Capítulo 14
LAS ORGANIZACIONES AUXILIARES
El plan del evangelio que ha sido confiado a la Iglesia de Jesucristo en su naturaleza es más teísta que deísta, porque está basado en la idea de que nuestro Hacedor, después de colocarnos sobre la tierra, no nos abandonará sino que nos ayudará y sostendrá en nuestros esfuerzos por llevar a cabo los propósitos de nuestra existencia terrenal. Por lo tanto, es necesario que Dios mantenga una organización investida con la autoridad pertinente para representarlo en sus hechos con sus hijos terrenales. A esa organización le llamamos Iglesia y a la autoridad por medio de la cual fue establecida y es regulada le llamamos sacerdocio.
Las leyes de Dios, que elegimos aceptar en nuestro estado preexistente, deben ser puestas en vigor; deben ser cumplidas las ordenanzas para la salvación de los vivos y los muertos; y deben ser mantenidas abiertas las avenidas de comunicación entre el cielo y los habitantes de la tierra. Para que todo esto sea cumplido en una forma ordenada, se llama a algunos hombres de entre aquellos que tienen la autoridad para oficiar en la administración de los asuntos de la Iglesia. Los oficiales presidentes a quienes solemos nombrar las “Autoridades Generales”, comprenden la Primera Presidencia, el Quorum de los Doce Apóstoles, el Patriarca General o Presidente, el Primer Consejo de los Setenta y el Obispado General. Todos los asuntos generales de la Iglesia en lo que concierne a su organización, administración y curso de acción, se hallan bajo la autoridad de la Primera Presidencia. Para facilitar la administración de la obra tan diversa que debe realizarse, la Iglesia se divide en estacas, las cuales a su vez se dividen en barrios. Para cada estaca y barrio se establece una organización del sacerdocio algo parecida a la organización general de la Iglesia como un cuerpo. En la estaca preside una presidencia de estaca, y un obispado en el barrio.
El hombre es un ser complejo. Para poder vivir de acuerdo con sus varias posibilidades debe desarrollarse de acuerdo con cada uno de los aspectos de su existencia, física, mental, moral y espiritual mente. Como la Iglesia está interesada en fomentar el progreso eterno del hombre, se han formado ciertas organizaciones para ayudar al sacerdocio a dar a los miembros de la Iglesia instrucción y experiencia a fin de lograr esa gran tarea. La asignación común de estas organizaciones es ayudar a edificar a los santos. Por lo tanto, son conocidas como organizaciones “auxiliares”, y tienen entre su personal a un gran número de voluntarios que no reciben sueldo y sirven como oficiales y maestros. El desarrollo que logran aquellos que asisten a las organizaciones auxiliares es enorme; el desarrollo de sus oficiales y maestros es relativamente más grande aún. Todo santo de los últimos días, joven o viejo, debería determinarse a aprovechar plenamente las oportunidades de crecimiento que le ofrece la Iglesia por medio de los auxiliares y educarse lo más posible. Esto puede hacerse ya sea asistiendo fielmente como miembro o sirviendo como oficial o maestro en aquellas auxiliares que conducen los programas que convienen a sus necesidades. La asistencia a las varias reuniones realizadas por estas organizaciones auxiliares no se solicita meramente por el bien de la organización ni los “récords” que pueda establecer, sino para la expansión y crecimiento del individuo. Podemos parafrasear así, lo que dijo el Salvador acerca del domingo; “El hombre no es hecho por causa de la organización auxiliar, sino ésta por causa del hombre”.
La Sociedad de Socorro.
Los propósitos de la Sociedad de Socorro son: “Manifestar benevolencia, sin reparar en credo o nacionalidad; cuidar de los pobres, los enfermos y los desafortunados; administrar consuelo don de reine la muerte; ayudar a corregir la moral y fortalecer las virtudes de la vida comunal; elevar la vida humana a su nivel más alto; elevar y ensanchar el horizonte de las actividades y condiciones de la mujer; alentar el amor por la religión, educación, cultura y refinamiento; desarrollar la fe; salvar almas; estudiar y enseñar el evangelio”.
Se ha desarrollado un programa muy diverso, motivado por estos propósitos elevados, el cual abarca los servicios compasivos y otros servicios filantrópicos con respecto al individuo, la familia y la comunidad, promoviendo el desarrollo espiritual y educativo de los miembros de la Sociedad y otros que caigan bajo su influencia.
