente separado y distinto del Espíritu de Dios, también llamado Espíritu de Cristo. El Espíritu de Dios actúa sobre las almas de todos los hombres, sean o no miembros de la Iglesia.

Pues he aquí, a todo hombre se da el Espíritu de Cristo para que pueda distinguir el bien del mal; por tanto, os estoy enseñando la manera de juzgar; porque todo lo que invita a hacer lo bueno y persuade a creer en Cristo, es enviado por el poder y el don de Cristo; y así podréis saber, con un conocimiento perfecto, que es de Dios. (Moroni 7:16; compárese con Doc. y Con. 84:46)

Mientras que el Espíritu de Dios es asequible a todos los hom­bres, y permanece en ellos siempre que no lo rechacen,⁵ el Espíritu Santo no es tan universalmente disfrutable, sino que actúa exclusivamente sobre aquellos que obedecen al Señor y establecen un convenio con El mediante el bautismo. Es decir, que el Espíritu Santo es prometido a todos los que se arrepientan y sean bautizados.⁶ El testimonio que el Espíritu Santo revela es también pro­metido—sobre bases temporales—a individuos justos que aunque no hayan sido bautizados aún en la Iglesia, creen en Jesucristo. Esto es a fin de que dichos individuos puedan convencerse de que Jesús es el Cristo y de tal forma puedan luego aceptar la Iglesia. Por ello nos dice Nefi:

Y como hablé acerca de convencer a los judíos de que Jesús es el ver­dadero Cristo, así también es necesario que los gentiles sean convencidos de que Jesús es el Cristo, el Dios Eterno;

Y que se manifiesta por el poder del Espíritu Santo a cuantos en él creen; sí, a toda nación, tribu, lengua y pueblo, obrando grandes milagros, señales y maravillas entre los hijos de las hombres, según su fe. (2 Nefi 26:12-13)

Moroni asevera que el investigador sincero que lea el Libro de Mormón y ore a Dios por la orientación que necesite, puede ser guiado hacia la verdad por medio del Espíritu Santo.⁷ Por consiguiente, el Espíritu Santo ha estado trabajando y trabaja sobre el alma de individuos que no pertenecen a la Iglesia, para convertirlos a ella.

¹  Doc. y Con. 130:22.
²  3 Nefi 18:37,
³  3 Nefi 28:11.
⁴  Moroni 10:5.
⁵  Véase 2 Nefi 26:11.
⁶  Véase 3 Nefi 12:1.
⁷  Véase Moroni 10:3-5.