La Sociedad de Socorro, la más antigua organización auxiliar de la Iglesia, fue organizada como “La Sociedad de Socorro Femenina de Nauvoo”, el 17 de marzo de 1842, por el profeta José Smith en Nauvoo, Illinois, para trabajar bajo la dirección y orientación del sacerdocio. Con la ayuda de los hermanos John Taylor y Willaid Richards, efectuó la organización en un salón que había sobre su tienda, estando presentes dieciocho mujeres. Emma Hale Smith, esposa del profeta, fue elegida como su primera presidenta.
Después de 1847 la Sociedad llegó a ser conocida como la “Sociedad de Socorro Femenina”; en 1872 como la “Sociedad de Socorro”; en 1892, luego de ser incorporada, como la “Sociedad de Socorro Femenina Nacional”; en 1946 su nombre oficial llegó a ser; “La Sociedad de Socorro de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días”. Sin embargo, popularmente, la organización es mejor conocida como la “Sociedad de Socorro”.
Hay sociedades organizadas en todos los estados de los Estados Unidos, en Hawaii, Alaska, Canadá, México, Austria, Alemania, Checoslovaquia, Dinamarca, Suecia, Noruega, los Países Bajos, Bélgica, Francia, Gran Bretaña, Suiza, Finlandia, Líbano Siria, Sudáfrica, Argentina, Brasil, Uruguay, Australia, Nueva Zelandia, Samoa, Tahití, Japón, Corea y Tonga.
En la actualidad la Sociedad de Socorro tiene 156.300 miembros. De este número 36.559 son oficiales o maestras de clases; 60,639 miembros de la Sociedad de Socorro sirven como maestras visitantes.
Aproximadamente 27.280 miembros de la organización cantan en los 1.777 coros de la Sociedad. Cada mes se imprimen cerca de 130.000 copias de la revista de la Sociedad de Socorro.
Quizá no es una coincidencia que el adelanto en los privilegios, derechos y comodidad material de que ahora gozan las mujeres haya comenzado con la organización de la Sociedad de Socorro. Si toda mujer madura de la Iglesia estuviese afiliada activamente a la Sociedad de Socorro, como lo aconsejó el profeta José Smith, todos seríamos más felices.
La Escuela Dominical.
Para poder cumplir plenamente con el cargo que le dio la Primera Presidencia de la Iglesia, la Unión Deseret de la Escuela Dominical trata de lograr el siguiente fin:
«El propósito de la Escuela Dominical es enseñar el evangelio de Jesucristo a todo miembro de la Iglesia.
“Esta enseñanza de la Escuela Dominical debería resultaren el desarrollo de una fe viva en Dios el Padre, en su Hijo Jesucristo y en el Espíritu Santo; y desarrollar un testimonio de que el poder de nuestro Padre ha sido restaurado por él al hombre por medio del profeta José Smith. La prueba de este testimonio se ve en que cada miembro consagra su tiempo, habilidades y posesiones para llevar a cabo en la tierra los propósitos de nuestro Padre, lo cual da como resultado el gozo eterno y la exaltación” (Manual de la Escuela Dominical).
Robert Raikes de Gloucester, Inglaterra, fue el padre del movimiento moderno de la Escuela Dominical. En 1780 inauguró una Escuela Dominical en Sooty Alley. En 1785 se formó en Londres una sociedad de la Escuela Dominical. Las iglesias norteamericanas adoptaron el plan de Raikes y en 1786 empezaron a establecer Escuelas Dominicales.
En Kirtland y Nauvoo se verificaron Escuelas Dominicales. La primera Escuela Dominical de los Santos de los Últimos Días en las montañas Rocosas se efectuó el domingo 9 de diciembre de 1849, en el hogar de Richard Ballantyne, bajo su dirección. Asistieron cerca de 30 alumnos. Al explicar la razón del establecimiento de la escuela, el hermano Ballantyne dijo: “Sentí que para mí el evangelio era demasiado precioso para retenerlo de los niños; éstos deben tener el privilegio de la enseñanza del evangelio, y ése fue el propósito principal: enseñarles el evangelio”. Hoy existen cerca de 4, 000 escuelas dominicales.
En 1866 George Q. Cannon instituyó The Juvenile Instructor. En 1867 se organizó “La Unión de la Escuela Dominical de los Padres”. En 1872 este grupo se convirtió en una organización activa y se realizaron reuniones mensuales. En 1877 se introdujo el Sacramento de la Santa Cena. En 1892 se organizó en la Academia de Brigham Young, en Provo, una clase normal de preparación para los maestros. En 1906 la Clase de los Padres fue adoptada en toda la Iglesia, que fue el comienzo de la instrucción departamental para los adultos en las Escuelas Dominicales de los Santos de los Últimos Días.
En 194 0 los manuales que contenían el curso de estudio de todo el año reemplazaron a los trimestrales que diez años antes habían reemplazado a los bosquejos de las lecciones. En 1941 se instituyó en el curso de estudios de la Escuela Dominical el Departamento de Instrucción Genealógica. En 1944 se introdujeron Suplementos para los Maestros, a fin de ayudarlos en la preparación y presentación de las lecciones.
En la primera Escuela Dominical de los Santos de los Últimos Días hubo cerca de 30 estudiantes y un maestro. En 1953 había 3.647 escuelas con un alistamiento total de 983.025 miembros y 61, 750 oficiales y maestros,
Todo miembro de la Iglesia, no importa cuál sea su posición o responsabilidad en ella, debe sentir que sufriría una pérdida personal irreparable si no fuera participante activo de la Escuela Dominical.
Las Asociaciones de Mejoramiento Mutuo.
En 1869 Brigham Young organizó una Asociación de Mejoramiento Mutuo para las mujeres y jóvenes. Dijo así;
“Hace tiempo que he estado pensando en organizar a las jóvenes de Sion en una asociación para que puedan ayudar a los miembros mayores de la Iglesia, a sus padres y madres, a propagar, enseñar y practicar los principios que hace tanto tiempo vengo enseñando. Es necesario que las jóvenes hijas de Israel obtengan un testimonio viviente de la verdad”.
En 1875, al organizar la Asociación de Mejoramiento Mutuo para los hombres jóvenes, Brigham Young dijo;
“Queremos que os organicéis en asociaciones para el mejoramiento mutuo. Sea la nota principal de vuestra obra el estable cimiento en los jóvenes de un testimonio individual de la veracidad y magnitud de la gran obra de los últimos días; el desarrollo dentro de ellos de los dones que las han sido concedidos por la imposición de las manos de los siervos de Dios; el cultivo del conocimiento y aplicación de los principios eternos de la gran ciencia de la vida”.
En 1922 la Primera Presidencia de la Iglesia hizo esta afirmación:
“Cuando fueron organizadas las Asociaciones de Mejoramiento Mutuo bajo la dirección del presidente Young, se entendió definitivamente que el propósito que ocasionó su organización era proveer los medios por los cuales pudiera enseñarse más efectivamente a los jóvenes y señoritas las doctrinas del evangelio, a fin de que pudieran ganar el testimonio de la veracidad de estas doctrinas y de la divinidad de la misión de José Smith, y que también pudieran desarrollarse los gustos literarios de los jóvenes y sus actividades sociales fueran puestas bajo mejor administración y dirección.”
La comisión dada en 192 3 es la siguiente:
“Las Mesas Directivas de las Asociaciones de Mejoramiento Mutuo para Hombres y Mujeres Jóvenes han recibido la tarea de superentender la obra recreativa de la Iglesia, , Recomendamos que para disponer más adecuadamente del tiempo libre y de las actividades recreativas de las asociaciones auxiliares de la Iglesia, las Asociaciones de Mejoramiento Mutuo y la Asociación de la Primaria asuman la dirección exclusiva de tales actividades con excepción de las actividades recreativas y sociales dentro de las organizaciones, destinadas a promover la amistad dentro de las mismas”.
La Asociación de Mejoramiento Mutuo para los jóvenes conduce anualmente el concurso de basquetbol más grande del mundo.
Durante el período anual comprendido entre 1953-54, hubo un alistamiento total de 219.857 jóvenes y señoritas repartidos en 3.816 organizaciones. El número de oficiales y directores ese año fue de 54.891 o un total de 274.748 hombres y mujeres que participaron en la obra de la A. M. M.
La Asociación de la Primaria.
La Asociación de la Primaria fue organizada el 11 de agosto de 1878 en Faxmington, Utah. Aurelia S, Rogers fue llamada para presidir a un grupo de 215 niños. La primera reunión se verificó el 25 de agosto.
El 31 de agosto de 1954 se hallaban en las listas 187.193 niños. El número total de niños con quienes tuvo que ver la Primaria durante ese año fue de 211.868. El número de oficiales y maestros que ese año sirvieron en la Primaria en 2.905 organizaciones fue de 38.333. El número total de niños y adultos que participaron en la Primara fue de 249.315.
Al cambiar las condiciones y crecer el número de participantes en la obra de la Primaria, aumentó también su esfera de acción, Cada año se observa algún crecimiento y mejora en esta significativa obra para los niños. Los principios del evangelio de Cristo forman la base de la instrucción y actividades de esta organización.
En mayo de 1929 la Primera Presidencia hizo la siguiente asignación:
“Asignamos a la Mesa Directiva de la Asociación de la Primaria y a la Asociación Primaria la responsabilidad de llevar a cabo un programa religioso un día de la semana para los niños de la Iglesia, de los cuatro a los once años de edad inclusive”.
En una carta de la Primera Presidencia, fechada el 16 de octubre de 1928, se hizo una asignación previa con respecto a las actividades recreativas:
“Aprobamos la recomendación de que la Primaria esté a cargo de la conducción o dirección de las actividades recreativas de los niños de la Iglesia desde los cuatro hasta los once años inclusive,
“La asignación adicional de enseñar buenos hábitos de salud está incluida en la enseñanza de la Palabra de Sabiduría y en la dirección de las actividades recreativas”.
En marzo de 1878 la hermana Aurelia Spencer Rogers pensó que debería haber una organización en la cual los niños pudieran aprender “todo lo bueno y cómo comportarse”. La hermana Elisa R. Snow dio su apoyo a esta idea. El presidente John Taylor la aprobó, y John W. Hess, obispo de Farmington, pidió a la hermana Rogers que fuese la primera presidenta de la organización. En ella se incluyó también a las niñas. La hermana Snow sugirió el nombre “Primaria”. Al principio las reuniones se efectuaban todos los sábados en la tarde.
Se enseñaba a los niños a orar, a recordar a los enfermos, a ser honrados y a guardar la Palabra de Sabiduría. Tejían alfombras y cultivaban maíz y otras cosas. Pronto se organizaron Primarias en otros barrios.
En 1880 la hermana Louise B. Felt fue designada presidenta general de las Asociaciones de la Primaria. Se prepararon lecciones y se comenzó a publicar The Children’s Friend en 1902. En 1908 los niños ayudaron a juntar dinero para construir el Edificio del Obispo, en el cual se instalaron las oficinas de la Asociación de la Primaria.
En 1922 se estableció el Hospital de Niños de la Primaria. En 1925 la hermana May Anderson llegó a ser presidenta. También se publicaron libros de lecciones y de actividades.
En 1940 May Green. Hinckley llegó a la presidencia de la Primaria. En 1943 la sucedió Adele Cannon Howells y en 1951 fue elegida para ese cargo LaVern W. Parmley. En 1952 se inauguró el nuevo Hospital de Niños de la Primaria.
Obra Genealógica.
El 13 de noviembre de 1894 la Primera Presidencia de la Iglesia organizó la Sociedad Genealógica de Utah, Sus reglamentos decían que los propósitos de la Sociedad habrían de ser “benevolentes, educativos y religiosos, no siendo su objeto las utilidades pecuniarias; benevolentes en la recopilación, establecimiento y sostenimiento de una biblioteca genealógica para el uso y beneficio de sus miembros y otros; educativos en la diseminación de información con respecto a asuntos genealógicos; religiosos en la adquisición de antecedentes de personas fallecidas, en conexión con las ordenanzas de la religión de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, tal como se entiende esa religión en las doctrinas y disciplina de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días y como ha sido revelada por Dios; y tal sociedad ha de ser conducida de conformidad con las reglas y orden de dicha Iglesia”.
Desde esa época se han organizado comités genealógicos en todas las estacas y barrios y en casi todas las misiones, para llevar adelante los propósitos enunciados en los reglamentos de la Sociedad, Los Comités Genealógicos de los barrios y ramas ayudan a los demás por medio de visitas.
Se estableció la biblioteca requerida por los reglamentos y ha crecido a tal grado que en la actualidad contiene cerca de 50.000 volúmenes impresos en microfilm. Si estuviesen impresos en forma de libros llenarían cerca de 170.000, 000 páginas. La biblioteca que se encuentra en Lago Salado es visitada diariamente hasta por 470 personas.
En noviembre de 1944 se cambió el nombre de la Sociedad por el de la Sociedad Genealógica de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Como su responsabilidad abarca a toda la Iglesia, muchos miembros de esta última son socios activos de la Sociedad. En la actualidad la Mesa Directiva está constituida en la siguiente forma:
Presidente y Tesorero: Joseph Fielding Smith
Vicepresidente, Mark E. Petersen
Secretario, Archibald F. Bennet
Directores, los antedichos y A. William Lund,
El Ray L. Christiansen y L. Garret Myers.
El profeta José Smith estableció claramente que nuestros muertos no pueden salvarse sin actividad de nuestra parte en beneficio de ellos. Igualmente aclaró que no podemos salvarnos sin nuestros muertos. Por lo tanto, corresponde a cada miembro de la Iglesia hacer la mayor cantidad posible de investigación genealógica por sus muertos, Todos debemos aprovechar la ayuda y servicios que puede ofrecernos la Sociedad Genealógica de la Iglesia.
Publicaciones de la Iglesia.
Cada una de las organizaciones auxiliares de la Iglesia presta un valioso servicio a la Iglesia en general publicando una revista mensual. Las Asociaciones de Mejoramiento Mutuo tienen como órgano oficial la Improvement Era. La Unión Desert de la Escuela Dominical Publica The Instructor. The Children’s Friend, publicadapor la organización de la Primaria, se califica fácilmente como una de las mejores revistas para niños que existen, The Relief Society Magazine merece su popularidad en la Iglesia por su buena obra literaria y sugestiones prácticas para aquellos que se ocupan en aliviar a los que sufren. La Sociedad Genealógica edita un boletín mensual de particular interés para aquellos que se dedican a investigaciones genealógicas.
Reconociendo la necesidad de alguna publicación en español para los numerosos miembros de la Iglesia que hablan esa lengua, la Presidencia de la Iglesia, optó en 1955 por darles una publicación en su propio idioma, a la cual se dio el nombre de Liahona, que ha sido tomado del Libro de Mormón. Esta revista, distribuida en las 7 misiones de habla española que en la actualidad hay en la Iglesia, contiene los mejores artículos seleccionados de las publicaciones ya mencionadas, además de noticias de interés local que se envían a la redacción de la revista,
Preparación de los maestros
En el momento de escribirse este libro se calcula que hay 201.533 personas que trabajan como oficiales y maestros en las organizaciones auxiliares. Si añadimos el número de hombres que sirven como maestros visitantes (104.043) y el número de mujeres que sirven como maestras visitantes de la Sociedad de Socorro (60.639), el número total se eleva a 366.215 personas. Muchos santos de los últimos días del número citado tienen más de un cargo; pero aún si hiciésemos un descuento liberal por esta duplicación, el número total de hombres y mujeres de la Iglesia que directa o indirectamente son responsables de la enseñanza que se imparte en la Iglesia todavía seria tremendo. Como necesariamente debe haber muchos cambios en estos llamamientos, es necesario que la Iglesia mantenga un sistema de preparación para todos los que han de ser maestros del evangelio de Jesucristo.
Sería poco económico, y a la vez poco práctico, que cada organización tuviese clases de habilitación sólo para sus propios maestros. Por lo tanto, las Autoridades Generales han designado a la Escuela Dominical para que en representación de todas las organizaciones de la Iglesia establezca y conduzca una clase de habilitación de maestros en cada barrio, rama, estaca o región donde sea factible hacerlo. Esta clase tiene por objeto alistar cada año a aquellos miembros de la Iglesia que desean adquirir la información y habilidad necesarias para llegar a ser buenos maestros. Los graduados de este curso de instrucción serán asignados a posiciones en los barrios o estacas, o en el sacerdocio y las varias organizaciones auxiliares que necesitan maestros hábiles.
He aquí una excelente oportunidad para muchos de nosotros que deseamos mejorar la calidad del servicio que prestamos en la Iglesia. En la clase de habilitación podemos llegar a familiarizarnos con las prácticas y principios de la buena enseñanza no sólo los hombres y mujeres jóvenes, tan jóvenes aún que necesitan estudiar para sí el evangelio en una o más de las organizaciones auxiliares, sino también para las personas adultas que por diferentes razones no han tenido la buena fortuna de enseñar previamente en la Iglesia. Tal estudio nos dará confianza al cumplir con futuras asignaciones en la Iglesia, Quizá entre los mismos hermanos y hermanas que están estudiando en la clase de Doctrina del Evangelio hay algunos cuyas responsabilidades presentes para con su hogar y su familia no les impedirían aceptar una posición de enseñar en la Iglesia.
Ninguna actividad de la Iglesia trae un sentimiento de satisfacción más pronunciada que el conocimiento de que estamos enseñando el evangelio en una forma eficaz. Poner nuestro corazón y alma para ayudar a otros a comprender los principios de salvación es una forma admirable de demostrar que realmente amamos a nuestro prójimo. Además, el desarrollo intelectual que ganamos al instruir a los otros es mayor y se adquiere más rápidamente que el que ganamos estudiando sólo para mejorarnos personalmente.
“Y os mando que os enseñéis el uno al otro la doctrina del reino. . .
“Y por cuanto no todos tienen fe, buscad diligentemente y enseñaos el uno al otro palabras de sabiduría; sí, buscad palabras de sabiduría de los mejores libros; buscad conocimiento, tanto por el estudio como por la fe” (D. y C. 88: 77, 118).
























